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Fractura de tobillo

En los últimos 30 años, los médicos han notado un incremento en el número y


gravedad de fracturas de tobillos, debido en parte a una población mayor y activa de
"baby boomers". En 2003, casi 1.2 millones de personas fueron a las salas de
urgencia por problemas en los tobillos. El tobillo en realidad involucra dos
articulaciones, una sobre la otra. Un tobillo fracturado puede involucrar uno o más
huesos, y también lesiones en los tejidos conectivos circundantes (ligamentos).

Anatomía del tobillo

La articulación superior del tobillo está compuesta por tres huesos:

 hueso inferior de la pierna (tibia).


 el otro hueso de la parte inferior de la pierna (fíbula).
 el hueso del tobillo (talus).

Los huesos de la pierna forman una cavidad circular alrededor de la parte superior del
hueso del tobillo. Esto permite el movimiento del pie hacia arriba y hacia abajo.

Justamente debajo de la articulación del tobillo está otra articulación (subtalar), donde
el hueso del tobillo se conecta al hueso del talón (calcáneo). Esta articulación permite
que el pie se mueva de un lado al otro. Tres grupos de tejidos fibrosos conectan los
huesos y dan estabilidad a ambas articulaciones. Las protuberancias óseas que usted
puede sentir a los lados de los tobillos son los extremos inferiores de los huesos de la
pierna. La protuberancia en el lado exterior del tobillo (maléolo lateral) es parte de la
fíbula; la protuberancia más pequeña en el lado interior del tobillo (maléolo medio) es
parte de la tibia.

Cuando ocurre una fractura

Cualquiera de estos tres huesos que forman la articulación del tobillo puede quebrarse
como resultado de una caída, un accidente automovilístico o cualquier otro
traumatismo en el tobillo.

Como una distensión muscular aguda puede a veces ocultar los síntomas de un tobillo
fracturado, cada lesión de tobillo debe ser examinada por un médico. Los síntomas de
un tobillo fracturado incluyen:

 Dolor intenso e inmediato.


 Inflamación.
 Hematomas.
 Sensibilidad al tacto.
 Imposibilidad de soportar el peso sobre el pie lesionado.
 Deformidades, particularmente si hay una luxación y una fractura.

Una fractura de tobillo también puede involucrar daños en los ligamentos. Su médico
ordenará radiografías para encontrar el lugar exacto de la fractura. A veces, una
tomografía computarizada (CT) o un examen de hueso también será necesario.

Tratamiento y rehabilitación

Si la fractura es estable (no hay daños en los ligamentos o la articulación de mortaja),


puede tratarse con un yeso para la pierna o un aparato ortopédico. Inicialmente, puede
aplicarse un yeso largo, que más tarde se reemplazará por un yeso corto para caminar.
Una fractura de tobillo tarda al menos 6 semanas en soldar y pueden pasar varios
meses antes que pueda volver a practicar deportes a su nivel competitivo. Su médico
probablemente programará unas radiografías adicionales mientras el hueso cicatriza,
para asegurarse de que cambios o presiones sobre el tobillo no alteren la posición del
hueso. Si hay lesiones de ligamentos o si la fractura creó un fragmento de hueso
suelto que pudiera irritar la articulación, requerirá cirugía para unir los huesos para
que suelden apropiadamente. El cirujano puede usar una placa, metal o tornillos,
presillas absorbibles o bandas de tensión para mantener los huesos en su lugar.
Generalmente hay pocas complicaciones, pero existe un riesgo mayor para los
pacientes diabéticos y fumadores. Luego, el cirujano preparará un programa de
rehabilitación y fortalecimiento. Los ejercicios de movimiento son importantes, pero
también no recargar de peso el tobillo. Un niño que se fractura un tobillo debe ser
revisado regularmente por hasta 2 años para comprobar que el crecimiento prosigue
sin malformaciones ni longitud dispareja de las piernas.

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Fractura del talus

El talus es un hueso pequeño que se apoya entre el hueso del talón (calcáneo) y los
dos huesos de la parte inferior de la pierna (tibia y fíbula). Tiene una forma curva
extraña, similar a la de una tortuga. Los huesos de la parte inferior de la pierna
"andan" sobre la parte superior y alrededor de los lados para formar la articulación
del tobillo. Donde el talus se encuentra con los huesos del pie, forma la articulación
subtalar, la cual es importante para caminar sobre suelo desnivelado. El talus es un
conector importante entre el pie y la pierna y el cuerpo, ya que ayuda a transferir peso
y fuerzas de presión a través de la articulación del tobillo.

La mayoría de las lesiones en el talus son resultado de accidentes de vehículos de


motor, aunque las caídas de grandes alturas también pueden lesionarlo. Estas lesiones
están frecuentemente asociadas a lesiones en la parte inferior de la espalda. Un
número en aumento de fracturas del talus proviene de la práctica de snowboarding o
deslizamiento sobre nieve, donde se usan unas botas blandas que no son lo
suficientemente rígidas para prevenir lesiones de tobillos.

Señales y síntomas

La mayoría de las fracturas del talus están marcadas por:

 Dolor intenso.
 Imposibilidad de soportar peso.
 Inflamación y sensibilidad considerables.

Una fractura que atraviesa la piel tiene un mayor riesgo de infección. Las fracturas
del talus ocurridas por snowboarding pueden confundirse con distensiones
musculares debido a la sensibilidad del lado externo del tobillo y grandes hematomas.

Diagnóstico

Su médico examinará el pie y el tobillo, y le pedirá que describa cómo se produjo la


lesión. También ordenará radiografías de pie y tobillo. En algunos casos, las
radiografías no mostrarán las fracturas, por lo que habrá que recurrir a una tomografía
computarizada (CT). Estas pruebas de diagnóstico ayudarán a localizar la fractura.
También mostrarán si los huesos aún están alineados (fractura sin desplazamiento) o
si cambiaron de posición (fractura con desplazamiento). Cualquier fragmento de
hueso suelto que deba ser extraído también podrá identificarse.

Su médico revisará el funcionamiento de los nervios del pie para estar seguro de que
no sufren daños. También observará que haya un suministro de sangre adecuado hasta
los dedos y que la presión no se acumule en los músculos del pie (síndrome de
compartimiento).

Tratamiento

Una fractura de talus que no se atienda o no suelde apropiadamente le creará


problemas más tarde. El funcionamiento del pie quedará afectado, desarrollará artritis
y dolor crónico y el hueso puede colapsar.

El tratamiento inmediato de primeros auxilios para una fractura del talus consiste en
aplicar un entablillado bien acolchado alrededor de la parte posterior del pie y de la
pierna desde el dedo hasta la parte superior de la pantorrilla. Eleve el pie sobre el
nivel del corazón y aplique hielo durante 20 minutos cada hora o dos hasta que pueda
ver a un médico. No se apoye sobre el pie.

En casos raros, una fractura de talus puede tratarse sin cirugía si las radiografías
muestran que los huesos no han sido desplazados de su alineación. Tendrá que usar
un yeso de 6 a 8 semanas como mínimo y no podrá apoyarse sobre el pie durante ese
período. Luego, su médico le prescribirá algunos ejercicios para ayudar a restablecer
la variedad de movimientos y la fuerza del pie y el tobillo. La mayoría de las fracturas
de talus requieren cirugía para minimizar complicaciones posteriores. El cirujano
ortopédico alineará los huesos y usará tornillos de metal para mantener las partes en
su lugar. Si hay pequeños fragmentos de hueso, puede extraerlos y usar microinjertos
de hueso para restablecer la integridad estructural de la articulación.

Después de la cirugía, el pie debe llevar un yeso de 6 a 8 semanas y no podrá


apoyarse sobre ese pie por 3 meses como mínimo. A medida que los huesos
comiencen a soldar, el ortopédico puede ordenar radiografías o examen de resonancia
magnética (MRI) para determinar si el suministro de sangre hacia el hueso está
regresando. Si el flujo de sangre se interrumpe, el tejido del hueso puede morir, lo
que se denomina necrosis avascular u osteonecrosis. Esta afección pudiera producir el
colapso del hueso. Incluso si los huesos sueldan correctamente, puede aún
experimentar artritis en los años venideros. La mayor parte del talus está cubierta de
cartílago articular, lo que permite que los huesos se muevan con facilidad en contacto.
Si se daña el cartílago, los huesos se rozan y producen dolor y rigidez. Los
tratamientos para la artritis incluyen modificaciones de actividad, ortesis de tobillo-
pie, fusión de articulación, microinjerto de huesos y reemplazo de tobillo.

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Fracturas del talón

No es fácil fracturarse el hueso del talón (calcáneo). Como es necesaria mucha fuerza,
como un accidente automovilístico o una caída de grandes alturas, también puede
estar acompañada de otras lesiones, especialmente de la espalda.

Señales y síntomas

 Dolor.
 Imposibilidad de soportar peso.

El dolor puede estar centrado en el lado externo del tobillo, justamente debajo del
hueso de la parte inferior de la pierna (fíbula). O puede concentrarse en la piel del
talón, particularmente cuando trate de apoyarse sobre ese pie. El pie puede inflamarse
y ponerse rígido. Consulte con su médico de inmediato, porque si el hueso suelda
incorrectamente, tendrá problemas graves después.

Diagnóstico de una fractura de talón


El médico tratará de localizar el área de dolor y sensibilidad. Probablemente usted
necesitará varias radiografías del área del talón y el tobillo. Un examen de tomografía
computarizada (CT) también puede ser útil. Si también le duele la espalda, su médico
recomendará radiografías de la parte inferior de la espalda para determinar si hay
alguna fractura allí.

Los nervios que dan sensación y movimiento al pie pasan cerca del hueso del talón.
Su médico revisará el funcionamiento de los nervios para estar seguro de que no haya
daños. También revisará que haya un suministro de sangre adecuado a los dedos y
que la presión no se acumule en los músculos del pie (síndrome de compartimiento).

Tratamiento de las fracturas de talón

Si los fragmentos de un hueso quebrado no han sido desplazados de su lugar por la


fuerza de la lesión, es posible que no necesite cirugía.

 Será necesario que eleve el pie sobre el nivel de su corazón y envuelto en un


vendaje integral y voluminoso para evitar que los huesos cambien de posición.
 Bolsas de hielo, aplicadas durante 20 minutos cada una o dos horas, pueden
ayudar a reducir la inflamación y el dolor.
 Su médico puede aplicar un entablillado hasta que ceda la inflamación del
área afectada, lo que puede tardar de 1 a 3 semanas. Luego el médico pudiera
entregarle una tablilla desmontable y recetarle algunos ejercicios para
mantener la flexibilidad y el movimiento.

No podrá apoyarse sobre el pie hasta que el hueso suelde por completo, lo que tomará
de 6 a 8 semanas y quizás más.

Tratamiento quirúrgico

Si los huesos se mueven de su lugar (una fractura con desplazamiento), lo más


probable es que necesite cirugía. Una placa de metal y tornillos pequeños se utilizan
para mantener los huesos en su lugar. Un microinjerto de hueso puede usarse para
ayudar a soldar las fracturas. La incisión se vendará y se aplicará una tablilla hasta
que se cure el hueso. Luego, se le entregará una tablilla desmontable para que pueda
comenzar a ejercitar la articulación. No podrá apoyarse sobre el pie por
aproximadamente 10 semanas después de la cirugía. Cuando comience a caminar, es
posible que necesite usar un bastón y una bota especial. La lesión puede tardar un año
en curarse por completo. Según el tipo de trabajo que tenga, es posible que no pueda
reanudar sus actividades. Debido a la gran fuerza que provocó la fractura del hueso
del talón, incluso si su fractura se cura correctamente, es posible que el pie no
recupere el estado anterior a la lesión. Pudiera seguir experimentando rigidez y es
posible que necesite usar una almohadilla, un dispositivo de elevación o un molde
para talón, así como calzado especial con espacio adicional en el compartimiento de
los dedos.

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Fractura de Lisfranc (mediopié)

¿Alguna vez le cayó una caja pesada sobre el empeine de un pie? ¿O se tropezó
accidentalmente en un pequeño agujero, se cayó y se torció un pie? Estos dos
accidentes comunes puede producir la luxación y fractura de Lisfranc del mediopié.
Esta fractura lleva el nombre del médico francés que inicialmente describió la lesión.

Las lesiones de Lisfranc ocurren en el mediopié, donde un grupo de huesos pequeños


forman un arco en la parte superior del pie entre el tobillo y los dedos. De esta
agrupación, 5 huesos largos (metatarsianos) se extienden hasta los dedos. El segundo
metatarsiano también se extiende hasta la fila de huesos pequeños y funciona como
una fuerza de estabilización. Los huesos se mantienen en su lugar por tejidos
conectivos (ligamentos) que se extienden a través y hacia abajo del pie. Sin embargo,
no hay tejido conectivo que sujete el primer metatarsiano con el segundo
metatarsiano. Una caída con torcedura puede fracturar o mover (luxar) estos huesos
de su lugar.

Señales y síntomas

Las luxaciones y fracturas de Lisfranc se confunden frecuentemente con esguinces.


La parte superior del pie puede estar inflamada y adolorida. También puede presentar
hematomas. Si la lesión es grave, es posible que no pueda apoyarse sobre el pie. Las
lesiones de Lisfranc a menudo son difíciles de ver en las radiografías. Las lesiones de
Lisfranc no detectadas pueden traer serias complicaciones, como la degeneración de
la articulación y el síndrome de compartimiento, una acumulación de presión dentro
de los músculos que puede dañar las células nerviosas y los vasos sanguíneos. Si el
tratamiento estándar para esguinces (descanso, hielo y elevación) no reduce el dolor y
la inflamación en un día o dos, consulte a su médico para que lo remita a un
ortopédico.

Diagnóstico

El ortopédico examinará el pie en busca de indicios de lesión. Pudiera mantener el


talón estable y mover el pie en círculos. Este movimiento produce un dolor mínimo si
es un esguince pero mucho dolor si se trata de una lesión de Lisfranc. Si la radiografía
inicial no muestra la lesión, el ortopédico ordenará otras vistas, incluso vistas de
comparación del pie no lesionado y estrés o radiografías con soporte del peso. En
algunos casos, una tomografía computarizada (CT) o imagen de resonancia magnética
(MRI) podrían ser necesarios para confirmar el diagnóstico.

Tratamiento

El tratamiento para la lesión de Lisfranc depende de la gravedad de la lesión. Si los


huesos se desplazan de su posición, probablemente tendrá que usar un yeso y no
apoyarse en el pie por aproximadamente 6 semanas. Cuando se extraiga el yeso,
pudiera usar un soporte de arco rígido. Su ortopédico también le recomendará
ejercicios para los pies con el fin de desarrollar fortaleza y ayudar a restablecer la
variedad completa de movimientos.

A menudo, la cirugía es necesaria para estabilizar los huesos y sostenerlos en su lugar


hasta que suelden por completo. Clavos, alambres o tornillos pueden utilizarse.
Luego, tendrá que usar un yeso y limitar el peso del cuerpo sobre el pie de 6 a 8
semanas. Se le pudiera pedir que use un soporte para caminar cuando se extraigan los
dispositivos de fijación. Además, pudiera tener que usar un soporte de arco y calzado
con suela rígida hasta que los síntomas hayan desaparecido. En algunos casos, si se
manifiesta una artritis en estas articulaciones, los huesos quizás tengan que
fusionarse.

Es importante que siga las indicaciones del médico y evite actividades hasta que se lo
permitan. Si regresa a sus actividades demasiado pronto, pudiera sufrir fácilmente
otra lesión, con peligro de daños a los vasos sanguíneos, manifestación de artritis e
incluso un tiempo más prolongado de curación.

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Fracturas por de pie y tobillo por desgaste

Las fracturas por estrés son un tipo de lesiones producidas por abusos. Estas pequeñas
grietas en los huesos se desarrollan cuando los músculos se fatigan y ya no pueden
absorber los impactos repetidos del funcionamiento. Cuando esto sucede, los
músculos transfieren el estrés a los huesos, lo que crea una grieta pequeña o fractura.

Las fracturas por estrés también pueden producirse con actividades normales si la
osteoporosis o cualquier otra enfermedad debilita los huesos y los hace vulnerables. A
menudo estas fracturas se denominan "fracturas por insuficiencia" debido a que no
hay suficiente tejido óseo para soportar el estrés normal de las actividades diarias.

La mayoría de las fracturas por estrés se producen en los huesos del pie que soportan
peso y la parte inferior de la pierna. El área más comúnmente afectada es el segundo
o tercero de los huesos largos (metatarsianos) situados entre los dedos y el mediopié.
Las fracturas por estrés también pueden producirse en el talón, el hueso externo de la
parte inferior de la pierna (fíbula) y el navicular, un hueso situado en la parte superior
del mediopié.

¿Quiénes están en riesgo?

 Los atletas que participan en deportes de alto impacto, como carreras de


campo y pista, baloncesto, gimnasia, ballet o tenis.
 Los adolescentes cuyos huesos aún no se han fortalecido por completo.
 Mujeres, particularmente atletas, que tienen ciclos menstruales anómalos o la
ausencia de éstos, lo que puede provocar la disminución de la masa ósea.
 Los reclutas militares que repentinamente deben cambiar una vida de civil
sedentaria por un régimen de entrenamiento más activo.

Causas de las fracturas por estrés

Hacer demasiado muy pronto es una causa común de las fracturas por estrés. Los
corredores confinados a espacios interiores durante la mayor parte del invierno que
reanudan sus actividades donde las dejaron al fin de la temporada anterior. En vez de
comenzar lentamente, tratan de igualar su marca anterior. El resultado puede ser
fracturas por estrés en el pie y el tobillo.

Equipo deportivo incorrecto, como calzado muy gastado o rígido, también puede
contribuir a fracturas por estrés. Un cambio de superficie, como de una cancha de
tenis sobre césped a una de arcilla o de una pista de carreras interior a otra al aire
libre, puede aumentar el riesgo de fracturas por estrés. Errores en entrenamiento o
técnicas son otra causa de fracturas por estrés. Algunas afecciones, como pies planos
o juanetes, pueden cambiar los mecanismos del pie y aumentan la probabilidad de
que ocurran fracturas por estrés.

Las fracturas por estrés por insuficiencia se producen cuando el hueso es débil.
Afecciones como la osteoporosis reducen la densidad y calidad de la materia ósea,
por lo tanto aumenta el riesgo de fractura. Las atletas que experimentan
menstruaciones ausentes o irregulares también pueden tener una densidad de hueso
disminuida y más riesgo de fracturas por estrés.

Señales y síntomas

 Un dolor que se presenta gradualmente, aumenta actividades de soporte de


peso y disminuye con descanso.
 Inflamación en la parte delantera del pie o en la parte externa del tobillo.
 Sensibilidad al tacto en el lugar de la fractura.
 Posibles hematomas.
Diagnóstico de una fractura por estrés

Si sospecha que tiene una fractura por estrés en el pie o el tobillo, interrumpa la
actividad y descanse el pie. No dar importancia al dolor puede tener graves
consecuencias y el hueso puede quebrarse por completo. Aplique una bolsa de hielo y
eleve el pie sobre el nivel de su corazón. Evite apoyarse sobre el pie hasta que vea un
médico.

Las fracturas por estrés son difíciles de ver en las radiografías hasta que empiezan a
curarse en realidad. Su ortopédico puede recomendarle un escaneado de hueso, que es
más sensible que una radiografía y puede detectar tempranamente las fracturas por
estrés.

Tratamiento de las fracturas por estrés

El tratamiento dependerá del lugar de la fractura por estrés. La mayoría de las


fracturas se curarán si reduce el nivel de actividad y usa un calzado protector de 2 a 4
semanas. Su ortopédico puede recomendarle que use calzado con suela rígida,
sandalias con suela de madera o calzado ortopédico corto desmontable para fracturas
de pierna. Los atletas deben practicar deportes que ejerzan menos tensión sobre el pie
y la pierna. Nadar y andar en bicicleta son dos buenas actividades alternativas.

Las fracturas por estrés producidas en el quinto metatarsiano (en el lado externo del
pie) o en los huesos talus o navicular tardan más tiempo en curarse, quizás de 6 a 8
semanas. El ortopédico puede aplicar un yeso en el pie o recomendarle que use
muletas hasta que el hueso suelde. En algunos casos, pudiera necesitar una cirugía
para que el ortopédico pueda insertar un tornillo en el hueso para asegurar la curación
apropiada.

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Fracturas de los dedos del pie y antepié

Casi un cuarto de todos los huesos del cuerpo se encuentran en los pies, lo que le da
soporte y movimiento. Un hueso fracturado en el antepié (metatarsianos) o en uno de
los dedos (falanges) es a menudo doloroso, pero pocas veces deja incapacitada a una
persona. Generalmente, estas lesiones se curan sin tratamiento quirúrgico.

Tipos de fracturas

Las fracturas por estrés a menudo ocurren en los huesos del antepié que se extienden
desde los dedos hasta el área media del pie. Las fracturas por estrés son como
pequeñas grietas en la superficie del hueso. Pueden ocurrir con el aumento repentino
de entrenamientos (como correr o caminar distancias más largas o por más tiempo),
técnicas incorrectas de entrenamiento o cambios en las superficies de entrenamiento.
La mayoría de los otros tipos de fracturas se extienden a través del hueso. Pueden ser
estables (sin desplazamiento en la alineación del hueso) o desplazadas (los extremos
del hueso o están más alineados). Estas fracturas generalmente son resultado de
traumas, como la caída de un objeto pesado sobre el pie o una torcedura. Si el hueso
fracturado no atraviesa la piel, se denomina fractura cerrada.

Diversos tipos de fracturas se producen en el hueso del antepié del lado del dedo
pequeño (quinto metatarsiano). Las bailarinas de ballet pueden fracturarse este hueso
en un tropezón o una caída cuando están en puntas de pie. Una torcedura de tobillo
puede causar un desgarramiento en el tendón que se une a este hueso y astillar un
pequeño fragmento del hueso. Una lesión más grave en la misma área es la fractura
de Jones, que se produce cerca de la base del hueso e interrumpe el flujo de la sangre
hacia el hueso. Esta lesión puede tardar más tiempo en curarse o requerir cirugía.

Señales y síntomas

Las señales más comunes de una fractura en el pie son el dolor, la inflamación y a
veces los hematomas. Si se ha fracturado un dedo, es posible que pueda caminar pero
esto generalmente agrava el dolor. Si el dolor, la inflamación y la decoloración
continúan por más de 2 ó 3 días o si el dolor interfiere al caminar, algo anda mal;
consulte a su médico lo antes posible. Si demora el tratamiento, podría experimentar
un dolor persistente en el pie y artritis. También puede ocurrir un cambio en el modo
de caminar, lo que pudiera provocar la formación de callos dolorosos en la parte
posterior del pie u otras lesiones.

Diagnóstico

El médico examinará el pie para localizar el área central de sensibilidad y comparar el


pie lesionado con el pie normal. Debe decirle al médico cuándo comenzó el dolor,
qué estaba haciendo en ese momento y su había alguna lesión en el pie. Las
radiografías mostrarán la mayoría de las fracturas, aunque un escaneado de hueso
puede ser ocasionalmente necesario para identificar las fracturas por estrés.
Usualmente, el médico podrá volver a alinear el hueso sin cirugía, pero en fracturas
graves será necesario aplicar clavos o tornillos para sujetar los huesos en su lugar
mientras se curan.

Tratamiento

Consulte a un médico lo más pronto posible si cree que se ha fracturado un hueso del
pie o de un dedo. Hasta entonces no se apoye sobre esa pierna y coloque una bolsa de
hielo para reducir la inflamación. Use una bolsa de hielo o envuelva el hielo en una
toalla para que no entre en contacto directo con la piel. Aplique el hielo por 20
minutos como máximo por vez. Tome analgésicos como aspirinas o ibuprofeno para
aliviar el dolor. Use un calzado más ancho con suela rígida.

El descanso es el tratamiento principal para las fracturas por estrés en el pie.


Manténgase alejado de la actividad que provocó la lesión o cualquier actividad que
causa el dolor en el lugar de la fractura, de 3 a 4 semanas. Haga otras actividades que
ejerzan menos presión sobre el pie, como nadar. Gradualmente, podrá volver a su
actividad. El médico o entrenador puede ayudarlo a localizar los errores de
entrenamiento que causaron el problema inicial para evitar que se repita la lesión.

Los extremos de una fractura desplazada deben volver a alinearse y el hueso


mantenerse inmóvil hasta que suelde. Si se fracturó un dedo, el médico unirá el dedo
quebrado y el adyacente con una venda de gasa entre ambos para absorber la
humedad. Debe reemplazar la gasa y la cinta con la frecuencia que sea necesaria.
Quite o reemplace la cinta la cinta si la inflamación aumenta y los dedos se
entumecen o tienen apariencia pálida. Si es diabético o padece neuropatía periférica
(entumecimiento de los dedos), no una con cinta los dedos. Es posible que necesite
usar calzado ortopédico con la parte posterior plana de 2 a 3 semanas.

Si usted sufre una fractura de un hueso del antepié, es posible que tenga que usar un
yeso en la pierna, un aparto ortopédico o un calzado rígido con la base plana para
caminar. El hueso pudiera tardar de 6 a 8 semanas en sanar, según el lugar y la
extensión de la lesión. Después de una semana o más, el médico puede ordenar otras
radiografías para estar seguro de que los huesos están alineados correctamente. A
medida que los síntomas desaparecen, puede comenzar a apoyarse sobre la pierna.
Deténgase si regresa el dolor.

Raramente es necesaria la cirugía para tratar fracturas en los dedos del antiepié. Sin
embargo, cuando en los casos necesarios el grado de éxito es muy alto.

Mª José León Díaz (MIR MFYC), Iñigo Orradre Burusco (MIR Traumatología HVC)
Lesión de los tejidos conectivos estabilizadores del tobillo (cápsula, ligamentos), por un
movimiento forzado de torsión más allá de los límites normales articulares. Engloba desde
una
mínima distensión hasta la rotura completa de estos tejidos. Su incidencia es de 1:10000
hab/día, representa del 15-20% de las lesiones deportivas y afecta sobretodo al adulto joven.
Clasificable según el daño ligamentoso en:
􀂃 Grado I o leve. Distensión del ligamento afecto que provoca dolor e inflamación ligeros
con mínima impotencia funcional.
􀂃 Grado II o moderado. Existe desgarro parcial del ligamento originando hematoma (no
evidenciable externamente en un inicio), edema, dolor y dificultad para caminar.
􀂃 Grado III o grave. Rotura completa del ligamento con inestabilidad articular y que
produce dolor intenso, edema e incapacidad para apoyar el pie. Se precisan 8
semanas o más para que los ligamentos cicatricen.
Anatomía
La estabilidad del tobillo viene dada por la congruencia de las superficies articulares y la
tensión mantenida por la cápsula y en mayor medida por los ligamentos:
• Lig. lateral externo, formado por 3 haces:
􀂃 Haz peroneo-astragalino anterior (LPAA): se tensa en flexión plantar, bloquea
sub-luxación anterior del astrágalo y diástasis tibioastragalina.
􀂃 Haz peroneo-calcáneo (LPC): se tensa en inversión, bloquea laxitud subtalar.
􀂃 Haz peroneo-astragalino posterior (LPAP): se tensa en flexión dorsal.
• Lig. deltoideo o ligamento lateral interno, formado por 2 haces:
􀂃 Haz superficial: fino, se lesiona con mayor frecuencia.
􀂃 Haz profundo: grueso, recorrido intraarticular.
• Sindesmosis, mantiene la unión tibioperonea por encima del nivel articular.
Mecanismos fisiopatológico:
A. Por inversión: el mecanismo de lesión más frecuente es la torsión del tobillo en
inversión y flexión plantar. El ligamento que con mayor frecuencia se desgarra es el
lateral externo y sobre todo su haz peroneoastragalino anterior. Pueden asociar
lesiones capsulares, de la vaina de los tendones peroneos o fracturas por desinserción.
B. Por eversión: El esguince interno es más raro, debido a que es un movimiento limitado
por el tope del maléolo externo y por la gran consistencia del ligamento deltoideo. Se
debe descartar en este caso lesiones asociadas como fractura del peroné distal
(maléolo) o proximal (cuello o “maissonneuve”) e incluso del astrágalo (cúpula y
apófisis lateral).
Factores de riesgo:
􀂃 Intrínsecos: sobrepeso, edad, sexo femenino, morfología del pie (pié varo, tendón de
Aquiles corto, antepié cavo), alteraciones propioceptivas, desequilibrio balance
muscular o historia previa de esguinces.
􀂃 Extrínsecos: tipo de práctica deportiva, calzado…
Clínica y diagnóstico:
a) Anamnesis: es importante interrogar sobre el mecanismo lesional y circunstancias del
accidente. Conviene indagar acerca de los signos funcionales que siguen al traumatismo:
edema, tumefacción y hematoma.
Traumatología y Neurocirugía
Libro electrónico de Temas de Urgencia
La tumefacción pre y submaleolar en “huevo de paloma” a los pocos minutos, un
crujido audible y las sensaciones de desgarro, dislocación o derrame caliente intraarticular
sugieren esguince grave.
b) Exploración física: Transcurridas unas horas del traumatismo, la exploración pierde
utilidad, ya que el edema y hematoma se difumina. Se debe hacer una inspección y
palpación
sistemática de relieves óseos (escafoides, maléolos, base del 5º metatarsiano, articulación
calcaneocuboidea), ligamentos y de la sindesmosis. Seguidamente evaluaremos la
estabilidad
del tobillo mediante pruebas dinámicas:
􀂃 Cajón anterior: Con la rodilla flexionada 90º y con el pie en posición neutra, se
tracciona calcáneo hacia delante, manteniendo la tibia fija con la otra mano. Es
positiva cuando la traslación es superior a 10 mm. Sugiere lesión de la cápsula
anterior y del LPAA.
􀂃 Estrés en varo-valgo: Para valorar la lesión del LPAA y LPC se invierte el talón,
sujetando la planta del pié y fijando el 1/3 distal de la tibia. Observaremos la existencia
o no de resistencia y la posible aparición de surco bajo el talo. Es indicativa por
encima de los 10° de varo. Del mismo modo, excepto que se evierte el talón,
exploraremos el ligamento deltoideo.
􀂃 Exploración de la sindesmosis:
􀂃 Clunk test: Con rodilla en flexión de 90º, con la tibia fija, se rota el retropié en
sentido medial y lateral, sin inversión ni eversión. La aparición dolor sugiere lesión
de la sindesmosis.
􀂃 Prueba de compresión o Squeeze test: Comprimiendo el peroné contra la tibia
en el 1/3 medio-proximal de la pierna.
Exploraciones complementarias:
• Radiografía simple AP y L: En caso de sospecha o riesgo de fractura según las
Reglas de Ottawa (Su sensibilidad disminuye si han pasado más de 10 días tras la
lesión, en embarazadas, menores de 18 años o si existen lesiones cutáneas).
- Paciente mayor de 55 años.
- Imposibilidad de apoyar el pie y dar cuatro pasos.
- Dolor en escafoides o base del quinto metacarpiano.
- Dolor al palpar el borde posterior o extremo de los maléolos.
• Rx de estrés comparativas: AP con inversión forzada del retro-pié.
• RMN: En esguinces sintomáticos tras tratamiento conservador, cuadros crónicos,
bloqueos articulares, esguinces de la sindesmosis o cuando se contemple la cirugía.
• TAC para valorar plano óseo y ecografía para partes blandas.
Tratamiento:
Inicialmente inmovilización blanda (vendaje) o rígida (férula) según los síntomas, reposo con
extremidad elevada, crioterapia intermitente, y antiinflamatorios.
• Grado I. Vendaje elástico compresivo durante 2 ó 3 semanas, con apoyo permitido a
partir del segundo día. Posteriormente rehabilitación funcional.
• Grado II: Vendaje compresivo y reposo durante los primeros 5-6 días. Si existe gran
inflamación inmovilizar con férula posterior desde el inicio. Posteriormente vendaje
elástico en eversión y rehabilitación funcional sin carga iniciando apoyo progresivo y
carga parcial a los 10-12 días. Este tratamiento varía en función de la clínica y
sintomatología del enfermo debiendo adaptarse tanto el período en descarga como el
vendaje o la inmovilización rígida con férula a la evolución de cada paciente. Aún con
todo el porcentaje de molestias residuales e inestabilidad no es despreciable.
• Grado III: Puede ser ortopédico (inmovilización rígida y rehabilitación) o quirúrgico.
Deben ser evaluados por un traumatólogo.
Traumatología y Neurocirugía
Libro electrónico de Temas de Urgencia
Complicaciones
Inestabilidad crónica del tobillo, conflicto hístico anterolateral (impingement syndrome), lesión
ósea, fractura osteocondral (polea astragalina), luxación o fisuración de los tendones
peroneos,
síndrome del seno del tarso.
BIBLIOGRAFIA
1. Bonnomet F, Clavert P, Kempf J.F. Esguinces de tobillo. Enciclopedia médicoquirúrgica.
14-792
2. Punenburg ACM, Van Duk CN, Bossuyt PMM, Marti RK. Treatment of ruptures of the
lateral ankle ligaments: A meta-analysis. J Bone Joint Surg, 2000; 82 A:761
3. Ríos-Luna A, Villanueva M. Tratamiento conservador de las lesiones ligamentosas
agudas del tobillo. Revista de Ortopedia y Traumatología. 2004;48:45-52
4. Kaikkonen A, Kannus P, Jarvinen M. Surgery versus functional treatment in ankle
ligaments tears. A prospective study. Clin Orthop, 1996; 326:194-202.

Esguinces de tobillo

El esguince de tobillo es una lesión importante, de gran repercusión en la vida y el


rendimiento del deportista, pero también de la población en general, como puede
deducirse de los siguientes puntos:
 Frecuencia. En todas las publicaciones el esguince de tobillo es la lesión que
encabeza la estadística, tanto en atenciones de urgencias hospitalarias como
deportivas. La incidencia es,
lógicamente, mayor en deportes en
carga, de contacto y saltos, como el
baloncesto, balonmano y fútbol. En
general, suponen entre un 15 y un 20%
, según datos de las diferentes
publicaciones, de todas las atenciones
por lesión deportiva y es la más
frecuente en las urgencias de
Traumatología.

 Repercusión en el rendimiento deportivo. Además de suponer un número


de bajas importante, con períodos variables de incapacitación deportiva que
van de una semana a tres meses dependiendo del grado del esguince, los
esguinces de tobillo producen secuelas inmediatas y tardías que influyen en el
rendimiento deportivo.

 Trascendencia futura de la lesión. Los


esguinces de repetición son causa de
lesiones progresivas y degenerativas en el
tobillo. Cada vez es más fácil un nuevo
episodio porque cada vez son más débiles
las estructuras de contención. A esto se
suman los efectos sobre el interior de la
articulación, como formación de tejidos de
cicatrización, fibrosis, desprendimiento de
fragmentos de cartílago y degeneración
articular. Es frecuente ver imágenes
radiológicas de jóvenes deportistas de alto
nivel llenas de osteofitos,

con disminución de la altura articular


por degeneración del cartílago y, en definitiva, con un proceso artrósico
en marcha que dejará secuelas irreversibles una vez abandonada la
práctica deportiva.

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