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Para ello, hemos de remontarnos, como en casi todas las disciplinas del
saber jurídico, a la antigua Roma y examinar cómo tanto en el proceso civil
como en el proceso penal existían disposiciones a propósito de la
consideración de la prueba. A veces en común, pero en ocasiones, con
connotaciones diferenciadas. , desde luego, que esas disposiciones eran
muy rudimentarias, apenas estaban surgiendo el derecho procesal y con él,
el derecho probatorio.
2. La republica: 510−31 a. C
Se mantienen las dos fases de las actio legis. Pero la reiteración del
procedimiento, fue generando una especie de vademécum de fórmulas en
las que el pretor concluía la posibilidad de conceder o no la actio al
demandante y además, se le informaba al iudex cuál era el tema de la
controversia, la regla de derecho aplicable y las pruebas que deberían ser
atendidas para tomar una decisión, contenida en la misma fórmula, bajo la
condición de que las condiciones probatorias se ajustaran. Estas fórmulas
constituyen el origen del desarrollo jurisprudencial. ERn este período la
prueba consistía básicamente en el testimonio.
Es de anotar que aunque la sentencia era obra del particular, estaba dirigida
por el magistrado, a través de la fórmula que le proponía.
c. COGNITIO:
Ocurre a partir del siglo II de nuestra era. Desaparece el iudex privado
característico de las etapas anteriores y la labor probatoria y de juicio se
centra en el pretor o magistrado. Con esta etapa, el proceso civil pasa a ser
competencia exclusiva del Estado.
Debe también advertirse que en ninguna de las épocas del derecho romano
existió una jurisdicción administrativa, por tal manera que las controversias
que tenían los particulares con el Estado Romano, las cuales versaban
generalmente sobre tierras o procesos afines, se resolvían a través de
procesos civiles; esto para concluir que con todo y esos medios reducidos
de prueba se impuso el sistema de la libre apreciación de la prueba.
Este estado de cosas se extendió hasta los siglos XI y XIII, época en que las
grandes fortunas instauran las monarquías en que aparecen conceptos
como poder público, con el que resurgen los sistemas procesales y
probatorios, durante mucho tiempo olvidados.