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La realidad peruana
Las OPAs pueden ser amistosas, como las que tradicionalmente han ocurrido en el mercado
peruano, donde se establecen acuerdos previos entre los oferentes y los accionistas
mayoritarios de la empresa por ser adquirida. La adquisición de las acciones de D’Onofrio por
parte de Nestlé es un ejemplo de una OPA amistosa que no presentó mayores controversias y
se solucionó rápidamente.
El problema ocurre cuando se presentan OPAs denominadas hostiles, como ha sido el caso
de la oferta de compra hecha a los accionistas de la mina Atacocha, no se realizaron acuerdos
previos entre ellos y los interesados en adquirirla. A pesar de que en Perú esta situación
constituye la primera OPA hostil, ofertas similares en el sector minero mundial se vienen
realizando actualmente, debido a la tendencia, por parte de las empresas, de fortalecer su
posición a raíz de los bajos precios de los metales en el mercado internacional. En ese
contexto, y en el caso que las empresas que planean su fortalecimiento no logren acuerdos
previos con los grupos mayoritarios de las empresas de interés, es coherente esperar OPAs
hostiles, que convenzan a los accionistas minoritarios.
Sin embargo, las OPAs hostiles pueden ser revertidas a partir de una contraoferta. En este
caso, un tercer agente, al mejorar la oferta hostil, puede captar la mayoría de acciones. Esta
tercera propuesta puede ser pactada con los accionistas para no perder el control de la
empresa.
Después de una OPA hostil, la composición accionaria de Atacocha quedó como sigue: el
grupo Milpo se convirtió en el accionista mayoritario al concentrar el 45,7% del accionariado, el
39,4% de las acciones las posee el grupo Gallo-Picasso y el restante 14,9% del capital social
de la empresa está en manos de accionistas minoritarios. La oferta pública se realizó con la
finalidad de alcanzar un mínimo de 46,1% de participación o un máximo de 95,56%. Dado que
Milpo no alcanzó a obtener el 50,5% de las acciones (control de la mina), se podría haber
decidido no hacer efectiva la OPA. Sin embargo, sus ejecutivos piensan que sí tendrán el
control de la mina con menos del 50% de las acciones, ya que la propiedad de estos títulos no
se concentra en un pequeño número de accionistas.
La estrategia de Milpo es buscar consolidarse como un grupo conformado por minas medianas
y promotor de proyectos mineros. En este contexto, la compañía viene desarrollando un plan
agresivo de expansión mediante la adquisición de propiedades y buscando sinergias para ser
más eficientes. Según sus proyecciones, esta táctica le permitiría duplicar sus ingresos en un
lapso de cuatro años. La política de expansión ha sido puesta en práctica en Chile al adquirir
la minera Rayrock, que hasta ahora representa más del 50% del flujo operativo de Milpo.
Según el reglamento de las OPAS, “La oferta pública de adquisición tiene como propósito que
todos los accionistas o titulares de los valores (...) reciban un tratamiento equivalente en caso
de adquisición. (...) Asimismo, tiene la finalidad de asegurar la divulgación de información
necesaria para que los destinatarios de la oferta puedan formular un juicio fundado respecto
de la conveniencia o no de transferir sus valores” La información en estos procesos debe ser
libre y abundante para evitar disputas; sin embargo, parece que en el caso peruano esto no
sucedió así.
Milpo y Atacocha han generado mucha atención del público y de la prensa, ya que se
denuncian ciertas irregularidades cometidas por ambas partes. Los ejecutivos de Milpo se
quejan de un trato desigual, ellos señalan que nunca tuvieron acceso a la lista de accionistas
de Atacocha, alegando una negativa de la administración, lo que perjudicó a los pequeños
inversionistas, quienes no pudieron acogerse a la OPA.
Incluso, en lugar de realizar una contraoferta como lo contempla la ley, se incrimina al grupo
controlador de Atacocha de haber comprado más de dos millones y medio de acciones pocos
días antes de iniciada la OPA por parte de Milpo. Se prefirió utilizar esta táctica junto con la de
desprestigiar el prospecto de oferta pública emitido por Milpo, en lugar de responder y seguir el
juego del mercado ofreciendo una propuesta más atractiva que la de su competidor.
Por otra parte, Atacocha ha manifestado que se han cometido una serie de irregularidades en
el referido prospecto informativo de la OPA distribuido por Milpo. Sostienen que es imposible
que el grupo Milpo haya podido valorar correctamente las acciones, pues al no poseer
información relevante ni haber realizado visitas a la empresa, el precio de US$ 0,3127 por
acción no corresponde a las correctas estimaciones acerca del potencial de la mina. Además,
Atacocha señala que el prospecto no incluye información acerca de planes futuros de una
posible operación conjunta o si habría una fusión o, incluso, si Atacocha se convertiría en
subsidiaria. Omitir esta información perjudica el análisis de los accionistas, al momento de
evaluar la propuesta de Milpo.
Las OPAs pueden ser consideradas como un mecanismo que asegura el eficiente desempeño
de las empresas que cotizan en Bolsa, ya que si la situación de las mismas no es rentable,
corren el peligro de ser compradas por algún grupo empresarial. Las acciones de las
empresas deben reflejar su verdadero valor y se deberían adoptar medidas que fortalezcan la
relación accionista-empresa, en lugar de incentivar el distanciamiento y consecuente
desinterés para que un intento de compra hostil no se pueda llevar a cabo con éxito.
Muchas veces las políticas de reinversión de las empresas, como la que se ha venido
realizando en la mina Atacocha, dejan descontentos a los accionistas. A la mayoría les
interesa más el valor presente de sus activos que el valor futuro, razón por la cual lo primordial
sería hacer una política mixta de reinversión y de pago de dividendos, con la debida
información de los avances de la inversión realizada.
La OPA no es un mecanismo por el cual la empresa que ha sido atacada no pueda responder;
por el contrario, según la ley, se puede realizar una contraoferta que compita con el precio
ofrecido. Un procedimiento de ofertas y contraofertas, durante el período de la OPA,
beneficiaría a los accionistas y generaría una competencia más limpia y eficiente. De esta
forma, se evitaría el surgimiento de competencia desleal y se haría uso del mismo mecanismo
de ataque en forma regulada.
Es indudable que una OPA hostil no va a dejar de generar enfrentamientos y denuncias por
parte de ambos grupos. Sin embargo, es deber del organismo regulador minimizar los
fundamentos para realizar una denuncia de irregularidades.
Las OPAs hostiles son ofertas públicas de adquisición lanzadas con la finalidad de
adquirir el control de una sociedad, en contra de la voluntad de los administradores o los
accionistas que detentan el control.
Ante este fenómeno, se han diseñado mecanismos jurídicos con la finalidad de evitar o
dificultar la toma de control de una sociedad por un tercero o de permitir a los
administradores de la sociedad la defensa de su posición ante una OPA inminente o ya
lanzada.
La problemática que esto presenta está referida principalmente a la licitud de tales
mecanismos y a los requisitos que se deben cumplir para su puesta en práctica.
La OPA tiene lugar cuando una persona (oferente), pretende adquirir acciones (u otros
valores que puedan dar derecho a suscripción o adquisición de éstas) de una sociedad
(sociedad afectada), cuyo capital esté en todo o en parte admitido a negociación en bolsa
de valores, para de esta forma llegar a alcanzar, junto con la que ya se posea, en su caso,
una participación significativa en el capital con derecho de voto de la sociedad.
Una OPA puede ser amistosa u hostil. Se considera una OPA amistosa aquella que está
aprobada por la cúpula directiva de la sociedad afectada. Una OPA hostil es, por el
contrario, aquella que no goza de dicha aprobación.
En este sentido, Viehbacher recalcó que su preferencia siempre ha sido y será trabajar de
forma constructiva con el consejo de la empresa de biotecnología para llevar a cabo una
operación de mutuo acuerdo, pero afirmó que la "falta de voluntad" de Genzyme no les ha
dejado "otra opción" que presentar la oferta directamente a los accionistas.
La petrolera estatal surcoreana Korea National Oil Company (KNOC) lanzó ayer una
oferta pública de adquisición (opa) hostil sobre la empresa de exploración y producción
petrolífera británica Dana.
La opa, valorada en 1.870 millones de libras (2.280 millones de euros), contempla el pago
en metálico de 18 libras (22 euros) por cada acción de Dana, lo que supone una prima del
59% respecto a la cotización bursátil de la británica un día antes de conocerse el interés
de KNOC por ella. Ambas empresas no fueron capaces de acordar una compra amistosa,
ya que el Consejo de Dana consideró que la cantidad ofrecida por KNOC no valoraba lo
suficiente sus perspectivas de crecimiento.
La minera BHP lanza una opa hostil de 31.000 millones por una empresa de
fertilizantes