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ESQUEMA DE CONTENIDO

VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA DE URGENCIA


Sistemas de emergencia
Objetivos y límites de los primeros auxilios
Marco legal, responsabilidad y ética profesional
Tipos de accidentes y sus consecuencias
Signos de compromiso vital en adulto, niño y lactante
Métodos y materiales de protección de la zona
Medidas de autoprotección personal
Botiquín de primeros auxilios
Prioridades de actuación en múltiples víctimas. Métodos de triaje simple
Signos y síntomas de urgencia
Valoración del nivel de consciencia
Toma de constantes vitales
Protocolos de exploración
Terminología médico-sanitaria en primeros auxilios
Protocolo de transmisión de la información

APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL


Control de la permeabilidad de las vías aéreas
Resucitación cardiopulmonar básica
Desfibrilación externa semiautomática (DEA)
Valoración del accidentado
Atención inicial en lesiones por agentes físicos (traumatismos, calor o frío, electricidad y
radiaciones)
Atención inicial en lesiones por agentes químicos y biológicos
Atención inicial en patología orgánica de urgencia
Actuación limitada al marco de sus competencias

APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN


Evaluación de la necesidad del traslado
Posiciones de seguridad y espera
Técnicas de inmovilización
Técnicas de movilización
Confección de camillas y materiales de inmovilización

APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL


Estrategias básicas de comunicación
Valoración del papel del primer interveniente
Técnicas facilitadoras de la comunicación interpersonal
Factores que predisponen a la ansiedad en situaciones de emergencia o accidentes
PRIMEROS AUXILIOS

VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA


EN URGENCIA

E n este primer capítulo, definiremos qué son los primeros

INTRODUCCIÓN
auxilios y describiremos los modos de actuación a seguir
según los tipos de accidentes y los niveles de emergencia.
Asimismo, explicaremos algunos conceptos básicos, como la toma
de constantes vitales y la valoración del nivel de consciencia.
También hablaremos del ámbito jurídico y de la ética profesional
en este campo.

SISTEMAS DE EMERGENCIA

Ante cualquier situación de accidente, debemos activar el Sistema de Emergencia;


para ello recordaremos la palabra PAS, que son las iniciales de los tres pasos fun-
damentales a seguir para empezar a atender a cualquier accidentado:

• P de “proteger”: antes de comenzar a actuar, hemos de tener la total seguri-


dad de que tanto el accidentando como nosotros mismos estamos fuera de
todo peligro. Por ejemplo, no atenderemos a un electrocutado sin antes des-
conectar la corriente causante del accidente, pues de lo contrario acabaríamos
de igual forma.

• A de “avisar”: siempre que nos sea posible, daremos aviso de la existencia del
accidente a los servicios de emergencia de la empresa o a servicios de emergen-
cia exteriores (112 – 061 – 091 – 092) de la forma más rápida; inmediatamente,
comenzaremos a socorrer mientras esperamos la ayuda profesional.

Siempre que comuniquemos un incidente, debemos indicar:

• Lugar y tipo del accidente.

• Número de heridos.

• Identificación de nuestra identidad (las llamadas anónimas inspiran desconfianza).

• No cortar nunca la comunicación hasta que nos sea indicado.

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

En el caso de no encontrarnos solos, lo primero es socorrer a la víctima, intentan- Recuerda


do avisar lo antes posible sin abandonar al herido, salvo en casos extremos.
Ante cualquier acciden-
• S de “socorrer”: una vez que hemos protegido y avisado, comenzaremos en el te hay que activar el
sistema de emergencia;
lugar de los hechos con las maniobras de primeros auxilios que sean priorita- para ello basta con
rias y aconsejables en cada caso, basándonos en dos actuaciones muy concre- recordar la palabra PAS,
tas, las cuales explicamos a continuación y que se encuentran en lo que deno- formada
minamos “protocolo de exploración”, que son la evaluación primaria y la eva- por las iniciales de las
tres actuaciones más
luación secundaria. importantes en el
momento de empezar a
Protocolo de exploración atender al herido:
Valoración Primaria • “P” de proteger
a la víctima y al
Su objetivo consiste en identificar aquellas situaciones que suponen una amena- socorrista de todo
za para la vida, el control y el reconocimiento de los signos vitales. Para ello, peligro.
observaremos lo que se denomina el ABC de la evaluación primaria, siempre por • “A” de avisar a los
este orden: servicios sanitarios.
• “S” de socorrer a la
víctima.
• A – AIRWAY: permeabilidad de la vía aérea necesaria para que el aire llegue a
los pulmones, observando, por lo tanto, el nivel de conciencia.

• B – BREATHING (RESPIRACIÓN): existencia de respiración espontánea; si falta, se


debe restablecer de forma inmediata.

• C – CIRCULATION (CIRCULACIÓN): existencia de latido cardiaco; si falta el pul-


so carotídeo, deberán iniciarse las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar
(RCP) y comprobar la existencia de hemorragias severas, traumatismos severos,
etc.

Valoración Secundaria
Una vez que ya hemos superado la valoración primaría, nos ocuparemos del res-
to de las posibles lesiones, efectuando un reconocimiento de la víctima en el
siguiente orden:

Cabeza:
• Buscar heridas y contusiones en cuero cabelludo y cara.

• Salida de sangre por nariz, boca y oídos.

• Lesiones en los ojos.

• Aspecto de la cara (piel fría, pálida, sudorosa...).

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PRIMEROS AUXILIOS

Cuello:
Recuerda
• Tomar el pulso carotídeo durante un minuto (frecuencia, pulso).
Para los primeros
auxilios has de tener • En caso de que fuera necesario mover a la víctima, es necesario hacerlo mante-
siempre presente lo niendo el eje cabeza - cuello - tronco como si fuera un bloque rígido. Cualquier
siguiente:
• Mantener la calma.
cuello se considera que está lesionado hasta que una radiografía demuestre lo
• Pedir ayuda. contrario.
• Proteger a la víctima.
• Debe atenderse • Aflojar prendas ajustadas.
primero al
accidentado más
grave. Tórax:
• Ponerlo en posición • Dirigir la atención hacia los huesos que lo conforman, su simetría, su deformi-
lateral de seguridad. dad... Al proceder a la palpación de las costillas, el auxiliador debe iniciar el exa-
• Tranquilizarlo.
• No darle ningún
men lo más cerca posible de la columna vertebral y seguir gradualmente hasta
medicamento, comida el esternón.
o agua.
• En caso de duda, es • Evitando mover a la víctima, se emprende, mediante palpación, una revisión cui-
mejor no hacer nada
que hacerlo mal.
dadosa de la columna vertebral en todo su trayecto.

• Heridas.

Para saber más • Dolor y dificultad al respirar.

¿Qué no se debe
Abdomen:
hacer?
• Emitir nuestra opinión • Heridas.
sobre el estado de salud
al lesionado o los • Muy duro o muy depresible al tacto.
familiares.
• Dejar que se acerquen
curiosos. • Dolor.
• Sustituir al médico.
• Permitir que el lesio- • Edemas.
nado se enfríe.
• Cegarnos con la
aparatosidad de la • Exposición de vísceras.
sangre o de la herida.
• Mover o trasladar al Extremidades:
lesionado (salvo necesi-
• Examinar los brazos y piernas en busca de heridas y deformidades.
dad absoluta).
• Dejar que el lesionado
se levante o se siente. • Valorar la sensibilidad para descartar lesiones de médula.
• Administrar comida,
agua, café o licor.
• Si no hubiera signos de fractura, conviene probar el movimiento de las articu-
• Medicar.
laciones.

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Esquema del circuito del sistema de emergencias:

1. Proteger

2. Avisar

3. Socorrer RECONOCIMIENTO DE SIGNOS VITALES

A. CONSCIENCIA
Evaluación primaria B. RESPIRACIÓN
C. PULSO

CABEZA
CUELLO
Evaluación secundaria TÓRAX
ABDOMEN
EXTREMIDADES

Protocolo de transmisión de la información


En caso de haber solamente un reanimador, éste efectuará la Reanimación
Cardiopulmonar (RCP), durante al menos un minuto, antes de abandonar momen-
táneamente al paciente para solicitar ayuda. En caso de haber más de un reanima-
dor, uno de ellos efectuará inmediatamente la reanimación mientras que el otro
pide ayuda.

El reanimador o la persona que ha acudido a pedir ayuda y que llama al sistema


de emergencias médicas (112), debe estar preparado para brindar la siguiente
información de la forma más rápida y simple posible:

• Lugar de la emergencia, incluyendo, si es posible, dirección y nombre de la calle


o puntos de referencia.

• Número de teléfono desde el que se está haciendo la llamada.

• Carácter del episodio; por ejemplo, accidente de tráfico, ahogamiento, incen-


dio, etc.

• Número de víctimas.

• Estado de la/s víctima/s.

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PRIMEROS AUXILIOS

• Ayuda que se está prestando.

• Cualquier otra información que solicite el SEM.

• El reanimador o la persona que realiza la llamada no debe colgar hasta que el


operador telefónico se lo indique, después debe regresar a colaborar con el rea-
nimador que está practicando la RCP o, si era un reanimador único, a seguir con
la RCP.

En el caso de niños con necesidades asistenciales especiales, la atención del servi-


cio de emergencias se puede complicar por falta de información médica específi-
ca acerca de la enfermedad de base del niño; por eso se recomienda que, tanto
en su hogar como en la escuela, guardería, etc., los encargados del cuidado de
estos niños dispongan de información completa para poder transmitirla al servi-
cio de emergencias en el momento de su llamada. En Estados Unidos, la Academia
Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Urgencias Médicas ha creado
un formulario estandarizado de información de emergencias (Emergency
Information Form, EIF).

LA REANIMACIÓN REALIZADA A UN LACTANTE POR UNA SOLA PERSONA


ES ESPECIAMENTE DIFÍCIL DADO QUE LA VENTILACIÓN DEBE EFECTUARSE
MIENTRAS TIENE LUGAR EL DESPLAZAMIENTO

Un caso especial se puede presentar cuando haya un sólo reanimador, la víctima sea
un lactante pequeño y no exista posibilidad de acceder al activación del SEM. En este
caso, se podrá intentar realizar el transporte y la RCP simultáneamente. Para ello,
apoyaremos al lactante sobre uno de nuestros antebrazos, se le practicará un masa-
je cardiaco con la otra mano y, posteriormente, la ventilación por el método boca-
boca/nariz. Esta reanimación tiene, como puede suponerse, una gran dificultad para
su realización, pues, al mismo tiempo que nos desplazamos andando, debemos efec-
tuar la ventilación, pero sin la posibilidad de realizar una correcta apertura de la vía
aérea, lo cual puede provocar que esta ventilación no sea eficaz. El masaje cardiaco
tampoco será todo lo efectivo que el caso requiere, pues descargaremos sobre un
antebrazo, por un lado, el peso corporal del lactante y, por el otro, la presión que
hará nuestra otra mano para deprimir el tórax. Hoy en día, se están alzando voces
discrepantes en relación con este tipo de actuación, pues existen dudas razonables
sobre la efectividad de esta maniobra, estimándose que es mucho mejor realizar una
correcta RCP básica, ya que el éxito de la recuperación del lactante depende más de
ella que de la llegada del SEM. En vista de todo ello, sólo utilizaremos este sistema
en una situación de extremada urgencia.

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

OBJETIVOS Y LÍMITES DE LOS PRIMEROS AUXILIOS

Como es obvio, cuando se ha producido un accidente no es suficiente con clasifi-


car a las víctimas y establecer unas prioridades. Hay que atenderlas inmediata-
mente siguiendo unas especificaciones. Pero, tan importante es conocer lo que se
debe hacer como, especialmente, lo que no debe hacerse nunca bajo ninguna cir-
cunstancia.

Los primeros auxilios son aquellos que se realizan en un primer momento y de for-
ma rápida en caso de una enfermedad de brusca aparición o de un accidente, has-
ta que la víctima pueda recibir la asistencia específica necesaria por parte de los
profesionales sanitarios.

¿Sabías que no sólo el personal médico cualificado se encarga de llevar a cabo los
primeros auxilios?

Como profesional de la sanidad, también debes saber realizarlos correctamen-


te. Sin embargo, como los accidentes siempre se producen, por definición, de
forma inesperada y en cualquier sitio (en el domicilio, en el trabajo, en la vía
pública, etc.), lo más probable es que la persona que se vea obligada a realizar-
los no sea un profesional sanitario cualificado y que no tenga los conocimien-
tos adecuados.

En estos casos debe seguirse la máxima que dice: es mejor no hacer nada antes
que hacerlo mal. Una incorrecta realización de los primeros auxilios puede empe-
orar seriamente el estado del herido.

Actuación en caso de accidente


Mantener la calma y actuar de forma rápida pero serena. Los instantes posterio-
res a un accidente son de vital importancia para el accidentado; una rápida y
correcta actuación pueden salvarle la vida, evitarle lesiones secundarias y mitigar
ostensiblemente el dolor.

Pedir ayuda de forma urgente, después de evaluar la situación del lugar del acci-
dente (analizando la ubicación y accesibilidad de los accidentados) y de eliminar,
si es posible, las causas que hayan provocado el accidente (por ejemplo, escapes
de gas).

Asimisno, se debe proteger a las víctimas de otros riesgos y prevenir otros peligros
que puedan aparecer en el lugar del accidente.

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PRIMEROS AUXILIOS

Siempre se debe prestar auxilio, en primer lugar, al accidentado que presente mayor
gravedad. Para identificar a la víctima más grave, deberá evaluarse el grado de cons-
ciencia del accidentado, comprobar su respiración y el pulso carotídeo, si las vías res-
piratorias se encuentran abiertas, si se encuentra en estado de choque, si presenta
fracturas, quemaduras o contusiones y si existe algún tipo de hemorragia.

Colocar al accidentado inconsciente en posición de seguridad lateral, para evitar


una posible asfixia por vómito o hemorragia. Si el accidentado muestra signos de
tener una lesión en la columna vertebral, se le colocará en decúbito supino. En la
medida de lo posible, se debe calmar al accidentado (Figura 1).

Figura 1. Decúbito supino.

No debe darse de beber ni proporcionar fármacos a la víctima. En caso de duda,


nunca debe realizarse ninguno de los pasos anteriormente mencionados y se debe
pedir ayuda médica de forma inmediata.

La realización de los primeros auxilios finaliza cuando haga acto de presencia el


personal sanitario cualificado, que procederá a la aplicación de las curas adecua-
das para cada caso y a la evacuación del accidentado. En el caso de que un acci-
dentado rechace la aplicación de los primeros auxilios, deberá seguirse su volun-
tad, dejando constancia, mediante un documento escrito o testigos presenciales
de la situación, de la negación del herido.

MARCO LEGAL, RESPONSABILIDAD Y ÉTICA PROFESIONAL

Responsabilidad y ética profesional


Los primeros auxilios cobran sentido en el respeto y protección de la dignidad, de
la integridad física y de la vida de la persona, sin distinción alguna por motivo de
raza, sexo, ideología, condición social o cualquier otra circunstancia.

El técnico de farmacia y parafarmacia que preste primeros auxilios pretende la pro-


tección de todas las personas contra el infortunio, en situaciones críticas en las que
su vida o su salud corren peligro. El socorrismo es una expresión de solidaridad que

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

brota de la sociedad y retorna hacia ella, con intención de servirla. Es por tanto, un
trabajo social altruista.

Los primeros auxilios no se fundamentan en principios religiosos, caritativos o


moralistas, pues, si bien no los desempeña, cobra su base más sólida en principios
de estricta justicia social, en la idea de servicio al hombre por su condición de per-
sona. Se basan pues, en un sistema de valores éticos y se traducen en una serie de
acciones, técnicas y actitudes humanitarias, popularmente requeridas y aceptadas,
científicamente contrastadas.

Cualquier acción dentro del marco de los primeros auxilios estará presidida por el
conocimiento técnico, la prudencia, la idoneidad, el sentido humanitario y la efi-
cacia. La ineptitud, la imprudencia, la insolidaridad, la omisión del deber de soco-
rro... trascienden la esfera de lo individual y repercute en la institución en su tota-
lidad; por tanto, el auxiliador cuidará su conducta.

Aspectos jurídicos relacionados con los primeros auxilios


Algunas cuestiones que se plantean quienes prestan primeros auxilios son: ¿qué
ocurriría si al atender a un accidentado agravo su situación?

¿Qué ocurriría si fallece al trasladarle? ¿Qué responsabilidad asumo si el resulta-


do de mi actuación es desgraciado? ¿Qué pasaría si no atiendo a la víctima?

Para que exista responsabilidad criminal y, por tanto, delito, el ser humano debe
haber actuado con dolo o culpa; o sea, con intención o con imprudencia, respec-
tivamente.

La intención es el deseo expreso de causar mal, con conciencia y voluntad, sabien


do lo que se hace y queriendo hacerlo. La culpa o imprudencia se produce cuan-
do el individuo realiza una acción sin intención, pero actuando sin la debida dili-
gencia, causando un resultado dañoso, previsible y penado por la ley.

Para que el técnico de farmacia y parafarmacia que presta primeros auxilios incu-
rra en delito, cuando actúa en funciones propias del socorrismo, deberá causar
mal con intención de hacerlo.

Es obvio que, salvo rarísimas excepciones, difíciles de detectar con antelación, los
auxiliadores, sea cuales sean sus cualidades, jamás actuarán con mala intención.

Del técnico en farmacia y parafarmacia no sólo se va a demandar la actuación, sino el


intento de evitar el resultado que pueda producirse. Así, si contempla cómo una per-

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PRIMEROS AUXILIOS

sona se está asfixiando y no actúa, por prejuicios o por reconocer en aquella persona
a un enemigo, por ejemplo, incurriría en responsabilidad agravada por “comisión por
omisión”, reservada para los que han contraído la obligación legal de socorrer, han
asumido voluntariamente ciertas obligaciones o han creado ellos la fuente del peligro.
No sólo se exige actuar, sino intentar evitar la producción del resultado lesivo.

Señalábamos, al comienzo de este apartado, la diferencia entre intención e


imprudencia y conveníamos que la imprudencia se produce cuando la acción care-
cía de intención, pero no se había puesto en ella la debida diligencia y por ello
resultaba un mal.

Un técnico en farmacia y parafarmacia incurrirá en imprudencia, por ejemplo, al


manipular inadecuadamente a un herido cuyos síntomas indican que puede sufrir
lesión de columna vertebral, al trasladar a un paciente en postura incorrecta que
agrave su estado o, simplemente, al no controlar la evolución del paciente durante
el traslado. Por el contrario, si de su actuación se derivase una situación lesiva para
la víctima, sin culpa ni intención, y habiendo adoptado las medidas necesarias para
evitar el daño (y éstas puedan ser demostradas), no existirá responsabilidad penal.

Evidentemente, a medida que los conocimientos en técnicas sanitarias aumentan,


aumenta la responsabilidad y, por tanto, debe prestarse más atención y cuidado
en las intervenciones.

De aquí la insistencia constante en que las intervenciones se realicen con profe-


sionalidad, desde sus niveles más bajos, aplicando los procedimientos y protoco-
los establecidos para cada tipo de intervención; aunque como norma general
siempre se usará la norma básica.

Secreto profesional
Obliga a cualquier persona que, por su trabajo, entre en conocimiento de la vida
privada de otra persona; lo cual quiere decir que es de plena aplicación para cual-
quier auxiliador.

Implica el no poder transmitir datos obtenidos de este modo a ninguna persona


ajena al sistema sanitario (prensa, espectadores y, en algunos casos, incluso fami-
liares de la víctima), ni siquiera la filiación de la víctima o las circunstancias en que
ha sucedido el accidente.

La infracción de este precepto puede dar lugar a denuncias interpuestas por la


propia víctima, ya que vulneraría el derecho a la propia intimidad e imagen, que
está recogido por la ley.

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Altruismo
Nadie que preste primeros auxilios, no sólo técnicos en farmacia, también miem-
bros voluntarios de entidades como SOS-Emergencias, Protección Civil, Cruz Roja,
etc., puede percibir por el auxilio prestado pago alguno, sea en metálico o en
especie.

Discriminación
Ninguna persona que trabaje en el sistema sanitario tiene derecho a dejarse lle-
var por razones de tipo discriminatorio a la hora de atender a una posible vícti-
ma, ya sean de carácter racial, social, económico o, incluso, personal. El hacerlo
así vulnera, no sólo la normativa de entidades como SOS-Emergencias, Protección
Civil y Cruz Roja, sino las propias leyes del estado, comenzando por la misma
Constitución. Las razones únicas de selectividad que se admiten en el ejercicio de
cualquier acción sanitaria son las puramente técnicas. Así, en un caso con varias
víctimas, siempre se atiende primero a las más graves.

TIPOS DE ACCIDENTES Y SUS CONSECUENCIAS

En este capítulo estudiaremos los accidentes más frecuentes, aunque no por ello
menos graves. Algunos de ellos ponen en grave riesgo la vida de quienes los sufre
pero, por suerte, la mayoría terminan reduciéndose a meras anécdotas.

Contusiones
Aunque las hay de diversa consideración y pueden ser bastante dolorosas, las con-
tusiones suelen ser las urgencias más leves. Se trata de una lesión producida a cau-
sa de un fuerte golpe o por una intensa presión en la zona. No suelen dejar más
que una señal en la piel, ya sea en forma de cardenal, en las contusiones de pri-
mer grado, o en forma de hematoma en las de segundo grado.

Quemaduras
Se consideran quemaduras las heridas producidas por el fuego, la electricidad, la
fricción, las sustancias cáusticas, los gases irritantes o las radiaciones.

Las quemaduras conllevan un alto riesgo de infección, que varía en función del
tamaño de la superficie lesionada. La gravedad de la quemadura depende de su
extensión, profundidad, localización, de la edad de la víctima y de la existencia o
no de una dificultad respiratoria en el paciente.

Existen dos tipos de clasificación de las quemaduras: según su profundidad y


según su extensión. Según su profundidad, las quemaduras pueden ser:

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PRIMEROS AUXILIOS

• De primer grado: son las que afectan a la capa superficial de la piel (epidermis),
causan dolor y picor, y provocan la aparición de un eritema (enrojecimiento de
la piel). Pueden producirse, por ejemplo, por una exposición excesiva al sol.

• De segundo grado: son aquellas quemaduras que afectan directamente al teji-


do conjuntivo de la piel (dermis) y, aparte del enrojecimiento de la piel, tam-
bién provocan la aparición de flictenas o vesículas (ampollas) llenas de líqui-
do exudativo. Son dolorosas, puesto que afectan a las terminaciones nerviosas
y causan hipersensibilidad al frío. A su vez, estas quemaduras pueden dividir-
se en superficiales (segundo grado superficial) y profundas (segundo grado
profundo).

• De tercer grado: son las que alcanzan el tejido celular subcutáneo (hipoder-
mis), pudiendo afectar a los músculos, a los nervios e, incluso, a los vasos san-
guíneos. Presentan un color blanco nacarado o negruzco y no producen dolor
porque las terminaciones nerviosas han sido destruidas. A su vez, también,
pueden dividirse en superficiales (tercer grado superficial) y profundas (tercer
grado profundo).

PARA CALCULAR FÁCILMENTE EL PORCENTAJE DE SUPERFICIE QUEMADA, SE


CONSIDERA QUE LA PALMA DE LA MANO DE UN ADULTO EQUIVALE
APROXIMADAMENTE A UN 1% DEL TOTAL DE LA SUPERFICIE CORPORAL

La extensión de una quemadura es determinante para estimar su gravedad. Para


calcular de manera aproximada el porcentaje de una quemadura con respecto al
resto del cuerpo se puede utilizar la regla de Wallace, también conocida como
“de los nueve”, en la que la cabeza y el cuello representan el 9% del total del
cuerpo humano (en los niños, la cabeza representa un 18%); el tórax y el abdo-
men el 18% (9% cada uno); la espalda el 18%; las extremidades superiores el
18% (9% cada una); las extremidades inferiores el 36% (18% cada una; en los
niños, al ser más cortas en relación con el cuerpo, un 14% cada una) y los geni-
tales representan el 1% restante.

Para facilitar el cálculo del porcentaje de la superficie quemada, se considera que


la palma de la mano de un adulto equivale aproximadamente a un 1% del total
de la superficie corporal. Según su extensión, una quemadura se considera leve
si la superficie quemada es inferior al 15% de la superficie corporal total (el 10%
en el caso de los niños y ancianos), moderada, si la quemadura comprende entre
un 15 y un 49%, y grave, si comprende más de un 50%, pudiendo llegar a ser
mortal. (Figura 2)

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Figura 2. De izquierda a derecha, quemaduras de primer, segundo y tercer grado.

Congelaciones
Se denomina congelación a la lesión producida por la acción del frío. Pueden pro-
ducirse bien por causas ambientales, como la nieve o el viento, o bien por causas
orgánicas, como la desnutrición o el estado de choque.

Los síntomas de la congelación incluyen: enfriamiento gradual del organismo, dis-


minución de la sensibilidad de la piel, fatiga, paso vacilante y debilidad muscular,
somnolencia y alteración de la conducta y, en ocasiones, desvanecimiento, taquip-
nea o bradipnea.

Las congelaciones pueden clasificarse en dos tipos, dependiendo de la acción pro-


vocada en el cuerpo humano:

• Congelaciones locales: son aquellas que afectan tan sólo a una parte del cuer-
po. Dependiendo de su profundidad, se distinguen las de primer, segundo y ter-
cer grado.

• Congelaciones generales: se conoce como “síndrome general de congelación”


o hipotermia y aparece como resultado de la acción del frío sobre la totalidad
del cuerpo humano, cuando el organismo pierde más calor del que puede
generar.

Heridas
Una herida puede definirse como una pérdida de continuidad en la piel, provoca-
da por un traumatismo, propiciando así la comunicación del interior del organis-
mo con el exterior.

Una de las funciones de la piel es la de actuar como barrera protectora. Las heri-
das rompen esta barrera y aumentan el riesgo de infección. Aunque el organismo

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PRIMEROS AUXILIOS

dispone de recursos para la reparación de la piel, a veces, por la magnitud o por


la gravedad de la herida, es necesario recurrir a los profesionales sanitarios.

Las heridas se suelen clasificar según el agente que las causa:

• Incisas: son causadas por la acción de un objeto cortante. Suelen ser largas, poco
profundas, con los bordes limpios, perfectamente definidos y muy sangrantes,
debido al corte de los vasos sanguíneos.

• Punzantes: son las provocadas por objetos alargados, como unas tijeras. Suelen
ser profundas y con los bordes bien definidos.

• Contusas: son las causadas por un fuerte golpe o por el roce con una superficie
rugosa, en las que se rompen los capilares de la piel y pueden formarse hema-
tomas. Los bordes son irregulares, favoreciendo la aparición de infecciones.

• Por abrasión: son superficiales, aparecen después de desprenderse algunas de


las capas superiores de la piel a causa de una caída deslizante o de una que-
madura por fricción. En consecuencia, la zona afectada puede llegar a quedar
en carne viva. Este tipo de heridas puede propiciar la entrada de cuerpos
extraños que provoquen alguna infección. Son comunes en el mundo del
ciclismo.

• Por desgarro: son las producidas al arrancarse tejidos de la piel, generalmente


con una máquina. Muestran gran irregularidad y separación en sus bordes, lo
que las convierten en un importante foco de infecciones. Las más graves pue-
den provocar amputaciones.

Otros tipos de heridas, menos habituales, son las calificadas como “heridas especiales”:

• Mordeduras.
• Las producidas por asta de toro.
• Las de arma de fuego.
• En colgajo.
• Por arrancamiento.
• Las mixtas.

Las heridas, según su gravedad, pueden clasificarse como leves (que sólo afectan
a la capa externa de la piel) y graves (que afectan a las capas más profundas,
pudiendo alcanzar los órganos internos).

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VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Hemorragias
Se considera hemorragia a la salida más o menos abundante de sangre por rotu-
ra accidental o espontánea de los vasos sanguíneos.

La gravedad de las hemorragias varía en función de la cantidad de sangre y la


rapidez con que salga por la herida; las hemorragias superiores a 1 L de sangre en
los adultos y a 1/2 L en los niños son consideradas muy peligrosas y provocan un
estado de choque. Si la hemorragia supera los dos litros y medio se producirá la
muerte, prácticamente, en el acto.

Las hemorragias pueden clasificarse de dos formas diferentes, según su carácter y


según el tipo de vaso sanguíneo roto.
Según su carácter, pueden ser:

• Externas: la sangre sale a través de una herida visible.

• Internas: la sangre queda retenida en las cavidades interiores del organismo. Se


detectan por sus síntomas: pulso rápido y débil, respiración acelerada y super-
ficial, palidez, sed y obnubilación.

• Exteriorizadas o mixtas: la herida se produce en el interior del organismo, pero


la sangre fluye al exterior a través de los orificios naturales (por ejemplo, por la
nariz o el oído).

Según el vaso sanguíneo roto, las hemorragias se clasifican en:

• Arteriales: la sangre procede de una arteria, es roja y sale al exterior a borboto-


nes, coincidiendo con el pulso. Se trata de una hemorragia muy peligrosa, puesto
que, con cada contracción cardiaca, se pierde una cantidad importante de sangre.

• Venosas: la sangre procede de una vena rota, es de color rojo oscuro y sale al
exterior de manera continua.

• Capilares: la sangre procede de la rotura de vasos capilares, sale de forma continua


por pequeños puntos sangrantes, situados en toda la extensión de la zona lesiona-
da. Este tipo de hemorragias también es conocido como “hemorragia en sábana”.

Fracturas y luxaciones
Otro tipo de urgencias que se detallarán en este capítulo son las fracturas y las
luxaciones (Figura 3).

19
PRIMEROS AUXILIOS

Figura 3. Fractura abierta, fractura cerrada y fractura incompleta en tallo verde.

Fracturas
Se conoce como fractura a la interrupción de la continuidad, es decir, la rotura,
de un hueso, ya sea total o parcial.

Las causas son muy variadas, desde un golpe fuerte y seco a una sobrecarga en
una parte del cuerpo.

Existen diferentes tipos de fractura que debes conocer:

• Completas: son aquellas en las que el hueso se rompe en todo su grosor, divi-
diéndose en dos o más fragmentos. Dentro de las fracturas completas podemos
distinguir diferentes tipos:

• Subperiósticas: son aquellas en las que el periostio (membrana de tejido


conectivo que recubre los huesos) permanece intacto.

• Cerradas o simples: no se produce lesión alguna de partes blandas internas,


siendo el mismo hueso la única parte afectada.

• Abiertas o complicadas: se producen cuando la rotura del hueso produce una


herida que comunica con el exterior, provocando de este modo una hemo-
rragia externa.

• Conminutas: se trata de fracturas completas en las que el hueso se rompe en


diversos fragmentos, convirtiéndose así en una de las más complicadas de tratar.

• Incompletas: el hueso no llega a fracturarse totalmente. Entre estas fracturas


pueden destacarse:

• Fisuras: son grietas en la superficie del hueso que no llegan a provocar una rotura.

20
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

• Fracturas en tallo verde: se producen especialmente en niños. Uno de los


extremos rotos del hueso no pierde el contacto.

Luxaciones
Se entiende por luxación la separación de un hueso del lugar que ocupa en una
articulación, produciéndose una distensión o rotura del ligamento. Puede ser cau-
sada por un fuerte golpe o por una contracción o distensión brusca de los múscu-
los relacionados con dicha articulación.

SIGNOS DE COMPROMISO VITAL EN ADULTOS, NIÑOS Y


LACTANTES

Los signos de compromiso vital son la pérdida del conocimiento, la falta de respi-
ración y la ausencia de pulso (de este último síntoma, hablaremos ampliamente
en el capítulo de la toma de constantes vitales).

Pérdida del conocimiento


La pérdida del conocimiento es un estado de inconsciencia, en el cual una perso-
na es incapaz de responder a otras personas y a otros estímulos a su alrededor; a
menudo se le llama “coma” o “estado comatoso”.

Hay otros cambios que pueden ocurrir a nivel de conciencia de la persona sin que-
dar ésta inconsciente o antes de quedar inconsciente. En términos médicos, estos
cambios se denominan colectivamente “alteración del estado mental” o “cambio
en el estado mental” e incluyen: confusión, desorientación o estupor repentinos.
La pérdida del conocimiento y cualquier otro cambio súbito en el estado mental
debe tratarse como una emergencia médica.

Una forma fácil de verificar el estado mental de una persona que está despierta,
pero menos alerta de lo usual, es hacerle algunas preguntas simples como “¿cómo
se llama?”, “¿qué día es hoy?”, “¿cuántos años tiene?”... Si la persona no sabe o
responde incorrectamente, entonces su estado mental está disminuido.

Nombres alternativos
Primeros auxilios en caso de pérdida de la conciencia; Primeros auxilios en caso de
coma; Cambios en el estado mental; Alteración del estado mental.

Consideraciones generales
Estar dormido no es lo mismo que estar inconsciente, ya que una persona que está
dormida responde a ruidos estridentes o a sacudidas suaves, pero una persona
inconsciente no lo hace. Además, una persona inconsciente no puede toser ni

21
PRIMEROS AUXILIOS

aclararse la garganta, lo cual puede obstruir las vías respiratorias y ocasionar la


muerte. De nuevo, la pérdida del conocimiento o el cambio súbito en el nivel de
conciencia debe ser tratado como una emergencia médica.

LAS CAUSAS MÁS COMUNES DE LA PÉRDIDA DE


CONOCIMIENTO O DESMAYO SUELEN SER LA DESHIDRATACIÓN,
UN NIVEL BAJO DE AZÚCAR EN LA SANGRE O
PRESIÓN SANGUÍNEA BAJA

Causas
La pérdida del conocimiento puede ser producto de cualquier enfermedad o
lesión importante, así como de la drogadicción o del consumo de alcohol.

La pérdida del conocimiento breve o desmayo suele ser causada por deshidrata-
ción, un nivel de azúcar bajo en la sangre o por presión sanguínea baja temporal;
sin embargo, puede también ser causada por una enfermedad cardiovascular o
neurológica seria. El médico determinará si es necesario hacer exámenes para veri-
ficar la presencia de estos trastornos subyacentes.

Entre otras causas de desmayos, se incluye un esfuerzo intenso durante el proce-


so de defecación, tos vigorosa o hiperventilación.

Los síntomas de la pérdida de conocimiento son:

• Falta de respuesta; es decir, la persona no se despierta si le hablan, tocan o esti-


mulan de cualquier otra manera.
• Pérdida del conocimiento, que puede ser breve y temporal (desmayo) o pro-
longada.
• Desorientación.
• Somnolencia.
• Estupor.
• Mareo.
• Palpitaciones.
• Dolor de cabeza.

Ausencia temporal de la respiración


La respiración que se hace lenta o se detiene, por cualquier causa, se denomina
“apnea”, la cual puede aparecer de vez en cuando o ser temporal. Esto tiende a
ocurrir con la apnea obstructiva del sueño. La apnea prolongada significa que la
persona ha dejado de respirar y también se denomina “paro respiratorio”.

22
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Nombres alternativos
Disminución o detención de la respiración; Ausencia de la respiración; Paro respi-
ratorio; Apnea.

Consideraciones generales
La apnea prolongada (paro respiratorio) es un trastorno potencialmente letal
que requiere de primeros auxilios y atención médica inmediata. Si una perso-
na con cualquier tipo de apnea se pone de color azul, presenta convulsiones,
se debilita o permanece adormecida o inconsciente, se debe buscar atención
médica.

Son muchas y diferentes las razones por las que se puede presentar un cuadro de
apnea, las causas más comunes en bebés y niños pequeños son, por lo general,
muy diferentes de las causas en los adultos. En los bebés y niños pequeños, la cau-
sa más común de paro cardiaco (ausencia de latidos cardiacos efectivos) es el paro
respiratorio; mientras que en los adultos, generalmente ocurre lo contrario, el
paro cardiaco conduce al paro respiratorio.

Causas comunes
Las causas comunes de la apnea en bebés y niños pequeños abarcan:

• Nacimiento prematuro.
• Bronquiolitis.
• Neumonía.
• Ahogamiento.
• Retención de la respiración.
• Convulsiones.
• Meningitis.
• Encefalitis.
• Reflujo gastroesofágico (acidez).
• Asma.

Las causas comunes de la apnea en adultos abarcan:

• Apnea obstructiva del sueño.


• Ahogamiento.
• Sobredosis de drogas; en especial drogas como el alcohol, los analgésicos, nar-
cóticos, barbitúricos, anestésicos y otros depresores.
• Paro cardiaco.
• Asma u otras enfermedades pulmonares.

23
PRIMEROS AUXILIOS

Otras causas de apnea son:

• Ahogamiento inminente.
• Lesión de la cabeza o del tallo cerebral.
• Latidos cardiacos irregulares (Arritmias).
• Trastornos metabólicos.
• Trastornos del sistema nervioso.

MÉTODOS Y MATERIALES DE PROTECCIÓN DE LA ZONA

En numerosas ocasiones, la emergencia se origina en una vía pública como con-


secuencia de un accidente de tráfico. Es de suma importancia la información reci-
bida antes de llegar. Ya en el lugar, el equipo analizará la situación, mediante
una rápida inspección visual, y establecerá las medidas de seguridad pertinentes
para evitar más colisiones o posibles atropellos al personal del equipo durante
las maniobras de rescate y estabilización de los heridos. Lo habitual es que el cen-
tro de coordinación envíe a la escena del siniestro a otros equipos de asistencia,
como bomberos, Guardia Civil, policía... y sean estos dos últimos cuerpos los que
se encarguen de la señalización y de la “distribución” del tráfico. Sin embargo,
en ocasiones, es la ambulancia medicalizada la primera en llegar y en disponer
las primeras medidas. Si es necesario, se solicitarán refuerzos de todo tipo al cen-
tro de coordinación.

En algunas situaciones es conveniente sacar fotografías de la escena (si es posible)


para averiguar posteriormente el mecanismo lesional. La ambulancia (o el primer
vehículo de intervención que llegue) debe estacionarse a una distancia de 15 m
del accidente, con una inclinación hacia la mediana de la vía, con respecto al sen-
tido de la marcha, de 30 a 35° y una proximidad al arcén adecuada, de manera
que no permita el paso de vehículos por el mismo.

Es necesario crear una zona operativa señalizada con conos, así como mantener
la ambulancia con la máxima señalización luminosa, tanto de día como de
noche, para alertar al resto de conductores. Si el accidente ocupa todos los carri-
les de una vía (de dos o varios carriles), ya sea total o parcialmente, es preciso
cortar totalmente la carretera o autopista, incluyendo el arcén más alejado del
accidente, ya que éste también puede constituir un punto de peligro para quie-
nes intervienen. Estas normas pueden variar en función de otros riesgos añadi-
dos. Siempre que sea posible, se debe bajar de la ambulancia por el lateral más
cercano al accidente, manteniéndose en la “zona de intervención” o “zona de
seguridad”.

24
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

MEDIDAS DE AUTOPROTECCIÓN PERSONAL

Cuando proporcione primeros auxilios, es importante que se proteja a sí mismo


de heridas o infecciones. Antes de atender a un herido, una regla básica consiste
en comprobar que la situación es segura. Tenga presente que la infección puede
ser un riesgo en heridas menores.

Prevención contra infecciones


La prevención de la infección cruzada (infectarse o transmitir gérmenes a un herido) es
una parte importante de la asistencia. Tiene una importancia especial en heridas abiertas.

Medidas sencillas como lavarse las manos y usar guantes de un solo uso, propor-
cionan una protección adecuada. Existe un riesgo de infección por virus de trans-
misión sanguínea como el de Hepatitis B o VIH, pero sólo se transmiten por con-
tacto sanguíneo directo: por ejemplo, si la sangre de una persona infectada entra
en contacto con la suya a través de un corte.

No hay ninguna evidencia de que este virus se transmita durante una reanimación.

Normas de prevención contra la infección cruzada


Estas normas de prevención le ayudarán a evitar con eficacia la propagación de
una infección.

• Si hay instalaciones disponibles, lávese las manos a fondo con agua y jabón
antes de atender al herido.

• Cuando proporcione asistencia, use siempre guantes protectores de un solo uso.


Si no tiene, pida al herido que él mismo se tape la herida o protéjase con bol-
sas de plástico limpias.

• Tápese cualquier herida o rascada en las manos con apósitos impermeables.

• Si la hemorragia es abundante, protéjase usando bata y gafas de plástico.

• Evite tocar una herida o cualquier parte de ropa que haya estado en contacto.

• Durante la asistencia intene no respirar, toser o estornudar sobre una herida.

• Vaya con cuidado de no cortarse con vidrio o pincharse con alguna aguja que
se encuentre sobre el herido o a su lado.

25
PRIMEROS AUXILIOS

• Si dispone de protector o máscara, úselo durante la reanimación.

• Tire los residuos a un lugar seguro.

Tratar con residuos


Una vez acabada la asistencia, deshágase de los residuos para evitar infecciones.
Deje los elementos manchados y los guantes en una bolsa de plástico o en una bol-
sa para residuos biológicos (amarilla).

Para los objetos puntiagudos, como agujas, habría de utilizar un contenedor de


plástico llamado biocontenedor. Cierre la bolsa o depósito de manera segura y eti-
quéterl para advertir de que contiene residuos médicos.

Para saber más BOTIQUÍN DE PRIMEROS AUXILIOS

Un antídoto universal es La función de los botiquines en la realización de los primeros auxilios puede ser
una sustancia que vital para la recuperación del enfermo; un botiquín perfectamente equipado pue-
neutraliza los efectos
de salvar la vida de la persona que haya sufrido un accidente.
venenosos de otra,
compuesta por una
solución de una parte De todas formas, recuerde que el concepto de “primeros auxilios” se aplica a los
de sulfato de hierro cuidados de urgencia que se proporcionan al accidentado en un primer momen-
en dos partes de agua
to, hasta que un equipo sanitario cualificado pueda hacerse cargo de él.
con magnesia.

¿Sabía usted que no sólo los hospitales y demás centros sanitarios deben disponer
de un botiquín completo?

Es lógico suponer que los centros de asistencia médica disponen de botiquines


bien equipados para la práctica de primeros auxilios, pero debe usted saber
que, por ejemplo, todos los autobuses tienen la obligación de tener a bordo un
botiquín con los productos y materiales necesarios para poder atender una
urgencia.

Además, es muy recomendable tener uno en cada domicilio particular, para tra-
tar los pequeños accidentes domésticos, tales como quemaduras leves, cortes o
golpes.

Un botiquín es un mueble o maleta donde se guardan cierto número de medica-


mentos y apósitos que, en conjunto, sirven para un objetivo determinado. Por lo
tanto, el botiquín de urgencias estará preparado para atender, precisamente, las
situaciones de urgencia más comunes.

26
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

El botiquín en el domicilio
Aunque se necesita un cierto nivel de conocimientos para la administración y
utilización de medicamentos e instrumentos, es aconsejable que cada domicilio
particular disponga de un botiquín bien equipado para poder atender posibles
urgencias.

Cualquier caja de plástico, de madera o de metal puede convertirse en un buen


botiquín doméstico, siempre que contenga lo necesario. La caja, que debe ser
manejable y fácil de transportar, deberá tener un cierre seguro para evitar que los
niños la abran (los botiquines contienen productos peligrosos que deben mante-
nerse fuera del alcance de los niños).

El botiquín debe colocarse en un lugar seco y fresco; ha de evitarse colocarlo en


la cocina o en el baño, para mantenerlo apartado de cualquier fuente de calor o
humedad, y todos los habitantes de la casa deben conocer su ubicación.

ES IMPORTANTE MANTENER EL BOTIQUÍN EN UN LUGAR FRESCO Y SECO DE LA


CASA Y QUE TODOS LOS HABITANTES CONOZCAN SU UBICACIÓN

El botiquín debe ser revisado periódicamente para retirar y sustituir los productos
caducados o gastados. No deben guardarse fármacos de uso habitual, puesto que
el botiquín está destinado al tratamiento de urgencias imprevistas.

Contenido de un botiquín doméstico:

Material de curas:

• Gasas estériles (en sobres de 4 ó 5 unidades).


• Un paquete de algodón hidrófilo.
• Agua oxigenada.
• Alcohol de 70°.
• Un antiséptico (clorhexidina o povidona yodada).
• Esparadrapo hipoalergénico de papel y de tela.
• Tiritas de varios tamaños.
• Vendas elásticas y de gasa orillada de varios tamaños, con imperdibles para fijarlas.
• Una venda de gasa para improvisar un cabestrillo.

Medicamentos:

• Analgésicos (paracetamol y ácido acetilsalicílico).

27
PRIMEROS AUXILIOS

Recuerda • Pomada o compresas especiales para quemaduras.


• Pomada antiinflamatoria para golpes y pomada antihistamínica para picaduras.
El botiquín es útil
siempre que se sepa
Otros materiales:
utilizar su contenido.
No olvide nunca la • Termómetro.
máxima de que, en un • Tijeras de puntas redondeadas.
accidente, es mejor no • Pinzas pequeñas.
hacer nada que hacerlo
• Guantes estériles desechables.
mal.
• Jabón líquido y cepillo para las uñas.
• Bolsa de goma para hielo o agua caliente.

Es muy importante también que el botiquín doméstico disponga de un completo


manual de primeros auxilios, así como los teléfonos del centro hospitalario más
cercano, del médico titular y de un servicio de evacuación y transporte de heridos.
Es también aconsejable que en el botiquín figure el teléfono de los bomberos, el
de la policía local y el de información toxicológica.

El botiquín de viaje
Los botiquines deben estar presentes en los medios de transporte, ya sean públi-
cos o privados. El transporte público (autobuses, trenes y taxis) tiene la obligación
de disponer de un botiquín perfectamente equipado y, además, los conductores
deben tener conocimientos de primeros auxilios (Figura 4).

Figura 4. El botiquín de primeros auxilios para llevar en un automóvil particular, puede consistir
en un recipiente que cierre herméticamente y que sea fácil de abrir. En la tapa puede poner
claramente las palabras “primeros auxilios” e, incluso, añadir una lista de lo que contiene.

28
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

El autobús es uno de los transportes públicos con mayor número de usuarios; por
este motivo es importante que disponga de un botiquín, para hacer frente con
garantías a cualquier accidente o situación de emergencia.

El botiquín del autobús debe ser perfectamente manejable y transportable, ade-


más de estar situado en un lugar de fácil acceso para el conductor; debe revisar-
se de forma periódica para sustituir los elementos caducados o gastados; también
debe tener un cierre hermético (sin llave, para facilitar un rápido acceso), que
impida que los niños puedan abrirlo.

Es conveniente, en algunos casos (como en viajes de largo recorrido, por ejem-


plo), que los pasajeros conozcan la ubicación del botiquín. Otros medios de trans-
porte, como el tren, el metro, el avión o el taxi, también deben incluir necesaria-
mente en su equipamiento un botiquín de características similares al que se inclu-
ye en el autobús.

Finalmente, todo turismo de uso privado debería contar también con un botiquín
médico bien equipado; especialmente en trayectos largos, los turismos de uso pri-
vado y taxis deben llevar un botiquín de primeros auxilios con los componentes
siguientes:

• Guantes desechables (de un solo uso).


• Algodón hidrófilo.
• Apósitos y gasas estériles.
• Un collar de protección cervical.
• Esparadrapo y tiritas.
• Tijeras.
• Pinzas.
• Imperdibles.
• Una goma elástica (de unos 150 cm de largo y de 5 a 10 cm de ancho) para la
práctica de torniquetes.
• Una máscara.
• Bicarbonato sódico.

En el resto de medios, al tratarse de transportes de mayor envergadura y, en con-


secuencia, con mayor capacidad, los botiquines pueden ser más amplios y conte-
ner más elementos como:

• Un cojín hemostático.
• Pomadas para picaduras y golpes.
• Vendas de diversos tamaños.

29
PRIMEROS AUXILIOS

• Algunos fármacos, como analgésicos o antipiréticos.


• Jeringuillas, etc.

Pero no sólo los medios de transporte deben disponer de botiquines. También


han de estar presentes en todos los centros de trabajo (desde los pequeños nego-
cios familiares hasta las más grandes multinacionales), en las escuelas y, en gene-
ral, en cualquier lugar en el que se reúna mucha gente (salas de fiestas, estadios
deportivos, etc.).

Dichos botiquines estarán dotados, como mínimo, de los siguientes materiales:

• Agua oxigenada.
• Povidona yodada.
• Tul engrasado.
• Pomada para quemaduras.
• Gasas estériles.
• Vendas (como mínimo, dos de 5 x 5 cm y dos de 10 x 10 cm).
• Esparadrapo.
• Tiritas.
• Un torniquete o goma para hacer compresión.
• Guantes estériles de un solo uso (un mínimo de dos pares).
• Pinzas y tijeras.
• Pomada antiinflamatoria.
• Analgésicos (paracetamol y ácido acetilsalicílico).

Como puede usted imaginar, tan importante es que el botiquín esté bien equipa-
do como que cuente también con un completo manual de primeros auxilios. Un
buen uso del material del botiquín puede ser vital para controlar una situación de
emergencia hasta la supervisión o intervención de un médico.

Habrá podido apreciar la importancia que tienen los primeros auxilios.


Evidentemente, todos los profesionales sanitarios deben tener conocimientos de
cómo realizarlos, pero el ideal es que toda la población sepa cómo actuar ante
una situación de emergencia.

PRIORIDADES DE ACTUACIÓN CON MÚLTIPLES VÍCTIMAS.


MÉTODOS DE TRIAJE SIMPLE

En un accidente con múltiples víctimas, el orden de atención se establece según


las prioridades de asistencia, que se basan en los distintos niveles de urgencia;
para ello, debe realizarse una clasificación de los accidentados en función de la

30
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

gravedad y el peligro que presenten, de modo que se asigna un orden de prefe-


rencia a los heridos, estando siempre en los primeros puestos los de mayor grave-
dad. Debe respetarse siempre esta escala de prioridades, por lo que, por ejemplo,
no debe socorrerse en primer lugar a la víctima que más se queje o más gritos pro-
fiera, puesto que puede no ser quien más lo necesite. Para determinar el orden
de prioridades, debe realizarse una evaluación urgente y rápida de los diferentes
accidentados, comprobando, en primer lugar, los aspectos siguientes: si sus vías
respiratorias permanecen abiertas, si existe latido cardiaco y respiración espontá-
nea, si hay hemorragia abundante y si está consciente o no.

En el caso de que se observe alguna o varias de las cuatro primeras circunstan-


cias, el accidentado tendrá prioridad de asistencia. En caso contrario, el herido
podrá ser atendido con posterioridad (aunque no más de seis horas después del
accidente).

Para la realización de la clasificación de los accidentados en función de su grave-


dad, existe un código de colores para establecer la prioridad de asistencia de los
heridos; se trata de unas tarjetas en las que debe figurar, si se conoce, el nombre
de la persona atendida, la prioridad y un esquema de las lesiones sufridas.

Se establecen los siguientes colores para las tarjetas:

• Roja: se utiliza para las prioridades absolutas, es decir, para aquellos casos en los
que la víctima necesite una actuación inmediata por estar en peligro de muerte.
La tarjeta roja implica asistencia en un tiempo máximo de 5 minutos y una eva-
cuación inmediata del herido; se aplica a los accidentados que presentan un esta-
do de emergencia vital, como parada cardiorrespiratoria, insuficiencia respirato-
ria aguda, hemorragias importantes (superiores a 1 L de sangre), heridas toráci-
cas o abdominales abiertas, quemaduras profundas, estado de coma profundo,
estado de choque severo y traumatismos craneoencefálicos.

• Amarilla: también llamada tarjeta de primera urgencia, se asigna a los casos en


que el accidentado necesita una atención inmediata, aunque su vida no corra
peligro inmediato (el peligro aparecerá en caso de sufrirse demora en la asis-
tencia). Se asigna una tarjeta amarilla a los accidentados que presenten patolo-
gías urgentes no graves, como el estado de choque o coma, fracturas y heridas
abiertas, politraumatismos, traumatismos vertebrales o craneoencefálicos seve-
ros -en pacientes conscientes-, quemaduras de segundo grado, etc.

• Verde: se asigna a las urgencias sin prioridad, esto es, a aquellos casos en que
la vida del paciente no corre ningún peligro. La tarjeta verde se asigna a los

31
PRIMEROS AUXILIOS

accidentados que sufren una patología leve no urgente, como fracturas meno-
res cerradas, heridas y quemaduras de poca consideración, estrés psíquico, etc.

• Negra: esta tarjeta se asigna a aquellos accidentados desahuciados, no recupera-


bles o cadáveres. Se usa la tarjeta negra en caso de traumatismo con pérdida de
masa encefálica, lesión vertebral grave, quemaduras superiores al 40% y en heri-
dos mayores de 60 años con lesiones graves, accidentados con lesiones mortales
o cuando se ignore el tiempo que ha durado una parada cardiorrespiratoria.

Debe asistirse, primero, a los accidentados a los que se les asigne una tarjeta roja,
por presentar los síntomas más graves; luego han de ser atendidos los heridos seña-
lados con una tarjeta amarilla y, por último, los accidentados con tarjeta verde.

A los heridos a los que se les haya asignado una tarjeta negra se les procurará
todo el bienestar posible, hasta que su situación se vuelva irreversible de forma
definitiva o hasta que el personal sanitario se haga cargo de ellos.

En los casos de accidente con un sólo herido, debe establecerse también la priori-
dad de asistencia de las diferentes heridas que haya podido sufrir, es decir, si un
accidentado presenta diversas contusiones, por ejemplo, la ausencia de respira-
ción espontánea y una fractura abierta de tibia y peroné, los primeros auxilios se
dirigirán, primero, a la recuperación de la respiración, luego se procederá a la
inmovilización de la fractura y, en último lugar, al tratamiento de las contusiones,
atendiendo primero las lesiones más graves.

SIGNOS Y SÍNTOMAS DE URGENCIA

Un accidente, por su propia definición, puede ocurrir en cualquier momento y


lugar. Sus consecuencias abarcan desde un sencillo corte en un dedo hasta la
muerte del afectado.

¿Quién puede atenderle? Lo más lógico sería acudir a un centro sanitario, pero,
como puedes suponer, no siempre es posible este desplazamiento (Figura 5).
Figura 5. Ante una
urgencia, tras mantener Por esto, es necesario un conocimiento profundo de los primeros auxilios, para
la calma y tranquilizar a atender al herido hasta que puedan hacerlo los profesionales.
la víctima, hay que pedir
ayuda de forma urgente.
Se conoce como urgencia a toda situación que requiera una asistencia médica de
forma inmediata (en un tiempo no superior a seis horas una vez producido el per-
cance o accidente).

32
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Pueden distinguirse dos tipos de urgencia: Recuerda

• Real: es cuando se produce una o varias alteraciones que ponen en peligro, de La conciencia es el
forma inmediata, la vida o las funciones vitales de la víctima. conocimiento intuitivo o
reflexivo que el individuo
tiene de sí mismo y de
• Figurada: es la situación de urgencia provocada por una o varias alteraciones sus cambios, del medio
sin importancia o por una situación de estrés. que lo rodea y de sus
modificaciones; mientras
que el término conscien-
Debe introducirse, en este punto, el concepto de emergencia, que puede conside- te alude al individuo que
rarse una situación de urgencia muy grave en la que la víctima corre un peligro siente y piensa con
inmediato de muerte (si no se trata correctamente una situación de emergencia, conocimiento.
el accidentado puede morir en menos de una hora) o en la que sus funciones vita-
les pueden verse seriamente alteradas.

Pueden distinguirse tres tipos distintos de emergencia:

• Extrema: también llamada “emergencia absoluta”. Se da en aquellas situacio-


nes que precisan una asistencia inmediata, puesto que la vida del accidentado
está en serio peligro.

• Primera emergencia: a pesar de no tratarse de situaciones mortales, si no


se atienden con la rapidez y la corrección adecuadas puede sobrevenir la
muerte.

• Segunda emergencia: no supone peligro de muerte para el accidentado y el tra-


tamiento y la evacuación del herido pueden demorarse, aunque nunca más de
seis horas.

VALORACIÓN DEL NIVEL DE CONSCIENCIA

Como has podido apreciar en los anteriores apartados, los primeros auxilios son
muy a menudo una cuestión de vida o muerte, en la que la correcta evaluación
del estado del accidentado puede significar tanto como la posterior aplicación de
los cuidados. Entre los parámetros que hay que tener en cuenta, encontramos el
estado de consciencia, que no sólo proporciona información sobre el grado de
daño que ha sufrido el enfermo, sino que también modifica las pautas que hay
que seguir al hacerse cargo de él.

En este apartado explicaremos los diferentes grados de consciencia y las causas


que pueden provocar una pérdida de la misma.

33
PRIMEROS AUXILIOS

Un ser humano está en estado consciente cuando siente y piensa con conocimien-
to o conciencia.

Existen diferentes grados de alteración de la consciencia, dependiendo del esta-


do que presente el accidentado en el momento de recibir los primeros auxilios:

• Vigilia: en este estado, el afectado se encuentra con los ojos abiertos, perfecta-
mente consciente y responde a los estímulos externos.

• Obnubilación: el afectado mantiene los ojos abiertos pero existe tendencia a


perder momentáneamente el conocimiento; además, está desorientado y mues-
tra cierta indiferencia a los diferentes estímulos.

• Sopor: el afectado se encuentra dormido y sólo logra cierta lucidez momentá-


nea mediante estímulos verbales (sopor superficial) o mediante estímulos dolo-
rosos (sopor profundo).

• Coma: el afectado está inconsciente y no responde a ningún tipo de estímulo.


Existen, a su vez, diferentes grados de coma, desde el coma momentáneo, del
que el accidentado puede recuperarse en breves instantes, hasta el estado de
muerte cerebral, irreversible, por no existir actividad en el cerebro.

La falta de sangre y oxígeno en los órganos vitales puede ser producida por
diferentes alteraciones del sistema circulatorio que, en más de una ocasión,
dejarán al afectado inconsciente.

Las causas que pueden provocar una pérdida de la consciencia son:

• Causas que afectan directamente al cerebro: son situaciones en que el cerebro


sufre daño de forma directa, generalmente por heridas o golpes en la cabeza.

• Causas que limitan el aporte de sangre y oxígeno al cerebro, de manera que


deja de realizar sus funciones. Las lipotimias o los infartos de miocardio pro-
vocan este tipo de limitación.

• Causas que provocan una compresión del cerebro: al hacer presión sobre el
cerebro, se produce una disminución de la irrigación sanguínea. La meningi-
tis puede provocar una compresión cerebral.

• Alteraciones químicas de la sangre: ciertas sustancias (veneno, drogas, etc.)


pueden provocar una disminución del oxígeno en la sangre.

34
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

• Alteración del funcionamiento del cerebro: ciertas dolencias, tales como con-
vulsiones o ataques epilépticos, pueden afectar las funciones propias del
cerebro provocando una pérdida del conocimiento.

TOMA DE CONSTANTES VITALES

La respiración
La frecuencia respiratoria normal es de 16 a 20 rpm (se cuenta como “respiración”
a la suma de inspiración y espiración). El aumento de dicha frecuencia, o taquip-
nea, se produce de manera fisiológica tras el ejercicio o la excitación; igualmen-
te, la permanencia en alturas considerables o en grandes profundidades acelera
el ritmo respiratorio.

La bradipnea, o disminución de la frecuencia respiratoria, se presenta fisiológica-


mente durante el sueño. Patológicamente, se da con intoxicaciones por opio, bar-
bitúricos, alcohol, ácido carbónico, ácido cianhídrico, estados de choque, etc.

La disnea es la dificultad para respirar. Desde que la respiración deja de ser un


reflejo inconsciente para convertirse en un acto consciente empieza la disnea.

Dado que la respiración normal depende de muchos factores, son muchas tam-
bién las posibles causas de disnea: la falta de oxígeno en el aire, la falta o escasez
de hemoglobina en la sangre, la obstrucción de las vías respiratorias, etc.

Pulso: manera de apreciarlo y datos que suministra


El pulso es la trasmisión a todas las arterias del organismo del impulso cardiaco
sistólico, esto es, la contracción del corazón. Por ello, puede ser apreciado en cual-
quier parte del cuerpo en que exista una arteria cerca de la superficie de la piel
y, mejor aún, si descansa sobre el plano duro de un hueso.

La arteria más utilizada para valorar el pulso es la radial, localizada en la parte


externa de la cara anterior de la muñeca. También puede explorarse en la caróti-
da, a ambos lados de la garganta. Otros puntos utilizados para valorar el pulso
son las arterias temporales, sobre las sienes; la femoral, sobre las ingles, y la poplí-
tea, en el hueco de la cara posterior de la rodilla.

Por la facilidad de su localización y por su importancia, al informarnos sobre la


irrigación sanguínea cerebral, el pulso carotídeo es el que debemos valorar prio-
ritariamente en una situación de primeros auxilios. Este pulso se debe buscar a la
altura de las arterias carótidas, situadas superficialmente a ambos lados de la línea
media del cuello.

35
PRIMEROS AUXILIOS

El auxiliador procederá de la siguiente forma:

Se colocará al lado de la víctima, situará los dedos índice y medio en la línea media
del cuello (a la altura de la laringe) y, deslizándolos unos dos centímetros a uno
de los lados, presionará con los dedos suavemente, intentando localizar de este
modo el pulso.

Conviene señalar que no se deben palpar ambas carótidas a la vez, puesto que si
se interrumpe o dificulta el paso de sangre al cerebro, puede ponerse en peligro
al herido.

GENERALMENTE, LA ARTERIA UTILIZADA PARA VALORAR EL PULSO ES LA


RADIAL, QUE SE LOCALIZADA EN LA PARTE EXTERNA DE LA CARA ANTERIOR DE
LA MUÑECA.

Aunque son tres las características del pulso -a saber, frecuencia, ritmo y ampli-
tud-, a nosotros nos interesa fundamentalmente la primera. La frecuencia normal
del pulso es muy variable en un adulto sano. En reposo suele ser de 60 a 80 pul-
saciones por minuto, con variaciones que oscilan entre las 44, en individuos robus-
tos y entrenados (Ej.: Miguel Indurain), y las 90 ó 100, en sujetos más débiles o
nerviosos, así como en niños.

El aumento de frecuencia se denomina taquicardia: de manera fisiológica se pre-


senta tras el ejercicio, la excitación nerviosa o las comidas abundantes. De forma
patológica, la fiebre, un choque traumático, hemorragias, infarto de miocardio,
entre otras, desencadenan la taquicardia.

El pulso lento se denomina bradicardia, que, desde un punto de vista fisiológico, se


manifiesta durante el sueño y en atletas en reposo. Si es muy lento (inferior a 40
pulsaciones por minuto), debe hacernos pensar en una lesión cardiaca (sobre todo
si el individuo sufre desvanecimiento o disnea) o cerebral (en los traumatismos de
tipo craneoencefálico).

Presión arterial: Información que aporta


La presión arterial, también conocida como tensión arterial, es la presión que ejer-
ce la sangre contra las paredes de las arterias. Depende de la energía de la activi-
dad del corazón, la elasticidad de las paredes arteriales y el volumen y viscosidad
de la sangre.

La presión máxima se produce cerca del final del latido de expulsión del ventrícu-
lo izquierdo del corazón, llamada “presión máxima” o “sistólica”. Ésta refleja el

36
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

volumen de sangre circulante. Su descenso puede deberse a una pérdida de san-


gre masiva, caso del choque.

La presión mínima se produce en la parte final de la diástole ventricular, llamada


“presión mínima” o “diastólica”. Este tipo de presión va a reflejar el diámetro de
las arterias, su descenso se debería a la dilatación de las mismas y viceversa.

Debemos de tener en cuenta que, a la hora de aplicar unos primeros auxilios, no


nos va a ser posible medir la presión arterial, debido a que se requieren unos
medios materiales de los que se va a carecer. En estas situaciones, nos interesará
conocer aquellos signos y síntomas que nos van a indicar su alteración en deter-
minadas circunstancias.

Coloración del rostro


Dentro de la normalidad, existe una gran variación entre unos individuos y otros,
por lo que se refiere a la coloración de la cara y de toda la piel del cuerpo.

No obstante, en los estados patológicos, las alteraciones de la coloración, aprecia-


das con objetividad, pueden sernos muy útiles para el diagnóstico.

TERMINOLOGÍA MÉDICO-SANITARIA

Además de los conceptos de “pulso”, “tensión arterial”, “respiración” y “colora-


ción” del accidentado, es asimismo importante también conocer otros conceptos
previos a la valoración del accidentado, que son los signos y los síntomas:

Signos y síntomas
SÍNTOMA: manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable sola-
mente por el paciente. (Ej.: el dolor.)

SIGNO: manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable tanto


por el paciente como por un observador. (Ej.: convulsiones, deformación de un
miembro...)

Esto es, los síntomas son subjetivos, mientras que los signos son objetivos. Ambos
nos van a proporcionar información sobre el estado del herido. Para conocer los
síntomas, es necesario recurrir al interrogatorio, mientras que para conocer los
signos usaremos la exploración, esto es, inspección y palpación.

La inspección permite apreciar, mediante observación, el estado general del heri-


do, el color de su rostro, la deformidad de un miembro fracturado, la importan-

37
PRIMEROS AUXILIOS

cia de una quemadura, etc. Mediante la palpación, podemos apreciar la frecuen-


cia y regularidad del pulso, el dolor localizado en una contusión, etc.

Finalmente, ciertos datos de exploración solamente podremos obtenerlos median-


te el empleo de aparatos auxiliares, tales como el termómetro, para medir la tem-
peratura, o el esfigmomanómetro, para la presión arterial.

SECUENCIAS DE ACTUACIÓN SEGÚN EL PROTOCOLO ILCOR

El Comité Internacional de Enlace sobre Resucitación (ILCOR)) se formó en 1992


para unificar los protocolos de reanimación cardiovascular y cerebral.

Sus objetivos son:

• Proporcionar una plataforma de discusión y coordinación en todos los aspectos


acerca de la reanimación cardiopulmonar y cerebral.
• Impulsar la investigación científica.
• Ofrecer información y educar en la reanimación cardiopulmonar y cerebral.

ILCOR editó las primeras guías CPR en el 2005, revisando sus protocolos en el 2005,
siendo la próxima revisión en el 2010. En la guía, ILCOR detalla el algoritmo de la
animación cardiovascular en adultos y en niños (esquemas siguientes).

38
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

Algoritmo de RCP básico recomendado por el ILCOR para adultos

Comprobar consciencia
n
Inconsciente
n
Gritar pidiendo ayuda

Abrir via aérea


n
SI
Comprobar si respira durante 10 seg. Posición de seguridad
n

n
Ventilaciones
n
EXISTE Continuar ventilando y comprobar
Comprobar pulso entre 5 y 10 seg.
n

n pulso cada minuto

NO EXISTE

Masaje cardíaco externo alternando


con ventilaciones 2:15

Algoritmo de RCP básico para niños, recomendado por el ILCOR

Estimular
n
Abrir via aérea
n
Comprobar ventilación SI
Posición de seguridad
n n

Realizar 5 ventilaciones NO
VENTILACIÓN INEFICAZ
n Volver a abrir vía aérea y ventilar
nuevamente 5 veces. Si no ventila,
Comprobar pulso (10 seg. máximo) tratar obstrucción de vía aérea.
n
Iniciar masaje
n
Continuar 1 ventilación /
5 compresiones
100 comp/min

39
PRIMEROS AUXILIOSi

RESUMEN

• Los primeros auxilios son aquellos que se realizan en un primer momento y de forma
rápida en caso de una enfermedad de brusca aparición o de un accidente, hasta que
la víctima pueda recibir la asistencia específica necesaria por parte de los profesiona-
les sanitarios.

• En casos en que la persona que presta los primeros auxilios no tenga los conocimien-
tos adecuados, debe seguirse la máxima que dice: es mejor no hacer nada antes que
hacerlo mal. Una incorrecta realización de los primeros auxilios puede empeorar seria-
mente el estado del herido.

• Los primeros auxilios no se fundamentan en principios religiosos, caritativos o mora-


listas, pues, si bien no los desempeña, cobra su base más sólida en principios de estric-
ta justicia social, en la idea de servicio al hombre por su condición de persona.

• Los tipos de accidentes más frecuentes son: contusiones, quemaduras, congelaciones,


fracturas, luxaciones, hemorragias y heridas.

• Los signos de compromiso vital son la pérdida del conocimiento, la falta de respira-
ción y la ausencia de pulso.

• Para determinar el orden de prioridades debe realizarse una evaluación urgente y


rápida de los diferentes accidentados, comprobando en primer lugar los aspectos
siguientes: si sus vías respiratorias permanecen abiertas, si existe latido cardiaco y
respiración espontánea, si hay hemorragia abundante y si está consciente o no.

40
VALORACIÓN INICIAL DE LA ASISTENCIA EN URGENCIA

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

Indica si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:
1. Si hay solamente un reanimador éste efectuará Reanimación Cardiopulmonar (RCP) durante
al menos 1 minuto antes de abandonar momentáneamente al paciente para solicitar ayuda. V F

2. Si el accidentado muestra signos de tener una lesión en la columna vertebral, se le colocará


V F
en posición de seguridad lateral
3. Los signos de compromiso vital son la pérdida del conocimiento, la falta de respiración y la
ausencia de pulso. V F

4. Las quemaduras de tercer grado son las que afectan a la capa superficial de la piel. V F

5. Un síntoma es la manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable solamente


por el paciente. V F

De las respuestas que ofrecemos como alternativa, rodea con un círculo la letra que
corresponda a la alternativa que consideres correcta:

6. La disminución de la frecuencia respiratoria se llama...


a. Taquipnea.
b. Bradipnea.
C. Apnea. a b c

7. Una contracción espasmódica, involuntaria, dolorosa y transitoria, de un músculo o músculos es:


a. Un calambre.
b. Un tirón.
c. Una contusión. a b c

8. Las causas comunes de la apnea en bebés y niños pequeños abarcan:


a. Bronquiolitis.
b. Neumonía.
c. Ambas son correctas. a b c

9. La frecuencia normal del pulso en un adulto sano es de:


a. 60 a 80 pulsaciones por minuto.
b. 80 a 100 pulsaciones por minuto.
c. 40 a 60 pulsaciones por minuto. a b c

10. En las prioridades de actuación en accidentes con múltiples víctimas, la tarjeta amarilla se aplica a :
a. Accidentados desahuciados, no recuperables o cadáveres.
b. Accidentados que presenten patologías urgentes no graves, como el estado de choque o
coma, fracturas y heridas abiertas, politraumatismos, traumatismos vertebrales, etc.
c. Accidentados que presentan un estado de emergencia vital, como parada cardiorrespirato-
ria, insuficiencia respiratoria aguda, hemorragias importantes, etc. a b c

Caso práctico 1
¿Como profesional de la sanidad, qué harías en el caso de encontrarte ante un accidente de tráfico con múl-
tiples víctimas?
Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema
antes de proseguir el estudio.

41
PRIMEROS AUXILIOS

APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

INTRODUCCIÓN
E l propósito de este capítulo es proporcionar los conocimien-
tos suficientes para aplicar primeros auxilios que pueden
salvar la vida de una persona si la víctima no respira o no se per-
cibe su pulso. En este sentido, se explican detalladamente con-
ceptos como la reanimación cardiopulmonar (RCP) o la
Desfibrilación Externa Semiautomática. También se explican
algunos aspectos de la ley penal que debe saber quien preste pri-
meros auxilios.

CONTROL DE LA PERMEABILIDAD DE LAS VÍAS AÉREAS

Tal como hemos explicado en el capítulo anterior, el ABC de la asistencia de emer-


gencia y el objetivo prioritario en la evaluación y tratamiento reside siempre en:
Airway: la permeabilidad de las vías aéreas; Breathing: la facilitación de la respi-
ración; Circulation: la conservación de la circulación.

Sobre estos tres pilares, explicaremos más adelante la reanimación cardiopulmo-


nar, pero primero veremos lo que significa la letra A – Airway.

Airway: Mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea.


a) Colocación de la cabeza: si la persona está inconsciente, es probable que la len-
gua obstruya la vía aérea impidiendo el paso de aire. Para evitarlo se pueden rea-
lizar una de las siguientes maniobras:

• Hiperextensión frente-nuca.
• Hiperextensión frente-mentón.
• Triple maniobra.

Las dos primeras maniobras realizan la hiperextensión del cuello usando la fren-
te y la nuca o el mentón como puntos de apoyo. La triple maniobra realiza la aper-
tura de la vía aérea dislocando la mandíbula inferior. Esta última maniobra se rea-
liza ante la sospecha de fractura cervical.

b) Limpieza de la boca: la limpieza de la boca se ha de realizar manualmente, con


el “dedo en gancho” (Figura 6), buscando posibles objetos causantes de la obs-

42
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

trucción (chicles, caramelos...). Asimismo, se retirará la dentadura postiza si exis-


tiera. Limpiaremos, además, las secreciones que se hallasen en la boca (vómitos),
con la ayuda de gasas, pañuelos, etc.

Si tras la realización de estas actividades no se hubiera obtenido una vía aérea


permeable, es decir, que permita el paso libre de aire, se ha de sospechar de la
Figura 6. Sistema
existencia de uno o más objetos en la garganta. Para solucionarlo se realizará la
“dedo en gancho”.
maniobra de Heimlich, también llamada compresión abdominal:

• Si la víctima está echada: nos sentaremos en sus muslos mirando hacia su cabe-
za, que colocaremos de forma ladeada. Posteriormente, colocaremos nuestro
puño en la boca del estómago (bajo las costillas) y presionaremos oblicuamen-
te hacia abajo y hacia la cabeza (Figura 7).

• Si la víctima está de pie o sentada: le pasaremos los brazos por debajo de sus
axilas y presionaremos en el mismo punto, hacia nosotros y hacia arriba. Las pre-
siones han de ser secas y profundas. Luego continuaremos intercalando dos
insuflaciones cada cuatro compresiones abdominales (Figura 8).

Estas maniobras no se pueden hacer en víctimas con obstrucción parcial (tosen, se


quejan, pueden hablar) ni en embarazadas ni en niños de corta edad.

Figura 7. Técnica de Heimlich con víctima Figura 8. Técnica de Heimlich con víctima
acostada. de pie o sentada.

RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR BÁSICA

Como ya hemos visto, los accidentes se producen de forma inesperada y en cual-


Figura 9. Esquema de la
quier sitio. Una rápida actuación en la aplicación de los primeros auxilios puede circulación de la sangre.
salvar la vida de una persona, sobre todo si la víctima no respira o no se percibe
su pulso (Figura 9).

43
PRIMEROS AUXILIOS

Al realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP) se desempeña de forma artificial


las funciones fisiológicas propias del corazón y los pulmones, esto es, se irrigará y
aportará oxígeno a todas las células del organismo (el cerebro necesita permanen-
temente la acción del oxígeno; su falta, durante cuatro minutos o más, provoca
lesiones irreversibles).

La persona encargada de realizar los primeros auxilios debe proceder a abrir las
vías respiratorias para restablecer la respiración espontánea y activar la circulación
sanguínea mediante la recuperación del pulso cardiaco.

Es muy importante que los procedimientos de reanimación se realicen inmediata-


mente después de producirse la parada cardiorrespiratoria y en el mismo lugar del
accidente; además, se han de mantener, si es necesario, hasta la llegada del per-
sonal sanitario cualificado.

Al producirse una parada cardiorrespiratoria se producen dos paros distintos al


mismo tiempo, el cardiaco y el respiratorio; sin embargo, ambos pueden darse por
separado. Se denomina paro cardiaco al cese del latido del corazón; ello provoca
una interrupción de la circulación sanguínea y, en consecuencia, impide la apor-
tación de oxígeno a los órganos vitales. La parada respiratoria tiene lugar cuan-
do se interrumpe la respiración. La detención de los movimientos pulmonares
impide la entrada de aire y dejan de cumplir su función: oxigenar la sangre que,
a su vez, debe oxigenar a todo el organismo (Figura 10).

Una parada cardiorrespiratoria puede ser causada por un infarto, una arritmia, la
obstrucción de las vías respiratorias, los colapsos cardiovasculares, ciertos acciden-
tes (por ejemplo, inhalación de gases), el abuso de ciertos fármacos, etc.

En este capítulo te explicaremos las diferentes técnicas de reanimación que deben


realizarse ante una parada cardiaca o respiratoria.
Figura 10. Dibujos que
muestran el movimiento
La respiración artificial
del tórax al respirar.
Durante la inspiración, la Se trata de uno de los dos mecanismos de urgencia (junto con la reanimación car-
caja torácica se expande diaca) que forma parte de la reanimación cardiopulmonar; se realizará sólo si el
y el diafragma baja su accidentado no respira espontáneamente.
posición para permitir la
entrada de aire; por el
contrario, durante la La respiración artificial debe aplicarse de forma inmediata al accidentado, puesto
espiración, la caja toráci- que la ausencia de oxígeno puede provocar en el herido lesiones cerebrales irre-
ca se contrae y el dia- versibles e, incluso, la muerte.
fragma sube en dirección
al esternón.
¿Sabías que existen distintos métodos de respiración artificial?

44
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

Efectivamente, para devolver la respiración espontánea a un accidentado existen diver-


sos métodos que debe conocer y dominar perfectamente. A continuación los detallamos.

Respiración artificial mediante el “boca a boca”


Se trata del método de respiración artificial al que se recurre con mayor frecuen-
cia. Mediante esta técnica de primeros auxilios, se intenta insuflar la mayor can-
tidad de aire posible a través de los orificios respiratorios del accidentado (boca,
nariz o traqueostoma), siendo la boca el más utilizado.

La correcta realización de la técnica del “boca a boca” (Figura 11) se comprueba


observando si el tórax del herido se eleva y desciende con cada insuflación; si no
se produce dicho movimiento, es que existe algún cuerpo extraño en las vías res-
piratorias.

Es muy importante tener claro el funcionamiento de esta técnica de recuperación res-


piratoria. La vida de una persona puede depender de una rápida y efectiva actuación.

Reanimación de Silvester
Otro método de reanimación pulmonar es el método de Silvester. Aunque no se
trata de un método típico de respiración artificial, porque no se produce, por par-
te de la persona que asiste al accidentado, ningún tipo de insuflación, se trata,
también, de un método destinado a retornar al herido su respiración normal
espontánea. La reanimación de Silvester se aplicará cuando la respiración “boca a
boca”, por el motivo que sea, no pueda llevarse a cabo. El protocolo de actuación Figura 11. Pasos de la
es el siguiente: respiración artificial
mediante el sistema
“boca a boca”.
• 1. Se debe colocar al herido estirado boca arriba, preferiblemente encima de un
plano duro. Si es posible, se colocará algún objeto blando (por ejemplo, ropa)
bajo los hombros, al nivel de los omóplatos. La cabeza se echa hacia atrás para
que las vías respiratorias se abran.

• 2. Se sitúa una rodilla a cada lado de la cabeza del accidentado y se le cogen las
muñecas cruzándolas encima de su tórax. Acto seguido, se ejerce presión enci-
ma del mismo tórax, para propiciar la expulsión del aire de la cavidad torácica.

• 3. A continuación, deben levantarse los brazos del accidentado hacia arriba y


hacia fuera, llegando éstos a tocar, casi, el suelo. De esta forma, se consigue que
el herido inspire de forma pasiva.

• 4. Se vuelve a repetir el procedimiento anterior cada 5 segundos, para conse-


guir, de esta forma, que el accidentado efectúe 12 inspiraciones por minuto.

45
PRIMEROS AUXILIOS

• 5. Si la víctima vomita durante el procedimiento, debes girársele la cabeza para


que el vómito sea expulsado y no obstruya las vías respiratorias, limpiarle la
boca y seguir con el procedimiento hasta que recupere la respiración o hasta
que el personal médico se haga cargo de la situación.

Procedimiento de Holger-Nielsen
Otro método para intentar que el accidentado recupere la respiración normal
espontánea es el procedimiento de Holger-Nielsen. Al igual que con el método de
Silvester, debe recurrirse a este procedimiento cuando no pueda llevarse a cabo
la reanimación “boca a boca”; por ejemplo, en heridos que no tengan las vías res-
piratorias practicables. Como en el método anterior, también se buscará la intro-
ducción de aire a través de la distensión o compresión del tórax. El protocolo de
actuación de este procedimiento es el siguiente:

• 1. Se coloca al herido en posición de decúbito prono (boca abajo), preferible-


mente encima de una superficie dura, con la cabeza ligeramente ladeada.

• 2. La persona que le asiste flexiona los miembros superiores del accidentado,


cruzándole las manos y apoyándolas en el suelo, con las palmas hacia abajo.

• 3. Con los brazos totalmente extendidos, el socorrista sitúa las palmas de sus
manos encima de los omóplatos del accidentado. Acto seguido, se inclina hacia
delante para presionar fuertemente sobre la espalda del herido. De esta forma
se consigue que la víctima espire.

• 4. Posteriormente, para conseguir que el accidentado inspire, se debe tirar de sus bra-
zos, cogiéndolos por los codos, hacia delante y hacia arriba sin levantarlos del suelo.

Figura 12. Método de • 5. Finalmente, se sitúan los brazos del herido en la posición inicial y se repite el
reanimación de Holger- procedimiento hasta que el accidentado respire por sí solo o hasta la llegada
Nielsen. del personal sanitario. El procedimiento debe repetirse cada 5 segundos, para
conseguir una frecuencia de 12 respiraciones por minuto (Figura 12).

El masaje cardiaco
Se trata del otro de los dos mecanismos de urgencia (junto con la respiración arti-
ficial), que forma parte de la reanimación cardiopulmonar, y se aplicará cuando
el accidentado no presente pulso cardiaco. Al igual que en la respiración artificial,
el masaje cardiaco debe realizarse de forma inmediata, puesto que la ausencia de
esta asistencia puede provocar lesiones irreversibles o la muerte.

El masaje cardiaco se llevará a cabo cuando se produzca un paro cardiaco, esto es,
un paro brusco o una alteración grave de la contracción cardiaca. Las causas más
46
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

frecuentes del paro cardiaco son el infarto de miocardio, las hemorragias abun-
dantes (tanto las internas como las externas), el paro respiratorio, el envenena-
miento y las electrocuciones.

Existen diferentes signos que pueden indicar la presencia de un paro cardiaco:


ausencia de latido cardiaco, carotídeo o femoral; presencia de dilatación en las
pupilas y coloración azulada de la piel.

El masaje cardiaco sustituye, durante su realización, la función del corazón, bom-


beando sangre al resto del cuerpo, mediante su compresión y descompresión. Si,
además de un paro cardiaco, se produce una parada respiratoria, el masaje car-
diaco debe combinarse con la reanimación “boca a boca”.

Técnicas de reanimación cardiopulmonar


Como ya se ha explicado, puede darse que la víctima de un accidente sufra, al mis-
mo tiempo, una parada respiratoria y cardiaca, es decir, una parada cardiorrespi-
ratoria. En estos casos, debe realizarse, a la vez, la respiración artificial y el masa-
je cardiaco, esto es, la reanimación cardiopulmonar (RCP). La realización de ambas
técnicas variará en función de si las practica un sólo socorrista o si, en cambio, son
dos personas las que asisten al accidentado.

La situación ideal para la reanimación cardiorrespiratoria se producirá con la pre-


sencia de dos socorristas; en este caso, uno se encargará de realizar la respiración
artificial, mientras que el otro completará la reanimación con el masaje cardiaco.
El protocolo de actuación será exactamente el mismo que para la respiración arti-
ficial y el masaje cardiaco, variando solamente el ritmo de las compresiones, que
deberá alternarse con las insuflaciones. Cuando pueda contarse con dos personas,
debe actuarse de la forma siguiente:

• 1. Ante todo, debe colocarse al herido en posición supina, sobre una superficie
rígida y con el cuello en situación de hiperextensión.

• 2. La persona encargada de aplicar la respiración artificial realiza la primera


insuflación.

• 3. Acto seguido, la otra persona, el encargado del masaje cardiaco, realiza 5


compresiones torácicas.

• 4. Tras las compresiones, la primera persona vuelve a insuflar de nuevo.

Ambas actuaciones deben alternarse de forma muy coordinada, hasta la reanima-


ción completa del accidentado o hasta la llegada del equipo sanitario de urgencia.
47
PRIMEROS AUXILIOS

Si la víctima recupera el pulso y la respiración espontánea, debe ser colocada en la


posición lateral de seguridad hasta que el equipo de urgencias se haga cargo de ella.

Posición de seguridad lateral


Es la posición de espera y transporte para personas inconscientes no traumáticas,
que presentan respiración y pulso estables. En esta posición podemos controlar el
vómito y evitamos la caída de la lengua hacia atrás (Figura 13).

• Situarse a la derecha del herido


• Separar el brazo que está entre el socorrista y el herido.
• Situar el brazo cerca de la cabeza tanto como sea posible y dejar libre el lado
del giro.
• Girarle el brazo izquierdo hacia la cara
• Ponerle la mano izquierda sobre la mejilla derecha.
• Sin quitarle nuestro soporte de su mano, doblarle la pierna izquierda.
• Hacer fuerza desde la pierna girándola suavemente.
• Rectificar la posición de la cabeza para mantener la vía aérea abierta.

Figura 13. La posición lateral de seguridad es la posición de espera a adoptar para personas
inconscientes no traumáticas.

48
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

El protocolo de actuación varía sensiblemente cuando la reanimación cardiorres-


piratoria debe ser realizada por una sola persona (Figura 14):

• 1. Antes que nada, debe colocarse al herido en posición supina, sobre una
superficie rígida y con el cuello en situación de hiperextensión.

• 2. El asistente debe empezar por la respiración artificial, realizando dos fuertes


insuflaciones.

• 3. A continuación, se procede a realizar el masaje cardiaco con la aplicación de


15 compresiones torácicas.

• 4. Estos procesos se alternan hasta la recuperación de la víctima o la llegada del


personal médico. El accidentado, de nuevo, debe ser colocado en la posición
lateral de seguridad si recupera el pulso y la respiración espontánea antes de la
presencia del personal sanitario.

Figura 14. Reanimación cardiorrespiratoria realizada por una sola persona.

La reanimación cardiopulmonar infantil


Las técnicas de reanimación en niños y bebés (Figura 15) no difieren de las que
se aplican en adultos, pero deben realizarse de forma más rápida y con menor
presión. Al realizar el masaje cardiaco, las compresiones deben aplicarse sobre el
centro del esternón, en lugar del tercio inferior como en adultos. En la respira-
ción artificial, se sella la nariz y la boca del bebé, aplicando los labios alrededor,
y se sopla suavemente en los pulmones, a un ritmo de 20 respiraciones por minu-
to. Debe vigilarse el latido cardiaco tras las primeras cuatro insuflaciones.
Cuando se lleve a cabo el masaje cardiaco en bebés, se siguen las mismas reco-
mendaciones que en adultos, pero aplicando una presión más leve, usando sólo Figura 15. Técnica de
reanimación cardiopul-
dos dedos, hasta una profundidad de entre 1,5 y 2,5 cm. Para realizar la respira-
monar infantil.
ción “boca a boca” en niños algo mayores, se cierran los labios alrededor de la

49
PRIMEROS AUXILIOS

boca y de la nariz del niño y se sopla suavemente en los pulmones a un ritmo de


20 respiraciones por minuto. Hay que vigilar el latido del corazón tras las cuatro
primeras insuflaciones. Por otra parte, la compresión externa del pecho se reali-
za ejerciendo una presión ligera y usando tan sólo una mano. Debe presionarse
el pecho, en el centro del esternón, a un ritmo de 100 cpm, llegando a una pro-
fundidad de entre 2,5 y 3,5 cm, con 15 compresiones por cada dos ventilaciones.

DESFIBRILIZACIÓN EXTERNA SEMIAUTOMÁTICA (DEA)

La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón,


despolarizando simultáneamente todas las células miocárdicas, pudiendo retomar
su ritmo eléctrico normal u otro eficaz. La fibrilación ventricular es la causa más
frecuente de muerte súbita.

El Desfibrilador Externo Automático (DEA) (Figura 16) es un aparato electrónico


portátil, que diagnostica y trata la parada cardiorrespiratoria cuando es debida a
la fibrilación ventricular (en la que el corazón tiene actividad eléctrica pero care-
ce de efectividad mecánica) o a una taquicardia ventricular sin pulso (en la que
hay actividad eléctrica pero, en este caso, el bombeo sanguíneo es ineficaz), res-
tableciendo un ritmo cardiaco efectivo eléctrica y mecánicamente.

El DEA es totalmente ineficaz en la parada cardíaca con asistolia, pues el corazón,


en este caso, además de no bombear la sangre, no tiene actividad eléctrica; tam-
Figura 16. El desfibrila-
dor emite un impulso de poco en la Actividad Eléctrica Sin Pulso (AESP), antes denominada Disociación
corriente al corazón. Electromecánica, donde hay actividad eléctrica, que puede ser incluso normal,
pero carece de eficacia mecánica. En estos dos últimos casos, únicamente se debe
realizar compresión torácica mientras se establecen otras medidas avanzadas.

Hay distintos tipos de aparatos según el grado de autonomía del mismo:

• El DEA completamente automático: está pensado para ser utilizado por perso-
nal no sanitario, de tal forma que, siguiendo sus instrucciones, se colocan los
electrodos en el paciente y el aparato, tras determinar el tipo de ritmo cardia-
co, aconseja a los asistentes separarse para emitir la descarga eléctrica, o bien,
aconseja realizar compresiones torácicas. En los paises desarrollados, la tenden-
cia es colocarlos en lugares concurridos para evitar episodios de muerte súbita,
dado que su efectividad es máxima en el momento inicial, disminuyendo rápi-
damente en los minutos sucesivos.

• El DEA semi-automático: pensado para personal paramédico, como socorris-


tas, ofrece las instrucciones y el personal activa cada paso. Hay que diferen-

50
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

ciarlo de los desfibriladores cardio-versores convencionales o manuales, utili-


zados por personal médico, en los cuales se visualiza el ritmo cardiaco y, pos-
teriormente, es el profesional quien decide el tipo de descarga o la intensi-
dad, o bien su realización de forma sincronizada con el ciclo eléctrico cardia-
co (emitir la descarga en la despolarización ventricular, en la “R” del electro-
cardiograma).

VALORACIÓN DEL ACCIDENTADO


Debes tener en cuenta que los accidentes pueden ser muy variados y, en conse-
cuencia, las lesiones y las heridas presentan diversos niveles de gravedad. De
hecho, puede establecerse una clasificación de los accidentes según la urgencia
con que los accidentados precisen la asistencia médica:

• Accidentes de primera urgencia: son aquellos en los que las víctimas sufren
parada cardiorrespiratoria, asfixia, grandes quemaduras, hemorragias masivas
o estados de choque. Existe serio peligro de muerte para la víctima.

• Accidentes de segunda urgencia: en éstos, las víctimas sufren politraumatis-


mos, heridas torácicas y abdominales, aplastamientos o hemorragias internas.

• Accidentes de tercera urgencia: las víctimas sufren heridas graves y extensas,


fracturas de cráneo, de columna vertebral o cualquier tipo de fracturas abiertas.

• Accidentes de cuarta urgencia: son aquellos en los cuales las víctimas sufren
fracturas cerradas o heridas y quemaduras leves.

Estos criterios se utilizan para establecer una escala de prioridades en la atención


a las víctimas de un accidente.

Valoración primaria
El proceso de valoración consiste en la recogida de aquellos datos del paciente
que pueden ser de utilidad para facilitar la correcta actuación del auxiliador. Esta
valoración ha de ser sistemática y precisa. Entendemos dos formas complementa-
rias y consecutivas de valoración: la primaria y la secundaria.

En una situación de urgencia, a pesar de que la reacción instintiva de cualquier


persona es emprender alguna acción, no se ha de caer en este error, pues la valo-
ración primaria requiere pocos minutos y de su realización puede depender la
vida del accidentado. La valoración primaria se inicia con la primera impresión que
el auxiliador tiene al ver al herido, que se forma a partir de lo que vemos y oímos,

51
PRIMEROS AUXILIOS

seguida de la evaluación primaria propiamente dicha, que consiste en identificar


problemas que amenazan la vida del individuo, resumidos en el ABC, del que ya
hemos hablado. La alteración de estos tres puntos se da en la parada cardiorespi-
ratoria, que será tratada posteriormente.

Valoración secundaria
Sólo después de realizar la valoración primaria y las debidas actuaciones (reani-
mación cardiopulmonar, apertura de vías, etc.), si las hubo, se realiza la valoración
secundaria.

Ésta consiste en la valoración del estado del accidentado de pies a cabeza, tanto
por delante como por detrás y por ambos laterales.

Se han de buscar:

• Fracturas de miembros o de la columna vertebral.


• Golpes recibidos en la cabeza, tórax, abdomen y/o espalda que puedan produ-
cir hemorragias internas.
• Lesiones, contusiones, quemaduras, dolor, etc.

Durante este proceso se interrogará al enfermo, si está consciente, intentando


obtener la mayor cantidad de información posible, por si dejara de estarlo. Se
anotaran y, posteriormente, se trasmitirán a los servicios sanitarios los siguientes
datos:

• Nombre y apellidos.
• Edad.
• Constantes vitales (pulso y respiración).
• Enfermedades que padezca o halla padecido.
• Medicación que toma habitualmente (anticoagulantes, insulina..).
• Alergias a algún medicamento.
• Si lleva algún informe médico encima.
• Localización del dolor.
• Hormigueos, “descargas eléctricas”, entorpecimiento de las piernas.
• Actuaciones de primeros auxilios realizadas y respuesta del paciente a ellas.
• Si existe hemorragia, la cantidad aproximada y el origen.
• Si se está realizando la reanimación cardiopulmonar, el tiempo desde la parada
y tiempo que se está realizando la maniobra.
• Si existe intoxicación por fármacos o productos tóxicos, cuándo, qué cantidad y
si hubo vómitos.

52
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

ATENCIÓN INICIAL EN LESIONES POR AGENTES FÍSICOS


(TRAUMATISMOS, CALOR O FRÍO, ELECTRICIDAD Y RADIA-
CIONES)

Quemaduras
Las quemaduras deben tratarse de forma minuciosa, puesto que las de mayor
intensidad pueden provocar la muerte de la persona afectada y es vital un rápido
y correcto tratamiento de la zona o zonas afectadas por la quemadura. Las pau-
tas de actuación ante una persona que ha sufrido quemaduras son las siguientes:
en el momento del accidente, apagar las llamas de la ropa o del cuerpo del acci-
dentado cubriéndole con una manta; la víctima debe rodar sobre el suelo para
apagar las llamas y se debe evitar que salga corriendo; retirar los cuerpos extra-
ños de la zona afectada (ropa quemada, cenizas, etc.), descubriéndola y dejando
caer, acto seguido, abundante agua fría sobre ella; aplicar apósitos estériles para
evitar la infección; lavarse las manos escrupulosamente antes de realizar esta
maniobra; si la víctima está consciente y no vomita, se le puede administrar agua
con sal y bicarbonato cada quince minutos, para evitar la deshidratación. De esta
forma, disminuye el riesgo de que se produzca un choque; trasladar a la víctima
a un centro sanitario. Si está inconsciente, evacuarla en posición de recuperación,
vigilando en todo momento sus constantes vitales.

Dadas las características de las quemaduras, aparte de existir un protocolo de actuación,


también existen una serie de normas de aquello que no debe hacerse nunca, que son:

• La ropa que se encuentre adherida a la zona afectada, nunca debe retirarse o


arrancarse, para evitar un posible desprendimiento de la piel.
• Nunca deben reventarse las ampollas.
• Si la víctima está inconsciente, nunca se le debe dar de beber.
• No deben aplicarse antisépticos colorantes, como la povidona yodada, para no
enmascarar la extensión total de la quemadura.
• Nunca deben vendarse dos superficies quemadas juntas (por ejemplo, dos dedos
juntos).

El protocolo general de actuación puede sufrir alguna variación dependiendo del


origen de la quemadura: si se ha producido por una sustancia química, debe pro-
longarse la aplicación de agua fría durante más tiempo (unos quince minutos) que
en las quemaduras provocadas por fuego. Si la quemadura química afecta a los
ojos, deben lavarse con agua abundante durante varios minutos hasta que los res-
tos químicos desaparezcan, después deben cubrirse y ha de trasladarse al afecta-
do a un centro hospitalario con servicio de oftalmología.

53
PRIMEROS AUXILIOS

Para saber más Cuando el origen de la quemadura es eléctrico, debe desconectarse la corriente
antes de tocar a la víctima (si no es posible la desconexión, se recurre a la ayuda
Lo que nunca hay que de cuerdas o plásticos, sin tocar directamente al accidentado). Acto seguido, se
hacer en caso de
comprueba el pulso y la respiración, realizando la reanimación cardiopulmonar
congelación:
• Calentar la zona (RCP) si fuera necesario.
lesionada de forma
brusca con agua Congelaciones
caliente.
El protocolo de actuación es el siguiente:
• Masajear la zona
afectada con nieve.
• Reventar las • En congelaciones locales: rescatar al accidentado y ponerlo a cubierto; aflojar
ampollas que puedan las ropas ceñidas y abrigarle con una manta; proporcionarle, si está conscien-
aparecer en la zona
te, líquidos azucarados y calientes; si sufre lesiones de primer grado, aplicarle
congelada.
• Administrar alcohol un baño local con agua tibia, friccionando la zona de forma suave; si son de
o tabaco. segundo o tercer grado, calentar progresivamente la zona congelada; en caso
de localizar la lesión en los pies, no retirar el calzado; una vez seca, la zona
congelada se envuelve en algodón y se sitúa más alta que el corazón para dis-
minuir el edema.

• En congelaciones generales: si hay parada cardiorrespiratoria, iniciar las manio-


bras de RCP; situar a la víctima en un lugar seguro y cubrirla con una manta; si
está consciente, proporcionarle líquidos; calentar de forma progresiva las zonas
congeladas, empezando con agua fría a unos 10°C; secar escrupulosamente la
zona lesionada, envolviéndola después en algodón; mantener a la víctima en la
posición de recuperación.

Para saber más Contusiones


El protocolo de actuación es el siguiente: aplicar frío sobre la zona lesionada, no
La diferencia entre tirón
y calambre es:
más de 20 minutos seguidos, para tratar de sofocar el dolor y frenar una posible
que el primero es una hemorragia interna; inmovilizar la zona lesionada y situarla por encima del nivel
extensión excesiva y del corazón; tan pronto como sea posible, transportar a la persona lesionada a un
dolorosa de un músculo centro sanitario. Otras lesiones musculares como el tirón o el calambre siguen el
por encima de su
capacidad fisiológica;
mismo protocolo de actuación que la contusión.
mientras que el calam-
bre es una contracción Heridas
espasmódica, involunta- El protocolo de actuación es el siguiente:
ria, dolorosa y transito-
ria, de un músculo o
• Heridas leves: tranquilizar a la víctima; preparar el material (gasas, tiritas, pin-
músculos. zas, tijeras, etc.); lavarse las manos con agua y jabón y aplicarse alcohol para evi-
tar la contaminación de la herida; dejar brotar la sangre unos instantes, siem-
pre que salga en pequeñas cantidades; en caso contrario, presionar con un apó-
sito estéril sobre la herida para detener la hemorragia; si la herida está sucia,
lavarla con agua fría a chorro o con suero fisiológico; retirar de la herida los

54
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

cuerpos extraños con unas pinzas desinfectadas (no deben retirarse si se


encuentran incrustados en la herida); limpiarla con agua y jabón y secarla con
gasas estériles, del centro de la herida hacia la periferia, de esta forma se evita
la introducción de gérmenes; aplicar un antiséptico, preferentemente incoloro
para no enmascarar la magnitud de la herida; cubrirla con una gasa estéril, suje-
tándola con un esparadrapo (Figura 17).

• Heridas graves: controlar la hemorragia presionando la herida con gasas esté-


riles (se usará un paño limpio si no se dispone de ellas); fijar el apósito median-
te vendas; sujetar los cuerpos extraños, que se extraerán en el hospital, para evi-
tar que se agrande la lesión con sus movimientos; si la herida es en el tórax,
taponarla con apósitos y vendarla para evitar la entrada de aire; si se sitúa en
el abdomen, cubrirla con un paño grande y húmedo, no tocar las vísceras que Figura 17. Para curar
una herida leve hay que
puedan quedar a la vista y no dar de comer o beber al accidentado. Si al retirar
lavar la zona, desinfec-
una gasa estéril se observa que está pegada a la herida, se debe aplicar sobre tarla desde la herida
ella agua tibia, agua oxigenada o suero fisiológico; si la herida sigue presentan- hacia fuera y cubrirla con
do un aspecto sucio e irregular, debe limpiarse de nuevo; en caso de que la heri- una gasa esterilizada
antes de vendarla.
da presentara los bordes separados puede procederse a la utilización de puntos
cutáneos, formados por tiritas de esparadrapo estrechas y esterilizadas; si los
bordes de la herida se encuentran muy separados, se aplicarán puntos de sutu-
ra (las suturas las realizan los ATS/DUE o bien el médico).

Al tratar las heridas deben tenerse en cuenta una serie de circunstancias que
podrían agravarlas y que, por tanto, deben evitarse:

• Nunca debe utilizarse algodón ni pañuelos de papel para cubrir o limpiar las
heridas, puesto que la pelusa que desprenden puede adherirse a la herida, ele-
vando el riesgo de infección y retrasando el proceso de cicatrización.

• El alcohol puede provocar quemaduras en los bordes de la herida. El mercuro-


cromo las tiñe y enmascara. Las pomadas o polvos pueden provocar reacciones
alérgicas. Por tanto, ninguno de ellos debe utilizarse.

• No se debe extraer un objeto clavado, puesto que puede actuar de tapón


impidiendo que la herida sangre. La extracción se realizará en el centro hos-
pitalario.

Hemorragias
El protocolo de actuación en un caso de hemorragia externa es el siguiente: des-
cubrir la zona sangrante y taponarla con apósitos estériles, presionando directa-
mente sobre el orificio; elevar la extremidad afectada, si es el caso; combinar la

55
PRIMEROS AUXILIOS

presión directa sobre la herida con la presión de la arteria principal del miembro
dañado. Si las medidas anteriores no han surtido efecto, se realiza, como último
recurso, un torniquete para detener la hemorragia (Figura 18).

Figura 18. Pasos a seguir en la colocación de un torniquete.

El torniquete se coloca siempre en un punto situado entre la zona afectada y el


corazón para obstaculizar la trayectoria de la sangre arterial. Para la colocación
de un torniquete: se anuda una venda o un pañuelo (deben ser siempre tejidos
blandos y anchos) por encima de donde se haya producido la herida sangrante;
se coloca en medio del nudo un objeto corto y duro que, a su vez, se sujeta con
varios nudos; se retuerce el objeto de forma lenta, siempre en la misma direc-
ción, sin que la venda se arrugue, hasta cortar la hemorragia, y se sujeta a la
extremidad con otra venda o pañuelo; por último, se anota en un sitio visible la
hora y lugar de colocación del torniquete.

El protocolo de actuación en caso de hemorragia interna es el siguiente: colocar


a la víctima en decúbito supino con la cabeza ladeada y, si es posible, con los pies
más altos que la cabeza; aflojar las prendas de vestir que puedan causar opresión
y cubrir al accidentado con mantas para evitar las pérdidas de calor; revisar de for-
ma frecuente el pulso, la respiración y el nivel de consciencia; no proporcionar
nada al accidentado por vía oral.

El protocolo de actuación en caso de hemorragia exteriorizada depende del ori-


ficio natural por el que salga la sangre:

Para la epistaxis (hemorragia por las fosas nasales) es el siguiente: sentar a la vícti-
ma, con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante; aconsejarle que respire por
la boca y que evite sonarse o toser; comprimir la fosa nasal sangrante presionando
contra el tabique nasal durante unos minutos; si la hemorragia no cesa, taponar el
orificio sangrante con una tira de gasa estéril bañada en antiséptico.

56
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

Una otorragia es una hemorragia en el oído. Cuando se produce en un paciente


consciente y sin antecedentes de traumatismo craneal, es leve, siendo las erosiones
del conducto auditivo la causa más probable. Sin embargo, si existe antecedente de
traumatismo craneal y la sangre sale mezclada con un líquido acuoso, debe sospe-
charse la existencia de una fractura en la base del cráneo y considerarse grave. El
protocolo de actuación ante una otorragia es el siguiente: cubrir el oído, sin tapo-
narlo, con una gasa estéril; colocar al accidentado en la posición de recuperación y
trasladarle, de forma urgente, a una institución sanitaria.

Las hemorragias que manan por la boca pueden tener distinto origen, como tras-
tornos digestivos o pulmonares. El protocolo de actuación ante una hemorragia
en la boca será: en caso de que la lesión sea pulmonar, colocar al accidentado en
la posición de Fowler hasta la llegada de la asistencia médica; si la lesión se ha
producido en el estómago, la víctima debe colocarse en la posición de seguridad,
puesto que la sangre puede ser expulsada en forma de vómitos.

Fracturas
Como siempre que se prestan primeros auxilios, debes atender, antes que nada,
la integridad física de la víctima, asegurarte de que su vida no corre peligro, de
que no entra en estado de choque y de que la hemorragia, si existe, está contro-
lada antes de proceder al tratamiento de la fractura.

A continuación, se procede a la inmovilización de la zona fracturada para evitar


que el hueso fracturado se mueva. Puede utilizarse un miembro sano del acciden-
tado o una férula. En caso de no disponer de una, puede utilizarse cualquier obje-
to para ese fin. Las férulas se fijan mediante vendas, pañuelos, tiras de tela, etc.;
sin apretar demasiado, para no comprometer la circulación sanguínea del miem-
bro fracturado. Algunas zonas corporales requieren la colocación de una almoha-
dilla antes de proceder al entablillado (Figura 19).

Dependiendo del tipo de fractura, debe emplearse un método de inmovilización


provisional u otro:

• Húmero: se colocan, a poder ser, dos férulas (aunque con una puede ser sufi-
ciente) entre la axila y el codo, una en la zona interna y otra en la externa del
brazo, para impedir el movimiento del brazo entre el hombro y el codo. La Figura 19. Zonas en las
inmovilización se fija con una venda, de modo que el codo se flexione y el ante- que se deben poner
almohadillas cuando se
brazo se sitúe encima del abdomen. tienen que entablillar
fracturas óseas.
• Codo: se inmoviliza el codo con un cabestrillo. Si el codo no puede flexionarse,
se usa una férula que alcance desde la axila hasta la palma de la mano.

57
PRIMEROS AUXILIOS

Recuerda • Antebrazo: se coloca una férula desde el codo hasta los dedos. El antebrazo
debe flexionarse e inmovilizarse al nivel del codo.
Una férula es un tallo
rígido, ya sea de metal
Luxaciones
o de madera, con
suficiente longitud para En caso de luxación, se debe actuar de la siguiente forma: mantener quieta a la
permitir mantener persona accidentada, inmovilizando la articulación, ya sea con las manos o con el
inmóvil el miembro uso de alguna férula; no debe darse nunca de comer o beber a la víctima; no se
fracturado.
debe intentar colocar el hueso dañado en su sitio.

ATENCIÓN INICIAL EN LESIONES POR AGENTES QUÍMICOS


Y BIOLÓGICOS

Envenenamientos
Cualquier sustancia capaz, en cantidades relativamente pequeñas, de alterar las
funciones fisiológicas de los órganos, producir enfermedad o provocar la muerte
del afectado, debe ser considerada como veneno. Existen sustancias venenosas
sólidas, líquidas y gaseosas, que pueden introducirse en el organismo por inges-
tión, inhalación, absorción o inyección. Los efectos que presentan los intoxicados
dependen del agente y de la cantidad asimilada.

Los síntomas más habituales de la ingestión de sustancias venenosas son dolor


abdominal, náuseas y vómitos, calambres de estómago, diarrea, vértigos y tem-
blores, sudoración, hipotensión y bradicardia. Si, además, el afectado es alérgico
a la sustancia venenosa, puede sufrir síntomas más graves.
Para saber más
En intoxicaciones por absorción e inyección de sustancias venenosas, como en el
Aunque todos Estamos caso de las picaduras y mordeduras de animales, los síntomas más habituales son
potencialmente expues-
dolor en la zona afectada, hinchazón y aparición de edemas, picor y enrojecimien-
tos a una intoxicación
por veneno, los niños to de la zona, entre otros.
son los que más suelen
sufrir este tipo de En las intoxicaciones por inhalación de sustancias venenosas los síntomas se mani-
situaciones. El entorno
fiestan en el sistema nervioso, circulatorio o respiratorio: pérdida de conocimien-
está lleno de agentes
venenosos susceptibles to, convulsiones, alteraciones en la respiración espontánea o, incluso, paros car-
de provocar una intoxi- diacos o respiratorios.
cación: algunas setas,
picaduras de animales
La actuación de urgencia ante un envenenamiento variará según los síntomas que
como el escorpión o
mordeduras de otros, se presenten en cada caso. A continuación se detallan los diferentes protocolos de
como las serpientes, actuación según el veneno que haya sido ingerido, inyectado o inhalado.
pueden provocar enve-
nenamientos, en oca-
Envenenamiento por ingestión: requerir asistencia médica; mientras se espera la
siones muy graves.
ayuda médica, asegurarse de que no quede ningún resto de la sustancia veneno-

58
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

sa en la boca del afectado, extrayéndolo si fuera necesario; comprobar los signos


vitales del afectado (respiración y pulso) y actuar en consecuencia en caso de pre-
sentarse cualquier anomalía, e intentar averiguar la sustancia venenosa ingerida
y el momento de la ingestión. Si es posible, deben conservarse restos de la sustan-
cia venenosa y de los vómitos, si los hubiera.

Envenenamiento por inyección o absorción: debe acostarse a la víctima, colocan-


do la zona afectada a un nivel más bajo que el corazón; limpiar la zona afecta-
da con agua y jabón y taparla con compresas frías o con hielo envuelto en un
paño para aliviar el dolor y la hinchazón; en caso de tener que retirar algún cuer-
po extraño de la herida deben utilizarse pinzas; si se presentan síntomas de cho-
que anafiláctico, debe llamarse de forma inmediata a una ambulancia, contro-
lando, mientras tanto, las constantes vitales del intoxicado, e intentar identificar
la sustancia venenosa, así como el momento preciso en que se ha producido su
absorción.

Envenenamiento por inhalación: avisar a los servicios médicos de urgencia; si la


intoxicación se ha producido a causa de un escape, hay que trasladar a la víctima
a otro sitio procediendo, posteriormente, a la ventilación del lugar afectado; con-
trolar las constantes vitales del afectado, realizando la RCP si fuera necesario y,
como en todos los casos, se intentará identificar la sustancia venenosa inhalada,
así como el momento preciso en que se ha producido la inhalación.

Intoxicación por gases


Una persona puede envenenarse al inhalar algún tipo de gas tóxico, de los cuales
existen diferentes especies, provenientes, cada una, de diferentes fuentes. Pueden
citarse, por ejemplo, el gas de uso general, los refrigerantes (amoníacos, anhídri-
co sulfuroso...), los agentes anestésicos (éter, cloroformo, óxido nitroso...), solven-
tes (tetracloruro de carbono, tricloroetileno...), monóxido de carbono, etc.

El monóxido de carbono es un gas letal que aparece como resultado de la com-


bustión incompleta de sustancias que contienen carbono; su peligro está en que
no se huele, por lo que no se detecta. Una concentración peligrosa de monóxido
de carbono puede producirse en el interior de una casa con calefacción y sin ven-
tilación adecuada, en una cochera en la que se ha puesto en marcha el vehículo...
También en un edificio en llamas, en el que la concentración de monóxido de car-
bono llega a tener un nivel letal en tanto disminuye el oxígeno del aire.

Los síntomas vendrán dados por irritación de mucosas, tos, ronquera, dificultad
respiratoria, intranquilidad, ansiedad, confusión, desorientación, trastornos de la
capacidad de juicio, coloración cutánea azulada, etc.

59
PRIMEROS AUXILIOS

Actuación:
• Tomar medidas de precaución como, por ejemplo, portar máscaras con aporte
de oxígeno, no llevar cerillas...

• Ventilar la estancia, si es posible, nada más llegar.

• Llevar al intoxicado a un ambiente donde pueda respirar aire fresco y desvestirle.

• Acostar al accidentado sobre un lado (decúbito lateral), con el tronco elevado


unos 45°, y mantenerle en reposo absoluto.

• Si se posee equipo de administración de oxígeno, administrarlo al 100% y a


alto flujo.

• Taparle con una manta.

• Si hay parada respiratoria, efectuar la respiración artificial.

• Trasladar al accidentado al centro médico más cercano.

ATENCIÓN INICIAL EN PATOLOGÍA ORGÁNICA DE


URGENCIA

Lipotimia o desmayo
Es la pérdida momentánea del conocimiento, la mayoría de las veces producida
por un descenso de la tensión arterial. Es decir, la lipotimia se produce porque no
le llega suficiente sangre al cerebro.

Antes del desmayo aparecen signos como: falta de fuerza, sensación de pérdida
de conocimiento, malestar, vértigo, náuseas o vómitos, visión borrosa, zumbidos
de oídos, palidez y sudoración fría.

Actuación:
• Acostarle y elevarle las piernas (para favorecer el riego sanguíneo cerebral).

• Aflojarle la ropa: cinturón, corbatas, etc.

• Si está inconsciente: no darle nada de beber.

• Si no se recupera: traslado urgente.

60
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

Ataques de ansiedad o de epilepsia


Ansiedad
La ansiedad es una emoción que surge ante cualquier situación o sensación de ame-
naza o agresión a la identidad del yo personal. Puede aparecer en gran variedad de
circunstancias, desde la normalidad a la patología. Según Freud (1926), la ansiedad
normal sería “la ansiedad en relación con un peligro conocido”.

Los ataques de ansiedad o reacciones ansiosas agudas, son reacciones de gran inten-
sidad que surgen como consecuencia de circunstancias inusuales y muy traumáticas:
catástrofes naturales (terremotos, inundaciones), incendios, guerras, entre otros.

Los signos y síntomas que presenta el individuo que sufre el ataque son: temblor
generalizado, sudoración, taquicardia o palpitaciones, disnea, mareo o sensación
de inestabilidad.

Actuación:
• Comunicarle a la persona que sufre de ansiedad que no está sola y que la vamos
a ayudar.

• Cuando exista hiperventilación (respiración superficial y rápida), es eficaz utili-


zar una bolsa de papel para que la persona respire en su interior.

• Estimular a la persona para que respire lentamente y que cierre los ojos, duran-
te al menos 15 minutos.

• Si no cesa la crisis, convendrá trasladarla a un centro médico.

Epilepsia
La epilepsia puede definirse como un trastorno transitorio de la conciencia o de
la función motriz, sensitiva o vegetativa, con o sin pérdida de la consciencia.

El cuadro clínico se caracteriza por la aparición repetida de crisis cerebrales, que


van acompañadas de espasmos generalizados (convulsiones) o limitados, o bien
cursan sin espasmos.

Estos ataques suelen ir acompañados de amnesia (pérdida de memoria), relajación


de esfínteres y mucha salivación.

Actuación:
• Dejar al paciente donde está, mejor acostado.

61
PRIMEROS AUXILIOS

• Despejar la zona en la que se encuentra de objetos con los que pudiera hacer-
se daño (mesas, sillas, etc.).

• No sujetarlo si tiene movimientos convulsivos.

• Si ya tiene la boca cerrada, no intentar colocar un objeto entre sus dientes.

• No darle de beber.

• No trasladarle en pleno ataque.

• No intentar la respiración artificial.

• Si se trata de un paciente que nunca ha padecido ataques epilépticos, trasladar-


lo a un centro médico finalizada la crisis.

Hemorragias y choque hipovolémico


Se habla de hemorragia cuando se produce, en cualquier parte del cuerpo, una salida
de sangre fuera de los vasos sanguíneos como consecuencia de la rotura de los mismos.

Según sea o no visible la salida de la sangre, las hemorragias pueden ser: exter-
nas (vemos salir la sangre de la herida) o internas (no vemos salir sangre).

Actuación (hemorragia externa):


• Aflojar la ropa.

• Averiguar de dónde sale la sangre, quitando la ropa y limpiando la sangre o


suciedad.

• Comprimir directamente la herida con un paño limpio y elevar el miembro afec-


tado (si la hemorragia se produce en el brazo o la pierna).

• Si no cesa, buscar y comprimir la arteria de referencia.

• Excepcionalmente, si la vida del paciente está en peligro, debe colocarse un tor


niquete.

El Choque
La pérdida abundante de sangre (no siempre visible), el frío, el miedo, golpes reci-
bidos durante el accidente y ciertas enfermedades, en particular las cardiacas,
repercutirán en la circulación sanguínea.

62
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

En cualquiera de estas situaciones, el herido puede estar pálido, tener frío, sus extre-
midades se enfrían (pies, manos, orejas, nariz), está angustiado, tiene sed...

La presión sanguínea se reduce en las arterias, el corazón late más deprisa y con
menos fuerza; el pulso radial es débil y rápido (más de 100 latidos/minuto), imposi-
ble o muy difícil de palpar: es un choque (también conocido como shock o colapso).

Se define el choque como un estado de insuficiencia circulatoria periférica aguda,


causada por la alteración de la regulación circulatoria o pérdida de líquido circu-
lante. Los signos y síntomas (ya comentados) son:

• La víctima está pálida (observar, sobre todo, la mucosa del interior de los labios
y el interior del párpado inferior).

• Tiene frío, las extremidades se han enfriado (manos, pies, orejas, nariz) y puede tiritar.

• El pulso está acelerado y es difícil de localizar a nivel de las pequeñas arterias;


si no se encuentra en la muñeca hay que buscarlo en el cuello (carótida) o en la
ingle, si la víctima va poco vestida.

La observación de un sólo signo de los mencionados anteriormente debe hacer-


nos actuar.

Actuación:
• Tumbar a la víctima en posición horizontal (de espaldas, si está consciente, o en
PLS, si está inconsciente); en esta posición la sangre circula mejor y puede apor-
tar oxígeno al cerebro.

• Elevar las piernas al herido.

• Buscar una hemorragia externa (oculta a veces por la ropa, sobre todo en invier-
no) y detenerla.

• Interrogar al herido o a los presentes (un golpe, incluso poco violento, puede
provocar una hemorragia interna); la víctima puede verse afectada por una
enfermedad cardiaca y sufrir dolor torácico.

• Arropar a la víctima y evitar cualquier movimiento.

• Avisar a los servicios sanitarios, pues el tratamiento del choque necesita cuida-
dos médicos especializados. El transporte debe hacerse bajo vigilancia médica

63
PRIMEROS AUXILIOS

• La colocación del herido en la camilla y el transporte del mismo deberá hacer-


se siempre con la víctima en posición horizontal.

ACTUACIÓN LIMITADA AL MARCO DE SUS COMPETENCIAS


Responsabilidades
La responsabilidad de un técnico en farmacia y parafarmacia al prestar primeros
auxilios están bien definidas:

• Evaluar una situación con rapidez y seguridad y solicitar ayuda.

• Proteger a los heridos y a otras personas presentes de posibles peligros.

• Identificar, hasta donde sea posible, la lesión que afecta a la víctima.

• Aplicar un tratamiento precoz y apropiado a cada víctima, comenzando por las


situaciones más graves.

• Organizar la evaluación de los heridos en un centro sanitario o en sus domici-


lios, según la situación.

• Si se necesita ayuda médica, permanecer con la víctima hasta que lleguen los
servicios de urgencia.

• Informar de sus observaciones a quien se haga cargo de la víctima y colaborar,


si conviene.

• Prever, hasta donde sea posible, la infección mutua entre la víctima y el auxiliador.

Cuándo no se debe realizar la Reanimación Cardiopulmonar Básica


Según las recomendaciones de la AHA (American Heart Association), la clave de
supervivencia a una parada es el inicio precoz del soporte básico y la llegada pron-
ta de un desfibrilador, de modo que ante la duda se inicia la Reanimación
Cardiopulmonar Básica (RCP). Pero ésta no debe realizarse si...

• hay rígor mortis (lleva tiempo muerto y las articulaciones están rígidas);

• hay livideces (como moratones en las partes bajas, próximas al suelo: la sangre
se ha desplazado a las partes declives);

• hay descomposición de los tejidos (esto es evidente, pero hay que mencionarlo);

64
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

• traumatismo evidentemente fatal (decapitación, trauma craneoencefálico con


salida de masa encefálica...);

• muerte no presenciada de una persona con una enfermedad grave, crónica y


debilitante.

Cuando se inician las maniobras, éstas deben continuar hasta que el retorno a la cir-
culación y ventilación espontáneas sea efectivo o se transfiera la atención a los ser-
vicios de emergencias prehospitalarios, es decir, cuando llega el personal sanitario.

Tampoco se debe realizar la RCP cuando se transfiere la atención a un médico que


determina que se debe suspender la atención y hay imposibilidad de continuar por:

• Agotamiento de los reanimadores.

• Peligro para los reanimadores.

• Continuar con la reanimación pone en peligro a otras personas.

• Encontramos criterios fiables para determinar la muerte.

• Presentación de una orden válida de no RCP a los reanimadores.

En contextos prehospitalarios, la supervivencia más allá de los 30 minutos del RCP


es extremadamente difícil.

65
PRIMEROS AUXILIOSi

RESUMEN

• El ABC de la asistencia de emergencia y objetivo prioritario en la evaluación y trata-


miento reside siempre en: A - AIRWAY: la permeabilidad de las vías aéreas. B - BRE-
ATHING: la facilitación de la respiración. C - CIRCULACIÓN: la conservación de la cir-
culación.

• Al realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP) se desempeñan de forma artificial las


funciones fisiológicas propias del corazón y los pulmones, esto es, se irrigará y apor-
tará oxígeno a todas las células del organismo.

• La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, des-


polarizando simultáneamente todas las células miocárdicas, pudiendo retomar su rit-
mo eléctrico normal u otro eficaz. La Fibrilación Ventricular es la causa más frecuen-
te de muerte súbita.

• La valoración primaria se inicia con la primera impresión que el auxiliador tiene al ver
al herido. La valoración secundaria se basa en el estado del accidentado de pies a
cabeza, tanto por delante, por detrás y por ambos laterales.

• Las quemaduras deben tratarse de forma minuciosa puesto que las de mayor inten-
sidad pueden provocar la muerte de la persona afectada y es vital un rápido y correc-
to tratamiento de la zona o zonas afectadas por la quemadura.

• Los delitos en que puede incurrir el socorrista serían los siguientes: omisión del deber
de socorro, omisión del deber de impedir denunciar ciertos delitos, denegación del
auxilio, delitos imprudentes y lesión por accidente.

66
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE SOPORTE VITAL

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

Contesta si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:
11. La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, despolarizan-
V F
do simultáneamente todas las células miocárdicas.
12. La meningitis puede provocar una compresión cerebral. V F

13. En un accidente con quemaduras, la ropa que se encuentre adherida a la zona afectada debe
retirarse. V F

14. En caso de congelación hay que masajear la zona afectada con nieve. V F

15. La epistaxis es una hemorragia en el oído. V F

De las respuestas que ofrecemos como alternativa, rodea con un círculo la letra que
corresponda a la alternativa que consideres correcta:

16. La situación ideal para la reanimación cardiorrespiratoria se producirá con la presencia de:
a. Dos socorristas.
b. Un socorrista.
c. Tres socorristas. a b c

17. ¿Cuál de estas actuaciones es incorrecta ante un caso de epilepsia?


a. Sujetarlo si tiene movimientos convulsivos.
b. Si ya tiene la boca cerrada, no intentar colocar un objeto entre sus dientes.
c. No darle de beber. a b c

18. ¿Cómo se debe actuar ante una intoxicación por monóxido de carbono?
a. Acostar al accidentado sobre un lado (decúbito lateral), con el tronco elevado unos 45º, y
mantenerle en reposo absoluto.
b. Si se posee equipo de administración de oxígeno, administrarlo al 100% y a alto flujo.
c. Ambas actuaciones son correctas. a b c

19. ¿Cuál de estos signos no corresponde a un paro cardiaco?


a. Ausencia de latido cardiaco, carotídeo o femoral.
b. Presencia de dilatación en las pupilas y coloración azulada de la piel.
c. Náuseas y vómitos. a b c

20. ¿En qué tipo de envenenamiento debe acostarse a la víctima, colocando la zona afectada a
un nivel más bajo que el corazón?
a. Por ingestión.
b. Por inyección o absorción.
c. Por inhalación. a b c

Compara tus respuestas con las que se incluyen al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte
correspondiente del tema antes de proseguir el estudio.

Caso práctico 2
¿Cómo ayudarías a una persona que está sufriendo una ataque de ansiedad?

Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema
antes de proseguir el estudio.

67
PRIMEROS AUXILIOSi

APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS
DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

INTRODUCCIÓN
E n este capítulo hablaremos de las técnicas básicas de movili-
zación e inmovilización de los accidentados así como de su
traslado, que se debe realizar con las máximas condiciones de
seguridad. Asimismo, explicaremos cuáles deben ser las posicio-
nes de espera de los accidentados hasta que llega el personal sani-
tario. Nos encontramos con un tema que te será de utilidad habi-
tual en la profesión que has elegido, por lo que te recomendamos
que realices una lectura cuidadosa y un estudio detenido.

EVALUACIÓN DE LA NECESIDAD DE TRASLADO

Al trasladar un accidentado o un enfermo grave, se deberá garantizar que las


lesiones no aumentarán, ni se le ocasionarán nuevas lesiones o se complicará su
recuperación, ya sea por movimientos innecesarios o transporte inadecuado.

Es mejor prestar la atención en el sitio del accidente, a menos que exista peligro
inminente para la vida de la víctima o del auxiliador como en un incendio, peli-
gro de explosión o derrumbe de un edificio.

Una vez que se haya decidido cambiar de lugar a la víctima, se ha de considerar


tanto la seguridad de la víctima como la tuya. También ten en cuenta tu propia
capacidad, así como la presencia de otras personas que puedan ayudarte.

Normas básicas que debemos seguir:

• Si es posible, avisar a la familia antes de realizarlo. En caso de no poder contac-


tar con ningún familiar seguiremos las instrucciones del centro sanitario.

• Cuando la lesión sea leve pero requiera el traslado, podrá efectuarse en cualquier
transporte, siempre de forma cómoda para la víctima y sin demasiadas prisas.

• En caso de duda y no exista urgencia vital, es preferible solicitar la actuación de


algún servicio de transporte especializado. Estos servicios pueden solicitarse a
través de los servicios sanitarios y normalmente tardan pocos minutos en llegar
al centro escolar.

68
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

• En caso de urgencia vital y dificultad para conseguir un transporte especializa-


do rápido, deberán tenerse en cuenta estos criterios:

• Trasladar siempre sin manipular excesivamente el cuerpo de la víctima, cuidan-


do especialmente la posición de la cabeza, cuello y columna vertebral.

• Utilizar vehículos amplios en los que la víctima pueda permanecer acostada, en


la posición requerida en cada caso.

• En caso de necesitar realizar la reanimación cardiopulmonar durante el trasla-


do, asegurarse de colocar a la víctima sobre una superficie dura y en una posi-
ción cómoda par ella y el/los socorristas.

• En caso de duda siempre será preferible esperar el traslado en un vehículo de


transporte especializado.

POSICIONES DE SEGURIDAD Y ESPERA


La posición de espera es aquella que debe adoptar el accidentado mientras llega el
personal sanitario. Antes de colocar al accidentado en una posición u otra, se consta-
tará y evaluará la gravedad de su estado, así como también el grado de consciencia.

En el caso de realizar los primeros auxilios a una víctima consciente, debe averi-
guarse su estado mediante sus signos y síntomas, así como sus indicaciones; esto
será de gran ayuda a la hora de practicarle los primeros auxilios y de colocarlo en
la posición de espera más adecuada.

En caso de que el herido esté inconsciente, debe comprobarse si respira (obser-


vando si existe movimiento torácico y la presencia o ausencia de circulación de Recuerda
aire por la nariz o la boca) y si presenta pulso cardiaco (presionando la arteria
El traslado debe reali-
carotídea, la radial o la femoral). (Figura 20)
zarse con las máximas
condiciones de seguri-
Para evaluar la gravedad del estado de un herido, debe examinarse la respiración dad, evitando riesgos
y fijarse en los labios, por si presentan quemaduras de sustancias cáusticas; mirar de caídas o golpes y, si
es necesario, contare-
en el interior de la boca y retirar los cuerpos extraños; comprobar los ojos y las
mos con la ayuda del
pupilas; retirar la lengua y los posibles dientes sueltos; el tono, temperatura de la resto de personal para
piel y el estado de los oídos; por último, con cuidado, se palpa el cuello por si asegurar sondas y otros
hubiera fractura de vértebras. dispositivos que deba
llevar el enfermo, para
evitar el sobreesfuerzo y
Palpando con suavidad, se buscan lesiones en la columna vertebral; después se posturas incorrectas.
examinan las costillas y el esternón, comprobando al mismo tiempo que no impi-

69
PRIMEROS AUXILIOS

den la respiración; a continuación, se examinan los hombros, después la pelvis y,


por último, se revisan brazos y piernas, con las dos manos a la vez, para compa-
rar ambos lados del cuerpo (Figura 21).

Las vías respiratorias de un accidentado inconsciente pueden cerrarse a causa de la


presencia de un cuerpo extraño que las obstruya o por la caída de la lengua hacia
atrás. En ambos casos debe procederse a la extracción del agente. En el caso de que
deban realizarse los primeros auxilios a un herido inconsciente que presente una
parada respiratoria o cardiaca, el protocolo a seguir es el siguiente:

1. Situar al herido en posición de decúbito supino (acostado boca arriba).

2. Realizar la respiración artificial, en caso de que el accidentado presente una


parada respiratoria, y/o un masaje cardiaco, en el caso de una pérdida de pulso
(ambas técnicas se detallan más adelante).

Figura 20. Secuencia dónde vemos las siguientes comprobaciones: respiración, cuerpos extraños en la boca, estado de los ojos y
pupilas, retirar la lengua, estado de la piel y los oídos, las vértebras.

70
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

3. Una vez recuperado el pulso y restaurada la respiración, colocar al herido en


posición de recuperación. Es muy importante que todas estas maniobras se reali-
cen con extremo cuidado, para no empeorar el estado de la víctima.

Las personas que hayan sufrido un accidente pero se mantienen conscientes se


colocan en distintas posturas, dependiendo del tipo de lesión que hayan sufrido.
Algunas de estas posiciones son:

• Posición de abdomen agudo: debe adoptarse esta posición en los casos en que
el accidentado sufra lesiones abdominales, ya sean traumáticas o no, puesto que
disminuye la presión en la cavidad. El herido se coloca en decúbito supino y se
le flexionan las piernas. Durante su evacuación, el herido debe mantener la mis-
ma posición (Figura 22).

• Posición antishock o Trendelenburg: es adecuada para los heridos que se encuentren


en estado de choque o que hayan perdido una cantidad importante de sangre. El
accidentado se coloca de forma que su cabeza se sitúe más baja que las extremida-
des inferiores, lo cual asegura la irrigación a los órganos vitales (Figura 23).

Figura 21. Ilustración de la siguientre secuencia a realizar.

71
PRIMEROS AUXILIOS

Figura 22. Piernas flexionadas. Figura 23. Trendelenburg.

• Posición en caso de insuficiencia respiratoria: es la postura que deben adop-


tar los heridos que presenten dificultades respiratorias. Se coloca al herido en
posición semisentada para mejorar la capacidad respiratoria. Durante el tras-
lado al centro hospitalario, debe mantenerse la misma postura. En el caso de
que exista, además, una lesión en la columna vertebral, no se debe adoptar
esta posición, sino que hay que mantener al herido completamente tendido
(Figura 24).

Figura 24. Semiincorporado.

• Posición en caso de heridas graves en el tórax: el herido se coloca semincorpo-


rado y apoyado en el lado afectado. De esta forma se facilita la función respi-
ratoria del pulmón sano.

TÉCNICAS DE INMOVILIZACIÓN
La adecuada inmovilización del politraumatizado tiene especial importancia,
debido a que tiene por objetivo estabilizar lesiones existentes y evitar lesiones
secundarias, que agravarían aún más su estado y dificultarían su posterior recu-
peración. En muchos casos, estas lesiones secundarias podrían ser vitales o causan-
tes de invalidez.

72
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

El transporte del accidentado debe ser lo más rápido y expedito posible, sin que por
la premura se descuide la evaluación primaria, reanimación y tratamiento inicial.

La inmovilización del accidentado se efectúa en el mismo lugar del accidente, dan-


do especial importancia a las lesiones de la columna vertebral o aquellas de carác-
ter muy grave. Los inmovilizadores no deben ser retirados por ningún motivo, has-
ta que sea descartada radiológicamente una lesión espinal en el centro asistencial.
La necesidad de inmovilizar la columna vertebral puede estar determinada por la
cinemática del trauma, por la presencia de lesiones provocadas por mecanismos de
alta energía o por signos y síntomas específicos de lesión de la columna vertebral.

Las lesiones de columna se deben sospechar en las siguientes situaciones:

1. Impacto violento sobre cabeza, cuello, tronco, pelvis o extremidades.

2. Aceleración, desaceleración o flexión lateral súbitas.

3. Caídas de altura.

4. Accidentes sin cinturón de seguridad o en los que la víctima es eyectada.

5. Víctimas de explosión.

6. Zambullidas en agua poco profunda.

7. Evidencia de trauma de alto impacto:


• Pacientes muertos en el mismo vehículo.
• Impactos de alta velocidad (más de 32 km/h).
• Deformidad del automóvil mayor de 50 cm.
• Desplazamiento posterior del eje frontal del vehículo.

8. Colisión de peatón o bicicleta contra automóvil.

9. Colisión de conductor o pasajero en motocicletas.

Inmovilización manual de la cabeza


Cuando existe sospecha de inestabilidad de la columna vertebral o no es posible
descartarla, es imperioso practicar inmediatamente la inmovilización manual de
la cabeza. La técnica consiste en tomar la cabeza del accidentado entre ambas
manos y llevarla a una posición neutra, limitando los movimientos antero-poste-
riores, laterales y rotacionales.

73
PRIMEROS AUXILIOS

Está absolutamente contraindicado movilizar la cabeza hasta la posición neutra si


esta maniobra provoca cualquiera de los siguientes efectos:
• Espasmos de los músculos del cuello.
• Incremento del dolor.
• Aparición o exacerbación de signos neurológicos: adormecimientos, hormi-
gueos, trastornos de la motilidad...
• Compromiso de la vía aérea o de la ventilación.

En cualquiera de estas circunstancias, la cabeza se debe inmovilizar en la misma


posición en que se encontraba en el momento de la primera evaluación.

La adecuada inmovilización se logra con el accidentado en posición supina (de


espaldas) sobre una tabla espinal larga, manteniendo la alineación de la columna
en toda su extensión. Para este efecto, se utiliza, además del collar cervical, los
inmovilizadores laterales de cabeza y las correas de la tabla espinal, ajustadas para
evitar el movimiento lateral o longitudinal del cuerpo durante todo el tiempo que
dure el transporte. Es importante tener en cuenta la curvatura de la columna ver-
tebral, especialmente en ancianos o en personas con desviaciones de la columna
anteriores al accidente; en el caso de los niños, hay que tener en cuenta la relación
del tamaño de la cabeza con respecto al cuerpo. La colocación de almohadillas bajo
la cabeza en personas mayores (lo que no es necesario, si se cuenta con una ade-
cuada base de inmovilizadores, que ya trae un suplemento de altura) y bajo las escá-
pulas en niños, ayudan a mantener la cabeza en posición y evitan la hiperflexión y
la hiperextensión de la columna cervical. Es importante también colocar almohadi-
llas bajo las prominencias óseas de la espalda, sobre todo en los casos en que el acci-
dentado va a permanecer un largo tiempo sobre la tabla espinal, lo que puede pro-
vocar lesiones y molestias adicionales. En el caso de accidentados que presenten agi-
tación o agresividad, es necesario mantener la inmovilización de la mejor forma
posible, utilizando todos los medios disponibles.

Inmovilización manual de la cabeza desde atrás


1. El operador se coloca detrás del accidentado.
2. Se colocan los meñiques bajo la mandíbula inferior.
3. Se colocan los pulgares sobre la parte posterior del cráneo.
4. Se colocan los tres dedos restantes abrazando la cara.
5. Se lleva la cabeza a la posición neutra alineada.

Inmovilización manual de la cabeza desde adelante


1. El operador se coloca delante del accidentado.
2. Se colocan los meñiques sobre la parte posterior del cráneo.
3. Se colocan los pulgares sobre las mejillas del paciente y bajo los pómulos.

74
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

4. Se colocan los tres dedos restantes abrazando la cara.


5. Se lleva la cabeza a la posición neutra alineada.

Inmovilización manual de la cabeza desde el lado


1. Se toma la cabeza, colocando una mano sobre la parte posterior del cráneo.
2. Se posiciona el índice y el pulgar de la otra mano sobre las mejillas del acciden-
tado, bajo los pómulos, y se ejerce una presión adecuada para sostener la cabeza.
3. Se lleva la cabeza a la posición neutra alineada.

Procedimiento para efectuar la elevación de mentón


En esta etapa de inmovilización cervical ya estamos aplicando maniobras para el
despeje de la vía aérea. A continuación, describiremos el procedimiento para
pacientes que presentan trauma.

La maniobra de elevación del mentón permite abrir la vía aérea desplazando la


lengua hacia delante, deben realizarla dos personas, de acuerdo con el siguiente
procedimiento (Figura 25):

• Encontrándose el accidentado de espaldas sobre el suelo (decúbito supino), la


primera persona, ubicada sobre la cabeza, se la toma y la mueve a una posición
neutral, de manera que las secciones cervical y dorsal de la columna vertebral
formen una sola línea.

• La segunda persona posa su mano izquierda sobre la frente de la víctima y, con Figura 25. Maniobra
los dedos pulgar e índice de la mano derecha, le toma el mentón. de elevación del men-
tón.

• Mientras la primera persona mantiene inmóvil la cabeza de la víctima, quien ha


tomado el mentón, lo eleva hasta el punto en el que los dientes de la mandí-
bula inferior alcanzan a los superiores.

• Otra variante consiste en colocar los dedos índice y medio en la parte inferior
del mentón, a la vez que se introduce la punta del pulgar por debajo de los
dientes inferiores, se oprime y se levanta la mandíbula.

Esta maniobra de apertura manual de la vía aérea debe mantenerse mientras el


paciente se encuentre inconsciente y hasta que sea abierta con algún medio mecá-
nico (cánula orofaríngea).

Procedimiento para efectuar la maniobra de levantamiento mandibular


Esta maniobra, que puede realizarla una sola persona, permite desplazar la lengua
hacia delante mientras se empuja la mandíbula, despejando así la vía aérea:

75
PRIMEROS AUXILIOS

• Encontrándose el accidentado de espaldas sobre el suelo, la persona, ubicada


sobre la cabeza, le toma y mueve a una posición neutral, de manera que forme
una sola línea con las regiones cervical y dorsal de la columna vertebral.

• Los codos de esta persona deben encontrarse en la misma superficie sobre la


cual está la víctima.

• Mientras mantiene la cabeza inmovilizada, coloca los dedos índices en los ángu-
los del maxilar inferior.

• Con los dedos medio y anular, empujar la mandíbula del paciente hacia delan-
te, hasta que los dientes inferiores alcancen la altura de los superiores.

Esta maniobra de apertura manual de la vía aérea debe mantenerse mientras el


paciente se encuentre inconsciente y hasta que sea abierta con algún medio mecá-
nico (cánula orofaríngea).

Procedimiento para medir e insertar una cánula orofaríngea


La cánula orofaríngea es un elemento mecánico, que se inserta dentro de la boca
de un accidentado inconsciente a fin de evitar que la lengua y tejidos blandos obs-
truyan la vía aérea. Las cánulas orofaríngeas tienen varios tamaños; para cada
paciente se debe seleccionar el tamaño adecuado, a fin de asegurar la permeabi-
lidad de la vía aérea (Figura 26).

La elección de la cánula se realiza midiendo la distancia existente entre los incisi-


vos (comisura labial) y el ángulo de la mandíbula; en el adulto, además, se puede
Figura 26. La cánula tomar como referencia el lóbulo de la oreja.
orofaríngea se inserta
para asegurar la permea-
bilidad de la via aérea. Procedimiento de inserción
• Encontrándose el accidentado de espaldas sobre el suelo, la persona, ubicada
sobre la cabeza, la toma y mueve a una posición neutral, de manera que forma
una sola línea con las regiones cervical y dorsal de la columna vertebral.

• Otra persona continúa con el siguiente procedimiento:

• Efectuar la medición de la cánula.

• Oprimir la lengua con un bajalengua contra el piso de la boca, cuidando de


no tocar la úvula, ya que se estimula el reflejo nauseoso. Observar la existen-
cia de cuerpos extraños y extraerlos; a continuación, introducir la cánula
siguiendo la curvatura anatómica de la vía aérea. Los bordes de la cánula
deben tocar los labios del paciente (Figura 27).
76
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

Figura 27. Procedimiento de inserción de una cánula orofaríngea.

La cánula no debe ser fijada por ningún medio, ya que si el paciente recupera la
consciencia debe ser capaz de rechazarla.

Otra variante, al no contar con un bajalengua, es abrir la boca del paciente e


introducir la cánula, dirigiendo la curvatura cóncava hacia la nariz, ligeramente
lateral, de tal forma que, a medida que avanza la cánula dentro de la boca, vaya-
mos girándola hasta llegar a la curvatura normal de la vía aérea del paciente y
hasta que sus bordes lleguen a sus labios.

Esta última técnica no es recomendada en pacientes que han sufrido traumatismo


cráneo encefálico, ya que la manipulación de la cánula dentro de la boca puede
agravar una lesión del cráneo. Recordemos que el piso del cráneo corresponde
anatómicamente con el techo de la boca. Por ello, debemos contar siempre con
bajalenguas en nuestro equipo de trauma.

Procedimiento para medir, armar y colocar un collar cervical


Cabe recordar que la postura del collar cervical, cualquiera que fuese el modelo
usado, requerirá que el accidentado esté sentado o acostado de espaldas (decú-
bito supino). Jamás se deberá intentar colocar el collar cervical con el accidenta-
do acostado boca abajo (posición prona), ya que esto implicaría una extensión cer-
vical para su fijación.

La inmovilización cervical que logra el collar está relacionada con los movimientos
de flexión, extensión y rotación; el movimiento lateral sólo es eliminado mediante
77
PRIMEROS AUXILIOS

inmovilizadores laterales o almohadillas, por lo tanto, hasta que estos últimos ele-
mentos de inmovilización no estén fijados a la tabla larga, la cabeza del accidenta-
do no podrá ser soltada por la persona que lo esté atendiendo.

Recuerda TÉCNICAS DE MOVILIZACIÓN

Es una grave negligencia La movilización de heridos se realizará, teniendo en cuenta siempre sus lesiones,
concurrir a una emer- utilizando un método de los siguientes:
gencia si no se cuenta
con los recursos necesa-
rios; asimismo, es una Técnica de la “cuchara”
falta grave no pedir Es útil cuando sólo hay acceso a la víctima por un lado.
apoyo en el caso de que
nuestros recursos sean
insuficientes en el lugar
Los auxiliadores se arrodillan a un lado de la víctima, e introducen sus manos por
del accidente. debajo de la misma:

• Un auxiliador sujeta la cabeza y parte alta de la espalda.

• El segundo auxiliador sujeta la parte baja de la espalda y muslos.


• El tercer auxiliador sujeta las piernas por debajo de las rodillas.

• El auxiliador a la cabeza de la víctima da la orden de levantar a ésta y la colo-


can sobre sus rodillas, todos al mismo tiempo.

• Una cuarta persona coloca una camilla debajo de la víctima.

• Cuando lo ordena el auxiliador a la cabeza de la víctima, depositan a ésta sobre


la camilla, todos al unísono (Figura 28).

Técnica del puente


Cuando hay acceso a la víctima por los dos costados.
Los auxiliadores se colocan agachados con las piernas abiertas, sobre la víctima:

• Un auxiliador sujeta la cabeza y la parte alta de la espalda.

• El segundo sujeta a la víctima por las caderas.


Figura 28. En la técnica
de la cuchara es impor- • El tercero sujeta las piernas por debajo de las rodillas.
tante la coordinación de
los auxiliadores.
• El auxiliador a la cabeza de la víctima da la orden de levantar a ésta.

• Una cuarta persona coloca la camilla debajo de la víctima.

78
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

• Los auxiliadores depositan al unísono a la víctima en la camilla (Figura 29).

Figura 29. Para realizar la técnica del puente se necesitan cuatro auxliadores y una camilla.

Técnica de los socorristas alternados (7 personas)


Es una variante de la anterior. Se empleará cuando sospechemos lesión en colum-
na vertebral y no dispongamos de ayuda especializada.

Los socorristas se arrodillan a ambos lados de la víctima (tres a cada lado) y un sép-
timo se arrodillará a la cabeza de ésta, mirando hacia el pecho:

• Dos auxiliadores sujetan la parte alta de la espalda.

• Otros dos sujetan la parte baja de la espalda y los muslos.

• Otros dos sujetan las piernas por debajo de las rodillas.

• El auxiliador a la cabeza de la víctima, sujeta a ésta, a la altura de los lóbulos


de la oreja, traccionando ligeramente hacia sí.

• El auxiliador a la cabeza de la víctima, da la orden de levantarla hasta la altura


de sus rodillas; esto se hace en bloque, manteniendo el eje cabeza - cuello -
tronco de la víctima, como si fuera un único bloque.

• Se coloca un plano rígido bajo la víctima.

• A la orden, se deposita a la víctima sobre el plano duro y se la inmoviliza sobre


éste. Para evitar los desplazamientos en sentido lateral de la cabeza de la víctima,
durante el traslado, se procederá a la inmovilización de ésta mediante una toalla
enrollada, o un objeto similar, sujeta a la frente de la víctima y a la camilla.

Maniobra de Rautek
Sirve para extraer a un accidentado del interior de un automóvil, protegiendo su
columna vertebral.

79
PRIMEROS AUXILIOS

El procedimiento es el siguiente:

• Liberar los pies del accidentado, si están enganchados con los pedales del vehículo.

• El auxiliador se aproxima a la víctima desde un costado y desliza sus brazos bajo


las axilas de ésta. Después sujeta un brazo de la víctima por la muñeca, con una
mano, y con la otra sujeta el mentón. El lesionado queda “apoyado” contra el
pecho del auxiliador.

• Se mueve lentamente, extrayendo al accidentado del interior del vehículo y


manteniendo el eje cabeza - cuello - tronco de la víctima en un sólo bloque.

• Una vez extraída, la deposita poco a poco sobre el suelo o una camilla.

CONFECCIÓN DE CAMILLAS Y MATERIALES DE INMO-


VILIZACIÓN

Tipos de camilla
Dentro de los tipos de camillas tenemos:

• Camillas de lona para transportar víctimas que no presentan lesiones de gravedad.

• Camillas Rigidas para transportar lesionados de columna; éstas son de madera,


metálicas o acrílico.

• Camillas de vacío para transportar lesionados de la columna.

• Camilla para el transporte de lesionados en operaciones helicoportadas.

Formas de improvisar una camilla


Una camilla se puede improvisar de la siguiente manera:

• Consiga 2 ó 3 chaquetas o abrigos y 2 trozos de madera fuertes.

• Coloque las mangas de las prendas hacia adentro.

• Pase los trozos de madera a través de las mangas.

• Abotone o cierre la cremallera de las prendas.

Otra forma de improvisar una camilla es la siguiente:

80
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

• Consiga una manta y dos trozos de madera fuertes.

• Extienda la manta en el suelo.

• Divida la manta imaginariamente en tres partes, coloque un trozo de madera


en la primera división y doble la cobija.

• Coloque el otro trozo de madera a 15 cm del borde de la manta y vuelva a doblarla.

Materiales de inmovilización
Inmovilización de la cabeza
Los collares cervicales no inmovilizan completamente, pero protegen la columna cer-
vical de la compresión y contribuyen a reducir el rango de movimientos de la cabeza.

El mejor collar es capaz de reducir en un 75% el rango de flexión y al 50% otros movi-
mientos. Representan un elemento importante de la inmovilización, pero siempre deben
usarse como parte de la inmovilización manual o mecánica de la columna cervical.

NUNCA DEBE INSTALARSE UN COLLAR CERVICAL SIN ANTES CERCIORARSE DE


QUE SE HA CONSEGUIDO ALINEAR LA CABEZA DEL PACIENTE,
NI SE DEBE COLOCAR UN COLLAR MUY APRETADO

Es importante elegir la medida y la presión de cierre adecuadas para cada perso-


na. Un collar muy corto permitirá una flexión significativa. Un collar muy largo
causará hiperextensión. Un collar flojo no es efectivo para limitar el movimiento
de la cabeza y puede cubrir el mentón, la boca y la nariz, obstruyendo la vía
aérea del paciente. Por otro lado, un collar muy apretado puede comprimir las
venas del cuello.

Un collar adecuado y correctamente aplicado debe permitir que el paciente abra la


boca y no debe entorpecer el manejo de la vía aérea o la aspiración de vómitos.

Nunca instale un collar cervical si no se ha logrado alinear la cabeza del paciente;


en tal caso, mantenga la fijación manual.

Inmovilización espinal
Para realizar una inmovilización espinal total debe usarse la combinación de los
siguientes dispositivos:

1. Tabla espinal rígida larga (42 x 186 cm): son camillas rígidas de madera, polie-
tileno, metal u otros materiales para el transporte de pacientes.

81
PRIMEROS AUXILIOS

Para saber más Para el rescate vehicular usamos de madera y/o plásticas, debido a que son más
livianas y son radio-lúcidas (no aparecen en los rayos X), lo que permite radiogra-
Las correas tienen
fiar al lesionado sin necesidad de sacarlo de la tabla.
diferentes finalidades,
aunque la más obvia es
la de ofrecer seguridad De esto se desprende que una tabla dañada no se puede reparar con clavos.
al paciente para evitar
que se mueva y pueda
2. Tabla espinal corta (46 x 81 cm): son camillas rígidas, elaboradas generalmente
ocasionarse él mismo
lesiones. Hay que tener de madera u otro material, empleadas para la inmovilización del paciente o como
en cuenta que, en dispositivo de extricación. Se usa cuando el accidentado está en una posición en la
general, el paciente que no es posible comenzar la inmovilización con la tabla larga, como sucede con
sujeto con correas
una persona sentada en el vehículo, o que ha caído doblada fuera de él.
experimenta cierta
ansiedad, por lo que
hay que vigilar su Debe quedar claro que sólo debe usarse la tabla corta cuando no sea posible comenzar
estado de ánimo. de inmediato con la tabla larga, que es la que nos permite trasladar al accidentado.
Además, debe procurar-
se que queden bien
ajustadas, sin apretar 3. Chalecos de inmovilización y extricación: son dispositivos empleados para
demasiado, y que no inmovilizar al paciente en posición de sentado para, posteriormente, ser coloca-
entren en contacto do sobre la tabla larga. Están formados por las siguientes partes:
directo con la piel del
paciente.
• Dos o tres cintas de fijación o correas de sujeción torácicas, cada una de un color
específico.

• Dos cintas de fijación para la cabeza: frontal y mentón.

• Dos asas para el movimiento del paciente en bloque.

• Una almohadilla que ocupa el espacio entre la cabeza del paciente y el chale-
co, evitando la flexo-extensión cervical.

4. Collares cervicales: existen varios tipos de collares cervicales, pero los más cono-
cidos en nuestro medio son el Philadelphia y el collar de extricación Stiffneck:

• El collar cervical Philadelphia se coloca entre dos operadores; el operador 1, que


mantiene manualmente la inmovilización de la columna cervical, y el operador
2, que une la parte posterior del collar con la parte más larga hacia abajo, para
luego colocar la parte anterior, cuidando de apoyar el mentón del accidentado
en la parte horizontal, y fija el collar utilizando un cierre de velcro. El collar
debe quedar firme pero no excesivamente apretado. Este collar es semirígido,
por lo que no es recomendable su uso en rescate vehicular.

• El collar cervical Stiffneck es el más usado en trauma debido a la simplicidad de su


uso, a su rigidez y a que permite el acceso al cuello para un examen visual, toma de
82
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

pulso carotídeo y manejo quirúrgico de la vía aérea sin la necesidad de sacarlo. Recuerda
Nosotros usamos dos modelos: el simple, que tiene medida única y, por lo tan-
to, debemos tener varios modelos para seleccionar el más adecuado; y el Select, Los pasos preliminares
que tiene la gran ventaja de incorporar, en un sólo collar, cuatro medidas que para la movilización del
paciente son: cerciorar-
pueden ajustarse según nuestra necesidad.
se de que la cama esté
frenada, lavarse las
NO SE DEBEN EMPLEAR BOLSAS DE ARENA EN LAS INMOBILIZACIONES LATERA- manos, colocarse
LES DE CABEZA, YA QUE PUEDEN DESLIZARSE DURANTE LA EVACUACIÓN Y guantes e informar al
paciente de lo que se le
DESPLAZAR LA CABEZA Y EL CUELLO DEL PACIENTE va a realizar, animándo-
le a que colabore en el
5. Inmovilizadores laterales de cabeza: diseñados para evitar la flexión lateral de proceso, si le es posible.
la cabeza, pueden encontrase de diferentes tipos, como cintas, cartón, rollos,
espumas..., entre otros.

Las bolsas de arena, que fueron usadas anteriormente, no deben ser empleadas
como inmovilizadores laterales, debido a que por su peso pueden deslizarse
durante la evacuación, lo que puede ocasionar desplazamiento lateral de la cabe-
za y cuello del paciente.

6. Correas de fijación: se utilizan para fijar al paciente a la tabla.

A excepción del chaleco de extricación, que puede ser reemplazado por la tabla
corta, todos estos elementos son imprescindibles para la inmovilización en prime-
ros auxilios

Férulas para extremidades


Los distintos tipos de férulas son parte importante de la inmovilización final de
un paciente:

1. Férulas rígidas y/o semirígidas: se caracterizan porque su forma no puede cam-


biarse y la extremidad afectada debe ajustarse al contorno de la férula. Estas
incluyen las férulas de cartón, plástico, metal y las neumáticas.

2. Férulas moldeables: pueden ser moldeadas de diferentes formas para ajustar-


las a las extremidades. En este grupo se encuentran las férulas al vacío, almoha-
das, toallas, férulas de aluminio cubiertas con espuma, etc.

3. Férulas de tracción: diseñadas para ejercer tracción mecánica lineal, ayudan a


realinear fracturas. Se usan comúnmente en fracturas de fémur. Su uso está indi-
cado sólo para el personal de salud.

83
PRIMEROS AUXILIOS

RESUMEN

• Al trasladar un accidentado o un enfermo grave, se deberá garantizar que las lesio-


nes no aumentarán, ni se le ocasionarán nuevas lesiones o se complicará su recupe-
ración, ya sea por movimientos innecesarios o transporte inadecuado.

• En caso de que el herido esté inconsciente, debe comprobarse si respira (observando


si existe movimiento torácico y la presencia o ausencia de circulación de aire por la
nariz o la boca) y si presenta pulso cardiaco.

• La posición de espera es aquella que debe adoptar el accidentado mientras llega el


personal sanitario. Antes de colocar al accidentado en una posición u otra, se consta-
tará y evaluará la gravedad de su estado, así como su grado de consciencia.

• La adecuada inmovilización del politraumatizado tiene especial importancia, debido


a que tiene por objetivo estabilizar lesiones existentes y evitar lesiones secundarias,
que agravarían aún más su estado y dificultarían su posterior recuperación.

• Los collares cervicales no inmovilizan completamente, pero protegen la columna cer-


vical de la compresión y contribuyen a reducir el rango de movimientos de la cabeza.

• La movilización de heridos se realizará, teniendo en cuenta siempre sus lesiones, uti-


lizando un método de los siguientes: técnica de la “cuchara”, técnica del “puente”,
técnica de los “socorristas alternados” y la maniobra de Rautek.

84
APLICACIÓN DE PROCEDIMIENTOS DE INMOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

Indica si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:

21. Las personas que hayan sufrido un accidente pero se mantienen conscientes se colocan en
distintas posturas, dependiendo del tipo de lesión que hayan sufrido. V F

22. La posición Trendelenburg es adecuada para los accidentados que hayan sufrido lesiones
abdominales. V F

23. Los tipos de collares cervicales más conocidos son el Philadelphia y el collar de extricación
Stiffneck. V F

24. En caso de necesitar realizar la reanimación cardiopulmonar durante el traslado, hay que ase-
gurarse de colocar a la víctima sobre una superficie blanda. V F

25. Las férulas moldeables se usan normalmente en fracturas de fémur. V F

De las respuestas que ofrecemos como alternativa, rodea con un círculo la letra que
corresponda a la alternativa que consideres correcta:

26. La inmovilización del accidentado se efectúa en el mismo lugar del accidente, dando especial
importancia a las lesiones de:
a. La columna vertebral.
b. Las extremidades.
c. El cuello. a b c

27. Las lesiones de columna se deben sospechar en las siguientes situaciones:


a. Aceleración, desaceleración o flexión lateral súbitas.
b. Caídas de altura.
c. En ambas situaciones. a b c

28. ¿Cuál de estos elementos no es imprescindible para la inmovilización en primeros auxilios?


a. Chaleco de extricación.
b. Correas de fijación.
c. Inmovilizadores laterales de cabeza. a b c

29. ¿En qué caso está contraindicado movilizar la cabeza hasta la posición neutra?
a. Espasmos de los músculos del cuello.
b. Incremento del dolor.
c. En ambos casos. a b c

30. ¿En cuál de estas posiciones no debe estar el paciente al que debamos colocar un collar cervical?
a. Sentado.
b. Decúbito supino.
c. Posición prona. a b c

Caso práctico 3

¿Qué inmovilizarías primero y cómo a un accidentado que hubiera salido despedido del coche?

Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del
tema antes de proseguir el estudio.

85
PRIMEROS AUXILIOS

APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO


PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL

E ste capítulo trata sobre la importancia de la comunicación

INTRODUCCIÓN
que se establece entre los heridos en un accidente y quienes
prestan primeros auxilios, con especial énfasis en el papel del pri-
mer interviniente. Se explican conceptos como la empatía o la
comunicación no verbal y algunas técnicas para apoyar psicoló-
gicamente a los accidentados. También se habla de la ansiedad,
un riesgo psicológico muy habitual en quienes desempeñan la
labor de auxiliar a heridos y las causas que la favorecen.

ESTRATEGIAS BÁSICAS DE COMUNICACIÓN

La persona que presta primeros auxilios a otra realiza un acto de solidaridad. Esta
solidaridad, que cada uno fundamenta en motivaciones propias, no se puede
materializar de una manera descontrolada. Por un lado, el acto de los primeros
auxilios requiere, sobretodo, un espacio para la puesta en práctica de técnicas y
metodologías precisas.

Por otro lado, implica también un espacio de relación. Detrás de cada acto de soli-
daridad, hay también un acto de comunicación entre personas que se necesitan
de maneras diferentes.

El acto de comunicación es la “escena” de la vida cotidiana, caracterizada por la


interacción verbal o no verbal de dos o más “actores” que intercambian mensa-
jes. La escena tiene un contexto físico (escenario) además de un contexto referen-
cial o mental, formado por valores, la cultura, las expectativas, etc., que los acto-
res comparten.

El 90% de nuestra vida la integran actos comunicativos. Fijémonos más concreta-


mente en el ámbito de los primeros auxilios. Son actos comunicativos, por ejemplo:

• La asistencia a una persona que ha caído por la calle.

• La asistencia a uno o más accidentados en carretera.

• Un desmayo en un acto público.

86
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL

En todos los casos, podemos determinar fácilmente quiénes son los “actores”, cuál
es el “contexto” físico (cómo es la escena, el espacio donde se desarrolla la
acción...), qué piensan los actores, etc.

Es muy lógico que en un campo como el de la asistencia sanitaria inmediata se


hable de éxito o fracaso en función de los niveles de prevención, de la rapidez de
la intervención, de los porcentajes de mortalidad… Pero hay que incorporar otro
elemento en esta lista de variables que determina el éxito o fracaso de una acción
de socorro: la relación, la comunicación entre todas las piezas de este delicado
engranaje. En actividades que requieren un alto nivel de habilidades y prepara-
ción técnica es frecuente que este aspecto se deje de lado, ya que cada uno actúa
en función de su competencia. Esta manera de actuar contrasta con el hecho de
que cada situación de primeros auxilios nos plantea retos y problemas en un doble
ámbito: por una parte, los conocimientos y la acción técnica y, por la otra, las habi-
lidades comunicativas y de relación. Debemos adaptar nuestra acción comunicati-
va a nuestros receptores y lo hacemos, sobre todo, mediante la comunicación no
verbal y la empatía.

Comunicación no verbal y empatía


A pesar de que se tiende a interpretar la comunicación en términos de lenguaje
hablado o escrito, es decir, la comunicación verbal, también podemos usar la
comunicación no verbal. Existen una serie de gestos muy comunes a los que todos
damos la misma interpretación: encogerse de hombros significa “no sé” o “no me
importa”; la mano situada en alguna parte del cuerpo, simulando protección o
masaje, indica que algo ocurre en esa zona (dolor, malestar…); mover en círculos
un dedo sobre la sien quiere decir “está loco”, etc.

En la comunicación no verbal podemos encontrar gestos mucho más sutiles que


también transmiten información. La posición de las manos y las piernas de una
persona nos indican cómo se siente; una persona que adopta la misma postura
que nosotros quiere decir que está de acuerdo con nuestras ideas y que está a gus-
to. Si su cuerpo está de frente a nosotros pero sus pies apuntan en otra dirección,
está diciendo que tiene ganas de marcharse, pero no se atreve a expresarlo. Unas
pupilas dilatadas denotan interés. A menudo, rascarse la nariz, las orejas o subir-
se las gafas por el puente de la nariz son signos de que la persona está mintien-
do o de que no está muy segura de lo que dice. Juguetear con un anillo o una pul-
sera suele indicar nerviosismo.

Todas estas señales que el interlocutor está enviando también forman parte de la
comunicación, aunque no todo el mundo muestra la misma capacidad para detec-
tarlas. Sin embargo, pueden aprenderse. Se requiere algo de atención y ejercitar

87
PRIMEROS AUXILIOS

una cualidad denominada “empatía”, que consiste en colocarse en el lugar del


otro, para poder comprender sus sentimientos y motivaciones.

En situaciones como los primeros auxilios, donde la relación resulta tan importan-
te, donde transmitir seguridad y tranquilidad resulta algo básico, hay que ser
conscientes de que todo esto se transmite fundamentalmente con aspectos que
no son verbales.

VALORACIÓN DEL PAPEL DEL PRIMER INTERVINIENTE


Hay una serie de acciones que debería realizar el primer interviniente, el cual jue-
ga un papel fundamental en los primeros auxilios.

Técnicas de soporte psicológico


Todas las víctimas necesitan sentirse seguras y saber que están en buenas manos.
El primer interviniente puede crear un ambiente que inspire confianza y seguri-
dad si...

• Mantiene bajo control el problema y sus propias reacciones.

• Actúa con calma y sentido común.

• Habla con la víctima amablemente pero de forma clara y decidida.

• Habla en todo momento con la víctima durante la exploración y el tratamiento


para explicarle qué le hará.

• Intenta responder honestamente a sus preguntas para disipar sus temores y, si


no conoce la respuesta, decirlo.

• Continúa reconfortando a la víctima aunque se haya acabado el tratamiento,


intentando averiguar algo sobre su entorno familiar o alguien a quien se le pue-
da informar del suceso.

• Pregunta si puede ayudar a resolver alguna responsabilidad de la víctima, como


recoger a un hijo en la escuela.

• No se aleja de la víctima si cree que está moribunda, muy enferma o gravemen-


te herida. Continúa hablando con la víctima mientras le sujeta la mano; sin per-
mitir nunca que quede sola.

88
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL

Hablar con los parientes


La tarea de informar de la muerte de familiares acostumbra a llevarla a cabo la
policía o el médico de guardia. De todos modos, puede suceder que haya que
comunicar a familiares o amigos que alguien está herido o enfermo. Primero, hay
que asegurarse de que se está hablando con la persona correcta.

Posteriormente, explicar lo que ha pasado con la mayor claridad posible y, si con-


viene, dónde han trasladado a la víctima. No hay que ser impreciso ni exagerar,
ya que podría provocar una alarma innecesaria. Es preferible admitir el descono-
cimiento que dar información engañosa sobre un herido o un enfermo.

Atender a niños
Los niños son muy perspicaces y detectan rápidamente cualquier indecisión por
parte del auxiliador. Hay que ganarse la confianza del niño herido con alguien en
quien él confíe, uno de sus padres, si es posible. Si el progenitor lo acepta y cree
que será de ayuda, esta confianza se trasladará al niño.

Conviene explicar al niño con sencillez lo que sucede y lo que se pretende hacer,
no hay que ignorarlo. No hay que separar al niño de la madre, el padre o alguien
en quien confíe.

TÉCNICAS FACILITADORAS DE LA COMUNICACIÓN INTER-


PERSONAL

Existen muchas circunstancias que pueden dificultar la completa comprensión del


mensaje. Es bueno tenerlas en cuenta, pues de esta manera se pueden realizar las
modificaciones necesarias para que el emisor pueda enviar eficazmente el mensa-
je y el significado o intención pueda ser comprendido por el receptor.

El profesional debe contestar a las preguntas del accidentado de forma clara y


concreta; la comunicación es un intercambio de mensajes en ambos sentidos: se
debe escuchar mientras se conversa.

Normas para facilitar las relaciones


• Usar el canal apropiado a la idea que se quiera transmitir, ya sea verbal, por
escrito o mediante signos, según requiera la situación.

• Adaptar el mensaje al receptor, usando un lenguaje y una forma de hablar


común a todos los que escuchan, considerando la edad, educación, cultura, idio-
ma, etc.

89
PRIMEROS AUXILIOS

Para saber más • Ser empático: captar la situación personal del receptor y analizar cómo y en qué
le va a afectar el mensaje.
Nos referimos a la
comunicación terapéuti- • Utilizar la pronunciación, entonación y volumen de voz adecuados o sus equi-
ca como aquella que se
establece entre el
valentes para otros medios de expresión.
paciente y el profesio-
nal sanitario destinada • No atosigar al accidentado formulando varias preguntas a la vez antes de que
a hacer frente a deter- conteste, ya que le crea confusión y le impide comunicarse.
minadas situaciones
especiales. Consiste en
buscar, con la colabora- • Usar palabras sencillas, cortas y completas, evitando los términos técnicos, aca-
ción del paciente, démicos o vulgares. Se deben evitar las palabras confusas o ambiguas y las
recursos y soluciones expresiones imprecisas.
que le ayuden a adap-
tarse a su nueva situa-
ción de enfermedad. • Explicar las cosas con la máxima exactitud, evitando los mensajes sobreentendi-
dos.

• El auxiliador debe ser consciente de los signos corporales que emite, ya que el
lenguaje corporal puede ser difícil de captar y dificultar la comunicación.

• Para poder escuchar es necesario primero callar.

• La actitud adoptada en todo momento debe ser positiva.

• No obstaculizar la comunicación mostrando desinterés o desprecio hacia dife-


rentes culturas, razas, patologías, afinidades sexuales, etc.

FACTORES QUE PREDISPONEN A LA ANSIEDAD EN SITUA-


CIONES DE EMERGENCIA O ACCIDENTES

Durante las emergencias, el cuerpo responde liberando ciertas hormonas en una


respuesta de “lucha” o “huída”. Cuando se experimenta esta respuesta, el cora-
zón se acelera y la respiración se hace más rápida y profunda. También se puede
notar más sudoración y un estado de máxima alerta. Un flujo excesivo de hormo-
nas podría afectar su capacidad para afrontar la situación. Unas respiraciones len-
tas y profundas ayudan a calmarse y recordar mejor las técnicas de asistencia.

El estrés es un riesgo psicológico ocupacional al que están sometidos numerosos


trabajadores. Son abundantes los factores que pueden contribuir a la aparición de
este trastorno en quienes prestan primeros auxilios. Los más importantes son: la
necesidad de tomar decisiones rápidas a “vida o muerte”, la complejidad y lo ines-
perado de algunas emergencias, la presión de tener que actualizar continuamen-

90
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL

te los conocimientos tecnológicos, farmacológicos y de equipamiento, el trabajo


en condiciones peligrosas, los trastornos del sueño por nocturnidad y la presencia
habitual de la muerte, del dolor, de la agonía.

Afrontar la ansiedad
Es natural sentir ansiedad cuando se trata de proporcionar primeros auxilios y
quedarse sensibilizado tras atender a los heridos, aunque también es cierto que
hay personas más sensibles al estrés o a la ansiedad que otras. Es importante
aprender a enfrentarse a la ansiedad para proteger la propia salud y para ser más
efectivos a la hora de socorrer a las víctimas.

Sentimientos después de los hechos


Una emergencia es una experiencia emocional para cualquiera que preste prime-
ros auxilios. Las reacciones emotivas pueden incluir satisfacción e incluso euforia,
pero es más habitual sentirse abatido. Después de asistir a un herido se puede
experimentar:

• Satisfacción y alegría.

• Confusión e inseguridad.

• Enojo y tristeza.

No hay que esconder los sentimientos, es mejor hablar con algún compañero o
con su médico.

91
PRIMEROS AUXILIOS

RESUMEN

• Al prestar primeros auxilios, adaptamos nuestra acción comunicativa a nuestros


receptores, los heridos, y lo hacemos, sobre todo, mediante la comunicación no ver-
bal y la empatía.

• La empatía consiste en colocarse en el lugar del otro, para poder comprender sus sen-
timientos y motivaciones.

• No hay que ser impreciso ni exagerar cuando se habla con los parientes de un herido
o enfermo, ya que podría provocar una alarma innecesaria. Es preferible admitir el
desconocimiento que dar información engañosa sobre un herido o un enfermo.

• Hay que ganarse la confianza del niño herido con alguien en quien él confíe, uno de
sus padres, si es posible. Si el progenitor lo acepta y cree que será de ayuda, esta con-
fianza se trasladará al niño.

• En la comunicación con el accidentado hay que usar palabras sencillas, cortas y com-
pletas, evitando los términos técnicos, académicos o vulgares. Se deben evitar las
palabras confusas o ambiguas y las expresiones imprecisas.

• Una emergencia es una experiencia emocional para cualquiera que preste primeros
auxilios. Las reacciones emotivas pueden incluir satisfacción e incluso euforia, pero es
más habitual sentirse abatido

92
APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE APOYO PSICOLÓGICO Y DE AUTOCONTROL

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

Indica si es verdadera (V) o falsa (F) cada una de las siguientes afirmaciones:

31. Adaptamos nuestra acción comunicativa a nuestros receptores mediante la comunicación no


V F
verbal y la empatía.
32. En la comunicación con el accidentado hay que usar siempre términos técnicos. V F

33. La empatía consiste en colocarse en el lugar del otro para poder comprender sus sentimientos
y motivaciones. V F

34. La tarea de informar de la muerte de familiares acostumbra a llevarla a cabo quien presta los
primeros auxilios. V F

35. Hay que continuar reconfortando a la víctima aunque se haya acabado el tratamiento. V F

Completa las siguientes frases con la palabra o palabras correctas:

36. Después de asistir a un herido se puede experimentar:


a. Satisfacción y alegría.
b. Enojo y tristeza.
c. Ambas son correctas. a b c

37. Unas pupilas dilatadas que denotan interés es un signo de:


a. Comunicación no verbal.
b. Empatía.
c. Comunicación verbal. a b c

38. Para apoyar psicológicamente a la víctima hay que:


a. Contestar a todas las preguntas aunque no sepamos la respuesta.
b. Usar un lenguaje académico.
c. Preguntar si puede ayudar a resolver alguna responsabilidad de la víctima, como recoger a
un hijo en la escuela. a b c

39. Hay que hablar con la víctima:


a. Amablemente.
b. De forma clara y decidida.
c. Ambas son correctas. a b c

40. ¿Cuál de estas acciones no favorece la comunicación con la víctima?


a. No atosigar al accidentado formulando varias preguntas a la vez antes de que conteste, ya
que le crea confusión y le impide comunicarse
b. No obstaculizar la comunicación mostrando desinterés o desprecio hacia diferentes cultu-
ras, razas, patologías, afinidades sexuales, etc.
c. Explicar las cosas con mensajes sobreentendido. a b c

Caso práctico 4
¿Cómo prestarías los primeros auxilios a un niño herido en un accidente?

Compara tu respuesta con la que se incluye al final de la unidad. Si has cometido errores, repasa la parte correspondiente del tema
antes de proseguir el estudio.

93
PRIMEROS AUXILIOS

SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

1. Verdadero. 21. Verdadero.


2. Falso. Se le colocará en posición de 22. Verdadero.
decúbito supino. 23. Falso. Las férulas de tracción son las que
3. Verdadero. se usan normalmente en fracturas de
4. b. Bradipnea. fémur.

5. a. Un calambre. 24. Falso. Hay que colocar a la víctima en


una superficie dura.
6. c. Ambas son correctas.
25. c. En ambas situaciones.
7. a. De 60 a 80 pulsaciones por minuto.
26. a. Chaleco de extricación.
8. b. Accidentados que presenten patolo-
gías urgentes no graves, como el estado
27. c. En los dos casos.
de choque o coma, fracturas y heridas 28. c. Posición prona.
abiertas, politraumatismos, traumatis- 29. Verdadero.
mos vertebrales, etc.
30. Verdadero.
9. Verdadero.
31. Verdadero.
10. Verdadero.
32. Falso. Hay que usar palabras sencillas.
11. Falso. Nunca debe retirarse la ropa.
33. Verdadero.
12. Verdadero.
34. Falso. Lo suele hacer un policía o el
13. Falso. Es una hemorragia en las fosas
médico de guardia.
nasales
35. Verdadero.
14. Falso. Es algo que nunca se debe hacer.
36. c. Ambas son correctas.
15. a. Sujetarlo si tiene movimientos con-
vulsivos. 37. a. Comunicación no verbal.
16. c. Ambas actuaciones son correctas. 38. c. Preguntar si puede ayudar a resolver
alguna responsabilidad de la víctima,
17. c. Náuseas y vómitos.
como recoger a un hijo en la escuela.
18. b. Por inyección o absorción. 39. c. Ambas son correctas.
19. Verdadero. 40. c. Explicar las cosas con mensajes sobre-
20. Falso. Es adecuada para los pacientes en entendidos.
estado de choque.

94
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

CASO PRÁCTICO 1 CASO PRÁCTICO 3

• Mantener la calma y actuar de forma rápida pero • Cuando existe sospecha de inestabilidad de la
serena; una rápida y correcta actuación pueden sal- columna vertebral o no es posible descartarla, como
varle la vida, evitarle lesiones secundarias y mitigar en este caso, es imperioso practicar inmediatamen-
ostensiblemente el dolor. te la inmovilización manual de la cabeza. La técnica
• Pedir ayuda de forma urgente después de evaluar la consiste en tomar la cabeza del accidentado entre
situación del lugar del accidente (analizando la ubi- ambas manos y llevarla a una posición neutra, limi-
cación y accesibilidad de los accidentados) Proteger tando los movimientos antero-posteriores, laterales
a las víctimas de otros riesgos y prevenir otros peli- y rotacionales.
gros que puedan aparecer en el lugar del accidente
y prestar auxilio en primer lugar al accidentado que • La adecuada inmovilización se logra con el acciden-
presente mayor gravedad. Para identificar a la vícti- tado en posición supina (de espaldas) sobre una
ma más grave, evaluar el grado de consciencia del tabla espinal larga, manteniendo la alineación de la
accidentado, comprobar su respiración y el pulso columna en toda su extensión. Para este efecto, se
carotídeo, si las vías respiratorias se encuentran utiliza, además del collar cervical, los inmovilizado-
abiertas, si se encuentra en estado de choque, si res laterales de cabeza y las correas de la tabla espi-
presenta fracturas, quemaduras o contusiones y si nal, ajustadas para evitar el movimiento lateral o
existe algún tipo de hemorragia. longitudinal del cuerpo durante todo el tiempo que
• Colocar al accidentado inconsciente en posición de dure el transporte.
seguridad lateral, para evitar una posible asfixia por .
vómito o hemorragia. Si el accidentado muestra sig-
nos de tener una lesión en la columna vertebral, CASO PRÁCTICO 4
colocarle en decúbito supino. En la medida de lo
posible, calmar al accidentado y no darle de beber • Hay que ganarse la confianza del niño herido con
ni proporcionarle fármacos. alguien en quien él confíe, uno de sus padres, si es
posible. Si el progenitor lo acepta y cree que será de
ayuda, esta confianza se trasladará al niño.
CASO PRÁCTICO 2 Conviene explicar al niño con sencillez lo que suce-
de y lo que se pretende hacer, no hay que ignorar-
• Le comunicaría que sufre de ansiedad que no está lo. No hay que separar al niño de la madre, el padre
sola y que le vamos a ayudar, cuando exista hiper- o alguien en quien confíe.
ventilación (respiración superficial y rápida), es efi-
caz utilizar una bolsa de papel para que la persona
respire en su interior. También estimularía a la per-
sona a que respirara lentamente, que cerrara los
ojos, durante al menos 15 minutos. Si no cesara la
crisis, convendría trasladarle a un centro médico.

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