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Alabanzas a María Santísima

Eres pastora divina,


eres virgen soberana,
vengo siguiendo tus pasos
lucero de la mañana.

Ordenes trae la pastora


que perdone al pecador,
que por el se ha derramado
la sangre del redentor.

Debajo de aquella esfera,


te ofrecí mi corazón
con la más pura intención,
quien dibujarla pudiera.

Eres la flor mas hermosa,


de tu divino santuario,
eres azucena hermosa,
eres bello relicario.

Ya nació la luz del día


en su seno virginal
como pastora divina
te venimos a ensalzar.

Eres la columna fuerte


de la augusta trinidad
a la hora de nuestra muerte
ten de nosotros piedad.

En los cielos y en la tierra


pronunciemos tu alabanza,
dadnos la paz y el consuelo,
eres Tú nuestra esperanza.

Ya se despiden tus hijos


adiós clara luz del día,
adiós mi guadalupana,
adiós sagrada María.

Soy la pastora divina


por los montes transitando
una oveja ando buscando
hace días que la perdí.
En una vistosa nube

En una vistosa nube rodeada de serafines


ángeles con alegría, al punto se arrodilló.
y en un arca de colores
bajó la virgen María tengo ángeles que me sirvan
dijo la virgen inmensa
Quedo admirado Juan Diego es mi gusto que Juan Diego
de ver que linda venía; me corra esta diligencia.
gustoso subió la cuesta
a ver para que lo quería. Perdóname Juan Diego
por Dios te lo suplico;
Hijo, le dijo la virgen, perdóname la evidencia
una merced me has de hacer por Dios te ruego yo.
que a México has de bajar
y al Arzobispo has de ver. Luego el señor obispo
al punto se encamino,
Tomo el indio la calzada, al cerro del Tepeyac
para México bajo en donde se apareció.
y al mirar al arzobispo
estas razones dio Por pueblos, ranchos y villas
esta voz resonó;
La emperatriz de los cielos en el cerro del Tepeyac
señor, te , manda decir, la virgen se apareció.
que le hagan en Guadalupe
un templo para vivir. Que dicha tuvo Juan Diego
en aquella linda mañana,
Le dijo el señor obispo, en que bajo a este mundo
esto como podrá ser, la virgen guadalupana.
hasta que me traigas señas,
hijo te lo he de creer. Madre mía de Guadalupe
te ofrezco este sacrificio
Triste volvió Juan Diego Tú me has de favorecer,
a donde la virgen quedó; Señora el día del juicio.
las razones que mandasteis
el señor no las creyó. Madre mía de Guadalupe
Tú eres mi única vecina
La emperatriz de los cielos y a la hora de la muerte
con sus manos poderosas nos servirás de madrina.
de señas corto unas rosas
y al obispo las mando. Madre mía de Guadalupe
dueña de mi corazón,
Gustoso se fue Juan Diego alza tus benditas manos
cuando las señas llevó y échame tu bendición.
y al descubrir el ayate
estampada se quedó. Ya me voy a caminar
ya vino la luz del día
Luego el señor obispo pues ya me voy a marchar
tan pronto como la vio a las tropas de María.

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