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El Queso y la Leche.
En algún momento de mi vida cuando era más joven y visceral tuve muchos amores
platónicos, de esa clase de amores que no tenían sentido –justo como el amor debe ser-
dichos amores no se encontraban racionalizados y no tenían esa extensión absurda del
compromiso que algunos llaman “amor”.
Me gustaría hablar un poco del amor, entendido como una emoción intensa, propia del
principio de placer, parte libidinal del Eros, el amor se presenta como un fuerte trance
de pasión, una experiencia vivificante, renovadora. El amor es un sentimiento fabuloso,
pero no es en ningún momento una expresión racional, un ente conciente; se siente, se
experimenta, es por eso que después de algún tiempo y asumiendo lo que podría parecer
un descubrimiento amargo encuentro que el amor no puede ser racional, no pertenece a
la esfera del compromiso, tampoco es eterno y tampoco es incondicional. No es, pues,
parte del principio de realidad.
Por qué todo esto, bien, es simple, una entrañable fémina, amiga mía regreso de un viaje
largo, y aunque sólo fue por algún tiempo, he disfrutado de su presencia, me recuerda
ese pasado particular. Ella vivió mucho tiempo en México, ahí la conocí, la encontré en
una etapa difícil de su vida. Resulta ser que mi amiga era una bulímica, anoréxica y un
ser muy depresivo. Ella llego a conocer la delgada frontera entre la vida y la muerte. Es
un ser muy artístico, amante de los Smiths y eterna enamorada de Morrisey, gustosa
exponente de la danza contemporánea o post-moderna como algunos la conocen.
Ella es guatemalteca, su madre junto con sus dos hermanos escaparon de la guerra civil,
su padre fue asesinado. La amenaza de la guerra civil las llevo a escapar del vecino país
del sur para refugiarse por varias décadas en México. Con ella conocí una expresión
sexual particular, diferente a las que había conocido. Ella tenía una sensualidad muy
especial. Su sexualidad estaba marcada por la inestabilidad, tenía explosiones que
hacían de ella toda una experiencia.
Es lo que podría decir una amante excelente, pero no me juzguen con su inmediata
sentencia del sentido común, una amante no es algo que encuentre desdeñable o
moralmente incorrecto, muchas de sus mujeres y esposas, madres, son amantes
dedicadas y siempre complacientes, muchos de ustedes son amantes más o menos útiles
y entrañables. Yo me refiero a una amante en el vivo y sensual sentido de la palabra,
con esas pinceladas de realidad que tanto nos asusta mencionar en voz alta.
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Para mi fue siempre un gusto silencioso el verle y tratarle, tal vez alguna ocasión supo
que me gustaba, todas lo notan, salvo que pocas te lo dicen; sin embargo ella me
condujo a pensar ciertas cosas desde una óptica distinta. Devota de la marihuana por
algunos años me enseño que esa adicción es un perdida de tiempo, pero aun me resulta
atractivo el ver como un grupo de sujetos la encuentra fascinante, un atolondrador
potente y un seductor eficaz pero inútil para la vida occidental moderna.
Después de siete años –siete numero cabalístico- numero musical, siete años de
escuchar a los Smiths y no tenerla cerca. Regreso y como siempre el compartir tiempo
con ella es surreal. Se queda en una casa abandonada de un viejo amigo que perteneció
a su madre un teniente-coronel. De la cual guardo también un entrañable recuerdo. Ahí
se encuentra pernoctando, como es de esperarse los días de asueto en México están
marcados por la fiesta, por la reunión acética que refuerza la unión del tejido social, en
este caso un río de vodka, cerveza, whiskey y otros venenillos corren por la casa.
Mucho cannabis, algo de scong y otras sustancias corrieron por la fiesta que ya se ha
extendido por varios días. Descubro que ella se encuentra bien, con un pequeño que
cuidar y una nueva actitud hacia la vida. Los junkies que ahí nos acompañan me hace
ver que una parte de mi pasado continua tan vigente como antes. Nuevas caras, nuevos
porros, viejos adictos y algunos ex amigos, todos reunidos para recordar lo que fuimos y
aun hoy en algún modo somos.
Hoy fui a ver una película, me recosté a su lado y miramos con atención, abajo en la
casa las sustancias corrían, los compañeros de juerga aun continúan dosificándose y
escuchando trance y techno. Ella y yo observamos una película y pasamos el rato
tranquilamente, suben algunas viejas caras a saludar y despedirse el poco rato, no hay
razón para intentar ninguna acción que pretenda seducirla, es una compañía que ya
encuentro sexual desde que nos saludamos en la mañana y nos recostamos a mirar una
película. Es algo que disfruto y una compaña sincera o por lo menos eso pensé en el
momento.
En realidad no hay muchas cosas que preguntarse y responderse, es una ocasión que se
disfruta y se comparte. Al otro día tiene curso de danza, ha venido a actualizar esos
menesteres con los que se gana la vida en Guatemala. Yo sólo la escucho y la observo.
Me dice que tiene apetito de un joven yo hago caso omiso, me parece gracioso el modo
en que me lo dice.
He querido escribir estas notas con el animo de rememorar aquellos días en que el
futuro para mi poco importaba, cuando el contemplar una fantasía me hacia pasar mis
tardes. A ella le dedico estas notas que aun que jamás las lea han existido y han hablado
de su historia conmigo y su muy agradable y sexual presencia.
INKEN DEAN.
DAHC
INVIERNO DEL 2007
randytolvukin@hotmail.com