(Sobre la obra de Julio Inverso)
(...) La escritura de Inverso sugiere por momentos un
La siguiente transcripción se hizo a partir de unas fotocopias del tomo V,
de la obra de Julio Inverso, editado por Vinten, en Uruguay y que llegaron
a México de mano de Héctor Hernández quien llevaba en su maleta esta
galaxia sumergida en el mar.
Red de los poetas salvajes
Papeles de un poseído, Julio Inverso
Diseño: Yaxkin Melchy
Reproduzco acá la nota del editor en tanto que los saltos en la numeración de
algunos de los textos corresponden a partes que no fueron proporcionadas en la
edición original, por lo que se desconoce si fueron suprimidas por el autor. También
se han mantenido ciertas licencias antiortográficas del original mecanografiado.
Impreso en México DF. - Santiago de Chile. 2011
reddelospoetassalvajes@gmail.com
Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5
México de Creative Commons.
hablante maldito, pero también sugiere un hablante que se
disfraza de noche para explotar un lugar estratégico, una voz
travestida que es conciente de dicho travestismo. Así, en Cielo
Genital (2001), cuando expone las razones de su escritura: “La
hago porque es mi trabajo, mi sencilla masturbación. La hago
para escapar de la confusión y de la chatura (del apestoso
crimkumcramkum cotidianto) (el mismo chacachacachaqueo
de siempre del maldito universo). Soy poeta porque mi postura
es netamente antisocial. Y lo seguiré siendo para no participar
jamás de los meganegocios.” (p.8)
La ciudad de Juan Morgan (heterónimo de Inverso en los
textos inéditos que regalaba a sus amigos, personaje en su
obra) está habitada por brujas y fantasmas generacionales
que se yuxtaponen, poéticas residuales pugnan con poéticas
emergentes, y los actores deciden menos crear un espacio de
debate que luchar en el silencio. En el texto titulado “Poema”,
de Falsas Criaturas, la ciudad es narrada como un espacio
difícil de interpretar: “Es difícil ubicar una casa porque las
casas ruedan, giran, flotan y tras ellas y tras apariencias de
árboles y tras máscaras rojas o negras se ocultan los lobos,
siempre al acecho.(...) Se trata de una ciudad sin calles, con
puentes suspendidos en el espacio y gnomos verdes que hacen
jardinería en la noche, (...) pero ningún extranjero que llegue a
ella con su morral deseará permanecer allí pues el silencio es
muy, muy profundo.”
El sujeto se halla en una circunstancia anómala, siempre
“va a”, o “quiere que”, habla menos de lo que hace que de
la autoconciencia de lo que debe hacer. El poema es algo
coyuntural, la poesía es el padecimiento de una sospecha nunca
confirmada. La escritura funciona por contagio asociativo, la
fuerza centrípeta del texto no puede contener a una continua
proliferación fabulatoria donde voz y cuerpo no conforman
unidades discretas. El texto es un escenario pretérito que se
recrea para recibir una visita que nunca llega: “conozco una
idea que hará real al universo pero hay un perro salvaje dentro
de ella”.
 Esta idea inasible se encuentra por fuera del texto, la poesía
de Inverso no es ni una continuación ni tampoco un cierre de
lo que se hizo en los ochenta ya que su búsqueda, antes que una
autoconciencia reflexiva de la actividad creadora por medio de
lo formal, va por el lado de la conmoción, es un volver a sentir.
Como apunta el crítico español Valente, el poema es el afuera
para Guille
de una interioridad enigmática que contagia de enigma este afuera.
Halla en el dolor la perfección necesaria para volver a hablar de
la soledad, el amor no correspondido, la vida en la ciudad. Por para el Chueco Maciel
ejemplo en su poema titulado “Amor”, de Agua Salvaje (1995):
“Hace mucho que te conozco. Hemos andado muchos por ahí.
Hemos cantado. Porque somos muchachas y estamos llenas
de vida. A veces me pregunto por qué sonrío constantemente
cuando estoy contigo. Te veo. Siento tu olor. Quiero ser tu
perro faldero, para que me levantes del piso frío. Tengo miedo
de morir asesinada. La vida es estruendosa y yo estoy solitaria,
lejos. A veces pienso en llorar, mucho, hasta morir. Estoy
sola.”(p13)
¿Queda algo más por decir? Muchísimo, pero sobre todo
dejar de hacer odiosos paralelismo entre la vida de un artista
y su trabajo. La poesía no es algo tan importante en estos días
como para prefigurar la vida de un hombre, y menos su muerte.
Me pregunto sin embargo acerca de algunos oportunistas
que ya ocupaban lugares de poder dentro del campo literario
uruguayo cuando Inverso, encerrado en un pequeño cuartito
de la casa de sus padres, recibiendo las visitas de sus amigos,
luchaba por editar sus Falsas Criaturas. Aquellos genios de mirada
bovina, aquellos torremarfilístas decadentes. ¿Dónde estaban en aquel
entonces? ¿Dónde están ahora?

Manuel Barrios

7
 Primera Parte:

RESPIRACIÓN

PRÓLOGO
(amenaza)

el rock industrial hegemoniza la novela, procedente del norte

con quien no se han cortado amarras,
el mar & el fuego son fantasmas independientes, con cierta
propensión a la vagancia,
la tierra está representada con nombres de cristales volcánicos,
el aire es de metal, por sus dos caras,
el sueño que más se sueña es el amor,

1) este es, aprox., el panorama y éstos, los personajes participantes

2) no hay muchos animales porque los animales no usan
sustancias tóxicas
3) el autor es un personaje-faro pero no tiene nombre
4) Tiburón Kent, Vader, Sioux, Matías y Thelonius Monk
pertenecen a una saga inverosímil, un libro ruinoso que adquirí
por una suma irrisoria. He de confesar que aprendí mucho de
ellos
5) Stephen King: “la gente ha venido a ver el espectáculo y no
al director saludando entre bambalinas”. Qué hacéis leyendo mi
prólogo, ya deberíais estar leyendo el libro

En el liceo no tuve novias. Era muy tímido y mis instintos

bestiales, además, no se habían desarrollado. A los 15 las chicas
preguntaban: “Por qué te ponés histérico cuando hablás de ese
tal Fritz Lang?” Naturalmente, nadie en la clase sabía quién era
Fritz Lang y me consta que muchos se van a morir sin saberlo.
De modo que, ya a esas alturas, era un marginal por culpa de mi

8 9
madre, que me llevaba todos los días al auditorio del SODRE a ver
aquellos amarillentos plastos expresionistas alemanes y también
por un amigo que detestaba el fútbol y se la pasaba escuchando
óperas. Mientras se registraban estas torturas psicofísicas yo m
envenenaba aún más con mi tempranas lecturas de Bradbury,
Poe, Borges, Cortázar, Kafka, y Balzac. Y me iba poniendo cada
vez más entusiasmado con las cosas raras, mientras las chicas me
huían con solo olfatearme: yo apestaba a arte.
No quiero evocar nada más de ese período espantoso de
mi vida. Obviamente, fui feliz, como todo pibe que hace lo que
le gusta y que ve la vida abrirse muy grande como una autopista
de 10 carriles. Pero me faltaba la nena y eso me traía muy mal,
hacía tiempo. Empecé a deprimirme. Había leído en un libro
de divulgación científica una breve enumeración de los síntomas
que caracterizan a la melancolía y yo los tenías todos. Fue una
cosa fea comprobar que a los 17 años ya estaba enfermo.
2
Mi amigo, el operático, vivía en Artigas y se llamaba Klaus.
Él y yo habíamos hecho un rápido reconocimiento de
Strauss, Rimski y Tchaicovski y pronto pasamos a Bach. Nos
detuvimos bastante tiempo en sus abstractazas arquitecturas
salpimentándolas de vez en cuando con alguna cosa fácil
de Mozart o Vivaldi. Yo solía frecuentar Artigas durante las
vacaciones; tenía mis abuelos (hoy rendidos a las sombras) y un
tío y una tía. También estaba Marisel, un proyecto de doncella
que no he vuelto a ver en este mundo. Muchos chiquilines con
los que jugar, (Marisel, sin ir más lejos tenía 5 hermanos), pero yo
prefería por sobre todas las cosas la amistad de Klaus.
Un verano, llego a Artigas y mi amigo tenía las 9 sinfonías
de Beethoven y hacía tiempo que se venía castigando. También
había otras cosas nuevas, desconocidas para mí. Recuerdo que
pasábamos aquellos calurosos veranos encerrados en la pieza
de Klaus escuchando música y haciendo planes de futuro. Para
10
nosotros el futuro era una cosa muy concreta: algo así como
un muro pintado de negro. Nada de esperanza ni ilusiones.
Poné otro disco y ahora vamos a llorar. En ese sentido éramos
parecidos. Yo creo que Klaus estaba tan preocupado y angustiado
como yo. Pero la mutua compañía nos consolaba y pensábamos
además que estábamos tomando contacto con cosas importantes
y eso nos llenaba de orgullo. Las audiciones de Beethoven eran
prolongadas, desde el mediodía hasta el atardecer y cuando el
cielo se ponía sombrío nos denudábamos, salíamos corriendo
por un camino de tierra a toda carrera y llegábamos al río y allí,
splash!
El agua estaba tibia a esa hora, no había piojosos
bañistas que molestaran y la tertulia lunática que, sin saber por
qué, habíamos empezado, continuaba mientras nadábamos y
repetíamos sin cesar motivos de Ravel, Debussy y toda la tropa.
3
Yo sabía que Klaus era homosexual. Nunca me lo dijo y
siendo tan joven supuse que nunca habría tenida una experiencia
sexual completa. Pero había algo que delataba su “peculiaridad”
y además, en el pueblo, corrían rumores. Un día que Klaus no
estaba en su habitación (cosa rara) me puse a hurgar en sus
cajones y encontré cartas con algunos indicios comprometedores.
Me importaba un bledo, si vamos a eso. Pero existía el peligro
de que Klaus se enamorara de mí y eso me ponía incómodo.
Mis temores se vieron confirmados. Cuando empecé a estudiar
medicina conocí a Cassandra y me enamoré como un loco. Al
contárselo a Klaus en una carta noté su desazón. Estaba celoso,
pero eso no impidió que siguiéramos adelante con nuestra
investigación. A los 19 ya conocíamos a Wagner y creo que eso
nos rompió la cabeza. Después pasamos a Stravinski, Bartok y
Prokofiev. Era una fiebre.
4
11

El primer día, a primera hora, en la primera clase de
genética, conocí a Cassandra. Los que vieron “La Gioconda”
estarán podridos pero la Gioconda que conocí yo era de carne y
hueso. Además de medicina, estudiaba latín y epistemología. Me
lo dijo el primer día. Vamos a ver, esto está muy bueno. A poco
de eso, la invité al cine y ahí empezó un viaje psicodélico que
duró dos años. Los dos años que tuve a Cassandra. Recorrimos
todo el pentagrama del amor loco, jugamos con todos nuestros
fluidos, escuchamos a Wagner (como era de prever) y también
algo de Yes y Pink Floyd. Es raro que nunca pensamos en vivir
juntos. Decíamos que estábamos amancebados. Era bueno
porque tenía mucho de juego pero mi conocida locura hizo que
el hechizo se rompiera. Cassandra, un día, sin que mediara el más
mínimo obstáculo, empezó a quejarse de que mis manos estaban
frías. Mis manos que la habían enloquecido ahora le resultaban
repugnantes. No quería que la tocara. Estaba por volver Ferreira
Aldunate y Cassandra y yo íbamos caminando hacia la parada.
Ahora te dejo, no me ves más. Ni llorando de rodillas pude
despertar la menor piedad en ella. Fue un espanto. Se tomó el
427 y no me saludó por la ventanilla como solía hacerlo. Por eso
odio a Ferreira Aldunate.
5 que muchas de las mujeres que he conocido en mi vida y con las
Llegó el verano. Yo estaba solo. La puñalada de Cassandra
todavía me dolía. El único que hubiera podido ayudarme era
Klaus. Pero ese verano no fui a Artigas. Tenía pensado marearme
con algo muy pesado y así olvidarme de todo.
No sé de donde saqué la plata. Fui a la librería y me compré
los 7 tomos de “En busca del tiempo perdido”. 3500 páginas de
Proust tenían que surtir su efecto. Ese verano dormía de día y
leía de noche. Creo que ahí nació la poesía en mí. Este poeta
inmenso me hizo olvidar a Cassandra, a los idiotas de la facultad
y hasta borró mi propia miseria.
12
Por esos tiempos me había instalado definitivamente en
“La flauta mágica” y todas las noches la escuchaba vuelta y
vuelta mientras leía. Y leía y leía. No lo estudié. Me sumergí en la
obra por el puro deleite estético. Descubrí que Mozart y Proust
armonizaban. Fue una de las experiencias más deliciosas e mi
vida. Al volver cada página del libro aspiraba profundamente el
olor a fécula que manaba. Sin duda el antiguo poseedor de la obra
debió haber sido una persona muy respetuosa y devota. Subrayé
con lápiz los magníficos pasajes que hablaban de Beethoven y los
leí a algunos amigos hasta casi memorizarlos. Prisionero.
6
Cuando volvieron a empezar los cursos tuve que dejar a
Proust y empezar a estudiar fisiología. Vi a Cassandra con sus
otros novios. Me enfermé pero qué podía hacer? Ninguna otra
mujer me interesaba. Fue como si hubiese caído un telón desde
el cielo y engrisado toda mi vida. Estudiar me resultaba muy
pesado. No asistía a las clases y más de una vez tuve que bajarme
del ómnibus presa de una crisis de llanto. Cuando andaba por el
barrio, de noche, me entristecía el espectáculo de la prostitución.
En eso he cambiado. Hace poco me acosté con una puta y pude
ver que era mucho más humana, más intuitiva y más inteligente
cuales tuve noviazgos en regla. Pero no quiero apresurarme. Esta
es mi autobiografía y hay que respetar el orden cronológico, no?,
además no quiero que vayas pensando que soy un quilombero.
7
Sé que Cassandra tuvo muchos tipos. Ahora está casada y
tiene hijos. Me importa un bledo. En mis poemas hay siempre
una imagen femenina que perdura en mi memoria pero no es
ella, es LA MUJER o, si querés, EL AMOR. Sería tonto escribir
poesía pensando en una mujer concreta. Dante y Petrarca eran
13
dos boludos, bueno, eran otras épocas. Además, es probable
que Beatriz y Laura fueran dos minas de la planta, no como las
guarras que encontrás ahora por ahí.
8 A través de las palabras y los gestos de Emilio yo me encontraba
José me captó y empecé a militar con los troscos. Salíamos
de la dictadura y, según las caracterizaciones del partido, el
gobierno burgués que sucedería a los milicos no podía brindar
nada y no le augurábamos mucho futuro. Se venía la revolución.
En el partido se discutían cosas interesantes, se hacían ruidosas
fiestas y homenajes a Trotski todos los meses.
Entre los estudiantes de letras había un sujeto singular, que
enseguida capturó mi atención. Se llamaba Emilio y estudiaba
filosofía. Llevaba el pelo largo, horribles lentes y unos zapatos
marrones con hebilla que eran para tirarse al piso a reírse.
El tipo era de una verba creativa y una sensibilidad inhallable.
Muchas veces en vez de hablar, que era lo que se esperaba de él,
emitía graznidos corváceos. Nos habíamos visto muchas veces
pero jamás nos saludábamos. El hombre tiene algo, le comenté
un día a José. Detesto el manierismo, me respondió el stalinista.
9 Estaba muy metido entonces con Mann y Musil y de eso no
Ese año conocí a los Talking Heads y nunca más volví a
escuchar a los clásicos. Tenía el tercer disco, “Fear of music” y
los escuchaba todo el tiempo. La cubierta del long play simulaba
la tapa de una alcantarilla, con pequeños habanitos en relieve y el
nombre de la banda en el ángulo superior izquierdo. Me fascinaba
la onda del grupo y con mi rudimentario inglés entendía que los
tipos eran geniales poetas. Todos los días, al preparar el mate,
ponía el disco y esto me daba ánimos para empezar el día. Mi vida
se reducía a estudiar (poco), militar (mucho) y leer nuevas cosas.
Ya había empezado a escribir poesía tomando como modelo a
Maiacovski.
14
En esas estaba cuando apareció Emilio por mi casa. No sé
que dramas tenía pero cuando vio mi fornida biblioteca, las cintas
y los objetos extravagantes que yo había estado coleccionando se
entusiasmó como un niño. Pasamos una velada muy agradable.
con lo mejor de mí mismo; me sentí identificado con su visión
y, hay que decirlo, totalmente embriagado por el pachulí que
llevaba. De pronto, extrajo de la billetera un cigarrillo y me
explicó que se trataba de cannabis indica o porro o cuete o joint
o marlo o petardo, también llamado bagullo, vaciado, es decir,
droga. Fumamos el extracto seco y quedamos atontados. Yo me
sentía como si me hubiesen envuelto la cabeza con una frazada.
Ahora, me dijo, podés convertirte en tu dedo gordo del pie.
Cerré los ojos y pensé en el dedo gordo de mi pie derecho y era
como si todo yo fuese un dedo. Me empecé a reír. Emilio fumaba
también por primera vez.
10
Él me decía “poeta” y yo hacía lo mismo con él. La verdad
es que yo no tenía mucha idea de lo que era la poesía, no era un
lector de poesía y lo poco que había leído me parecía rarísimo.
me sacaban. Maiacovski me resultaba accesible porque hablaba
de la revolución y porque era muy llano, pero la poesía de
vanguardia me desconcertaba. Cuando enfrentaba a algún poeta
no podía dejar de sentirme hechizado por el uso de las palabras.
Eso y nada más. Era incapaz de conceptualizar un poema, de
entenderlo en términos globales. Lo aceptaba como golosinas
pero los encontraba insustanciales.
Emilio, en cambio, ya leía a Baudelaire o si no lo leía por lo
menos usaba el volumen de su poesía completa como un talismán
o un fetiche. Y además, escribía Y escribía muy bien. Tenía una
carpeta llena de textos inclasificables. Me decía: Si tengo que usar
cuatro páginas para describir un color o un perfume, lo hago.
15
 Nuestros nervios se fueron imbricando poco a poco. El
bagaje cultural particular de cada uno era muy diverso de modo
que todos los días yo aprendía algo de él y él algo de mí. No
sentía por Emilio la camaradería que me despertaba Klaus, por
ejemplo, pero si sentía una admiración parecida al endiosamiento.
11
A menudo lloriqueaba yo por Cassandra y Emilio, que era
muy terminante en sus juicios me decía: no hables más de esa
mujer. Fue.
Hacia fines de ese año ocurrieron varias cosas importantes.
Me ennovié con Clarise, una compañera de facultad, Klaus
se vino a vivir a Montevideo para estudiar dirección orquestal en
el Conservatorio y, por fin, Emilio y yo desertamos del partido.
Clarise era una mujer excelente. Y me amaba. Pero
yo no supe quererla. Klaus frecuentaba mi casa y yo a veces
condescendía a escuchar algo de música académica. Por esa
época habían jornadas bastante alegres con Klaus, Clarise y
Emilio. Andábamos juntos y escuchábamos las nuevas cosas
que iban entrando: Cure, The Clash, R.E.M, Pistols, Wadalcanal
Diary, Pshicodelic Furs, Bauhaus, Killing Joke, New Model Army,
Mercenarias, Paralamas, Tom Waits, Laurie Anderson. A Klaus el
pop no le iba pero se lo bancaba todo con tal de estar conmigo.
Emilio sabía retirarse a tiempo y siempre me decía: Tratá
bien a tu mujer.
12
A Clarise la veía poco y a Klaus, mucho. Cierto día yo
estaba durmiendo y llegó Klaus. Entró a la pieza, puso un disco
y se instaló a escuchar. Era “El lago de los cisnes” y ya los
primeros compases me habían despertado. Sin embargo seguí en
la cama haciéndome el dormido. En determinado momento hice
un movimiento brusco y pateé el escritorio, que estaba a los pies
16
de la cama, con lo que saltó el brazo del tocadiscos produciendo
una distorsión en la música. Lo hice a propósito, por pura malicia;
más civilizado hubiera sido levantarme de la cama, saludar a mi
amigo y pedirle que me dejara descansar, que pasara en otro
momento. El pensó que eso había sido un espasmo de mi cuerpo
y como me creyó profundamente dormido, se fue.
Al día siguiente recibí una carta por medio de la cual Klaus
me declaraba su amor. De puro cabrón que soy le escribí una
respuesta donde lo trataba de reprimido y de policía. Además
le decía que su excesivo fervor y devoción por los clásicos tenía
origen en su represión sexual. Soy consciente de que fui hiriente
e injusto, pero lo hice con ánimo de rechazarlo violentamente, de
alejarlo de mí y de hacerle entender que perdía su tiempo.
13
Klaus no apareció más. Me enteré por otra gente que estaba
muy herido pero, qué podía hacer yo? Clarise, en navidad, en un
ascensor, me dijo que no me quería ver más. Emilio apareció esa
noche, después de haber cenado con su madre y dijo no se qué
del ascua de mi cigarrillo.
Eran como las 2 de la mañana. Yo estaba tomando mate
en la vereda mirando las fogatas de Cebollatí. Clarise me dejó, le
dije. Vos no la querías, me recordó él, dame un mate. Otra vez
empecé a lamentarme de mi suerte. Emilio, por toda respuesta,
sacó un paquete del bolsillo del pantalón. Estuve por el local del
partido; todo el mundo estaba borrachísimo y fumando cuetes; en
medio de la confusión generada por la festividad del nacimiento
del Judío Eterno hurté este crayón: vamos a hacer unos graffitis.
Dale, boludo, no te preocupes por lo de Klaus. Mirá que estuve
muy mal, dije. Y cuándo estuviste bien vos?, me dijo él.
Fui a buscar el saco y salimos. Grafiteamos por el barrio
Sur, el centro y la Ciudad Vieja hasta que amaneció. Entre las
cosas que pusimos estaban estas frases:
BASTA DE PORNOGRAFÍA VISTAN A CRISTO
17
 VOTA A NADIE NADIE TE DA PELOTA
SE LLAMA ENCANTO FEMENINO AL TAPARRABO
DE LA PELOTUDEZ
LA LUNA ES TROZO DE MÍ
14
Habíamos firmado los graffitis como COMANDO
BUSTER KEATON y al poco tiempo de haberlos hecho la
gente ya hablaba de nosotros como de dos crípticos androides,
dos vampiros que vivían en un sótano. Fuimos invitados a
un programa radial y aparecimos en la prensa. Las revistas de
poesías de Buenos Aires hablaban del COMANDO BUSTER
KEATON. Emilio y yo nos cagábamos de risa y volvíamos a
salir. En una iglesia pintamos: LUBRICIDAD DEL CHIVO,
GENEROSIDAD DE DIOS. Al día siguiente, al pasar por
ahí, habían borrado la inscripción. En la escuela de psicología
estaban haciendo un estudio sobre la creciente ola de graffitis y
fuimos invitados a participar de una mesa redonda, junto a otros
grafiteros, en un anfiteatro donde habría unos 700 estudiantes.
Emilio dijo:
“Bueno, el Comando se constituyó en la pasada navidad,
espontáneamente y fue nuestro propósito prodigar un poco
de poesía a los tristes muros de Tontovideo. Mi camarada y yo
hemos hecho la solemne promesa de suicidarnos a los 23 años
dado que consideramos indigno de un poeta el trascender esa
edad”.
Nos acribillaron a preguntas, pero Emilio y yo nos
mostramos lo más reticentes posible, escamoteando los
significados de nuestras acciones, sólo con el propósito de generar
en torno a nosotros un halo de misterio. Yo, en particular, me
había pasado al punk y vestía de negro, botas militares y chaqueta
de cuero, amén del peinado erizado y eléctrico. Esa noche Emilio
y yo nos levantamos dos chicas muy cachondas.
18
15
Empezó otra vez el año lectivo. Me tocó asistir al hospital
de clínicas. Ese año tenía que estudiar semiología, es decir, los
síntomas y signos físicos. Estaba bueno. Teníamos clases teóricas
en un salón del piso 7 del hospital. Ahí conocí a Ojo de Baal y
a Lucía.
Eran novios. Ojo de Baal era del interior y su aspecto
exterior era común y silvestre. No obstante, poesía uno de esos
cerebros privilegiados; estaba poseído por el genio, la creatividad
y un sentido práctico que siempre me asombró. Podía hacer tan
bien un trabajo de carpintería como una cena exquisita y además, y
esto es lo que a mí siempre me ha interesado más, estaba chalado.
Cuando empezamos a intimar le presté los cuatro romos de “El
hombre sin atributos” de Musil. Nunca me fue dado observar
un intelecto tan analítico y una originalidad tan grande como la
de Ojo de Baal. Tenía un sentido del humor fantástico y vivía a
mil, todo desordenadamente, todo al mismo tiempo. Una gran
energía. Lucía, su compañera, era flaquita y tímida, discreta y
siempre asombrada por nuestras locuras. Yo todavía mantenía
lazos con Clarise, después de muchas discusiones y devaneos, de
modo que la banda se había ampliado. Éramos cinco contando
a Emilio.
16
Ojo solía decir que en la historia de la humanidad no había
pasado gran cosa exceptuando dos o tres obras escupitajas. Si
uno llegaba de improviso a su casa era posible encontrar una
alpargata en un plato de sopa, cosas así. Emilio era un fanático
de Ojo y dijo que teníamos que lograr que él fumara también el
hierbajo loco. Dije que tratándose de una mente abierta, santa
y resplandeciente como la de Ojo, no se negaría a probar con
nosotros el hierbajo. Bueno, pero y de dónde lo sacamos? Y,
no sé, no tenés ningún contacto Emilio? No, pero tengo estas
19
semillas, podríamos plantarlas no?
Así fue como Emilio, Ojo de Baal y yo, en pocos meses,
tuvimos nuestras propias plantas de marihuana. Cuando
florecieron hicimos la cosecha y siguiendo las ordenanzas
de Baudelaire en “Los paraísos artificiales” preparamos un
concentrado de cannabis.
Ojo de Baal se reía sin parar y Emilio salió al patio, se
trepó al muro lindero y gritaba: OH, luna, dame inspiración.
Ojo de Baal, enojadísimo bajó a Emilio del muro y lo amonestó
severamente.
Date cuenta, me decía a mí, entre estos yuyos, el olor y los
gritos del tarado éste, es un papelón, vamos a ir todo en cana.
y así siguieron pasando alegres días
17
Ojo de Baal y Lucía se querían mucho pero ya estaban en
las últimas. Ojo, una vez que se calentó conmigo, me dijo: Vos
sos un hijo de puta, un traidor, te gusta Lucía y hacés todo lo
posible por disimularlo, pero a mí no me engañás. No estaba del
todo errado aunque las cosas no eran exactamente así.
Paso a explicarme:
A mí Lucía no me daba ni frío ni calor, por otra parte, yo
estaba con Clarise. Pero una vez la vi comer una naranja (a Lucía
le encantaban las naranjas) y estaba sentada en una escalerita que
conducía al baño (en casa de Ojo), tenía las piernas abiertas y
todo el pelo en la cara y me dio toda la impresión de un animalito,
ponele que un pajarito. Cualquiera que hubiera visto eso, se
hubiera enamorado o yo ya estaba enamorado? No sé.
Ojo de Baal me invitaba seguido a quedarme a dormir
en la casa. Cuando Lucía no estaba dormíamos juntos en una
cama de dos plazas y más de una noche desperté sobresaltado
preguntando Qué pasa, qué pasa? al sentirme abrazado por Ojo.
Al otro día le comentaba: Ayer, dormido me confundiste
20
con Lucía y te me venías al humo. Y vos qué hiciste? me
preguntaba él riéndose. Y, yo te dije: qué pasa, qué pasa.
MORALEJA: NUNCA DIGAS QUE PASA QUE PASA.
18
La relación entre Ojo y Lucía se resquebrajaba a todas luces
y era una lástima porque no había nada mejor para Ojo que Lucía
y viceversa. Lo mío con Clarise también estaba siendo y no había
solución ni nos interesaba buscarla. En mi caso, desembarazarme
de Clarise y su cariño pegajoso era mi máxima aspiración. A mi
me gustaban otras, entre ellas Lucía. Y a Ojo le gustaba Clarise.
En realidad, lo que nos pasaba era que estábamos muy
solo. Veintipocos años y ya le teníamos horror a la sociedad.
Un mes después de las rupturas Ojo se quedó con Clarise
y yo con Lucía. Para Ojo, mi incipiente relación con Lucía venía a
ser una confirmación de sus temores y también en fin de nuestra
amistad. Nunca más volví a verlo. Me enteré que Clarise quedó
embarazada y tuvo que pasar por el horrible quirófano, que Ojo
estuvo en Canadá y quedó fascinado, que fue taxista y amenazaba
a los demás motoristas con un machete y es probable, por el tipo
de vida que siempre llevó, que ahora esté 10 metros bajo tierra.
19
Yo sabía que a Lucía la habían operado de apendicitis, que
le gustaban Mondrian y Piero Della Francesca, que su madre la
sobreprotegía, que tenía ojos de muñeca y piel de niña, que era
de Paysandú, pero después me enteré que le temía a los truenos,
que yo le parecía el poeta más esplendoroso de la era, que a ella
le encantaba mi perfume y a mí el de ella y a ella el mío y a mí el
de ella y a ella el mío y a mí el de ella,
20
21
 Ni Lucía ni yo trabajábamos, de modo que teníamos todo
el tiempo del mundo para leer, escuchar música, hacer el amor y
dar largos paseos por la Ciudad Vieja. Un departamento al lado
de mi casa se desocupó y Lucía dejó la pensión donde vivía y se
mudó al lado de casa. Decoramos juntos el departamento con
cuadros de Chagall, Modigliani y Klimt, flores, hojas de palma y
frascos de esmeril. Cada 15 días Lucía recibía una encomienda
que le enviaban sus padres de Paysandú, con alimentos, bebidas y
algo de dinero. Emilio solía visitarnos con personajes estrafalarios
de la fauna nocturna de Montevideo de manera que pronto
fuimos una banda pesada dedicada básicamente a actividades
demenciales. Entre los nuevos amigos se contaban: Honorio
Della Nucca, ingeniero, genio sin casa, poeta y loco de los
boliches alternativos, Floridel, bailarina vegetariana, Thelonius
Monk, eximio guitarrista del rock and roll zen, Moebius, pianista
de la banda de Thelonius, aficionado al jazz y a la física cuántica,
Rintrah, héroe de una saga nórdica sin maquillaje, Polita,
estudiante de psicología, medalla de cuero en gimnasia sueca,
Violeta, empleada en una tienda de lencería y fabricante de flores
de papel. Mucho rocanroll,
21
Por intermediación de un tío conseguí un empleo en las
carreras de galgos. Mi labor consistía en anotar los nombres
de los animales en unos cuantos pizarrones carcomidos en
una oficina en el barrio Goes. Luego de corrida la carrera yo
me levantaba de la pila de diarios que usaba a modo de sofá
y escribía el nombre del ganador, distancia, tiempo y premios.
Unos cuantos viejos desdentados y con grasientos sombreros
resoplaban por encima de mi hombro mientras yo hacía este
ingrato trabajo que ya me tenía completamente enfermo desde
que lo empecé. Las apuestas eran a menudo fuertísimas y me fue
dado asistir a la ruina económica de no menos de cien familias.
Por las tuberías que atravesaban el salón las ratas gordas parecían
22
hacerse organizado en carreras alternativas que no habían pasado
desapercibidas para los ávidos apostadores. En un rincón cerca
de la puerta, otros viejos mal encarados gastaban absurdamente
sus míseras jubilaciones en carreras de cucarachas a las cuales los
más astutos arrancaban alguna pata o envenenaban con polvos
estrafalarios que obtenían en la botica. Casi todo el poder y
el dinero estaba en manos de la mafia que, clandestinamente,
gobernaba la administración de los negocios más rentables o de la
ruina completa. Todo dependía de la suerte y de las vinculaciones
más oscuras e ilegales que quepa imaginar. En los entretelones del
negocio se comercializaban armas y estupefacientes de manera
que había que andar con cuidado.
22
Gracias a las carreras de galgos, Lucía y yo teníamos
un buen pasar. Nunca nos faltaban pizzas, ni películas. Al
poco tiempo también Lucía se empleó en un centro de alta
contención para menores delincuentes y empezó a estudiar
pintura y cerámica. El departamento siempre olía sahumerios
y como éramos muchos (Emilio, Honorio Della Nucca, Polita,
Thelonius y Violeta) el jaleo era tremendo y empezamos a tener
problemas con los vecinos que pretendían oler marihuana cuando
estábamos haciendo una buseca. Thelonius y yo escuchamos el
cuarto disco de los Talking Heads, “Remain in Light” hasta casi
perder la cabeza. Fue por esos años que conocí a Apollinaire, De
Quincey, Hölderlin, y Dylan Thomas. Llegué a tener 700 libros
en mi habitación. Tenía muchos libros de filosofía en ediciones
raras que hacían las delicias de Emilio. El disfrutaba leyendo a
Spinoza, pero Kant, por lo general, lo hacía bostezar.
23
Al llegar el fin de semana tenía que ir a trabajar. No
hablaba más de tres palabras con ninguno de mis compañeros.
23
Me decían el “Galeno” y habitualmente giraban sus dedos en
las sienes a mis espaldas. Como siempre estuve loco y éste era
mi estado natural, no me importaba demasiado ser descubierto.
Ahí conocí a Tiburón Kent, que era hijo del gerente y cobraba el
jornal cinco minutos después de la entrada se iba sin más ni más.
Tiburón Kent estaba torcido de drogas y conocerlo fue para mí
una suerte. Era un poeta de la vida, rocanrolero y sensitivo, ese
tipo de gente que si uno no ve la echa de menos; su propuesta
era tan energética que resultaba imposible no seguirle el viaje
porque si había alguien que sabía dónde estaba la diversión, ese
era Tiburón Kent. Me costó bastante tiempo entender algunas de
sus actividades pero cuando resolví el enigma de su personalidad
pasamos a ser amigos incondicionales. Probamos varios tipos de
speed (anfetas), eso que te deja como los gatos locos trepándose
a los árboles. A menudo andábamos blindados como dos robots
pero, a diferencia de otros adictos, no usábamos las anfetaminas
para la marcha sino que nos quedábamos tranquilos dibujando
o escribiendo y realmente, muchas veces, salían grandes cosas.
24
Con Lucía estaba todo bien. Nos queríamos y durante
el breve tiempo que llevábamos juntos habíamos tenido varias
primaveras de amor. También riñas. Cuando terminamos cuarto
año de facultad, aprobamos los exámenes y nos fuimos al Pinar,
a una casa que Honorio Della Nucca nos cedió por unos días.
Fue una especie de luna de miel. Lucía me enseñó a cocinar.
Hacíamos el amor en la playa y en la oscuridad del dormitorio
Lucía me decía: Prendé la luz, porque si no, acá es todo una
salvajada. Con la luz prendida era la misma bestialidad. Siempre
cogíamos mirándonos a los ojos.
25
Floridel, la bailarina, estaba preparando un espectáculo
24
con un grupo y me dio una invitación para verla. No invitó a
Lucía. Esto a mí me olía a cargue y como tengo alma de payaso
fui a ver a Floridel al teatro y tenía pensado después, llevármela
por ahí a hincarle el diente.
Cuando llegué al teatro el espectáculo había comenzado.
He de aclarar que detesto el teatro y la danza pero me manqué
una hora y media sentado en una butaca viendo a aquel grupo
de principiantes. Al final, los actores bajaron del escenario y
levantaban a gente del público para bailar. Vi que Floridel me
buscaba entre los circunstantes de la platea y me escabullí como
una rata. Ya afuera, me tomé un ron doble en el bar y compré
muzzarella. Volví a la sala y ya todo el mundo estaba dispersándose.
Vi a Floridel en el escenario y trepé para obsequiarla con la
muzzarella. Ella se quedó encantada, abrió el paquete y los dos
comimos. Después se fue a cambiar. Bajé detrás de ella. Allí
mismo, hicimos el amor parados, en el vestuario.
26
Le fui con el cuento a Lucía. Le dije que me había enamorado
de Floridel, que no tenía remedio, teníamos que separarnos. Lucía
casi se vuelve loca, me tiró del pelo y me arrancó un mechón. Por
primera vez sentí lástima por Lucía, por ser tan inocente por ser
tan planta. Pero, me dije, si es una cuestión de lástima mejor me
voy con Floridel o con la primera que se me cruce. Ni yo mismo
podía entender el curso de mis emociones. Me llevé mis cosas
del apartamento de Lucía y al llegar a casa llamé por teléfono a
Floridel. Me trató con indiferencia, se hizo la estrella. Le dije de
vernos y alegó no sé qué compromisos de modo que me quedé
sin el pan y sin la torta.
27
Perseguí a Floridel por todas partes: en el grupo de expresión
corporal, en las casas de los amigos. Hasta que descubrí que ella
25
era una de esas minas de polvo único y después si te he visto ni
me acuerdo. Y Lucía? Qué estaba haciendo? Andá a buscarla y
pedile perdón, me dijo Tiburón Kent. Vos con esa mina te vas a
casar. Yo sé que nunca me voy a casar, nunca voy a criar un hijo,
nunca voy a ser un compañero y un padre. Maldición.
28
Para buscar consuelo, iba a la casa de Tiburón Kent.
Escuchábamos a los Pixies y fumábamos cuetes. Tiburón se
había comprado un sillón de terciopelo rojo y se instalaba ahí
como en un trono. Me dijo, con circunspección: Vos creés en
la magia? Le respondí que nunca había experimentado con la
magia. Vení me dijo, y empezó a subir las escaleras. Entramos
a un cuarto donde la única iluminación estaba conformada por
una vela. Mirá, dijo. Junto a la cama, colgando desde el techo, en
la punta de un alambre, había un diamante que giraba y giraba.
29
Al empezar quinto año de facultad conocí a Joyce
Hernández. Era un tipo gordo y muy escéptico. Su discurso,
minuciosamente estructurado, hablaba de que el destino del
hombre era la perdición sin remedio, de que la perdición le
parecía tan saludable como la salvación, hablaba de que el
hombre es malo por naturaleza y de que las categorías kantianas
de los valores estaban totalmente devaluadas. Siempre fumaba
marihuana y era uno de los grandes coleccionistas de cómics
que conocí. Vivía en la cama, escuchando a Frank Zappa. Una
turba de gente lo rodeaba: Pantopón, el Beefheart, el Manoplas,
Kátapax. El apartamento era un desbunde perpetuo. Todavía
estábamos en la época dorada del cuete y fumábamos el extracto
seco que Joyce curaba con cognac. Yo lo introduje en el culto a
Joy Division. Escuchábamos el “Closer” y yo le explicaba:
- Joy suena así porque desarrolló todo un concepto de la
26
gravedad, de los grave. Componían zapando detrás de Ian
Curtis que era un poeta epiléptico. Mientras Curtis recitaba
los demás iban generando climas tenebrosos hasta dar forma
definitiva al after punk siniestro pionero en sueños rotos al
margen de la legalidad. Curtis se ahorcó en mayo del ´80,
para poner fin a una existencia que siempre estuvo gobernada
por la angustia. Era un fanático de Herzog y la noche que
se mató el televisor quedó falseando en el comedor “La
balada de Bruno S”. Cuando la mujer lo vio muerto dijo:
SIEMPRE COLGABA DE AHÍ EL FANTASMA DE TU
ESPANTAJO.
- Pá loco –dijo Joyce –Muy fuerte. Y se le paró, al morir?
porque yo leí que a los que se cuelgan se les para.
- Francamente no sé –le dije
Pontopón consiguió un video de Joy Division en vivo y
cuando lo vimos no podíamos distinguir un tema de otro. Era
puro ruido. El guitarrista había declarado que la respuesta más
saludable de un auditorio le parecía la repulsa completa.
30
Volví a los brazos de Lucía. Ella me estaba esperando.
Todo fue simple, como siempre. Nos hicimos mil promesas. Ella
se deshacía en lágrimas. Tuve un estremecimiento al volver a
abrazar su cuerpo frágil y amoroso. Sus hombros y el perfume de
su pelo. Nos pasamos toda la noche tirados en la cama, hablando
con palabras azafranadas. Me preguntó dónde había estado, qué
había hecho. Le dije que acababa de regresar del infierno.
31
La trágica muerte de Joyce y el abuso de drogas me
precipitaron en un maelström depresivo. Hube de psicoanalizarme.
Es sabido que los psicoanalistas viven en Punta Carretas o
en Pocitos y que lucran con las angustias y los miedos de sus
27
pacientes. Los de diván, en especial, son Squire heads, se oponen
a las drogan (“te estás matando querido, si seguís entregándote a
esos vicios orientales te exponés a la ruina completa de cuerpo
y mente”), no salen de dos o tres esquemas que están en la
tapa del libro, el edipo, las fobias vistas como deseos sexuales
reprimidos, etcétera. Oí hablar de un psicólogo de escuela de
Lacan que tuvo a un paciente durante 7 años en su consultorio y
en todo ese tiempo no profirió más que monosílabos. La víctima
está hoy internada en un manicomio envuelto con frazada y
cintos. Si tenés alguna obsesión o trauma lo más seguro es que tu
psicoanalista te inocules otros nuevos, lo que está sencillamente
vinculado a los propios traumas personales del “profesional” y
nada más. La sesión dura 45 o 50 minutos y cuando se cumple
el plazo suenan sirenas para que te vayas aunque ese día estés
hecho un estropajo. Pero la cuenta, ridículamente abultada, llega
puntualmente todos los meses. Sin embargo, a pesar de todo esto,
me beneficié de la terapia, me sacó un poco la timidez aunque
nunca llegamos a la raíz de la problemática, al famoso inside. En
poco tiempo, abandoné la terapia, totalmente decepcionado, y
con el diagnóstico de: Al paciente le vuela la bata.
32
Mi depresión nerviosa se iba profundizando y empecé
a experimentar síntomas de hipocondría así que consulté a un
psiquiatra de la mutualista, el doctor Thermophillas. Yo estaba
al mango de anfetas y él en un viaje de demerol (lo saqué al
toque). La conversación fue muy cómica, tendría que haber
estado Emilio con la cámara y filmar esa consulta. Bien, dijo
Thermophillas, tómese una de éstas todas las noches, éstas otras
cada cuatro horas, éstas amarillitas cuando esté muy nervioso, es
un neuroléptico, ha comprendido? Ah, y también ésta inyección
cada veinte días. Buenos, nos vemos.
Salí del consultorio con aquel arsenal. Pastillas de todas
formas y colores. Me tomé el autobús y al llegar a casa Lucía me
28
estaba esperando. Y? Cómo te fue= me preguntó. Bien, bien,
tengo cápsulas para todo el año.
Esa noche, en el bajón de las anfetas, saqué todas las
pastillas de sus blisters y me las tomé con un litro de vodka.
Goodbye cruel World, i`m leaving yo today, goodbye all you
people, there´s nothing you can say to change my mind, goodbye.
33
A la mañana siguiente Lucía fue a despertarme y me
encontró tirada en la cama totalmente azul. Puso el grito en el
cielo. Llamaron al departamento de toxicología y explicaron que
había tomado más de 200 pastillas y un litro de vodka. Hay que
llevarlo al hospital de inmediato, fue la respuesta. Me internaron
en un CTI. Estuve tres días inconsciente. Todos los amigos
habían ido a verme. Me hicieron un lavado gástrico con carbón
activado. Cuando me desperté estaba lleno de tubos y sondas
por todas partes. Cómo estás?, me preguntó un médico. Quise
contestar pero no pude, tenía la visión borrosa, estaba mareado
y la cabeza se me partía como si tuviese un hacha clavada. Dormí
dos días más, despertando de ven en cuando. Lucía estuvo gran
parte del tiempo a mi lado hasta que la obligaron a salir del CTI.
Cuando recuperé el uso de mis facultades mentales se me acercó
un cura y empezó a hablarme de Cristo y de los santos. Largo, le
dije, no necesito el auxilio de ningún gurú, que venga el psiquiatra.
34
La psiquiatra de urgencia me dijo que me iba a internar
en un psiquiátrico para sacarme de los ambientes que habían
generado mi depresión y mi intento de autoeliminación. Ta,
bárbaro, pero decile al enfermero que me saque la sonda vesical,
quiero mear como dios manda. Yo estaba en pijama y de muy
buen humor. Me duché, fumé un cigarrillo y después me llevaron
al psiquiátrico en ambulancia. Me pusieron en una habitación con
29
un pelado que estaba ahí a raíz de no sé qué problema judicial.
Me dijo que trabajaba en el BPS, que tenía una pollería y una
discoteca. Puede que su delirio consistiera en querer engañar a
las gentes con semejante curriculum, pero el pelado era único en
todo el loquero que no recibía ningún tipo de tratamiento. Tuve
suerte porque todos los locos almorzaban con agua mineral, en
cambio el pelado y yo tomábamos coca cola. La primera noche de
estar ahí, todos los locos vinieron a nuestra pieza a conocer a los
“nuevos”. Se tomaba mate, se jugaba a los naipes, escuchábamos
a Jaime Roos y a Haendel. Éramos como 15 locos en una pieza
pequeña. Casi podría decirse que aquello era una fiesta. Ninguno
de los locos parecía estar más loco que yo.
35
Esa noche dormí bien. Al despertarme, desayuné café con
leche, pan con manteca y limbitrol. Me preparé el mate y salí al
patio. Recostado en una palmera, solo, había un muchacho de
unos 18 a 20 años, con grandes patillas y cara de irakí. Hola.
Hola. Qué hacés? Estoy por stress, me dijo y vos? Yo por
intento de suicidio. Estuvimos mateando tupido y al poco rato
ya hablábamos de nuestras experiencias con drogas. El usaba
constantemente una palabra “rodante”. Me di cuanta que en su
jerga, rodante, significaba cómico, gracioso. Le pregunté porqué
usaba esa palabra y me hizo este cuento:
“Una vez, estábamos con un pibe en la puerta de mi casa
fumando un bagullo así y pasó una gorda cargada con bolsas de
la feria. Se resbaló y se cayó. Se rompió la cabeza. Ricardo y yo
rodamos por el piso de la risa y ahí quedó: rodante. Sacás?” No
había reparado en que los locos ya estaban todos en el patio,
tomando mate y fumando como máquinas diesel. De pronto este
pibe, que se llamaba Vader (como el malo de “La guerra de las
galaxias”) se puso de pie y abrazando a dos dementes fue hasta
un ángulo del patio y le gritó a una mujer que tendía la ropa en el
balcón de un edificio vecino: EH! Estamos todos locos acá! Acá
30
también, gritó la mujer.
36
Esa tarde, a las cinco, vinieron las visitas. Lucía, Thelonius
Monk, Honorio Della Nucca, Violeta, Emilio y Polita. Trajeron
escones y yerba. Estuvimos tomando mate y les pedí por favor
que me trajeran los diarios de Anäis Nin y algo de Dostoievski.
Lucía lloraba y me la llevé aparte. Cuando la abrazaba y la
acariciaba y le decía que todo iría bien la sentí más frágil que
nunca. Pensé que si yo seguía así la iba a enloquecer a ella
también. A las seis sonó un timbre que indicaba el fin del horario
de visita. Cuando mis amigos se fueron me senté frente a un
matorral a meditar y me dije: bueno, ahora estás en un loquero
y por fin te has encontrado con tus iguales, los dementes, los
incomprendidos, los poetas desafortunados, los adictos, los
marginales, los desheredados, los sin echo. Bueno para vos que
sepas sacar enseñanzas de esta experiencia. El sol caía como una
cometa en algún punto indeterminado de cielo. El patio estaba
vacío. El matorral, verde y sepia, con flores rojas pequeñas como
los botones de mi camisa parecía emitir una música lenta y sutil.
37
Estuve releyendo algunos pasajes deliciosos de los Diarios
de Anäis. Yo tenía una edición de Bruguera, con fotografías,
y el texto era el que Guther Stuhlmann publicó con censura.
Cuando llegué a la parte en que Anäis hablaba de Artaud me
encolericé. Esa perra narcisista que se había entregado al tosco
pelón de Henry Miller y había hecho cualquier guarrada por
unos pocos dólares, acudió a una cita con Artaud vestida de
Marte para que Artaud no pudiera llegar hasta ella. Hija de puta!
No tengo nada contra las feministas, es más, SOY FEMINISTA,
como marxista, tengo que serlo, pero en éste país bacterio las
feministas no comprenden que para lograr la libertad de la mujer
31
es imprescindible luchar por los cambios en las estructuras
sociales, o sea, destruir al Estado burgués. Sin socialismo no hay
libertad ni igualdad para la mujer. Y una cosa más tengo para
decirles a todas esas feministas de pacotilla: ojalá que te den bien
por el culo. Y conste que te lo digo desde un manicomio.
Tiré a la mierda el ejemplar y agarré “El idiota” de
Dostoievski. He ahí un poeta.
38
Vader y yo pasábamos todo el día juntos, “rodando”.
Las mañanas en el loquero estaban saladas porque era cuando
se aplicaban los electroshocks. Los esquizofrénicos los recibían
todos los días. Había un pibe con el que se habían ensañado. Le
decíamos “El Pirámide” pero como lo mataban todos los días
pasamos a llamarlo “Electric Ocean”. Los efectos de tratamiento
habían logrado resultados sorprendentes en él. Al poco tiempo
dejó de delirar y se podía hablar con él de cualquier tema, incluso
de su enfermedad. Por las noches, todo se apaciguaba, por que los
locos se iban a mirar televisión y estaban horas frente al aparato.
Al cuarto o quinto día de estar encerrados le dije a Vader: Esto
es un mal viaje de ácido. Y el me contestó: No, es una mala
película norteamericana de los años 40. Estábamos hartos. Las
psiquiatras no aparecían. A mí lo que más me molestaba es que
no tenía privacidad para leer puesto que las fiestitas de naipes y
de mate se verificaban todas las noches en la habitación mía y del
pelado. Me dije: Tenés que mantener la calma porque si perdés
los estribos acá y le rompés la cabeza a algún enfermero te van a
mandar al Musto y ahí sí, agarrate!
39
A la semana de estar internado apareció la psiquiatra. Le
dije que me diera de alta porque estaba harto de las “fiestitas” en
mi cuarto. Me respondió; Bueno, es lógico, no estás en tu casa,
32
estás internado. Sí, pero esto está lleno de locos y yo estoy cuerdo
así que por favor dame el alta hoy mismo. Está bien, me contestó
ella y miró la mesita: Qué lees? A una puta y a un epiléptico, le
dije, sabiendo como sabía, que ningún psiquiatra de la República
Oriental del Uruguay conoce a Dostoievski y a Anäis Nin.
40
Volví a casa, a Lucía, a las carreras de galgos y a mis
estudios de medicina. Me agencié u psiquiatra como la gente y
traté de parar un poco con los tóxicos. Tenía media docena de
cuadernos “Mis trabajos” con anotaciones, cuentos y poemas
hechos bajo segundos estados de conciencia. De todo lo que
había rescaté uno 10 o 15 textos breves de prosa poética, los pasé
a máquina y empecé a mostrarlos a mis amigos. Me dijeron que
Tamara López una poeta, me conocía y estaba interesada en leer
mi poesía. La encontré y le di mis cosas. Ella quedó encantada
con mi material y me llevó a la editorial “La Trucha”. Los señores
editores encontraron mi poesía muy romántica, académica, gótica
e impublicable. Seguí escribiendo, poesía siempre, alentado por
Lucía.
41
Poco después, la editorial “Ni un centavo” me publicó
un pequeño volumen de poesía. Por esa época empezaban las
lecturas públicas en bares y en algunas veladas memorables mis
poemas fueron ovacionados. Un día recibí una llamada misteriosa
de una chica que me agradeció por haber escrito el libro. Creo
que esa fue la satisfacción más grande que he tenido desde que
escribo y publico. El libro se llamaba “Las fibras del romance” y
contenía lo mejor de mí, mi grito, la gozadera y mi respuesta ante
las grandes preguntas celestiales. Actualmente odio el espíritu
que anima a “Las fibras del romance” y entre una afeita bic y
ese libro me quedo con la afeita bic. Yo admiraba a Rimbaud y
33
muchas veces quise parecerme a él. Este sin duda es un grave
defecto que tengo.
42
En el bar “Los subterráneos” yo repartía gratuitamente
mi libro entre los circunstantes con indicaciones precisas de que
debía de leerse por la noche y, preferentemente, acompañándose
de alguna bebida espirituosa. “Los subterráneos” fue el pionero
de las lecturas de poesía en vivo, pero los excesos de cuatro o
cinco flacos ojerosos que se quedaban emparrillándose después
que bajaban las cortinas hizo que todo suyara. Allí había una chica
muy vistosa que se llamaba Morticia Purpleshine. Siempre leía
poesía-delirio que escribía en servilletas arrugadas y manchadas
de vino o bien en papelitos y papeluchos que ostentaban marcas
de dientes en sus bordes. Parece que Morticia masticaba sus
poemas porque se ponía muy nerviosa ante el auditorio, casi
siempre constituido por monstruos que se babeaban por ella.
Me di cuenta de que Morticia tenía clase. No obstante, nunca la
miré en tanto mujer. Siempre iba a “Los subterráneos” con Lucía
y nos retirábamos a una hora prudente.
43
Yo estaba cursando quinto año y tenía que ir todas las
mañana al Pasteur. Hacía el semestre de médica en una sala
sucia, sin ventanas, sin enfermeras y superpoblada de enfermos
que hacían sus necesidades en la cama. Todo eran llantos y
gritos. Además, por un problema administrativo que nunca
logré comprender, me hallaba entre gente desconocida (a los
estudiantes me refiero), había perdido a los compañeros de mi
generación y no podía insertarme en este nuevo medio. Todos
los días me costaba mucho levantarme y encarar ese hospital y
esa sala. Cuando iba llegando, en el ómnibus, me empezaba a
doler la cabeza, tenía mareos y náuseas. Terminé abandonando
34
los estudios. Ahí fue que me di cuenta de que toda la gente valiosa
que había conocido en la facultad no aguantaba hasta el final
(Clarise y Ojo de Baal, por ejemplo, habían dejado) y en cambio
los que tenían el cerebro, el alma y el corazón llenos de mierda
llegaban al rectángulo del papel sobre la base de pisar siempre
a los demás, inescrupulosamente, sin importar los medios. Mi
visión del ejercicio de la medicina era muy romántica, casi como
la de un misionero en Senegal. Nada que ver.
44
Yo hubiera podido ser un médico excelente pero ahora
resultaba que escribir poesía era lo único que me movía. Fue
mala suerte conocer mi más profunda vocación tardíamente. El
proceso creativo me había poseído por completo. Podía pasar
tres días sin comer pero ni uno solo para escribir. Prácticamente
ya no leía. Si quería leer disparates los escribía yo mismo. No
cuidaba de mi higiene ni de mi aspecto exterior. Bebía a diario y
sin control. La gente decía: Y a este tipo que le pasó? Yo sabía
muy bien que era lo queme pasaba: era un poeta y había nacido
en el tiempo y en el lugar equivocados, odiaba la injusticia y la
estupidez, era una bomba de odio pero seguía adelante, casi
arrastrándome, porque sabía que, en algún lugar del camino, me
entregarían la perla.
46
Llegamos a una situación penosa. El amor físico era una
triste ceremonia sin emoción. Lucía bailaba cuando yo lloraba
y yo bailaba cuando ella lloraba. Teníamos peleas violentas
y aunque nunca llegamos a la agresión, a intercambiar golpes,
ya sabíamos que era el fin. Un día fui al apartamento y le dije
que tenía 60 pesos para pegar un gramo de sal y 10 pesos para
comprar bizcochos. Nos abrazamos y lloramos. Habíamos
35
compartido años de nuestras vidas y ahora estábamos cortando
las amarras. Cuando salí del apartamento estaba completamente
seguro de lo que haría. Me dijeron que el pibe de la sal había
danzado con un kilo. Entonces compré los bizcochos y tiré los
60 pesos en una volketa.
47
Emilio y yo empezamos a ir al Lobizón. Ese boliche tenía
algo que me fascinaba. Tomábamos como cosacos. Hacía mucho
calor en ese sótano y había olor a gramajo. Eso te incitaba a
arrojarte sobre la mesa más próxima, tenedor a mano, y sin pedir
permiso. Llegaba a mi casa embriagado todas las noches y no
atinaba a sacarme la ropa antes de acostarme. Al despertar, al día
siguiente miraba por un rato la inmundicia de mi cuarto, prendía
un cigarro y me dejaba mecer por la dulce embriaguez del
tabaco. Después me levantaba, sin ganas de nada, tomaba mate
y escuchaba algún disco. A pesar de que Lucía seguía viviendo
al lado de casa no nos veíamos nunca. Pasó un mes. Yo había
estar flirteando con todas las minitas que se me cruzaban por el
camino pero sin ligar con ninguna. Me daba lo mismo. Al lobo
estepario le daba lo mismo.
48
Lucía me llamó por teléfono y me pidió que la acompañara
a buscar el resultado de un examen médico. Nos encontramos
en una clínica en la calle Uruguay y ahí me mostró un papel
que decía no se qué no sé cuánto test de embarazo, positivo.
Se me congelaron los huesos. Mirá Lucía, le dije, lo mejor va a
ser que abortes; en este mes que hace que no estamos juntos ha
corrido mucho agua bajo el puente y… No, dijo Lucía, yo lo voy
a tener, es mío. Y se acariciaba la panza. Fuimos caminando hasta
la cinemateca de Carnelli, sin hablar. Allí nos encontramos con
Tamara López y Lucía le mostró el resultado del test. Tamara
36
me dijo: Felicidades papá! Yo me sentía como el reverendo culo.
Lucía y Tamara se quedaron en la cola para entrar a ver una
película de Fassbinder. A mí hacía tiempo que no interesaba el
cine.
50
Esa noche soñé que una mariposa multicolor de 5 metros
de altura se escapaba de la cárcel y volaba por calles amarillas. Los
guardias corrían tras ella pero como no lograban darle alcance,
a causa de sus pobres vestiduras humanas, desertaban de su
propósito y volvían. Después yo era la mariposa, un capullo y un
hombre pero sin nombre, sin credenciales, sin edad. Caminaba
tranquilamente arrancando frutas de los árboles y me detenía
ante una mansión. A través de la reja electrificada veía, en lo alto
de unas escaleras que conducían a la puerta, a dos hermanos
gemelos que se reencontraban tras muchos años de alejamiento
y se abrazaban emocionados.
Me desperté llorando de gratitud.
56
María Victoria Desbordes, María Victoria Desbordes.
Me dije; la próxima vez que la vea quiero tocar el cielo con las
manos. Cuando ella estuvo decidida por mí nos fuimos a casa.
La desvestí despacio, aspirando profundamente la emanación de
su piel. Hicimos el amor y me pareció la historia de dos músicos
que interpretan a Beethoven y se miran sonriendo en las pautas
de la música. Era desconcertante. La belleza de su piel finamente
estriada y tan diferente a mi piel. Hubiera grafiteado toda la
ciudad diciendo que esto era alucinante. Toda mi vida yo había
llorado más de lo debido y ahora ella venía a mi vida y me decía:
Tomá, acá está para vos. Era brujería, su sangre y mi sangre. Al
amanecer me dijo que tenía que irse a trabajar y mientras se vestía
y se peinaba le escribí este mensaje:
37
siempre me encantó aislarme de la fiesta/ vos sabés de lo que
hablo mi amor/ encerrarme en una habitación a oscuras/
dejando atrás la música/ las risas/ el tintineo de los vasos/
imaginarme que esa risa es la tuya/ que ahora cruzás las piernas/
que ahora te llevás una aceituna a la boca/ me siento seguro en
las tinieblas donde anida la promesa de que, más tarde, cuando
todo se vayan/ borrachos/ cansado de bailar y de reír, te voy a
tener y vas a estar mejor que nunca y vamos a celebrar con todos
nuestros fluidos enervados, desnudos y empapados/ o si no finjo
mirar los libros tan interesantes que hay en esta casa/ cuando
en realidad mi ojo te sigue como un cazador / te movés de acá
para allá como una bailarina totalmente blanca en un bosque
de troncos negros/ encontrás gente/ gente/ gente/ y todos te
dan un toque/ estoy contento porque todos están divirtiéndose
y porque esta fiesta nunca terminará/ me digo estas cosas/ no
tengo apuro con mi vaso de
57
Porque era linda, porque era misteriosa, María Victoria me
gustaba cada día más. Yo nunca sabía como iba a reaccionar ella.
Le propuse de hacer el amor en la azotea y aceptó. Se había
afeitado el vello pubiano y estaba mejor que nunca. Recliné la
cabeza sobre sus muslos y estuve escuchando el rumor del mar,
igual que cuando te acercás a un caracol al oído. Me pidió que
dejara la botella y que le dijera algo lindo. Y le dije:
- Amame a muerte, preciosa, y sé siempre realista,
58
Una vez Emilio y yo fuimos a comprar un frasco de dulce
de leche y se lo llevamos a María victoria.
-Tomá, hacé una torta –le dije
Ella destapó el frasco de dulce y empezó a tirárnoslo a
puñados.
38
-Pará loquita –decía Emilio
-Juá, juá, juá –decía María Victoria
El sol era el militar comando de su vida y ella solía pasearlo
todas las noches entre nuestras sábanas.
Fuego, fuego (ahora lo podía decir) aunque me sintiera
avergonzado, desnudo, con ella y mirando a los pies de cama mi
pulóver, que ostentaba un crucifijo y un prendedor de Lenin
No pienso poner nada más acerca de ella. Todavía la
pobre prosa humana está lejos de poder expresar éxtasis como
esos. Sólo puedo agregar que experimenté estados de beatitud
próximos a los de los santos. No exagero. Amé su piel más que a
todas mis banderas. Cuando no dormía con ella tenía pesadillas
con fenómenos humanos, con freaks y mis meninges se tensaban
como llanuras de vidrio, como océanos sobre los que caía una
lluvia de estrellas: una sensación de quemadura química en el
sistema nervioso,
59
Muchas veces, en esa época, iba por lo de Lucía. Nos
pasábamos toda la noche tirados en la cama, constatando como el
bebé se movía dentro de su vientre. Qué soñará? le preguntaba. Y,
decía ella, música y colores, yo siempre lo llevo a tomar sol. Sabés
que el otro día me pasó una cosa rarísima. Estaba en una plaza,
leyendo a Turgueniev y unas hormiguitas con alas empezaron
a subírseme por las piernas. Caminaban parsimoniosamente y
eran negras como las letras del libro, que, de pronto, empezaron
a bailar. Bueno, te cuento, cuando llegaron a la panza: Chack,
chack, chack, se sacaron las alas y después bajaron otra vez al
pasto y se perdieron por unos caminitos que habían labrado, te
das cuenta? Debe ser un buen augurio, le dije.
39
 60
Estábamos entrando de lleno en la era Peñarol, la manga
callejera, el HIV, las drogas bobas, sin psicodelia, la acelerada y
pestilente televisión poluidas, los shoppings, la mano enguantada
que roba y después nada queda claro, el consumo masivo de
lexotán, el movicom y los neogurúes, el rock reciclado e insulso,
la ebriedad multiplicada, los políticos cada vez más truchos,
el fin de las utopías, la gente hablando sola por la calle, el arte
visto como artículo suntuario, inaccesible, el derrumbe moral,
el ensanchamiento escandaloso de los cinturones de miseria, los
discursos inconsistentes, los asesinatos de menores por la policía,
la locura y el miedo, los suicidios, el descreimiento. El infierno.
61
“Las flores del romance” vegetó en la oscuridad y
después murió en los anaqueles de la editorial. Me presentaba
a los concursos de poesía y no lograba ni siquiera una mención.
Poco tiempo después, mi padre pagó la edición de mi segundo
libro “Las islas invitadas”. Los críticos, confundiendo todo, me
compararon con los románticos ingleses y alemanes. Ahora había
muchos más bares de lectura en vivo y allí vendí y malvendí mis
libros con el propósito de emborracharme siempre y olvidar.
64
Tiburón Kent y yo habíamos profanado una mansión
deshabitada y en estado de ruindad que daba a la calle Burgues y
solíamos pernoctar ahí. Ya no podíamos vivir en ninguna parte
que no fuera una Interzona. Un día arrancamos todo el parquet
de la sala e hicimos una fogata dentro de la mansión. Estábamos
calentando nuestros esqueletos ateridos cuando ocurrió algo
increíbles: empezó a sonar un teléfono. Nos localizaron, dijo
Tiburón Kent. Dónde está el aparato? dije. Parece que en la
40
cocina. Fui a atender: Una voz metálica dijo:
Llegan los aviones
Llegan los aviones
Llegan los aviones
66
Se aproximaba el nacimiento de mi hijo. Lucía eligió
el nombre (Guille) y decidió ponerle su propio apellido. A mí
ese tema no me importaba demasiado. Lo habíamos discutido
muchas veces y yo siempre le decía que lo único importante era
si yo lo iba a querer y si iba a aportar para que a Guille nunca le
faltara nada.
Ahora entiendo que fue un error.
67
Lucía empezó con las contracciones. Su madre había
venido de Paysandú para acompañarla en ese momento crucial.
Le hacía a Lucía los masajes en la espalda. Yo le dijo: Te van
a hacer cesárea, hacete a la idea. Ella decía que no. Tenía tres
contracciones por minuto y no se quería internar porque, según
ella, la iban a acostar y así el nacimiento demoraría más. Andá
al hospital Lucía, el chiquilín tiene la cabeza detrás de tu pubis.
Lucía es cabeza dura.
68
Llegó el sábado y tuve que ir a trabajar a las carreras.
Estafé a varios viejos porque quería tener suficiente dinero para
comprar un lindo regalo. Al promediar la tarde pedí para cobrar
e irme antes de la hora de finalización. Tomé un taxi y fui al
hospital. Cuando llegué Lucía estaba en la sala de partos. La están
cesareando, me dijeron. Estaban algunos familiares de Lucía y
mis “ex amigos”. Yo era el malo de la película. Me fui a un bar y
41
me emborraché con ron. Al regresar al hospital, borracho, Guille
salía de la sala de partos en una incubadora. Era una cosita rosada
y gorda. Nació con cierto grado insuficiencia respiratoria. Pude
verlo solo un instante porque enseguida lo metieron en un lugar
para cuidados intensivos. Empecé a llorar y a llorar y a llorar.
El ron se me salía por los ojos. Después sacaron a Lucía y una
enfermera me preguntó quién era el padre. Lucía en la camilla, la
enfermera y yo entramos a un ascensor. Cómo está?, preguntaba
Lucía todo el tiempo. Es hermoso, Lucía, tenés un hijo precioso,
moqueaba yo. Descansá, ahora.
69
Al día siguiente, llegué al hospital muy temprano. Me
recibieron caras de culo. Lucía estaba bien pero todavía no le
habían llevado a Guille. Tuve el privilegio de ser el primero en
verlo, en tocarlo y le canté una canción de Lou Reed. Entre todos
los bebés que había Guille era por lejos el más lindo. Estaba
en un lugar donde se lo vigilaba rigurosamente porque había
nacido con el cordón enroscado en el cuello. Las enfermeras me
encontraron torpe; me instaban a que le hablara. Era lo único que
podía hacer con él ya que no podía agarrarlo en brazos. Estaba
en una caja de plástico, tenía un suero y un sensor de temperatura
en la espalda.
70
Después, cuando estaba en el box con Lucía, pude ver que
tenía la frente amplia como la mía, los ojos claros como los de
Lucía, la nariz de boxeador igual a la mía y el mentón breve y
puntiagudo de Lucía. Mitad y mitad. Tomaba la teta y dormía
como un lirón. Llamé a Emilio y le dije que fuera a conocerlo.
Emilio dijo: Va a ser un poeta o si no espía en la tercera guerra
mundial. Qué querés, con el padre que tiene… No jodas Emilio,
observá qué fina factura, no es porque yo sea el viejo pero el
42
guacho es divino. Mirá si sale gay como el padre, decía Thelonius
Monk.
71
A los 2 meses de nacido Lucía se lo llevó a vivir a Paysandú,
a la casa de sus padres. Me dijo que eso sería mejor para él, en
cuanto a continente familiar. De modo que para verlo tenía
que viajar, pero no podía hacerlo muy a menudo porque mis
relaciones con los padres de Lucía eran pésimas. Por otra parte,
no siempre contaba con dinero para el pasaje, hotel y la comida.
Recuerdo que la primera vez que fui me alojé en un hotel
carísimo. En la pieza fumaba y cuando apagaba los puchos en
el cenicero me entretenía dibujándoles cruces gamadas a unos
y hoces y martillos a otros. Lucía me iba a buscar con Guille y
pasábamos las tardes en la plaza, tomando mate y examinando
las ya tempranamente extrañas reacciones de la criatura. Cuando
volví a Montevideo tuve una crisis de llanto. Después me fui
acostumbrando a que ver a mi hijo pero no poder vivir con
él me dejara un sabor agridulce. Con todas las drogas que yo
había consumido podría haber nacido deforme o subnormal o
epiléptico pero gracias al cielo era sano y fuerte.
72
Tiburón Kent también había estado escribiendo mientras
duró nuestra “enfermedad”. Su personaje se llamaba Wayne y
era un street fighter man, celebridad del barrio. Entrevistado
por un periodista había declarado: A mí me gustan las mujeres
pero mi alma es gay. Ah sí? Y que opinas de la homosexualidad,
le preguntaron. Bueno, respondió Wayne, eso es como que me
preguntes que opino de la lluvia. Tiburón Kent y Wayne picaban
varias benzedrinas y las metían en una botella de cerveza. Una vez
fueron a un chocolate literario en casa de Honorio Della Nucca.
Se oían los conciertos brandenburgueses de Bach y horrible mujer
43
con lentes culo de botella y zapatones de monja fue instada a leer
su “exquisita poesía”. Tiburón Kent y Wayne intercambiaban
miradas desconfiadas. Cuando la tirifila empezó a leer su voz
sonaba como una sucesión de pedos. Entonces Wayne, sin que
nadie lo notara, apagó la luz. Oh, qué ha ocurrido, dijo la mujer.
En la oscuridad se produjo un enorme ajetreo y en el medio del
lío se oyó un grito desgarrador. Al encender nuevamente la luz,
un puñal estaba clavado en el pecho de la poetisa. Tiburón Kent
y Wayne habían aprovechado la confusión para escabullirse por
la ventana. Ya en la calle, Tiburón Kent dijo: Reconocí Wayne, tu
mano en ese crimen. No me delatarás a la policía no? dijo Wayne.
Naturalmente que no, le respondió Tiburón Kent.
75
De la antigua camada de amigos el único que seguía yendo
a casa era Thelonius Monk, el hombre de la guitaretta. Tenía un
talento natural para la música y ahora también tocaba el piano y
el violín.
En casa había un piano y Thelonius empezó a improvisar
una hermosa melodía. Yo lo acompañaba con la armónica.
Grabamos la sesión y la titulamos “Los viajes del Guille”. Al final
del toke Thelonius Monk hacía una bajada con las notas blancas
y yo, con la armónica, simulaba el chirrido del columpio. No nos
arredra Miles Davis, dijo él tocamos como si supiéramos. Sí, dije,
estuvo muy bueno, le voy a mandar la cinta a Lucía.
76
Thelonius Monk apareció en casa con un flaco a quien
llamaba Benjamín. “Viva la prostitución y la vagancia”, había
dicho.
-Qué hacés? –lo saludé
-Acá, molestando –dijo Benjamín
(El universo tiene un número reducido de caminos
44
verdaderamente seguros) (Creo que ya escribí esta frase en otro
libro)
-Mi madre es vieja –dijo Benjamín
-No le pegues –le aconsejé
(Horror vacui: un ataúd lleno de confeti) (Roque Dalton)
-Mi vecina huele mal –dijo Thelonius Monk
-Agítala en mayo y dará $ -le resolví la vida
Snif –dije
Grrr –dijo Benjamín
Puaj! –dijo Thelonius Monk
“Ahora
Soy yo quien hará compañía a los hombres y mujeres de
mala voluntad
Me constituiré en prisionero de ellos”
Paul Nougé
81
-Conocí una chica en Baires, tenía 17, ahora 25 (Sheila),
nunca me imaginé que iba a tener algo con ella –dijo Sioux –Sabés
lo que me hizo el días de mi cumpleaños. Me hizo un show pero
para mí. De más. Aluciné, loco. Aparte da para pintar porque ella
es mi cabeza. Le gusta verme pensar y hablar. Sigue trabajando
ahí y hace plata delante de mí. Tiene un cuerpo precioso, bien
laburado, un pelo por acá, una cola, todo especial.
Nos pusimos a buscar la tapita,
-No sé quién la destapó –dijo Benjamín
De pronto nos sobresaltó un timbre y una explosión,
-Hacelo para mí –dijo Sioux
45
 Cayó una estrella en el arbolito de navidad -Las caras son fotocopias de ángeles
y así te dejo - Ya no puedo ver. Está todo frío. Como el acero forjado
en este capítulo con metal semidesnudo,
leve -Yo nunca sé –te dije mientras las lágrimas caían
levemente
84
82
Morticia Purpleshine abrió un boliche para lecturas en
Después una rosa se incorporó en nuestro sueño. Una directo. Cuando la vimos con Benjamín y Sioux le dijimos que
rosa con lengua de diamante y vientre de violoncello. También lucía como una verdadera emperatriz.
fue magia cuando Benjamín apretó el PLAY e irrumpió la voz -Claro, dijo, lo que pasa es que estoy sobria, no tengo
de Morrisey, preguntando por nosotros. Toda la vida fuimos sueño, me enamoré ayer y tengo un talón para cobrar
demasiado piadosos. Quién lo merecía? -Bueno, dijo Benjamín, entonces celebremos como se debe
Acaso Morrisey? Nos sentamos. Leyó Ulrike Hering cubierta con su tapado
Nos mirábamos encantados de brillo. Hundiendo plomo de marta.
lográbamos chorros de oro cochino en besos de lo más desnudos. La luz amarilla reflejaba sus pómulos de luna llena.
Te parece raro el amor que es capaz de despertar el fuego de una Benjamín leyó el poema “Los muertos caminan en tu casa”
piedra o la luz de las mariposas? y recibió un huevo en el hombro
Sí: Hoces y martillos -Esto es una irregularidad –me paré y grité: -que llamen al
No: Esvásticas cantinero
Ya escuchaste esta canción? -El cantinero, en este momento, se está casando –dijo
Entonces apretá el STOP alguien
-Entonces que vengan las divinidades subalternas, los tiras,
83 los enfermos incurables, no sé, el mismísimo Rilke

-Por qué sos así? –le pregunté a Benjamín 85

-Porque soy poeta
-Eso no es garantía para mí. Ves ese barrendero, el afilador,
mirá sus cabezas peladas, míralos mientras pelan papas, no crees
que es poesía, la vida digo
-Yo siempre dije que no nací en este siglo, mnnn, quisiera
una mujer a mi lado como la tuvo Klimt
-Precioso Klimt
-Sí, grandes pectorales. Viste que las manos salen de un
escondite?
Nuestro amigo Lou, con su guitarrita. Inundaba la
Interzone Inc. , hoy, en un día muy especial, porque he heredado
una isla en el mar de la tranquilidad. Orégano y huevos fritos.
Siempre lo mismo y nunca igual. La chica cambia de colores
y tiene un vestido blanco donde están incrustadas cientos de
esferas blancas. Cambia de calle, con su mirada puesta en la plaza
Vichy del libro de Celine
Sí, heredé la isla en el mar de la tranquilidad, se siente bien

46 47
el sol rebotando en mi piel sonámbula,
86
Y me tenés tan enamorado, princesa, y ahora sé, quiero
tocar el cielo con las manos, subirme a la estrella púrpura y entrar
volando en el tren fantasma. Te parece admirable mi deseo? Es
sólo la solución para una noche de nubes achaparradas. Cuando
empezás a amar tenés dos corazones, uno de azúcar, el otro, un
campo magnético. Te miro como un invento, te miro como un
maniquí en el escaparate donde cuelgan bolsas de terciopelo
azul. Sí, me dijiste, tu amor es todo electricidad
87
Nos llamó la madre de Vader y nos digo que estaba por
volver. Tras su largo viaje por galaxias sumergidas en el mar
íbamos a tomar una botella de agua mineral de ¾ en un bar del
centro.
Íbamos a ir al estadio en taxi un día clásico.
Íbamos a salir por el túnel antes que los jugadores, antes
que los jueces.
Por los altoparlantes, música de Bach (aunque ya no nos
gusta Bach, hace tiempo)
Íbamos a ir caminando hasta el círculo central y brincar y
brillar y brillar sin parar, cumpliendo con nuestro designio,
70.000 personas más ciegas que aquella tarde en Maracaná,
88
Finalmente Vader volvió de Portugal, “rehabilitado”.
Todos sabíamos que seguía siendo el mismo misil de
siempre. Nos contó las historias de una clínica de hiperyonquis
y sidosos. De cómo tenían que estar en pie todos los días a las
7 de la mañana para ganarse el derecho al desayuno, de cómo
48
tenían que vaciar mierda de los corrales en el bosque, de cómo
carneaban cerdos, de la leña y los pelapapas tiempo récord.
Al poco tiempo de estar en Montevideo conoció a la frágil
Nadja en la puerta de un hospital. Ella estaba esperando, con los
exámenes en la mano, que la atendiera el ginecólogo. Vader se
le acercó y la saludó con su tradicional piropo: “Hola princesa
valiente”. Ahora Vader, con su camiseta de rugby y sus jeans
italianos era mucho más de fiar. Dos cigarrillos cayeron al piso.
Y la lluvia lavó toda la vereda.
Se fueron a vivir a la casa de Nadja (una herencia) y debutaron
haciendo el amor parados y bailando con Eric Burdon. Tenían
un perro y un gato que eran mucho más amigos y solidarios
que muchos seres humanos (es que habían hecho un pacto para
compartir los colores). Pronto Nadja empezó a estudiar cerámica
y laburaba haciendo trámites en un banco. Vader hacía aliens en
una carpintería. Las paredes estaban cubiertas de dibujos, dólares
de juguete (para la suerte) y tenían gusanos de seda en una caja
de zapatos y las telarañas de vinilos de los Smiths, (El timonel los
llevaban los dos y el barco siempre se hundía y siempre renacía).
89
Vader abrazó a Nadja en el momento más difícil y dijo:
-Voy a romper este cristal. Ves el pez rojo ahí? si viera su
propia imagen destrozaría él mismo el cristal. Yo por vos bajaría
el sol, te compraría un sofá stereo lleno de serpentinas, ahora
estoy mirándote a través del espejo, en todas partes y abuso
-Es más cómodo mirarme a través del espejo que a través
de mis ojos
-Soplá las velitas,
-ffffff,
-Feliz Cumpleaños
49
 90 es un regalo para vos
tengo brazos petroquímicos
Me di cuenta de lo loca que puede ser la gente: soy el hombre que mastica plástico
Vader se encerró en un ascensor y no lo abandonó hasta y bebe tornasol de petróleo
después de pasada una semana, cuando se negaron a llevarle más críptico replicante
coca colas eternamente viajando en jets
Benjamín comprometió sus ahorros y su vida para hacer amante de una muñequilla placebo
una película y tuvo que pagar sus deudas con unos cuantos meses de cabello azul erizado y eléctrico
de cárcel me duele la cabeza
Matías, mientras vivía en casa de Honorio Della Nucca se y estoy seguro
compró un búho a medias con Morticia Purpleshine. El búho que bajo las ruedas de un camión
siempre cagaba en el escritorio de Honorio Della Nucca, que los no voy a poder conciliar el sueño
terminó echando de su casa,
Todos sudábamos, incluso las niñas buscando latas de coca 93
cola machacadas en las volketas, con sus champúes de Pluto bajo
el brazo, música de gongs
Yo gané un premio de poesía y partí esa mismo noche a por todo lo alto de campos de trinos
ver a Guille, pedacito de poeta, música de persianas de pregones y de humo latiendo
música de la sangre galopando en las sienes
91 música de calles azules que ondulan
música del claro de luna submarino
amo a Guillermo música de los besos apasionados
quiero tener siempre plata música del raso de las páginas al volverse
y estar tirado en la cama con él música del agua cautiva
(besitos en la boca, ay! qué va a decir la gente) entre las piedras
llevarlo al zoo música de las nubes chocando en las paredes del universo
llevarlo al parque música de los frutos que estallan de alegría
y hamacarlos en la azul, en la roja, en la verde música de los nervios chirriando
mi corazón se llena de magia música de lámparas sexuadas
música de vísceras
92 música de arsénico
música de las tormentas eléctricas
esta novela que se anuncian
habla de un hombre que vive en un alvéolo de miel con una frase de oboes sumergidos en un lago
en una cápsula suspendida en el espacio música de los pararrayos de las buenas noticias

50 51
música de los niños cantores
música de mi hijo dormido en mis brazos
música humana
música muerta,
94
Llamé por teléfono a Matías para que nos hiciera una
escenografía. Estábamos preparando un show Multimedia
con Emilio, Sioux, Tiburón Kent y Benjamín. Matías orquestó
todo. El es alto y de huesos livianos. Lo levanté varias veces
para probarle mi fuerza. No quisiera decir aquí que lo llamamos
“churrasco de yarará”. Es un aristócrata de la vieja escuela, un
duque y un pillo. Tiene un sofá que compró en un remate, del
que sale música de Cerati, un sillón de dentista con pedales para
subir y bajar y clavos de tren que suelda con una soldadora para
fabricar Aliens casi humanos. Ursula, su mujer, es una bruja de
cara azul, se baña en leche como Cleopatra y cuando quiere que
salga la luna entre los torreones del barrio Sur saca a relucir su
lengua amarilla.
95
Ursula abrió la heladera
buscando un huevo
y salió un dinosaurio pequeño,
se sentó a la mesa con Matías y conmigo
y dijo: “Ustedes han hecho un desastre de este planeta;
mis abuelos eran mucho más civilizados, metían las pilas
dentro de las botellas de coca cola en vez de tirarlas
a la mera calle”
Sus palabras perturbaron
el tranquilo curso de la tertulia
Matías lo llevó al cuarto para que jugara con Alfonsina.
La beba pasó muy entretenida con el bichito
52
incluso fue para nosotros el ayuda de cámara
hasta que no hubo más raíces ni bayas ni nueces
con que alimentarlo y murió de inanición.
Matías lo embalsamó siguiendo el método de los egipcios.
Era cosa sabida,
Los dinosaurios van a desaparecer,
96
Llegó un día en que Matías, Ursula y yo no teníamos ni
una moneda.
-Ta –dijo Matías –nos ponemos a vender fuegos artificiales
en Pocitos y hacemos una grana.
Así fue como trabajamos, entre empujones e insultos.
Todo nuestro arsenal de cuetes estaba autorizado por el Servicio
de Armamento del Ejército. La cara pública del negocio era yo
porque Matías y Ursula no encaraban, estaban siempre besándose
y pellizcándose y diciendo pavadas. Rastrillamos un dinero con
nuestra venta de cuetes y nos fuimos a veranear. Cerca de la
medianoche, brindamos. Yo me fui para casa y encendí el arbolito
de navidad, puse un incienso y llené la bañera. Estuve dos horas
contando la plata y fantaseando con lo que haría. Después me
vestí y salí con la botella de Old Angus. En la puerta de mi casa
había una linyera y nos pusimos a tomar. Hicimos un poco de
filosofía.
97
Con Matías y Ursula tomábamos muchas inas: black
bombers y purple hearts. Matías estaba tan loco que una vez
fue a trabajar al Teatro con una tapa de water en el cuello.
Cuando llegó el carnaval nos empleamos de cabezudo Matías,
Ursula y yo y otros cincuenta suicidas potenciales. Hicimos
varios ensayos coreográficos: el saludo, los ochos, la rueda. Pero
cuando desfilamos olvidamos las consignas; era un caos; nos
53
chocábamos. Los cabezudos son los lúmpenes del carnaval. Una
raza en vías de extinción. Quién habrá sido el mal de la cabeza
que los inventó? Es un trabajo más duro que limpiar retretes
y agarrarte una intoxicación amoniacal. Es difícil con lumbago,
pero mucho más difícil es desfilar con depresión nerviosa y como
aderezo recibir palazos, agua jane, pichí y confeti en los ojos.
Ahora parece que los niños se quieren vengar de los cabezudos
de antaño. Nos dieron de bomba, nos mataron. Sólo una niña me
besó. Fue lo único cool. Todo lo demás apestó. Cuando llegamos
a la meta, un grupo de hinchas solidarios gritaban “Vivan los
cabezudos”. Quiénes? Nosotros? Estábamos enfermos y
doloridos. Después de cada desfile necesitábamos mucha coca
cola, pizza y apósitos de alcohol en los hombros. Y a los pocos
días fuimos a la Intendencia a cobrar nuestro magro salario,
escupido por burócratas imbéciles.
-Dame la plata ya, idiota, necesito un trago
-Tomé, andate de acá, bestia y no vuelvas
-Que te den por el culo esclavo
Ese día me hice a mí mismo una promesa:
En el futuro pienso ganar 500 dólares semanales solo por
contar mis experiencias en un canal de televisión en Nueva York
si es que allá hay alguien dispuesto a filmar a un cabezudo con
lumbago & depresión nerviosa.
98
Morticia Purpleshine me llamó porque quería unos cuetes.
Le dije que viniera. Apareció con los labios pintados de negro,
una boina azul calada al estilo del Che y unas gotas de perfume
en el cuello. Al rato de tomar y fumar empezamos a hacer el
amor. Esta diosa tiene las piernas de terciopelo, las piernas mejor
torneadas que me fue dado acariciar. Es una araña venusina.
Le dije que sus ojos azules me intimidaban. Entonces los cerró
me besó y le conté un sueño soñado por Sioux: él estaba en
un puerto, en una noche lluviosa, y veía un barco que partía
54
rumbo al más allá. Sioux sabía que Morticia estaba en el barco y
pagaba su pasaje sin vacilar, no importaba dónde fuera ese barco.
Morticia estaba a bordo, ya fumando Camel y mirando la bahía.
-Sí, dijo, Sioux es muy espectacular en sus sueños
-Te ama, le dije,
-Bueno, me tengo que ir a la mutualista, me van a hacer
una resonancia magnética para ver como ando
-Te acompaño, le dije, te beso
99
Morticia:
cuando construyas tus barcos
no te olvides de llamarme
100
Cuando apareció mi tercer libro de poesía “Dos o tres
colores de botella” me llamó el intendente de Arcadia, una aldea
a 100 kilómetros de Montevideo. Al llega fui recibido por una
comitiva y me llevaron en limusina a dar una vuelta por el lugar.
Vi torres negras como las que los nazis le mostraron a Julius
Fucik antes de matarlo. La limusina se detuvo en una plaza. Había
una pagoda de argamasa y un árbol de galletita. El intendente de
Arcadia me dijo que era un homenaje a mi poesía. Después me
llevaron a un laboratorio y me quemaron las palmas de los dedos
con ácido para que cuando volviera a Montevideo las autoridades
no pudieran reconocerme. Alguien me dijo:
-Hacemos esto porque estás a punto de resplandecer y lo
más seguro es que te asesine uno de tus fans, viste como es el
culto a los héroes,
Me dieron otra documentación, con mis nuevas huellas
digitales.
55
 101
Vinieron a casa a hacerme un reportaje para la revista
“Postrada”.
-Bueno que quieren saber? –pregunté
-Queremos saber de donde salís –dijeron ellos
-Soy un producto característicamente vital, hombre de
brazos petroquímicos, el que mastica plástico y bebe tornasol de
petróleo, eternamente viajando en jets, amante de una muñequita
placebo
-Y como definirías el panorama actual de la poesía? -me
preguntaron
-Es como una nebulosa
-Te sentís parte de un movimiento o algo así?
-Naturalmente. Conozco muchos poetas. Todos neuróticos.
Supongo que no durarán mucho.
-Hablanos de las motivaciones que tenías cuando escribías
-Mi motivación es la revolución. Creo que la poesía
puede transformar la realidad aunque sea muy a la larga y muy
indirectamente. En mi caso te puedo decir, con García Lorca,
que destruí el Partenón para empezar a construirlo nuevamente
por la noche y no terminarlo nunca más.
-Qué tipo de memoria tenés?
-Auditiva ante todo. No soy observador. Cuando descubro
algo se me revela gradualmente, como una música lenta
-Un poeta?
-Antonin Artaud
-Uno de tus besos preferidos?
-Cualquier beso es mi beso preferido
-Te consideras bondadoso?
-No. Suelo hacer pipí en las estufas.
-Mirás televisión?
-No. Y te voy a decir por qué. Yo creo mis propias
imágenes. La tele es para pasotas
-Alguna vez viajaste a alguno de tus poemas, en sueños?
56
-Sí. Con mi hermana fuimos a la tierra de “Las flores del
romance”. Ahí había inmensas flores metálicas o no se de qué. Y
un sueño de cristales
102
1) La revolución a partir de ahora, será un fenómeno invisible
2) Mátalos, o sino, que te sirvan otra copa
3) Dame tu dinero y elige una estrella de tercera magnitud
4) Los tiburones y la gente civilizada bailan medio raro
5) Te agradezco por haber derramado poesía verde agua en
mi almohada
6) Alcohol, exilio
7) Mis pensamientos opacan el sol. Por qué los vuestros son
tan pequeños?
8) No quiero el diamante belga. Quiero la naranja podrida.
9) En el futuro las mujeres tendrán tetas por todas partes.
10) Un fantasma recorre Montevideo. El fantasma del color
arruinado.
103
Benjamín y yo íbamos seguido a las lecturas de poesía.
-Sabés que una fundación va a financiar mi película “Pijas
en vinagre”?
-Me alegro, pero deberías cambiarle el título
-Ahora –dijo Morticia Purpleshine –va a leer el autor de
“Las flores del romance”
Clap, clap, clap,
Pasé al escenario y me saqué toda la ropa
-Che, tenés la pija chica
-Sí. En reposo sí, pero cuando pienso en ella se me pone
grande
-Y bueno, qué vas a leer? A Juana de Ibarbourou?
-Cállate, imbécil. Si querés gritar anda al estadio.
57
 Esto es un ciclo de poesía en vivo
Hicieron silencio y leí:
voy a encajar esta puerta en medio de la realidad
un libro que llueve a hombres y mujeres
adonde nunca hubieran consentido ir
un discurso sangriento con escándalo de espadas
flechas atravesando las nubes
y clavándose en el corazón de dios
para que caigan todas las máscaras
yo realizaré el sacrificio
para que sean destruidas las fronteras
entre poesía y vida
voy a lograr que despierten las momias
arrojando paladas de mi ámbar eléctrico,
104
Hay un stock de doble intención –en definitiva algo obvio-.
A la entrada de la gran avenida nunca da el sol y así nuestra
especie tranquila adormece en restaurantes en ruinas llenos de
insectos púrpuras, mascotas bajo control
La ciudad de niebla tiembla y solo los niños en el universo
principal sonríen aunque trabajan duro.
Envuelto en el lío del dólar me informo a mí y te informo
a ti, preparando la salida entre los juguetes del ático.
Tiburón Kent
105
-Si vos un día asesinas a una persona yo lo veo como una
cosa buena –Te enseña. Yo me defino como un cocainómano.
Por eso soy puntual. Hay algo que es fundamental en la vida de
una persona: es curtir VIDA, no sólo drogas.
58
Yo conocí a un pibe con SIDA y era una persona súper
egoísta. Yo aprendí a manejarlo. Yo he llegado a razonar
que aplastar a las personas no te enriquece. Cuando hacés
algo inconciente disparás balas. Las situaciones las resolvés
rompiéndole la cara a todo el mundo. Hasta que un día le di una
paliza a un pibe que no me pude mirar al espejo por dos meses.
Yo he estado en palacios y en ranchos de lata. Aprendí a ser
humano. Hay que perdonar. Yo odiaba la biblia y ahora me doy
cuenta de que es una masa. Pero la biblia te condena. Si estoy mal
conmigo mismo todo me va a pegar mal –dijo Vader
-Me siento seguro en lo que hago y en lo que digo –dijo
Benjamín
-Yo me acepto a mí mismo como yo –dijo Vader
Y después agregó:
-El crecer; para mí el sexo era miedo. No me podía soltar
con eso.
-Después de los treinta sos un potrillo –dijo Benjamín –lo
que hacés por primera vez, lo que vayas a hacer, nunca va ser
como la segunda vez. Siempre va a ser mucho mejor.
-Dicen que la pala te hace sentir el rey –dijo Vader
-Con esto yo recontra encaro –dijo Benjamín
-Mis amigos, para mí, no tenían mujeres. Yo estaba alzado
porque era un monstruo. Nunca voy a tener un amigo policía,
dije. Y hoy no sé. Los dogmas no sirven porque la vida te va
demostrando que ser cerrado no te enriquece dijo Vader
106
A los enfermos no hay que condenarlos.
Hay que condenar a los hijos de puta.
hay que estar por encima de lo que se ve como violencia
108
59

-El Tito era un animal, era un burro, era un torpe, pero
metía las manos como Tyson. Yo una vez lo vi agarrarse a piñas;
dejó que lo insultaran para tener tiempo para calentarse.
-Vos querés que yo realmente me enoje contigo? –le dije
al otro pibe
Y el otro pibe se cagó
El Tito tenía ojos negros. Vos sabés que los ojos tienen
una fuerza impresionante.
-Vamos a ir para afuera. Yo te voy a dejar pensar un rato si
te querés pelear conmigo o no.
Al salir el Tito se alejó. En un momento lo midió como
una mira tipo Terminator y lo tomó y lo mató. Se ponía diez
cervezas y hacía eso. Son feas las peleas. Yo lo agarré al pibe
(al Tito, digo). Estaba malo. Me tiré al piso y los agarré de las
piernas. Me levantó y me dijo:
-No me cortes a mí la gozadera,
Este cuento lo hizo Vader
(después vinieron los Smith y las velas)
Valijas milagrosas estallando en la calle Nueva Troya.
109
-Todo el mundo piensa que lo que hago está mal y así es
como la sociedad te ejecuta –dijo después el Tito.
Era un burro, pero es una persona que te puede enseñar
muchas cosas en la vida
Su mundo
Su condición
Su personalidad
Su madre
Su padre
60
Su cerebro
-Todo lo que hace tiene un inconsciente y un motivo.
Ese tipo puede tener una cosa tan noble como dar la vida
por vos.
-No, además, perdóname que te corte con una referencia
libresca pero Cortázar decía que dos tipos que se agarran a piñas
por ahí están entendiendo más que otros dos que están sentados
tomando un café –dije.
110
Hacé como yo. Agenciate una gata linda y caliente. Tómate
un whisky a la carrerita y después, pausadamente, una cerveza.
A esta combinación los camioneros norteamericanos la llaman
“shot”. Ellos la usan para recorrer Kansas a 200 kilómetros por
hora. Pero vos tenés que ser más inteligente. Llevate a la mujer a
un refugio confortable y copado, poné a The Cult y demostrale lo
que sabés hacer. Cuando las cosas lleguen a su momento crucial
dejá que sea ella la que te abra la bragueta y ahí va a ver algo
que a las mujeres les encanta: los pajaritos que ya están saltando,
mucho antes del coito. En todo caso, decile: Ves? Esto es un
homenaje a tu belleza. Yo, un día, conocí una que me dijo: Tenés
un penis muy elegante. Y yo le respondí:
Qué puntaje le otorgás del 1 al 10 y ella exclamó: 10!
Bueno, tenés que ser tierno, minucioso al besar. no dejar
de acariciar ni un centímetro de piel.
Si tenés eyaculación precoz podés controlar eso con la
respiración.
NINGUNA MONJA DEBE LEER ESTE CAPÍTULO/.
111
Me leyeron las manos dos veces en mi vida. la primera fue
Morticia. Miró las líneas a la luz exangüe de una vela y me dijo:
-Tenés una mente maligna. Odiás a tu padre pero ya
61
aprenderás a amarlo.
A los 57 años vas a tener una crisis, una extraña enfermedad
que va a durar tres años. Después de eso te vas a recuperar y vas
a vivir hasta los 73.
-Decime si voy a encontrar una compañera
-Sí, a eso de los 40. Bastante flaquita, como de tu altura y
muy ingenua.
La segunda vez fue Therese, “La insomne”, la amiga del
pibe subliminal. Ella no me miró las líneas de la mano. Me la
acarició pausadamente y tras meditar me dijo:
-Tu padre es una persona excepcional, única. Cuidalo. Tu
hijo es un monstruo, va a ser escritor, como vos y va a vivir
muchos años, como vos.
Después de estas experiencias con brujas me fui a casa y
escribí una saga esotérica sobre la quiromancia, me puse a leer
sobre tarot, budismo zen y física cuántica. Y escondí mi última
novela en la heladera.
112
Conocí a Ariadna en “La catacumba”. Entre los muchos
poetas que había me eligió a mí. Su ara no se parecía a la felicidad.
Bebimos mucho esa noche.
-Viste como ese escritor usa el gerundio? –me dijo mientras
leía el Toronja.
-No usa gerundios –le dije –usa geranios.
Ariadna se puso a escribir en su agenda.
-Qué es? –le dije –Un poema?
-No, es todo lo que quiero que me hagas sentir hoy cuando
nos vayamos a tu casa.
Me saqué el zapato y le acaricié la entrepierna por debajo
de la mesa, moviendo los dedos de los pies como títeres.
62
113
Esa noche Ariadna y yo tuvimos una amorosa maratón.
Cuando las ropas cayeron a nuestros pies Robert Smith cantaba:
If only tonight we could sleep in a bed made of flowers
If only tonight we could fall in a deathless spell
Y mientras hacíamos el amor escuchábamos caballos
corriendo en círculo bajo la luna, neumáticos rodando cuesta
abajo por las colinas más lejanas del confín, unos pibes
graffiteando MARCHA O MUERTE en nuestra ventana.
Y después de nuestra divina calentura, dormimos desnudos
y empapados, como dos ángeles.
114
Con Ariadna se fue desarrollando una relación de
compinches. A veces, en vez de hacer el amor, nos pasábamos
la noche leyendo a Alejandra Pizarnik. Robábamos cognac
y chocolates en los supermercados. Tomábamos ácido y nos
tirábamos en la montaña rusa. Ella era enfermera y trabajaba
en un centro de diálisis. Era tan simpática y divertía tanto a los
taxistas que muchas veces no le cobraban el viaje. Yo no salía
mucho de mi pieza porque estaba trabajando en una nueva
novela y a Ariadna le costaba mucho sacarme de la poesía y el
rock and roll. Se fue pudriendo de mí. Hasta que un día, dada
vuelta, se agarró a los besos con todos los tipos que había en el
bar. Le tiré la campera ala cara:
-Puta! Hija de puta! Cómo me podés hacer esto a mí?
Cómo no entendés?
115
Está en la mano adivinar por qué me pasan estas cosas a
mí. Soy poeta. Nací poeta. Y moriré poeta. Y las mujeres quieren
una casa con un arbolito en el jardín y no perder el tiempo
63
desvistiéndose con poetas. Estoy de más. Siempre sobré. Las
mujeres tienen una mente subdesarrollada y hay regiones del
espíritu que no saben que existen, porque nunca las han visitado.
Me considero el último soñador de la era. Un soñador que ha
descendido mucho, incluso en la escala zoológica. Un soñador
profundo, compenetrado, sudoroso. Algunos me odian, otros
me desprecian y otros me envidian. Me importa un bledo, si
vamos a eso. Jamás renunciaré al arte de mis versos, por más que
no tenga con qué ganarme el sustento y tenga que andar por las
noches, arrastrándome, enfermo y buscando un pedazo de pan
debajo de una vagón abandonado.
y mientras ella se iba pateando vedijas pintarrajeadas yo
imploraba por más palabras suyas
117
Anotando mi número / río / gozos como vasos / pero
en giros bólidos / fácil es lamer la bandera / muéstrame tu jean
/ que no me venderé / sin gozar / de mi sentencia predilecta.
Malas noticias, decía l carta que dejaron los hobbies, nos vamos
a Nueva York.
Bájame al rojo / pero en pos de la muerte,

116 Fiorella no llora

Conocí a Fiorella ante las puertas del cementerio. Un 118

camión se llevaba toda la basura y, sobre una lata machacada
de Budweiser, una mariposa púrpura. Tendí mi red y la atrapé Fiorella Buena suerte y más que suerte, sin alarmas.
(a la mariposa, no a Fiorella). Y ella, que acababa de salir de Sioux
un pijama party me contó un sueño. He de decir que amo los Fiorella Quedóse / Ajóse / Mostrando su mayor salto
sueños, porque son la patria de los poetas. El sueño. El ensueño. Tiburón
La ilusión y la muerte. Kent No el de la gloria / El de la perturbación mágica
Sé que a veces uso palabras repetidas pero cuáles son / Que nos rodea / Sin besar al alto / Cuando Descartes no llega
las palabras que nunca son dichas? Fiorella llevaba calzas de y es deleite.
leopardo, boina roja y pendientes:
-Estaba viendo un camión que iba a una velocidad Tiburón
desconcertante. Cuando llegó al destino dio un vuelco y cayó Kent
hacia mí transformándose en un vagón irreproduciblemente Michel
infinito, despidiendo la Reina de La Lucidez, una divinidad Stipe Acuéstame, mójame / Expándeme / Aligera /
subalterna del infierno, que había descendido a pagar deudas y Muerde el contacto / El de la incógnita
ahora estaba de regreso. Fiorella
Intrascendente / ahora rapidez, como cesando / átame / Fiorella
átame / y hacia mí ajetrea / placer del caos/ placer del caos / Vader Derrame aceitoso
ligas que desligo / atravesando al mar de golpe / acaricia hasta El huevo
expander la mente de un éxtasis / desprendiendo las gotas del frito Dónde encontré este terciopelo?
sueño / Ella

64 65
M. Ellos insisten, de modo que, mostremos las
Sioux armas fabricadas por la razón
119
Eres mi trágico espía,
Fiorella
120
Si fuera guerrero en mi tiempo libre estudiaría para médico.
Cuando fuera médico me jubilaría de guerrero y estudiaría leyes.
Cuando me recibiera de abogado haría de todo para ser juez:
Cuando lo lograra me jubilaría de médico y cobraría la jubilación.
Como buen juez haría deporte para mantenerme viril con mis
amantes.
Como juez no sería corrupto porque sería darle un flanco a mis
enemigos; eso lo habría aprendido como guerrero.
Pero también contrataría guerreros a mi servicio.
Ser juez y no corrupto me daría un gran status sobre todo siendo
además médico.
Haría menos deporte, quiero decir, largas caminatas por parques
y ramblas porque tendría 87 años.
Y al haber tenido una postura inteligente durante toda mi vida y
por eso no haberme mezclado en política. Me jubilaría.
Y al año siguiente si aún estuviera vivo me moriría feliz.
La casa, el auto, el mobiliario, la casa de campo, los viajes y las
vacaciones a elección del lector.
Sioux
121
66
Benjamín trabajaba duro y en su tiempo libre hacía collages,
poesía y ya había rodado una película. Una vez que tomamos
black bombers me contó que mientras vivía en Buenos Aires se
acostó con una puta, Tania. Viste que Tania es nombre de puta?
Pero lo más increíble es que al volverse a Montevideo la volvió a
encontrar y se la trincó de vuelta.
-Bueno –le dije –lo único que falta es que te la vuelvas a
encontrar, pero en el Tíbet, en un fumadero de opio
-No –me contestó lúgubremente –no la voy a volver a
encontrar porque se suicidó. Se metió una bala en la vagina.
Me acordé de todos los locos suicidados:
Akutagawa, René Crevel, Jesús de Nazareth, Hemingway,
Li Po (que se tiró a un río en pos de la luna). Los felicito a todos.
Eligieron el mejor regalo que puede darte la vida: retirarse cuando
pensás que tu hora se cumplió.
122
-Vení Benjamín, te voy a enseñar algo que no sabés y esa
rosa que tenés, se la das a una chica de “La catacumba”, pero yo
te voy a decir a cuál. Entramos a un bar. Pedí un ron doble para
cada uno y una cerveza 5.8
-Bueno, el tema consiste en que te tomes el ron a toda
carrera y después la cerveza.
Brindamos y bebimos.
Benjamín tartamudeaba y me decía que me quería, que yo
era su único amigo. Entramos a la “Catacumba” y yo le dije:
-Ves aquella rubia divina? Andá y entregale la rosa.
Benjamín caminó con pasos tambaleantes y a mitad de
camino entre la rubia y yo se quedó parado como una estatua,
con la mirada perdida.
Fui hasta él, lo tomé de la mano y lo llevé a la mesa de la
rubia.
-Hola, valiente princesa –le dije a la rubia –Mi amigo tiene
algo para darte
67
 Benjamín seguía duro, con la flor en la mano, hasta que de sigo diciendo mierda
pronto pareció reaccionar y le dio la rosa. y a los que dirigen este mundo
-Pero ustedes están muy borrachos –dijo ella que se vayan a la puta madre que los parió,
-Y bueno, nadie es perfecto –dije
-Dü hast flügel und ich nicht –dijo Benjamín 127
-Qué? –dijo la rubia
-Eso quiere decir: “Tu tienes alas y yo no” Ah! me olvidé de mencionar algunos detalles de mi vida
-Miren, mejor se va intrauterina. Adentro del vientre de mi madre yo veía una neblina
-Claro, princesa, ya nos íbamos. Que duermas bien. a veces amarillenta y a veces verdosa. Me daba vuelta para la
derecha cuando quería pensar y para la izquierda cuando quería
123 dormir. Comí mucho berro, perejil y berenjenas. Cuando llevaba
6 meses adentro mis padres dejaron de hacer el amor. De eso
-Tiburón por qué cambias de trabajo a cada rato? me di cuenta porque dejé de sentir cosquilleos en la barriga de
-Porque soy loco. Imaginate, tengo tres hijos. Mi vida sus orgasmos. Escuché mucho a Vivaldi y me enteré que habían
gira en torno a la moneda. Me rompo el culo. Tengo la cabeza asesinado a Kennedy porque mi madre se puso a llorar y ella
quemada. Además, loco, descubrí una cosa que me tiene mal. nunca lloraba.
Tengo que aprender a convivir conmigo toda la vida. Viste que
es difícil ser uno mismo siempre? No sabés lo cansado que estoy 128
de mi piel.
-Pero vos tenés todo. Y si querés cambiar de vida no tenés i) Cuando empecé a escribir poesía imité a Blake
más que dar un golpe de timón y a Keats, toda la poesía surrealista que me enloqueció y mi
-No es tan fácil, vo último éxtasis, que fue la poesía de los herméticos italianos.
-Ya sé que no es fácil Después quise volverme un mercenario de la literatura. Me
volví un beat de mirada rápida. Atrapé lo importante y le
126 puse el nombre de mi sangre. Viajaba en taxi todo el tiempo
porque quería ir muy muy rápido para vivir muy muy rápido y
mierda, hermano así ganarme el derecho a morir rápido: una muerte punk con
mierda de la archimierda camisa de seda.
de la recontramierda ii) En términos generales soy un soñador bastante
en mundo está podrido malo, limitado. No puedo llevar nunca mis sueños a buen
es un globo que se desinfla puerto. La erotomanía de los médicos hace que encuentren
quiero tomar somníferos en todos mis sueños elementos sensuales. Esa gente nunca
y dormir entenderá nada. Que coman mierda y se mueran. Yo creo que
pero le tengo miedo a mis sueños mis sueños más recurrentes tienen que ver con la perdición.
así que mejor Mis sueños me explican a mi mismo de cómo perdí el espíritu.

68 69
 iii) Nunca pude ser fiel a las necesidades básicas
de mi cuerpo, algo así como si yo viniera desde atrás de mi
cuerpo, desde antes de mi cuerpo. La relación entre él y yo
nunca fue clara, siempre fue una cuestión de confianza y nunca
tuve confianza en mi cuerpo, ni aún experimentando el dolor
más terrible.
iv) me quiero quedar a vivir en esa película de
Wenders, donde la gente se relaciona tan naturalmente sin
temores ni desconfianza. un mundo con tecnología vietnamita
de avanzada pero lleno de amor & comprensión. Ahí te
llevaría. Por fin un lugar habitable. estaríamos a cubierto de la
hecatombe,
129
Esto es una novela.
Quieres la receta para hacer una tú mismo?
Bien, escucha:
Sacrifícate, haz un esfuerzo por conocer la naturaleza
humana, choca, choca, choca, borda una filigrana de música
sobre el vientre de tu mujer, ponle margaritas en las sienes al
insano, tómate un vaso de vino de medusa, moja tus dedos en
una pinta de buena sangre, convoca a todos tus amigos ante las
puertas del supermercado en un día soleado, sueña miel, sueña
terciopelo, sueña perlas lunares, cómprate sortijas y metales
mágicos, utiliza sólo un pedazo de tu mente, observa la caída
de los ángeles eléctricos, busca el amarillo con la desesperación
de Van Gogh (edificios flotando en el éter, submarino en los
fémures, motocicletas llamando la atención a las 3 de la mañana,
una mujer pasa a tu lado, te gustaría amarla pero es muy alta para
vos). Llora, muere, renace. Mira como rota la vía láctea. Besa
los libros, revuélcate en las palabras, agradece a la loca poesía
del sol y a la oscuridad que nos contiene y a las veredas que te
vieron radiar y a los árboles, monumentos a la vida y pídele a
una doncella que te dé sangre, incienso, rock and roll y leyes
70
imperiales. Sé humilde, sé admirable, sé un héroe en tus sueños.
130
No sé por qué pero me siento muy cansado. Creo que soy
una especie de nadador con los brazos partidos.
Y siempre se vuelve al primer amor, como dice el tango:
Cassandra.
Cada vez que la recuerdo está sonriendo. La sonrisa es su
patria. Allí la dejé. Mi sueño y mi recuerdo más antiguo es su
sonrisa. Lo demás son tinieblas y vagas metafísicas. Si pudiera la
reconstruiría con la fuerza de mi amor, la atraería nuevamente a mi
lado. Pero es imposible. Ella está quieta en mi recuerdo, cardinal
y levemente maligna, inaugurándome el amor, cambiándome
el curso de la era. Todavía sigo a sus pies, hablando de amor,
como aquella noche. Su sonrisa me basta. No necesito más para
seguirla amando.
Cassandra, si alguna vez vas a recordarme piensa que
recién me levanto, que preparo el mate y pongo un disco de los
Smiths. Ahora mi corazón se ha vuelto pequeño y tembloroso: es
un escenario donde caen todas las cometas con las colas hechas
de coletos capuchas.
131
Después de una larga agonía, debatiéndose contra el
cáncer, murió el tío Pepe. No tenía hijos y yo era su sobrino
predilecto de modo que heredé 5.000 dólares. Yo nunca había
salido del Uruguay así que decidí irme una temporada a Buenos
Aires, donde dicen que hay movida. Me tomé el buque. Al llegar al
puerto recorrí un poco. Lo primero que noté es que había mucho
más polución que en Montevideo. Vi graffitis alucinantes, mujeres
muy bien vestidas. Había leído en Cortázar que las argentinas
visten mucho mejor que las uruguayas. Comí una tira de asado en
una parrillada, tomé el metro y arranqué para el centro. Me alojé
71
en un hotel de la calle Rivadavia. Al día siguiente comprobé lo
que Drieu de la Rochelle le había dicho a Borges sobre Buenos
Aires: “Es el vértigo horizontal”. Es decir, una ciudad plana,
sin subidas ni accidentes ni declives. Quería encontrarme con
el Indio Solari, pero supuse que estaría en algún apartamento
emparrillado y escribiendo poesía. Quizás pudiera ver a Cerati o
a Fito o a Charly, pero por Corrientes sólo había yuppies. Todo
iba 6 veces más rápido que en Montevideo. Anduve recorriendo,
sacando fotos con una Polaroid, comprando libros y discos. Me
compré un Romilar y me lo tomé en el hotel. Fue un viaje. Eso
tenía mucha metadona. Pensé en los amigos de Montevideo y
me acordé sobre todo del Fino. Mirá lo que él escribió una vez:
“Papi: Volvé. Mamá ya se olvidó de que no te amaría. El
otro día me llevó al teatro y bailé con la luna. Chau, besos,
Pablo
P.D.: El tren, que sea eléctrico”.
Precioso, verdad?
132
Un día me aventuré por un barrio marginal y una patota
me rodeó para robarme, Por suerte había dejado la plata en el
hotel. Traté de disuadirlos de que me rompieran la cara alegando
mi carácter de extranjero y poco conocedor de las costumbres
del país, pero terminé en el hospital con tres costillas rotas. Más
o menos los médicos arreglaron la cosa y volví al hotel. Estaba
muy dolorido, así que me quedé en cama leyendo a Dostoievski.
Cuando salí de mi cautiverio me enteré que en Obras tocaban
los Ramones. Saqué mi entrada y me tomé otro Romilar para
estar a tono. Los teloneros eran los divididos. Sonaba bien y fue
un agite infernal pero cuando subieron los Ramones hubo que
hacer barricadas con los asientos para protegerse de la bola de
ruido. La gente enloqueció Destrozaron los kiosquitos y hubo
72
reparto de gaseosas, helados, cerveza y vasitos. La papa ya les
había reventado la cabeza a todos y yo, ahí, en el medio, de
Romilar y con tres costillas quebradas. Me fui al toque, antes que
llegara la bofia. Seguro que los últimos cobraron.
133
A la semana, ya estaba podrido. Esto no era tan divertido
como me habían dicho. Volví en avión. La azafata era una gata
infartante y me sirvió todo el whisky que quise. En el aeropuerto
de Carrasco me di otro banquete con chivitos y jugos de fruta.
Con la guita de la herencia tomé más taxis que Gena Rowlands.
Nadie que se considere lindo debería tomar un vehículo propio,
es mucho más cool tomar taxis. Podés charlar todos los días
con varias personas diferentes y oír historias muy divertidas. Yo
siempre dejaba abultadas propinas pero he de aclarar que estoy
completamente en contra de dejar propinas. El problema de los
bajos salarios no debe solucionarlos el consumidor. Bueno, ya
saben que soy un maldito trotsco. Además los taxis me inspiran,
sí, algún días voy a escribir una novela que se llame: “Toma de
taxis”.
134
Al poco tiempo me disfracé (traje, corbata y zapatitos)
y me puse a buscar laburo. Qué cosa más ingrata! Fui a mil
entrevistas y ahí me di cuenta de que el verdadero laburo en este
país consiste en buscar laburo y laburo de poeta no hay. Me niego
a fregotear pisos por una rupia. O por dos. En una entrevista me
preguntaron qué había hecho, cuáles eran mis antecedentes y yo
dije:
-Bueno, trabajé en una farmacia, preparando venenos para
matar cucarachas, trabajé en las carreras de galgos y también fui
cazador.
-Ah sí? Y qué cazabas
73
 -Ornitorrincos, nutrias, ratas almizcleras
-Bueno, por el momento no tenemos nada para vos, lo
siento
-No hay problema. Viviendo de las donaciones de mis
amorosos padres todavía puedo resistir un poco
-Le ruego que se retire
-No, no me lo ruegue. Me voy porque se me da la gana de
irme.
Mis padres pensaron que estaba chalado, que era un
inadaptado y sobre todo, que tengo las bolas de plomo.
135
Empecé a escribir otro libro de poesía y en un mes lo tuve
pronto: 250 páginas de versos rocanrroleros y abanderados por
el socialismo. Hablé con Tacuabé Riverplate, uno de mis antiguos
editores y pregunté dónde podía editarlo. En otro mundo, me
contestó. Honorio Della Nucca andaba con veleidades de editor
y cuando leyó el libro dijo que yo estaba como una radio (es decir,
loco) y que no pensaba jugársela por una poesía así. Mi libro
empezaba con una parte lírica, 50 poemas de amor y después
se ponía completamente blasfemos. Quería retratar el mundo
durante una de sus fases más pestilentes: el hoy. Lo leía en pubs
y a la gente le gustaba pero igual decían que yo estaba como una
cabra. Y era cierto. Ya lo dijo Bretón: a partir de determinado
nivel la poesía se burla absolutamente de la salud mental del
poeta. Los jóvenes y rebeldes, como Beefhear, el Kápatax,
Emilio, Tiburón Kent y Vader lo enarbolaban como una bandera
calcinada. Y me decían:
-Estás adelantando 37 siglos
-Claro, nunca fui Juana de Ibarbourou
-No, Vos sos Maroso –me dijo el Kápatax
136
74
-Todo creador de belleza es un revolucionario por que la
escuela no es belleza, que te roben los comerciantes y te vendan
producto adulterados no es belleza, etcétera, etcétera, etcétera.
En cambio el artista, al crear belleza está conquistando un
mundo habitable para los hombres y está generando una nueva
conciencia y está emocionando a la gente embrutecida por 10,
12, 14 horas diarias de trabajo odioso. El futuro de la humanidad
es el socialismo. Por qué? Porque así como el arte evoluciona
hacia una progresiva purificación las ideas evolucionan hacia
una progresiva exaltación. Las ideas socialistas triunfarán porque
son superiores. Socialismo y democracia. No hay que temerle
a la confrontación. Las ideas socialistas triunfarán sobre el
liberalismo porque son superiores. Lo dice Mendel, no lo digo
yo. Vos seguí trabajando. Hay un montón de pibes que se copan
con lo que hacés. Yo una vez, en Bolivia, le mostré un libro tuyo
a un australiano y el loco me dijo: “Si a mí me hubieran educado
leyendo estas cosas ahora sería guerrillero”. Y es así. Hablá de la
revolución en los poemas que dedicas al amor y hablá del amor
en los poemas que dedicás a la revolución.
Kápatax
137
Kápatax me contó una cosa muy curiosa. Él tiene una
boca muy grande y, cuando era niño, una chica llamada Mónica
se cortó las comisuras de los labios para agrandarse la boca
más que Kápatax. Otra de Kápatax: una vez estaba tomando
exámenes (es profesor de literatura) y por la ventana del aula vio
que una casa vecina se estaba quemando. Se levantó de la mesa
de profesores y dijo:
-Con la anuencia de ustedes me retiro a apagar un incendio.
Todo el mundo quedó de cara. Salieron a la ventana a
mirar como Kápatax apagaba el incendio entre viejas histéricas
que gritaban y no sabían que hacer.
75
 -Bueno, ya está –dijo Kápatax
-Ay, señor –le dijo una vieja –No sería tan amable de Siempre ocurre esto o algo parecido en la vida de un
bajarme al gato que está ahí, subido a ese árbol. Se asustó por hombre: te quedás solo. Te ponés viejo y loco. Todos mis amigos
las llamas. la estaban luchando por su lado. Muchos ya tenían sus vidas
Kápatax, poderoso y musculoso, trepó al árbol abrazando hechas y yo andaba solo, solo a pesar mío. Últimamente, no
el tronco y reptando como gusano. Se arañó todo el cuerpo pero había tenido más relaciones ocasionales con mujeres. No había
rescató al gato y se lo entregó a la vieja. tenido la suerte de encontrar una compañera incondicional. Y
-Cómo se llama el animalito? –preguntó Kápatax había empezado a pasarme algo que pronto identifiqué como
-Aristóteles, señor. Le agradezco mucho. un síntoma de senilidad: cuando me acostaba a dormir no podía
Después de estas hazañas el poderoso Kápatax, regresó al pegar ojo y empezaba a rememorar cosas muy lejanas de mi
Liceo, sin camisa, con el torso todo arañado y ovacionado por los existencia, cosas que nunca pensé que volverían a mi mente.
alumnos. Kápatax dijo: Buscaba refugio en el pasado.
-Bien, se terminó el examen, quedan todos exonerados.
140
138
Cassandra
Kápatax y yo teníamos lo que dimos en llamar las “famosas Klaus
conversaciones”. Eran tertulias que duraban hasta las 4 de la Clarise
mañana y donde hablábamos sobre todo de literatura, de fútbol Vader
y política. Una vez intenté explicarle una idea de Dostoievski que Tiburón Kent
formulaba Kirilov en los “Endemoniados”. Que el hombre es Morticia
desdichado porque no sabe que es dichoso y cuando descubra Fiorella
esto será feliz instantáneamente y el tiempo se detendrá. El no Benjamín
entendía porqué su panacea para explicar todos los enigmas era Thelonius Monk
el marxismo. Era incapaz, por ejemplo, de entender una letra de Emilio
los Redondos. María Victoria
-Claro, le decía yo, el tiempo se extinguirá en la mente de y todos los olvidados amigos
los hombres. que una vez supieron
-Pero y esa idea? –decía él dónde están?
-Es una metáfora, Kápatax.
Entonces Kápatax dejó por un tiempo sus tratados 141
de economía política y leyó a Dostoievski, hay que decirlo, lo
entendió mejor que yo. Pasaban los días, las semanas y los meses. Yo estaba
cautivo, recorriendo interminablemente mis laberintos, girando
139 espantosamente en torno a mi angustia. Ni siquiera una llamada

76 77
telefónica. Pensé en suicidarme tirándome de un piso, pero
descartaba la posibilidad porque lo que yo en realidad quería era Agosto de 1996
ver mi entierro, saborear las lágrimas de todos los que alguna vez Montevideo
me habían amado, filmar el ataúd descendiendo a la fosa. Pavese,
que se mató, una vez escribió en su diario que el suicidio era una 143
imprudencia. Hay que esperar que la pelota empiece a girar para
arriba. Pero eso no iba a ocurrir y empezaba un nuevo y crudo Desperté: había salido la luna. Era cuando el último de los
invierno. gatos volvía a su techumbre. Yo no había meditado lo suficiente,
pero llevaba ½ hora haciéndolo.
142 Lloré. Rompí el cristal.
Me puse mis pantalones y mis zapatos. Fui a la cocina,
Aquella noche fría tenía una sensación extraña. Pensé que sin desayunar; saqué la basura. Lavé los platos. Mis padres se
estaba por llegar un tribunal que me juzgaría. La soledad me despertaron y me preguntaron qué me estaba pasando.
hacía sentir un condenado. Yo realmente había sido tan malo Llorando seguí lavando.
para terminar así? No sé. Me abrigué bien y salí de casa con Cuando terminé los abracé y reímos. Ya había amanecido.
el propósito de no volver, de perderme en la noche. Pensé: Ya Era lunes y me puse a escribir.
viví, di poesía a la gente, traje un hijo al mundo, tuve amor o, Todo había sido una pesadilla. Yo era un médico doctor
al menos, conocí la ilusión que te proporciona el amor, vi a los del acontecer.
peces licuarse en existencias arácnidas. Peor por qué, ahora, este EN EL AMOR Y SINO CARAJO
cansancio de fin de mundo. qué.
Cerré la puerta a mis espaldas. Empecé a caminar. Sentía
que el viento me rajaba la cara. Ya no había gente en las calles. 144
Todas las puertas estaban cerradas. Los linyeras intentaban
dormir, tirados bajo los árboles, en las entradas de los edificios.
Caminé hasta el mar y lo interrogué, consulté a todas las cosas muerto
realmente magníficas que hay en el universo, buscando una
respuesta. El vacío abría su cauce en mi pecho y entonces supe,
entonces me di cuenta, de que así, completamente solo y ya sin
fuerzas para proferir mi grito, no tenía sentido seguir adelante,
sin nadie a quién recurrir, emprendí el camino de regreso a casa.
Esa noche me acosté llorando. Sabía que al día siguiente me
levantaría con dolor en los riñones y que mi vida seguiría vacía.
Dejé prendidas la lámpara, como cuando era pequeño y no podía
dormir sin luz por temor a las brujas. Fumé un cigarrillo. Era el
fin.

78 79
 Segunda parte:
RESURRECCIÓN,
145
Con Sioux en Costa Azul:
fotocopias de un jaque mate
los somníferos adentro de una bota
las anfetas adentro de la otra
el pollo asado en un rastrillo
mística inteligente de sioux
divagues pirotécnicos en el plato
y el café…
frío.
-Los maestros zen dan en el blanco desde 800 metros, con
un arco que pesa 80 kilos. el arco es así de pesado porque la
flecha tiene que llegar a destino. Esos tipos tienen 70 años. Sabés
lo que es eso? –dijo Sioux
-Sí –tenté yo –algo que le está vedado a occidente; a la
gran infatuación judeo cristiana marxista de los shoppings de
occidente, no?
-No, no comprendés. Si comprendieras no utilizarías
palabras como “infatuación” ni “judeo-cristiano”, simplemente
asentirías y beberías otro sorbo de té. Sabés que los maestros zen
toman té sólo para poner a prueba sus facultades? –dijo Sioux
-Sí, claro –dije –recuerdo una anécdota, contado por un
tipo que quería iniciarse. El maestro le servía té hasta desbordar
la taza, hasta que el otro se desesperaba y le pedía que parara
de servir y entonces el maestro le decía: “Así como esta taza se
desborda tu desbordas pensamientos y opiniones”. Osea que lo
que yo comprendo, y te lo digo sin haber leído nada, es que se
trata de una especie de renuncia al intelecto.
80
-Algo de eso hay –dijo Sioux –pero no es todo. Bueno,
pero mejor dejemos el tema. Somos unos atrevidos. Es como si
quisiéramos hablar de la evolución del jazz. Sería un atrevimiento
de nuestra parte. Escuchamos rock and roll y somos uruguayo y
somos clase medie y somos colegio privado. Me entendés?
-Sí –dije –mejor callar. Hay muchas variedades de pájaros
acá.
Por qué no callarnos y escuchar
-Ahí va! La próxima vez que tomes ácido no escuches a los
Cramps, escuchá a los pájaros. Te lo digo así nomás loco, dentro
de 5 años estoy en China –dijo Sioux
-Te creo, Sioux, te creo.
146
porros:
-brock, brock, brock, -decía Sioux
-está retrocediendo hacia la fase batracio –decía yo
-es un molusco –decía Tiburón Kent
-no, -decía yo –es una velela, un celenterado, anda por el
fondo del mar con unas alistas celestes
-flotantes –decía Tiburón Kent
-pero todavía podemos retrocederlo aún más en la escala
zoológica –decía yo
-sí –decía Vader –a la fase de los tiburones, que comen
chapas
-sí –decía Tiburón Kent –sus estómagos con máquinas
trituradoras
-les salen los dientes de nuevo, como a vos, -decía yo
-callate imbécil –decía Tiburón Kent
nunca fuiste a plutón?
nunca quedaste estatua?
81
 147 -No querés bailar en la bañera?
-No, quiero cerrar los ojos y ver estrellas-mascotas
Me llamó Klaus. -Qué bueno, yo también
-Hola, cómo andas? -Sabés que descubrí que no se puede hacer el amor
-Bien y vos? escuchando a Bach, es impotenciante –dijo Klaus
-Bien, vas a estar por ahí?
-Sí 149
-Bueno, ahora voy
-Te quiero El pub “La catacumba”, aquella noche, estaba Agueda. Yo
.Yo también estaba sentado con unos amigos y ella me miraba con persistencia.
Ya habíamos hecho el amor una vez y ella me había dicho:
Ginsberg dijo que el deseo siempre encuentra su camino. -Me quedaría en esta cama para siempre. Quiero que me
no importan los virajes que nos haya dado la marea y que mates con tus besos. Yo sé que vos sufrís mucho pero nunca vi
salgamos del mar horriblemente podridos, calvos y sin dientes, el en un hombre una capacidad de ternura tan grande.
deseo siempre encuentra su camino. Después, a raíz de un papelón mío, me retiró el saludo.
Pero esa noche me estaba refistoleando hacía rato. Yo le hice un
Klaus, saludito con las cejas y voló un beso. Mi propósito esa noche era
trillarme a la Gusanita, que también me gustaba y tenía yo unos
148 cuantos poemas para ella. Agueda me terminó llamando a su
mesa y fui. Estaba con una mujer mayor:
-Quedo mucho ahora. Gracias por el té. Hoy soñé que -Te presento a mi madre
andaba por un corredor de paredes de piedras húmedas, -Encantado, señora –dije y le di unos besos a Agueda,
evidentemente estaba perdido, o sea, sabía que lo estaba, había unos abrazos, besos en las orejas, besos en los ojos, en la frente.
como piezas sin ventanas pero había luz no sé de donde. Era Ella me manoseaba por debajo de la mesa y le decía a su
sólo eso y me causó mucha desazón. Casi nunca tengo pesadillas madre:
–dijo Klaus -Amo a este hombre
-Eso fue la luna, esta luna maldita es arsénico. Nos puebla, -Se nota
nos hace delirar y te voy a revelar un detalle: la luna llena mató a Cuando nos cansamos apareció el cabrón de Emilio y se
Dostoievski –dije puso a observar lo que yo hacía. Volví a la mesa con mis amigos
-Sí –dijo Klaus –tengo casi siempre sueños eróticos que y ahí se me ocurrió este poema:
consisten en luchas de guerreros vestidos con abundante metal NO TENGO OPINIÓN FORMADA
negro –dijo Klaus SOBRA LA LEGALIZACIÓN DE LA MARIHUANA
-Yo tengo sueños que me hablan de la partición de mi alma UNA SECA?
o si no, revelaciones –dije De pronto veo un avioncito de papel que baja desde la
-Bueno, entonces vamos a bailar al desván parte alta de la catacumba. Decía simplemente “Hola”. Miré para

82 83
arriba y como soy miope (no uso lentes por coquetería) no me Agueda marcó. Me leyó la mano derecha y la que debe
di cuenta de quién era la que me había tirado el mensaje. Subí. leerse es la izquierda.
Era la Gusanita, que estaba preciosa. Le di los poemas que tenía
para ella. Se puso a leerlos y mientras lo hacía suspiraba de amor. Las dos un día se encontraron en “La catacumba” y se
Cuando terminó de leerlos me quedó mirando embelesada y agarraron a piñas.
ahí nomás nos agarramos a los besos. Cuando le comí toda la
boquita le dije que tenía que ir al baño. Bajé y fui de nuevo a la 154
mesa de Agueda. Seguimos mimándonos. Yo controlaba que la
Gusanita no me viera chuponear con Agueda. Agueda estaba bueno
tomando amarga y la Gusanita cerveza negra. Así que volví a primeramente quisiera saludar
subir y empezamos otra vez con la Gusanita. Me gustaban más al descerebrado pacific seda cart
los besos de cerveza negra que los de amarga. Bueno, el caso es en segundo lugar al indio
que seguí con el jueguito hasta que se me acabaron los cigarros, la a charly, a fito, a Cerati,
plata, el pegue de las delgotrix y me fui a dormir considerándome a Mollo, al Chueco Maciel, a
el más rompecorazones. Viste cómo es? Para que te salga bien Baudelaire,
la jugada no tenés ni que ser lindo, ni simpático, ni tener plata, etc.
simplemente tenés que ser careta monstruoso y bígamo.
155
150
Fiorella nunca convidaba. Había que poner plata. Cuando
(capítulo prescindible) tomábamos frula me decía:
-qué sentís?
Los japoneses se besan frotándose las narices. Kurosawa -nada especial –decía yo y ahí agarré un laburo en la radio
se pasó la mitad de su vida en el siglo XVII. Ahora la gente ene haciendo un programa y le puse “Nada especial”. Me echaron
Japón se muerde la boca. Si no sale sangre es porque no hay porque leí unos poemas explosivos y dije que odiaba las tandas,
amor. Y ahora Kurosawa está viejo y llora en un rincón. que quería que mi programa “Nada especial” no tuviera tandas.
Cuando perdí el trabajo me fui con Sioux a Costa Azul
151 como te conté unos capítulos atrás. Cuando fuimos a la playa
juntamos piedras y caracoles y canicas. En la arena, alguien había
Fantástico ver como crece mi novela. Es casi tan placentero escrito “Fiorella” y yo le dije a Sioux:
como una erección. -Mirá, esto es magia.

La gusanita, en la cama, era una divinez. De vez en cuando, 156

también, le pasaba cepillo a Agueda.
Tiburón Kent, el Camaleón y yo comimos hongos.

84 85
Escuchamos tres veces el “Horses” de Patti Smith. Vimos a Beavis
& Butt Head y casi nos desmayamos de la risa, (he de aclarar que
Beavis & Butt Head no me parecen nada idiotas, incluso te diría
que los considero genios). Después arrancamos para “La factoría
y el Camaleón se descontroló y tiró 15 vasos por la ventana. A los
pocos minutos llegó el enemigo: la policía. La guerra particular
del camaleón es contra ellos y sin mediar palabra alguna empezó
la trifulca. Los milicos le pisaban la cabeza y el Camaleón les
mordía las botas y gritaba “Socorro”. Le rompieron la cabeza, le
pisotearon el walkman. Mientras esto ocurría en la calle, Tiburón
Kent y yo estábamos en el baño siendo examinados con una
linterna. Estuvimos guardados 24 horas. Un milico piola nos
traía cigarros y frazadas. Al recuperar la libertad volvimos a los
campos. Que llueva! Que crezca el cucumelo!
158
no son tiempos de amor, éstos
son tiempos de encare
estoy podrido de tu poesía
y del bochinche cultural
proustianos (pelucas verdes en la heladera) y donde comimos
latas de sardinas y brindamos con agua mineral por el Frente
Único
y por nosotros
sí,
sobre todo por nosotros
que estamos más necesitados de sucesos bellos que
cualquier revolución roja de este mundo
160
Estabas deforme y no parecías el Hombre especial que
escribe sobre brujitas de cara azul. Entonces ellos leían sobre
TROMPICONES, jazz, basura y orgasmos-dioses. Prendiste
fuego a nuestro “HOLA” (en un avioncito de papel tirado desde
arriba), diciendo FUCK YOU
Todo lo que existe lo siento por vos
La Gusanita
161

Sioux quiero explicarte la diferencia

que existe entre ser un poeta negro
159 y se un poeta blanco
la poesía negra está al servicio
GUSANITA: del orgullo
estoy contigo en la Atlántida la falsa imaginación
donde me despojé de medallas y condecoraciones y títulos y la pereza
de honor y hasta de toda mi locura egomaniática e incluso de el poeta negro es un holgazán
mis ropas carnales y te he dado con inédito amor & locura de y las fuerzas exteriores a él le dictan
palabras la más fresca flor de mi vientre y cerebro, el poeta blanco es diáfano & celebratorio
estoy contigo en la Atlántida prefiere la realidad
donde el teléfono ha sonado toda la tarde y varias personas por pobre que sea
se han tirado de los edificios aledaños con pensamientos – a las ricas mentiras

86 87
 yo soy un poeta negro por gracia del demonio
y puedo decir, con García Lorca
que destruiré el Partenón por la noche
para empezar a construirlo por la mañana
y no terminarlo nunca
162 (a)
El dinero es el dinero. No me importa si he trabajado duro
para conseguirlo. Lo gasto igual. Los cheques no sn dinero, los
bonos no son dinero, las tarjetas de crédito no son dinero. La
mejor manera de llevar el dinero es en pelotas en los bolsillos de
la chaqueta. La gente hará cosas muy raras si le das dinero. La
mejor manera de tocar el dinero es por sus bordes. Si guardas tu
dinero en una media todo el mundo sabrá cuales son tus billetes.
Cuando todo vale el dinero no vale nada. Odio las monedas,
arruinan mi cartera francesa. Si tienes 150.000 dólares no te
compres un cuadro de ese valor, simplemente toma el dinero
y ponlo en la pared. Me gusta el dinero en la pared. El dinero
es mi estado de ánimo. No te preocupes más por el dinero: lo
encontrarás el 29, debajo del plato de ñoquis. Muchas veces he
pensado en atracar para conseguir dinero. Si tienes mucho dinero
querrás más y más dinero. Y cuando tienes poco lo gastas en
cualquier chuchería. El dinero es la cara de dios.
162 (b)
Estar loco te da ventajas. Empiezas a darte cuenta de quién
está realmente loco. En realidad, todo el mundo está loco. Si te
has vuelto loco por exceso de drogas no puedes reprocharle a
nadie. Si te has vuelto loco por amor, quéjate ante un tribunal. Si
estás loco puedes ver todo como si realmente no estuvieras aquí.
163
88
-Soy zen porque pido a las personas que me expliquen
con total claridad el significado de sus palabras. A su vez, he
abandonado gran parte de mis opiniones en pos de la magia,
que es para mí, una forma de la verdad, como es para vos un
diamante girando en la oscuridad –dijo Emilio
-Cortázar decía que se trata de encontrar la punta de la
piola y así empezar a desovillar, lana, lanatomía, lanaturner, es
eso? –dije
-Nosotros desde este punto cardinal, desde este paralelo y
este meridiano y esta habitación y este mundo en los términos en
que está planteado, concebido y ya casi te diría resuelto, podemos
ver, un costadito. –dijo Emilio
-Claro, dije yo, pero vos, cuando vas caminando por
la playa no querés juntar caracoles si no saber a ciencia cierta
cuantos granos de arena hay –dije
-El ojo blindado que me has regalado me mira mal -dijo
Emilio
164
Me han pasado cosas muy extrañas, mi vida ha sido muy
rodante, rumbosa. Quizás gracias a una especial percepción de
los acontecimientos y de las cosas, que siempre tuve. Yo sueño
con noches, con calles mojadas, siempre hay personas en mis
sueños. Vos una vez me diste a elegir, con respecto al mar:
1º) Es un desierto resplandeciente
2º) Es un epitafio de los vikings
Yo lo único que atiné a hacer fue a ir a su encuentro, sin
ánimo de lucha, runaway to sea (como se decía en Inglaterra
siglos atrás, como hizo Robinson Crusoe o el almirante Nelson,
que terminó tuerto, manco y sin una pierna). A partir de la visión
de una ola de uranio gris, desarticulé todo el lenguaje, buscando
pureza, escupiendo las vejigas fofas y pintarrajeadas, desandando
el camino de la especie. Ahora soy tan feliz que me he vuelto
incomprensible. Sólo una cosa quisiera saber de memoria:
89
 todo el infinito
todo el azúcar
todo el fuego de las mariposas
Te envío a su vez, en un sobre aparte, mi orquídea
congelada.
Emilio,
165
-Viste a la gusanita? qué te pareció? –te pregunté
-Me pareció pendeja para vos, crazy mother fucker –dijiste
-Siguen llegando cosas –dije –a nuestras vidas
-Sí, y eso es como abrir el grifo, siempre sale agua, por más
que sea ferruginosa –Dijiste –y como todavía estabas soñando te
dejé que fueras a buscar la leña al cielo. Total, para qué te voy a
despertar?
Una vez que vos dormías en mi cama, Stephanía me dijo:
-No te enojes. Si logro conciliar el sueño es porque está a
gusto, porque no te percibe hostil
Entonces yo le regalé a Stephanía aquella bolsa, que pesaba
como 10 kilos, llena de monedas de Richard Francis Burton,
166
Emilio ha sido muy reticente en sus comunicaciones para
esta novela. Una vez me mandó una foto de una enfermera
haciendo: SHHH! de esas que hay en algunos hospitales. Desde
luego, no puedo incluir la foto aquí.
167
Miro a Emilio dormir. Tiene un sueño unplugged. Mientras
tanto, yo ajetreo, reparo agujeros, acondiciono el cielorraso
porque se viene la tormenta. Habrá rayos, truenos, sapos y
90
culebras y toda una galería de piedras preciosas sin numerar,
mensajeras del jazz.
Poné tu esqueleto en la cuba de cal, ya crecerán umbelas
a cada paso tuyo, ya se verán humear las juntas de las piedras
y ustedes, pequeña burguesía, por fin entenderán mi lengua y
dejarán de ser mi plaga de sueños,
168
Beavis & Butt head en absoluto son postmodernos. Si lo
fueran no habría ese cartel que siempre los antecede en la MTV:
Son sólo personajes de comic, no los imiten ni se
comporten como ellos.
Le debemos mucho al comic, más que a lamartine
reflexionando pijotadas en una roca frente a un lago melifluo e
ilegible. Con Emilio, pensábamos que lo único anterior al siglo
XIX que se podría leer era a Li Po y Safo.
169
la momia todavía vive en sus tiempos
de sofocación
una flecha rota en una piscina de sangre
sale la luna y empieza a disparar
la música crece como un oleaje
y la momia polvorienta y vidente
se levanta de su lecho
esparciendo el firmamento
con un tino de dados
170
Soy un miembro honorario del comité permanente de
festejos de lo inmediato
Jugo de mármol en mis venas, osea, más duro que una
91
bocha. y por el empate”
fue su brindis
Marley Davidson
173
171
el diazepam es el retrocohete
el pudor de mi mano el masaje también es barato
no fue a tocar tu boca first class no es acceso directo
pero ahora toca el teclado del teléfono te presentás al infierno y perdés
tu jueves
es un violín para 2 tiburones Marley Davidson
(dije)
174
Yo la confesión no la manejo porque me resulta una
exhibición pornográfica y puede llegar a resultados fatales. Mi amistad con Matías, Ursula y Sioux se había profundizado
(dijo Emilio) mucho. Había veces, en que sólo salía de mi buhardilla para ir a
Para que no se me despegue el armado, me tomo todos los lo de Matías. Alfonsina tenía nueve meses y todavía se discutía
días una cucharada de Fastix si Sioux o yo sería el padrino. Mateábamos y fumábamos el
(dijo Marley Davidson) hierbajo loco. Matías, como director y padre de familia, era un
peligro, porque estaba como una radio.
172 -Vo, este mate está tapado –dije
-No jodas, tomá esta bombilla –dijo Matías
-Le temés a las multitudes? –le pregunté a Marley Davidson -AH, tenés unas cuantas bombillas –dijo Sioux mirando
-Decís de estar en un lugar con una multitud o a las adentro del morral de Matías
multitudes como masas? -17 –dijo Matías
-Qué es eso de masas? Acaso a la gente la pesás en una -Buen nombre para una banda –dijo Ursula -17 bombillas
balanza? -Yo tengo 17 botellas de cerveza –dije
-Diferenciaba entre una multitud concreta, por ejemplo, Charlie Watts nos fiaba pan, leche y vino y pagábamos
en un estadio y una multitud genérica, masificada cuando podíamos. Pero había que tener cuidado con los
-No existen los conceptos genéricos inesperados discursos de Charlie Watts. Una vez me dijo:
-Y no… no les temo a las multitudes -Estoy en mi quinta reencarnación. Quién le dijo a
-Y al vacío? Alejandro Magno que se podía andar en elefante? Quién le dijo
-Sí a Tutankamón que se hiciera una pirámide y un sarcófago que
si no nadie se acuerda de vos? Y ese alemán de bigotitos? No
“por la victoria, por la derrota molestaba a nadie, cada tanto iba a la esquina y abría la boca y

92 93
decía alguna barrabasada hasta que yo le dije: Terminá con estos Fumamos el hierbajo loco a los pies del crepúsculo, que, sobre
judíos de mierda, hacelos jabón, pero no te metas con los rusos, nuestras cabezas, ofrecía gamas verdes, rosadas y magentas.
mirá que son bravos. Cuando el sol se hundió en el mar, los tres vimos, en una ráfaga
de gloria, el rayo verde, símbolo del amor. Matías y Ursula se
175 besaron al compás de su luz. Yo me quedé muy fisurado por la
gusanita puesto que en vez de intentar averiguar su teléfono a
disparates través de Fiorella, había ido a consultar con Sioux a la Interzone
disparates Inc. Qué boludo!
disparates Me vestí y me fui a la casa de Lucía. También me morboseé
disparates con Lucía. Tenía los pechos grandes y estaba bastante entrada
disparates en carnes. Armamos la pista de camiones para Guille. Era 6 de
disparates, disparates enero. Los 6 de enero yo siempre había estado de fiesta porque:
disparates 1°) Fui niño (aunque no parezca) y recibí preciosos regalos
disparates y le puse agua y pasto a los camellos de los Reyes Magos
disparates 2°) Los 6 de enero cobraba el triple en las carreras de
disparates galgos
3°) Ahora, tenía un hijo precioso y tenía plata para regalarle
“el sueño de la razón produce monstruos” cosas.
Goya Guille era sumamente cuidadoso con los juguetes. Dijo:
-Guardar, se rompen
176 Y desarmó la pista como un ingeniero y volvió a meterla
en la caja. Las pilas las metió adentro de un florero.
Matías seleccionaba mis poemas y los ordenaba y me decía:
-El libro va así. Esto es material clase A. 181
Lo envolvía con cinta engomada y lo escondía en lugares
done yo no pudiera encontrarlos. Al regresar a Montevideo (con una considerable borrachera
Yo me pasaba a veces hasta una semana para encontrar mis de vodka destornillador en el ómnibus) con Matías y Sioux nos
textos, sacarles la cinta engomada y a volver a ordenarlos a mi pusimos a reparar claraboyas y vitreaux, de puro caretas. Cuando
soberano antojo. las viejas veían al trío, al abrir la puerta, no podían evitar un
estremecimiento de pánico. Pero lo que contaba era cobrar. Por
177 supuesto, la guita se iba en fiestitas. Ursula sabía que vivía con
un loco, pero tenían una beba preciosa, una princesa. Cuando
Matías, Ursula y yo nos compramos un bote de goma. Nos ambos crecieran un poco se iban a conocer, Alfonsina y Guille,
fuimos a la escollera y desde allí nos tiramos. Elegimos uno de y tal vez pudieran perpetuar esta especie de idiotas sagrados,
los barcos varados en la bahía para realizar nuestro abordaje. casándose.

94 95
 182 que te desarmaría
sabiendo
Guille crecía y se decía de él que era muy inteligente y que te estaba forjando
sensible. Yo estaba esperando que pasara los 5 años para poderlo para mí
tener por alguna temporada más o menos larga, cuando no tu beso fue más rojo y húmedo
necesitara tanto a la madre. Pero, por el momento, no tenía casa que mi flor
propia ni laburo estable, así que me era imposible ofrecerle nada
a mi hijo, fuera de los mimos. 186
Lucía me contaba que al levantarse estudiaba, mientras
Guille todavía dormía y escuchaba a los Stranglers en el walkman. quiero comer una caja de aceitunas galardonas
Me contó que una vez Guille se despertó y dijo: en homenaje a mis brillantes colores verde-azulados
-Malos mis amigos
-Por qué Guille, por qué son malos tus amigos? la gusanita
-Mucha palabras –dijo, se dio vuelta y siguió durmiendo.
187
183
mejor corre como el maratonista y no te detengas en los
Soñé con rosas engastadas en una motocicleta junto al semáforos y enarbola alto tu antorcha y no dejes escapar de tus
mar. Fui ala florería y me hice atender por un coreano o algo así labios apretados el menor suspiro de amor y mantén los ojos fijos
y le dije: en el objetivo, mejor corre como una pantera de fuego líquido y
-quiero una rosa pero no para un muerto, si no para una olvida toda hambre y las raciones de la razón y las migajas de la
persona viva, tengo 7.50 pasión,
-Llévese ésta mejor huye por los laberintos, con la piel llena de miedo, el
-Tenga cuidado al sacarle las espinas –le dije –Rilke murió corazón caliente como una pócima y olvida tu ficha, tus bonos,
de gangrena por el pinchazo de una rosa. tus obligaciones, odios y cumbres emotivas,
El coreano utilizó la tijera, cortó el tallo también y me la pues te persiguen,
entregó como si me estuviera dando una Mauser. ya golpean a tu puerta
ya encadenan tu lírica
184 la policía
la puta de vestido blanco
tú, ángel y la televisión
cae en mis brazos
te dije 188
y te entregué la rosa
sabiendo gusanita Lucía trajo a Guille a Montevideo y se quedó una semana.

96 97
A mí lo que más me gustaba era revolcarme con él en la cama. A
este juego lo llamábamos “lucha grecorromana”. Guille escuchó
en la televisión a un personaje que decía:
-Yo soy la flor silvestre que el olvido marchitó
Guille se me acercó y me dijo:
-Puto, loco, bobo, papá… quiero caca
Lo llevé al baño y sentadito en el wáter dijo:
-Yo soy la flor silvestre…
que el ombligo se me arrugó
189
Así que mejor corre, tu mártir, tu leyenda, tu diamante negro
y cuando estés en el bosque de troncos negros manipulando las
bragas de tu chica apresúrate antes de que lleguen los vampiros
de encías plateadas y te encierren para siempre en alguna fábula
medieval
así que mejor corre, todo el día y toda la noche, por las
avenidas azules que ondulan, por las praderas de vidrio de
azogue & carbón, corre endemoniado, ciego y loco, con el pecho
explotando como un cohete, con las piernas de metal torneado
y deja que tu cerebro sea una membrana de múltiples lagartos y
estupefacientes que sueñan,
así que mejor corre, huye, acelera en las cuevas cubiertas
de milagros y de rubíes con los ojos llenos de lágrimas, más veloz
que las panteras fórmula 1,
será mejor que no contemples la gran infatuación de la
realidad, ni el escamoteo del amor, será mejor que ignores las
señales y corras y que ya no ruegues, hermano lobo, hermana
luna, corre a través de la nube de asteroides, a través de las
telarañas en las que el arcoíris se empeña en cantar sus loas al
gran esgrima de las flores,
así que mejor corre, corre hasta la muerte,
98
190
Mira el cielo, hijo mío. Ves las cometas? Ves las gaviotas?
Una cometa es más libre que una gaviota porque la manejas
vos y en cualquier momento puedes cortar el hilo y se irá hacia
el nunca jamás, sonriendo. Las gaviotas las puso a volar dios y les
quitó todo libre albedrío y además, ves esos pájaros metálicos?
También los inventó dios: son aviones llenos de TNT. Mira y
aprende a odiar.
191
Por los caminos de piedra hay una medusa mutilada
escupiendo carne de almendras en la merienda de las hadas. Te
quiero,
Agueda
192
Marqué con Agueda. Demasiados papelones de drogas y
alcohol. La agredía, me comportaba como un incoherente y un
egoísta. Ella quería protección y seguridad y todo lo que yo le
ofrecía era bardo. Traté de explicarle por qué tenía que recurrir
a los tóxicos todo el tiempo pero no me entendió. Le dije que
cuando yo tenía 5 años veía por televisión los comunicados de
las fuerzas conjuntas. Eso a ella no le había pasado. El miedo me
educó más que todas las universidades y era una bola de nieve.
Ahora, mientras escribo estas líneas, estoy escuchando un disco
precioso de los Talking Heads, estoy calentito, no me faltan
cigarrillos pero siento la tenaza del miedo como una saeta en el
corazón, me arruga el escroto, me hace transpirar las manos, me
dicta.
99
 194
Cuando me muera quiero que me hagan una estatua. Mi
efigie y la de Lenin, las dos con la bragueta abierta y los penes
erectos. La estatua tiene que ser de colores flúo y ser pasible de
verse desde cualquier punto de la ciudad. A nuestros pies un
estanque con un hipogrifo de granito y sobre nuestras cabezas una
bella cáscara de huevo. En el pedestal, la siguientes inscripción;
FUCK OFF. Quiero que dure una semana y tras ese plazo, unos
punkies con crestas la destruyan a martillazos.
195
Cuando Guille cumplió 3 lo despertaron y le dijeron que
lo iban a bautizar.
-Eso duele? –preguntó
-No, vamos a ir a un templo donde está el niño Jesús y te
van a echar un poquito de agua en la cabeza –le dijo Lucía
-Y el burrito?
-Va a estar el burrito
-Y la vaquita?
-Va a estar la vaquita. Además hoy es tu cumpleaños y
mamá te hizo una torta y una piñata y van a venir todos tus
amigos
-Y Jesús va a venir?
-No, Jesús va a estar durmiendo
-Tengo 3?
-Sí, ya tenés 3
-Puedo enchufar?
196
La gusanita quiso bailar conmigo. No sé bailar. O mejor
dicho para mí bailar es una actividad que desarrollo a escondidas
y con más pudor que la masturbación. Generalmente la gente se
100
agita, hacen un chacachacachaqueo y después dicen que es baile.
He conocido mucha gente con clase que, a la hora de bailar,
queda pegada.
197
-Te quiero ver, Agueda
-Te mando una foto
-Pero vos no tenés sentido del humor, cuando te digo
“putita” o “tarada” sólo estoy bromeando, tratando de ampliar
un poco la gama para no decirte siempre “te amo”
-Ah, querés reírte? Entonces andá a un circo
-No seas mala
-Vos estás loco
(Bostecé)
-Me parece muy cool que bosteces mientras te hablo –dijo
y cortó,
199
Y se terminó nomás. Escribí este informe:
Te habla Músculo de Plástico, Archivos ZR-25 de las
Interzone Inc: Experiencia llegó a su fin por desgaste del turbo/
Renuncia a su vez a los retrocohetes/ Cortocircuito en la sala de
máquina/ Quemen todos mis libros.
200
Quemé todo. La poesía, los collages y las novelas. Fui
a Arcadia a conseguir documentación para viajar. Me estaba
esperando la comitiva en el aeropuerto. Me dieron una inyección
y perdí el conocimiento. Cuando desperté me hallaba en una
reunión de los altos mandatarios. Me dijeron que todo mi
material estaba registrado en microfilms, pues habían establecido
una red de espionaje en torno mío durante años. Me mostraron
101
 las nuevas arquitecturas en maquetas que estaban debajo de
campanas de cristal. Se abrió una puerta y apareció el cirujano
plástico. Me mostró varias fotografías, entre ellas una de Marlon
Brando. Le dije que no quería parecerme a ninguna persona
conocida. Me puso un casco hermético y me roció la cabeza con
spray. Un minuto después vi mi nueva cara en un espejo. Más
tarde encendieron un computador y me preguntaron que quería
saber acerca de mí mismo. Dije una fecha al azar. En la pantalla
apareció todo lo que había, dicho, hecho, ingerido, etc., ese día. Me
dijeron que apretando un botón de la máquina podría modificar
lo que quisiera. Pedí que me mostraran a mi hijo. En la pantalla
apareció una lluvia de espermatozoides. Vi la fecundación, el
primer color que conoció Guillermo, ecografías, fotografías, de
todo. Finalmente me ofrecieron un puesto de comando en una
nave interplanetaria y la inmortalidad. Me entregaron una caja
de madera y me dijeron que ahí había todo lo que necesitaba:
una hamburguesa, un refresco, medias de seda, una cápsula de
cianuro y una cápsula muy pequeña, de color turquesa. Pregunté
qué significaba todo eso. Me dijeron que la comida era de
valor infinito: después de comer esa hamburguesa y de tomar
ese refresco nunca más sentiría hambre ni sed. La cápsula de
cianuro era por si fallaba el plan y la otra, la turquesa, era el “fije
definitivo”. Después de ingerirla entraría en otra dimensión de
la…
JULIO . INVERSO
(Montevideo, 1963 - 1999 )
“Fue poeta, narrador y artista del graffiti uruguayo tardíamente
reconocido por el ambiente literario de su país, a instancias, sobre
todo, de su autoeliminación en 1999. A menudo menospreciado
literaria y humanamente, (sus lecturas públicas eran recibidas con
carcajadas), supo influenciar a la generación literaria uruguaya
que nacería con el nuevo siglo, aunque su valoración de escritor,
toma una distancia crítica llamativamente grande respecto a la
valoración oficial. Inverso fue integrado y comentado tímidamente
por los círculos oficiales (es verdad que apareció en antologías, fue
premiado en vida y era motivo de un tenue interés periodístico y
crítico), pero siempre desde una injustificada condescendencia,
sobre-explicando aquellos puntos o posiciones (sobre la realidad y
sobre el lenguaje) que, lejos de ser vistos como parte de la riqueza
verbal y sensorial de su escritura, son excusados por la crítica en
nombre del autor. Quizás uno de sus mayores aportes a la literatura
uruguaya no sea el de convertirse uno de los últimos autores
que reclaman la categoría “maldita” de incomprendidos; sino la
categoría “excesiva” de incomprensibles para la tradición literaria
en la que pretendía, costosamente, inscribirse.”

Julio Inverso dejó una vasta obra inédita, de la cual Editorial Vinten ha
publicado a la fecha 6 tomos, a los que se han sumado algunas reediciones.
No existe todavía un inventario de la totalidad de la obra.
Obra publicada en vida:
• Falsas Criaturas (1992).

102
• Agua Salvaje (1995)
• Milibares de la tormenta (1996)
• Más lecciones para caminar por Londres (1999)
Esta obra se terminó de imprimir
Obra reunida en tomos y publicada después de su muerte (Editorial Vinten,
en el año 2011
Uruguay):

I (2004) Falsas criaturas, Diario de un agonizante y Vidas suntuosas Se utilizó tipografía

Garamond 12 , 10
II (2006) Traje de noche y Otros salmos para vestir la luz
III (2007) Agua Salvaje y Los furiosos pétalos de la muerte
IV Animal doctrina, Franz Kafka: La invención insoportable (Colecticia), Milibares de
la tormenta y Cielo genital
V (2009) Papeles de un poseído
VI (2010) El asesino y las flores

CIUDAD DE MÉXICO -
SANTIAGO DE CHILE
http://reddelospoetassalvajes.blogspot.com