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La Mendoza es la mujer con la que en sagrada unión convivo. La que mis

anhelos calma y orienta mis sentidos. El amor de mi vida y la vida de mi amor. Pero«

cuando pienso en que cambiaria, si pudiera vivir mi vida otra vez, pienso en adulterar.

En otro amor secreto que quisiera consumar. Pero no piensen que es meramente

carnal, otra mujer que con La Mendoza venga a rivalizar. De monógamo a bígamo

cambiar.

Juro que de vivirla de nuevo, junto a ella quisiera estar. Pero como «la otra», la

que mis ansias complemente y mis musas me haga expresar. Sin reparar en las

injurias que de ella se ha podido hablar. No importa su fama de promiscua, de que

digan que sin pudor se deja manosear por viejos, hombres y niños, y que en lésbica

relación la he de encontrar. Yo « de su cintura no me quisiera despegar.

Y que cintura« sinuosa, que pocas pudieran ostentar. Curvas que en tantos

hombres, de poseerla, deseos ha podido provocar. Española de cuello jiraffal, que cual

reina erguida, al escucharla, cualquier hombre voltea a mirar.

Aunque en mis brazos la he tenido no la he sabido tratar. Aun pagando no he

podido conseguir que en que mis caricias la hagan vibrar, Mis ya temblorosas manos

quedos quejidos disonantes he logrado sacar. A esa cuando la veo, sólo viene a mi

mente por que espere tanto para poderla abrazar.

No siempre la desee. Fue en mis más calmados días, que su voz me encanto.

No« no fue su voz, fue canto. Canto melodioso que despertó en mi sentimientos de
divina admiración y diabólica pasión. Hubiera querido con ella más tiempo pasar y si

algo he de cambiar, seria que de niño, por ella dejarme arrullar. Crecer conociendo sus

secretos y cual maestro hasta de arpegiar sus cabellos, cual melodía, hacerla suspirar.

Pero a La Mendoza no la he de cambiar.

Pero hoy como un fisgón« me complazco cuando otro tocándola está. Viendo

como en loca excitación y descontrolado frenesí, la aprieta, la golpea, la estrangula.

Haciéndola sollozar rítmicos suspiros ³por amar´. Ver que potentes hombres la hacen

gemir trémulos sollozos que solo comprende los que como yo saben amar. ¡Y yo

soñando en poderlos igualar!

Por eso de si volver a vivir mi vida pudiera realizar, que me perdone Dios por tan

impúdico pecado, el sacro lecho contaminar.

Pero ya es tarde y solo puedo junto a otros, sus virtudes anhelar. Fursia, que con

tantos a llegado a intimar; Segovia, Pujol, Romero, Feliciano, Shakira, por solo algunos

mencionar«y yo. Yo que cuando mi consorte duerme, en algunas noches de llena

luna, corro a tratarla de conquistar« aunque cual licántropo quisiera su cuerpo devorar.

Pues quisiera algún día, de los labios de mí amada, vítores arrancar« mientras sus

ojos ven como mis desenfrenadas caricias a «la otra» hago temblar. Y no por morbo

pues con tal ejecución solo quiero acordarle« que como a ella, a nadie podría amar.

Si mi vida vivirla otra vez pudiera, «la otra», seria mi primer amor. Pero con ella

conquistaría a la que es mi esposa hoy. Para vivir en delirio bacanal « La Mendoza, la

guitarra y yo.

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