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LA TRANSICION PARAGUAYA
Víctor-jacinto Flecha
Introducción.
El presente trabajo busca motivar una reflexión sobre el proceso político que la República
ha vivido en los últimos cinco años. Para ello se toca algunos aspectos fundamentales
del proceso, como es lo que se entiende por transición, se define el problema del poder y
se describe el proceso. En fin se busca comprender porque nuestra transición se dió en
esa formas, incluidas sus límites, y no de otra manera.
Los mismos analistas de la transición en América Latina están acuerdo que no existe una
fórmula única para la transición. Cada sociedad crea su propio trayecto hacia la
democracia. Como cualquier proceso socio-político está condicionado por su "elemento"
cultural que podríamos definirlo como el temperamento de cada pueblo. Por otro lado,
depende de la condiciones en que se gesta el proceso. Si la transición nace de una
derrota total por fuerzas absolutamente adversas al sistema gubernamental, la transición
tiene la libertad de instaurar, con hombres nuevos, un régimen político absolutamente
nuevo, como el caso de Nicaragua con la derrota del dictador Anastacio Somoza por las
fuerzas sandinista. En cambio, es diferente cuando el proceso se inicia solamente con un
quiebre parcial del régimen político que hace necesario un pacto entre fuerzas, aún
vitales, del antiguo sistema con fuerzas nuevas, como el caso Chile, Uruguay y
Argentina.
2. La transición paraguaya
Entonces, al ser derrotado éste, en vez de analizarse la estructura del poder se comenzó
a hablar de las "trabas" que representaba los "bolsones autoritarios" todavía existentes
cuando en realidad el golpe del tres de febrero solo permitió la emergencia pública de
bolsones democráticos dentro de un mar de conservadurismo social y político y con un
eje de poder, originado en el pasado, con suficiente fuerza y actores diseminados en
toda la estructura del estado, que carecía de voluntad política para el cambio.
La agenda electoral planteada, a inicio mismo de la transición, por los sustentadores del
poder como los pasos a seguir para pasar de un estado totalitario a un estado
democrático estuvo dado por los siguientes pasos: el primero, las elecciones
presidenciales de 1989, para elegir al que debería terminar el mandato del dictador, el
segundo paso fue la promulgación, en 1990, de una nueva Ley electoral que permitió la
participación de un amplio espectro político y las elecciones municipales (ya bajo esa
nueva Ley) en mayo y junio de 1991 y el tercero fue las elecciones nacionales para la
conformación de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1992, para dictar una nueva
Constitución Nacional y por último, como culminación del proceso, las elecciones
presidenciales, en 1993, en que el Presidente de la transición, general Andrés Rodríguez
pudiera hacer entrega el mandato, en lo posible, a un civil.
donde recién se intenta construirla y con exiguo peso de tradición democrática el cambio
de gobierno no supone cambio de poder.
b) el propio proceso electoral ha permitido la emergencia, casi por primera vez, de una
incipiente ciudadanía.
Es así que en 1991, en las elecciones municipales, se haya dado el triunfo, en la Capital
de la República, de un movimiento ciudadano independiente y en varias ciudades
importantes del interior, el del opositor Partido Liberal Radical Auténtico. Esto supuso una
ruptura fundamental con las costumbres electorales paraguayas. Surge por primera vez
un electorado capaz de romper el "voto cautivo" del oficialismo. Las elecciones generales
presidenciales, parlamento, gobernadores y juntas departamentales de mayo 1993
volvieron a confirmar esta situación con la mayoría de la oposición en el Parlamento y el
triunfo de varios candidatos a gobernadores opositores.
Dentro de la élite intelectual y política existía una percepción de que la única dificultad
para la democratización del país constituía el dictador. Desaparecido éste, el proceso
posterior debería encaminarse, inexorablemente y sin ningún impedimento, a una
verdadera sociedad democrática en funcionamiento.
Como el golpe provino de las entrañas del poder, por ende muchos de los esquemas,
aptitudes, costumbres pasaron a el nuevo tempo político. La mayoría de los cuellos de
botella de la etapa democratizadora fueron resultados de esta situación. La falta de un
modelo de desarrollo democrático consubstanciado en las élites en general pudiera ser
también resultado de la falta de ávides democrática de una amplia mayoría, que todavía
sigue cautiva en el viejo esquema. El peso del pasado tiene una presencia demasiado
clara y fuerte en todo el esquema de la transición.
2. El hecho que la transición se haya iniciado con un golpe de estado implementado por
sectores políticos-económicos del propio poder anterior dificultó aún más, el de por sí,
difícil proceso de apertura. El poder que ostentaban estos grupos provenía de prácticas
políticas y económicas que se debían necesariamente negar para encaminar la práctica
democrática.
También tiene su origen en esta situación la exigua voluntad política demostrada por
parte del poder ejecutivo para implementar proyectos que posibiliten modificaciones
substanciales debidos a presiones de estos sectores políticos-económicos involucrados
en el golpe inicial.
6. La lectura del proceso.
no tenía forma precisa pero que se manifestaba como un deseo amorfo de mejor vida. El
propio líder del golpe, candidato a la Presidencia de la República, en mayo de 1989, y
primer presidente electo en las libertades del pos-stronismo, el Gral. Andrés Rodríguez,
creía que los problemas fundamentales del Paraguay eran mucho más fáciles de lo que
la vida le planteó después. La reformulación del aparato del estado, la modernización de
la estructura económica, la redistribución de la tierra para los campesinos y otras
medidas fundamentales de modernización del estado y del país estuvieron en la agenda
presidencial como sujetos seguros de cambio. Sin embargo esas medidas fueron
siempre esperadas pero nunca anunciadas y efectivizadas.
La oposición comitió un grave error. Estaba muy segura de su triunfo, teniendo en cuenta
las elecciones municipales, que no se movilizó en forma substancial para dichas
elecciones. Con una marcada mayoría oficialista en la Asamblea Nacional Constituyente
se pensó que la Constitución Nacional sería muy conservadora en términos políticos.
Inclusive algunos analistas pronosticaron el fin de la transición. Sin embargo, las
contradicciones internas del partido colorado permitió la elaboración de una constitución
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democrática.
El año 1992 marcó la etapa del paso de las libertades a una estructuración constitucional
de ellas. En efecto la nueva constitución se ubicó entre el anterior tiempo, que se quiso
superar y corregir y las condiciones especiales de la propia transición. En esta
constitución se ha tenido en cuenta el contrapeso necesario entre los tres poderes del
Estado y se ha creado organismos de mutuo control, inclusive organismos autónomos de
control del ejercicio del poder público institucional. A la fuerte centralización del poder, en
el régimen anterior, se ha instaurado la descentralización de dicho poder. Quedó
plenamente garantizada los derechos individuales políticos. Pero también el año 1992
marcó las luchas internas del partido oficialista. Las candidaturas en pugna, en esas
contiendas, fue de tal magnitud que hasta el presente siguen enfrentados y divididos.
El año 1993 significó antes que nada un año electoral y mostró los límites o la capacidad
del poder como para estructurar su propia supervivencia. Denuncias muy serias ponen
en tela de juicio la total transparencia electoral. Sin embargo, la oposición aceptó dichos
resultados y continúo en el proceso. El año 1993 también se constituyó en un año
histórico. Por primera vez, el Paraguay, se procesó el hecho de que el Presidente del
Ejecutivo tenga una mayoría parlamentaria opositora.
Con este hecho los gestores de la transición suponían el fin de la misma en tanto que
organizaciones políticas de la oposición y sectores sociales señalaban en forma
unánime, que si bien se había dado pasos importantes para la construcción de un estado
de derecho, la transición continuaba.
Los sublevados contra el orden existente plantearon, desde la noche misma del golpe, la
construcción de un "estado moderno y democrático". Sin embargo los acontecimientos
en los últimos cinco años ha demostrado que la estructura de poder no estaba
impregnada de un modelo alternativo que negara de substancia al antiguo régimen.
Por circunstancias históricas muy especiales las FF.AA. paraguayas se hicieron del
poder político desde la posguerra del Chaco en 1936. Sin embargo, solamente con la
dictadura de Alfredo Stroessener es que las FF.AA. lograron privilegios nunca visto en la
historia política paraguaya. Toda una generación del poder fue educada bajo los signos
de la impunidad. Cadetes militares y policiales eran adoctrinados como si fueran una
casta diferente y que ostentaba mayor poder que el civil.
El sentido de impunidad, toda vez que no tocaran los intereses del más arriba, creó una
sicología muy especial en estos estamentos. Todo les estaban permitido, desde
garrotear a cualquiera, hacerle torturar, despojarle de sus bienes, enriquecerse con actos
absolutamente ilegales, bajo la sombra del poder, hasta cometer los crímenes más
abyectos. Además el dictador lo mantenía totalmente alejados del relacionamiento con la
sociedad civil
Las Fuerzas Armadas, después del golpe de estado, no se ha replegado a sus cuarteles
al contrario ha demostrado un mayor despliegue dentro de la sociedad civil. Abiertas las
compuertas del muro que dividía a los militares de los civiles, aquellos se insertaron,
como estructura, con comodidad dentro de los estamentos civiles y su influencia es aún
hoy mayor sobre las decisiones políticas que anteriormente. Ahora ya no mandan como
antes sino que han refuncionalizado su accionar sobre la sociedad civil.
El militar es un actor presente que dialoga y hace saber a los civiles de sus deseos y
formas de implementarse las múltiples políticas a nivel general, aunque indudablemente
está de por medio, su peso como fuerzas especiales de la sociedad,. en tanto que están
armados. Sus permanentes encuentros con la generalidad de la clase política en actos
oficiales o invitaciones de diputados y senadores a sus propios cuarteles potencializan su
influencia sobre ésta.
En otro nivel, las FF. AA., como estructura, se centra más sobre sí mismas en su interior
sin descontar los conflictos internos, muchos de los cuales tiene origen político y los
deseos de algunos de sus jefes de hacer ampliamente política, sin dejar sus mandos.
En 1992 fueron llevados a los fueros civiles altos jefes militares por hechos de supuestas
corrupción. Aún cuando posteriormente fueron declarados sin pena y culpa el hecho
mismo es simbólico de que dejaron de ser unos "intocables".
mundo político, utilizando su posición de ostentar altos cargos. Las denuncias sobre la
intervención de un sector militar en las campañas electorales para Constituyentes y la
presidencia de la República son hechos difíciles de negar. Aún así, algunos analistas
políticos se refieren a que en el poder real se gesta un cambio, el traspaso del poder
militar, como estructura, a otro poder más extendido desde punto de vista social pero
más estrechado desde el punto de vista numérico: el poder mafioso o el poder corrupto,
que es el sector que permeabiliza todo.
El Partido Colorado desde el golpe no logró adecuarse a las nuevas exigencias. Continuó
sumergido en la práctica anterior. Y fue incapaz de lograr alguna articulación de sí
mismo. Desde el golpe, el internismo campeó en su estrado y era difícil no pensar que el
Partido Colorado dejaba de ser el mismo para transformarse en varios partidos.
En este contexto las derrotas sufridas por éste en las elecciones municipales de 1991
movilizó al poder real para asegurarse de que la redacción de la carta magna no
estuviera bajo la tutela absoluta de la oposición y que las elecciones presidenciales de
1993 no fuera conquistada por esa misma oposición. Este poder articuló un plan en que
la Constitución pudiera asegurarle que no fuera intervenida "su conquista social". a las
FF.AA. y a sectores "empresariales".
Este sector económico se volvió poderoso. Invadió todas las estructuras. Algunos
analistas políticos han planteado que este es el sector que permanece detrás del estado
(el poder invisible) y que se opone a cualquier proceso de racionalización estatal. En este
caso se asegura que el poder de la mafia sobrepasa, inclusive, al poder del Estado. El
analista Mariano Grondona plantea dos diferencias en cuanto al concepto corrupción. El
primero denomina actos de corrupción, cuando todavía el estado puede controlar y
corregir la corrupción y estado de corrupción., cuando el estado mismo es el forjador de
la corrupción. El aparato estatal, en este caso, ya no puede controlar la corrupción.