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VIVENCIAS PACARINAS

Por: Augusto Sergio Aparicio Virhuez

Amigos y complobanos pacarinos y marquinos, nuevamente


me tomo la atribución de plasmar algunas vivencias en mi
añorado Pacar, durante mi infancia e inicios de mi
adolescencia. Pero les pido disculpas de antemano, por que
posiblemente ciertos términos quechuas estén mal escritos o
encuentren alguna omisiones, esto obedece a la falta de
práctica, pero considero que no es óbice, puesto que a mis
sentimientos pacarinos no he renunciado ni renunciaré, por que
ha quedado impregnado en el más profundo de mi ser.

Ocasionalmente con mi tía abuela Petronila, cariñosamente llamada por


nosotros, como “tía Pitu”, salíamos muy temprano, junto con el alba a constatar si las
reses que se encontraban en los campos y los cerros aún se encontraban conformes o
completos; y ella al llegar a ciertos parajes como Kantu o Ancha se llenaba de emoción,
recuerdos y nostalgias, se ponía a cantar con un sentimiento profundo:

Chay jirkata rikarillapte


Ay yanallapukute
Markcallata yarparkathsiman
Shonqullata llaquirathsin
Markallata yarparkathsiman
Ñauhuillata wakarathsin.

En sus ratos de soledad, posiblemente recordaba con


pasión algún pasaje de su vida y se ponía a cantar:

Cebolla kasta thsu kanqi


Ajos kasta tus kanqi
Imata nirmy wakathsimanky
Karullapita wakathsimanky.

Recuerdo también con mucha gratitud y admiración a mi tío José Victorio


Virhuez, puesto que él fue mi segundo padre después de mis abuelos Tereso Virhuez.
Admiraba a mi tío la forma en que domaba al caballo blanco de nombre “Palomo”;
claro él era un flamante licenciado del Ejército Peruano en el Arma de Caballería,
naturalmente como era un joven inquieto y entusiasta puso en práctica sus
conocimientos adquiridos durante su permanencia en el Ejército y rápidamente este
noble caballo se iba adaptando a los requerimientos de su domador, y al poco tiempo el
caballo marchaba y obedecía las diferentes ordenes que se le indicaba. Cuando se
cabalgaba este precioso animal trotaba al mismo ritmo con mucho garbo y salero, con el
pescuezo encorvado, de modo que era un caballo muy elegante y el único en esa época.

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Cuando mi tío José Victorio iba a Marca, ya sea de paseo o una visita rutinaria, lo hacia
justamente cabalgando a este noble animal que había domado con esmero; era pues
motivo de admiración por muchos de su época y muchos jóvenes intentaban domar a
sus caballos, pero no lo lograron.

Muchas veces mi tío iba a Marca (siempre


cabalgando), a cumplir a unas memorables tardes de
fútbol a requerimiento de sus compañeros equipistas,
cuando tenían que competir con los seleccionados de
Huayllapampa, Pararìn y otros distritos, en
consecuencia él era pues, integrante de la selección
de fútbol de Marca.

Al volver a Pacar ya anocheciendo entre la


penumbra, llegaba medio “shinkita”, y nos mandaba
a mi y a mi primo Ernesto a llevar al caballo al
potrero; mientras tanto mi tío agarraba su guitarra y
se ponía a tocar y cantar, recuerdo la canción con
cierta nitidez, que decía:

Pakapakita, malahuerita Celar, celar celarame


pitana, metanam celosamayictahuan
pakanki ñokatano Tumpar, tumpar
pitana, metanam tumparame
llipunki ñokatano tumbesinatahuan
Tumpar ,tumpar celar, celar celarame
Tumparame celendinatahuan.
Tumpemayictahuan.

Claro, José Victorio en esa época era un mozo que frisaba unos 22 ó 23 años,
enamorado de las chicas como cualquier joven de esa edad.

También recuerdo con regocijo el festejo que se


hacia a mi abuelo Tereso Virhuez con motivo de sus
cumpleaños, todos los 27 de Agosto, a esta reunión
acudían naturalmente los vecinos y otras personas de los
alrededores en forma espontánea, de la misma manera lo
hacían los músicos para amenizar la reunión, y estaba
integrado por don Feliciano Aguirre en el violín,
Clodoaldo Méndez (apodado rurucaldo) en el arpa,
Humbercio Falero en la guitarra y como cantante o primera
voz Gelacio Carrión; naturalmente durante el ágape se
servia abundante comida y variada a la hora adecuada, que
se preparaba a base de carne de oveja, gallina, cuy y
conejo, además del infaltable “mondongo” y el tradicional “jakakashky”. El trago
estaba conformado por el aguardiente o ron, pisco, coñac, vermouth y chicha, la cerveza
casi no existía.

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Generalmente el festejo duraba hasta la madrugada o hasta el día siguiente, en la
madrugada se servía un buen caldo de gallina acompañado con calientitos de hierba o
ponche. Recuerdo también con cierta nitidez y claridad la canción que cantaba don
Gelacio, cuyas letras es así:

Pacarina, shumaq warmy ñoqa wayllunqa pochkorqa


Pacarina pretenciosa qananmisi dejarillaq
shonqullami qayashunky iskay shonqu pacarina
shonqullami cuyashunky. qananmisi hewakulla
Ñoqa cuyanqa askarqa iskay shonqu pacarina.

Luego añadía a la tonada

Cuantas veces te he dicho


que el amor nuevo no dura
al durar, duraría
una semana justito.

El tío “corvo” Julio Quispe, no se quedaba atrás, se sumaba


al grupo de los músicos y cantaba:

Pishqu miqusqa manzana


así miqusqa me gusta {bis}

No quiero dejar de mencionar a una fiesta popular en tiempo de carnavales: “el


huachihualito”, este es un árbol símbolo de la fiesta de carnaval pacarino. Para esta
festividad, previamente la reunión de las personas es en la casa del padrino o “montero”
donde se sirve en la mañana un suculento desayuno que consiste en un mondongo,
papas, habas sancochadas u otros potajes, acompañado siempre por el infaltable trago
que sirve el montero antes de salir a traer el monte del lugar indicado. La comitiva
formada por un grupo de hombres, con el padrino o montero a la cabeza se dirigen al
lugar previamente designado donde se encuentra el árbol o huachihualito, que tiene que
ser coposo de tamaño y grosos adecuados, este
generalmente es de capulí, saúco o aliso; se
sigue sirviendo el trago para animar a la gente;
una vez talado el árbol, el montero monta el
árbol y todas las personas asistentes cargan al
peso y con cuidado al huachihualito con el
montero encima, procurando de no dañar las
ramas y los llevan al lugar donde tiene que ser
plantado. Hecho esto, a continuación proceden
a colocar los adornos con frutas, serpentinas y
otros objetos pequeños; terminado la tarea
nuevamente la comitiva se dirigen a la casa del
montero para servirse un suculento y
reconfortante almuerzo. El montero para el
próximo año, es previamente comprometido
entre los asistentes, en consecuencia es él, el
designado para tumbar el huachihualito,

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terminado el almuerzo recibe su “derecho” que consiste en una olla de mondongo y una
fuente de “jakakasky” con su respectivo “ñahuin”.

Acto seguido se dirigen hacia el huachihualito para dar inicio a la fiesta, forman una
ronda todos tomados de las manos alrededor del arbolito, la cara de los bailantes todos
son pintadas con talco y el cuello envuelto con serpentinas multicolores. Los músicos se
ubican en un extremo del árbol, tocan los instrumentos y cantan canciones alusivas a la
fiesta, también cantan todos los bailantes alrededor del árbol, mientras una pareja va
cortando o dándole hachazos, con un hacha previamente enromado, esto para que dure
el corte. De esta manera continua la fiesta dándole hachazos pareja por pareja, sin cesar
de cantar, hasta que la pareja indicada corta
finalmente el huachihualito.

La canción que a continuación escribo son una


generosa colaboración de dos personas:
La Profesora doña Alejandrina Robles, que ha
trabajado durante varios años en la Escuela de
Pacar, además es esposa de mi tío José
Victorio; la otra persona es doña Marina Silva,
ella es una antigua vecina pacarina.

La canción dice así y se repite muchas veces:

Huachihualito de carnaval Dale duro, dale duro


que bonito árbol eres tu como al zapallo maduro
huachihualito,huachihualòn tira el hacha, tira el hacha
el arbolito de capulí. como te dijo juanacha.
Uniremos nuestras manos Huachihualito, huachihualòn y
formaremos una ronda del carnaval que linda rama yo planté
para bailar y disfrutar, todos alrededor. si no creces, si no produces
Huachihualito, huachihualón ahora mismo te cortare.
que bonito árbol eres tu Dale duro, dale duro
arbolito de manzana como al zapallo maduro,
que linda rama yo planté wallekulle, wallekulle
el que corta , el que tumba shumak rikaparir wallekulle
el año que viene responderá. tira el hacha, tira el hacha
Dale duro, dale duro como te dijo juanacha.
como al zapallo maduro achache, atatao
wallekulle, wallekulle cebolla pikepam, pikarillan
shumak rikaparir wallekulle. Dale duro, dale duro
Huachihualito, huachihualón al arbolito de capulí
el año que viene producirás wallekulle, wallekulle
si no creces, si no produces Shumak rikaparir, wallwkulle
ahora mismo te cortaré.

Como dije mas arriba, la canción se repite muchas veces, hasta tirar al piso al
huachihualito; luego de esto siguen las hurras y los brindis de rigor.

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Bueno, amigos estas vivencias que tuve en el poco tiempo de los inicios de mi
adolescencia son recuerdos imperecederos, y no renuncio aún, a volver a disfrutar
Algún día no muy lejano, si Dios lo permite.

Amigos lectores si encuentran algún error, omisión o exageración, les ruego que me disculpen y
háganmelo llegar, lo aceptaré con mucha humildad y modestia para tener mayor cuidado en las
siguientes ocasiones, si es que me lo permiten.

E-mail: apariciovirhuez1@hotmail.com
Otoño del 2008

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