Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Resumen
En este artículo se revisan algunas características que han definido tradicionalmente al
proceso de evaluación educativa y se presentan, en un cuadro comparativo, las
principales concepciones de los modelos que históricamente han venido desarrollando y
ampliando el concepto de dicho proceso. A partir de ello se intercalan en el texto
algunas reflexiones sobre la manera como el autor propone se debe entender el proceso
de evaluación educativa, qué debe evaluarse, cómo y para qué hacerlo. Se quiere, así,
proporcionar al lector motivos para la reflexión y revisión de sus propios conceptos
acerca de la evaluación educativa de manera que sean cuestionadas esas
características tradicionales que, a fuerza de la costumbre, nos resultan hoy tan
familiares que ponerlas en duda podría sonar a una especie de herejía educativa. Se
espera que la reflexión, revisión y cuestionamiento de nuestras ideas sobre la
evaluación educativa promueva un cambio en nuestra práctica docente. El lector podrá
ampliar algunos de los conceptos revisados consultando las referencias bibliográficas
que se indican al final del artículo.
1. Introducción
El concepto de evaluación se entiende, generalmente, como el establecimiento de
juicios de valor acerca de algo. En educación, esos juicios de valor se refieren a
los resultados de las acciones de enseñanza con el fin de modificarlas para
mejorarlas y hacerlas más eficientes. La formulación de esos juicios de valor
descansa en la interpretación que se hace, a la luz de criterios previamente
establecidos, de información recopilada para el efecto. Entre más confiable sea
esta información y entre mejor refleje o describa la realidad estudiada, mayor será
el fundamento y más atinadas podrán ser las decisiones que se tomen.
1
El autor es Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. En el
ejercicio de su profesión ha desempeñado diferentes tareas relativas a la planeación y
coordinación educativas, asesoría y capacitación docente, asesoría a padres de familia,
elaboración de manuales para el aprendizaje, investigación sobre el aprendizaje y la resolución de
problemas, entre otras. Es autor de 25 artículos sobre temas de educación publicados en
diferentes revistas de educación e investigación.
1
En el contexto escolar los modelos evaluativos que se basan en el método
científico ponen énfasis en la comparación entre los resultados de aprendizaje
obtenidos por la aplicación de un programa y los fines perseguidos declarados en
el mismo. La distancia entre unos y otros determinará el grado de logro y
eficiencia del programa. En estos modelos es importante el uso de definiciones
operacionales que hagan observables los procesos a evaluar y el control de
variables extrañas que pudieran enturbiar esa observación. Igualmente es
esencial el uso de escalas de medición aplicables a los fenómenos bajo estudio.
Reflexión: Es deseable contar con métodos que consideren los resultados tanto
como el proceso que llevó a ellos y que combinen estudios transversales y
longitudinales buscando precisión y eficacia crecientes en sus resultados y
procedimientos.
2
Por otro lado, si la recopilación de información confiable que sustente juicios de
valor representa un asunto técnico, la determinación de criterios, tanto para la
interpretación como para la misma búsqueda de esa información, representa un
problema de mucha mayor complejidad que define qué evaluar, cómo hacerlo y
para qué hacerlo; y corresponde a un proceso previo de toma de decisiones que
hace uso de valores, conocimientos, experiencia, creencias, etc. de quien evalúa,
y no puede aspirar, por tanto, a un estatus ideal de objetividad. La definición y
elección de tales criterios es un proceso de suyo subjetivo que se ubica en el
terreno del ejercicio profesional responsable, comprometido y ético del evaluador.
La continua clarificación de estos dos conceptos ha dado lugar a una serie grande
de modelos de aprendizaje, por ejemplo: por descubrimiento, significativo,
cooperativo, colaborativo, etc.; y de enseñanza: centrada en el alumno, centrada
en el programa, activa, etc. La evaluación, en cada caso, ha hecho énfasis sobre
determinado tipo de procesos y resultados considerados centrales a esos
modelos.
3
educativo, determinando hasta dónde podrá llegar en el mismo. Esto es, el bagaje
cultural con que el alumno inicia un ciclo escolar determina su interés y habilidad
para abordar ciertos conocimientos y poner en juego ciertas habilidades como las
de lectura, búsqueda de información, reflexión, etc.
En este sentido no es válido esperar que todos los alumnos logren los mismos
objetivos o tengan los mismos resultados en forma equivalente, porque no todos
parten de un mismo bagaje sociocultural y académico. Esta situación exige un
concepto de evaluación personalizado, especialmente en cuanto a los criterios a
considerar, que permita dar a cada uno con entera justicia un juicio de valor sobre
el esfuerzo realizado y el desarrollo obtenido.
4
aprendió, entonces el programa, el docente, etc., son correctos; y bastará para
ese juicio con que, al menos, algunos alumnos aprendan.
5
debe ser tenido, hoy en día, como un ser con voluntad, pensamiento, afectos,
resistencias al cambio, capacidad de discernimiento, etc.; que puede modificarse
a sí mismo pero requiere apoyarse en el contexto que incluye a los otros —
compañeros, docentes, directivos, padres de familia— que conforman la dinámica
en la que adquiere y desarrolla nuevas formas de mirar y reaccionar ante la vida.
El alumno está siempre en relación con los otros y aprende, precisamente, esa
relación y cómo cambiarla.
Las competencias que forman parte del logro académico del alumno no
corresponden ya a los conocimientos y habilidades que se tenían por valiosas
hace unos años. Actualmente, las posibilidades de acceso a un mundo de
relaciones a través de los medios electrónicos (enciclopedias y programas
interactivos, Internet, chats, comunidades de aprendizaje, etc.) demandan al
alumno el desarrollo de competencias distintas para la búsqueda, selección y uso
de información, y para la relación con otros. Las habilidades necesarias para la
lectura de un libro, por ejemplo, no son equivalentes a las que hoy se requieren
para la lectura de una pantalla de computadora en la que se ofrece un amplio
rango de posibilidades de información, dentro de estructuras anidadas, mediante
la selección de vínculos de hipertexto. Hoy en día, la selva de posibilidades sobre
un tema particular que otra selva de buscadores ofrecen al alumno, requiere de él
competencias para una búsqueda rápida y superficial pero eficaz, que incluyen
habilidades de skimming y scanning, y que han cambiado nuestro antiguo
concepto de lectura.
Hoy, el desarrollo académico del alumno se asemeja cada vez más a las ideas
anticipadas en la década de los 60 por Iván Illich en su libro La sociedad
desescolarizada. Las nuevas concepciones sobre el desarrollo académico
deberán incorporar, junto a la automatización en la búsqueda y acceso a la
información que la tecnología nos impone, un humanismo renovado que
considere al alumno, no sólo como un individuo, sino como una persona definida
por las relaciones que establece con los demás.
6
• Observación participativa del docente, continua en cuanto al desarrollo y
extensa en cuanto al contexto.
• Promoción y depuración progresiva de autoinformes (orales, escritos,
mediante entrevistas o cuestionarios, etc.) del propio alumno, en los que haga
intervenir sus juicios, percepciones, ideas, actitudes, prejuicios, etc.
• Acuerdo con los alumnos de los niveles de ejecución a que se aspira en el
curso y los tiempos en que deben lograrse.
• Identificación con el alumno de contenidos y procesos que se requieren para
lograr el dominio de un contenido o competencia por el alumno, y su
promoción por el docente; y acuerdos en la forma y responsabilidad de cada
uno para obtenerlos.
• Apertura para revisar conjuntamente las decisiones tomadas por el maestro
que afectan al alumno.
• Utilización de diarios de trabajo, maestro y alumno, como medios de registro
de sus actitudes, sentires, etc., en apoyo de una reconstrucción y revisión del
proceso educativo para la toma de decisiones.
• Someter al juicio de otros docentes las formas de enseñar y evaluar del
profesor mediante clases simuladas, para recibir retroalimentación y opiniones
diversas sobre ellas.
• Situaciones que aclaren la forma como el alumno aplica el conocimiento para
resolver problemas reales con valor social o comunitario, sin importar dónde lo
aprendió, quienes son los autores o qué dijeron exactamente éstos.
¿Qué aprende el alumno, por ejemplo, cuando sobre la lectura de una obra
literaria el maestro le pide que recuerde y escriba algunos de los diálogos de los
personajes? Respuesta: que el uso de la memoria es necesario si se quiere salir
bien en esa materia. ¿Qué aprende, si en vez de los diálogos, se le pide una
exposición “con sus propias palabras” de lo que trata la obra y de su importancia
7
literaria? Respuesta: Que su manera de entender las cosas debe coincidir con la
del profesor si quiere obtener una buena calificación. ¿Qué aprenderá, si en vez
de lo anterior, se le permite discutir sus puntos de vista sobre la obra con sus
compañeros y el maestro poniendo a prueba sus opiniones y argumentos?
Respuesta: Que pensar es una característica individual cuya expresión es una vía
para relacionarse y comunicarse con otros, que de esa comunicación puede
obtener opciones diferentes sobre la forma de ver las cosas.
Reflexión: ¿Qué están aprendiendo mis alumnos de las formas como los he
venido evaluando?
Reflexiones: La evaluación del logro académico debe servir para que el alumno:
• sepa cómo ha sido, en general, su ejecución: estudio, interés, esfuerzo,
comprensión, etc.; y pueda tomar conciencia de sus logros, fallas, intereses,
dificultades, debilidades y fortalezas; y decidir por sí mismo qué hará al
respecto,
• comprenda su papel e influencia dentro de las dinámicas de los grupos
sociales a los que pertenece y con los que interactúa,
• tenga claridad en la forma como los otros interactúan con él y lo afectan, y
para que los otros tengan claridad sobre su papel en la determinación de las
8
circunstancias imperantes y estén en posibilidad de planear nuevas
estrategias de acción que las mejoren.
5. Epílogo
6. Referencias bibliográficas
1. Bolivar, A., s/f. Cómo mejorar los centros educativos, Síntesis S.A., Madrid.
2. Darling-Hammond, Linda (2001), El derecho de aprender. Crear buenas
escuelas para todos, Ariel Educación, España.
3. Fullan, M. y Hargraves, A. (1994), La escuela que queremos. Los objetivos
por los que vale la pena luchar, Secretaría de Educación Pública, México.
4. Hargraves, A. (1994), Changing Teachers, Changing Times: Teachers’
Work and Culture in the Postmodern Age, Cassell, London.
5. Rosales, Carlos (1997), Evaluar es reflexionar sobre la enseñanza, Narcea
S.A., Madrid.
6. Rossman G. B., H. D. Corbett y W. A. Firestone (1988), Change and
Effectiveness in Schools: A Cultural Perspective, SUNY Press, N. Y.
7. Stoll, Louise y Dean Fink (1999), Para cambiar nuestras escuelas. Reunir la
eficacia y la mejora, Ediciones Octaedro S. L., Barcelona.
8. Stufflebeam, Daniel L. y Anthony J. Shinkfield (1986), Evaluación sistemática.
Guía teórica y práctica, Paidós/M.E.C., México.
9
Cuadro 1. Principales modelos centrales al concepto de evaluación:
10
determinado; que guíe la toma de decisiones en la
solución de problemas y la comprensión del
fenómeno implicado.
5. Centrado en el cliente: • (1967, 1975) llamado “evaluación respondente”, se • Robert Stake
basa en las ideas Tylerianas ampliándolas a la
evaluación de los antecedentes, el proceso, las
normas y los juicios. Busca trabajar con y apoyar a
quienes desarrollan e imparten servicios educativos.
6. Contrapuesto: • (1973) dos equipos evalúan pros y contras de un • Thomas Owens
programa para clarificar sus principales problemas
7. Holístico: • (1971, 1972) de una reunión en Churchill College, • Robert Stake, David
Cambridge, que buscaba alternativas a la evaluación Hamilton, Malcolm
de tipo Tyleriano, surge la “evaluación iluminativa” Parlett y Barry
que se basa en la investigación de tipo antropológico MacDonald
que no busca manipular o controlar las variables
contextuales sino observarlas, para estudiar, más
allá de los resultados, la totalidad de un programa:
su base lógica, su evolución, sus operaciones, sus
logros y dificultades.
8. Orientado al • (1967) busca proporcionar información que ayude a • Michael Scriven
consumidor: los profesionales a ofrecer productos y servicios de
calidad y utilidad para los consumidores. Desplaza el
énfasis de la evaluación de los objetivos hacia las
necesidades del consumidor.
11