Вы находитесь на странице: 1из 1

QUÉ IMPORTANCIA TIENE

Qué importancia tiene que tu perro se vaya de


casa sin decir adiós. Sin mover el rabo, aunque
sea por última vez. Qué importancia tiene que
no haya dicho, que ya me voy, gracias por todo,
hasta otra oportunidad. O al menos, yo estaré
bien, no se preocupen por mí.
Sino que se fue así. Es más, salió contigo, pero
a la tarde de este mismo día ya no volvió.
Al amanecer no lo vez y no te preocupa, porque
crees que es otra de sus andanzas. Crees que
como siempre lo ha hecho. Ha de estar por ahí
de cacería, o con sus amigotes: los otros
perros, o a de estar espiándote desde alguna
esquina. Pero ignoras la agonía que en otros tiempos te ha de reclamar.
Ya es un día que no vuelve a casa, y a ti no te preocupa, en otros tiempos ha demorado más en volver. Así
que tu consuelo es: ya volverá.
Ya son dos días que no vuelve a casa, y su ausencia empieza a notarse, pero aseguras que ya volverá, que
debe estar por ahí.
Al tercer día te preguntas dónde ha podido irse este callejero, cuando vuelva el gran lío que he de armarle.
Para qué tiene uno un perro, ¿no es para que le cuide la casa?, y no para que se vaya de turismo de vez en
cuando.
Al cuarto empiezas a preocuparte y recién te das cuentas que estaba un poco enfermo. Recién sales a indagar
sobre su paradero a los sitios donde normalmente estaba, pero nadie sabe nada de él. Nadie lo ha visto, y no
está en ningún lado.

Se ha ido, porque sabe que está enfermo y viejo. Y no quiere preocuparte. Lleva el orgullo en su sangre. Se ha
ido y no ha de volver nunca más. Y nadie sabrá dónde.

Hecho un tonto estoy en este bosque llamando a mi perro que no vuelve a casa hace cuatro días, recién hoy
me doy cuenta que estaba viejo y enfermo. Ayer junto al sol de la tarde le vieron.
Hace varias horas estoy que le llamo, pero ni una señal. Es en vano mis voces y silbidos, no está.
Cada tarde estoy regresando, porque los vecinos le han escuchado ladrar, pero no lo encuentro. Hoy he
patrullado por los lugares más posibles sus rastros, pero no lo encuentro. Es en vano, porque, por más que
escuche mis voces no saldrá, lo sé. Su orgullo no lo permitirá, preferirá morir de hambre y sed, antes que le
vea agonizante.
Por última vez he salido esta tarde, hace horas estoy que grito: LOBO, LOBO, LOBO…
Pero no hay ninguna señal, toda esperanza es muerta.
Recién hoy comprendo todo, sus ausencias en cada tarde, su mirada ausente en estas tardes de agosto,
recién valoro sus años.

Nunca sabré lo que paso con él, si murió o se fue para siempre.
Cuentan los vecinos que en algunas tardes sale de este bosque, a jugar con los animales que se aproximan a
este bosque, con los niños que pasan por los caminos que cruzan este bosque. Yo no sé si esto es cierto.
Pero se fue como un grande. Se fue y no volverá.

Pero qué importancia tienen si solo era un perro, qué importancia tiene para recordarlo tanto. Si supieran sus
hazañas, su ternura con los animales, sus formas de vivir sabrían lo que siento yo en este momento.
©Eliazar Ortiz

Вам также может понравиться