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El koala (Phascolarctos cinereus) es una especie de marsupial diprotodonto

de la familia Phascolarctidae, arborícola cuyo aspecto recuerda al de un oso


de peluche, con hábitos tranquilos, parecidos a los de un perezoso.

¿CÓMO SON?

El koala alcanza una longitud corporal de 76 cm; el cuerpo es rechoncho y


está cubierto de pelo suave y de color marrón grisáceo. La cabeza es grande
y redonda, y tiene unas orejas peludas, grandes y redondeadas.

Las extremidades posteriores son cortas, con pies grandes dotados de cinco
dedos; cada mano tiene cinco dedos, dos de ellos opuestos a los otros tres;
cada dedo posee una garra fuerte y grande. Las patas traseras no tienen
garras en el dedo mayor, y el segundo y tercer dedo están fusionados para
formar un garfio con el que pueden extirparse las garrapatas, de las que
sufren a menudo. Estas características hacen que el koala esté
perfectamente adaptado a su vida arborícola, y es fácil de observar en los
bosques de eucaliptos del este de Australia, que constituyen su único
hábitat, así como su fuente de alimento, pues este animal solo come las
hojas y las yemas de estos árboles.

Como animales nocturnos que son, poseen buenas facultades auditivas. Su


vista es, sin embargo, más bien mediocre. La gran nariz de los koalas es
excepcionalmente sensible. Les da información acerca de todo lo que
concierne a la supervivencia, su territorio y el apareamiento.

¿QUÉ COMEN?

Los dientes del koala están adaptados para comer hojas de eucalipto. Estos
animales recogen las hojas con los incisivos superiores e inferiores. El hueco
entre los incisivos y las muelas permite que puedan mover las hojas de un
lado para otro con la lengua sin morderse.
Las muelas tienen una forma especial que hace que también puedan trocear
la comida, en lugar de solo triturarla.

De este modo, los dientes quitan la humedad a las


hojas y destruyen la fibra de éstas, de modo que facilitan la digestión.

¿DÓNDE VIVEN?

Los koalas que habitan en climas menos cálidos son generalmente más
grandes y tienen el pelaje más oscuro y espeso que aquellos que viven en
climas más cálidos. Los koalas pasan la mayor parte del tiempo en los
eucaliptos. Estos musculosos animales son unos grandes trepadores. Se
caracterizan por tener un cuerpo pequeño y regordete y unas extremidades
relativamente largas. Sus manos, pies y garras reúnen las cualidades
necesarias para agarrarse y balancearse en las ramas. Intuitivamente, los
koalas intentan protegerse del peligro en las ramas de los árboles. En las
urbanizaciones, trepan por las paredes, vallas, postes de luz y letreros de
las calles.

Las hembras que viven en estado salvaje suelen vivir unos 15 años. Los
machos, sin embargo, viven una media de 10, ya que a menudo se dañan en
sus peleas y normalmente tienen que moverse para vivir en zonas en peores
condiciones. Por lo general, los koalas que viven en libertad tienen menor
esperanza de vida que los que koalas en cautividad (las hembras alcanzan los
19 años). Especialmente corta es la vida de los koalas que habitan en áreas
suburbanas o cerca de una autopista. Aquí la esperanza de vida de un macho
se reduce hasta los dos o tres años.

LA GESTACIÓN Y LAS CRIAS DE LOS KOALAS

La gestación dura solo 35 días. Al nacer, la cría se arrastra por sí misma


desde la cloaca hasta la bolsa. Nace ciega y sin pelo, pesa menos de un
gramo y mide unos 2 centímetros. En la bolsa hay un músculo que evita que la
cría se caiga. Normalmente solo nace una cría al año, en verano. Esta pasa
entre seis y siete semanas dentro de la bolsa, donde beberá leche y se hará
más grande.
Alrededor de las 22 semanas de vida, abre
los ojos y empieza a mirar todo lo que ocurre fuera de la bolsa. Entre las 22
y las 30 semanas empieza a tomar, además de la leche, una especie de
papilla que produce su madre. La papilla es un tipo de excremento que
facilita a las crías el decisivo cambio de la leche a las hojas y se irá
convirtiendo en la alimentación principal de la cría hasta que, cuando sea
mayor, abandone la bolsa y empiece a tomar su comida tumbado en la
barriga de la madre.

En todo este tiempo aprende a agarrar las hojas con las manos y a
olisquearlas con cuidado antes de comérselas. Sin embargo, seguirá
alimentándose con leche materna hasta que tenga un año. Debido a su gran
tamaño, la cría tiene que sacar la mama por la apertura de la bolsa. Cuando
empieza a alimentarse con hojas, la cría se desarrolla a mayor velocidad y su
cuerpo se hace más regordete.

A partir de entonces, la madre empieza a llevar a la cría a la espalda, aunque


esta sigue buscando protección en la bolsa. Cuando se hace mayor, realiza
sus primeras excursiones alrededor de su madre.

En torno a los 12 meses, la cría ya es lo suficientemente capaz de valerse


por sí misma, por lo que su madre puede volver a quedarse preñada. Si
vuelve a tener hijos, la madre deja de amamantar y de llevar a su cría,
aunque admite que permanezca cerca, hasta que empiece sus primeras
excursiones. Normalmente, la madre ahuyenta a las crías a partir de los 18
meses.

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