JAVIER BARDAL MARTÍNEZ – Perfil del monitor

Érase una vez un monitor de tiempo libre llamado “Despistao”,

comprometido con la tarea de formar a niños/as y jóvenes a través de
actividades atractivas, seguras y variadas ejecutadas en su tiempo libre.
Despistao era una buena persona que veía en el juego con los niños y
jóvenes la oportunidad de inculcar valores y fortalecer su autoestima.
Trabajaba y se divertía día a día con ellos/as y no se cansaba de jugar y jugar.

Pero un buen día, como consecuencia de la profunda crisis económica y

social en la que entró el país, Despistao perdió su trabajo y entró en una
profunda depresión, ya que no podía hacer lo que más le gustaba,
provocándole un shock post-traumático asociado a una pérdida de memoria
transitoria. Pasaron los días y los días, y poco a poco se fue olvidando de
aquellos valores que le caracterizaban y transmitía a todos los niños/as.
Sus familiares y amigos intentaban ayudarle a recuperar su ilusión y
compromiso y recordar todo lo bueno que había vivido durante todos estos
años pero Despistao seguía encerrado en su habitación, sólo, intentando
recordar todo aquello que había olvidado.

Un día, harto de estar en casa y no recordar nada, decidió irse de viaje

por todo el mundo, con el fin de buscar e intentar recordar los valores perdidos.
Después de caminar y caminar durante 3 días, pasar mucho calor,
mojarse con la lluvia y tiritar de frío llegó a un pequeño país situado en lo alto
de una montaña. A medida que caminaba por aquel país fue observando como
los habitantes, sin excepción, no paraban de hablar entre ellos, se entendían
perfectamente, gesticulaban, se escuchaban y comprendían unos a los otros,
cosa que le llamó profundamente la atención ya que tenía la sensación de
resultarle familiar aquel comportamiento. Transcurrido un tiempo y cuando se
acercaba a la frontera del país recordó que todos aquellos comportamientos
que había observado en los habitantes formaban parte anteriormente de su
vida y estaban relacionados con su trabajo. El país se llamaba “Buen
comunicador”.
Al caer la noche, tras un largo día, Despistao vio una luz a lo lejos que
ponía - Albergue “La Alegría de ser responsable” – y pensó, éste debe ser un

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 JAVIER BARDAL MARTÍNEZ – Perfil del monitor

buen sitio para descansar y recuperar fuerzas. Para poder quedarse a dormir
no se cobraba dinero metálico alguno, el único requisito que había que cumplir
era ser responsable, cuidar las instalaciones y mostrar una predisposición
alegre y entusiasta hacia las cosas y la vida. Despistao poco a poco iba
recordando cosas que había olvidado por momentos y formaban parte de su
vida. Se comprometió con el gerente del albergue a cumplir con los requisitos y
Despistao se quedó a dormir en aquel lugar.

A la mañana siguiente, partió rumbo a otro país. Mientras paseaba por

aquel lugar, observó como los habitantes se agolpaban por grupos, entre los
cuales destacaba una persona. Era el maestro/a y su alumnado. En aquel país
las escuelas se encontraban en plena calle para poder aprovechar al máximo
todo lo que les rodeaba e intentar desarrollar la creatividad e imaginación de
los educandos.
El resto de habitantes que se encontraban por las calles (matrimonios
con hijos pequeños, adolescentes, personas de edad adulta, tercera edad)
tenían una característica en común que Despistao podía observar claramente
tanto en los comercios, empresas privadas, casas o maneras de vestir, ésta no
era otra que la creatividad.

Al igual que sucediera en anteriores países, cada información nueva que

recibía Despistao le evocaba anteriores recuerdos. A medida que pasaba el
tiempo era consciente de las cosas que rodeaban su trabajo y vida y que
hacían que estuviera feliz y con ganas de aprovechar intensamente cada día.

Así, poco a poco, fue recordando todos esos valores y aspectos que
rodeaban su vida (como la responsabilidad, compromiso, buena comunicación,
creatividad, planificación y organización, etc.), más algunos otros que fue
aprendiendo y descubriendo en los distintos países que visitó durante su viaje
por el mundo (motivación, ayuda, capacidad de escucha y comprensión, etc.),
así como otros aspectos perjudiciales para su labor como monitor como la
improvisación, el mandato o paternalismo.