Pasiones efímeras

Es un infierno la noche, pocas estrellas esta la visitan, la luna no llegó a su encuentro, la

vegetación duerme inmóvil y el aire que se respira no es más que la definición del calor
en persona.

Típico escenario de una típica noche de verano agonizante descrita por un típico
escritor mediocre.

Moribunda noche veraniega, se escurren asfixiadas tus nubes por el calor

amenazante, como se disipa entre mis dedos tu presencia amenazada por el echo de no
volverte a ver.

Apagan las estrellas su brillo por no querer escuchar los ardientes deseos de los
amantes emborrachados y no veo la constelación de tu cara esta triste noche. Arremete
el calor y quema el olor de tu piel; el que dejaste en el aire desde aquella noche. Llegan
hasta mis reflejos de lejanos relámpagos que rompen los oxidados y pocos recuerdos
que guardo de ti.

Y me entrego a aquel sofocante escenario como el suicida se entrega a la muerte.

Pero no me dejo envolver demasiado, pues, después de todo respiro una pequeña ráfaga
de aire fresco, respiro la frescura de un quizás.

Domingo 20/08/2006