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Hace mucho tiempo la ciudad de Villalejana era alegre, pero desde hace un
año la gente se convertía en estatuas de piedra.
En una ciudad un poco cercana a esta vivía Steve Williams, ahora se está
levantando.
-Ya es de día, qué bien he dormido.
Suena el timbre y Steve salta de la cama.
-Me pregunto ¿quién será?-dijo Steve.
-¡Ah! Eres tú, cartero.
-Sí, soy yo, vengo a traerte una carta, es…de Villalejana , es una invitación,
pero nadie a quien le he dado esa carta también ha querido ir.
- Pues yo iré-contesto Steve.
-¡Genial! Pero yo tengo que repartir mas correo ¡Adiós!
-¡Adiós! Bueno a hacer las maletas.
Al día siguiente se alojó en el hotel de aquella ciudad. Entró al hotel.
-¿Cuánto es?
-Una habitación para una persona son 4€
-¿Qué habitación cojo?
-Cualquiera, todas están vacías.
-Va-¿Vacías?!Qué extraño! Bueno subiré al piso de arriba.
Y Steve cogió una habitación con vistas a la plaza.
-¡Que plaza más bonita! Tiene montón de estatuas, y…! Oooh!
¡Esta coronada con una torre enorme! ¡Tengo que verlo con mis propios
ojos!
Dejó sus maletas y bajó las escaleras rápidamente. Pero cuando llegó al
piso de abajo se llevó una sorpresa.
-¡Oh no! ¡El recepcionista se ha convertido en estatua de piedra!
Y al salir a la calle pudo comprobar que las estatuas de la plaza era la gente
de la ciudad también petrificada.
-En esa torre voy a encontrar respuestas…! Lo presiento!
Steve llegó a la torre y entró.
-¡Unas escaleras! ¡Voy a subir!
Steve subió al piso de arriba, y al llegar encontró a un hombre que vestía
una gabardina roja, capa negra y tenía un largo cabello canoso que le dijo:
-Ya que has venido, te contaré mi historia y por qué vuelvo en piedra a la
gente: Era pequeño iba caminando por el bosque y tropecé con una
piedra…¡ como me hubiera gustado que no estuviese ahí! –Pensé…¡Y la
piedra desapareció! Desde entonces a la gente le gustaba, pero cuando la
gente aprendió a hacerlo les dejé de gustar.
-¿Sabes una cosa?, no eres más fuerte petrificando gente. Cualquiera es
mejor que una piedra. Hiciste desaparecer una piedra, ¿Vas a hacer
desaparecer a las únicas personas a las que se lo puedes demostrar?
-Pues… no, tienes toda la razón, debo compartir este poder. Les volveré a
todos normales. Y desde entonces, todos aprendieron trocos del
extraordinario hombre y vivieron muy felices.
FIN