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Referencia:
Disciplina: Psicología.
Análisis de reseña:
Otro aspecto a revisar, son las implicaciones que tiene el hecho de no devolverle al
niño información de su proceso. Se puede presentar que el niño se vea como un
sujeto pasivo sometido a una serie de estimulaciones, donde responderá
someramente sin deseos de colaborar con el psicólogo, lo que obstaculizaría el
desarrollo de la evaluación. Por el contrario, si el niño sabe que se le van a devolver
los resultados del proceso que lleva a cabo, se sentirá mucho mas comprometido
enriqueciendo la información y aportando en su proceso.
Por otro lado, se encuentran aquellos que van remitidos por otro profesional, un
maestro, pediatra, etc., donde la recepción de los resultados se hace un poco
traumática, debido a las implicaciones que acarrea “el ser evaluados”, por ende, este
tipo de devoluciones en estos procesos puede generar en el niño ansiedad
persecutoria, llegando incluso a adoptar actitudes negativas con el fin de evitar la
entrevista de devolución. Por tales motivos, se hace necesario informar al
paciente/consultante de su proceso, para así evitar que éste vea o perciba al terapeuta
como una figura amenazante.
Si estos (padres) por el contrario, llegan a consulta remitidos y no por iniciativa propia,
se puede utilizar la entrevista como medio por el cual ellos puedan lograr cierto Insight
de la situación real, ayudados por el psicólogo a detectar el conflicto o algún síntoma
que de cuenta de una situación por elaborar. Por otro lado, si se les brinda las vías
necesarias para llevar a cabo un proceso de sanación mental y estos no asisten, se
podría decir que el psicólogo, en este caso, funciona como un agente ansiógeno de tal
magnitud, que la única forma de defenderse de esa amenaza (percibida por los
padres) es la evitación.
Desde el punto de vista del psicólogo, se hace necesaria la devolución para preservar
la salud mental de éste evitando que su tarea se vuelva insalubre. Además de que le
permite elaborar una buena síntesis del caso tratado. También, cabe agregar que el
psicólogo logrará aproximarse a las conductas probables del sujeto cuando se le trate
de incluir lo que habitualmente disocia o niega mediante la interpretación permitiendo
planificar con sentido una mejor intervención y así evitando también exponerse menos
a la frustración. Esto también permite que el terapeuta comprenda lo que realmente
está ocurriendo con el paciente /consultante.
En algunos casos, esta técnica resulta o funciona como objeto persecutorio, lo que
lleva al terapeuta a evitarlo o no poder asumirlo. Por ende, se estima que cuando esto
se presente, lo más prudente es no hacerse cargo de lo que sobrepasa sus
posibilidades actuales de trabajo, señalando que se debería entonces prestar atención
a dichos aspectos que lo movilizan para analizarlos y elaborarlos adecuadamente.
Solo en la medida en que el psicólogo logra mantener intacta su capacidad de pensar,
discriminar, integrar, sintetizar, entre otros., manteniendo su angustia bajo ciertos
límites, solo ahí se podría hablar de la devolución como una herramienta útil en la
terapia.
Una buena devolución tiene que ver con el conocimiento que se tiene sobre el caso, la
utilización de lo latente y lo transferencial. En cuanto a la devolución en una evaluación
psicodiagnóstica, se debe tener en cuenta, primero; los aspectos adaptativos y sanos
del consultante/paciente, padres o grupo familiar y luego, los aspectos menos
saludables y menos adaptativos. Como no se puede saber si al final se va a aceptar el
tratamiento, se aconseja no movilizar en ellos aspectos más allá de lo que sus
capacidades yoicas le(s) permite(n) manejar o entender (tolerar).
Un aspecto grave que puede darse en la entrevista con los padres es el de forzar al
psicólogo a asumir el papel de juez, mostrándose uno de los padres como el que ha
hecho de todo por su hijo y dejándole la carga al otro culpándolo de no hacer los
fracasos y errores de la pareja.