Вы находитесь на странице: 1из 5

‘EL HUERTO’

Junio 21, 9527 Antes de Cristo

Hoy estuvimos en el huerto. Ha decir verdad, pasamos toda la mañana allí,


riendo y probando la fruta tan preciada del jardinero. El huerto estaba
hermoso. Pacífico. Las hojas eran de un impresionante verde acentuado por
las rojas y doradas manzanas que explotaban en un dulce y suculento sabor.
Hasta los muros viejos de piedra estaban tranquilos, cubiertos por viñas ya
florecidas.

No es de extrañarse que Acheron lo prefiera a cualquier otro lugar del


palacio. El aire primaveral era fresco y cálido, podría pasar horas viendo la
forma en que Acheron disfruta de la cosa más simple como lo es la sensación
del sol en su piel. El césped bajo sus pies descalzos.

Claro, su vida no tenía mucho de aquellas dos cosas. Como desearía haber
podido darle otra vida. Una mejor. La vida que se merecía donde nadie le
hubiera hecho daño por cosas que no podía evitar. Donde la gente pudiera
verlo en toda esa belleza con que lo veo y supiera que alma tan gentil tiene.
No es ese monstruo al que le temen. Tan solo es un muchacho que necesita un
buen hogar y padres que lo amen a pesar de sus anormalidades.

Mientras lo veía inhalar el olor de una manzana antes de añadirla al monte


que había escogido, me asombré de cuanto había cambiado en los últimos
meses. Por primera vez, me recordó a un juvenil muchacho de catorce años y
no a un sin entusiasmo, desgastado anciano. Había aprendido a finalmente
confiar en mí. En confiar que aquí estaba sano y salvo. Que nadie aquí le temía.
Podía ser él mismo, sin ser servil o temeroso de que lo agarraran y le hicieran
daño. Ah, el dolor que siento cuando pienso en la vida que llevó en la
Atlántida. Como pudo nuestro tío tratarlo así? Aún puedo ver a Acheron
encadenado. Ver ese vacío superficial en sus ojos cuando por primera vez me
miró y no tenía idea de quien era yo. De quien era él.

Puedo haberle fallado antes, pero juré que no le fallaría de nuevo. Aquí
conoce la paz y la felicidad. Aquí, haré lo que mas pueda por mantenerlo
lejos del mundo que no puede entenderlo ni soportarlo. Mientras tomaba las
manzanas, me recordó a una ardilla que salta de árbol en árbol recogiendo
su tesoro. Era un muchacho tan apuesto. En mi corazón sé que él y Styxx son
gemelos, y aún mientras lo veo, me estremece sus diferencias. Acheron se
movía de manera más elegante. De manera fluida. Era más delgado, su pelo un
poco más dorado y sus músculos más definidos. Su piel más suave. Y esos
ojos… Eran encantadores y aterradores.

Después de terminar, me trajo su tesoro y lo puso en forma de círculo para


que así pudiera yo escoger que manzanas quería primero. Siempre fue así de
considerado. Pensando en otros antes que en él. Había existido como un
animal que era abusado con el único fin de entretener a otros.

1
-Crees que padre vendrá a visitarnos pronto?- preguntó mientras se
recostaba de lado, viéndome masticar mi manzana. Podía sentir que me
probaba para ver si mentía. Sus plateados, ojos de remolino eran tan
abrumadores cada vez que ponía esa mirada tan penetrante. Con razón su tío
lo golpeaba por mirar a la gente. Era tan desconcertante y hasta aterrador
el estar bajo tal escrutinio. Pero no merecía ser golpeado por ago que no
podía evitar.

-Vendrá cuando pueda.

Miró a otro lado, decepcionado a la vez que jugaba con su manzana. No


estaba segura cuanto más podría mantener mi mentira ante ellos dos. Padre
pensó que yo estaba aquí sola y que necesitaba tiempo antes de mi boda por
venir. Acheron no tenía idea que ocultaba su presencia aquí y que vivía cada
día en miedo de que nos descubrieran.

Queriendo animarlo y tranquilizarlo, alargué mi mano para quitarle un


mechón dorado de sus ojos. Se enderezó tan ligeramente como una reacción
pasada del muchacho que había encontrado en la Atlántida. Quité mi mano lo
que hizo que se relajara inmediatamente.

-Es esa la ternura del cariño verdadera del que hablas?- Preguntó con una
voz indecisa. –Esa de la gente que te ama, te toca sin pedirte nada a cambio?

-Si,- le respondí.

Me sonrió, de manera abierta y honesta como la de un niño. –Creo que me


gusta.

Y fue ahí que oí algo que hizo detener mi corazón. Pasos se acercaban. Sabía
que no debería haber tales sonidos en nuestro paraíso temporal. Los
sirvientes no vendrían a este lugar mientras los dos estuviéramos
recogiendo manzanas. Sabían que no debían molestar a la familia real. Solo
una persona vendría.

Y sabía que era nuestro padre cuando Acheron se sentó instantáneamente, su


rostro extremadamente encantado. Cerré mis ojos y temblé de pánico a la vez
que hice el esfuerzo de levantarme y enfrentarlo. Su rostro enfadado,
Padre estaba entre las viejas Columnas de piedra que marcaban la entrada al
huerto con Styxx a su lado. La sangre se congeló en mis venas. Quería decirle
a Acheron que corriera y se escondiera, pero era muy tarde. Ya estaban muy
cerca.

-Padre,- dije en voz baja. –Por que estas aquí?

-Donde has estado?- exigió a la vez que daba un paso adelante. –Ya es mitad de
año y nadie te ha visto.

-Te dije, quería tiempo para mí…

-Padre?- La voz entusiasmada de Acheron llenó mis oídos. Esta era la primera
vez que el joven lo había visto. Hasta ahora, Acheron no había tenido idea de
cómo lucía Padre.

2
Horrorizada, lo vi correr y abrazar a papá. A diferencia de Acheron, sabía que
bienvenida recibiría. Mis temores eran ciertos, Padre lo hizo a un lado
despiadadamente e hizo una mueca de repugnancia. Acheron frunció el ceño
confundido a la vez que me miraba pidiendo una explicación. No podía hablar.
Como podía decirle que le había mentido cuando todo lo que había querido
era hacer su vida mucho mejor?

-Que hace él aquí?- padre exigió.

Abrí mi boca para explicarle, pero fui distraída por la forma en que los
gemelos se estudiaban el uno al otro. Quedé atrapada por su curiosidad
mutua. Aunque cada uno sabía que el otro existía, jamás habían estado juntos
por más de una década. Ninguno de los dos recordaba lo que era verse e
interactuar el uno con el otro.

En el rostro de Acheron había alegría. Podía notar que quería abrazar a


Styxx, pero después de la bienvenida de Padre estaba dudoso. Styxx no se veía
para nada entusiasmado. Miraba a Acheron como si fuera una pesadilla hecha
realidad.

-Guardias!- padre gritó.

-Que haces?- Pregunté, sin poder comprender por que padre llamaría a los
guardias para ir por su propio hijo.

-Lo mando de vuelta a donde pertenece.

La quijada de Acheron se aflojó. Mi corazón latía rápidamente temeroso de


que lo volvieran enviar allí. –No puedes hacer eso.

Padre se volteó hacia mí con una mirada llena de odio. –Has perdido la
cabeza, mujer? Por que mimarías a tal monstruo?

-Padre, por favor,- Acheron suplicó, cayendo de rodillas ante él. Puso sus
brazos alrededor de las piernas de Padre con sus ojos llenos de lágrimas. –
Por favor, no me envíes de vuelta. Haré lo que me pidas. Lo juro. Seré bueno.
No miraré a nadie. No le haré daño a nadie. Lo juro.

-No soy tu padre, gusano,- Padre dijo cruelmente a la vez que pateaba a
Acheron para alejarlo. Ahora se dirigió a mi con puro veneno. –Te dije, no
pertenece a esta familia.

-Es tu hijo,- dije a través de mis lágrimas de odio y frustración. –Como puedes
negarlo? Es tu rostro el que tiene. El rostro de Styxx. Como puedes amar a
uno y no al otro?
Padre se agachó y agarró la quijada de Acheron fuertemente con una mano.
Podía notar que sus dedos herían las mejillas de Acheron a la vez que lo
levantaba violentamente para que Acheron pudiera verme. –Esos no son mis
ojos. No son los ojos de un humano!

-Styxx,- dije, sabiendo que si lograba ponerlo de mi lado, podría influenciar en


la opinión de Padre sobre Acheron. –Es tu hermano. Míralo. –Styxx negó con
la cabeza. –No tengo hermano.

3
Padre empujó a Acheron a la vez que lo soltaba. Acheron quedó de pie sin
decir palabra alguna, sus ojos aturdidos ante la realidad del momento. Por
su rostro, podía saber que estaba reviviendo la pesadilla que había
experimentado en la Atlántida. Cada degradación.

Vi como se marchitaba ante mis ojos. Ya se había ido el chico que finalmente,
después de meses de coacciones cariñosas, había aprendido a sonreír y a
confiar, y en su lugar estaba la derrotada, sin esperanza cáscara que había
encontrado. Sus ojos estaban huecos, vacíos.

Acheron dejó caer su cabeza y se abrazó a si mismo, como si eso pudiera


protegerlo de la brutalidad de un mundo que no lo quería en él. Cuando los
guardias entraron al huerto y padre les dijo que se lo llevaran de vuelta a la
Atlántida, Acheron los siguió sin pelear o decir palabra alguna. Era de nuevo
sin pretensiones y opiniones. Ya no tenía voluntad propia o si quiera una voz.
Era lo que había sido.

Con tan solo unas bruscas palabras, Padre había acabado con todas mis
semanas de cuidadoso abrigo. Le lance una mirada de odio a padre odiándolo
por lo que estaba hacienda. –Estes lo maltrata, Padre. Él…

Mi padre me abofeteó por esas palabras. –Es mi hermano del que hablas.
Como te atreves!

Mi rostro dolía, pero no me importó. No podía mantenerme callada y dejar que


destruyeran el alma de un muchacho inocente que debería ser mimado, no
tirado a un lado como si no fuera nada.

-Y ese es mi hermano al que desechas. Como te atreves!- No esperé a ver que


mas decías. Corrí detrás de Acheron. Estaba esperando a que trajeran los
caballos al frente de la entrada del palacio. Su cabeza estaba inclinada de
forma tan baja que me recordaba a una tortuga que tan solo quería meterse
en su caparazón para que nadie mas la viera. El apretón de sus brazos era tan
fuerte que sus nudillos eran blancos. Estaba de pie como una estatua.

-Acheron?

Se negaba a mirarme.

-Acheron, por favor. No sabía que vendrían hoy.


-Me mentiste,- simplemente dijo, mientras veía de forma vacía al piso. –Me
dijiste que padre me amaba. Me dijiste que era un príncipe de alta cuna. Que
tenía familia.

Lágrimas cayeron de sus ojos. –Lo sé, Acheron. Lo siento.

Entonces me miró, sus ojos plateados atormentados. –Me hiciste creer que
me querían. Que valía la pena.

-Yo te quiero, Acheron. Y eres invaluable para este mundo. Eres invaluable
para mí.

Él negó con la cabeza. –Jamás debía salir de mi habitación sin escoltas. Akri
me castigará por haberme ido. Él…- Sus ojos se llenaron de terror a la vez
que el apretón de sus brazos aumentaba. No podía siquiera imaginarme lo que
le esperaba en la Atlántida.

4
Los caballos fueron traídos. Cuando Acheron dijo sus palabras, estas eran
un suave susurro y de un dolor que llegaba al corazón. –Hubiera querido
que me dejaras como estaba.

Estaba en lo cierto, y en lo muy profundo de mi corazón, lo sabía. Todo lo que


había hecho en mi estupidez, era herirlo aún más. Le había mostrado una vida
mejor, una donde era respetado y donde se le daba de donde escoger. Ahora
no tendría nada que decir sobre su vida. Sería mucho menos que nada en la
Atlántida.

Sollocé cuando un guardia lo agarró y lo arrastró a un carro. Acheron no


volteó a mirarme. Me di cuenta que en verdad debía odiarme por lo que le había
hecho. Y no podía culparlo por ello. Con el corazón dolido, estuve de pie y
los vi alejarse.

Se había ido y ya no había esperanzas de alguna vez volverlo a liberar. Padre


se aseguraría de eso. Y luego recordé las palabras de la vieja sacerdotisa en
el día de su nacimiento. Que los dioses se apiaden de ti, pequeño. Nadie más lo
hará.

Traducido por Caroline Finn

Вам также может понравиться