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ANATHEÓRESIS

CASO CLINICO: Miastenia Gravis Oftálmica

A pesar de que la práctica de la anatheóresis muestra y demuestra, una y otra vez, que el
núcleo de casi todos nuestros daños –esos daños que son IATs u CATS y los que solemos llamar
enfermedades- se encuentran en dolorosas experiencias intrauterinas es corriente que el
anatheorólogo, hechizado por los dramáticos acontecimientos que el paciente –en IERA- va
narrando en torno a su infancia, acabe por entender que la etiología de los daños –IATs y CATs-
se encuentran en esos acontecimientos de la infancia y de por terminada la terapia sin buscar
otros daños –o el núcleo de los daños ya detectados- y en el nacimiento del paciente.

Puesto que en anatheóresis esto supone un grave error, expongo aquí una de mis primeras
terapias regresivas de investigación en la que, aun no siendo especialmente dramáticos los
acontecimientos vividos por el paciente en su infancia, no obstante, si los consideré lo
suficientemente traumáticos como para creer que en ellos estaba el núcleo de los daños que
trataba de disolver .

Se trataba de E.L., un amigo e3specialmente interesado en mi técnica regresiva –hoy es un más


que experto anatheorólogo-que estaba afectado por una miastenia gravis oftálmica: caída de
párpados, visión doble, problemas del timo, etc. E.L., universitario de prestigio dedicado a la
docencia, a pesar de su marcada tendencia a mostrarse reflexivo, no sólo entró perfectamente
en IERA, sino que mostró en el trascurso de la terapia una gran facilidad para vivenciar
imágenes.

En total –entre otras razones que expondré por la de tratarse más de una investigación que
una terapia- le sometí a solo siete sesiones. Entresaco aquí –en un resumen más que breve del
total de no menos de diez horas de diálogos en IERA- algunos párrafos de ese diálogo a fin de
que el lector pueda comprender hasta qué punto los acontecimientos traumáticos infantiles –
pocas veces menos dolorosos que los de la infancia –en el más remoto de los casos- no mas
allá, en el tiempo, de los dos años.

Ya entonces –a pesar de que esa fue una terapia temprana dentro de mis años de
investigación- dediqué la primera sesión a someter al paciente a un diálogo en estado de vigilia
en el que éste, aparte darme datos de su dolencia , me dio también , a instancias mías, su
opinión en torno a sus padres, así como, entre otros muchos datos más, aquellos
acontecimientos –gratos e ingratos- que mejor recordaba de su infancia.

Como suele ocurrir, dio una versión compensada –el recuerdo, como ya he explicado, es una
compensación- de su padre y de su madre. Así, su padre era algo severo pero, eso sí,
maravilloso. Un ser poco menos que perfecto en todos sus actos. En cuanto a su madre,
maravillosa también, estaba llena de virtudes cristianas. Él por el contrario, se consideraba un
desastre como hijo. Y, por descontado, estaba muy lejos de poder alcanzar la altura de
perfección moral de su madre y me3nos todavía ese Everest de virtudes viriles con que se
adornaba su padre.

La verdad es que tras esa charla en vigilia, ya en IERA, al someterle al test de grandes símbolos
(TGS) – del que en otro capítulo trataré- todo ese arreglo del HCL mostró ya graves fisuras.
Pero –como explicaré también- ese test es solo eso, un test. O sea una información
simplemente orientativa.

Ya en la segunda sesión –en la que utilicé la estrategia de regresión en edad- le llevé a un


acontecimiento que él recordaba y consideraba era poco menos que el paradigma de su
estupidez.

Ocurrió cuando E.L. tenía seis o siete años y el hecho que su padre –que era maestro- recibió la
visita de un inspector. Y a pesar de que su padre del advirtió ya de antemano que debía dejar
fueran otros ni8ños los que dieran respuesta a las preguntas que formulara el inspector, a
pesar de esa advertencia él se levanto para dar respuesta a la pregunta: “¿Alguno de vosotros
puede4 decirme donde está el estrecho de Gibraltar?”

Por los fragmentos de terapia que doy a continuación el lector conocerá la respuesta que E.L.
dio a esa pregunta. Una pregunta y respuesta cuyo recuerdo le seguía atormentando.

Antes de transcribir los fragmentos lite4rales de diálogos del IERA debo aclarar que en
anatheóresis los recuerdos tienen solo una importancia estratégica. Lo que importa en
anatheóresis son los daños de los que no somos conscientes, de aquellos daños que por su
excesiva carga traumática hemos dejado fuera de la memoria. Así que utilicé el recuerdo tan
sólo como estrategia. Además, para facilitar la obtención de material theta, le quité toda
posibilidad de que entrara en abreacción, en una descarga emotiva, mediante un férrero (sic)
afecto pantalla.

Y explicando cuanto antecede, he aquí un fragmento de la segunda sesión:

P: tienes unos seis años y…

Le fui situando en un tiempo en que él tenía unos seis años. El HCD no conoce el tiempo, de
manera que no se debe precisar la edad, salvo que sea necesario o que se sepa con seguridad
el año en que ocurrió aquello que el terapeuta intenta evoque el paciente. Le situé también en
el colegio al que él iba y del que era maestro su padre. Le di algunas sugerencias más y:

R: Son muchas imágenes. Le digo a mi padre que me deje ir a hacer pis, pero me voy a comprar
una chocolatina con dos reales que me he encontrado en el suelo.

Tras explicar dónde la compró y tras dar otros datos:

R: Llevo la chocolatina escondida en el pecho, debajo de la camisa.

P: ¿tienes la sensación de 2que has engañado a tu padre?

Esta pregunta tenía su justificación en mi deseo de comprobar en qué medida estaba exento
de emotividad. Como ya he indicado, se la había bloqueando a fin de facilitar la evocación de
imágenes. No hay que olvidar5 que estaba iniciando la terapia y que, de momento, me
importaba mas obtener material regresivo que no provocarle una catarsis que podía sacarle
del IERA.

R: Le he mentido por miedo. Mi padre es muy cabal.


P: ¿Te habría gustado decírselo?

R: ¡Claro! La tenía guardada para el recreo. Pero va mi padre y me pregunta: “¿Qué llevas ahí?”

“Nada”, le digo. Pero al final se la tengo que enseñar y me castiga.

P: ¿crees que es justo que te castigue?

Deseo dejar constancia aquí de que por ser esta una terapia inicial su dialéctica anatheóretica
contiene algunas de las incorrecciones que denuncio en el Capitulo 16. Es el caso -anticipado
ya- de utilizar la palabra “justo” que es conceptual. Ya es el caso también como se irá viendo,
de mantener un diálogo excesivamente reiterativo en aspectos no especialmente
significativos. Por otro lado, indico también que si mantengo esas incorrecciones en el texto
eso es porque lo considero especialmente didáctico.

R: Claro, le he mentido. Aunque si no me castiga por esto me castigará por otra cosa. Siempre
me está castigando. (Y tras una pausa) Pero me gusta mirarle cuando trabaja. Ahora le estoy
viendo. Veo cómo hace unas copias en un aparato que ha inventado. ¡A mí me gusta mucho
cómo much9o cómo hace las cosas! Dibuja con unas plumas muy bonitas. ¡Dibuja muy bien!
¡Cuánto sabe!! ¡Que bien hace las cosas!

Obsérvese que todavía mantiene una admiración compensatoria por su padre. Una admiración
lógica dada la edad ya avanzada –seis o siete años- en que le he situado en IERA, una edad en
que ya están casi maduraos sus ritmos beta.

P: Tu, en cambio, no sabes hace nada.

R: Nada. Ahora está dando clase y yo digo que el estrecho de Gibraltar pasa por Toledo. Y
todos se ríen de mí. Se ríen mucho, mucho. Pero no me importa que se rían, lo que si me
importa es la cara que pone mi padre. Es como diciendo: “el pobre es subnormal, nos e puede
pedir más”.

P: ¿Tú crees ahora, a tus seis o siete años, que eres subnormal?

R: No, ya no soy subnormal.

P: Ahora va a aparecer en tu mente uno de esos momentos en que querías decir a tu padre
que no eres subnormal.

R: Continuamente se lo quiero decir.

Aun cuando le he quitado la emoción ésta es tan intensa que el paciente la manifiesta en la
voz, en una voz triste, doliente:

R: Papá yo quiero ayudarte. Yo sé hacer las cosas. Déjame que4 te ayude. P.L. (Su hermano
mayor) te ayuda. A él le dejas. Yo sé que no soy tan mayor como él. Pero puedo hacerlo. ¡Yo
también dibujo y se raspar!
Lógicamente un niño que no es valorado intenta en todo momento llamar la atención. Y lo
hace torpemente, de acuerdo con la imagen que tienen de él. O que él cree tienen de él los
demás. Véase esto en el párrafo que sigue:

R: Ahora tengo yo ocho años y estamos en Madrid. Me meto en el cuarto de baño a hacer pis,
pero lo que quiero es pasarlo tan bien como lo pasaba en…. (Nombre del pueblo en que vivió
hasta esa edad) haciendo pis con mis amigos, viendo quien llegaba más lejos. En el cuarto de
baño tan chiquitito no puedo hacer eso, pero me gusta jugar con el pis.

P Y en el pueblo, ¿eras tú el que más lejos llegaba en el pis?

R: ¡Hombre! Solo me ganaba Garbancito, que era más pequeño que yo. Pero a mí me
aplaudían.

Afortunadamente E.L. no poseía muchos cúmulos analógicos gratificantes (CAGs) como este de
ser admirado por su capacidad de llegar tan lejos con el pis. Y digo afortunadamente, por no
hay mejor vacuna contra los cúmulos analógicos traumáticos (CATs) que unos previos CAGs.
Un CAG es siempre una gran dosis de autoestima.

P: ¿Y el cuarto de baño…?

R: (Interrumpió animado) Como es tan chico sólo puedo llegar alto. Así que la pongo tan pina
que me orino la cara. Cuando salgo se monta un pitorreo tremendo. Siempre se reían de mí. Si
voy a darle al balón se me sale la zapatilla volando. ¡Estoy haciendo el ridículo
constantemente!

P: ¿Por qué crees que estás haciendo el ridículo?

R: ¡Hombre, todo el mundo se ríe de mí! Me meo en la cara, se me va la zapatilla. Otra vez,
saltando por las ramas de los árboles, cosa que hacía muy bien por que saltaba incluso de
árbol en árbol, me subía a árboles altísimos y difíciles, entonces una vez, columpiándome en
una rama, subí una rodilla y me di un rodillazo en un labio y me lo partí.

E.L. siguió narrando las patosas tragedias con la que de niño intentaba ser aceptado por sus
padre4s. Y deseo aclarar aquí que un buen anatheorólogo no debe dejar, como entonces dejé
yo, que el paciente se exprese en pasado. Porque eso, cuando no es una simple referencia
dentro del diálogo, que debe ser siempre en presente, es recordar. Y el paciente no debe
recurrir a los recuerdos sino que debe vivenciar: volver a vivir aquello que no está presente en
su memoria. Y si, como en el caso, el efecto pantalla, le impide vivenciar, debe al menos,
visualizar –o sea, debe verlo sin emoción- pero debe visualizarlo en presente y debe visualizar
lo olvidado.

Más adelante, en el trascurso de la misma se4sión, volví a las analogías que creí podían llevar
al paciente a los hechos concretos que podían llevar al paciente a los hechos concretos que
habían gene4rado, primero, y alimentado, después, su enfermedad. Utilicé para ello unos
símbolos que el propio paciente me dio.
P: Estás ahora en el bosque con el león y la gacela. Voy a contar de tres a uno y el león se va a
ir trasformando en otra cosa. Es como si se fuera borrando y cuando ya no lo veas en su lugar
aparecerá algo o alguien que te es familiar. Así que cuento tres, dos, uno y…

R: ¡sorprendido! El león es mi padre…, pero no ha perdido su rabo. Sigue con la cola de león.

Tras unas inducciones a fin de conocer por que su padre ha conservado la cola del león:

R: ¡Ah, ya sé! Ya lo veo. Hay una figura del diablo en la iglesia del pueblo. Es un diablo
horroroso, muy feo. Lo está pisando un ángel. Y al diablo le sale la cola de detrás, igual que la
que tiene mi padre. ¿Si, si, mi padre es como el diablo!

P: Ahora ves a tu padre comiendo y ocurre que…

R: (Me interrumpe agitado) Estamos en la cocina (nombre del pueblo) y se pone la cuchara en
la boca. ¡Le salen moscas y ratones a borbotones! ¡Y cucarachas!

Estos animales eran los símbolos con que E.L. identificaba las palabras que contra él salían de
la boca de su padre.

P: ¿Te está diciendo algo?

R: No, escupe. ¡Es horroso! Me da una pena tremenda. Mi padre es muy bueno. Se equivoca
mucho, pero es bueno.

Puesto que seguía intentando compensar sus experiencias traumáticas intenté –y logré-
llevarle al hecho concreto a que se refinería su lenguaje simbólico..

R: (Agitado) Estamos en la cocina, mi madre haciendo cosas, mi hermana es pequeña, yo estoy


saltando, como siempre, muy nervioso, y le doy con el codo al café con leche ardiendo, y se lo
tiro encima a mi hermana, mi padre no está, me da mucha pena mi hermanita pequeña. Mi
madre me insulta, me pega. Me duele mucho que me insulte, me dice que no me fijo en las
cosas, que soy un inútil. Esto me da mucha pena, so se lo digas a papá. No se lo digas a papá.
Pero se lo dice a mi padre. Y mi padre me coge y me destroza.

P: ¿Cómo te destroza?

R: (Gimiendo) Me mira, su mirada me destroza.

P: Observa bien su mirada.

R: Es como la del diablo de la iglesia.

P: Observa ahora tu mirada en un espejo.

R: (casi con un grito) ¡es la misma!

P: ¿No te gusta esa mirada?

R: ¡No, no, nooo. Es la misma.

P: ¿Qué haces con esos ojos que miran así?


R: ¡Los borro! Con la mano, les doy un golpe con la mano y los quito. Y dejo el hueco de los
ojos en la cara.

Le hice concienciar que había dos miradas en él: la de su padre y la suya. Y que quitar los ojos
equivale a quedarse ciego. E intenté que comprendiera su problema de identificación.

R: Tu no quier4es mirar como el diablo ¿Verdad?

R: (Mas dolido que agitado) Me estoy castigando.

Tras un dialogo gratificante a fin de calmarle;

P: (Aludiendo a su enfermedad) Pero tú no quieres borrar tu vista.

R: No lo sé… No quiero mirar. Además, siempre me fijo en cosas negativas, feas, deformes.

E.L. dibuja admirablemente, pero todos sus dibujos entonces eran auténticos monstruos de
pesadilla, seres deformes, larvados, con ojos diabólicos, o dobles de cuencas vacías. Así que
aludí a esos dibujos.

P: Observa uno de esos dibujos que salen de ti. El que meas te desagrade y ahora se va
trasformando y su lugar lo ocupa….

R: (Otra vez agitado) ¡Es mi padre!

P: Sigue observando ¿Todos los dibujos son de tu padre?

R: (Vivenciando los dibujos que son una proyección de su patología) ¡Esos ojos! Los quito, no
me gustan. Le dejo ciego.

P: ¿Le dejas ciego o me dejo ciego?

R: (Rotundo) Le dejo ciego o me dejo ciego, si. ¡Es horrorosa esa mirada! ¡Y yo miro igual!

P: ¿Porque miras igual? ¿Quieres ser tu padre? Claro, como él es tan listo…

Y tras frases similares para hacerle concienciar cuan erróneo ha sido su proceso de
identificación con su padre:

P: Ahora vas a vivenciar el momento en que esa mirada de tu padre…

R: (La imagen le llega rápidamente) Cuando digo que el estrecho de Gibraltar pasa por Toledo.

Indico aquí que ese tipo de mirada paterna airada, vengativa, e la que corresponde al símbolo
de la mirada del día punitivo del Sinaí. Es la mirada que tuvo que sufrir Caín en vida. Sólo que
E.L. como casi todos los pacientes perseguido por esa mirada paterna, había matado a su
hermano Abel, simplemente era víctima del sentimiento de culpabilidad que originó en él la
verdad sentida. Eso que él entendía era rechazo por parte de su padre, por parte de aquel con
el que él tenía necesidad biológica de identificarse. Aquel al que tenía que agrandar., Aquel al
que se esforzaba por agradar y no y no lo conseguía. ¿Y no fue eso también lo que ocurrió a
Caín? Por qu4e el mitológico Caín si mato a Abel fue porque no se sintió querido por su padre,
por Yahvé. Fue la propia divinidad –su dios padre- quien, al preferir a Abel, provocó que Caín
matara a su hermano. E.L. no mató a su hermano. Se estaba matando del mismo. Y ese
suicidio no había empezado, como entonces creí, en la infancia, sino en el claustro materno.

P: (Induzco a que encuentre la forma de borrar esa mirada) Tu mente ahora te dará la solución.

R: Mi mujer.

P: ¿Qué puede hacer tu mujer? ¿Tiene otra mirada?

R: Si, porque la mirada de mi medre tampoco me agrada. Cuando se enfada me asusta. Mi


mujer nunca se enfada. Todo lo comprende y todo lo mira con otros ojos. Tiene una mirada
dulce.

Conozco a la mujer de E.L. y sé que eso es cierto, pero cierto es también que en esa mirada
encontró E.L. la compensación externa a la otra mirada. Cada uno encuentra o, por lo menos,
busca, aquello que necesita. Pero yo deseaba que E.L. me diera una solución más personal y
rápida a su enfermedad. Pero él siguió sin atreverse a enfrentar el problema y buscó la
solución simbólica, desplazada:

R: La solución es arrancarle los ojos al diablo.

P: Sabes que eso es lo que estás haciendo. Y que esto equivale a arrancarte tú los ojos., que es
tu forma de arrancarse4los a tu padre.

Le hice observar que seguía aferrado a la imagen de su padre porque necesitaba ser también
importante como él. Que para ÉL SER IMPORTANTE ERA SER COMO SU PADRE. Un problema
de identificación patológica.

P: Tú en realidad quieres tener ojos, pero no la mirada de tu padre. Y eso equivale a tener
doble mirada. Es una situación ambivalente.

Insisto en que ésta era una de mis primeras terapias aun dentro de la investigación, ahora todo
ese razonamiento lo haría también, pero no con palabras, sino evocando en el paciente
imágenes. O sea, utilizando un adecuado diálogo anatheorético.

P: (Mi razonamiento anatheoréticamente inadecuado no ha sacado a E.L. de IERA, pero si le ha


traído a su edad actual) ¡Pero no puedo dejar de ser el mejor! ¡No sé hacer otra cosa!

Le devuelvo a la infancia y:

R: Estoy viendo a mi padre que me está mirando y me dice: “¡No se te4 ocurra dejar de ser el
mejor!”

P: Pero esto no significa que sea un diablo.

R: Si es un diablo. Cuando me pone la mano en la cabeza yo me hago chiquitico.

Invertí la imagen e hice que fuera él quien al ponerle la mano en la cabeza a su padre éste
Empezara a disminuir de tamaño hasta hacerse enano. Pero E.L. no enfrenta el problema, E, L.
sigue en la espuria solución desplazada que está dando a su vida:

R: Tengo que dejar de hacer cosas y dedicarme a imitar a mi mujer.

P: No tienes que ser tu padre ni dejar de ser tu padre para pasar a ser tu mujer. Tienes que ser
tú.

R: ¡No se qué soy! ¿Quién soy yo?

Puesto que todo ser dañado es un ser con baja autoestima, intenté conocer – y que él
conociera- la imagen que tenia de sí mismo:

P: Mírate al espejo, te vas a ver…

R: (Alterado) ¡No me veo! ¡No existo! ¡Intento mirarme en un espejo y no meo veo! Estoy
apoyado en una consola delante de un espejo moviendo como un péndulo la pierna izquierda,
pero no me veo en el espejo.

De esas imágenes –que delataban hasta qué punto se había anulado él para ser su padre- pasó
automáticamente al claustro materno.

R: Me veo raro. Aun no soy ni un feto. Estoy muy poco desarrollado… Los ojos están como
pintados. Y floto. Estoy bien. (Súbitamente, de una manera excesivamente conceptual) No me
gusta que mi madre tenga relaciones con mi padre. Es como un tren que entra en un túnel. ¡Y
echa humo! Es muy desagradable. Me oprime. (Cada vez más agitado) Es una cosa larga. Me
amenaza y tengo que moverme. ¡Quiero que se vaya! (Pausa) Se va epr5o queda como un
agujero allí… No me gusta.

Con estas y otras palabras similares, esa es una visión que, sorprendentemente –o quizás no
sorprendentemente si tenemos en cuenta el fenómeno de percepción extrauterina (PEU) – los
pacientes suelen dar del coito de sus padres cuando ellos están en el útero.

Pero lo que aquí importa es que E.L. me seguía dando, de forma espontánea, vivencias de su
vida traumática intrauterina y yo entonces, en una fase todavía experimental de mi terapia, no
di excesiva importancia a los acontecimientos intrauterinos a los que espontáneamente me
llevaba E.L. Y centré esa sesión, así como las restantes en el problema de identificación del
paciente con su padre, a pesar de que en una sesión posterior:

P: (vuelvo al pomo de la iglesia que tenia forma de diablo) Tócalo. ¿Te da miedo?

R: No. Las orejas terminan en punta. La cabeza es alargada, con hocico, y tiene la boca
abie4rta. Los ojos son grandes, vacíos. Parece un dragón.

P: Y yo buscando un episodio analógico al que simbólicamente me había dado en el claustro


materno) ¿Tu crees que te puede escupir o algo así?

R: Si. Verás, es que está echando una baba y humo por las narices la cabeza gira.

Hice que trasformara esa imagen en algo que pudiera reconocer y:


R: Es la cabeza de una muñeca. Es de mi hermana. Está tuerta, le falta un ojo. Un paciente va
dando siempre hechos analógicos, pero el anatheorólogo debe saber discernir entre el núcleo
traumático y los acontecimientos traumáticos periféricos (IATs) que se han ido adhiriendo a
ese núcleo. De manera que un buen anatheorólogo va dejando a un lado las muchas analogías
periféricas para ir profundizando hacia el núcleo traumático. Y eso no lo hice yo entonces con
la perfección que la anatheóresis – hoy sé- puede conseguirlo. Así que volvimos al problema de
identificación por parte de E.L. que, con ser traumático. Era periférico.

R. Es terrible mi padre. Fíjate, me pone la mano sobre la cabeza como una caricia y me echo a
temblar. Me ridiculiza mucho. Se ríe de mí. Me pega delante de mis compañeros. Pero a mi
hermano le hace más daño. (Y súbitamente, con llanto) Ayúdame mamá. Yo no soy un
subnormal. Yo sé hablar. Yo sé que soy torpe, pero sé hablar. Te prometo que haré todo lo
posible. Saber leer y escribir por lo menos. (E.L. era también disléxico) ¡Que disgusto, verdad,
tener un hijo tonto! ¡Que disgusto verdad, tener un hijo tonto! Que disgusto. Pobre papá.
Todos se ríen de mí. ¡Como no se hablar bien! Tengo nueve años y junto palabras y no sé
escribir. No sé cómo hacerlo. Mi hermano es muy pequeño y me ayuda. Mamá a las cuatro de
la mañana. Verás cómo le demostramos a papá que no soy tonto. Sí, mama, le voy a demostrar
que no soy tonto. Te lo prometo. Me cuesta mucho. No sé escribir. El Ingreso lo he aprobado
gracias a mi hermano que conocía a la profesora de Historia. Sé que no he aprobado por mí.
Vamos, mas esfuerzo no te quejes, vamos, más, el mejor. ¿Te duelen los ojos?, te jodes. Más,
más. Corre, mas, sigue. Vomita, pero sigue. (Se está refiriendo a las mas que duras disciplinas
físicas que ´´el mismo se imponía) Mira la cara de tu padre. No se ha convertido todavía. Eres
mejor que él. ¿Te das cuenta? Dibujas mejor que él. Le da envidia., Bueno, ya eres mejor. Le
has superado en todo. Eres mejor que él en todo. Lo has conseguido. Tranquilo.

En sucesivas sesiones E.L., que cada vez vivenciaba mejor, fue añadiendo nuevos datos a su
problema de infancia: la mirada de desprecio de su padre la necesidad de levantarse todos los
días a las cuatro de la mañana para estudiar y para hacer ejercicio hasta caer materialmente
desmayado, con la vista nublada y, sobre todo vivencio la identificación de su padre con una
imagen de un Sagrado Corazón, con lo que –debido a una educación católica aberrante- acabó
en un profundo y directo complejo de Caín. Y, así, en su infancia ya no era su padre quien le
miraba vengativo, sino el Padre Celestial.

P: ¿Y Dios te castiga?

R: Si, es un castigo. Yo tengo que ver así. Porque si no, no puedo superarme.

P: ¿Aunque quedes ciego?

R: Claro, es que seguir superándome e muy importante.

Tras largas sesiones anatheoréticas –o sea, en IERA- en torno a los daños que había sufrido en
la infancia y que en su mayoría se centraban en su deseo de ser aceptado por su padre a fin de
poderse identificar con él, le llevé nuevamente al claustro materno y le llevé también al
nacimiento. Pero entonces todavía no sabía que el claustro materno suele dar un material
especialmente emotivo –las razones las explico en toro capitulo- de difícil valoración por parte
del anatheorólogo si su experiencia no es adecuada y tampoco sabía que en casi todos los
casos el nacimiento era algo que, por su inevitable dramatismo para el bebé debía ser objeto
de una especial atención. Esto unido a que E.L. estaba mejorando, me reafirmo entonces en la
idea de que el útero y el nacimiento eran menos importantes, así que, dando provisionalmente
por terminado la terapia debido a dificultades en reunirme con E.L. pase a convertir los
vectores patológicos (CVP) del material obtenido. Conversión que trascribo en el paso 21.

Evidentemente, teniendo en cuenta los resultados obtenidos, tanto para E.L. como par a mí la
terapia fue un éxito. Y, en efecto, fue muy positiva puesto que mejoró sensiblemente, pero
hoy seri8a definitiva por que hoy se que el núcleo traumático –que sólo debilite- estaba en las
vivencias intrauterinas. Y ese núcleo debía y podía sr totalmente disipado.

Quiero consignar aquí también para información de lectores no iniciados, que el padre de E.L.
era solo un padre que, de acuerdo con un estilo de educación no lejano mantenía una gran
rectitud en su comportamiento. Algo que deseaba inculcar en sus hijos. Y aun cuando el texto
que hasta aquí he trascrito da la impresión de que E.L. fue un niño que sufrió mucho más que
la mayoría de niños, lo cierto es que no fue así. Ust4ed, lector, sin considerarse un enfermo, lo
más probable es que en una sesión de anatheóresis diera todavía más sufrimientos. Solo que
afortunadamente no le dio por amputarse los ojos. Pero, dígame, en confianza, ¿no se ha
estado dañando alguna otra parte de su cuerpo? Y su psiquismo, ¿está en perfecto equilibrio?
¿No muestra ni una sola acción emotiva?

CAG: CUMULO ANALKOGICAO GRATIFICANTE. Los IAGs se unen por analogía formando CAGs.

CVP: CONVERSION DE VECTORES PATOLOGICOS) Los CAT´s se disuelven mediante una


actualización anatheoréticas que lleva a las personas –visiblemente enfermas o no- a la
comprensión profunda, mediante una sincronización cerebral, de los hechos concretos que los
han enfermado. Pero, disueltos ya los CATs casi siempre es preciso efectuar una rehabilitación
–conversión en dirección. De las actitudes mentales patológicas que han sido generadas por
esos hechos concretos traumáticos.

AA: Actualización anatheoréticas. Se actualiza anatheorèticamente un daño cuando en IERA el


terapeuta lo trae a luz del discernimiento del paciente de forma ordenada y no explosiva. Si un
CAT es una carga de profundidad que pueda estallar y enfermarnos (actu8alizacion patológica)
debido a un acontecimiento analógico posterior a la formación de ese CAT, la actualización
anatheoréticas es la forma de disolver esa carga de profundidad para que no pueda
enfermarnos y si nos está enfermando ya, para que deje de hacerlo.

AP Actualización Patológica. En anatheóresis se entiende que los daños (IATs y CATs) qu4e nos
enferman tienen su etiología en el útero, en el acto de nacer y hasta los siete a doce años. Y
que toda la enfermedad es una actualización de esos daños, que se mantienen latentes en los
estratos de la biografía oculta de todas las personas. La irrupción, la manifestación de esos
daños en una sintomatología es una actualización patológica.

BO. Biografía Oculta. Los daños que se estructuran en IATs y CATs en el trascurso de los cuatro
primeros estadios de percepción firman un estrato biográfico de acontecimientos traumáticos
que luego el ritmo cerebral beta intenta cloquear echar fuera de su banda de percepción. De
esta forma la biografía de esos cuatro primeros estadios de precepción –básicamente la
percepción del estadio de vida perinatal-queda, en gran medida, oculta a la percepción de
vigilia, pero eso no impide que esa biografía siga a cuando. Es el guion CAtS –y también el
CAGs- que luego condiciona nuestra vida.

DA DIALECTICA ANATHEORETICA. Es el dialogo que se establece entre anatheorólogo y


paciente una vez se ha sometido este a IERA. Es un dialogo sumamente peculiar con propia
sintaxis.

EdC: Estados de Conciencia. Con estas siglas trato de evitar el, a mi entender, incorrecto
termino de estados alterados de conciencia, puesto que no hay estados alterados, todos son
adecuados y validos si se contemplan desde sí mismo, no desde otro ritmo cerebral.

EP: ESTADIOS DE PERCEPCION. En el tr4ascurso de nuestra ontogenia –desde el cigoto hasta


que morimos- nuestra percepción pasa por distintos estadios que divididos en grandes bloques
afectos descriptivos distinguen un primer estadio (EP1) embrionario, otro segundo estadio
(EP2) embrionario-fetal, un tercer estadio (EP3) que comprende desde el cuarto a sexto mes
de gestación hasta los dos años, un cuarto estadio (EP4) que incluye la infancia, desde el
estado postverbal hasta los siete o doce años, un quinto estadio (EP5) que se extiende hasta la
adolescencia madura y el sexto estadio (EP6) en que la adolescencia está ya totalmente
estructurada. Esta división no es gratuita, sino que sigue la génesis y maduración de los
distintos ritmos cerebrales.

HCD Hemisferio cerebral derecho. Nuestro cerebro esta escindido, no es un cerebro global. Y
cada UNO DE ESOS DOS HEMOSFERIOS POSEE RITMOS –Y POR TANTO PERCEPCIONES- que4 le
caracterizan. El hemisferio derecho es el cerrero básicamente emocional y creativo. La
anatheóresis, precisamente tienen en él a su mejor aliado.

HCI Hemisferio cerebral izquierdo. Este hemisferio, en oposición al hemisferio cerebral


derecho, es el cerebro de la percepción dual, razonadora.

IAG Impacto analógico gratificante. Son unidades de hechos concretos emocionalmente


gratificantes.

IAT Impacto analógico traumático. Son unidades de hechos concretos emocionalmente4


gratificantes.

IERA Inducción al estado refresico anatheorético. Es el estado de conciencia qu4e hace posible
la terapia anatheoréticas. Y es ser estado de conciencia se obtiene llevando a las personas –
pacientes o no- a 4 Hz. De ritmos cerebrales. O sea, al umbral inferior de los ritmos theta, justo
antes de entrar al delta. En este estado la persona inducida no pierde la conciencia –no entra
en amnesia- como ocurre con la hipnosis profunda. O sea, la persona es consciente de cuanto
dice y hace y, si quiere, puede salir de la terapia.

IS Imaginería simbólica. En anatheóresis ser distingue entre imaginación y fantasía. Y se


demuestra que la imaginación no es libre sino que está condicionada por los contenidos de
nuestra biografía oculta.
PEU Percepción extrauterina. Denomino percepción extrauterina a la capacidad que, en IERA
muestran el embrión y el feto de visualizar acontecimientos que ocurren fuera del útero. La
investigación avala que esos aconte4cimientos, de los que el paciente no tiene conocimiento
han resultado ser ciertos en todos sus detalles.

PGI Percepción global inducida. Es la inducción de una persona a un estado de conciencia


global –normalmente EP1- en el que surgen contenidos altamente arquetípicos. Unos
contenidos, por otro lado, sumamente valiosos.

TGS Teste de grandes símbolos. Un test previo a la terapia anatheoréticas que permite
conocer, por un lado si una persona entra o no en IERA y en qué medida entra y por el otro el
tipo de profundidad de los daños que le están enfermando.

BANDA DE RITMOS CEREBRALES

1. Es el más lento- llamado ritmo de ondas DELTA, cuya frecuencia va de los 0,5 hasta los
4 hz. Es el estado de conciencia que nos caracteriza cuando dormimos, pero sin
sueños. Cuando soñamos los ritmos cerebrales son distintos a todos los restantes. Son
ritmos sumen tente complejos, tan complejos que el soñar se considera un estado
paradójico. En tanto que el ritmo de ondas delta es el del descanso con amnesia, esos
momentos del dormir en que no soñamos y de los que al despertar no tenemos
conciencia. Es el ritmo también que mimetiza la hipnosis profunda, la que nos sumerge
en un estado de aparente no conciencia.
2. El segundo grupo es el llamado ritmo de ondas THETA, que v a de los 4 hasta los 8 Hz.
De frecuencia. Es un estado de conciencia que se caracteriza por su alta creatividad, así
como también por su alta emotividad. Es el estado hipnagógico, el que aparece en el
umbral de4l sueño. Y es también por razones que explicare en otro capítulo, el ritmo
en que debemos efectuar la terapia anatheoréticas. En est4e ritmo, además, el
paciente es consciente de cuanto ocurre en la terapia.
3. El tercer grupo es el llamado de ondas ALFA que va desde los 8 hasta los 14 Hz. Es un
estado de conciencia que se caracteriza por su gran paz. Es el que corresponde a una
buena relajación.
4. El cuarto grupo es el llamado de ondas BETA que va desde los 14 hasta los 35 e incluso
hasta los 50n Hz. Es el que corresponde al estado de vigilia. Un estado tenso de alarma
que implica acción: física y mental. Es el estado que nos lleva a ver que hay algo fuera
de nosotros, algo que nos es ajeno. Esto en contraste con los otros tres grupos de
ritmos que son subjetivos, que no perciben una realidad externa. Para los ritmos
DELTA, THETA y ALFA todo está dentro de nosotros.

Antes que el EEG nos mostrara esas cuatro grandes bandas o grupos de percepción es de
destacar que la filosofía china poseía ya un proverbio cuy9 texto es “La Vida, o, lo que es lo
mismo, la Inteligencia duerme en la piedra, sueña en la planta, despierta en el animal y sabe
que esta despierta en el hombre”

Hoy postulamos ya que todo es conciencia, que todo tiene vida, y si de la piedra podemos
decir que duerme, que se mantienen en estado DELTA, de la planta no sólo podemos aceptar,
sino que sabemos que posee aspectos de la precepción del estado THETA. Al igual que
sabemos que las frecuencias ALFA están insertas ya en la actividad cerebral de muchas
especies animales. Y nadie duda que las ondas BETA maduras sean específicas del adulto
humano.

Si englobamos en un solo grupo los ritmos subje4tivos de conciencia –DELTA, THETA Y ALFA-
nos encontramos con solo dos grandes bandas de frecuencia cerebral. La de los llamados
ritmos de ondas lentas o bajas y la del llamado ritmo de ondas rápidas o altas: BETA. Y esto nos
lleva a dos formas totalmente distintas –en algunos aspectos antagónicos- de procesar la
información. Y esas dos formas corresponden, una al hemisferio cerebral derecho (HCD) y la
otra al hemisferio cerebral izquierdo (HCI).

…. Nuestro cerebro al igual que el mítico JANO, es bifronte, esta escindido en dos y que cada
uno de esos dos hemisferios –o sea, de esos dos cerebros- es poco menos que un adversario
para el otro, porque cada uno ve la realidad de muy distinta manera. Y ambos ignoran que
pertenecen a una misma y sola persona.

HCI OBJETIVO HCD SUBJETIVO

CAUSAL: Dual, Digital ANALOGICO: intuitivo

RAZONA: Contrasta, enjuicia EMOCIONAL: sentimientos

DEFINE: Abstracción, concepto EVOCA, CORRELACIONA arquetipos,


símbolos.

ETICO
MORAL
HECHOS CONCRETOS
INTERPRETA
VIVIENCIA
RECUERDA
HOLISTICO totalidad
UNIDIMENSIONAL: reduccionista,
discursivo, argumentativo, concepto de
finalidad
SINTESIS: Percepción de las formas
ANALISIS: lógica analítica
CUALITATIVO
CUANTITATIVO
IMÁGENES
VERBALIZA FONETICAMENTE
ESPACIAL
CREA EL TIEMPO
gemelos

Los romanos aplicaban el adjetivo geminus, geminum a 'algo doble',


'duplicado', 'en número de dos'. Así, el dios Jano bifronte, que tenía dos
caras, era conocido como Geminus Janus. A partir de este adjetivo, se
formó el sustantivo pluralgemini, geminorum que aludía a dos hermanos
gemelos, a dos fetos de un mismo vientre, y también a los testículos. En el
latín vulgar peninsular, se adoptó gemellus, que en español evolucionó
a gemelo,para designar a dos hermanos nacidos del mismo parto. Luego
surgieron otros significados basados en el primitivo, como el pequeño
pasador para cerrar el puño de una camisa o el doble anteojo que sirve para
mirar a distancia.

De gemellus también se formó al mismo tiempo gemellicius en latín vulgar,


que en español evolucionó a emellizoy, más tarde, a mellizo

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