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1. ¿Qué es?
2. ¿Por qué se produce?
3. ¿Cuáles son los síntomas?
4. Si un niño es disléxico, ¿cómo se le puede ayudar?
¿Qué es?
La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa es una alteración de las
zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones.
Se le atribuye una base genética y no está relacionada con su inteligencia.
Sus manifestaciones son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño,
porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el
habla. Incluso en la etapa preescolar se pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la
motricidad, la percepción y la falta de madurez en general, por lo que, sabiendo que no se cura sólo con el
paso del tiempo, se requiere un diagnóstico temprano para ayudar al niño oportunamente. Por ello, los padres
y los educadores no deben dudar en consultar al pediatra antes las primeras sospechas de dislexia.
Para entender qué ocurre en el cerebro de un niño con dislexia, conviene explicar de manera sencilla cómo
funciona éste y cómo se lleva a cabo el proceso de la lectura:
El cerebro humano está formado por dos hemisferios (mitades), derecho e izquierdo, que se comunican entre
sí. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones. El hemisferio izquierdo se ocupa de los procesos
del lenguaje, mientras que el derecho se especializa en la información visual y espacial. Además, no trabajan
exactamente del mismo modo, sino que el hemisferio izquierdo procesa la información secuencialmente, o
sea, unos datos tras otros, mientras que el derecho lo hace simultáneamente, o sea, muchos datos a la vez.
Al leer, se combinan los dos tipos de estrategias en el manejo de la información por ambos hemisferios. Pero
en los niños disléxicos, se produce una disfunción -un fallo- en el hemisferio izquierdo y se ve afectada la
velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al niño para procesar cambios rápidos de
estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.
Conocer cuál es la alteración concreta que causa la dislexia es más difícil. Actualmente, los estudios se
centran en la relación existente entre el lenguaje hablado y el escrito, intentando comprender la relación
pronunciación-escritura y la automatización durante la lectura. Como puede que no haya una única alteración
Para que un niño sea disléxico no hace falta que presente todas los síntomas que a continuación se detallan,
aunque tampoco lo es por presentar sólo alguno de ellos:
o Desarrollo lento del vocabulario y retraso en el desarrollo del habla con dificultades para
o Retraso para memorizar los números, el abecedario, los días de la semana, los colores y las
formas.
sílabas.
o Confunde derecha e izquierda y escribe en espejo.
o Tiene problemas acerca del tiempo y no logra saber hora, día, mes y año.
lee mal.
o Muestra dificultades en organizar el espacio, sus materiales de trabajo, y sus pensamientos
al escribir o al hablar.
o No logra planificar su tiempo ni tiene estrategias para terminar a tiempo sus tareas.
o No funcionan sus habilidades sociales y no logra hacer amigos ni entender las discusiones.
Ante la sospecha de los padres o los educadores lo más adecuado es consultar, por ejemplo, con el pediatra.
Para hacer un diagnóstico preciso y valorar el caso particular de cada niño será necesaria la participación de
otros profesionales como un psicopedagogo, especialista que se ocupa de los problemas del aprendizaje.
Aunque cada niño tendrá unas necesidades particulares, los padres pueden encontrar útiles algunas
estrategias de apoyo al niño con dislexia:
1. Busque ayuda de profesionales cualificados para sentirse seguro y saber en qué situación se
encuentra su hijo.
2. Intente hacer de su hogar un lugar sereno y alentador: para el niño puede resultar desalentador sufrir
dislexia.
3. Procure que su hijo se destaque en alguna otra actividad, ya sea deporte, música, dibujo, etc.,
mostrándole que puede tener éxito en otra faceta de su vida.
4. Nunca hable de sus dificultades o fracasos, sin incluirlo en la conversación y pedirle su parecer.
5. Elogie siempre sus fortalezas e insista en sus habilidades particulares.
6. Recuerde que su hijo necesita, como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina
y libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dislexia.
7. Hable con su hijo sobre su problema y escuche sus propuestas y decisiones.
1. Ayúdele con sus deberes o busque un docente que pueda aportar esa ayuda.
2. Puede utilizar códigos de color para marcar todos los libros y pertenencias de su hijo, a fin de que su
niño los reconozca rápidamente.
3. Favorezca las aptitudes y enséñele a su niño a preparar y vaciar su cartera y a organizar el material.
4. Lea todos los días con su hijo las tareas y libros de su interés, explicándole el significado de las
palabras nuevas y la comprensión del texto.
5. Utilice la tecnología para ayudarlo: agendas electrónicas, procesadores de texto, correctores de
ortografía, diccionarios y calendarios informatizados. Hay programas muy útiles que podrá utilizar.
6. Ya que su niño tiene problemas con la memoria repetitiva, ayúdelo, y si le pregunta sobre temas
escolares referido a gramática, ortografía o cálculo, no dude en darle respuesta tantas veces como
sea necesario.
7. Disponga de tiempo para escuchar a su hijo, tendrá oportunidad de saber cómo fue su día y saber
sus preocupaciones. Se trata de compartir y escucharle con simpatía.
Si tiene oportunidad reúnase o establezca contacto con grupos de padres de niños con dificultades similares.