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Tan grande es la confusión y falta de conocimiento sobre la misa tradicional que hemos
querido resumir en 10 puntos las objeciones más habituales que se oyen entre la gente.
Nuestra esperanza es contribuir a la aclaración de ciertos puntos. Pero si los lectores
solicitan otras puntualizaciones, estamos a disposición, lo mismo que abiertos a las
correcciones de los doctos en el tema.
5) En la misa
tridentina no se puede “participar”.
Primero hay que tener en claro de qué forma puede participar un seglar en la liturgia,
conforme a las normas litúrgicas tradicionales.
Fuera del acolitado de los laicos varones o la participación en la schola cantorum, (coro) los
seglares no intervienen en la ceremonia liturgica. Participan de los diálogos litúrgicos con
el sacerdote, las oraciones, las procesiones, el canto, la comunión… No parece poco. Queda
claro que el sacerdocio que habilita a celebrar, leer o predicar es el ministerial, y por lo
tanto quienes no formen parte del clero –y según el grado de las órdenes recibidas- no
“protagonizan” la liturgia.
Los fieles no administran la comunión, no la reciben en la mano (la Madre Teresa de
Calcuta decía que el mayor mal de estos tiempos era recibir la comunión en la mano…).
Van a misa a adorar, pedir perdón, ofrecer espiritualmente la oblación junto con el
sacerdote, a recibir sacramentalmente a Nuestro Señor Jesucristo, pedir gracias, sufragar
con sus oraciones las almas del purgatorio, pedir por los vivos, conmemorar al papa y al
obispo. En definitiva a adorar a Dios, santificarse y rezar por la santificación de los fieles y
de los que no lo son.
8) Las mujeres se
ven forzadas a usar un velo en señal de sumisión.
El uso del velo en el templo es mandato apostólico de San Pablo a la mujer. El apóstol de
las gentes, que ha atestiguado muchas tradiciones litúrgicas, dice en su epístola primera a
los Corintios, “Quiero que sepáis que Cristo es la cabeza del varón como el varón es la
cabeza de la mujer y Dios lo es de Cristo. … Por lo tanto, debe la mujer traer sobre la
cabeza la divisa de la sujeción a la potestad, por respeto a los santos ángeles”. (I Cor, 11, 4
y 10). Esta divisa es un velo, que en la tradición hispana ha dado lugar a la creación de
magníficas mantillas, muy apreciadas por su belleza y arte. De hecho la tradición se
mantiene en los trajes de bodas de las novias.
9) Solo se puede comulgar de rodillas y en la boca, no de pie ni en
la mano.
Recordemos que en el Santísimo Sacramento está realmente presente el cuerpo, sangre,
alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Hay presencia real.
El modo de recibir la comunión es variable según los ritos. El romano tradicional lo ha
establecido de rodillas, bajo la especie del pan (ácimo) en forma de delgada lámina para
minimizar el riesgo de que las partículas caigan y a fin de que se facilite la manducación.
Por ese mismo motivo el sacerdote que ha consagrado mantiene los dedos índice y pulgar
de la mano derecha juntos hasta la purificación posterior a la comunión de los fieles: para
evitar que partículas de la forma consagrada caigan. Y por eso se coloca una patena o
bandeja bajo el mentón del fiel al comulgar, a fin de recoger las partículas, en cada una de
las cuales está entero el sacramento.
La comunión en la mano fue impuesta por la fuerza y luego indultada para Holanda por
Paulo VI, donde se comenzó la práctica ilegal. Finalmente, de un modo irregular se impuso
en muchos lugares donde no era ni requerida ni practicada. Hoy, curiosamente, en
numerosas iglesias “prohiben” comulgar de rodillas y en la boca, cuando ésto es lo que
manda y recomienda la Iglesia.
10) No se concelebra, desdeñando un signo de unidad y caridad
entre el clero y los gestos de amor fraterno. Celebran misas
privadas sin fieles
En el rito tradicional no se concelebra salvo en las ordenaciones presbiteriales o en las
consagraciones episcopales. Cuando dos o más sacerdotes concelebran, solo se celebra una
misa. La concelebración reduce el número de misas, las que, sean ya privadas o públicas,
siempre tienen un valor infinito. ¿Hay mayor caridad que ofrecer el Santo Sacrificio? ¿Para
que pide el Señor obreros en su mies, sino principalmente para ofrecer el Santo Sacrificio?
El acólito representa al pueblo fiel. En la misa privada, el diálogo ocurre entre el sacerdote
y el pueblo, significado por el acólico. Los fieles siempre están presentes de un modo
espiritual.
Hay infinidad de signos rituales de caridad que se observan dentro de la sobriedad del rito.
Por ejemplo, el saludo de paz, que viene de la tradición hebrea, se significa con una
reverencia en que se juntan la cabezas de los clérigos mientras acercan sus manos a los
hombros del saludado. El que comienza la ceremonia es el celebrante (no mero presidente)
quien recibe la paz de Cristo mismo, a quien representa y en cuyo nombre la hace
descender jerárquicamente a su diácono, subdiácono y clero y fieles.
Por el contrario, los usos del rito moderno nos privan de muchas gracias: las bendiciones
que los sacerdotes reiteradamente dirigen al pueblo durante la ceremonia. El “asperges” de
las misas solemnes, donde el celebrante asperja con agua bendita a los fieles y al clero. La
doble absolución (no sacramental) del sacerdote a los fieles después del sendos actos de
contrición. La solemne bendición final. Las oraciones indulgenciadas que siguen a la misa
cuando estas son rezadas.