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La Empatía es la vibración de dos o más espíritus en la misma sintonía.

Aunque no
siempre la empatía es sinónimo de llevarse bien, pues en los planos densos dos almas
afines pueden competir hasta lastimarse.
Todo Don es una responsabilidad, pues si tenemos espíritus con los que empatizamos, es
nuestra obligación espiritual el confraternizar con los mismos. Y más aún en los planos
de LUZ.
A diferencia de los espíritus del error, que encarnan para aprender sus lecciones
kármicas, las entidades de LUZ siempre vienen al plano físico en Misión. Y la misma
puede realizarse más fácilmente haciendo un frente común con otras entidades de Luz de
la misma vibración. Y por el contrario, si optamos por rodearnos de seres que todavía no
despegaron de los planos densos, pueden hacer que fracasemos en nuestro objetivo y nos
generemos karmas por inacción.
En el plano físico, el camino de LUZ no es solo optar por DAR, sino evitar también que
nos entorpezcan esa senda de Servicio. El drama es que a veces nos involucramos con
seres que, aún estando en la búsqueda, no alcanzan a tener un desapego y pueden hacer
que tratabillemos nosotros.
Y es muy difícil evaluar lo que nos conviene de verdad. Hay algo que está a la vista,
como un libro abierto: Si quiero llegar a ser un buen Servidor, dejaré de lado mis
apetencias personales, ya sean afectivas o económicas, y optaré por elegir el camino de la
LUZ. Aclaro que ese camino no está reñido con el amor personal ni con lo económico,
pero debemos discernir con Sabiduría cuál es el verdadero Amor y en base a qué destino
debemos construir nuestro camino económico. Mi Yo Superior me dicta que ningún
palacio puede ser edificado con cimientos de barro... y solo se logra una base de concreto
con una gran empatía entre las partes.

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