Por: Alipio Canahua Murillo. Consultor de CARE – PRA/USAID/CSE. Email: alipiocanahua@gmail.com,
La Asamblea General de las Naciones Unidas, recientemente, ha declarado al
año 2012 como “Año Internacional de la Quinua”. Justo reconocimiento a este grano andino, domesticado y mejorado por las culturas prehispánicas, en la cuenca de lago Titicaca y salares de Bolivia. Entonces, la región Puno, es uno de los centros de origen.
La FAO, considera a la quinua (Chenopodium quinoa Willd.) como parte de los
“Sistemas Importantes de Patrimonio de la Agricultura Mundial - SIPAM” y la Organización Mundial de la Salud como “grano de futuro”, fundamentalmente, por tres atributos:
a. por sus propiedades nutraceuticas. La calidad de sus proteínas, fibra,
minerales y vitaminas, son muy importantes para prevenir enfermedades y la desnutrición;
b. amplio rango de adaptación, desde los 4,200 metros de altitud hasta el
nivel del mar, y
c. resistencia a estrés hídrico, a heladas y a suelos salinos.
Por consiguiente, con la quinua, se puede superar las amenazas latentes de
la agricultura y alimentación mundial, tales como: la desnutrición crónica, crisis del agua por el cambio climático y la desertificación.
La propuesta ha sido presentada a la ONU por el gobierno boliviano, por lo
que merece el reconocimiento pertinente. La Universidad Nacional del Altiplano, en ocasión de tricentenario de la fundación española de Puno (1968), organizó la “I Convención de Quenopodeaceas: Quinua – Kañihua”, dando inicio a su revaloración y fomento internacional.
CARE Perú, en cooperación con INIA, Universidad Nacional del Altiplano y
auspicio del proyecto Camellones de la embajada de Holanda y luego con el proyecto PRA-USAID-CSE, durante los años 1995 a 2005, contribuyó a la revaloración y mejoramiento de las quinuas nativas. Como resultado, se tiene una demanda creciente en el mercado exterior por las quinuas de color, roja y negra. Pero, también, concluye que es necesario mejorar la productividad sostenible de la quinua, primero para contribuir a la alimentación de la población local, la misma que enfrenta problemas de desnutrición infantil crónica, hasta en 30 %, luego generar excedentes para el mercado.
Con las experiencias precedentes y la revaloración internacional de la
quinua, será oportunidad para que los gobiernos regionales, locales y universidades, consideren en sus políticas, programas y proyectos de desarrollo, propuestas de la conservación dinámica de la variabilidad genética, mejoramiento sostenido de los niveles de producción y productividad, revaloración de su consumo y generación de excedentes para la exportación.