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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES


DEPARTAMENTO DE PERIODISMO
LICENCIATURA EN PERIODISMO

LECTURA Y REDACCION ESPAÑOLA


CICLO II – 2010 GRUPO TEORICO: 04

NOMBRE DEL TRABAJO:


“FIELES POR AMOR”

HECHO POR:
Ricardo Alberto Hércules Vivas

PROFESOR:
Lic. Carlos Manuel Melgar

San Salvador, Ciudad Universitaria, 22/11/2010


“FIELES POR AMOR”

Semana Santa en El Salvador. Se recuerda la muerte y pasión de Jesucristo por


todos los rincones de los pueblos, las ciudades y las calles. Celebrar estas fechas
mantienen vivas las tradiciones, la cultura, la fe. Durante unos días vuelven los
emigrantes, los que un día se fueron lejos de su tierra El Salvador, regresan con el deseo
de reencontrarse con sus familias, su gente, su tradición.

En la calle Rubén Darío la gente, con veneración, acompaña las imágenes, los
pasos y los tronos. Todo el mundo participa de la “Fiesta” acudiendo a presenciar las
procesiones. El Domingo de Resurrección en San Salvador, con las primeras luces del
día, las procesiones del “Divino Salvador del Mundo” avanzan lentamente. Los tronos,
adornados con ramos de flores y el brillo de las luces de los candelabros plateados, roban
la mirada de muchos de los asistentes. Algunos cargan en sus espaldas las tumbas que
representan la muerte del “Divino Salvador del mundo”, aquel que hace mas de 2,000
años dio su vida en una cruz.

A los lados de los tronos, algunos penitentes con sus túnicas, rojas y blancas,
verdes y moradas, sus estandartes y las velas encendidas por la pasión. Tras de ellos
bellas mujeres vestidas de riguroso luto con peineta y mantilla típica. Preside la procesión
algunos curas, párrocos, autoridades municipales.

Detrás del trono, cientos y cientos hombres y mujeres feligreses, que como ya es
costumbre, asisten todos los años a lo que se conoce como “la bajada del divino Salvador
del Mundo”. Muy atrás de los feligreses y cerrando la procesión la banda de música que
interpreta conocidos canticos y alabanzas.

Dentro de los tantos de feligreses se logra diferenciar a dos jóvenes amigos:


Alberto y Alejandra, dos de esos que nunca se pierde esta gran fiesta, esos jóvenes
apasionados por sus tradiciones, que con júbilo en sus corazones elevan canticos
agradecidos por lo que un día Jesucristo hizo por sus vidas.

El día avanza y la procesión también, después de algunas horas y de muchas


cuadras recorridas el momento cúspide del día se acerca. Cientos e creyentes están
frente a Catedral Metropolitana. Alberto y Alejandra no esperan la hora en que
presenciaran “la bajada del Divino Salvador del Mundo”. Se puede ver en sus rostros la
ansiedad de presenciar ese momento y sus comentarios lo rectifican:

-- Ya casi es hora Ale—dice Alberto-- ya ves que te dije que aguantaríamos


todo el día. Alejandra con una pequeña sonrisa de sus labios y muchas gotas
de sudor en su frente responde – si lo logramos--.

Después de esperar algunos minutos y en el momento justo cuando el sol esta a


punto de ocultarse sobre el volcán de San Salvador, el Sacerdote anuncia el momento
inicial de la ceremonia. En Alberto y Alejandra se puede notar un brillo en sus ojos, en
corazón que no parar de latir fuertemente por la alegría delo momento, cruzan sus
miradas en lo alto del monumento al “Divino Salvador del Mundo”, agarran mutuamente
sus manos, esperando el momento en que “El Divino Salvador del Mundo” por fin
aparezca.

La hora ha llegado, los feligreses guardan silencio, algunos murmuran palabras de


agradecimiento a Dios, otros cantan alabanzas y Alberto ve su mano izquierda, el reloj
marca las 06:24 pm, regresa su mirada al cielo en el momento justo en que “El Divino
Salvador del Mundo” aparece, en el momento justo en que Alberto y Alejandra sueltan sus
manos para aplaudir con júbilo ese bello momento, que con lagrimas en sus ojos, nunca
olvidaran.

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