La mejor obra de Dios... tú ¡Oh cuánto abandono, olvido e
Cuántas veces viene a mi recuerdo ingratitud, Que no permitiste jamás que la Perdonas por una simple llamada, soledad fuera mi compañera. por una sonrisa, por una visita. Cuántas veces preferiste no Las preocupaciones nunca se han dormir acabado, hasta saber que estaba sano o antes por los intentos de pasitos, fuera de peligro. ahora para que no anden en malos Cuántas veces sacrificaste tu pasos o en penas de amores. tiempo, tu figura, tus gustos Si embargo es una vida que Para derivarlos en mí. bendicen, Que no cambiarían por nada, Cuántas veces tu mirada refulgía Y que todavía tienen fuerzas para de orgullo y de amor revitalizarse en los nietos. Cuando de mí te referías. Cuántas veces preferiste mil veces Han pasado muchos años y aún ser señalada por mi causa, cuando hoy miran, y me tuviste. tienen fresca en su memoria Cuántos años se hacen, sumando cuando una manita se aferraba, todos los momentos dando los primeros pasos y Que no viviste más que para mí necesitando apoyo. Cuántas veces de una mansa Cuántas veces ante la culpa paloma manifiesta Te convertiste en una loba, Tu voz reflejaba amor y perdón. defendiendo a tus cachorros aún a Y ante los arrebatos esperanza, costa de tu vida. pero jamás condena, ni abandono.
Cuántas veces tuviste que Hoy y todos los días deposito un
afrentar beso en tu frente, la indiferencia de tu compañero en nombre de ese hijo que ya no hacia ti, está a tu lado. Refugiándote en lo que tú sí creías Hoy y todos los días te doy un completamente tuyo. abrazo, Cuántas veces esto y cuántas En nombre del hijo que tienes en veces aquello otro país... Los números nunca se han usado para contar Hoy y todos los días comparto tus Los actos de servicio que has lágrimas por ese hijo, que te fue arrebatado, secuestrado o robado y que jamás has sabido de él. Hoy y todos los días bendigo, el gran privilegio de haber venido de una simple mujer, que se transformó en algo casi divino al ser madre, y al haber también creado la luz.
Hoy y todos los días confieso mi
asombro ante el milagro de la maternidad, donde la mujer sacrifica salud, figura y su tranquilidad actual por ser llamada mamá! Hoy y todos los días les digo, en nombre de los que aún balbucean un incompleto mamá. En nombre de los que ya pueden decirlo fuerte para pedir atención,
pero no están conscientes.
En nombre del que está muy enfermo o en su lecho de muerte.