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Estilo permisivo: se trata de padres poco exigentes que atienden las

necesidades de sus hijos en exceso, establecen pocas reglas de


comportamiento. Muestran extrema tolerancia a los impulsos de los hijos y
usan muy poco el castigo para disciplinarlos.

Los padres permisivos evitan hacer uso del control, utilizando pocos
castigos y muestran una excesiva concesión en las demandas de los hijos;
se muestran tolerantes y tienden a aceptar positivamente los impulsos del
niño. Su estilo comunicativo es poco efectivo y unidireccional,
considerando en exceso las iniciativas y argumentos infantiles.

Dentro de lo que se conoce como estilo permisivo se observan distintas


formas de actuación:

• Padres que consideran que los hijos deben crecer en libertad, sin
poner límites, o al menos que estos deben ser los mínimos. En este
estilo podemos encontrar padres que desean que sus hijos tengan
todos sus deseos satisfechos ya que ellos no los tuvieron.
• Padres que lo son por miedo al enfrentamiento con sus hijos y que
acaban cediendo a todas sus demandas.
Los Padres Permisivos o Liberales

En las familias con padres con un estilo educativo permisivo la educación se basa en la
falta de normas y límites. Los padres permisivos o liberales sulen dejar total libertad al niño
para realizar aquello que quiera en el momento que quiera. No ejercen la autoridad que tienen
como padres de manera que el niño no percibe límites ni pautas de comportamiento, ante la
ausencia de mando, el niño suele tomar el poder.

Los padres liberales suelen considerar que


son tolerantes y dejan que sus hijos tomen
sus propias decisiones, establezcan sus
propias normas y regulen solos su propio
comportamiento. Sin embargo, a pesar que
que este discurso pueda "sonar bien",
difícilmente un niño que no conoce normas
ni pautas puede tomar adecuadamente sus
propias decisiones. Los padres suelen ceder
ante las continuas exigencias y demandas
del hijo, logrando al final, que el clima del
hogar sea insoportable.

Cuando los padres permisivos imponen castigos para lograr controlar el comportamiento del
niño, estos castigos suelen ser excesivamente flexibles y el niño pocas veces llega a
cumplirlos. Cuando los padres permisivos tratan de imponerse, el niño reacciona con
hostilidad e incluso con agresividad, ante el poder que se le está quitando. Desgraciadamente,
los padres liberales acaban "tirando la toalla", renunciando a su labor educativa, suelen
manifestar que no les gusta el comportamiento de su hijo al que acaban catalogando como
"malo y tirano".
Estas consecuencias vienen derivadas de que, al contrario de lo que se piensa, la
permisividad favorece la manifestación de agresividad en nuestros hijos y muy a
menudo supone que éstos tengan dificultades para regular por sí mismos su
comportamiento, lo que puede agravarse en la adolescencia. La falta de normas en el
hogar suele llevar, más que al desarrollo de la autonomía y a la madurez, a relaciones de
indiferencia hacia los padres y a un bajo desarrollo moral lo que puede llevar a relaciones
verdaderamente conflictivas en la adolescencia.

El resultado de este tipo de educación puede ser difícil de predecir. Ante la falta de normas y
límites en el hogar, el niño se desarrolla desorientado, expuesto a que la experiencia que viva
fuera de su hogar a través de amigos, profesores, familiares y medios de comunicación
determinen sus principios y valores.
LOS PADRES PERMISIVOS
Publicado por EDITH SUAREZ en 11:08

Por
Gilberto Nieto Aguilar
Subdirector de Escuelas Secundarias Generales

El artículo de hoy pretende alertar a los padres que dejan que sus hijos hagan lo que
quieran, sin establecer controles mínimos de disciplina que les ayuden a desarrollar su
inteligencia emocional y su sentido común.

La adolescencia representa algunas complicaciones para los padres porque el niño o la


niña comienzan a transformarse en adultos, enfrentando cambios físicos, psicológicos,
de comprensión y de conducta. El joven siente la necesidad de definir su posición
dentro de la familia, del grupo de compañeros y de la comunidad para asumir
plenamente su autonomía.

Alguien me comentaba que los padres generalmente no cuentan con una preparación
que les permita enfrentar exitosamente la crianza y educación de sus hijos, lo cual es
cierto; pero es importante unir al sentido común, la responsabilidad paternal y la
consulta de fuentes serias que nos orienten y ayuden a desempeñarnos como padres.

La característica principal de los padres permisivos es que ceden el control a los hijos.
Casi no fijan reglas y las pocas que manejan no las cumplen ni las hacen cumplir de
manera uniforme. No quieren estar atados a una rutina y una responsabilidad que los
absorba y los obligue a pensar, tomar decisiones y establecer principios que ellos
mismo no están dispuestos a respetar. Dicen que prefieren que sus hijos se sientan
libres, aceptando conductas positivas y negativas sin distinción.

Preocuparse por los niños en exceso y consentir sus caprichos son dos cosas muy
diferentes. Un amigo mío, director de una prestigiada secundaria de Xalapa, me
explicaba su idea sobre lo ocurrido de los años sesenta a la fecha, cuando los padres
solían ser “duros” con sus hijos y los sujetaban a diversas disciplinas. Después, a
principio de los ochenta, las nuevas corrientes de la pedagogía aconsejaron alentar la
autonomía y evitar formas de represión que provocaran lesiones psicológicas que
limitaran el desarrollo de sus capacidades.

Asegura que padres y maestros se fueron a los extremos porque no supieron cómo
adecuar las nuevas propuestas y cedieron demasiados espacios de libertad sin
responsabilidad para los pequeños, lo que propició un relajamiento de costumbres y
una confusión de valores que dejó falsas creencias y malos hábitos en los futuros
padres, que más tarde algunos de ellos convirtió en permisividad, tolerancia y
relajación de las relaciones.

Muchos padres permisivos se sienten inseguros, tienen poco control sobre sus hijos, no
consideran necesaria alguna forma de castigo y tampoco están dispuestos para
analizar juntos los comportamientos inadecuados de los pequeños. Aquí es el niño el
que tiene el control y los padres se doblegan ante sus caprichos.

Algunos autores importantes, como Robert S. Feldman (“Psicología con implicaciones


en países de habla hispana”, Mc Graw Hill, 2002), considera que los padres permisivos
son aquellos que dan a sus hijos una dirección relajada, inconsistente o poco exigente
y que, aunque son cariñosos, no le exigen nada. Esto ocasiona un comportamiento
inmaduro, berrinchudo, dependiente y con poco control de sus emociones y su
conducta.

Papalia, Olds y Feldman (“Desarrollo Humano”, Mc Graw Hill, 2001) señalan que los
progenitores permisivos son aquellos cuyo estilo de crianza enfatiza la autoexpresión
y la autorregulación y se consideran a sí mismos como recursos y no como modelos.
Aunque puede parecer un comentario a favor, las autoras aceptan que estos hijos
suelen ser inmaduros, menos controlados y menos perseverantes que quienes tienen
padres más atentos.

Para Judith L. Meece (“Desarrollo del niño y del adolescente para educadores”, Mc
Graw Hill, 2000) el padre permisivo sigue un patrón de crianza afable, abierto,
tolerante y poco exigente, con cierta indiferencia emocional y falta de compromiso
para con sus hijos. Favorece pocas expectativas para una conducta madura y como las
reglas o normas no se comunican claramente ni se hacen cumplir, la disciplina es poco
congruente.

Sugerencias mínimas: trate a sus hijos con respeto. Hable continuamente con ellos y
evite regaños, gritos y golpes. Si su hijo se porta mal en público, discuta con él en
casa y evite humillarlo en privado o frente a los demás. Sea congruente y justo. No
sea permisivo en un momento y estricto en otro. Asegúrese de que todos sigan las
reglas incluido usted. Aliente a su hijo para que desarrolle la confianza en sí mismo y
evite las críticas mordaces o irónicas. Mejor dialogue con él y no lo compare con sus
hermanos o con otros niños. Abrácelo y no tema decirle que lo quiere. Disfruten
actividades juntos. El amor debe demostrarse pero no puede hacerse de lado la
formación y la disciplina

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