Las ruinas de éstas centrales constituyen un recurso de arqueología industrial muy
importante para el Pueblo de Puerto Rico, al haber sido una parte fundamental del desarrollo socioeconómico de la isla durante la primera mitad del siglo XX. Son edificaciones monumentales, que alguna vez dominaron el entorno rural y urbano de nuestra isla, y que fueron motor de procesos sociales, desarrollando áreas de habitación y trabajo que llegaron a moldear la formación de muchas poblaciones de Puerto Rico. La vista de las chimeneas azucareras es uno de los visuales más característicos de prácticamente todos los pueblos de la isla. Recientemente han sido vendidas por el gobierno y la Autoridad de Tierras todas las centrales azucareras que aún permanecían en sus manos, para ser demolidas y vendidas como chatarra (excepto la Central Aguirre, que es propiedad del municipio de Guayama y se encuentra en un litigio entre el municipio y la Autoridad). Actualmente están siendo demolidas los restos de las centrales azucareras, una detrás de la otra. En estos días están demoliendo la Central Roig, en el municipio de Guayama. Hace unos meses demolieron la Central Cambalache en Arecibo, la cual, increíblemente, había sido declarada monumento histórico mediante una ley del año 2002. O sea que esta central fue vendida y demolida violando dicha ley. Lo urgente de la situación es que está en agenda la demolición de todas y cada una de las centrales azucareras del siglo XX en Puerto Rico, excepto sus chimeneas y quizás algunas estructuras menores. Significaría que Puerto Rico se quedaría sin ningún ejemplo físico de lo que fue la principal industria de la isla durante más de medio siglo, la cual prácticamente conformó el pulso económico y social de generaciones y generaciones de puertorriqueños. Estamos ante un ejemplo más de la destrucción sistemática por parte del gobierno de lo que son los recursos que posee el Pueblo de Puerto Rico, sean ambientales, arqueológicos o de cualquier índole. Si se consuma la destrucción de las centrales, estaríamos desapareciendo un importante recurso cultural del presente y del futuro, otra vergüenza para la historia de Puerto Rico El proceso de la destrucción de las centrales se está dando en silencio y sin ninguna publicidad. Es importante que las personas a las cuales les importan nuestros recursos estén al corriente de la situación actual. Adjunto con el presente documento incluyo copia de la ley donde es declarada la Central Cambalache como Monumento Histórico, y unas fotos tomadas por mí unos meses atrás, del estado actual de dicha central luego de la demolición de sus principales