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Lengua Española II.

TEMA I.
EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO: PLANOS DE ESTRUCTURACIÓN LINGÜÍSTICA.

Plano. Nivel. Unidad.


Plano de la expresión. Fónico. Fonema.
Prosodemático:
- Acento. Sílaba.
- Entonación. Tonema.
Plano del contenido: Morfémico: Morfema.
a) Gramatical. - Morfológico. Palabra.
Sintagmático: Sintagma.
- Sintáctico. Oración:
- Proposición.
- Textual. Texto.
Plano del contenido: Léxico. Palabra.
b) semántico/léxico. Semántico. Texto.

Todo ser humano nace con la capacidad de hablar una lengua,


pero si se le saca del contexto cultural no desarrolla esa capacidad.
Por tanto, esta capacidad pertenece al plano de la expresión y, en
consecuencia, al nivel fónico y al prosodemático, que está
relacionado con el hecho del encadenamiento de los fonemas para
crear significados; por tanto, estamos hablando del acento y la
entonación. Ésta es la marca que intentamos dar de pregunta, duda...
en el mensaje que pretendemos transmitir. Este es el plano menos
complejo pero puede traer graves problemas de comprensión.
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Lengua Española II.

TEMA II.
EL TEXTO: UNIDAD COMUNICATIVA.

Gramática del texto: es texto se concibe como una estructura


con sus propias normas. Desde la sociolingüística suele ser
demasiado complejo. La Gramática del texto hablará del ideal de
texto con unas características y una tipología de textos (oral, escrito).

Propiedades del texto.


Por coherencia se entiende la conexión de las diferentes partes
en/con un todo, es decir, implica ante todo la unidad en el texto. Para
autores como Coseriu la coherencia es una muestra de la congruencia
de un texto, es decir, la conformidad de la actividad lingüística con las
normas universales del habla. Estas normas son lo que llamamos
saber elocucional, que está integrado por el conocimiento del mundo
y de las cosas, los principios generales del pensar humano, la
exigencia de claridad y la no repetición, el no decir lo obvio, lo
imposible y lo extravagante, es decir, la capacidad que todo hablante
tiene de control sobre su propia lengua.
Cuando rompemos esa coherencia o estamos creando ironía o
queremos romper el sentido del texto. Esa ruptura estaría dentro del
saber pragmático del hablante. La ruptura se produce por
conocimiento o por desconocimiento. La ruptura a veces tiene un
valor comunicativo o de venta.
La cohesión está constituida por el conjunto de todas las
funciones lingüísticas que indican relaciones entre los elementos de
un texto. La cohesión es lo que permite el emplazamiento de unos y
otros. El uso de determinados elementos rompen la cohesión y, por
tanto, la coherencia.
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Para Coseriu los textos no se elaboran sólo con medios


lingüísticos, sino también con la ayuda de medios extralingüísticos, es
decir, en la construcción de un texto entra en juego no sólo la
competencia idiomática del hablante, sino lo que se denomina
“competencia expresiva, pragmática o comunicativa”.
La publicidad se nutre de todos los elementos pragmáticos.
A la cohesión del texto contribuyen múltiples y variados
elementos como la recurrencia, la paráfrasis, la sustitución, la elipsis,
los tipos verbales, el aspecto y los llamados marcadores u operadores
de discurso. También contribuyen el orden de los constituyentes
(palabras), la entonación (no podemos hacer una pregunta con
entonación afirmativa).

Procedimientos de cohesión textual


LA RECURRENCIA O REPETICIÓN.

La recurrencia o repetición de un elemento del texto se puede


considerar como uno de los elementos que asegura la comunicación.
Si no hubiera recurrencia habría ambigüedad (ejemplo: el plural: las
casas son bonitas). Se pueden distinguir diversos tipos de repetición.
En este sentido podemos tener en cuenta desde el punto de vista
general:
1. Repetición léxica: repetimos el mismo lenguaje.
2. Repetición léxica-sinonímica: los sinónimos sólo existen como
elementos metalingüísticos, no en el sentido pleno (ejemplo:
pretérito perfecto simple y pretérito indefinido).
3. Repetición léxica de lo designado: se produce una identidad
referencial. Valores sinonímicos en sentido metafórico.

LA SUSTITUCIÓN O SUSTITUCIÓN PRONOMINAL.

La sustitución o sustitución pronominal consiste en la reiteración


de una determinada unidad del texto mediante el empleo de
proformas de contenido muy general. especializadas en esta función
sustitutora podríamos tener:
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1. Proformas de tipo léxico: palabras con las que se actualizan


diversos contenidos semánticos en diferentes contextos
(ejemplo: cosa, persona, hacer). También es una forma de no
producir una reiteración los hiperónimos: nombres que
designan clases (ejemplo: flor: rosa, margarita, tulipán,
clavel). El pronombre de 3ª persona siempre es un sustituto
(el “tú” y el “yo” siempre están cambiando, forman el
discurso, no sustituyen). Este pronombre es endofórico: está
dentro del discurso. Los demostrativos también pueden ser
sustitutos (porque son de 3ª persona).
2. Los proadverbios: señalan dentro del texto lo que es la deipsis
de tiempo y espacio (ejemplo: ahora, allí).

LA ELIPSIS.

La elipsis es una figura de construcción que consiste en omitir en


la oración una o más palabras necesarias para recta construcción
gramatical, pero no para que resulte claro el sentido. En general se
trata de ciertas ausencias de elementos lingüísticos en un texto
(ejemplo: Pedro visitó el museo. María la catedral elipsis del verbo).
La elipsis puede ser:
- La elipsis telegráfica: a veces la elipsis es lo esperado o lo
aprobado, pero también forma parte del saber idiomático del
hablante.
- La elipsis contextual: el contexto aclara el mensaje.
Existe una elipsis comparativa en la que se suprime elementos
(ejemplo: Tu casa tiene el mismo estilo que la mía estructura
paralelística).
También se da la elipsis con los verbos (ejemplo: ¿Vas a
trabajar? No, a estudiar).

FUNCIÓN INFORMATIVA Y ORDEN DE LOS CONSTITUYENTES.

En castellano las palabras tienen un orden determinado. Cada


lengua tiene un orden de constituyentes y la información se expresa
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en ese orden. La ruptura del orden rompe la coherencia. Los


componentes de un enunciado tienen elementos conocidos (tema o
tópico) y elementos nuevos (rema o foco).

MARCADORES U OPERADORES DE DISCURSO.

Los marcadores u operadores de discurso son todos aquellos


elementos que están en el discurso que sirven de nexo, pero no entre
los elementos del discurso, sino con elementos externos a él. Matizan
y dan cohesión al discurso. Desde un punto de vista sintáctico no
tienen valor.
Gili Gaya señala que las conjunciones no son ya un signa de
enlace dentro de un periodo, sino que expresan transiciones o
conexiones mentales que van más allá de la oración. Así, ciertas
conjunciones relacionan, a veces, la oración en se hayan con el
sentido general de lo que se viene diciendo. A estas conjunciones se
les denomina enlaces extraoracionales. También se llaman
marcadores u ordenadores de discurso, partícula... (ejemplos:
Evidentemente, esta discusión carece de sentido. Le han suspendido
cuatro asignaturas, o sea, un desastre).
Algunos marcadores:
1. De adicción: además, más aún, encima, después...
2. De advertencia: cuidado...
3. De afirmación: sí, vale...
4. De aprobación: OK...
5. De asentimiento: sí, en efecto, por descontado, desde luego...
6. De atenuación: si acaso, en todo caso, en cierto modo...
7. De autocorrección: bueno, o sea, qué digo, vaya...
8. De causalidad: por eso...
9. De cierre discursivo.
10. De comienzo discursivo.
11. De concesividad.
12. De condición.
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El marcador “bueno”: la variedad de sentidos depende de la


entonación que utilicemos. Puede ser introductor de un enunciado
que cierra el texto, indicador de asentimiento, corrector en el sentido
autocorrector y en el de corrección externa. Es uno de los elementos
de exteriorización de la ironía y.
El marcador “claro”: se emplea para manifestar evidencia o
pretensión de evidencia relativa a una aserción verbal o a una
constatación no verbal propias o ajenas, previas o previsibles. Por
ejemplo:
- Asertivo-confirmativo: El número de parados sigue
aumentando. Claro, con esta política de gobierno.
- Reforzador: puede aparecer con la conjunción “que” más
el adverbio reforzado “sí” o “no”.
El marcador “entonces”: puede ser conclusivo de inferencia
(ejemplo: Juan no puede venir. Entonces no iremos al cine). En este
sentido puede tener valor de “por consiguiente”. Otro valor es el de
continuativo, que permite al hablante a tener la línea discursiva a
tiempo que puede contribuir a retener la atención interlocutiva
(ejemplo: tenía que... entonces,...).

Organización textual y discursiva.


DIFERENCIAS TEXTUALES: EL HABLA Y LA ESCRITURA.

El habla se caracteriza por una comunicación inmediata y por no


poder planificarse el discurso: ha de ser espontáneo.
La escritura se guarda en un soporte material (papel u
ordenador), permite la meditación de lo que uno va a escribir, una
elaboración y reestructuración de lo que uno ha elaborado. También
se caracteriza por tener una sintaxis mucho más compleja que el
discurso hablado, muchos más elementos explícitos. No suele haber
tantas muletillas ni suele llevar tantas variaciones gramaticales.
En el habla se suele parafrasear para explicarse; abundan mucho
los deípticos, es decir, quién lo dice, dónde (aquí, allí), cuándo (ahora,
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ayer). En la escritura, al no compartirse el contexto espacial, no se


hacen tantas deipsis.
En el habla hay elementos prosódicos como organizadores del
discurso: la entonación crea el discurso; por tanto, tenemos menos
conectores. En la escritura no aludimos tanto a los elementos
prosódicos como a la puntuación, a los conectores y a los elementos
léxicos.
El habla y la escritura se dan en situaciones y soportes distintos,
exceptuando cuando a uno le ponen un micrófono delante: la
entonación, la forma de expresar... todo cambia porque sabe que va a
ser registrado y rompe la espontaneidad. Normalmente, el habla
suele ser informal y la escritura formal. (Cuadro).

TIPOLOGÍA DE LA ORALIDAD.

1. Conversación: dos personas interactuando. La experiencia


compartida influye en el léxico, la sintaxis y la organización de
la información.
2. El monólogo: los deípticos son intratextuales, referidos a la
situación comunicativa personal. Puede ser:
- Interno: el caótico. No lleva un orden lógico.
- Externo: aparentemente espontáneo. En él habla sólo
uno.
3. La recitación: pertenece a una tradición oral. Normalmente no
tiene la espontaneidad de la conversación.
4. Ejecución oral de lo escrito: casi todas las enunciaciones
orales no espontáneas de la tradición alfabetizada. Utilizan
recursos propios del habla espontánea.

El texto escrito suele tener organización lineal en el espacio. La


configuración externa se caracteriza por la organización. No hay
modo de describir simultáneamente varios sucesos, de ahí la
importancia de la linealidad. La información se organiza mediante
procedimientos básicos que unen o separan bloques.
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LA SEGMENTACIÓN.

Se puede llevar a cabo mediante diferentes técnicas:


1. Distribución de enunciados en el texto mediante párrafos.
En la distribución de enunciados en el texto mediante párrafos,
éstos corresponderían a temas determinados. Dentro del texto la
unidad básica sería el párrafo (análisis temático): es una unidad
significativa supraoracional. Esta unidad está constituida por un
conjunto de enunciados relacionados entre sí por el contenido.
El que hace el texto es el dueño del mismo, de modo que es él
quien decide cómo definir las fronteras de un párrafo u otro. El
conjunto de párrafos se organiza en apartados, capítulos o partes.
Esto depende de la extensión, del tipo de texto o de la voluntad
estilística.
2. La puntuación.
Los textos latinos no se puntúan: sólo aparecen mayúsculas; y
aparece todo unido. Las comas y los puntos tienen una función clara:
la de dar sentido a la lectura, puesto que el significado puede cambiar
por una coma (ejemplo: la Constitución).
La puntuación tal cual la entendemos surge en la Edad Media, y
posteriormente queda desligada de la oralización. El sentido que tiene
actualmente es más claro: la puntuación se utiliza en los textos
escritos en función de la organización gramatical y la lógica del
sentido.
El punto y aparte indica el final del párrafo. El punto final
normalmente separa capítulos, partes o simplemente termina los
textos en su conjunto. En última instancia, la función de la puntuación
está determinada por la sintaxis, la longitud del periodo, la
entonación y el gusto personal.
Un elemento que se está perdiendo es el punto y coma. Otros
signos que podemos encontrar en el texto son la interrogación y la
exclamación, las comillas, los paréntesis, los guiones y las rayas. Si la
interrogación y la exclamación tienen que ver con la entonación, las
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otras cuatro tienen como misión romper el hilo de la voz que tiene la
palabra, produciendo una serie de presentaciones, interrupciones,
incisos y dejando paso a otras voces. Es lo que se llama una función
polifónica: una forma de dar movilidad a las voces.
Otro elemento sería los puntos suspensivos, que pueden indicar
conocimientos compartidos (saber elocucional: ¿qué te voy a decir
que no sepas...?); también puede ser un guiño de complicidad y tiene
como fin elevar el grado de empatía, de afinidad con el texto.
Uso estilístico de la puntuación versus uso normativo. Podemos
tener diversos estilos de puntuación:
a) Puntuación mínima: típica de escritores inexpertos. Elementos
utilizados: puntos, comas y dos puntos a veces.
b) Puntuación clásica: escritores experimentados. Uso variado al
servicio de la expresividad, la precisión semántica y la
inteligibilidad.
c) Puntuación enfática: se da en publicidad y la utilizan algunos
autores. Abundan los puntos frente a otros signos. Se dan
periodos breves y produce un efecto incisivo y cortante.
3. La titulación.
Tiene una función catatórica: anticipar de qué va el texto. Suele
tener fuerza retórica. Se caracteriza por la síntesis. Los títulos y
subtítulos organizan el contenido del texto. Estos títulos pueden ser
sugerentes o tener un significado figurado, y pueden depender del
contexto.
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Lengua Española II.

TEMA III.
SINTAXIS: UNIDADES Y FUNCIONES SINTÁCTICAS.

Podemos distinguir entre:


1. Oraciones nominales: no tienen verbo.
2. Oraciones atributivas: con los verbos “ser”, “estar” y
“parecer”.
3. Oraciones normales.

Funciones de los elementos dentro de la oración (313).


EL SUJETO.
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En castellano podemos encontrarnos con dos tipos de sujeto:


1. Sujeto explícito o léxico: los pronombres o grupos nominales.
Su presencia es optativa.
2. Sujeto implícito o gramatical: aquel que se encuentra en la
desinencia del verbo.
Los pronombres de primera y segunda persona (tú, yo, vosotros
y nosotros) no son necesarios en la oración para saber quién realiza la
acción, ya que el propio verbo nos dice quién es el sujeto, pero la
tercera persona hay que nombrarla para distinguirla de otro él o ella.
El yo crea ambigüedad. La manera de solucionar esa
ambigüedad es utilizando el nombre propio. Cuando el pronombre de
tercera persona actúa como sujeto puede crearnos problemas, ya que
puede ser una oración o una persona.
La naturaleza del verbo condicionará los demás componentes de
la oración.

CONCEPTO DE TRANSITIVIDAD Y EL OBJETO DIRECTO.


Para definir la transitividad es necesario tener en cuenta el
concepto de “rección”, que puede ser de dos tipos:
1. Rección sintáctica: determinación de una categoría específica
por parte de un núcleo.
2. Rección semántica: determinación de ciertos rasgos
semánticos con el mismo núcleo. No tiene significado sin
complemento directo (ejemplo: Yo hago no tiene sentido por
sí solo: necesita un OD; sin embargo, el verbo comer no
necesita complemento, tiene significado pleno, aunque puede
llevar complemento).
Hay verbos transitivos que pueden aparecer de forma
intransitiva y viceversa. En el lenguaje publicitario esto se utiliza
cuando el OD es indefinido, ocasión en la que es posible utilizar
intransitivamente el verbo.
Morena considera que es más lógico pensar que la transitividad o
la intransitividad no depende de significación léxica o categórica,
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sino de usos, de interpretaciones conceptuales que los hablantes le


han atribuido a lo largo de la historia de la lengua. Se trata, por tanto,
de un acto de habla.
Para Hjelmslev, no obstante, un verbo tiene la capacidad de regir
a sus complementos. En el plano sintáctico el verbo es el elemento
regente del cual dependen sus elementos subordinados, y en el plano
semántico el verbo es el dererminado , y el sustantivo objeto viene a
determinar su significado.
La transitividad es una forma de relacionarse los elementos,
entre el verbo y el OD.
Cano Aguilar en “Estructuras sintácticas en el español actual”
analiza el concepto de transitividad en la gramática actual:
1. La transitividad es un concepto válido en el latín y el griego.
2. El esquema oracional en que se basa es: agente + acción +
objeto.
3. En la gramática latina significa el paso de la voz activa a la
pasiva.
4. En la gramática escolástica la oración transitiva es la que
posee OD, es decir, el verbo pasa su acción al OD. En este
sentido se produce una doble actuación: una sintagmática
(verbo + objeto) y otra paradigmática (como clase verbal
tendríamos verbos transitivos e intransitivos).
La Real Academia define este concepto: transitivo es el verbo
cuya acción recae o puede recaer en la persona o cosa que es
término o complemento de la acción.
Estas distinciones se han mantenido hasta hace muy poco. El
problema está en la denominación que empleamos para llamar al
verbo y la atribución al mismo de la cualidad o no de tener un
adyacente.
Alarcos rechaza la distinción entre verbos transitivos e
intransitivos diciendo que no hay distinción gramatical porque no la
hay formal. Para él lo que es una confusión del nivel oracional con el
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de la semántica del verbo: el valor léxico del verbo es el que exige la


presencia o ausencia de esos adyacentes.
Así, un verbo transitivo sería aquel que lleva explícitamente un
OC: necesitan un elementos para dar significado completo al verbo. Y
un verbo intransitivo sería el que no lleva ni explícita ni
implícitamente un OD en que recaiga directamente la acción
expresada por aquel.
El objeto directo es un término adyacente que designa el
objeto sobre el cual se desenvuelve la actividad aludida por la raíz
verbal. Los sustantivos, unidades o grupos nominales equivalentes
que cumplen esta función suelen ir pospuestos al verbo. Si por
motivos expresivos se anteponen al verbo o si se elimina su mención,
el OD se sustituiría por un representante átono de su función, el cual
indica, además, los morfemas de género y número propios del
sustantivo.
Hay verbos que semánticamente necesitan complementos para
significar. Uno de estos complementos es el OD. A veces el Od carece
de rasgos diferenciales respecto a las unidades que desempeñan la
función de sujeto explícito (ejemplo: canta la copla la niña). En estos
casos el sentido sugerido determina las funciones.
La transitividad genera una tipología oracional.
· El objeto directo con preposición “a”: la preposición “a” en el
OD tiene las siguientes funciones:
1. Romper una ambigüedad.
2. Sustantivos que designan seres animados.
3. Cuando el OD requiere la presencia de un artículo.
4. Ante los sustantivos personales (ejemplo: te vio a ti).
5. Ante otras unidades de referencia a personas (ejemplo: no vio
a nadie).
6. Cuando los sustantivos se personifican (ejemplo: clamaban a
la libertad).
7. Nombres propios de personas o animales singularizados
(ejemplo: vio a Raúl).
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8. Con nombres propios geográficos hay ambigüedad.


9. Aclara la diferencia entre el sujeto y el OD, puesto que el
sujeto nunca lleva preposición, excepto “aunque”.
10. A veces puede llevarnos a confusión entre el OD y el OI, en
cuyo caso seguiremos la linealidad de la oración (1º OD, 2º OI)
(ejemplo: Entregó a la niña a su abuela).
El objeto preposicional o complemento régimen del verbo (latín):
normalmente es el gerundio. Alarcos lo llama “suplemento”. Su
estructura es la siguiente: verbo + preposición + sintagma. La
preposición no tiene que ser “a” y cambia el significado léxico del
verbo (ejemplo: ¿Con qué acabó? Acabó con toda la clase; Hablo de
política). Es como un OD pero con otra preposición. Funciona como un
OD, pero no lo es. La función que viene a realizar es la misma: recibe
la acción del verbo y lo complementa (ejemplo: acordar, acordarse
de).
El suplemento suele aparecer con los verbos pronominales
(ejemplo: acordarse de, tratarse de) y con los de sentir o
pensamiento. Hay verbos que requieren la presencia del suplemento
y otros que no, es decir, puede o no aparecer.
No suele haber OD donde hay complemento preposicional ni
viceversa, aunque hay excepciones. Normalmente se da una
incompatibilidad entre ambos (Libro: 3.4.1). Ejemplo:
El delegado dijo pestes del ministro.
OD Suple.
Aquí el suplemento es un subsidiario del OD. Necesita el OD. Si
fuera un CC tendría que sustituirlo por un adverbio. Al sustituirlo por
un pronombre queda claro que no lo es: dijo eso de él. En este caso el
suplemento se llama objeto preposicional indirecto.
Parece llenar las copas de vino. Separar el grano de la
paja.
OD Suple. OD Suple.
Uno de los rasgos distintivos del suplemento es que si su
significado léxico pudiera eludirse, el objeto preposicional dejaría un
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representante pronominal tónico precedido de la preposición


pertinente (hablan de música  hablan de eso). Siendo
funcionalmente diversos, el suplemento y el complemento
circunstancial pueden coexistir en una misma oración.
Los verbos pronominales siempre llevan suplemento. Por otro
lado, hay verbos que rigen preposición, por lo que necesitan un
suplemento. Este objeto no es un circunstancial sólo por llevar
proposición, sino que el verbo precisa de la preposición, puesto que
sin ella cambia su significado. Esto ocurre en verbos como confiar en,
hablar de o acabar con.

Locativo.
(Ver Alarcos).

Objeto indirecto.
El OI es compatible con cualquier otro adyacente en la misma
oración y suele designar en la realidad al destinatario de la noción
evocada por el verbo o, en su caso por el conjunto del verbo y su
objeto directo o preposicional. El término de destinatario se refiere,
por lo común, al sustantivo o las unidades que en un determinado
caso hagan su función. Puede referirse tanto a seres animados como
inanimados.
La RAE define el OI como “el locativo que expresa la persona,
animal o cosa en que se cumple o termina la acción del verbo
transitivo ejercida ya sobre el OD”.

Ataúlfo compra un periódico a su abuela.


Sujeto verbo OD OI
La capacidad de un verbo de tener OI está determinada
léxicamente y depende de cada verbo en particular. El significado del
verbo dice si necesita o no un OI. Por ejemplo, los verbos de
movimiento no lo necesitan (ir, saltar).
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Desde el punto de vista de la propia definición que hace la RAE,


sólo los verbos transitivos llevan OI, pero esto no es así (ejemplo: A
Ataúlfo le gustan los caballos “gustar” es un verbo intransitivo).
Cuando el OI va solo se utiliza el pronombre le, mientras que si
va con un OD se utiliza la forma se para evitar cacofonías.
La proposición “a” se antepone siempre al OI. Sin embargo,
según Alarcos, no debe considerar como OI los caracterizados por la
preposición “para”, puesto que éstos son circunstanciales e
incompatibles con otro adyacente que realice la función de OI.
Tipología del OI:
1. Dativo de recepción o destino: aquel complemento que recibe
algo y se interpreta como meta o destino de lo que denota el
predicado: Le llevé el libro a mi amigo.
2. Dativo de interés o commodi incommodi: representa a aquel
elemento que recibe un beneficio o perjuicio: Le hice los
deberes a mi amigo.
3. Dativo de separación: indica separación de algo: Le quitaron
los libros a mi amigo.
4. Dativo de suficiencia: indica suficiencia, insuficiencia, falta o
exceso: A Ataúlfo le falta una décima para aprobar.
5. Dativo de posesión o simpatético: se considera inseparable o
íntimo: Le besé los labios a Ataulfita.
6. Dativo ético: complemento que se interesa vivamente en la
realización de la acción expresada: Me suspendieron el
examen.
7. Dativo de relación: aquel para el que es válida la experiencia
que enuncia el verbo: A Ataúlfo le pareció bien la idea.
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Lengua Española II.

TEMA VII.
ORACIONES COMPLEJAS: SUBORDINADAS SUSTANTIVAS.

Clases de oraciones complejas.


Las estructuras oracionales degradadas o transpuestas que
aparecen insertas en una oración compleja se clasifican según la
categoría de la palabra que podría sustituirla desempeñando la
misma función, es decir, pueden ser oraciones sustantivas, adjetivas
y adverbiales.
Hay dos tipos de oraciones transpuestas:
1. Las que constituyen un adyacente del núcleo verbal: las
sustantivas, incluyendo algunas adverbiales.
2. Las que son adyacentes de un grupo nominal unitario: las
adjetivas.
A veces, el nexo o transpositor tiene el mismo significante en las
dos clases de oraciones: que, que puede ser conjunción
(sustantivador) o relativo (adjetivador).
Deben excluirse de las oraciones complejas las construcciones en
que una oración de estilo indirecto se combina con otras que
reproduce el estilo directo y que, de estar transpuesta, funcionaría
como OD del núcleo verbal de la principal. Se trata de grupos
oracionales yuxtapuestos.

Sustantivación de oraciones interrogativas.


Sin necesidad de nexo, quedan transpuestas las oraciones
interrogativas o exclamativas provistas de unidades como qué,
cuándo, cómo, por qué, etc. Para sustantivarlas basta con cambiar
la entonación y hacer los ajustes verbales pertinentes.

Funciones de las oraciones sustantivadas por que.


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1. Sujeto:
- Varias oraciones transpuestas coordinadas, al igual
que los infinitivos, se consideran una sola unidad y, por
tanto, el verbo va en singular.
- A veces, la oración transpuesta se sustantiva
añadiendo el artículo el al nexo que.
2. OD:
- También puede llevar artículo.
- Cuando el OD está formado por un grupo de
oraciones, el que puede ir delante del conjunto o delante
de cada una de las oraciones.
- Con verbos de voluntad y temor suele eliminarse el
nexo en la lengua escrita.
- Cuando la subordinada era en principio una oración
interrogativa, cabe dos posibilidades:
· Que se trate de una interrogativa general: el nexo
sería si en vez de que.
· Que se trate de una interrogativa parcial: cambia la
entonación y se ajustan los verbos.
3. OI: los casos son raros. El nexo va precedido de la preposición
a.
4. Objeto preposicional o suplemento: el nexo va precedido
por la preposición que el verbo exige.

Adjetivación de las oraciones previamente sustantivadas.


Cuando las oraciones sustantivas transpuestas quedan
modificadas por una preposición, se convierten en adyacentes de
grupos nominales cuyo núcleo puede ser un sustantivo (de que o de
si), un adjetivo (de que) y un adverbio (de si), es decir, se
adjetivan.
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Lengua Española II.

TEMA VIII.
ORACIONES COMPLEJAS: SUBORDINADAS ADJETIVAS O DE RELATIVO.

Las oraciones adjetivas o de relativo son aquellas que forman


parte de un grupo nominal y desempeñan en él la misma función que
un adjetivo respecto al núcleo sustantivo.
Los nexos son los llamados relativos, que constituyen los
representantes de su antecedente, de modo que, además de su
función transpositora, añaden la que desempeñan dentro de la
oración transpuesta.
En función de la posición de la oración subordinada tenemos dos
clases:
1. Especificativas: restringen la referencia sugerida por el
antecedente. Quien nunca aparece como sujeto en estas
oraciones.
2. Explicativas: añaden alguna particularidad que no modifica lo
aludido por el antecedente. Por su carácter prescindible
admiten delante de sí una pausa (comas).
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Los nexos que se utilizan alternativamente son que, el que, el


cual y sus variantes de género y número. Así, se suele utilizar el cual
cuando que va precedido de una preposición o cuando hay una
considerable distancia entre el relativo y el antecedente.
La oración subordinada en la que se utiliza el cual puede
separarse como oración yuxtapuesta, en cuyo caso, el nexo viene a
funcionar casi como un demostrativo, es decir, no indica relación
sintáctica con el antecedente, sino sólo referencia anafórica.

Oraciones de relativo sustantivadas.


Las oraciones de relativo pueden sustantivarse, siempre que el
nexo no sea cuyo o el cual. De este modo, las oraciones adjetivas
pueden sustantivarse cuando:
1. Cuando se omite el antecedente de quien.
2. Cuando se antepone el artículo a que.
Y cumple, así, las funciones de un sustantivo:
1. Sujeto:
- Artículo + que, con o sin antecedente.
- Quien, sin antecedente.

2. OD:
- (a) + artículo + que, sin antecedente.
- (a) + quien, sin antecedente.
3. OI:
- a + artículo + que, sin antecedente.
- a + artículo + quien, sin antecedente.
4. Objeto preposicional o suplemento:
- Preposición + artículo + que, sin antecedente.
- Preposición + quien, sin antecedente.
La oración de relativo puede hacer también la función de
atributo, siempre en caso de estructuras ecuacionales. Nexos:
artículo + que; quien. Cuando en estas construcciones el sujeto
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explícito de la oración principal es de primera o segunda persona,


puede ocurrir que la transpuesta adopte la concordancia de persona.
Las oraciones de relativo sustantivadas pueden funcionar
también como adyacente circunstancial.
La oración de relativo sustantivada puede adjetivarse o
transponerse a adverbio de nuevo y funcionar como adyacente de un
sustantivo, un adjetivo o un adverbio.

Particularidades del relativo con preposición.


A veces, las oración transpuesta debe ir precedida por una
preposición debido a su función como oración subordinada, pero el
nexo debe llevar otra preposición debido a la función que realiza
dentro de la oración transpuesta. En este caso, suele evitarse la
concurrencia de las dos preposiciones si son iguales.
Si la oración adjetiva sustantivada mediante el artículo lleva
como nexo un relativo con preposición, el artículo suele colocarse
detrás de la preposición. Actualmente se recurre, en estos casos, al
demostrativo. Por otro lado, cuando el antecedente lleva artículo y el
nexo preposición, la estructura que se da es: preposición +
antecedente + que.

Relativos con infinitivo.


Cuando el núcleo verbal de la subordinada es una perífrasis
(auxiliar + infinitivo), éste suele reducirse al infinitivo. En algunos
casos, si se omite el antecedente, puede sustituirse el relativo por la
unidad interrogativa tónica correspondiente. Con cuyo y cual esto no
sucede.

Lengua Española II.

TEMA IX.
ORACIONES COMPLEJAS: SUBORDINADAS ADVERBIALES..
22

Las comparativas.
Tanto las oraciones subordinadas comparativas como en las
consecutivas dependen de un cuantificador, ya sea adjetivo o
adverbio. En definitiva, las comparativas y las consecutivas son
oraciones degradadas, análogas a las de relativo, con la diferencia de
que su antecedente es un cuantificador o una unidad cuantificada.

En las oraciones comparativas se comparan entre sí dos


realidades o conceptos estableciendo su equivalencia o desigualdad,
en lo que respecta a la cantidad, la calidad o la intensidad. Cabe tres
posibilidades:
1. Superioridad: más... que.
2. Igualdad: tanto... como.
3. Inferioridad: menos... que.
Más y menos son invariables, pero susceptibles de ser
modificados por otras unidades adverbiales (mucho más, algo
menos...). Sin embargo, tanto adopta variables de género y número
como adjetivo, es invariable como adverbio autónomo y es tan como
adyacente de adjetivo.
No siempre se establece la comparación entre nociones
expresadas por dos verbos, sino también entre los conceptos
sugeridos por otras unidades. En estos casos se suele elidir el verbo,
pues es el mismo en ambas proposiciones.
El carácter adyacente de la oración transpuesta se manifiesta al
suprimirla, pues la oración principal sigue teniendo sentido. Así, la
oración transpuesta presupone la aparición de un antecedente
cuantificado, que dentro de la oración compleja cumple la función de
adyacente circunstancial.
1. Comparativas de superioridad: más como adyacente
autónomo circunstancial y como adyacente de sustantivo, de
adjetivo o de adverbio.
2. Comparativas de igualdad:
- Tanto como adyacente autónomo circunstancial.
23

- Tanto y sus variables como adyacente de


sustantivo.
- Tan como adyacente de adjetivo o adverbio.
3. Comparativa de inferioridad: menos como adyacente
autónomo circunstancial y como adyacente de sustantivo,
adjetivo o adverbio.
No obstante, también pueden aparecer como antecedente del
segmento comparativo las formas adjetivas mejor, peor, mayor,
menor (que implican el contenido de más) o unidades multiplicativas
como otro, mismo, igual y adverbios como antes.
Cuando el término de la comparación es una secuencia
previamente degradada por la conjunción que, se evita la contigüidad
con el que comparativo introduciendo entre ambas unidades la
negación no. También se utiliza el no cuando la comparación es entre
dos infinitivos.
Si la oración comparativa lleva una negación, las referencias de
desigualdad quedan suprimidas e incluso invertidas: se elimina la
relación de superioridad  igualdad; la relación de inferioridad se
anula; comparativas de igualdad  inferioridad. En la comparación
con más, la unidad que forma con el término de comparación
funciona como OD o atributo de la oración negativa. la combinación
resultante, no más que, se hace sinónimo de la unidad adverbial
solo.
Otra manera de construir la oración adjetiva con más y menos
consiste en agregar una secuencia adyacente adjetiva mediante la
preposición de, y que consiste en la construcción sustantiva de
relativo con el artículo. Esta estructura se utiliza preferiblemente
cuando el segmento dependiente del cuantificador contiene un verbo
explícito que difícilmente puede elidirse.

Las consecutivas.
Las oraciones consecutivas expresan la consecuencia de una
acción, circunstancia o cualidad indicada en la oración principal. Se
24

unen a través de la siguiente estructura: tanto, tan, tal... que. El


llamado antecedente consiste en un cuantificador que encarece lo
que se comunica. Sin encarecedor no hay construcción ni sentido
consecutivo.
El antecedente, junto con la estructura introducida por que,
funciona como unidad compleja dependiente de un sustantivo, un
adjetivo o un adverbio.
Antecedentes encarecedores:
1. Tanto y sus variantes de género y número.
2. Tan: adyacente de adjetivo, adverbio o locución adverbial.
3. Tal y su plural tales.
4. Cada, un y sus variantes de género y número y una de,
donde se supone la elipsis del sustantivo cantidad.
5. Así, de modo, de manera que...
No han de contarse entre las construcciones consecutivas ciertos
grupos de dos oraciones yuxtapuestas, aunque la segunda de las
mismas contenga un elemento encarecedor como los que se han
visto.
Tampoco son propiamente estructuras consecutivas ciertas
secuencias en las que se puede sospechar la supresión de una
oración degradada por que.

Las adverbiales.
Las oraciones adverbiales son aquellas que cumplen las
funciones propias del adverbio (o su equivalente sustantivo
convenientemente provisto de transpositores), es decir, las de
adyacente circunstancial y de modificador o adyacente oracional.
Si una oración queda degradada con la conjunción que pasa a
funcionar como un sustantivo y, cuando cumple un oficio
circunstancial, requiere, como aquel, la presencia de la oportuna
preposición.
La oración transpuesta por el relativo resulta sustantivada al
omitirse el antecedente o al aparecer el artículo cuando sea
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necesario, en consecuencia, también puede hacer de adyacente


circunstancial si aparece la preposición oportuna.
Cuando carecen de antecedentes, los adverbios relativos donde,
cuando, como y cuanto con preposición, degradan la oración en
que se insertan y ésta funciona como adyacente circunstancial.
La oración transpuesta por que puede ser adyacente de un
adverbio. A veces, éste se unifica con el nexo y da como resultado un
nuevo nexo: aunque, ya que..., en el que el sentido primario del
adverbio se modifica.
En una oración transpuesta por que, si se le añade una locución
formada por un sustantivo + una preposición (gracias a que...), el
conjunto funciona adverbialmente. Un participio inmovilizado en su
significado masculino singular también puede formar una unidad con
una oración transpuesta por que (puesto que, dado que, salvo
que).
Algunos adverbios o unidades adverbializadas también degradan
oraciones a las funciones adverbiales: apenas, si, mientras,
conforme, etc.
Cada transpositor es susceptible de intervenir en la
manifestación de nociones distintas. Podemos distinguir entre dos
tipos de adverbiales:
1. Adverbiales propias: funcionalmente pueden ser sustituidas
por un adverbio. Tienen nociones, temporales, locativas y
modales. Funcionan como adyacente del núcleo oracional.
2. Adverbiales impropias: carecen de sustituto adverbial. Son las
causales y finales, permiten a veces sustituir la oración
degradada por un pronombre neutro precedido por
preposición.

Las adverbiales de lugar.


El transpositor habitual es donde, el cual, dependiendo de las
exigencias del verbo puede adoptar o no preposición. En la lengua
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escrita a veces se utiliza dondequiera con oraciones degradadas con


que.

Las adverbiales de tiempo.


El transpositor más habitual es cuando, pero también se usan
otros adverbios y locuciones adverbiales en que a menudo interviene
que. La referencia que estas oraciones hacen a la realidad puede ser
simultánea con el tiempo señalado en el verbo principal, marcar su
anterioridad inmediata o indicar una simple sucesión. Si el verbo
principal se refiere al porvenir o a la posterioridad, el verbo
degradado debe ponerse en subjuntivo.
A veces se conserva en la lengua escrita la correlación entre dos
unidades temporales: aun apenas, no bien... cuando...

Las adverbiales de modo.


El transpositor más habitual es como, adverbio relativo que solía
presentar correlación con un antecedente de contenido afín
(...así...como...). este antecedente adverbial y el transpositor
pueden aparecer contiguos, aunque lo más común es eliminar el
antecedente, salvo en las construcciones comparativas de igualdad.
Cuando el verbo principal y el degradado coinciden, se suprime
veces el degradado.
Cuando la oración degradada por como aparece en inciso,
sugiere un sentido de corroboración o confirmación.
El contexto puede transformar la noción modal aportada por
como produciendo deferentes sentidos. Cuando la oración
transpuesta por como comienza el enunciado, es frecuente que
adopte el sentido causal. En estos casos, el verbo de la oración
transpuesta va en indicativo. Si la degradada por como está en
subjuntivo denota un sentido condicional. En este caso, serían
sinónimas las estructuras condicionales con si e indicativo.
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Puede aparecer como delante de una oración ya transpuesta por


que (sentido causal o comparativo) o por si seguido de subjuntivo
(mismo sentido que el anterior).
Otro transpositor modal es según (preposición), que precede a
la oración degradada directamente o mediante que. Se usa a veces
combinado con como y con conforme. También es un transpositor el
adjetivo adverbializado conforme.

Las causales.
El transpositor habitual es porque. Suelen distinguirse dos tipos
de relación semántica causal:
1. cuando la oración transpuesta se refiere a la causa real de la
experiencia evocada por el verbo principal.
2. Cuando la oración transpuesta explica el motivo por el que se
expresa el núcleo del enunciado.
Normalmente la oración transpuesta por porque se sitúa en la
secuencia como segundo miembro del enunciado. Cuando se hace
hincapié en la importancia de la causa puede anteponerse a la
principal.
Entre las oraciones transpuestas de sentido causal se incluyen
otras estructuras introducidas por la conjunción que. Del sentido
causal es responsable el modo del verbo de la oración transpuesta
(indicativo o condicional). Cuando el verbo degradado va en
subjuntivo, el sentido es final.
Otro transpositor es pues, al cual suele preceder una pausa.
Hay, no obstante, una serie de locuciones de sentido causal como:
1. Ya que: puede anteponerse o posponerse a la principal.
2. Participio inmovilizado + una oración degradada con que.
3. Puesto que.
4. Como.

Las finales.
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Se refieren al propósito o a la intención con que se produce la


noción designada por el núcleo verbal. El transpositor más habitual es
para que, que exige la oración transpuesta en subjuntivo. Cuando el
sujeto gramatical de la oración principal y la subordinada coinciden,
la estructura de la oración de gradada es para + infinitivo. Por lo
general, la oración transpuesta ocupa el segundo puesto, pero puede
anteponerse a la principal.
A veces, en lugar de para se utiliza la preposición por. En otras
ocasiones, las oraciones vienen degradadas por a que, aunque en
general se trata de objetos preposicionales cuya a está exigida por el
verbo principal.
La finalidad puede quedar expresada por locuciones en que se
añade un sustantivo semánticamente acorde con esa noción, las
cuales vienen a se como perífrasis de para: a fin de que, a fin de
+ infinitivo...

Las oraciones concesivas.


Las oraciones concesivas expresan una objeción o dificultad para
lo dicho en la oración principal sin que ello impida su cumplimiento. El
transpositor más frecuente es aunque, compatible con cualquier
modo o tiempo del verbo transpuesto.
Hay una posible alternancia entre pero y aunque, pero no hay
que identificar sus funciones, puesto que la primera coordina,
mientras la segunda transpone.
La oración degradada puede aparecer en cualquier posición de la
secuencia aislado entre pausas (comas).
El nexo como puede ser concesivo en función de las referencias
semánticas de todo el enunciado. Así también puede hacer de
transpositor concesivo, así como otras conjunciones, locuciones y
construcciones en lugar de aunque: si bien, aun cuando, siquiera,
ya que, y eso que, bien que, mal que, a pesar de que...
Sinónimas son ciertas construcciones degradadas por que contiguas
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a un adjetivo o a un adverbio precedidos por la preposición por (por


+ adjetivo/adverbio + que).
El sentido concesivo puede estar sugerido por la contraposición
semántica entre los dos términos del enunciado, o por oraciones
independientes son conexión sintáctica.

Las oraciones condicionales.


En las oraciones transpuestas introducidas por si, predomina el
sentido condicional, pero no siempre su referencia consiste en
mostrar una condición para el cumplimiento de lo manifestado en la
otra oración. Muchas veces señala una contraposición de diversa
índole, un contraste entre dos realidades compensadas.
En las oraciones con esta estructura se llama prótasis a la
oración transpuesta por si, mientras la oración principal recibe el
nombre de apódosis. El orden de ambas es indiferente. Puede haber
dos tipos de prótasis:
1. Prótasis con indicativo: el verbo de la prótasis va en
indicativo, y el de la apódosis en cualquier forma verbal salvo
el pretérito perfecto compuesto y los futuros de subjuntivo.
Son las llamadas condicionales reales o de relación necesaria.
2. Prótasis con subjuntivo: cabe dos posibilidades, que han sido
llamadas condicionales irreales y de relación imposible:
- Si la perspectiva temporal sugiere el presente o el futuro, el verbo
de la prótasis aparece en pretérito de subjuntivo, mientras el de la
apódosis iría en condicional de indicativo o pretérito del subjuntivo.
- Si la perspectiva se refiere al pasado, el verbo de la prótasis iría en
pretérito perfecto compuesto de subjuntivo, mientras la apódosis
aparecería en pretérito perfecto compuesto de subjuntivo o
condicional perfecto.
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