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LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_05_esp.pdf
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Convención Americana"). La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte
decida si hubo violación, por parte del Estado involucrado, de los artículos 4 (Derecho
a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal) y 7 (Derecho a la Libertad Personal) de
la Convención, en perjuicio del señor Francisco Fairén Garbi y de la señorita Yolanda
Solís Corrales. Asimismo, solicitó que la Corte disponga "que se reparen las
consecuencias de la situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y se
otorgue a la parte o partes lesionadas una justa indemnización".
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iban a celebrar el fin de año con ellos. Aside trató de escapar, dispararon contra él,
cayó herido y no lo persiguieron. Poco tiempo después se oyó un tiroteo y un griterío.
Los otros seis cimarrones fueron asesinados.
El sábado 2 de enero de 1988, hombres de Gujaba y de Grantatai salieron con destino
a Paramaribo para demandar información de las autoridades sobre las siete víctimas.
Al llegar a Paramaribo nadie pudo dar información sobre su paradero. En dicho lugar
visitaron a Orna Albitrouw (Coordinador del Interior en Volksmobilisatie) y a la Policía
Militar en Fuerte Zeelandia, en donde trataron de ver a Vaandrig Achong, Jefe del S-2.
El lunes 4 de enero regresaron a la zona de Tjongalanga y al llegar al kilómetro 30 a las
7 de la noche encontraron a Aside gravemente herido y en estado crítico, así como los
cadáveres de las otras víctimas. Aside, que tenía una bala enterrada en el muslo
derecho sobre la rodilla, indicó que él era el único sobreviviente de la masacre, cuyas
víctimas ya habían sido en parte devoradas por los buitres. La herida de Aside se
hallaba infectada de gusanos y sobre el omóplato derecho tenía una cortada en forma
de equis. El grupo regresó a Paramaribo. El representante de la Cruz Roja
Internacional obtuvo permiso para evacuar al señor Aside después de 24 horas de
negociación con las autoridades. Este fue admitido en el Hospital Académico de
Paramaribo el 6 de enero de 1988, pero pese a los cuidados que recibió, falleció días
después. El 8 y 9 de ese mes la Policía Militar impidió que los parientes visitaran a
Aside en el hospital. Hasta el 6 de enero los familiares de las otras víctimas no habían
obtenido autorización para enterrarlas.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_11_esp.pdf
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Suriname. Dicha denuncia fue hecha por el señor Leo Gangaram Panday, hermano del
muerto. La Comisión solicitó al Gobierno información acerca de las circunstancias que
rodearon la muerte del señor Asok Gangaram Panday, otorgándole un plazo de 90 días
para proporcionarla. Solicitó, entre otros elementos, copias de los dictámenes de
todas las autopsias e informes post mortem y patológicos relacionados con el caso
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_16_esp.pdf
HECHOS. Según la demanda, los hechos ocurrieron cuando “16 pescadores residentes
del pueblo ‘El Amparo’ se dirigían con dirección al Canal ‘La Colorada’ a través del río
Arauca, ubicado en el Distrito Páez del Estado Apure, a participar en un paseo de
pesca... a bordo de [una] embarcación conducida por José Indalecio Guerrero”. La
demanda indica que a las 11:20 a.m. aproximadamente, se detuvieron y fue en dichas
circunstancias —cuando algunos pescadores bajaban de la embarcación— que los
efectivos militares y policiales del “Comando Específico José Antonio Páez” *en
adelante “CEJAP”+ —quienes en esos momentos realizaban un operativo militar
denominado “Anguila III”— dieron muerte a 14 de los 16 pescadores que se
encontraban en el lugar de los hechos.
La Comisión Interamericana expresó que “Wollmer Gregorio Pinilla y José Augusto
Arias, quienes aún se encontraban dentro de la embarcación, lograron escapar
lanzándose al agua y atravesando a nado el Canal ‘La Colorada’... Los sobrevivientes se
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refugiaron en la finca ‘Buena Vista’ situada a 15 Km. del lugar de los hechos” y al día
siguiente se entregaron al Comandante de la Policía de “El Amparo”, Adán de Jesús
Tovar Araque, “quien inmediatamente les brindó protección conjuntamente con otros
funcionarios policiales de la zona”. Agrega la demanda que “Tovar recibió presiones de
funcionarios policiales y militares de San Cristóbal, Estado Táchira, a fin de entregar a
los sobrevivientes al Ejército, produciéndose un intento de sacar por la fuerza a los
mismos... el cual fue evitado por la presencia de numerosas personas que se instalaron
frente al puesto policial”.
LA COMISIÓN. La Comisión sometió este caso para que la Corte decidiera si hubo
violación, por parte del Gobierno, de los siguientes artículos de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención
Americana”): 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno), 4 (Derecho a la
Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8.1 (Garantías Judiciales), 24 (Igualdad ante
la Ley) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en concordancia con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de la misma Convención, por la muerte de (…).
También solicitó a la Corte que decidiera que Venezuela es responsable por “la
violación del derecho a la integridad personal, garantías judiciales, igualdad ante la ley
y protección judicial de Wollmer Gregorio Pinilla y José Augusto Arias (Artículos 5, 8.1,
24 y 25 de la Convención), sobrevivientes de los hechos ocurridos el 29 de octubre de
1988, en el Canal ‘La Colorada’ ”.
Además, la Comisión pidió a la Corte: Que declare, en base al principio pacta sunt
servanda, que el Estado de Venezuela ha violado el artículo 51.2 de la Convención
Americana, al incumplir las recomendaciones formuladas por la Comisión.
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los mataron con bayonetas e instrumentos de labranza (en Ccehuaypampa). Después
los soldados enterraron a los muertos en un lugar cercano (David Ccayo Cahuaymi,
Solano Ccayo Noa, José Ccayo Rivera, Alejandro Choccña Oré, Artemio González
Palomino, Alfonso Huayanay Bautista, Ignacio Ipurre Suárez, Eustaquio Oré Palomino,
Zacarías Palomino Bautista, Aurelio Palomino Choccña, Fidel Teodosio Palomino
Suárez, Félix Quispe Palomino, Dionisio Suárez Palomino, Prudencio Sulca Huayta,
Emiliano Sulca Oré, Zózimo Graciano Taquiri Yanqui, Teodosio Valenzuela Rivera,
Ignacio Tarqui Ccayo, Hermenegildo Apari Tello, Indalecio Palomino Ipurre, Patricio
Ccayo Palomino, Ildefonso Hinostroza Bautista, Prudencio Palomino Ccayo y Félix
Crisóstomo García según el escrito de demanda). El 18 de mayo de 1988, durante la
intervención militar en Cayara dirigida por el General José Valdivia, Jefe de la Subzona
de Seguridad del Centro correspondiente a Ayacucho, los militares habían detenido a
Alejandro Echaccaya Villagaray, Samuel García Palomino y Jovita García Suárez, cuyos
cadáveres fueron exhumados posteriormente por el Fiscal Superior Comisionado
Carlos Escobar en Pucutuccasa, como consecuencia de información que dieran algunos
campesinos el 10 de agosto de 1988. Según la denuncia, el 14 de mayo habían sido
asesinadas entre 28 y 31 personas, siendo difícil precisar el número y la identidad
porque los cuerpos desaparecieron. Pero se mencionan los nombres de 22 víctimas.
LA COMISIÓN. La Comisión sometió este caso para que la Corte decida si hubo
violación, por parte del Estado involucrado, de los siguientes artículos de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la
Convención Americana”): 4 (Derecho a la vida), 5 (Derecho a la integridad personal), 7
(Derecho a la libertad personal), 8 (Garantías judiciales), 21 (Derecho a la propiedad
privada) y 25 (Protección judicial), todos ellos en relación con el artículo 1.1
(Obligación de respetar los derechos)…
También solicita la Comisión que la Corte decida que el Perú no cumplió con los
términos del artículo 1.1 de la Convención al no respetar y garantizar el ejercicio de los
derechos enunciados anteriormente; que la Corte determine las reparaciones e
indemnizaciones, de acuerdo con el artículo 63.1 de la Convención.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_14_esp.pdf
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Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas el control de los penales y el Penal San
Juan Bautista quedó incluido en las llamadas “Zonas Militares Restringidas”. Que,
desde la fecha en que las Fuerzas Armadas procedieron a debelar los motines, estas
personas han desaparecido, sin que sus familiares los hayan vuelto a ver ni a tener
noticia sobre ellos y no se ha desvirtuado hasta la fecha la posibilidad de que
continúen con vida y se teme por su seguridad e integridad personales.
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LA COMISIÓN. Invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y el
artículo 26 y siguientes del Reglamento. La Comisión sometió este caso con el fin de
que la Corte decida si hubo violación, por parte de Colombia, de los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad
Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial), todos ellos en relación con
el artículo 1.1 de la Convención que establece la obligación de respetar y garantizar
esos derechos, en perjuicio de los señores Isidro Caballero Delgado y María del Carmen
Santana. Además consideró que se violó el artículo 2 de la Convención, “en base al
principio pacta sunt servanda” por no haberse adoptado disposiciones de derecho
interno tendientes a hacer efectivos tales derechos y el artículo 51.2 en relación con el
29.b) de la misma, al incumplir las recomendaciones formuladas por la Comisión.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_22_esp.pdf
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El resultado de la averiguación habría sido que el señor Adolfo Garrido no se hallaba
detenido en ninguna dependencia policial. Sin embargo, los familiares habrían
encontrado en la Comisaría Quinta de Mendoza el vehículo en el que los señores
Garrido y Baigorria viajaban en el momento de su detención. La policía les habría
informado que dicho vehículo había sido hallado en el Parque General San Martín con
motivo de un llamado anónimo denunciando que se trataba de un auto abandonado.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_26_esp.pdf
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Comisión solicitó que la Corte decidiera que Nicaragua violó el artículo 2 de la
Convención, por no haber adoptado las disposiciones de derecho interno tendientes a
hacer efectivos tales derechos y que violó el artículo 51.2 de la misma, con base en el
principio pacta sunt servanda, al incumplir las recomendaciones formuladas por la
Comisión.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_30_esp.pdf
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Americana sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 25 y 1.1 de la
misma, en los términos establecidos en esta sentencia.
- Que el Estado del Perú violó en perjuicio de María Elena Loayza Tamayo las
garantías judiciales establecidas en el artículo 8.4 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_33_esp.pdf
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nacionales competentes establecido en el artículo 25 de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_34_esp.pdf
1 Observación: Este caso es muy interesante, por cuanto veo que en la sentencia la Corte dicta
consideraciones sobre el derecho interno del país, en este caso, sobre el código penal, que declara que son
violatorias a la Convención.
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concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los
párrafos 84 a 92 de la presente sentencia.
- Que el Estado del Ecuador violó, en perjuicio de Rafael Iván Suárez Rosero, el
artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
concordancia con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los
párrafos 61 a 66 de la presente sentencia.
- Declara que el último párrafo del artículo sin numeración después del artículo
114 del Código Penal del Ecuador es violatorio del artículo 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en concordancia con los artículos 7.5 y
1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_35_esp.pdf
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1.1 de la misma, en los términos señalados en los párrafos 96 y 97 de la
presente sentencia.
- Que el Estado de Guatemala violó en perjuicio de los familiares de Nicholas
Chapman Blake el derecho a la integridad psíquica y moral consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en los términos señalados en los párrafos 112,
114, 115 y 116 de la presente sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_36_esp.pdf
HECHOS. En este caso, son nueve personas que desaparecieron bajo el mismo modus
operandi, EJEMPLO: 9) Marco Antonio Montes Letona: detenido el 19 de febrero de
1988 por seis hombres, dos de ellos uniformados como guardias de Hacienda y cuatro
vestidos de civil; introducido por la fuerza en el vehículo tipo “panel” de color blanco
con vidrios polarizados, marca Ford, con placas P-1233857; llevado a las instalaciones
de la Guardia de Hacienda; puesto a disposición del Juzgado Decimotercero de Paz del
Ramo Penal el 20 de febrero de 1988, acusado de los delitos de falsedad material,
hurto y uso ilegítimo de documentos de identidad.
Algunos fueron torturados y otros muertos.
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Ayala, William Otilio González Rivera, Pablo Corado Barrientos y Manuel de
Jesús González López.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_38_esp.pdf
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_38_esp.pdf
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San Borja; y Jaime Francisco Castillo Petruzzi, en la calle “Mz-A-20” de la Urbanización
La Aurora-Surquillo; todos ellos en la ciudad de Lima.
Cuando se llevó a cabo la detención y durante el procesamiento ante la justicia militar
de los señores Jaime Francisco Castillo Petruzzi, María Concepción Pincheira Sáez,
Lautaro Enrique Mellado Saavedra y Alejandro Luis Astorga Valdez, que rigió en el
Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del Callao, un estado de
emergencia y de suspensión de las garantías contempladas en los incisos 7
(inviolabilidad de domicilio), 9 (derecho de tránsito), 10 (derecho de reunión) y 20.g)
(detención y puesta a la orden de un juez) del artículo 2 de la Constitución Política
peruana vigente en la época; el control del orden interno en las zonas de emergencia
había sido asumido por un Comando Político Militar; el estado de emergencia se
mantuvo durante todo el período en el que se siguió proceso a las presuntas víctimas.
El 18 de octubre de 1993 se comunicó a la Fiscalía Militar Especial- FAP la detención
de Jaime Francisco Castillo Petruzzi, María Concepción Pincheira Sáez, Lautaro Enrique
Mellado Saavedra y Alejandro Luis Astorga Valdez.
En los delitos de traición a la patria se aplica un procedimiento sumario “en el teatro
de operaciones” llevado adelante por jueces “sin rostro”, con respecto al cual no cabe
la interposición de acciones de garantía.
Los señores Alejandro Astorga Valdez, Lautaro Mellado Saavedra, María Concepción
Pincheira Sáez y Jaime Francisco Castillo Petruzzi han permanecido en privación de
libertad en forma ininterrumpida hasta la fecha, los tres primeros desde el 14 de
octubre de 1993 y el último desde el 15 de octubre del mismo año. Durante el primer
año de reclusión se les impuso un régimen de aislamiento celular continuo, dentro de
una celda muy reducida, sin ventilación ni luz natural, con media hora de salida de su
celda al día y con un régimen de visitas sumamente restringido. Actualmente se
encuentran recluidos en el Establecimiento Penal de Yanamayo.
LA COMISIÓN. Sometió ante la Corte una demanda contra la República del Perú (en
adelante “el Estado” o “el Perú”) que se originó en una denuncia (No. 11.319) recibida
en la Secretaría de la Comisión el 28 de enero de 1994. En su demanda, la Comisión
invocó los artículos 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en
adelante “la Convención” o “la Convención Americana”). La Comisión presentó el caso
con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación, en perjuicio de los señores Jaime
Francisco Sebastián Castillo Petruzzi, María Concepción Pincheira Sáez, Lautaro
Enrique Mellado Saavedra y Alejandro Luis Astorga Valdez, de los artículos 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho
Interno), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 20 (Derecho a la
Nacionalidad), 29 (Normas de Interpretación) en combinación con la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares, y 51.2, todos ellos de la Convención
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- Que el Estado violó el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 8.2.b, c, d y f de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que, en el presente caso, no fue probado que el Estado haya violado el artículo
8.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 8.5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó los artículos 25 y 7.6 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado violó los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que, en el presente caso, es innecesario considerar la presunta violación del
artículo 51.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos por parte
del Estado.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_52_esp.pdf
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sentencia, y ordenar que dé cumplimiento a la resolución dictada por la Sala
Especializada de Derecho Público de Lima el 12 de febrero de 1997, sobre el
recurso de hábeas corpus interpuesto por el señor Cesti Hurtado.
- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, el artículo 7.1, 2 y 3 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en los términos señalados en los párrafos 140 a 143 de la presente
sentencia.
- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en los términos señalados en el párrafo 151 de la presente sentencia.
- Que en este caso no fue probado que el Estado peruano haya violado, en
perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, el artículo 8.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos señalados en
el párrafo 152 de la presente sentencia;
- Que en este caso no fue probado que el Estado peruano haya violado, en
perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, el artículo 5.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos señalados en
el párrafo 160 de la presente sentencia;
- Que el Estado peruano violó, en perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado, los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en los términos señalados en los párrafos 166 a 170 de la presente
sentencia;
- Que en este caso no fue probado que el Estado peruano haya violado, en
perjuicio del señor Gustavo Adolfo Cesti Hurtado, los artículos 11 y 21 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos señalados en
los párrafos 177, 178 y 183 de la presente sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_56_esp.pdf
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Los sucesos de febrero y marzo de 1989, según cifras oficiales, dejaron un saldo de 276
muertos, numerosos lesionados, varios desaparecidos y cuantiosas pérdidas
materiales. Sin embargo, dicha lista fue desvirtuada por la posterior aparición de fosas
comunes. A partir del 28 de febrero de 1989 se aplicó a la población civil un plan
militar secreto denominado Ávila. Dicho plan fue concebido en los años sesenta,
época en que según el Exministro de la Defensa, Ítalo del Valle Alliegro, existían en
Venezuela grupos armados irregulares. Según sus palabras, dicho plan se “cumplió a
pesar del largo tiempo sin ponerlo en práctica” pero “debería ser revisado y
actualizado en atención a las nuevas realidades”.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_58_esp.pdf
21. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala3
Contra la vida y la integridad personal, otros.
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crueles, inhumanos y degradantes y homicidios como medio para contrarrestar la
delincuencia y vagancia juvenil.
En horas diurnas del 15 de junio de 1990, en el área de “Las Casetas”, una camioneta
se acercó a los jóvenes Contreras, Figueroa Túnchez, Caal Sandoval y Juárez Cifuentes;
de dicho vehículo bajaron hombres armados, que obligaron a los jóvenes a subir al
mismo y se los llevaron.
Los cuerpos de los jóvenes Juárez Cifuentes y Figueroa Túnchez fueron encontrados en
los Bosques de San Nicolás el 16 de junio de 1990 y los cadáveres de los jóvenes
Contreras y Caal Sandoval fueron descubiertos en el mismo lugar el día siguiente. La
causa de la muerte fue oficialmente atribuida, en todos los casos, a lesiones
producidas por disparos de armas de fuego en el cráneo.
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Cifuentes, Federico Clemente Figueroa Túnchez y Anstraum Aman Villagrán
Morales y de sus familiares inmediatos;
- Que el Estado violó los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura en perjuicio de Henry Giovanni Contreras,
Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y Jovito
Josué Juárez Cifuentes;
- Que el Estado violó el artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en lo relativo al deber de investigar, que el Estado debe realizar una
investigación real y efectiva para determinar las personas responsables de las
violaciones de los derechos humanos a que se ha hecho referencia en esta
Sentencia y, eventualmente, sancionarlas.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_63_esp.pdf
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_64_esp.pdf
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23. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú
Contra la vida y la integridad personal
HECHOS. Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera fueron detenidos sin
mediar orden judicial alguna ni haber sido encontrados en flagrante delito;
se negó al señor Gabriel Pablo Ugarte Rivera el derecho de contar con un abogado
defensor, porque fue obligado a renunciar expresamente a este derecho;
realizada la investigación policial, Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte
Rivera fueron puestos a disposición del 39o. Juzgado de Instrucción de Lima el 4 de
marzo de 1986, cuando se les inició un proceso penal por la presunta comisión del
delito de terrorismo, para lo cual se abrió el expediente No. 83-86. Los señores
Durand Ugarte y Ugarte Rivera fueron trasladados por orden judicial a El Frontón; el
develamiento del motín del penal El Frontón fue encomendado a la Marina de Guerra
y la Guardia Republicana bajo las órdenes del Comando Conjunto. El operativo
comenzó a las 3:00 horas del 19 de junio. La Fuerza de Operaciones Especiales (FOES)
procedió a la demolición del Pabellón Azul, lo que produjo la muerte o lesiones a un
gran número de reclusos. El Pabellón Azul era una área aislada del establecimiento
penal, en la que ocurrieron los hechos. Existió una evidente desproporción entre el
peligro que suponía el motín y las acciones que se realizaron para debelarlo.
Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera fueron eximidos de responsabilidad y
se ordenó su libertad. Dicha orden resultó ineficaz pues en ese momento dichas
personas habían desaparecido, situación que se mantiene hasta el presente.
LA COMISIÓN. planteó este caso para que la Corte decidiera si el Estado del Perú (en
adelante “el Estado” o “el Perú”) había violado los siguientes artículos de la
Convención: 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar
Disposiciones de Derecho Interno), 4 (Derecho a la Vida), 7.6 (Derecho a la Libertad
Personal), 8.1 (Garantías Judiciales), 25.1 (Protección Judicial) y 27.2 (Suspensión de
Garantías), en perjuicio de los señores Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte
Rivera.
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- Que el Estado ha incumplido las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores en la presente sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_68_esp.pdf
HECHOS. que el 6 de febrero de 1993 Luis Alberto Cantoral Benavides fue detenido, sin
una orden judicial expedida por una autoridad competente, por agentes de la
DINCOTE, en su domicilio ubicado en la calle Jirón Obreros 566, 4to. piso “A” del
distrito La Victoria, Ciudad de Lima, Perú;
Que Luis Alberto Cantoral Benavides no tenía antecedentes penales;
Que los miembros de la DINCOTE llegaron a la casa para detener a José Antonio
Cantoral Benavides, hermano de Luis Alberto Cantoral Benavides, pero que, al no
encontrar al primero, detuvieron al segundo. El hermano mellizo de Luis Alberto
Cantoral Benavides, Luis Fernando Cantoral Benavides, acompañó voluntariamente a
su hermano a las instalaciones de la policía y fue posteriormente detenido y
condenado a 25 años de prisión;
Que al momento de llevarse a cabo la detención de Luis Alberto Cantoral Benavides, se
encontraba vigente en el Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del
Callao, un estado de emergencia y suspensión de las garantías contempladas en los
incisos 7 (inviolabilidad de domicilio), 9 (libertad de tránsito en el territorio nacional),
10 (libertad de reunión) y 20.g) (detención con orden judicial o por las autoridades
policiales en flagrante delito) del artículo 2 de la Constitución peruana que regía en ese
momento;
Que Luis Alberto Cantoral Benavides fue exhibido públicamente a través de los medios
de comunicación, vestido con un traje a rayas como los que usan los presos, como
integrante del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (en adelante “PCP-SL”) y
como autor del delito de traición a la patria, cuando aún no había sido legalmente
procesado ni condenado
Que Luis Alberto Cantoral Benavides estuvo encarcelado durante el primer año de
reclusión bajo un régimen de aislamiento celular continuo, dentro de una celda
reducida, sin ventilación ni luz natural, en la que debía permanecer 23 horas y media -
sólo disponía de media hora diaria para salir a un patio-. Además tenía un régimen de
visitas restringido; sólo podía recibir una vez al mes la visita de sus familiares directos,
sin contacto físico entre él y la visita, tenía restricciones para realizar trabajo físico o
intelectual y se le mantenía en condiciones de hacinamiento;
Que el juez encargado de ejecutar la sentencia que disponía la libertad de Luis Alberto
Cantoral Benavides, liberó por error, el 25 de agosto de 1993, a su hermano mellizo,
Luis Fernando Cantoral Benavides, quien había sido condenado a 25 años de pena
privativa de libertad. Luis Alberto Cantoral Benavides siempre permaneció detenido.
4Los hechos de faltas procesales de este caso, son muy parecidas al de nosotros. Además hay violación del
Artículo 9, por parte del Estado.
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Que en el proceso tramitado en el fuero militar contra Luis Alberto Cantoral Benavides
se dificultó a la defensa el acceso al expediente, pues contó sólo con una tarde para su
estudio y para preparar sus alegatos; no se le permitió entrevistarse libremente y en
privado con su defendido; y se le concedieron sólo 15 minutos para su defensa oral;
algunas de las actuaciones del proceso penal militar no le fueron notificadas ni al
abogado defensor ni a Cantoral Benavides; tuvo dificultades para acceder a la prueba y
controvertirla; las audiencias se realizaban en los establecimientos militares o
penitenciarios, sin acceso al público;
Que durante el proceso seguido ante el fuero común por el delito de terrorismo, no
obstante que pudo Luis Alberto Cantoral Benavides designar un abogado de su
elección, a éste se le dificultó ejercer la defensa adecuadamente;
Que Luis Alberto Cantoral Benavides estuvo privado de libertad en forma
ininterrumpida desde el 6 de febrero de 1993 hasta el 25 de junio de 1997, cuando fue
liberado;
Que durante la época de la detención de Luis Alberto Cantoral Benavides existía en el
Perú una práctica generalizada de actos de agresión física y psíquica contra las
personas investigadas por delitos de traición a la patria y terrorismo; y
Que el Estado tuvo conocimiento de los actos de agresión física y psíquica cometidos
contra Luis Alberto Cantoral Benavides y, a pesar de ello, no desarrolló investigación
alguna al respecto.
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- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.2.g) y 8.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
8.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, el artículo
9 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, los
artículos 7.6 y 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado ha incumplido las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señalados en los puntos resolutivos
anteriores en la presente sentencia.
- Que el Estado violó, en perjuicio de Luis Alberto Cantoral Benavides, los
artículos 2, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la
Tortura.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_69_esp.pdf
26
(Obligación de Respetar y Garantizar los Derechos), todos de la Convención Americana
así como también los artículos 1, 2 y 6 de la Convención Interamericana para Prevenir
y Sancionar la Tortura y el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra.
27
a este último señaló que se sustrajo el proyecto de sentencia sobre la acción Nº002-
96/I-TC, referida a la inconstitucionalidad de la Ley No. 26.657. Finalmente mencionó
otros actos que constituían acciones de intimidación contra los miembros del Tribunal
Constitucional.
El 16 de enero de 1997 se emitió una “sentencia” suscrita por los magistrados Acosta
Sánchez y García Marcelo, mediante la cual declaraban infundada la demanda, “al no
haberse alcanzado la mayoría calificada de seis votos conformes, prevista por el
artículo 4 de la Ley No. 26.435, para declarar la inconstitucionalidad de la Ley No.
26.657, debido a que cuatro [m]agistrados de este Tribunal se ha[bía]n abstenido por
haber adelantado opinión sobre el fondo de la cuestión controvertida”. Esta sentencia,
de acuerdo a un comunicado de prensa emitido por el presidente del Tribunal
Constitucional, carecía de “valor legal y de eficacia.
El 27 de febrero de 1997 el Congreso, de conformidad con el artículo 97 de la
Constitución, aprobó la formación de una Comisión para investigar los presuntos actos
de hostigamiento y presión contra el Tribunal Constitucional sobre la base de las
denuncias formuladas por la magistrada Revoredo Marsano (supra 56.12). Dicha
comisión estaba integrada por siete congresistas y era presidida por Martha
Hildebrandt. La Resolución del Congreso que dispuso la creación de la Comisión señaló
que “*n+inguna de las investigaciones que realice la *C+omisión *I+nvestigadora deberá
revisar las sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional” y otorgó un plazo de 30
días útiles para la presentación del informe correspondiente. Este plazo luego fue
prorrogado por 30 días.
El 5 de mayo de 1997 la Comisión Investigadora del Congreso presentó ante la
Comisión Permanente del mismo, una denuncia constitucional contra los magistrados
Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano, en la cual se les imputaba haber
infringido la Constitución al presentar una ponencia como “si fuera una sentencia ya
discutida y aprobada por el Pleno del Tribunal Constitucional” y, además, por emitir
una resolución a nombre del Tribunal Constitucional sobre un recurso de aclaración
interpuesto por el Colegio de Abogados de Lima. Finalmente se señaló que el
magistrado Nugent había actuado ilegalmente al “justificar la infracción
constitucional” y no convocar al Pleno del Tribunal Constitucional para resolver el
recurso de aclaración citado.
El 6 de mayo de 1997 la Comisión Permanente del Congreso nombró una Subcomisión
“encargada de informar sobre la denuncia constitucional contra los magistrados del
Tribunal Constitucional” (en adelante “Subcomisión Evaluadora”) para estudiar la
solicitud de acusación constitucional. Ésta estaba integrada por tres congresistas, uno
de los cuales renunció. Ese mismo día, dicha Subcomisión solicitó a los magistrados la
presentación, en un plazo de 48 horas, de un informe sobre los hechos investigados y
les comunicó la posibilidad de concurrir ante ella para efectuar los descargos
correspondientes. El 8 de mayo los magistrados enviaron su respuesta señalando que
“el plazo que se les había concedido para tales efectos era muy breve” y además
dejaron constancia de que no reconocían la competencia de esa Subcomisión y
manifestaron, a través de los medios de comunicación, que por esta razón no
concurrirían a la misma. Finalmente, indicaron que se trataba de una “represalia por
su pronunciamiento respecto a la Ley de Reelección Presidencial” y que no habían
tenido derecho de defensa.
28
Los días 8, 12 y 14 de mayo de 1997 vencieron los plazos otorgados por la
Subcomisión para que los magistrados presentaran sus informes y declaraciones,
luego de que se otorgaran las prórrogas solicitadas. El 9 de mayo de 1997 los
magistrados Manuel Aguirre Roca, Guillermo Rey Terry y Delia Revoredo Marsano
remitieron a la Subcomisión el acta de 14 de marzo de 1997 en la que constaba que
fueron expresamente autorizados para expedir la resolución de aclaración por la cual
se les acusaba, El 14 de mayo de 1997 los mismos magistrados dieron a conocer a la
Subcomisión las irregularidades que, a su entender, tenía el proceso de denuncia
constitucional y nombraron como sus abogados defensores a los señores Valentín
Paniagua Corazao, Raúl Ferrero Costa y Juan Monroy Gálvez.
29
27. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá5
Contra la libertad de asociación, contra la protección judicial
HECHOS. La Coordinadora de Sindicatos de Empresas Estatales convocó públicamente
a una marcha para el 4 de diciembre de 1990 y a un paro laboral de 24 horas para el
día siguiente. El 4 de diciembre de 1990 tuvo lugar la manifestación pública de
protesta, cuyo propósito era la reivindicación de las peticiones contenidas en el pliego
rechazado por el Gobierno. La marcha se realizó de manera pacífica, con la
participación de miles de trabajadores.
La manifestación del 4 de diciembre de 1990 coincidió con la fuga del Coronel Eduardo
Herrera Hassán de la isla de Naos y la toma parcial del Cuartel Central de la Policía
Nacional por parte de éste junto con un grupo de militares.
El 6 de diciembre de 1990 el Ministro de la Presidencia, “en virtud de autorización del
Consejo de Gabinete”, remitió a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley
proponiendo la destitución de todos los servidores públicos que habían participado en
la organización, llamado o ejecución del paro de 5 de diciembre de 1990, por
considerar que dicho movimiento buscaba subvertir el orden constitucional
democrático y suplantarlo por un régimen militar.
El 14 de diciembre de 1990 la Asamblea Legislativa aprobó la Ley 25. La indicada Ley
25 se publicó en la Gaceta Oficial de Panamá No. 21.687 el 17 de diciembre de 1990.
En el artículo 6 de dicha ley se señaló que ésta era de orden público y tendría efecto
retroactivo a partir del 4 de diciembre de 1990. Según su artículo 7 regiría desde su
promulgación y tendría vigencia hasta el 31 de diciembre de 1991;
La Ley 25 fue aplicada retroactivamente al 4 de diciembre de 1990, por disposición
expresa del artículo 6 de la misma ley.
El 23 de enero de 1991 el Consejo de Gabinete realizó la calificación que le facultaba el
“parágrafo” del artículo 2 de la Ley 25. Mediante Resolución No. 10 estableció que
atentaban contra la democracia y el orden constitucional los paros y ceses colectivos
de labores abruptos en el sector público, y que “*i+ncurr*ía+ en causal de destitución
todo servidor público que, a partir del día 4 de diciembre de 1990, h[ubiese]
promovido, convocado, organizado o participado o que, en el futuro promueva,
convoque, organice o participe en paros que no cumplan con los procedimientos y
restricciones establecidos en la Ley o ceses colectivos de labores abrupto[s] en el
sector público”. La resolución fue publicada en la Gaceta Oficial de Panamá No. 21.718
el 4 de febrero de 1991. Ante el pleno de la Corte Suprema de Justicia se presentaron
tres acciones de inconstitucionalidad contra la Ley 25. Dichas acciones fueron
acumuladas y, mediante sentencia de 23 de mayo de 1991, dicho tribunal declaró que
la Ley 25 era constitucional salvo el “parágrafo” del artículo 2, fundamentada en que
en las acciones de inconstitucionalidad el pleno de la Corte Suprema de Justicia se
debe limitar a “declarar si una norma legal es o no inconstitucional”, y no se pronunció
sobre la situación concreta de los trabajadores destituidos. Dicha decisión tiene el
cáracter de final, definitiva, obligatoria y no tiene efecto retroactivo.
LA COMISIÓN. Sometió este caso con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación,
por parte de Panamá, de los artículos 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos); 2
(Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno); 8 (Garantías Judiciales); 9
(Principio de Legalidad y de Retroactividad); 10 (Derecho a Indemnización); 15
30
(Derecho de Reunión); 16 (Libertad de Asociación); 25 (Protección Judicial), y 33 y 50.2
de la Convención.
28. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile6
Contra la libertad de Expresión, contra la libertad religiosa
HECHOS. El artículo 19 número 12 de la Constitución Política de Chile de 1980
establece un “sistema de censura para la exhibición y publicidad de la producción
cinematográfica.”
El Decreto Ley número 679 de 1 de octubre de 1974 faculta al Consejo de Calificación
Cinematográfica para orientar la exhibición cinematográfica en Chile y efectuar la
calificación de las películas. El Reglamento de dicha ley está contenido en el Decreto
Supremo de Educación número 376 de 30 de abril de 1975. Dicho Consejo de
Calificación Cinematográfica es parte del Ministerio de Educación.
El 29 de noviembre de 1988 el Consejo de Calificación Cinematográfica rechazó la
exhibición de la película “La Última Tentación de Cristo”, ante una petición que le
hiciera la “United International Pictures Ltda”. Dicha empresa apeló la resolución del
Consejo, pero la resolución fue confirmada por un tribunal de apelación mediante
sentencia de 14 de marzo de 1989.
LA COMISIÓN. Sometió este caso con el fin de que la Corte decidiera si hubo violación,
por parte de Chile, de los artículos 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión) y 12
(Libertad de Conciencia y de Religión) de la Convención. Asimismo, la Comisión solicitó
a la Corte que, como consecuencia de las supuestas violaciones a los artículos antes
31
mencionados, declare que Chile incumplió los artículos 1.1 (Obligación de Respetar los
Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la misma.
7Este caso tiene algunas similitudes con el que nos toca analizar, pues hay una clara retroactividad en cuanto
a leyes, hablando especialmente en cuanto a la migración. ES MUY IMPORTANTE QUE SEA
REVISADO.
32
- el 6 de abril de 1997, denuncia sobre las supuestas torturas cometidas por
miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército en contra de la agente Leonor La
Rosa y acerca del supuesto asesinato de la agente Mariela Barreto Riofano;
33
30. Caso Barrios Altos Vs. Perú8
Contra la vida y la integridad personal
HECHOS. Aproximadamente a las 22:30 horas del 3 de noviembre de 1991, seis
individuos fuertemente armados irrumpieron en el inmueble ubicado en el Jirón
Huanta No. 840 del vecindario conocido como Barrios Altos de la ciudad de Lima.
Al producirse la irrupción, se estaba celebrando una “pollada”, es decir, una fiesta
para recaudar fondos con el objeto de hacer reparaciones en el edificio. Los
atacantes llegaron al sitio en dos vehículos, uno de marca jeep Cherokee y otro
Mitsubishi. Estos automóviles portaban luces y sirenas policiales, que fueron
apagadas al llegar al lugar de los hechos;
Los individuos, cuyas edades oscilaban entre los 25 y 30 años, encubrieron sus
rostros con pasamontañas y obligaron a las presuntas víctimas a arrojarse al suelo.
Una vez que éstas estaban en el suelo, los atacantes les dispararon
indiscriminadamente por un período aproximado de dos minutos, matando a 15
personas e hiriendo gravemente a otras cuatro, quedando una de estas últimas,
Tomás Livias Ortega, permanentemente incapacitada. Posteriormente, con la
misma celeridad con que habían llegado, los atacantes huyeron en los dos
vehículos, haciendo sonar nuevamente las sirenas;
Las personas sobrevivientes declararon que las detonaciones sonaban “apagadas”,
lo cual permite suponer que se utilizaron silenciadores. Durante la investigación, la
policía encontró en la escena del crimen 111 cartuchos y 33 proyectiles del mismo
calibre, correspondientes a pistolas ametralladoras;
Las investigaciones judiciales y los informes periodísticos revelaron que los
involucrados trabajaban para inteligencia militar; eran miembros del Ejército
peruano que actuaban en el “escuadrón de eliminación” llamado “Grupo Colina” que
llevaba a cabo su propio programa antisubversivo. Diversas informaciones señala
que los hechos del presente caso se realizaron en represalia contra presuntos
integrantes de Sendero Luminoso;
Antes de que la Corte Suprema pudiera resolver el asunto, el Congreso peruano sancionó
una ley de amnistía, la Ley Nº 26479, que exoneraba de responsabilidad a los militares,
policías, y también a civiles, que hubieran cometido, entre 1980 y 1995, violaciones a los
derechos humanos o participado en esas violaciones. El proyecto de ley no fue anunciado
públicamente ni debatido, sino que fue aprobado tan pronto como fue presentado, en las
primeras horas del 14 de junio de 1995. La Ley fue promulgada de inmediato por el
Presidente y entró en vigor el 15 de junio de 1995. El efecto de la señalada ley fue el de
determinar el archivo definitivo de las investigaciones judiciales y así evitar la
responsabilidad penal de los responsables de la masacre;
La Ley Nº 26479 concedió una amnistía a todos los integrantes de las fuerzas de
seguridad y civiles que fueran objeto de denuncias, investigaciones, procedimientos
o condenas, o que estuvieran cumpliendo sentencias en prisión, por violaciones de
derechos humanos. Las escasas condenas impuestas a integrantes de las fuerzas
de seguridad por violaciones de derechos humanos fueron dejadas sin efecto
inmediatamente. En consecuencia, se liberó a los ocho hombres recluidos por el
caso conocido como “La Cantuta”, algunos de los cuales estaban procesados en el
caso Barrios Altos;
LA COMISIÓN. Sometió el caso con el fin de que la Corte decidiera que hubo violación,
por parte del Estado del Perú (en adelante “el Perú”, “el Estado” o “el Estado
peruano”), del artículo 4 (Derecho a la Vida) de la Convención Americana, en perjuicio
de… Asimismo, pidió a la Corte que decidiera que el Estado violó el artículo 5 (Derecho
a la Integridad Personal) de la Convención Americana, en perjuicio de… Además,
requirió al Tribunal que decidiera que el Estado peruano violó los artículos 8 (Garantías
Judiciales), 25 (Protección Judicial) y 13 (Libertad de Pensamiento y de Expresión) de la
8 En este caso se declara la incompatibilidad de ciertos ordenamientos legales, con respecto a la convención.
34
Convención Americana como consecuencia de la promulgación y aplicación de las leyes
de amnistía Nº 26479 y Nº 26492. Finalmente, solicitó a la Corte que determinara que,
como consecuencia de la promulgación y aplicación de las leyes de amnistía Nº 26479
y Nº 26492 y de la violación a los derechos señalados, el Perú incumplió los artículos
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de
Derecho Interno) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
35
Como consecuencia de los hechos descritos, se iniciaron procesos de carácter disciplinario,
administrativo y penal. El proceso disciplinario realizado por el Comandante de la Policía
Nacional de Putumayo se falló en cinco días y se absolvió a todos los que participaron en
los hechos de la localidad de Las Palmeras. Asimismo, se iniciaron dos procesos
contencioso administrativos en los que se reconoció expresamente que las víctimas del
operativo armado no pertenecían a ningún grupo armado y que el día de los hechos estaban
realizando sus tareas habituales. Estos procesos permitieron comprobar que la Policía
Nacional ejecutó extrajudicialmente a las víctimas cuando se encontraban en estado de
indefensión. En cuanto al proceso penal militar, después de siete años aún se encontraba
en la etapa de investigación y todavía no se había acusado formalmente a alguno de los
responsables de los hechos.
9 En el presente caso, no solo se le manda al Estado a adecuar su legislación positiva, en este caso, en cuanto
a la pena de muerte, sino que también manda al Estado a procesar nuevamente a varios sindicados
reconociéndoles el derecho de indulto o amnistía y que no pueden ser ejecutados, EL FALLO ESTÁ
VERDADERAMENTE INTERESANTE NUNCA HABIA VISTO QUE A UN ESTADO LOS
CONDENARAN POR TANTAS VIOLACIONES.
36
Baptiste 8.1)
Facultad del indulto (Arts. 1.1, 4.6)
Demora y juicio justo (Arts. 1.1, 2, 7.5, 8.1, 25)
5 Clarence 11.851 Pena de muerte obligatoria (Arts. 1.1, 4.1, 5.1, 5.2,
Charles 8.1)
Facultad del indulto (Arts. 1.1, 4.6)
Demora y juicio justo (Arts. 1.1, 2, 7.5, 8.1, 25)
(Continua en el link…)
LA COMISIÓN. Solicitó que se declarara la violación de los artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 8.1,
en relación con la violación del artículo 1.1, todos de la Convención Americana, por
condenar a las supuestas víctimas a una “pena de muerte obligatoria”.
La violación de los derechos a ser procesados en un período de tiempo razonable y a
un juicio justo, establecidos en los artículos 7.5 y 8.1 de la Convención, en relación con
el artículo 1.1 de la misma
la violación de los derechos de veintitrés de las supuestas víctimas establecidos en los
artículos 25, 2 y 1.1 de la Convención, por no adoptar las medidas legislativas o de otro
carácter que hubieren sido necesarias para dar efecto al derecho a ser juzgado dentro
de un plazo razonable, protegido en los artículos 7.5 y 8.1 de la Convención.
La violación de los derechos protegidos en el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención en
relación con el artículo 1.1 de la misma, en razón del tratamiento y las condiciones de
detención a los que fueron sometidas veintiuna de las presuntas víctimas.
La violación de los derechos de once de las supuestas víctimas establecidos en los
artículos 8 y 25 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, por no
proporcionarles asistencia letrada efectiva para presentar acciones constitucionales de
protección de sus derechos.
LA CORTE. En su sentencia de 21 de junio de 2002, declara:
- Que el Estado violó el derecho a la vida consagrado en el artículo 4.1 y 4.2, en
conexión con el artículo 1.1, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
- Que el Estado incumplió la obligación establecida en el artículo 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable
consagrado en los artículos 7.5 y 8.1, en conexión con los artículos 1.1 y 2, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho a un recurso efectivo consagrado en los artículos
8 y 25, en conexión con el artículo 1.1.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5.1 y 5.2, en conexión con el artículo 1.1, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
- Que el Estado violó el derecho que tiene todo condenado a muerte a solicitar la
amnistía, el indulto o la conmutación de la pena consagrado en el artículo 4.6,
en conexión con los artículos 8 y 1.1, de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
- Que el Estado privó arbitrariamente del derecho a la vida al señor Joey Ramiah
en violación del artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
37
- El Estado debe abstenerse de aplicar la Ley de Delitos contra la Persona de 1925
y, dentro de un plazo razonable, debe modificarla adecuándola a las normas
internacionales de protección de los derechos humanos.
- Que el Estado debe tramitar de nuevo, aplicando la legislación penal que
resulte de las reformas a la Ley de Delitos contra la Persona de 1925 en los
términos expuestos en el párrafo 214 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_94_esp.pdf
38
El señor Cantos y sus abogados incurrieron en gastos y costas para la tramitación de
los diferentes procesos internos e internacionales.
LA COMISIÓN. Concluyó que la Argentina había violado los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial amparados por los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana y el derecho a la propiedad privada establecido en su artículo 21, “todos
ellos con relación a la obligación de dicho Estado de respetar, investigar, sancionar y
restablecer los derechos violados de que trata el artículo 1 (1) del citado instrumento”.
La Comisión consideró también que el Estado había violado en perjuicio del señor
Cantos el derecho a la justicia y el derecho de petición enunciados en los artículos XVIII
y XXIV de la Declaración Americana.
LA CORTE. En su sentencia de 28 de noviembre de 2002, declara:
- Que el Estado violó el derecho de acceso a la justicia consagrado en los
artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1 de la misma.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_97_esp.pdf
39
los señores Carlos Torres Benvenuto, Javier Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo Álvarez
Hernández y Maximiliano Gamarra Ferreyra, en aproximadamente un 78%, sin previo
aviso ni explicación alguna.
El 14 de octubre de 1992 se promulgó el Decreto-Ley Nº 25792, el cual “Autoriza a la
Superintendencia de Banca y Seguros-SBS- a establecer un Programa de Incentivos
para la renuncia voluntaria de sus trabajadores” y, de conformidad con el artículo 5, se
“*t+ransfi*rió+ al Pliego Presupuestal del Ministerio de Economía y Finanzas la
recaudación de las aportaciones y la atención de las pensiones, remuneraciones o
similares que correspondería pagar a la Superintendencia de Banca y Seguros a sus
pensionistas, jubilados y cesantes comprendidos en el régimen del Decreto Ley No.
20530”. Asimismo, se estipuló que “*d+ichas pensiones, remuneraciones o similares
tendr[ían] como referencia, inclusive para su homologación, las que dicho Ministerio
paga a sus trabajadores y funcionarios, conforme al Decreto Legislativo No. 276” y se
agregó que “*e+n ningún caso se homologarán o referirán a las remuneraciones que
pague la Superintendencia de Banca y Seguros al personal sujeto a la actividad
privada”.
El 18 de marzo de 2002 la SBS pagó a los cinco pensionistas las cantidades
determinadas en las mencionadas resoluciones, correspondientes a los reintegros de
los montos de las pensiones nivelables dejados de percibir desde noviembre de 1992
hasta febrero de 2002, lo cual no incluía el pago de intereses. En marzo de 2002 las
pensiones niveladas fueron restablecidas y, a partir de abril de 2002, los señores Carlos
Torres Benvenuto, Javier Mujica Ruiz-Huidobro, Guillermo Álvarez Hernández, Reymert
Bartra Vásquez y la viuda de Maximiliano Gamarra Ferreyra han recibido
periódicamente el pago nivelado de sus pensiones.
Tres de las presuntas víctimas interpusieron acciones de cumplimiento contra el
Superintendente de Banca y Seguros. Al pronunciarse sobre tales acciones en los años
1998 y 2000, el Tribunal Constitucional del Perú resolvió que la SBS debía cumplir con
lo dispuesto en sus resoluciones administrativas de 1995. Las indicadas sentencias del
Tribunal Constitucional fueron publicadas en el Diario Oficial El Peruano.
Las presuntas víctimas y sus familiares sufrieron daños materiales e inmateriales por la
deducción de sus pensiones y por la falta de cumplimiento de sentencias a su favor; la
calidad de vida de las presuntas víctimas se vio disminuida.
Los cinco pensionistas realizaron gastos en los procesos a nivel interno y a nivel
internacional ante la Comisión y la Corte. Asimismo, los representantes de las
presuntas víctimas y sus familiares, CEJIL y CEDAL, sufragaron diversos gastos en la
jurisdicción interamericana.
40
- Que el Estado incumplió las obligaciones generales de los artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en conexión con las
violaciones de los derechos sustantivos señaladas en los puntos resolutivos
anteriores.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_98_esp.pdf
35. Caso Bulacio Vs. Argentina
Contra la vida
HECHOS. El 19 de abril de 1991, la Policía Federal Argentina realizó una detención
masiva o “razzia” de “más de ochenta personas” en la ciudad de Buenos Aires, en las
inmediaciones del estadio Club Obras Sanitarias de la Nación, lugar en donde se iba a
realizar un concierto de música rock. Entre los detenidos se encontraba Walter David
Bulacio, con 17 años de edad, quien luego de su detención fue trasladado a la
Comisaría 35a, específicamente a la “sala de menores” de la misma. En este lugar fue
golpeado por agentes policiales. Los detenidos fueron liberados progresivamente sin
que se abriera causa penal en su contra y sin que conocieran, tampoco, el motivo de su
detención. En el caso de los menores, no se notificó al Juez Correccional de Menores
de turno, tal como lo requería la ley No. 10.903 y, en el caso particular de Walter
David Bulacio, tampoco se notificó a sus familiares. Durante su detención, los menores
estuvieron bajo condiciones de detención inadecuadas.
El 20 de abril de 1991, el joven Walter David Bulacio, tras haber vomitado en la
mañana, fue llevado en ambulancia cerca de las once horas al Hospital Municipal
Pirovano, sin que sus padres o un Juez de Menores fueran notificados. El médico que
lo atendió en ese hospital señaló que el joven presentaba lesiones y diagnosticó un
“traumatismo craneano”. Esa misma tarde la presunta víctima fue trasladada al
Hospital Municipal Fernández para efectuarle un estudio radiológico y regresado al
Hospital Municipal Pirovano. Walter David Bulacio manifestó al médico que lo atendió
que había sido golpeado por la policía, y esa noche fue visitado por sus padres en dicho
centro de salud, aquéllos se habían enterado poco antes de lo sucedido a su hijo, a
través de un vecino.
El 21 de abril de 1991, el joven Walter David Bulacio fue trasladado al Sanatorio Mitre.
El médico de guardia denunció ante la Comisaría 7a que había ingresado “un menor de
edad con lesiones” y, en consecuencia, ésta inició una investigación policial por el
delito de lesiones.
El 23 de abril de 1991 el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de
Instrucción de Menores No. 9 (en adelante “el Juzgado No. 9”) conoció sobre las
denuncias de lesiones en perjuicio de Walter David Bulacio.
El 26 de abril siguiente el joven Walter David Bulacio murió. El 30 de abril de 1991 el
Juzgado recién mencionado se declaró incompetente y remitió la causa “contra NN en
perjuicio de Walter *David+ Bulacio por lesiones seguidas de muerte” al Juzgado
Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción No. 5 (en adelante “el
Juzgado No. 5”), que conoce de delitos cometidos por mayores de edad. Los padres de
la presunta víctima se constituyeron en querellantes el 3 de mayo siguiente ante el
Juzgado No. 9 en la causa sobre las circunstancias en que ocurrieron las detenciones y
otros ilícitos cometidos contra Walter David Bulacio y otras personas. La causa fue
dividida y el Juzgado No. 5 retuvo la investigación de las lesiones y la muerte de Walter
David Bulacio.
41
Los Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción de Menores
No. 9 y No. 16 se declararon incompetentes con respecto a las detenciones y otros
ilícitos cometidos contra otras personas. Sucesivamente, el 22 de mayo de 1991, la
Sala Especial de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
unificó la causa y la envió al Juzgado No. 9, que la denominó “Bulacio Walter
s/muerte”. El 28 de mayo siguiente, dicha autoridad decidió procesar al Comisario
Miguel Ángel Espósito por delitos de privación ilegal de la libertad, abuso de autoridad
e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Durante siete meses se
tomaron aproximadamente 200 declaraciones y la causa se mantuvo en “secreto de
sumario”.
HECHOS. Myrna Mack Chang estudió el fenómeno de los desplazados internos y de las
Comunidades de Población en Resistencia (CPR) en Guatemala durante los años del
conflicto armado. Fue socia fundadora de la Asociación para el Avance de las Ciencias
Sociales en Guatemala (AVANCSO), la cual fue fundada en 1986 con el propósito de
realizar investigaciones sobre las causas y consecuencias de los desplazamientos de las
comunidades indígenas rurales, las condiciones de vida de las víctimas de este
fenómeno y las políticas gubernamentales hacia los desplazados. Myrna Mack Chang
concluyó, con base en sus investigaciones, que la causa principal de los
desplazamientos internos de comunidades indígenas guatemaltecas fue el programa
de contrainsurgencia del Ejército. Calificó de “mínimos” los esfuerzos del Gobierno
para solucionar estos problemas, y criticó la política del Ejército hacia los desplazados;
42
Durante varios días previos a la ejecución extrajudicial y en fechas no determinadas,
Myrna Mack Chang había sido vigilada y seguida por un grupo de hombres, entre los
cuales se encontraba Noel de Jesús Beteta Álvarez, quien se desempeñaba como
Sargento Mayor Especialista del grupo de la Sección de Seguridad del Estado Mayor
Presidencial (EMP);
El 11 de septiembre de 1990, alrededor de las 20:00 horas, al salir de su oficina de
AVANCSO, ubicada en 12 calle y 12 avenida de la Zona 1 de Ciudad de Guatemala,
Myrna Mack Chang fue atacada por al menos dos personas. La víctima murió en el
lugar de los hechos como consecuencia de 27 heridas penetrantes de cuello, tórax y
abdomen producidas con “arma blanca”, lo que le provocó un “shock hipovomélico” y
ocasionó su muerte.
Uno de los autores materiales del homicidio fue Noel de Jesús Beteta Álvarez (infra
párr. 134.22).
Myrna Mack Chang fue vigilada y ejecutada extrajudicialmente en una operación de
inteligencia militar elaborada por el alto mando del Estado Mayor Presidencial.
La ejecución extrajudicial de Myrna Mack Chang tuvo una motivación política, en razón
de las actividades de investigación que desarrollaba sobre las Comunidades de
Población en Resistencia (CPR) y las políticas del Ejército guatemalteco hacia las
mismas. Esta situación la llevó a ser señalada como una amenaza para la seguridad
nacional y para el Gobierno guatemalteco.
43
El día anterior, cuando realizaba ese mismo recorrido, Maritza Urrutia fue vigilada y
seguida por hombres desconocidos;
Una vez en el vehículo, Maritza Urrutia fue encapuchada y trasladada a las
instalaciones del centro de detención clandestino del Ejército de Guatemala
denominado “La Isla”, que se ubicaba tras la Policía Militar Ambulante, en la avenida
16 y 13 calle de la zona 6 de Ciudad de Guatemala. En ese lugar permaneció en
cautiverio durante ocho días. En esos actos participaron por lo menos ocho
especialistas del Ejército y dos oficiales, todos miembros de la Inteligencia del Ejército
guatemalteco.
Maritza Urrutia fue forzada a prestar una declaración filmada donde se refirió a su
participación, la de su ex esposo y la de su hermano en el Ejército Guerrillero de los
Pobres (EGP); justificó su desaparición como una manera de abandonar esa
organización; agradeció a todas las personas que la habían ayudado a lograrlo; e instó
a sus compañeros a dejar la lucha armada. Para filmar la declaración, Maritza Urrutia
utilizó la ropa y el maquillaje que le fueron proporcionados y siguió un guión
previamente redactado por sus secuestradores. Luego fue obligada a comunicarse con
dos cadenas de televisión para solicitarles la transmisión del video que ella enviaría. El
29 de julio de 1992 el video fue transmitido a las 10:00 de la noche por dos noticieros
de la televisión guatemalteca.
El 30 de julio de 1992 Maritza Urrutia fue liberada cerca del edificio del Ministerio
Público en Ciudad de Guatemala. Siguiendo instrucciones precisas de sus
secuestradores y bajo amenazas de muerte, se dirigió a las oficinas del señor Ascisclo
Valladares, Procurador General de la Nación, quien la recibió personalmente en su
oficina y la llevó al Juzgado Quinto de Primera Instancia Penal de Instrucción para que
solicitara una amnistía fundamentada en el Decreto 32-88 del Congreso de la
República. Allí firmó un acta conforme a la cual se acogía a la amnistía ante la jueza
correspondiente, quien en ningún momento le preguntó sobre lo que le había
sucedido. Posteriormente, Maritza Urrutia regresó a la sede del Ministerio Público, y
siguiendo las instrucciones de sus captores, dio una conferencia de prensa en la cual
confirmó el contenido del video.
44
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Maritza Urrutia García, en los términos
de los párrafos 63 a 77 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, y las obligaciones previstas en los artículos 1 y 6
de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en
perjuicio de Maritza Urrutia García, en los términos de los párrafos 84 a 98 de
la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los derechos a las Garantías Judiciales y a la Protección
Judicial consagrados en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, y las
obligaciones previstas en el artículo 8 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de Maritza Urrutia García, en los
términos de los párrafos 110 a 130 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_103_esp.pdf
HECHOS. El domingo 18 de julio de 1982 era día de mercado en Rabinal. Éste era uno
de los días más activos en la cabecera municipal por sus actividades religiosas y
comerciales. Los pobladores de las aldeas vecinas pasaban por Plan de Sánchez hacia
sus comunidades.
Aproximadamente a las 8:00 de la mañana del 18 de julio de 1982 fueron lanzadas dos
granadas de mortero calibre 105 m.m. en la comunidad Plan de Sánchez, las que
cayeron al este y al oeste de la aldea.
Entre las 2:00 y las 3:00 de la tarde llegó a Plan de Sánchez un comando de
aproximadamente 60 personas compuesto por miembros del ejército, comisionados
militares, judiciales, denunciantes civiles y patrulleros, quienes estaban vestidos con
uniforme militar y con rifles de asalto. Algunos miembros del comando vigilaban los
puntos de entrada y salida a la comunidad, interceptando a los habitantes que
regresaban de Rabinal hacia sus comunidades y otros iban de puerta en puerta
reuniendo a los pobladores. En ese momento, varias personas lograron esconderse,
especialmente los hombres, ya que consideraban que a las mujeres y a los niños y
niñas no los perseguirían. Algunos testigos identificaron a los judiciales Francisco
Orrego, Carlos Orrego y Santos Rosales y a dos de los oficiales militares a cargo de la
patrulla, el Capitán Solares y el Teniente Díaz. Los oficiales pertenecían a la base de
Cobán. Algunos miembros del ejército procedían de Concul, Plan de Sánchez y Xococ.
Los judiciales eran de Pachalum, Pichec y de Rabinal.
Las niñas y las mujeres jóvenes fueron llevadas a un lugar, mientras que las mujeres
mayores, los hombres y los niños fueron reunidos en otro. Aproximadamente veinte
niñas de entre 12 y 20 años de edad fueron llevadas a una casa donde fueron
maltratadas, violadas y asesinadas. Los demás niños y niñas fueron apartados y
asesinados a golpes.
45
Otras personas retenidas fueron obligadas a concentrarse en otra casa y en su patio.
Alrededor de las 5:00 de la tarde miembros del comando arrojaron dos granadas de
mano al interior de la casa y luego dispararon sus armas de fuego indiscriminadamente
contra las personas que allí se encontraban.
Pobladores de la aldea Plan de Sánchez y comunidades vecinas oyeron disparos de
arma de fuego por más de dos horas, hasta las 8:00 de la noche. Después miembros
del comando incendiaron la casa y los cuerpos de las personas asesinadas en el patio.
El comando permaneció en Plan de Sánchez hasta cerca de las 11:00 de la noche y
retornó a Rabinal.
.Alrededor de 268 personas fueron ejecutadas en la masacre, quienes eran en su
mayoría miembros del pueblo maya achí y algunas no indígenas residentes en otras
comunidades aledañas como Chipuerta, Joya de Ramos, Raxjut, Volcanillo, Coxojabaj,
Las Tunas, Las Minas, Las Ventanas, Ixchel, Chiac, Concul y Chichupac.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 51 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la
Convención”), con el fin de que la Corte “declar*ara+ internacionalmente responsable
al Estado de Guatemala por las violaciones a los derechos a la integridad personal,
protección judicial, garantías judiciales, a la igualdad ante la ley, a la libertad de
conciencia y religión y a la propiedad privada, en relación con la obligación de respetar
los derechos, todos estos consagrados en los artículos 5, 8, 25, 24, 12, 21 y 1[.]1 de la
Convención Americana”. En la demanda la Comisión alegó la “denegación de justicia y
otros actos de intimidación y discriminación *… realizadas en perjuicio+ de los
sobrevivientes y familiares de las víctimas de la masacre de 268 personas *…+, en su
mayoría miembros del pueblo indígena maya en la aldea Plan de Sánchez, Municipio
de Rabinal, Departamento de Baja Verapaz, ejecutada por miembros del Ejército de
Guatemala y colaboradores civiles, bajo tutela del ejército, el día domingo 18 de julio
de 1982”.
46
permaneció vigilando afuera de la residencia. Dentro de la casa se encontraban el niño
Marco Antonio Molina Theissen y su madre Emma Theissen Álvarez. Uno de los
individuos colocó grilletes a Marco Antonio, lo sujetó al brazo de un sillón y lo
amordazó con una tira de masking tape. El otro sujeto golpeó a la señora Emma
Theissen Álvarez y la trató de encerrar en una de las habitaciones de la casa.
Los individuos registraron todo el inmueble de la familia Molina Theissen. Luego de
finalizado el registro, tomaron al niño Marco Antonio Molina Theissen, lo metieron en
un costal de nailon y lo tiraron “en la palangana” de un pick up verde placa oficial-
17675. La señora Emma Theissen Álvarez logró salir de la casa y corrió detrás del
vehículo, sin poder hacer nada. Esa fue la última vez que vio a su hijo.
La detención y posterior desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen fue
ejecutada por efectivos del ejército guatemalteco, presuntamente como represalia por
la fuga de su hermana Emma Guadalupe Molina Theissen del Cuartel Militar “Manuel
Lisandro Barillas”, y como castigo para una familia considerada por ellos como
“enemiga”.
47
Interno) de la misma, en perjuicio de los familiares de Marco Antonio Molina
Theissen.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_106_esp.pdf
HECHOS. La “cúpula” del grupo “paramilitar” que tenía gran control en el Municipio de
Puerto Boyacá (supra párr. 84.d) realizó una reunión, en la cual se tomó la decisión de
matar a los comerciantes y apropiarse de sus mercancías y vehículos, en virtud de que
éstos no pagaban los “impuestos” que cobraba el referido grupo “paramilitar” por
transitar con mercancías en esa región y debido a que consideraban que las presuntas
víctimas vendían armas a los grupos guerrilleros o subversivos de la región del
Magdalena Medio, las cuales compraban en Venezuela. Esta reunión se realizó con la
aquiescencia de algunos oficiales del Ejército, los cuales estaban de acuerdo con dicho
plan.
En la tarde del 6 de octubre de 1987 los señores … , fueron detenidos por miembros
del referido grupo “paramilitar” o grupo delictivo que operaba en el Municipio de
Puerto Boyacá cerca de la finca “El Diamante”, la cual era propiedad del dirigente del
referido grupo y se encontraba ubicada en la localidad de Cimitarra de dicho
municipio.
El 6 de octubre de 1987 en la noche o el 7 de octubre de 1987 miembros del referido
grupo “paramilitar” que operaba en el Municipio de Puerto Boyacá dieron muerte a los
17 comerciantes, descuartizaron sus cuerpos y los lanzaron a las aguas del caño “El
Ermitaño”, afluente del río Magdalena, frente al sitio “Palo de Mango”.
Algunos familiares de las presuntas víctimas integraron “comités de búsqueda” de
éstas y recorrieron las rutas por las cuales habían pasado los 17 comerciantes. En uno
de estos viajes de búsqueda participaron: dos hermanos y un sobrino de la presunta
víctima Antonio Flórez Contreras, el padre de la presunta víctima Israel Pundor
Quintero y un hermano de la presunta víctima Angel María Barrera Sánchez. En el
Batallón de Cimitarra un militar les indicó que por allí habían pasado los 17
comerciantes y en Campo Capote unos civiles les contaron que también habían pasado
por allí. Cuando se dirigían hacia Puerto Boyacá los detuvieron en el camino unos
civiles armados que se identificaron como miembros de las “autodefensas”. En otro
viaje, en el cual participaron cinco familiares de las presuntas víctimas, les informaron
en Puerto Araujo que los automóviles de los 17 comerciantes se los habían llevado los
militares a la base de Puerto Araujo. Cuando fueron a pedir ayuda al alcalde de Puerto
Boyacá, éste les dijo que preguntaran a Henry Pérez, comandante de los
“paramilitares”, o que preguntaran al Comandante del Ejército. Hablaron con Henry
Pérez, quien les dijo que no había visto nada y los amenazó con que se fueran de esa
región o algo les podría pasar a ellos y a sus familias. Se fueron camino al Batallón
Bárbula, pero no pudieron llegar porque los persiguieron, por lo que acudieron a la
Policía de Medellín. Regresaron a Ocaña porque no obtuvieron información.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4
(Derecho a la Vida) y 7 (Derecho a la Libertad Personal) de la Convención Americana
por la detención, desaparición y ejecución el 6 de octubre de 1987 de los
48
comerciantes…, Asimismo, la Comisión solicitó al Tribunal que decidiera si el Estado
violó los artículos 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8.1 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial) de la Convención Americana, en perjuicio de las mencionadas
presuntas víctimas y sus familiares, así como que determinara si Colombia incumplió
las disposiciones del artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de dicho
tratado, en relación con los últimos dos artículos alegados.
LA CORTE.
- Que el Estado violó los derechos a la libertad personal, a la integridad personal
y a la vida consagrados en los artículos 7, 5 y 4 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de los señores…, en los términos de los párrafos 134, 135, 136, 145,
146, 150, 155 y 156 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de
los señores…, en los términos de los párrafos 173, 174, 177, 200, 203, 204 y 205
de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los familiares de los señores,…,
en los términos de los párrafos 212 a 218 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_109_esp.pdf
49
Identificados).
Antes de morir, Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri fueron objeto de
torturas producidas por agentes de la Policía Nacional del Perú.
En la morgue, los cuerpos de Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri estaban
llenos de sangre y tierra, sucios, mojados; había masa encefálica en sus cabellos y
Emilio tenía uno de sus dedos desprendidos. Ambos tenían los ojos vaciados.
Los agentes estatales involucrados en los hechos trataron de presentar ante la opinión
pública a Rafael Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri como si hubieran sido
terroristas, y su muerte se hubiera producido en el marco de un enfrentamiento
armado.
50
- Que el Estado violó las obligaciones previstas en el artículo 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de Rafael
Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri.
- Que el Estado violó el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Rafael
Samuel y Emilio Moisés Gómez Paquiyauri.
- Que el Estado violó el artículo 11 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1. de la misma, en perjuicio de los
miembros de la familia de Rafael Samuel Gómez Paquiyauri y Emilio Mosiés
Gómez Paquiyauri.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_110_esp.pdf
42. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay
Libertad de pensamiento, libertad de transito.
HECHOS. El señor Ricardo Canese, fue discriminado por una serie de acciones tomadas
por el por medio contra cierto sector político dentro del país, se le nego su derecho de
salir del país, fue destituido de su trabajo y otra serie de medidas de presión, para que
dejara de tomar estas medidas.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 8
(Garantías Judiciales), 9 (Principio de Legalidad y de Retroactividad), 13 (Libertad de
Pensamiento y de Expresión) y 22 (Derecho de Circulación y de Residencia) de la
Convención Americana, todos ellos en conexión con el artículo 1.1 (Obligación de
Respetar los Derechos) de dicho tratado, en perjuicio del señor Ricardo Nicolás Canese
Krivoshein.
51
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_111_esp.pdf
HECHOS. El Instituto, al haber sido diseñado para ser una casa habitación, no contaba
con una infraestructura adecuada como centro de detención.
El Instituto era un establecimiento para internar a niños en conflicto con la ley, el cual
estaba integrado mayormente por niños que provenían de sectores marginados. Esta
población fue creciendo, de manera que se originaron serios problemas de
hacinamiento e inseguridad entre los internos. Entre agosto de 1996 y julio de 2001, la
población en el Instituto superó la capacidad máxima de éste, alcanzando así un nivel
de sobrepoblación de alrededor de 50%. En varias ocasiones el Estado ha reconocido
estas condiciones de hacinamiento, así como las deficiencias estructurales generales
del sistema de atención de niños en conflicto con la ley en el Paraguay.
Los internos en el Instituto estaban recluidos en celdas insalubres con escasas
instalaciones higiénicas.
Los internos estaban mal alimentados y carecían de asistencia médica, psicológica y
dental adecuada.
Los internos que sufrían discapacidades físicas, enfermedades mentales y/o problemas
de adicciones, no contaban con una atención médica acorde con sus necesidades
especiales.
Los internos contaban con pocas oportunidades de hacer ejercicio o de participar en
actividades recreativas.
Muchos de los internos no tenían camas, frazadas y/o colchones, con lo cual se vieron
obligados a dormir en el suelo, hacer turnos con sus compañeros, o compartir camas y
colchones.
La falta de camas y colchones, junto con el hacinamiento, facilitaron que hubiera
abusos sexuales entre los internos.
En el Instituto ocurrieron riñas y peleas entre los internos, las cuales a veces
involucraban armas de fabricación casera.
El 25 de julio de 2001 hubo otro incendio en el Instituto. Los hechos tuvieron su origen
en un amotinamiento propiciado por uno de los internos, Benito Augusto Adorno,
quien resultó herido por un disparo de un funcionario del Instituto. Las acciones de
Benito Augusto Adorno y el disparo a éste provocaron el levantamiento de diversos
internos que iniciaron el fuego en el Instituto.
El joven Benito Augusto Adorno murió el 6 de agosto de 2001.
El incendio causó heridas o quemaduras a los siguientes ocho internos: Eduardo Vera,
Cándido Ulises Zelaya Flores, Hugo Olmedo, Oscar Rafael Aquino Acuña, Nelson
Rodríguez, Demetrio Silguero, Carlos Raúl Romero Giacomo y Aristides Ramón Ortiz
Bernal.
La situación de alto riesgo y tensión en el Instituto que provocó el incendio de 25 de
julio de 2001 había sido previamente advertida por varios funcionarios y guardias
mediante comunicaciones oficiales dirigidas a sus superiores durante las semanas
anteriores.
Después del incendio de 25 de julio de 2001 el Estado cerró definitivamente el
Instituto.
52
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el propósito de que la Corte decidiera si el Estado violó, en relación
con la obligación establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los
Derechos) de dicho tratado, el artículo 4 (Derecho a la Vida) de la Convención por
la muerte de los internos Elvio Epifanio Acosta Ocampos … ocurrida como
consecuencia de un incendio, y de Benito Augusto Adorno, fallecido por un disparo.
Asimismo la Comisión solicitó que la Corte decidiera si el Estado violó el artículo 5
(Derecho a la Integridad Personal) de la Convención Americana, en relación con la
obligación establecida en el artículo 1.1 de la misma.
De igual manera, la Comisión solicitó a la Corte que declarara la violación de los
artículos 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad Personal), 19
(Derechos del Niño), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención
Americana, todos ellos en relación con la obligación establecida en el artículo 1.1 de la
misma, en perjuicio de los niños internos en el Instituto de Reeducación del Menor.
LA CORTE. En su sentencia de 2 de septiembre de 2004, declara:
- Que el Estado violó los derechos a la vida y a la integridad personal
consagrados en los artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 5.6 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, y
también en relación con el artículo 19 de ésta, cuando las víctimas hayan
sido niños, en perjuicio de todos los internos en el Instituto entre el 14 de
agosto de 1996 y el 25 de julio de 2001, en los términos de los párrafos 176
y 190 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la vida consagrado en el artículo 4.1 de la
Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, y
también en relación con el artículo 19 de ésta, cuando las víctimas hayan
sido niños, en perjuicio de los 12 internos fallecidos, en los términos de los
párrafos 179, 184, 186 y 190 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en los
artículos 5.1 y 5.2 de la Convención Americana, en relación con los artículos
1.1 y 19 de la misma, en perjuicio de los niños heridos a causa de los
incendios; y el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5.1
de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de ésta, en
perjuicio de los familiares identificados de los internos fallecidos y heridos,
todo lo anterior en los términos de los párrafos 188, 190 y 193 de la
presente Sentencia.
- Que el Estado incumplió el deber de adoptar disposiciones de derecho
interno y violó el derecho a las garantías judiciales consagrados,
respectivamente, en los artículos 2 y 8.1 de la Convención Americana, en
relación con los artículos 1.1 y 19 de la misma, en perjuicio de todos los
niños internos en el Instituto, entre el 14 de agosto de 1996 y el 25 de julio
de 2001, en los términos del párrafo 213 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la protección judicial consagrado en el
artículo 25 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la
misma, en perjuicio de los 239 internos nombrados en la resolución del
hábeas corpus genérico, en los términos del párrafo 251 de la presente
Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_112_esp.pdf
44. Caso Tibi Vs. Ecuador10
Contra la libertad
10
En el voto razonado de Sergio García Ramirez ver XVII. Protección a la familia y proyecto de vida
53
HECHOS. El 26 de septiembre de 1995 el Teniente Coronel Abraham Correa
Loachamín, Jefe de la INTERPOL del Guayas, solicitó al Juez Primero de lo Penal del
Guayas, señor Ángel Rubio Game, que ordenara la detención del señor Daniel Tibi.
El 27 de septiembre de 1995, a las 16.30 horas, el señor Daniel Tibi fue detenido en la
ciudad de Quito, Ecuador, mientras conducía su automóvil entre las Avenidas
Amazonas y Carrión (Eloy Alfaro). La detención fue efectuada por agentes de la
INTERPOL, sin orden judicial y con una sola prueba que consistía en la declaración de
un coacusado. El señor Tibi no estaba cometiendo ningún delito al momento de su
detención. Cuando se realizó su arresto, los policías no le comunicaron los cargos en
su contra; se le informó que se trataba de un “control migratorio”.
Al momento de la detención del señor Tibi, fueron incautadas sus pertenencias. Las
autoridades le comunicaron en ese momento que debía viajar a Guayaquil, ciudad
situada a 600 kilómetros de distancia de Quito, y que regresaría esa misma noche. El
señor Daniel Tibi fue trasladado en avión a Guayaquil, a su llegada fue esposado y
transferido a la sede de la INTERPOL.
El 28 de septiembre de 1995 el Juez Primero de lo Penal del Guayas, señor Ángel Rubio
Game, expidió la orden judicial de detención del señor Daniel Tibi.
El 28 de septiembre de 1995 el señor Tibi fue llevado ante el Fiscal Oswaldo Valle
Cevallos, ante quien rindió su declaración preprocesal, sin la presencia de juez ni de
abogado defensor.
En la oficina del Fiscal mostraron al señor Tibi fotografías de personas implicadas en el
Operativo “Camarón”, entre las cuales reconoció al señor Eduardo Edison García León,
a quien el señor Tibi había visto en dos ocasiones para negociar una exportación de
chaquetas de cuero, transacción que nunca se formalizó. Después de reconocer a esta
persona el señor Tibi explicó porque éste había visitado su casa.
El jefe de la INTERPOL del Guayas, en la solicitud de orden de detención dirigida al Juez
Primero de lo Penal del Guayas el 26 de septiembre de 1995, indicó que el señor Tibi
era “proveedor de clorhidrato de cocaína a minoristas, para que *fuera+ expendid*a+ a
consumidores”.
Al momento de su detención, no se permitió al señor Tibi comunicarse con quien era
su compañera ni con el Consulado de su país. Posteriormente, pudo informarle a la
señora Beatrice Baruet que se encontraba detenido en el Cuartel Modelo de
Guayaquil. Sin embargo, cuando la señora Baruet fue a dicho cuartel los oficiales
encargados le indicaron que el señor Tibi no se encontraba ahí. La señora Baruet y un
abogado visitaron otros lugares de detención de Guayaquil, con el propósito de hallar
al señor Daniel Tibi, pero regresaron a la ciudad de Quito sin conseguirlo. Unos días
después, a través de la esposa de un detenido en la Penitenciaría del Litoral, el señor
Tibi pudo comunicar a su entonces compañera el lugar de su detención.
El 4 de octubre de 1995 el Juez Primero Penal del Guayas, señor Ángel Rubio Game,
emitió orden de prisión preventiva contra el señor Daniel Tibi y el resto de los
imputados en el Operativo “Camarón”, e inició el proceso penal con el auto cabeza de
proceso, el cual no le fue notificado. El señor Tibi se enteró del contenido del auto
cabeza del proceso algunas semanas después, por medio del abogado de otro
detenido. El señor Daniel Tibi no fue llevado de manera inmediata ante el Juez de la
causa, ni interrogado por éste.
54
El señor Tibi estuvo sin defensa letrada durante un mes, pese a que en el auto cabeza
de proceso se le había designado un defensor de oficio, hecho que él ignoraba, a quien
nunca tuvo oportunidad de conocer.
El 5 de octubre de 1995 el señor Daniel Tibi fue trasladado del Cuartel Modelo de
Guayaquil al Centro de Rehabilitación Social de Varones de Guayaquil o Penitenciaría
del Litoral, donde fue recluido en el pabellón conocido como “la cuarentena”, en el
cual estuvo 45 días. Posteriormente, fue llevado al pabellón “atenuado bajo” de dicha
penitenciaría.
El 8 de diciembre de 1995 el señor Eduardo Edison García León se retractó de la
declaración en la que inculpó al señor Tibi, y señaló que “bajo presión física y moral,
[fue] obligado a firmar la declaración extraprocesal[,] bajo amenazas[,] sin ser
responsable de todo lo que se indica en la misma”, e impugnó la declaración. El 6 de
marzo de 1996 el señor Eduardo Edison García León formuló una segunda declaración,
en la cual reiteró lo dicho en la primera.
El 21 de marzo de 1996 el señor Tibi rindió su declaración procesal ante “un escribano
público” o ante el Juez Primero de lo Penal del Guayas, señor Ángel Rubio Game. En
dicha declaración el señor Tibi no aceptó los cargos que se le imputaban.
LA COMISIÓN. La Comisión presentó la demanda con base en el artículo 61 de la
Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los
artículos 5.1 y 5.2 (Derecho a la Integridad Personal), 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6
(Derecho a la Libertad Personal), 8.1, 8.2, 8.2.b, 8.2.d, 8.2.e, 8.2.g y 8.3 (Garantías
Judiciales), 21.1 y 21.2 (Derecho a la Propiedad Privada) y 25 (Protección Judicial) de la
Convención Americana, todos ellos en conexión el artículo 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) de la misma, en perjuicio del señor Daniel David Tibi.
Todo ello, según la Comisión, constituye una violación de las obligaciones establecidas
en el artículo 2 de la Convención Americana, las cuales imponen al Estado dar efecto
legal interno a los derechos garantizados en los artículos 5, 7, 8 y 25 de dicha
Convención.
LA CORTE. En su sentencia de 7 de septiembre de 2004, declara:
- Que el Estado violó el Derecho a la Libertad Personal consagrado en el artículo
7.1, 7.2, 7.3, 7.4 y 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del señor Daniel Tibi, en
los términos de los párrafos 94 a 122 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó los Derechos a la Libertad Personal y a la Protección
Judicial consagrados en los artículos 7.6 y 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del
señor Daniel Tibi, en los términos de los párrafos 126 a 137 de la presente
Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5.1, 5.2 y 5.4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con el artículo 1.1. de la misma, e inobservó las obligaciones previstas
en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura, en perjuicio del señor Daniel Tibi, en los términos de los
párrafos 142 a 159 y 162 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Integridad Personal consagrado en el
artículo 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la
55
misma, en perjuicio de Beatrice Baruet, Sarah y Jeanne Camila Vachon, Lisianne
Judith Tibi y Valerian Edouard Tibi, en los términos de los párrafos 160 a 162 de
la presente Sentencia.
- QUE El Estado violó el Derecho a las Garantías Judiciales, consagrado en el
artículo 8.1, 8.2, 8.2.b, 8.2.d, 8.2.e y 8.2.g de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del
señor Daniel Tibi, en los términos de los párrafos 167 a 200 de la presente
Sentencia.
- Que el Estado violó el Derecho a la Propiedad Privada, consagrado en el artículo
21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del señor Daniel Tibi, en los términos de
los párrafos 209 a 221 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_114_esp.pdf
56
Superior de Justicia de Lima, bajo el expediente No. 723-93; y por la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia de la República, bajo el expediente No. 1432-99.
Por hechos no relacionados con la primera detención, la señora De La Cruz Flores fue
privada de libertad nuevamente el 27 de marzo de 1996, sin que se le presentara en
ese momento una orden judicial para tal efecto (en adelante “la segunda detención”).
En esa ocasión, fue llevada a la delegación de policía, donde fue notificada que su
captura obedecía a una requisitoria dentro del expediente judicial No. 113-95.
El expediente judicial No. 113-95 había sido iniciado a raíz de la incautación de diversos
documentos a seis personas, lo que dio lugar al atestado policial No. 099-DIVICOTE IV-
DINCOTE de 14 de septiembre de 1995, y al atestado policial ampliatorio No. 106-
DIVICOTE IV-DINCOTE de 9 de octubre de 1995, ambos elaborados por la DINCOTE.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda de conformidad con el artículo 61 de la
Convención Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los
artículos 7 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 9 (Principio de
Legalidad y de Retroactividad) y 24 (Igualdad ante la Ley) de la Convención Americana,
en relación con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) del mismo
tratado, en perjuicio de la señora María Teresa De La Cruz Flores (en adelante “la
presunta víctima” o “la señora De La Cruz Flores”). Asimismo, la Comisión solicitó a la
Corte que declarara que el Estado había incumplido la obligación consagrada en el
artículo 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la Convención,
igualmente en perjuicio de la señora María Teresa De La Cruz Flores.
57
46. CASO CARPIO NICOLLE Y OTROS VS. GUATEMALA
Contra la vida
HECHOS. El 3 de julio de 1993, durante una gira proselitista en los departamentos
de Totonicapán, Huehuetenango y El Quiché, el señor Jorge Carpio Nicolle y su
comitiva, integrada por (…), fueron interceptados por más de 15 hombres armados
que cubrían sus rostros con pasamontañas. Al identificar al señor Jorge Carpio
Nicolle, los hombres armados le dispararon a quemarropa, ocasionándole heridas
graves que posteriormente le provocaron la muerte. Esto ocurrió en el “Molino del
Tesoro”, ubicado en el kilómetro 141 de la ruta a Chichicastenango, El Quiché,
cerca de la Base Militar No. 20.
En los mismos hechos fueron asesinados (…) y los señores (…), sobrevivientes de
dicho atentado, fueron objeto de tratos crueles, debido a la violencia extrema en
que ocurrieron los hechos.
LA COMISIÓN. Presentó la demanda con base en el artículo 61 de la Convención
Americana, con el fin de que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4
(Derecho a la Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 13
(Libertad de Pensamiento y de Expresión), 19 (Derechos del Niño) y 25 (Protección
Judicial) de la referida Convención, todos ellos en conexión con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) de dicho tratado.
58
Ese mismo día, durante el “operativo policial antiterrorista *…+ ALACRAN 95” miembros
de la DINCOTE entraron en el inmueble ubicado en la Avenida Alameda del Corregidor.
Un grupo de personas respondió desde el interior con resistencia armada. Se produjo
un enfrentamiento que duró varias horas, en el que fallecieron algunas personas y
otras fueron aprehendidas.
Al momento de llevarse a cabo la detención de la señora Lori Berenson, se encontraba
vigente en el Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del Callao, un
estado de emergencia y la suspensión del ejercicio de los derechos contemplados en
los numerales 9 (inviolabilidad de domicilio), 11 (libertad de tránsito en el territorio
nacional), 12 (libertad de reunión) y 24.f) (detención con orden judicial o por las
autoridades policiales en flagrante delito) del artículo 2 de la Constitución Política del
Perú de 1993.
El 30 de noviembre de 1995 el Juez Militar Especial abrió instrucción contra el señor
Miguel Wenceslao Rincón Rincón y otras personas por el delito de traición a la patria.
El 1 de diciembre de 1995 se amplió el procedimiento, para abarcar a los señores
Pacífico Abdiel Castrellón Santamaría, Lori Berenson, Manuel Rolando Serna Ponce y
Nancy Gloria Gilvonio Conde, por la presunta comisión del delito de traición a la patria.
El Juez Militar Especial dio orden de recibir “las declaraciones instructivas de los
encausados” y de practicar “las demás diligencias que fueren necesarias para el
esclarecimiento de los hechos denunciados”.
La señora Lori Berenson estuvo detenida en la DINCOTE desde el 1 de diciembre de
1995, no pudo ver a su familia durante los primeros días de su detención y sólo 8 días
después de producida ésta, cuando rindió declaración instructiva, tuvo acceso a un
abogado.
En la fase de investigación ante la DINCOTE se efectuaron las siguientes diligencias,
entre otras: levantamiento de cadáveres; detenciones; reconocimientos médico-
legales; registros personales, domiciliarios y de reconstrucción; incautaciones e
inmovilizaciones de efectos; toma de declaraciones instructivas a los detenidos; y
análisis de la documentación incautada, que incluye peritajes, solicitud de
antecedentes policiales y requisitorias.
El 1 de diciembre de 1995 se llevó a cabo el registro personal de la señora Lori
Berenson. En el acta se da cuenta de la incautación de diversos documentos y bienes,
entre ellos: tres cartas en inglés, libreta en cuartilla a espiral, libreta tipo block,
pasaporte de los Estados Unidos de América, licencia de conducir de la República de
Nicaragua, carnet de identidad gremial de la Asociación Nacional de Periodistas del
Perú, “permiso de aprendizaje” de conducir de la ciudad de Nueva York, de los Estados
Unidos de América, beeper, teléfono celular y nueve llaves.
59
relación con los procesos en los que fue juzgada, tanto en el fuero militar como en el
fuero ordinario, con las condiciones inhumanas de detención a que fue sometida en el
establecimiento penal de máxima seguridad de Yanamayo, Puno (en adelante “penal
de Yanamayo”), y con la emisión de los Decretos Leyes Nos. 25.475 y 25.659 y su
aplicación en dichos procesos.
60
indagatorio de ésta. El abogado defensor de oficio fue notificado del auto cabeza de
proceso ese mismo día.
El 15 de noviembre de 1989 el Juzgado de lo Penal de Lago Agrio dictó la “boleta
constitucional de encarcelamiento”, en la cual indicó que el señor Acosta Calderón
permanecería detenido bajo prisión preventiva por el delito de “Tráfico de Droga”.
El 29 de noviembre de 1989 el Juez de lo Penal de Lago Agrio ordenó que el señor
Acosta Calderón compareciera el 30 de noviembre de 1989 en dicho juzgado para
rendir su testimonio indagatorio. Asímismo, el Juez ordenó que la presunta droga
incautada fuera pesada en el hospital de Lago Agrio, para su respectivo
reconocimiento y destrucción.
El señor Acosta Calderón fue trasladado al Centro de Rehabilitación de Ambato. El 27
de julio de 1990 el señor Acosta Calderón solicitó que se revocara su orden de
detención y que se le trasladara a la ciudad de Tena.
El 8 de diciembre de 1994 el Tribunal Penal de Napo en Tena condenó al señor Acosta
Calderón bajo el artículo 33 literal c) de la Ley de Control y Fiscalización del Tráfico de
Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas y le impuso una pena de nueve años de
reclusión en el Centro de Rehabilitación Social de Quito, así como multó al señor
Acosta Calderón a pagar 50.000 sucres. No existe constancia de que dicha condena
haya sido apelada.
El 29 de julio de 1996 el Tribunal Penal de Napo concedió la orden de libertad al señor
Acosta Calderón, por haber cumplido la pena impuesta dado a una rebaja de ésta por
buen comportamiento.
61
el artículo 1.1. de la misma, en los términos de los párrafos 107, 108, 114, 115,
119, 120 y 124 a 127 de la presente Sentencia.
- Que el Estado incumplió, al momento en que ocurrieron los hechos, con la
obligación establecida en el artículo 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en relación con el artículo 7.5 de la misma, en los términos
de los párrafos 135 y 138 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_129_esp1.pdf
49. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador
Desaparición forzosa
HECHOS. El 13 de noviembre de 1995 la señora María Victoria Cruz Franco solicitó a la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que decretara un auto de
exhibición personal a favor de sus hijas Ernestina y Erlinda Serrano Cruz, por el
supuesto “secuestr[o de las mismas] por miembros del Batallón Atlacatl en [el]
operativo realizado el dos de junio de mil novecientos ochenta y dos” e indicó, inter
alia, que “p*odía+n tener información *sobre el paradero de Ernestina y Erlinda Cruz+ el
Capitán José Alfredo Jiménez Moreno[,] el oficial Rolando Adrian Ticas[,] instituciones
estatales y no-estatales *…+ y la Cruz Roja salvadoreña”.
El 20 de noviembre de 1995 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
nombró a una “bachiller” como “Juez*a+ Ejecutora” del auto de exhibición personal,
quien haría “que la*s+ autoridad*es+ que restri*ngieron la+ libertad *de las hermanas
Ernestina y Erlinda Serrano Cruz+” las exhibieran y le manifestaran la razón de dicha
restricción.
El 14 de marzo de 1996 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
resolvió sobreseer el proceso de exhibición personal por “no haber establecido los
extremos procesales para establecer la infracción constitucional”, con base en que “el
hábeas corpus *…+ no e[ra] un medio para investigar el paradero de una persona
detenida ilegalmente hace trece años *…+ por miembros del Batallón Atlacatl, *cuyos
jefes militares] no p[odían] intimarse[, dado que dicho Batallón] ya no exist[ía] en
virtud de los Acuerdos de Paz”. Además, la mencionada Sala de lo Constitucional
“remit*ió+ al Juez de Primera Instancia de Chalatenango *la referida resolución+, junto
con el proceso 112/93, para que sig*uiera+ la investigación de los hechos denunciados”
y luego le informara sobre la misma. No consta en el expediente del proceso ante el
Juzgado de Primera Instancia de Chalatenango que este hubiera informado a la Sala de
lo Constitucional sobre las investigaciones realizadas.
62
- Que el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de Ernestina y Erlinda Serrano Cruz y de sus familiares, en los
términos de los párrafos 53 a 107 de la presente Sentencia.
- Que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el
artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los familiares de Ernestina y
Erlinda Serrano Cruz, en los términos de los párrafos 111 a 115 de la
presente Sentencia.
- Que no se pronunciará sobre las alegadas violaciones al derecho a la protección
a la familia, derecho al nombre y derechos del niño, consagrados,
respectivamente, en los artículos 17, 18 y 19 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en los términos del párrafo 125 de la presente Sentencia.
- Que no se pronunciará sobre la alegada violación al derecho a la vida
consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Ernestina
y Erlinda Serrano Cruz, en los términos de los párrafos 130 a 132 de la presente
Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_120_esp.pdf
50. Caso Huilca Tecse Vs. Perú
Contra la vida
HECHOS. El 18 de diciembre de 1992 el señor Pedro Huilca Tecse se disponía a salir de
su domicilio en la ciudad de Lima con rumbo a su trabajo, en compañía de su hija Flor
de María Huilca Gutiérrez y su hijastro Julio César Escobar Flores, cuando se les acercó
un grupo de entre ocho y diez personas, quienes portaban armas de fuego, y
sorpresivamente uno de ellos propinó al señor Pedro Huilca Tecse varios disparos que
le ocasionaron la muerte.
El señor Julio César Escobar Flores, hijo de la señora Martha Flores Gutiérrez e hijastro
de la presunta víctima, quien se encontraba en la parte posterior del vehículo, resultó
herido. La hija del señor Pedro Huilca Tecse, Flor de María, quien resultó ilesa, salió del
automóvil para pedir ayuda a su familia. Al tratar de regresar a su casa se cruzó con
una mujer que tenía una pistola. La señora Martha Flores Gutiérrez, compañera de la
presunta víctima, observó el incidente desde la puerta de la casa.
Al huir el grupo armado disparó contra la puerta de la casa de la familia Huilca Tecse.
63
pecuniarias y no pecuniarias, así como el pago de las costas y gastos generados en la
tramitación del caso ante la jurisdicción interna y ante el Sistema Interamericano de
Protección de los Derechos Humanos.
LA CORTE. En su sentencia de 3 de marzo de 2005, declara:
- Que conforme a los términos del allanamiento efectuado por el Estado,
éste violó los derechos consagrados en los artículos 4.1 (Derecho a la
Vida) y 16 (Libertad de Asociación) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, e incumplió la obligación establecida en el artículo
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio del
señor Pedro Huilca Tecse, en los términos de los párrafos 64 a 79 de la
presente Sentencia.
- Que conforme a los términos del allanamiento efectuado por el Estado,
éste violó los derechos consagrados en los artículos 8 (Garantías
Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, e incumplió la obligación establecida en el artículo
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio de
los siguientes familiares del señor Pedro Huilca Tecse: la señora Martha
Flores Gutiérrez, pareja de la víctima; sus hijos, Pedro Humberto Huilca
Gutiérrez, Flor de María Huilca Gutiérrez, Katiuska Tatiana Huilca
Gutiérrez, José Carlos Huilca Flores, e Indira Isabel Huilca Flores, así
como de Julio César Escobar Flores, éste último hijastro de la víctima e
hijo de la señora Martha Flores Gutiérrez, en los términos de los
párrafos 80 a 83 de la presente Sentencia.
LINK. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_121_esp.pdf
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En las cárceles de Golden Grove y de Carrera, la presunta víctima compartía la celda
con cuatro o cinco hombres y dormía en el suelo en una colchoneta muy delgada o en
un pedazo de alfombra vieja. No había servicios sanitarios, por lo que todos en la
celda utilizaban un “balde” común para sus necesidades fisiológicas. Había un
permanente olor a desechos humanos en la celda, la cual tenía poca ventilación y era
calurosa.
Los reclusos que son condenados a recibir penas corporales son usualmente
custodiados en la Prisión de Carrera, con el propósito de ejecutar la sentencia
respectiva. En dicha prisión, las penas corporales son llevadas a cabo sólo durante
algunos períodos al año.
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