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MUJERES Y POLÍTICA

Yadhira Yvette Tamayo Herrera

En el mundo, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 70% de los pobres y 2/3
partes de los analfabetas son mujeres. 130 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital y
el número sigue creciendo año con año. Hay estudios serios que demuestran, que aún en Estados Unidos,
el país más liberal del mundo, las mujeres ganan aproximadamente 20% menos que los hombres en un
trabajo igual.

Revisemos también la participación femenina en política: Menos del 20% son mujeres de 45 mil
parlamentarios en el mundo; en México en el Senado hay 27 senadoras de 128 escaños; en la Cámara
de Diputados 27% son mujeres. En Michoacán los números empeoran: No hay senadoras michoacanas;
hay 19 diputados federales de los cuales 4 eran mujeres, hasta el fallecimiento lamentable de la diputada
federal priísta Jenny de los Reyes la semana pasada; El Congreso local cuenta con 40 integrantes, sólo 5
son mujeres. En las Presidencias Municipales, de 113 municipios, hay 3 mujeres.

Pero, ¿por qué es importante la participación de las mujeres en política? Las mujeres representan en
México y el mundo un poco más que la mitad de la población. La política sin la participación femenina es
un barco sin rumbo, precisamente porque se adolece en un sistema político social de las características
que distinguen a lo femenino, se sabe que hay diferencias morfológicas, cerebrales, psicológicas y
culturales, moldeadas a lo largo de la historia de la humanidad. Diferencia y complemento son
indispensables para una sociedad mejor. Lo esencial es comprender que somos iguales pero diferentes
también, y que sin nosotras, no es posible desarrollo alguno para nuestros hijos ni para las generaciones
futuras.

El domingo pasado, acudí a una capacitación de un centenar de mujeres en materia de liderazgo y


política, organizado por la secretaria de promoción política de la mujer y diputada Macarena Chávez,
entre ellas había muchas funcionarias públicas. Escuchar hablar a esas mujeres con el corazón en la
mano disipa cualquier oscuro pensamiento de desesperanza. Ese motor femenino que es la vida afectiva,
mueve montañas: que las familias y la comunidad esté bien es una constante en los porqués las mujeres
participan en política.

Lo dijo Margaret Tatcher, ex primer ministra británica “cualquier mujer que entienda los problemas de
llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país”.

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