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DE LA ESCUELA TRADICIONAL

A LA ESCUELA
CONSTRUCTIVISTA

Óscar Ribas Torres


Introducción:

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Hace unas décadas, la escuela era un complemento a la educación que se impartía en
los hogares. Por tanto, estaba destinada a un grupo selecto de la sociedad, ya que en la
mayoría de las casas, los conocimientos culturales eran mínimos. A raíz del nacimiento
de las democracias occidentales y del desarrollo industrial, emerge la necesidad y la
exigencia de una educación formal para todo el mundo. Esta exigencia no es saldada
hasta después de la 2ª Guerra Mundial donde se plantea la enseñanza obligatoria para
todo el mundo. “Donde hay educación, no hay distinción de clases”(Confuncio).
Ya en los años sesenta, como resultado de su academicismo, su carácter selectivo y por
el hecho de alejar a los estudiantes de la vida real, se respira un clima de protesta
generalizada. Ante este clima hostil, la escuela disminuye su nivel y sus pretensiones.
Consecuentemente,incluso los alumnos menos aventajados concluyen el ciclo educativo
obligatorio. Por tanto, la escuela, aún habiendo sufrido algunos cambios, sigue siendo
básicamente un complemento a la educación. En este periodo crece la tasa de
analfabetismo.
A lo largo de las últimas décadas, la escuela no ha sabido replantear su nueva función
ni desarrollar sus objetivos. La enseñanza por sí sola, no garantiza el aprendizaje. La
escuela que quiera ser una herramienta útil para todos debe preocuparse de desarrollar
las habilidades individuales de todos los alumnos mediante la motivación, partiendo del
conocimiento y experiencias individuales de cada uno de ellos, tal como propone la
escuela constructivista. Otra función que corresponde a la escuela, es contribuir a la
igualdad. Con rasgos propios de la escuela tradicional como el carácter selectivo (la
escuela sirve a quien accederá a la universidad; a quienes no lo harán de poco les sirve
lo aprendido en la vida real), lo único que hace es recalcar aún más las diferencias.

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Aunque aparecen nuevos cambios en la administración de las escuelas, éstas se siguen

quedando anticuadas ya que el mundo evoluciona, se transforma, progresa y en


cambio las escuelas no lo hacen o lo hacen a un ritmo mucho más lento. Además hay
que recalcar que todas las reformas legislativas suelen ser recibidas con cierto reparo y
con temor de que aparezcan otras nuevas. Igualmente no siempre se pueden ejecutar en
el mundo real. Un ejemplo es la ratio de las aulas (el número máximo de niños
permitidos estipulado por la ley). La ley establece un máximo de 25 alumnos por aula
en primaria y de 30 en la E.S.O. Ésta no se cumple en muchos centros por falta de
recursos. Asimismo, las reformas educativas y las decisiones que afecten a la
educación deberían ser propuestas por profesionales del sector; maestras y maestros que
conozcan la raíz de los posibles problemas educativos
“La escuela es una estructura poderosa porque representa a millones de sujetos”
(Tonucci 1990). Es primordial invertir en la educación e invertir la educación ya que
toda la sociedad ha de pasar por ahí y el futuro de dicha sociedad y de cada individuo
que la compone, depende de la formación que reciban.
El gran objetivo de la educación es que todo el mundo forme parte de la sociedad y que
cada persona aporte su granito de arena de una forma competente para enriquecer a la
propia sociedad y al propio individuo.
En la actualidad, factores como la crisis de la figura familiar estándar (un padre que
trabaje y una madre que cuide a los niños) o la exigencia de la sociedad
contemporánea (la falta de tiempo de los padres debido a sus largas horas de trabajo)
y la crisis actual que ésta vive (crisis económica, delincuencia en las calles, etc.) tiene
como consecuencia que se alargue el periodo de estancia en las escuelas y aumente
sus objetivos. Pasa de ser un mero centro de enseñanza a ocupar funciones como
guardería, centro social, centro deportivo y de educación física, etc. Por todo ello, la
recuperación de la funcionalidad de la educación, no sólo ha de pasar por las propias
reformas educativas sino que deben ir de la mano con el entendimiento y el apoyo de

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la sociedad y de todos los sujetos implicados en la educación (maestras y maestros,
madres y padres y el resto de la sociedad).

Evolución de la educación: de la escuela tradicional a la escuela


constructivista.

La educación ha de retomar un nuevo rumbo debido a los cambios sociales,


económicos y culturales que sufre constantemente la sociedad. Además es responsable
de motivar todo y cada uno de los alumnos que forman parte de ella. Es necesario
adoptar una serie de medidas evolutivas y corregir conceptos de la escuela tradicional y
alcanzar el objetivo: que la educación sea una institución funcional para todos los
individuos que componen la sociedad.

Estas son las características de la escuela tradicional y los cambios propuestos por la
escuela constructivista:

La metodología utilizada por la escuela tradicional imparte conocimientos paralelos


respecto a la vida real. Conocimientos muchas veces abstractos para un gran número de
alumnos. La utilización de estos conocimientos para problemas reales es difícilmente
aplicable. La escuela constructivista, en cambio, propone enseñar a los alumnos desde
situaciones reales. Como ejemplo propongo un proyecto educativo que pertenece a la
Escuela de Sant Francesc en Ferreries (Menorca). Plantea al alumno el estudio de las
diferentes capas de la tierra con la siguiente pregunta: ¿Qué encontraríamos si
hiciéramos un agujero hasta el centro de la Tierra?

La escuela tradicional considera al alumno una “tabla rasa”; el niño no sabe nada y va a
aprender lo que el maestro le va a enseñar. A partir de esta base, va adquiriendo
conocimientos. La escuela constructivista empieza a construir el aprendizaje del

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alumno sobre lo ya conocido. Expone que un niño de seis años ya tiene una base de
conocimientos y vivencias propias. Trabaja la educación del niño sobre el conocimiento

ya adquirido. La escuela tradicional asegura que todos los alumnos son iguales.
Defiende esta idea exponiendo que como los niños no saben nada, necesitan la misma
educación y metodología para llegar a un conocimiento concreto. Busca la
homogeneidad, prefiere separar a los niños de las niñas e incluso prefiere los uniformes.
Este último dato, refuerza la teoría que defiende la escuela tradicional asegurando que
todos los niños son iguales. Tiende a excluir a los alumnos con necesidades educativas
especiales. Clasifica a los niños por su edad y no por su conocimiento.
En cambio, la escuela constructivista defiende la diversidad. Todos los niños han
pasado por unas experiencias únicas y diferentes. Se aconseja la creación de aulas no
homogéneas ya que es un error pensar que todos los niños de la misma edad tienen los
mismos conocimientos.

Un dato curioso, es el cierre de las escuelas tradicionales frente a la apertura de las


escuelas constructivistas.
El concepto de cierre se refiere a lo tangible como por ejemplo el cierre de las puertas
para que no entre nadie en el centro educativo. Pero también se refiere a lo intangible
como factores que influyen en el conocimiento. No
acepta influencias del exterior que se entremetan con la enseñanza y que pueda
modificar la planificación didáctica.
En cambio en la escuela constructivista, está permitido el acceso de personas del
exterior. También permite la salida de los alumnos en horas lectivas para estudiar el
medio ambiente. Son también abiertas en el sentido que son receptoras de cualquier
influencia cultural que venga del exterior del centro educativo.
La escuela tradicional no permite los intercambios de objetos entre los alumnos.
Curiosamente tampoco permite el intercambio de opiniones. Eso explica la distribución
de la clase, colocando las mesas de forma horizontal y mirando a la pizarra. Al

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contrario que la propuesta de la escuela constructivista, que distribuye las mesas del
aula de tal forma que los alumnos puedan trabajar en equipo e intercambiar

información.. La escuela constructivista incide en la importancia del trabajo en grupo.


Ha de ser una herramienta de trabajo fluida en la que cada alumno deberá realizar
diferentes tareas desde puntos de vista personales que darán pie muchas veces a debates
y a la socialización de los individuos.

En los aspectos referentes a la evaluación, la escuela tradicional defiende que el


causante de que un niño no apruebe es porque no quiere estudiar. En cambio, la
escuela constructivista, busca soluciones y normalmente culpa del fracaso escolar a los
maestros y su metodología. La evaluación propia de la escuela tradicional, se basa
únicamente en los conocimientos conceptuales y procedimentales del alumno. La
escuela constructivista evalúa también los contenidos actitudinales de una forma más
bien científica.

La figura del maestro en la escuela tradicional es un “todo”. Tiene el conocimiento total


e imparte sus lecciones por medio de clases magistrales. No acepta cambios en su
programación y no deja interactuar. En el constructivismo esta figura no cabe como tal.
Son los alumnos quienes construyen su propio conocimiento y la figura del maestro
guiará a los alumnos para que puedan conocer y utilizar recursos que ayuden a elaborar
su conocimiento. Además el maestro no para de aprender de todas las situaciones
nuevas que se le plantean, ya que al interactuar con el alumnado, nunca se encontrará
con la misma situación dos veces. “Los hombres aprenden mientras enseñan” (Séneca).
Esto se debe a que cada niño es diferente, ha vivido una experiencia distinta al resto de
los alumnos.
En la escuela tradicional, las materias se imparten en forma de asignaturas con su
correspondiente libro de texto. Cada asignatura es independiente y son impartidas por
maestros especialistas. Encontramos el maestro de matemáticas, el maestro de lenguaje,

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etc. En la escuela constructivista las asignaturas dejan de existir como tal. Se enseña
por competencias básicas, (imitando al mundo laboral) y se trabajan las distintas áreas

cognitivas de una forma global. Una competencia básica es simplemente la capacidad


de responder a problemas complejos aplicados a la vida real y llevar a cabo tareas
diversas de forma adecuada para su resolución. Desaparecen los libros de texto y se
utilizan las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) como medio para
desarrollar al máximo las habilidades del individuo. Las competencias básicas integran
los aprendizajes formales, informales y no formales, incorporándolos a las diferentes
áreas o materias

En definitiva, aunque las necesidades del cambio educativo son evidentes, queda
mucho camino por recorrer ya que la escuela tradicional está muy arraigada en el
mundo de la educación. Para este cambio, es necesario que la sociedad vaya cogida de
la mano ya que si no, los esfuerzos que se hacen desde la educación, serán en vano.
“Para educar a un niño hace falta toda una tribu” (proverbio africano)

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