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REGRESANDO A CASA

Todas las personas provenimos de un tronco común, un inicio de nuestro grupo, averiguar nuestro origen nos
llevará a reflexionar y por consiguiente valoraremos más nuestros inicios.

Estoy seguro que más de uno ha tenido problemas para poder buscar sus orígenes, es como abrir un cofre que
fue olvidado por mucho tiempo y no sabes si abrirlo o no, y sobre todo por dónde empezar, hay tanto que
descubrir, lo más triste del asunto es que no todos contamos con antepasados que se preocuparon por plasmar
en grafías sus pasos por este mundo y a veces puede ser frustrante, pero para estos casos la memoria colectiva
puede ayudar mucho y así poder tratar de reconstruir tu grupo familiar.

Afortunadamente tuve la suerte de conocer al bis abuelo y obtuve valiosa información ya que él vivió en plena
época latifundista en la provincia de Paruro en el distrito de Huanoquite. La época, como es bien sabido, no fue
muy buena para los campesinos, ellos no poseían nada y hasta sus vidas les pertenecía al hacendado.

La provincia de Paruro se encuentra a una distancia de 63.650 km. Desde cusco a una altitud de 3,043 msnm,
actualmente cuenta con una riqueza cultural milenaria.

El nombre del bis abuelo era Luis Chavez, él trabajaba para el hacendado como una especie de capataz, trabajó
casi toda su vida, el bis abuelo luís me contaba sus aventuras a lomo de caballo y lo tirano que era el
hacendado con sus empleados.

Nunca llegué a preguntarle por su esposa (la bis abuela) todo lo que sé de ella fue por mi abuelo, creo que era
una mujer de esa época, poniendo sus hijos y su casa a sus hombros, porque poco o nada aportaba el abuelo
Luis al hogar (este hogar por cierto fue constituido por un acuerdo por parte de los padres de los mismo); El
matrimonio en ese época era por acuerdo de terceros (los padres) teniendo de por medio interés, muchas veces
materiales, entonces ustedes entenderán el desinterés del abuelo Luis. Como ya lo dije antes ambos era de
Huanoquite, por ese entonces un pequeño caserío y muy lejos del avance que experimentaba la ciudad del
cusco, Paruro fue reconocido como provincia en 1907.

Mi abuelo creció junto a sus hermanos en la chacra, pasteando ovejas del hacendado y trabajando tierras para
personas ajenas, él tuvo primaria completa (eso era suficiente en esa época).

También tuve la oportunidad de conocer a mi bis abuela (mamá de mi abuela) ella se llamaba Casimira Ayma. Y
era de Yaurisque, otra provincia de Paruro. Era viuda, y una mujer típica de su época

La unión de mis abuelos fue también por un acuerdo por parte de sus padres, mi abuela me cuenta que al inicio
no aceptaba tal unión, pero no tuvo más alternativa y lo aceptó.

Ella me cuenta que en la época de su juventud las personas solían festejar las YUNSADAS de manera
espectacular, eran fiestas que duraban varios días y por consiguiente la preparación llevaba varios días, en las
cuales intervenían todas las personas del pueblo preparando la chicha de Jora, o haciendo el famoso jayachico
(plato de comida que se come cuando se toma chicha), esta fiesta convocaba a todas las personas de la
población, los hombres se encargaban de traer el árbol para la fiesta y plantarlo en el medio de la plaza o algún
lugar amplio, siempre que sea propicio para el baile.

Entonces a estas alturas del relato puedo afirmar con certeza que el origen mío por parte de madre se remonta
al remoto pueblo de Paruro y junto a él toda la tradición que imperante en ese tiempo.
La unión de mis abuelos trajo consigo un sinfín de acontecimientos en la familia, por una parte mi abuela junto a
sus primeros hijos se resistía a dejar su terruño y por otra parte mi abuelo deseoso de empezar una nueva vida,
pero esta vez en la selva de Yanatile, la convención.

La vida no fue nada fácil, dice mi abuela, ya que tuvieron que lidiar con la espesura de la selva y la indiferencia
de las personas que habitaban por ese entonces el pequeño poblado de Versalles.

Forjar una familia y sobre todo mantenerla fue complicado para la abuela, afortunadamente mi abuelo era bien
decidido y no iba a distraerse en su objetivo de forjar una lugar para vivir y así fue.

Los hijos de mis abuelos fuero nueve, mi madre fue la mayor de todos y por consiguiente la directa encargada
después de su mamá, yo crecí con mis abuelos y vi de cerca algunas costumbres que hoy en día se están
perdiendo, una de estas por ejemplo es el plato que se come en carnavales, El T’impu, recuerdo que era toda un
acontecimiento, era todo estructurado, todos sabíamos que hacer, todo empezaba con despertarnos
tempranito en la mañana y emprender el largo camino con mi abuelo y abuela y claro con mis tíos hacia la casa
de algún vecino que había decidido matar una vaca por carnavales. Cuando llegábamos al lugar aún podíamos
ver el animal vivo, y el matador o ñak’aq preparando el cuchillo para dar la estocada final, al igual que nosotros
se podían ver a otras familias que llegaban también a llevarse su pedazo de carne para preparar su t’impu. Y así
todos regresaban a sus casas junto a los niños dibujando una sonrisa en sus rostros.

Al llegar a casa lo primero que se comía obligadamente era el Churrasco con su cebolla, su tomate y otras
especias que le daban un sabor muy particular.

Para el medio día tenía que estar listo el T’impu que consistía en un plato bien grande con los siguientes
ingredientes: la carne de generosa proporción, las papas casi enteras, lo mismo que las zanahorias, también
había una vegetal que se llamaba Raqacha de sabor dulce y todo esto era cubierto por una nutritiva hoja de
repollo, este plato era acompañado por un pocillo de caldo bien caliente.

Recuerdo que también había una costumbre, pero sólo en mi familia, teníamos que terminar todo el plato, esto
simbolizaba salud y fortaleza física (bueno casi nunca terminábamos el tremendo plato)

Hoy por hoy esta costumbre se está perdiendo totalmente, ya nadie tiene ese desprendimiento de recordar
este fiesta, ni mucho menos cocinar el t’impu, creo que la magia se perdió o será simplemente que todas las
personas se han dejado influir por las costumbres del mundo moderno.

Creo que todas las cosas cambian con el correr del tiempo, todos nos hacemos viejos y dejamos de lado todas
aquellas costumbres con las que vivimos para adaptarnos a las nuevas influencias, esto con el tiempo nos lleva
sólo al camino del egoísmo con las futuras generaciones dado que ellos nunca llegarán a disfrutar de aquella
magia que es la cultura y todas las costumbres que un día no muy lejano disfrutamos tan maravillosamente.

Es verdad que hoy en día estamos ante una nueva cultura diga de ser respetada y valorada, pero también cabe
la pregunta ¿cuán auténtica y autóctona es esta? y si con ella no estamos sepultando nuestro propio legado, un
pasado que tanto trabajo costo preservarla.

Prof. Dany Galu Vargas Chavez.

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