Número 35

Sábado, 5
de marzo
de 2011
El perseguidor
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EL VUELO DE ÍCARO EL BUEY SOBRE EL TEJADO
Cómo acabar sin conseguirlo con un El misterio
escritor homosexual y disidente de la pequeña Marie

por por
ANTONIO JIMÉNEZ PAZ MARÍA DEL RÓDANO

UNA CONVERSACIÓN CON ANA

BEATRIZ ALONSO SOBRE
LA DANZA EN CANARIAS 2/3
2 El perseguidor
ANA BEATRIZ ALONSO /Bailarina, coreógrafa, directora
de la Compañía i+d Danza
Tras presentar con éxito de público en Madrid el espectáculo Radioactivo en la última edición de la Feria de Arte Contemporáneo, ARCO, Ana
Beatriz Alonso encara ahora nuevos proyectos así como los preparativos de la segunda edición del Festival Rural de Creación-La Eras de El
Tablero, un encuentro con las artes que desde el 30 de septiembre al 2 de octubre toma literalmente esta parte de la geografía tinerfeña
tiñéndola de espectáculos. Directora también de la Compañía i+d Danza, Ana Beatriz Alonso obtuvo a los 13 años el título oficial de profesora
de Danza Española en el Real Conservatorio de Música, Arte Dramático y Danza de Madrid y formó parte, entre otras, de la compañía de
flamenco de Tomás de Madrid y de la de Ricardo Franco, Flamenco XXI.
“HAY QUE TIRAR LAS BARRERAS
PARA QUE EL PÚBLICO Y LOS
CREADORES ESTÉN CERCA”
EDUARDO GARCÍA ROJAS
- En ARCO presenta Radioactivo. ¿Cómo
surge esta experiencia?
- Este proyecto surge de la publicación
experimental Laisla revista objeto y del
acuerdo con la revista digital Masdearte
con el fin de elaborar unas obras bajo el
título de Palabras de ida y vuelta. La expe-
riencia consistía en seleccionar a varios
artistas que trabajaran sobre palabras que
había sido enviada por los lectores para
que trabajasen sobre ella en el formato
tarjeta de embarque. Y me gustó el reto
porque si bien no soy una artista plástica
en mi caso la apuesta consistió en ence-
rrar una coreografía en este formato. Así
que realicé la obra física sobre soporte de
césped artificial y papeles en colores
negros y blancos, donde había unos apun-
tes coreográficos para que cualquiera que
viera la obra realizara su versión de la
misma. De esta amanera, el espectador
decide si quiere ser soporte o cuerpo. Se
tratan de unos apuntes muy libres para
que cada persona escoja el espacio, que
puede ser el jardín, el salón de tu casa, el
dormitorio, y su tiempo de duración
depende de cada persona. Este proyecto
fue presentado por Laisla revista objeto y
Masdearte en ARCO y me pidieron si podía
coreografiarlo y ese fue el motivo por el
que decidí hacerlo aunque no era el fin
principal de la pieza. Esta obra coreográ-
fica, más bien apuntes coreográficos, lo
presentamos en ARCO con José Pedro
Pérez a la percusión y Concepción Díaz
que se encargó del audiovisual que lleva
detrás la pieza. De alguna manera, esta
experiencia en ARCO fue la excusa per-
fecta para mantener un encuentro con
estos dos creadores y mostrar esta expe-
riencia en un espacio que trascendía la
frontera insular. Por otro lado, ha sido
muy positivo trabajar con la organización
y con los artistas.
- ¿Podremos ver Radioactivo en Canarias?
-Se hizo una preestreno en el Kstilo, den-
tro del Festival de la Luna Nueva organi-
zado por el colectivo Espacios Abiertos de
Libre Creación y allí observé que funcio-
naba. Esto me ayudó a definirla y desarro-
llarla más.
- ¿Se define también como bailaora.
¿Puede el flamenco adaptarse a otras
corrientes como es la danza contemporá-
nea?
- El flamenco es universal, de hecho ya
ha sido declarado Patrimonio de la Huma-
nidad. Y esto es por su capacidad para
comunicar a nivel mundial ya que su len-
guaje trasciende y conecta con otros len-
guajes al ser capaz de convivir con estilos
puros, y esto incluye los más contemporá-
neos. Me defino como bailaora y bailarina
y mis coreografías parten de ahí, pero
entendida siempre desde una concepción
contemporánea.
- Es directora también de la Compañía i+d
Danza.
- Lo que motiva el trabajo de la Compa-
ñía i+d Danza es reinventarnos continua-
mente y para ello utilizamos distintos len-
guajes, la música en directo y la conjun-
ción de artistas plásticos, escénicos, litera-
tos y dramaturgos que consideramos fun-
damental en nuestros espectáculos. Esa
unión de voluntades es lo que nos inte-
resa, las relaciones que surgen entre los
individuos que tienen personalidades muy
potentes para que nos estimulen. De esa
conjunción, resultado de ese trabajo en
común, sale entonces la obra global en la
que la coreografía en un elemento pero
no el más importante.
- ¿Cuál es su radiografía sobre el estado
actual de la danza en Canarias?
- Hay excelentes bailarinas y creo que la
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danza se encuentra en un momento propuesta a la escena y eso es muy de ala-
mucho mejor que el teatro. La danza es bar por parte de las instituciones. Siempre
una profesión dura, con muchas dificulta- digo que un bailarín por definición es una
des. Aquí en Canarias puede ser criticable persona muy trabajadora y disciplinada,
pero hay que tener en cuenta que se ha valores que plasma en las propuestas core-
hecho siempre lo que se pedía sin impor- ográficas que intenta mostrar.
tar que no fuera comercial para llevar una - Sin embargo parece que se contratan
más espectáculos teatrales que de danza en
las islas. ¿Por qué esta discriminación?
- Es una cuestión universal no solo espe-
cífica de Canarias. Es decir, que se tiende a
contratar más teatro que danza. No sé
cuándo surge esa separación entre ambas
artes aunque quizá esté relacionado con la
educación. Dar herramientas a la gente
para analizar lo que está viendo y hablar
de ello igual que hablamos de cualquier
El flamenco es cosa. Pero sí, quizá falle la educación, el
mercado y los programadores que son los
universal, de hecho ya que tienen la llave para subirnos a la
ha sido declarado escena.
- Pero ¿qué atractivos puede tener un len-
Patrimonio de la guaje como puede ser el de la danza con-
temporánea para los que no estén iniciados
Humanidad. Y esto es en sus claves?
- Creo que un aspecto importante es que
por su capacidad para se ponen trabas antes de que se realicen
estos espectáculos. Es innegable que existe
comunicar a nivel un público de danza, el problema es
cuando no existe una programación esta-
mundial ya que su ble para captar a otros espectadores. Y
esto se podría conseguir generando infor-
lenguaje trasciende y mación, planificando políticas públicas
que estuvieran ligadas a la educación. En
conecta con otros mi caso, y cada vez que tengo una actua-
ción, me dirijo al público para que me
lenguajes al ser capaz plantee preguntas y yo también les pre-
de convivir con estilos gunto a ellos porque no hay nada más inte-
resante que estar frente al público y dialo-
puros, y esto incluye gar con él. Hay que tirar las barreras para
que creadores y público estén cerca. El
los más artista tiene que salir y coger al especta-
dor. Y hablar con él no como hecho escé-
contemporáneos nico sino como hecho cultural en el que la

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gente se exprese y te pregunte y te
comente y te critique. Ese sería el objetivo
final y no la representación por la repre-
sentación, un modelo que ha quedado
obsoleto. Y eso es lo que buscamos a tra-
vés de las redes, que el creador llegue al
público.
- ¿Hasta que punto se ha servido usted de
las nuevas tecnologías para transmitir estas
ideas?
- Hasta el punto de que actualmente
existo gracias a la red porque podemos
estar entre el público y en especial a los
que potencialmente le interesa estas cosas.
Su estuviéramos esperando a que todas
estas estructuras fijas, la administración y
las mismas empresas públicas se movie-
ran para articularlas no podríamos comu-
nicarnos nunca. Creo que es importante
conservar la independencia, ser un artista
independiente. Esto no quiere decir que
renuncies a beneficiarte de las subvencio-
nes públicas porque es tu derecho, pero
un exceso coarta la libertad porque no vas
a ladrarle a quien te subvenciona. Hay que
buscar la independencia, si bien hoy día
es muy difícil de mantener. Pero ahí queda
la labor diaria de trabajar porque es muy
fácil sucumbir a las escasas ayudas que
hay. Todo esto de usar lo que es la cultura
como bandera política del sistema no lo
soporto. ¡Dejemos que las empresas priva-
das hagan su trabajo y que la administra-
ciones públicas no le hagan la competen-
cia!”
- ¿Cuentan las islas con espacios donde
FESTIVAL RURAL DE CREACIÓN-LAS ERAS DE EL TABLERO
Surgió a partir de la asociación de vecinos de El Tablero, donde tengo un aula de danza, y nos
pidieron proyectos para El Tablero, algo pequeño, pero como nuestros proyectos engloban a
mucha gente, a trabajar de manera centrífuga y centrípeta, no basados en relaciones
personales horizontales sino circulares, se fueron sumando poco a poco numerosos artistas y
pensadores de diferentes corrientes. Quisimos a raíz de esta iniciativa organizar un festival de
creación que fuera rural para destacar los valores de la vida en el campo y plantear
cuestiones sobre un espacio que se encuentra en transición en el que aún conviven las
estructuras de casas huertas con las de barrio.
desarrollar sus espectáculos?
- Espacios ahora mismo sobran. Son
resultado de la política de crear continen-
tes aunque hoy apenas tengan contenidos.
Contenidos que el pasado se introducía
bajo subvención pero ahora que no hay
porque apenas contamos con dinero
público se han quedado vacíos. Por otro
lado, muchas empresas privadas están dis-
puestas a ofrecer espacios para que hagas
algo. Así que tenemos espacios para lo que
se quiera claro que en qué condiciones…
si antes le decías al público que fuera gra-
tis ¿cómo vas a decirle ahora que pague?
Antes no era así. Nosotros empezamos en
el 2002 en el teatro La Granja poniendo
octavillas en Las Teresitas para que la
gente fuera al teatro, y el precio de la
entrada era de 12 euros. Hoy en día ¿quién
pagaría 12 euros por ver un espectáculo
de estas características?
- Estamos en otro ciclo.
- Estamos en otro ciclo en el que hay que
volver a comenzar y pedirle a los artistas
que realicen un nuevo esfuerzo. Y en este
estado de las cosas yo solo pido que por lo
menos las administraciones públicas nos
apoyen con la promoción y la publicidad
para que se llenen todos esos continentes
que tenemos porque un creador siempre
va a tener cosas que decir, buscará cual-
quier medio para poder expresarse. Es una
cuestión de naturaleza. Deja que los crea-
dores se pongan en contacto directo con la
gente. El problema con los mediadores es
que nadie se le ha ocurrido preguntar al
público que es lo que quiere ver.
- Cree que el público se plantea ¿qué
quiero ver?
- Creo que sí. He recuperado la fe gra-
cias a la primera edición del Festival Rural
de Creación- Las eras de El Tablero, que se
Han aparecido 3.000 puso en marcha sin contar con subvencio-
nes sino recaudando dinero a través de
negativos de Capa, bonos voluntarios, organizando cenas con
bailes y emitiendo rifas. En el Festival par-
algunos de ellos en ticiparon 122 artistas, se contó con el
valioso trabajo de 30 voluntarios e inter-
Cerro Muriano, pero vinieron 25 ponentes a su seminario, con
el aval de la Universidad. El Cabildo de
los del miliciano no Tenerife nos dio premio Paisaje Isla de
Tenerife, y digo que recuperé la fe en el
han aparecido. público en este Festival porque se trató de
una acción directa con la gente. Estába-
Nosotros apuntamos mos en una era donde la abuela con sus
nietos veía un espectáculo de danza con-
en el documental que temporánea puro. Y su reacción como
público fue respetuosa, de gente que sabe
no interesa, que ha escuchar una argumentación hasta el
habido siempre por final para llegar a una conclusión propia.
Es un público que tiene otro ritmo y que
parte de Magnum y el he descubierto y me encanta. Tengo
mucha fe en la gente.
Centro Internacional -¿Tiene esa misma fe en las instituciones?
- La verdad es que no.
de Fotografía - Nos gustaría conocer como fue su expe-
riencia como compañía residente del teatro
voluntad para que Guimerá.
- Muy interesante porque el Teatro se
esa fotografía no se preocupó por darnos a conocer en foro
nacionales y que se respetara el trabajo de
toque la compañía. Hicimos tres producciones y
El perseguidor 3
llegamos a varios festivales. Además,
están las posibilidades que tiene ese Tea-
tro, sobre todo por las personas que traba-
jan dentro, unos técnicos maravillosos. Yo
también reivindico el hecho teatral en sí
mismo, esa vuelta a los teatros porque si
bien está bien que invadamos otros espa-
cios, tenemos que invadir también el tea-
tro Guimerá que tiene una historia que no
podemos olvidar.
- ¿Por qué se disolvió la compañía resi-
dente?
- Cambió el equipo de gestión.
- Hablemos ahora del Festival Rural de Cre-
ación-Las eras de El Tablero….
- Surgió a partir de la asociación de veci-
nos de El Tablero, donde tengo un aula de
danza, y nos pidieron proyectos para El
Tablero, algo pequeño, pero como nues-
tros proyectos engloban a mucha gente, a
trabajar de manera centrífuga y centrí-
peta, no basados en relaciones personales
horizontales sino circulares, se fueron
sumando poco a poco numerosos artistas
y pensadores de diferentes corrientes.
Quisimos a raíz de esta iniciativa organi-
zar un festival de creación que fuera rural
para destacar los valores de la vida en el
campo y plantear cuestiones sobre un
espacio que se encuentra en transición en
el que aún conviven las estructuras de
casas huertas con las de barrio. En El
Tablero hay unas cuarenta eras y las resca-
tamos, así como caminos y accesos, pro-
poniendo toda clase de espectáculos, algu-
nos de ellos desarrollados en solares.
- Están ahora preparando la segunda edi-
ción.
- Se celebrará el 30 de septiembre, el 1 y
2 de octubre. El 30 de junio organizamos
una gala benéfica apara recaudar fondos
para el festival porque como te decía
carece de subvención. Nuestra fórmula es
la de la participación ciudadana porque se
trata de un festival que no tiene dinero
aunque nos gustaría pagarles los gastos a
los que invitamos.
- ¿Me está diciendo que en la primera edi-
ción participaron más de un centenar de
artistas por amor al arte?
- Absolutamente todos vinieron por
amor al arte, pero no solo los artistas sino
también los ponentes, desde técnicos
hasta profesores, políticos y representan-
tes de asociaciones acudieron al Festival
porque querían. Fue muy emocionante
observar cómo la gente está dispuesta a
pagar de manera voluntaria. Además,
generamos economía local y cierta auto-
estima que es necesaria para que los veci-
nos decidan como quieren.
- Una última pregunta, ¿por qué la danza?
- En mi caso fue una cuestión de natura-
leza. He intentado convencerme a lo largo
de mi vida que podía hacer muchas más
cosas pero al final de lo que he vivido ha
sido de la danza. Y me siento privilegiada
por ello y eso me anima a seguir adelante.
No fue un capricho, ni un empecinamiento
que tomara esta decisión, fue algo que no
pude evitar y al final me rendí a la eviden-
cia: soy una bailarina cien por cien.
4 El perseguidor
EL BUEY SOBRE EL TEJADO /
EL MISTERIO DE LA
PEQUEÑA MARIE
Paul Degas.
MARÍA DEL RÓDANO
P
arís, 7 de junio de 1865. En el
9ème arrondissement, pinto-
resca mezcla por aquel enton-
ces de ricos y pobres, obreros y
prostitutas, mercados y burde-
les, nace de padres belgas Marie Gene-
vieve van Goethem. Le han puesto el
mismo nombre que a una hermana suya
fallecida el año anterior, a los dieciocho
días de vida. Su padre trabaja como sas-
tre. Su madre carece de profesión.
La capital francesa se hallaba inmersa
en un proceso de continuos cambios desde
la Revolución Industrial, y el nuevo
ambiente se perfilaba como un resultado
de la búsqueda del placer y el entreteni-
miento. Calles bulliciosas, cafés en cada
esquina, cantantes, bailarinas, tiendas
encantadoras… Este era el ambiente que
inundaba, aquellos años, los distritos de
París.
Marie van Goethem entró, para for-
marse como bailarina, en la escuela de
danza de la Ópera de París, situada justo
detrás del edificio de la Ópera. Sus dos
hermanas, Antoinette y Charlotte, se dedi-
caban también a la danza. Era muy habi-
tual que las jóvenes de las familias menos
favorecidas trataran de ganarse la vida de
esta manera, a pesar de que las bailarinas,
salvo las grandes figuras como la española
Rosita Mauri, cobraban un mísero sueldo
de unos treinta francos al mes (una libra
de carne podía llegar a costar dos). Como
es fácil suponer, las jóvenes integrantes
del cuerpo de baile solían sobrevivir tam-
bién gracias a la “generosa” ayuda de algu-
nos caballeros abonados. Por sus difíciles
condiciones de vida y de trabajo, el escri-
tor Nestor Roqueplan bautizó a las estu-
diantes de danza como petits rats. Las pri-
meras bailarinas, cuyo sueldo a finales del
XIX oscilaba entre los 20.000 y los 40.000
francos al año, aspiraban a casarse, tras su
retiro, con nobles o banqueros.
En algún momento de la vida de Marie,
cuando ella y sus hermanas eran aún
pequeñas, falleció el señor Goethem, y su
viuda empezó a trabajar como lavandera.
Por otra parte, se había instalado en
Montmartre, hacia 1868, el joven Edgar
Degas (1834-1917). Allí, el pintor conoce
al músico – y amigo también de Toulouse-
Lautrec – Desiré Dihau, y comienza a fre-
Coordinación: Pompeyo Pérez Díaz
cuentar la Ópera de la Rue Le Peletier, sala
de ópera de París entre 1821 y 1873. Es
pintando a su amigo Dihau mientras este
toca el fagot en La orquesta de la Ópera
(1870), como la mirada de Degas se des-
liza “casualmente” hacia lo que está suce-
diendo detrás.
En un principio, el pintor emplea el colo-
rido movimiento de las bailarinas sobre el
escenario como telón de fondo, pero poco
a poco este tema secundario pasará a con-
vertirse en el núcleo fundamental de toda
su obra. En Músicos en la orquesta (1870-
1871), otorga ya mayor importancia a las
bailarinas (la principal aparece saludando
a los aplausos del público e iluminada
estratégicamente), mientras que a los
músicos los representa de manera indi-
recta.
Las bailarinas de la época de Degas son
también las de la etapa del bailarín y core-
ógrafo francés Louis Mérante (1828-
1887), maître de ballet de la Ópera Gar-
nier (inaugurada en 1875, tras el incendio
de la Ópera Le Peletier). Mérante fue uno
de los coreógrafos que más contribuyó a la
Las bailarinas de la definición del ballet francés durante el
época de Degas son Segundo Imperio y la Tercera República, y
aparece retratado por Degas en Foyer de la
también las de la Ópera (1872). El pintor retrató también a
Jules Perrot, un afamado bailarín y coreó-
etapa del bailarín y grafo de la obra cumbre del ballet román-
tico: Giselle. Lo hizo en su obra El examen
coreógrafo francés de danza (1874), donde el maestro, que
contaba ya 65 años, aparece de pie a la
Louis Mérante, maître derecha, vestido de blanco, observando a
las bailarinas. Salvo en estos contados
de ballet de la Ópera casos (en los que ninguno de los dos core-
ógrafos aparece bailando), cualquier alu-
Garnier. Mérante fue sión a la danza masculina está totalmente
ausente de la pintura de Degas. Esto, de
uno de los coreógrafos todas formas, no es más que un reflejo de
la realidad de aquella época, en la que los
que más contribuyó a bailarines no suscitaban ningún interés.
la definición del ballet Sin embargo, sí que se aplaudía a las bai-
larinas que hacían papeles masculinos,
francés durante el como Mademoiselle Eugénie Fiocre,
famosa por su interpretación de Franz en
Segundo Imperio y la Coppélia.
Aunque Degas frecuentaba los espectá-
Tercera República, y culos de ballet (con, según algunos, pater-
nal interés), a la hora de pintar prefería
aparece retratado por hacerlo en su estudio. Al contrario que
muchos de sus contemporáneos impresio-
Degas en Foyer de la nistas, él no trabajaba rápido. De hecho,
era famoso por exigir mucho tiempo a sus
Ópera modelos que, en el caso de que fueran bai-
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larinas, debían mantener la misma posi-
ción unas cuatro horas seguidas. Por este
tiempo, cobraban entre 6 y 10 francos.
Fue en una de las representaciones de la
Ópera Garnier donde el pintor conoció a
Marie, que solía desempeñar papeles
secundarios de campesina o esclava.
La relación de Degas con las mujeres ha
sido largamente discutida. Su madre
murió cuando él tenía 13 años, nunca se
casó y nadie puede decir con certeza si
tuvo o no amantes. De todas formas, dada
la situación de las petits rats, mucha gente
dio por sentado, cuando el artista exhibió
su Pequeña bailarina de catorce años en la
Exposición Impresionista de 1881, que él y
su modelo, Marie Genevieve, mantenían
algo más que una relación laboral.
La escultura, originalmente en cera, fue
presentada con una peluca de crin de
caballo, un lazo de raso verde, un tutú,
una malla de seda y unas zapatillas rosas.
La crítica y el público coincidieron, en casi
todos los casos, en que “la niña desgar-
bada era fea y daba miedo”. Además, algu-
nos comentaron que parecía un espéci-
men médico, quizá por el hecho de que su
autor la había metido, para la muestra, en
una urna de cristal. Degas nunca volvió a
exhibir su escultura. La guardó en su estu-
dio, donde continuó trabajando en ella y
donde la conservó hasta el final de sus
días.
El final de la vida de Marie es incierto.
Desde que posó para Degas, en los perió-
dicos locales, donde se incluía una
pequeña reseña de cada bailarina cuando
había una actuación, de ella simplemente
se dijo durante un tiempo: “modelo de
artista”. Sobre Marie y sobre su hermana
Antoinette se escribió además que fre-
cuentaban el Martyrs Tavern y el Rat Mort,
locales a los que acudía también Degas.
Las jóvenes empezaron a prostituirse. La
prostitución era, sorprendentemente, una
oportunidad para las mujeres de las clases
medias y bajas de escalar en la sociedad.
Sin embargo, Marie no tuvo esa suerte: la
arrestaron por intento de robo, y después
fue despedida de la ópera. A partir de ahí
no se sabe nada más de ella.
Este dramático final no hace sino ali-
mentar la leyenda en torno a la escultura
de la Pequeña bailarina, en realidad un
triste testimonio de la miseria de estas
jóvenes que convivió, en el mismo espa-
cio-tiempo, con el París más exquisito.

Sábado, 5
de marzo de 2011
EL VUELO DE ÍCARO /
ANTONIO JIMÉNEZ PAZ
Reinaldo Arenas: entre el placer y el
infierno
José Ismael Gutiérrez
Cursack Books
"¡O
h Luna! Siempre
estuviste a mi
lado, alumbrán-
dome en los
momentos más
terribles; desde mi infancia fuiste el miste-
rio que velaste por mi terror, fuiste el con-
suelo en las noches más desesperadas,
fuiste mi propia madre, bañándome en un
calor que ella tal vez nunca supo brin-
darme; en medio del bosque, en los luga-
res más tenebrosos, en el mar; allí estabas
tú acompañándome; eras mi consuelo,
siempre fuiste la que me orientaste en los
momentos más difíciles.”
Elijo este párrafo de Antes que ano-
chezca, esa autobiografía póstuma con ele-
mentos novelescos del escritor cubano
Reinaldo Arenas -tan afamada por haber
sido llevada al cine- como entrada a esta
reseña que pretendo sobre un ensayito del
profesor universitario José Ismael Gutié-
rrez porque en ella se concentra el dolor
físico y literario, la espantosa soledad
humana y escritural en que acabó
envuelto un hombre que se enfrentó solo
contra el mundo. Y cuando digo ensayito -
así en diminutivo- es por sus pocas pági-
nas, pues lo grande y contundente lo
hallamos en su contenido, en esa exposi-
ción pormenorizada a través de la que se
propone diseccionar las relaciones entre
vida y literatura, características funda-
mentales que definen y signan práctica-
mente toda la obra del cubano. Ya el pro-
pio título elegido, Reinaldo Arenas: entre el
placer y el infierno, es casi una condensa-
ción perfecta de su mismo contenido, no
siendo la primera vez que este profesor y
ensayista le dedica atención, pues ya sea
en artículos publicados en revistas de pres-
tigio o en ponencias congresuales ha
venido convirtiéndose en uno de sus estu-
diosos más afinados. Y lo consigue, una
vez más consigue descifrarnos -vuelvo a
NÚMERO:CXX
CÓMO ACABAR SIN
CONSEGUIRLO CON UN
ESCRITOR HOMOSEXUAL
Y DISIDENTE
repetirlo- ese embrollo de vida y literatura
que el cubano supo verter en cada uno de
sus libros, así como también podríamos
decir -conocida su biografía- que en ver-
dad no tuvo otra opción que dignificar,
hoy, que tanto crítico cantamañanas soli-
cita desde púlpitos relamidos cuidar las
distancias que separan la vida personal
del que escribe de la propia obra que cons-
truye. Pero dejemos a estos críticos
echando mano a sus botes de agua oxige-
nada y al escritor inventando su escritura
con la correspondiente metodología que
le parezca y considere más precisa. José
Ismael Gutiérrez lo sabe y es consciente
de esta farándula. Quizás por esto, y como
ejemplo, él mismo salga en defensa de Rei-
naldo Arenas -que en el fondo es salir en
defensa de la libertad de cada escritor-
cuando es acusado por un crítico nortea-
mericano de merecer “la mayor de las
reprobaciones” por el hecho de enviar sus
obras clandestinamente al extranjero y sin
el consentimiento de las autoridades
cubanas para conseguir su publicación.
Entonces José Ismael abre una interroga-
ción para preguntarse si todo escritor no
tiene el derecho, aparte de expresarse
libremente, “a buscar vías de publicación
en otras partes del mundo cuando las cir-
cunstancias de su país no le son propicias”.
Hoy sabemos que la vida de Reinaldo
Arenas no fue nada fácil, porque un homo-
sexual disidente con el castrismo, perse-
guido no solo por su sexualidad sino para
colmo por sus ideas confrontadas con la
podredumbre legislativa de este régimen -
sin perder de vista que en su primera etapa
el mismo Arenas lo apoyó hasta que se dio
cuenta de que en él no tenía cabida, que
no venía a ser ni más ni menos que ‘una
loca’ expulsada del paraíso revolucionario
que tanto prometía a la sociedad cubana,
una molestia libertaria que no se callaba
ni debajo del agua- se las vio y se las deseó
para escribir libros y más libros en pési-
mas condiciones después de publicar su
primera y única novela en Cuba, Celestino
antes del alba, precisamente la obra que lo
convirtió en objeto de persecución hasta
la saciedad. Es en esta primera novela
suya donde expresó sin cortarse un pelo
sus ideas ‘contrarrevolucionarias’ según el
criterio -por supuesto- de la propia revolu-
ción cubana. Si ya una obra que no ala-
bara al régimen en la década de los
Coordinación: Coriolano González Montañez
Portada de Reinaldo Arenas: entre
el placer y el infierno.
sesenta era sospechosa, un homosexual
que lo fuera y lo contara no merecía más
premio que ser recluido en campos de tra-
bajo forzado. Así anduvo censurado y de
cárcel en cárcel, esos hoteles maltrechos y
cochambrosos donde empezó a escribir
sus siguientes obras, entre condenación y
condenación y entre sus intentos reitera-
dos de fuga que acabaron todos en fra-
caso, mereciendo por cada intento peor
castigo hasta alcanzar la tortura. Llegados
a este punto escojo otro fragmento suyo
casi al azar pero consecuente con su mar-
tirio: “Las revoluciones no se hacen en las
cárceles, si bien es cierto que general-
mente allí es donde se engendran. Se
necesita tanta acumulación de odio, tan-
tos golpes de cimitarra y redobles de bofe-
tadas, para al fin iniciar este interminable
y ascendente proceso de derrumbe”. Sin
embargo, su deseo desesperado por esca-
par de la Isla se hizo realidad en 1980, en
cuyo exilio de una década y poco más
escribió el resto mayoritario de su obra, en
toda su dispersión de géneros y siempre
con ese toque confesional y angustioso
repleto de realismo sucio y de testimonio
directo. Todo escrito en condiciones
adversas, que si no fue en su país fue en el
otro, un exilio en New York que nunca
pudo ni quiso aceptar hasta que puso fin a
su vida en 1990.
¿Cómo afronta José Ismael Gutiérrez
El perseguidor 5
este ensayo? Para no extenderme y pueda
cualquiera que lea esta reseña hacerse una
idea aproximada, creo que valen los apar-
tados titulados en que divide su exposi-
ción tras arrancar con un clarificador y
resituador Prefacio sobre sus intencionali-
dades:
Un último alarido antes del anochecer
La verdad en disputa: ¿enmascara-
miento o striptease autobiográfico?
La rebelión de las locas: homosexuali-
dad y homofobia en el trópico
Tiemplo, luego existo
Ese mismo sexo que es otro
Un mundo al revés
Cuerpos dóciles, pasiones bullendo en
la sombra
Exiliado de Cuba, exiliado del mundo
¿Qué es, en definitiva, qué es lo que per-
sigue el ensayo del profesor José Ismael
Gutiérrez? Él mismo lo deja ya bien claro
en la primera línea de su Prefacio: “Este
ensayo versa sobre la historia de una infa-
mia y sobre la infamia de la Historia”.
Aparte de más matizaciones, apunta entre
otras cosas que “también inspecciona la
complacencia de los juegos prohibidos,
entre ellos el sexo, no el compartido entre
un hombre y una mujer, sino el mancillado
por siglos de prejuicios y de poder hetero-
sexual, el sexo objeto de insultos y de cas-
tigos inquisitoriales”. Y suma más propósi-
tos: “Trata del placer como evasión de la
miseria cotidiana, del terror, del afán de
estandarización, del autoritarismo
machista y, por ello mismo, de la sexuali-
dad como insignia sociopolítica”. Creo
que, en definitiva, este ensayo dedicado a
la figura contradictoria y desgarrada -así
es también su literatura- de Reinaldo Are-
nas no es más que un canto -eso sí, muy
doloroso por todo lo que se va revelando-
dedicado a todos esos escritores que, sin
haber cometido algún delito, alguien se
ha arrogado la capacidad de juzgarlos y
condenarlos, discriminarlos y expulsarlos
del paraíso del mundo. En fin, que este
ensayito, Reinaldo Arenas: entre el placer y
el infierno, pese a su envoltura universita-
ria, viene a ser como un caramelo accesi-
ble a la lectura de todo tipo de lector, un
caramelo -eso sí- que al final acaba cho-
rreando sangre en los labios de cual-
quiera.
6 El perseguidor
MICRORRELATOS
LA VENDIMIA
DE LOS INJUSTOS
AMÍLCAR MARTÍN PÉREZ
S
i os importa, sabed que hoy mi
sensualidad imaginó lo que a
la invención se le niega: Vi una
mujer corpulenta cortada lon-
gitudinalmente en planos de
su misma estatura y cada plano era como
una hoja donde se había pintado el ros-
tro de otra mujer. Cada página dibujada
de mujer era distinta y sin embargo la
suma de este manojo monstruosísimo
concluía en el rostro de la mujer que
había sido de esta forma dividida, sin ser
sus rasgos aniquilados. Cada división
destruía el deseo y ninguna grieta en su
ser sufría la que era del todo deseable.
Toda mujer estaba en aquella larga ana-
tomía representada, y cada una decía
algo distinto y la mujer en la que tanta
muchedumbre descansaba tenía un solo
discurso. Luego moría un hermano que
solo había tenido un instante de vida y se
defendía de la muerte en el hermano de
la muerte, el sueño. Él fue todo lo que yo
era mientras los dos vivíamos: pero su
materia vencida, lejana e inactiva, se reti-
raba y predicaba igualdad desde el sepul-
cro y mi carne era urna de su memoria.
Las gotas de su sangre, transformadas
por el banquete de los insectos en rocío
indoloro, cargados de electricidad,
ponían en marcha el movimiento del uni-
verso que le corrompía, y pagaba con su
despojo su desvanecimiento. ¿Por qué
consentís que sueñe estos asesinatos de
la tranquilidad a despecho de vuestra
paciencia y por causa de vuestro aban-
dono? Yo no hice nada de esto, no lo
inventé, que aunque entrase infinitas
veces en mi propio pecho no podría
cubrir la diferencia entre yo y mis sue-
ños. Esto lo hacéis vosotros, la autoría de
mis noches es el esfuerzo de vuestros
odios. Me supe ser nada más que la
memoria de un muerto y cuando yo me
olvidase de mí, él viviría. Cayó la luz que
me dormía y me deslumbró la noche que
me despertaba, pues la noche es el ama-
necer de la metáfora, el mediodía de la
lucidez, la tarde de la razón. No era yo
quien vivía hasta que la luz cayó, enton-
ces me supe prisionero de la vida. ¿Qué
os sorprende si al que dejáis y os deja
todo lo admira? Mi tumba será el punto
fijo en el espacio que mi sed de una patria
necesitaba.
La simplicidad es padre de la atroci-
dad: Una es mi memoria, mi nostalgia os
entiende como una sola unidad innume-
rada... no es extraño que seáis infinitos
cortes sagitales de mi incapacidad de
prescindiros, llevando cada corte el
lienzo de vuestros rostros; sumando todo
el rosario completo de vuestras cantida-
des pintadas, el manojo neutro de vues-
tra indiferencia unánime. Es complejo,
lo sé, pero yo no soy otra cosa, pudiendo
ser más ante vuestra estima si pudiera
soñar mucho menos.
losientesiempremurienteendiosine-
xistente
Nota biobibliográfica
Amílcar Martín Pérez (Santa Cruz de Tene-
rife, 1977) es autor de los libros Misangelio
(2007) y Campanella y Bruno: el infinito
impar (2009), ambos publicados por Edicio-
nes Idea. El suplemento 2C (del 13 de junio de
2009) de La Opinión de Tenerife publicó sus
«Apostillas a Silogismos de la amargura, de
E.M. Cioran». Realizó estudios de Física y en la
actualidad cursa Filosofía en la Universidad
de La Laguna. Está interesado en la poesía
castellana del siglo XVII y en la elocuencia
latina de la época de Plata, y es lector de los
clásicos a la par que curioso de los prolegó-
menos de la Ciencia.
Sábado, 5
de marzo de 2011
EL ÚLTIMO TESTIGO
DEL MUNDO MÍTICO
ALFONSO DOMINGO QUINTERO
E
ra de los muchos marineros
que habían llegado a aquellas
costas arrastrados por la fie-
bre púrpura desde Asia
Menor. Tenía el deseo incon-
tenible de enriquecerse en los mercados
de Tiro con el comercio del preciado
tiente de color púrpura. Pero, ahora,
náufrago, perdido en aquella playa de
arena blanca, apenas podía maldecir su
suerte. De nada le servían ya sus conoci-
mientos de experto navegante, así que se
asió sin esperanza a la diosa Tanit que
llevaba en el pecho. Empapado, boca
abajo en la playa, la sed lo devoraba. Un
sol de bronce brillaba en lo alto. Los gui-
rres y los cuervos habían descendido por
el Risco de Famara, y esperaban a cien
metros la muerte del marinero. Éste se
sabía atrapado por aquel mar que no era
el apacible Mediterráneo, y por aquella
isla desconocida.
Pasado el mediodía, vio acercarse a
unos veinte hombres por la orilla de la
playa. Recordó entonces que muchas
veces oyó decir a otros marineros que
aquellas islas estaban pobladas, pero los
marineros griegos aseguraban que sólo Nota bio-bibliográfica
estaban pobladas por dioses y héroes y
no por hombres, pues estas islas eran Alfonso Domingo Quintero nació en Santa
para ellos la morada del más allá. El Cruz de Tenerife en 1973. Estudió Filología
marinero no sabía si esto era cierto o no. Hispánica en la Universidad de La Laguna.
Pero cuando por fin notó sus sombras Impartió las tutorías de las asignaturas Teoría
sobre él, y miró sus rostros impasibles, Literaria para Filología Hispánica y Lengua
comprendió que iba a conocer la verdad; Española para Filología Inglesa (2008-2009).
y la verdad fue la pérdida del mundo En junio del presente año se editará su libro
mítico y el principio de la historia. Insulario menor.

Sábado, 5
de marzo de 2011
PÁGINA LITERARIA
EN RELACIÓN
A LA ESFINGE
FRANCISCO LEÓN
Para Iván Cabrera, Sergio Barreto
y Alejandro Refojo
P
ara bien o para mal, amigos, el
soñar nocturno es un acto radi-
calmente solitario, un paseo ini-
ciático por los monumentos rui-
nosos e invisibles de nuestro
subconsciente. Tal vez podemos aproxi-
marnos a nuestros sueños y, a lo sumo,
tratar de contarlos, pero jamás podremos
vivirlos en compañía de otros.
La condición individual e inenarrable
del sueño nos pone en cambio en comuni-
cación colectiva con el animal salvaje que
habita en nosotros desde los tiempos de
las cavernas, o quizá desde antes, desde
las edades abstractas en que no éramos
sino vacuolas a la deriva en un caldo
infecto. ¿Quién de nosotros no desearía
sumergirse hasta el abismo y soñar en pre-
sencia de esas imágenes antiguas?
A veces imaginamos el sueño como una
membrana translúcida que nos aísla den-
tro de nosotros mismos y que también nos
separa de los demás seres precisamente
para hallar la razón de nuestra unidad más
íntima. El sueño es una máquina de indi-
viduación que se retroalimenta y libera a
sus esclavos. Somos unos grandes indivi-
dualistas que sobreviven de sus sueños.
En cualquier caso, la soledad que se nos
impone en el sueño resulta una reminis-
cencia de los tiempos prelingüísticos en
los que el hombre, sin lograr distinciones
claras entre lo real y lo no real medio vivía
y medio soñaba al mismo tiempo. Eran
buenas épocas, pues nuestro sueño convi-
vía con los mitos en el interior del mismo
plasma acuoso vital que llamamos vida o
realidad.
Lo cierto es que no se puede soñar ni en
pareja, ni en grupo ni colectivamente, por
mucho que en nuestra ficción onírica nos
hagamos rodear de nuestros amigos, de
nuestros familiares, de nuestros amantes,
de nuestros desconocidos, de animales y
de toda clase de seres raramente pensan-
tes, y los convirtamos en parte de nuestra
alucinación. Carecería de todo interés, por
lo demás, y se diluiría el fatal proceso de
individuación, de radical y libre indivi-
duación, que es la función primordial del
sueño: convertirnos, mediante un ensayo
de muerte, en seres únicos desde la raíz,
desde lo inconsciente o lo irracional.
Al fin y al cabo, que se sepa, la esfinge
únicamente interpelaba a la individuali-
dad.
II
Recordar los sueños que he tenido,
amigos míos, me colma de buen humor
durante el día, incluso si recuerdo esas
alucinaciones desesperantes que llama-
mos ?expresión soez? pesadillas. Los
evoco a toda prisa por la mañana, al des-
pertarme, y siento que aún aletea algo
inconmensurablemente vital dentro mí,
ya que por fuera, hoy, en el mediodía de
mi vida, me hallo en una encrucijada
paralizante entre la nostalgia de la niñez
y el desaliento frente a lo irrealizable.
En cambio, recordar mis sueños me
tranquiliza y emprendo la aventura coti-
diana de vivir como si me transportaran
las diosas en su viejo carro de fuego.
¡Ah, energías liberadas y liberadoras de
los sueños! Creo que con ellos se des-
piertan y rescatan los fatales ángeles --
pero ángeles al fin y al cabo-- que se
hallan adormecidos en los lechos del
alma, en las entrañas cósmicas del
inconsciente, como una Pitón bajo las
rocas délficas.
Un viejo camarada, que ha leído parte
de este librito, quedó alarmado ante lo
que él denominaba mi «impudicia» a la
hora de mostrar la desnudez de mis
seres oníricos. De mis corrupciones espi-
rituales, temo que pensó verdadera-
mente este católico mío tan querido. Sé
bien que sólo una religión opresora
temería a los sueños. Pero la verdad es
que no siento remordimiento alguno por
hablar sin tapujos de esta zona ilícita mí
mismo. Todo lo contrario, siento que
El perseguidor 7
Bá
con la descripción de mis sueños vivo
más, me rejuvenezco y rescato energías
subterráneas que me hacen más dichoso
porque me completan.
Decía Hermann Hesse en sus Peque-
ñas alegrías que la mayor parte de las
personas albergaban dentro de ellas
miles de cosas ?ilusiones, sueños,
deseos, turbaciones, histerismos? que
nunca subían a la superficie y que, deja-
das allá abajo, terminaban por pudrirse
y torturar el alma. Materiales en putre-
facción los sueños no sacados a la super-
ficie del ser, en efecto, y odiados y temi-
dos por la moral. «Pero la verdad ?con-
cluyó Hesse? es que nada es nocivo y
nada es benéfico; todo es bueno, o todo
es indiferente.»
Creo que todo ha salir a la superficie,
como creo que todo ha de ser destruido
algún día. Creo que como un humor
oscuro, como la piedra negra extraída
bajo el cráneo, los sueños emergen
espontáneamente o inducidos porque
todo lo que resurge después de años de
putrefacción, llamado por los deseos
conscientes, viene para liberarnos, para
hablarnos, para enriquecernos, como
un oráculo onírico.
Recordemos a Heráclito, para quien
durante el sueño el hombre trabaja y
colabora con los acontecimientos del
Universo.
Mi religión es soñar.
8 El perseguidor Sábado, 5
de marzo de 2011
INFANTA ANTE UN CUADRO DE JACK-
SON POLLOCK, DE LUIS ALBERTO
HERNÁNDEZ.

Nuevos fondo de
arte CajaCanarias
RAFA CEDRÉS
Cerca de cincuenta obras de los
principales artistas canarios del
siglo XX se pueden contemplar
en la actualidad en la Sala de
Arte María Rosa Alonso de Caja-
Canarias en La Laguna.
La entidad de ahorro ha reno-
vado los fondos de este espacio
en el que se exhibe con carácter
permanente su colección de arte,
para hacer partícipes a los ciuda-
danos de un legado construido
gracias a la complicidad de los
propios artistas y fruto de la
intensa actividad expositiva que
la Obra Social y Cultural que esta
caja de ahorros desarrolla en el
Archipiélago desde hace déca-
das.
Concretamente se han sustituido
un total de 15 piezas, 13 cuadros
y dos esculturas, y también se ha
aprovechado la ocasión para res-
taurar tres obras, dos óleos y un
dibujo de tinta sobre papel, al
objeto de conservar para el
futuro esta colección que com-
prende más de 1.500 obras de
arte y que es patrimonio artístico
de todos los canarios.
Las obras que se han incorpo-
rado a la exposición son: Las
lecheras de Tenerife, de Ángel
Romero Mateos; Cafetera del
Prado nº 3, de Juan Hernández;
Estanque II, de José Antonio Gar-
cía Álvarez; Sin título, de Fer-
nando Álamo; Paisaje, de Gon-
zalo González; Sin título, de
Ramón Díaz Padilla; Infanta ante
un cuadro de Jackson Pollock, de
Luis Alberto Hernández; Retrato
de mujer, de José Aguiar; Mesa y
cesta con flores, de Cristino de
Vera; Sin título, de Miró Mainou;
Iridio, de Luis Palmero; En el
mar, de Óscar Domínguez; una
talla en piedra de Manuel
Bethencourt, y la escultura Veleta
II, realizada en madera y cobre
por María Belén Morales.
La muestra podrá ser visitada de
lunes a viernes, en horario de 11
a 13 y de 17 a 21 horas, y los
sábados de 11 a 14 y de 17 a 20
horas.
Pronto se cumplirá un año de la
conversión de la Sala de Arte
María Rosa Alonso en espacio
para la difusión permanente de
este legado artístico, por el que
han pasado más de 6.000 visi-
tantes. La iniciativa nació con el
propósito de rendir tributo a los
creadores canarios y reivindicar
el lugar que ocuparon en los dife-
rentes movimientos plásticos que
definieron el siglo XX.

LITERATURA NEGRA/ Eduardo García Rojas

“LIBRA MI CUELLO DE LA una sencilla y abultadísima narración

sobre la venganza. También como un wes-
tern moderno, sólo que ha cambiado el

ESPADA. Y MI VIDA DE LAS

paisaje. Las geografías donde se desen-
vuelven los buenos y los malos son gran-
des ciudades y la frontera que separa a
Méjico de los Estados Unidos.

GARRAS DEL PERRO” En este escenario, los forajidos condu-

cen ahora potentes automóviles y están
armados de ametralladoras y lanzacohe-
tes. Los buenos no son tan buenos y los
malos, que son muy malos, tienen senti-
PORTADA DEL LIBRO.
mientos tan humanos como querer a sus

E
l libro ha causado cierta con-
moción en la cada día más
grande comunidad de lectores
de novela policiaca. Llegué a él
por referencias en la (adictiva)
entrevista digital que casi todos los jueves
concede Carlos Boyero en la edición digi-
tal de El País, y como suelo fiarme de lo
que recomienda, me hice con un ejemplar
en una de esas librerías que todavía man-
tienen el tipo en esta nuestra capital de
provincias. El título, El poder del perro, de
Don Winslow, una crónica sobre la guerra
inúltil y secreta que se mantiene en la
actualidad contra el narcotráfico.
Se trata de un volumen de más de 700
páginas, y respira estilísticamente cierto
aroma al mejor James Ellroy, que como
todo el mundo sabe es el de sus primeras
novelas. Pero hablaba de El poder del
perro, una historia dura, repleta de perso-
najes con doble moral y muy violenta. No
se trata de un título que me atrevería a
recomendar a toda clase de lectores ávi-
dos de emociones fuertes. Más bien me
inclinaría a dejársela a los que todavía des-
confían de un género que hoy por hoy es el
único que habla con nombre y apellidos
de palabras que ya ocupan páginas ente-
ras en el diccionario que construye nues-
tro tiempo como son abuso de poder,
corrupción, capitalismo salvaje y violen-
cia. Al final, afortunadamente, a los bue-
nos siempre los redime el amor, facultad
que les hace más soportable este purgato-
rio que es La Tierra.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto
leyendo una novela, pese a sus páginas.
Tocho que decíamos antes. Pero es una de
esas historias que te cogen por el cogote y
te inoculan su veneno. Una droga brutal
ido creciendo paulatinamente entre los
lectores españoles como una bomba de
relojería. Algunos se han apresurado ha
calificarla ya como la gran narconovela de
la década. Otros de una versión postmo-
derna de El padrino… Etiquetas inútiles,
que es lo que pasa casi siempre. Tampoco
encuentro esa fascinación que el autor del
prólogo de la versión española, Rodrigo
Fresán, dice que siente Winslow por
Méjico. Fascinación que sí han sentido
otros grandes escritores de la sobreali-
mentada Norteamérica y la vieja Europa
como Malcolm Lowry o B. Traven… Quizá
porque entiendo que El poder del perro es
Novela coral, El poder
del perro gira en
torno a cuatro
personajes: el
pero legal con todas sus letras. narcotraficante Adán
Novela coral, El poder del perro gira en
torno a cuatro personajes: el narcotrafi-
Barrera, el agente de
cante Adán Barrera, el agente de la DEA
Art Keller (de madre mejicana y padre
la DEA Art Keller;
norteamericano); Nora Hayden, una pros-
tituta que descubre que también tiene
Nora Hayden, una
corazón y Billy Boy Callan, un frío asesino prostituta con
con alma de niño. A su alrededor se mueve
una amplia galería de actores secunda- corazón y Billy Boy
rios, y en torno a su periferia, un coro de
sicarios, agentes de la CIA y narcotrafican- Callan, un frío
tes que dan más verosimilitud si cabe a
esta especie de odisea moderna a los asesino que descubre
infiernos de la nada.
La popularidad de El poder del perro ha su alma de niño
hijos y a sus abnegadas esposas.
O sea, una de esas historias reales como
la vida misma. Con sacerdotes que ha per-
dido la fe (San Manuel bueno y mártir)
pero que sigue adelante; guerrillas colom-
bianas que se arman hasta los dientes gra-
cias al narcotráfico y gobiernos corruptos
que luchan contra esas mismas guerrillas
pagando a sus hombres gracias al narco-
tráfico. Estados Unidos como guardián
que derrocha dinero empleando también
los billetes marcados por las drogas.
Operaciones secretas (Niebla Roja, Cer-
bero), mafiosos que trabajan para la CIA y
que son miembros del Opus Dei, de esos
que no dejan de ir un solo día a misa…
Una iglesia que no censura los desmanes
de algunos de sus fieles… y por encima de
todas estas tramas y subtramas, la ven-
ganza. Siempre la venganza, como si
pudiera poner fin al horror que clamaba
Kurtz en la selva congoleña.
Una novela que nada más abrir sus pági-
nas te golpea con su inicio: “El bebé está
muerto en brazos de su madre. A juzgar
por la forma en que yacen los cuerpos (ella
encima, el bebé debajo), Art Keller deduce
que la mujer intentó proteger al niño.
Debía saber, piensa Art, que su cuerpo
blando no podría detener las balas (de
rifles automáticos, desde esa distancia),
pero el movimiento debió ser instintivo.
Una madre interpone el cuerpo entre su
hijo y quien quiere hacerle daño. Así que
se dio la vuelta, se retorció cuando las
balas la alcanzaron, después cayó su hijo.”
En definitiva y como afirma el escritor
James Ellroy en la contraportada del libro:
se trata de“una hermosa visión en minia-
tura del infierno, con toda la locura moral
que lo acompaña”.