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Celebración Nº 1

La entrega de la
Sagrada Escritura

Nota
La iniciación en la fe y en la vida cristiana constituyó en los inicios el centro de interés de
la Iglesia, que llegó a institucionalizar el catecumenado primitivo y a hacer de él camino
ordinario para llegar a ser cristiano. Este camino constaba de las siguientes etapas:

La etapa misionera, destinada a los paganos. Centrada en los preámbulos de la fe y el


primer anuncio de Jesucristo, se orientaba primordialmente a suscitar la fe y la conversión.
Cuando, tras una primera prueba o examen se valoraban positivamente las motivaciones y
disposiciones del candidato, éste era admitido al catecumenado. Esta incorporación iba
acompañada en algunas Iglesias de la "signación" en la frente y la imposición de las manos.
Para los hijos de familias cristianas esta primera etapa se realizaba en la familia y corría a
cargo ordinariamente de los padres.

La segunda etapa era el tiempo del catecumenado propiamente dicho. Esta etapa tenía
una duración aproximada de tres años y suponía un tiempo de formación fundado en la
Palabra de Dios, se les explicaban las verdades de la fe desde la S.E y de prueba bajo la guía
del catequista y del Obispo.

Los catecúmenos podían participar en la Liturgia de la Palabra de la Misa, junto a la


comunidad de los fíeles. Al concluir este período estaba previsto un nuevo examen para
comprobar la autenticidad de las actitudes del catecúmeno, su progreso en el
conocimiento del Evangelio y en la vida conforme a él, y de este modo, decidir su
admisión a la etapa siguiente.

La tercera etapa, que comprendía el tiempo de cuaresma, era de preparación inmediata


a los Sacramentos de la Iniciación. Al comienzo de la cuaresma, en una ceremonia litúrgica
especial, el obispo inscribía a los elegidos y pronunciaba, a continuación, la homilía o
protocatequesis.

Esta primera celebración con la cual se inicia el desarrollo de la programación, es


conveniente que se realice antes del Encuentro n° 2 “La Palabra de Dios” del libro de 1° año
de Comunión.

Debería ser presidida por el Sacerdote porque él es quien " anuncia la Palabra en su
calidad de "ministro", partícipe de la autoridad profética de Cristo y de la Iglesia ". En
caso de no ser posible un Diácono o el Catequista.

Es importante contar ya con el texto de la Sagrada Escritura o el N.T.

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Objetivo
Entender que la Palabra de Dios ha sido puesta por escrito y que lo que aprenden en el
catecismo brota de ella.

Crear una actitud de respeto y veneración hacia la Palabra de Dios.

Comprender y celebrar que vengo al catecismo para conocer mejor a Jesús, que es el
centro de la Sagrada Escritura.

Materiales
Biblia.

Atril o ambón.

Cirios.

Cancioneros o un cantor que sepa cantar entonadamente.

Lugar de la celebración
El Templo es el lugar privilegiado del anuncio de la palabra de Dios.

Personas
Párroco: Porque es pastor y guía de la comunidad parroquial.

Catequista o coordinador: Es el responsable de la preparación y de la acogida de los niños


y padres.

Guía de la celebración: Es la persona elegida para guíe la celebración. Es fundamental que


prepare junto con al Párroco o catequista la celebración.

Lector: Es el que proclama y lee la Palabra de Dios. En primer lugar la lectura puede
realizarla el Sacerdote como principal responsable del ministerio de la Palabra de Dios y de la
tarea catequística.

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Celebración
(Desde el aula se dirigen a la Iglesia o Capilla donde recibirán la S.E o el . N.T., entonando
el Salmo 18 “Tu palabra Señor es la verdad…” (El texto musicalizado se encuentra en el CD
del Ciclo litúrgico A. Pista 27)
Preside el Sacerdote. En último lugar entra una familia con su hijo llevando la Biblia,
acompañado de otros dos niños o dos padres más, que llevan cada uno un cirio.
Al llegar al lugar se coloca cada uno en el sitio indicado, el sacerdote recibe la Biblia y la
coloca sobre un atril y a cada lado los cirios)

(En lo posible en el templo)

Guía: Dios nuestro Padre ha querido mostrarse de varias maneras. En la creación vemos
sus huellas, porque Él es el autor de todas las cosas. Pero para que pudiéramos conocerle con
seguridad Él mismo se mostró, Él mismo comenzó a hablar a los hombres. Primero a través
los “profetas”, después se escribieron sus palabras. Así nació la Sagrada Escritura o Biblia.
Dios dijo todo lo que quería decirnos, todo lo que necesitamos saber sobre Él, sobre nosotros
y sobre nuestro Salvador Jesús.

Salmo 18 B o 118

1- La ley del Señor es perfecta, El alma reconforta; El testimonio


del Señor es verdadero, Sabiduría del humilde.

2- Los preceptos del Señor son justos, Alegran el corazón; La


palabra del Señor es pura, Ilumina los ojos.

3- Los mandamientos del Señor son santos, Permanecen para


siempre; Los juicios del Señor son la verdad, Y siempre justos.

4- Su palabra es más valiosa. Que el oro más fino;


Sus preceptos son más dulces. Que la miel, del panal.

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Guía: Dios, el Señor, que ha creado cuanto existe, que nos ama y cuida porque es
nuestro Padre, también nos enseña porque es nuestro Maestro y sus palabras las
encontramos en la Sagrada Escritura. El catecismo es la misma Palabra de Dios puesta
en forma más sencilla y fácil para que conozcamos a Dios, el gran amor que nos tiene
y el camino de nuestra felicidad eterna.

Pidamos por las familias que vienen a la catequesis que al recibir la Palabra de
Dios, nuestros niños en casa junto con papá y mamá, lean, mediten y practiquen la
Palabra de Dios.

(Comienza la celebración con el saludo del Sacerdote)

Sacerdote o Diácono: En el nombre del Padre y del Hijo


y del Espíritu Santo.

TODOS: Amén.

Sacerdote o Diácono:
Para leer la Palabra de Dios y entenderla debemos
tener un corazón puro, un corazón de hijos.
Por eso pedimos que nos purifique: Oremos: (pausa)

"Purifica, Señor, nuestros corazones y nuestros labios, para que


podamos entender la tu Palabra y ponerla en práctica. Amén".

(Permanecemos de pie)

Sacerdote o Diácono:

Lectura del Libro de Nehemías.

Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está ante la puerta
del Agua. Entonces dijeron a Esdras, el escriba, que trajera el libro de la Ley de
Moisés, que el Señor había dado a Israel. El sacerdote Esdras trajo la Leyante la
asamblea, compuesta por los hombres, las mujeres y por todos los que podían
entender lo que se leía. Era el primer día del séptimo mes. Luego, desde el alba hasta
promediar el día, leyó el libro en la plaza que está ante la puerta del Agua, en
presencia de los hombres, de las mujeres y de todos los que podían entender. Y todo el
pueblo seguía con atención la lectura del libro de la Ley.
Esdras, el escriba, estaba de pie sobre una tarima de madera que habían
hecho para esa ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -porque
estaba más alto que todos y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie. Esdras
bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos,
respondió: "jAmén! IAmén!". Luego se inclinaron y se postraron delante
del Señor con el rostro en tierra. Neh 8,7-4a.5-6.

Palabra de Dios.

TODOS: Te alabamos Señor.

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Guía: Así como el pueblo respondió a la voz de Dios, nosotros también lo haremos
cantando el Salmo 18 B.

Guía: Nos sentamos para escuchar la homilía del Padre…

Sacerdote o Diácono: Homilía.

(Terminada la homilía del sacerdote o Diácono, el guía retoma la palabra)

Guía: Nos ponemos de pie.

Sacerdote o Diácono: Oremos:

"Oh Dios, que habéis instruido los corazones de tus fieles con las luces del Espíritu
Santo, danos el gustar todo lo recto, según el mismo Espíritu, y gozar siempre de su
consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor".

TODOS: Amén.

Guía: En procesión nos acercamos a recibir el texto del la Palabra de Dios de


manos de nuestro Párroco, como respuesta concreta al compromiso que asumimos
en el Bautismo de nuestros hijos

(El sacerdote al entregarles la S.E. les hace a todos la siguiente pregunta)

Párroco: ¿Sabéis que os obligáis a educarlos en la fe, para que estos niños,
guardando los mandamientos de Dios, amen al Señor y al prójimo, como Cristo nos
enseña en el Evangelio?

TODOS: Sí, lo sabemos y lo haremos con la ayuda de la gracia de Dios. (Y besa el


texto sagrado)

(Mientras se recibe se canta el salmo 24 del Domingo III del Ciclo B )

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1- Muéstrame, Señor tus caminos
Indícame tus sendas
Enséñame a marchar en tu verdad
Porque Tú eres mi Dios y Salvador.

2- No olvides que tu amor y tu ternura


Permanecen para siempre
Sacerdote o Diácono: “La
Recuérdame con tu misericordia bendición de Dios Todopoderoso,
Por tu bondad, Señor. Padre, Hijo y Espíritu Santo
descienda sobre Vosotros. Amén.

3- El Señor es bueno y es recto


Y muestra el camino al descarriado
Le hace caminar con rectitud
Y enseña su camino a los humildes.

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