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c      un rebozo de bola


      mi compadre Chencho,
   pa´ cuando te alivies
y en el cuaco trotón, en el prieto,
Mi cantón, magresita del alma, he pensado pa´ entonces que
ya pa que lo quero, vayamos
si se jué la paloma del nido, los dos riales un sábado a verlo.
si me falta el calor de su cuerpo, ¿Queres? Y el domingo le
si ya sus canarios entraremos
de tiricia se han ido muriendo, al mole muy recio,
si los capulines y a la barbacoa,
ya no sueltan sus frutos del tiempo, y a los asaderos,
y las campanillas, las adormideras y en cuanto que Dios escurezca,
si han caído, tan recio al paso golvemos
que cualquiera que va a visitarme por el llano, abajo,
pisa sobre pétalos. asegún se sigue la falda de cerro.
Y yo que la vide, dialtiro decaída ¡Micaila! no llores
con los ojos negros y le daba un beso,
zambutidos en unas ojeras Ella se sonreía,
moradas, y aluego un instante, pero
los tales quejidos; me miraba con una tristeza
los tales mareos como si la sombra del presentimiento
que dizque eran vaídos le preñara los ojos de llanto,
al decir del médico. que después derramaba en silencio.
¡Algame la Virgen! El día de su muerte,
Ya nomás de acordarme, padezco su rostro cenizo, me dio mucho
mucho escalofrío miedo.
y me hogo del pecho, -¿Pos qué tienes, Chacha?
y se mi hacen las manos y pieses, -No sé lo que tengo,
como los badajos de los timbres pero sé que me voy y es pa siempre
létricos. -Correré si quieres por el siñor
¡Qué poco a poquito, se me jué médico,
muriendo! ¿queres, trigueñita?
Tosía y tosía -¿ Yapaque? mejor tate sosiego,
y lloraba la probe en silencio. quero hablarte por ultimo Chacho,
-No llores, Micaila, antes de que me hoguen los
por toitos los santos del Cielo, remordimientos.
decíale al verla llorando, Asiéntate y oye; yo quise decírtelo
y al decirlo, lloraba yo mesmo. dende hace muchísimo tiempo
-Si te pondrás güena, y a la mera, no, pos yo me ciscaba,
con los revoltijos que ti ha dado el ¡cómo uno es mujer! Chacho, ¡qué
médico, caray!
no siasdisconfiada con las medicinas, y el miedo dizque no anda en burro,
que a mi me sacaron del maldito pero ora qué li hace, mi negro,
infierno. si ya se te muere tu Chacha
¡Andale!, mi Chacha, qué li hace que sepas mi horrible
quero ver tu rostro trigueño, secreto.
como dos tizones Hace unos seis años, siguro
achispaos, tus lindos ojuelos. ¿recuerdas
¡Ah se mi olvidaba decirte que trujo que nos envitaron a los herraderos
los siñores amos? muy lentejueliao
-¡Vaya si mi acuerdo! y cada semana con rebozo nuevo.
¿No jué aquel domingo -Por si no por amor, por la juerza,
que salí cornao por un toro prieto, me dijo rayando su penco;
cerca de las trancas, en el Rancho y sin más me apretó la centura
Verde y mi boca manchó con un beso.
de ñor Juan? Nunca lo hubiera hecho, sentí que la
-El mesmo, sangre
ya vide que tías acordado, cegaba mis ojos, y el furor mi seno;
por ái tienes nomás qui al saberlo, saqué del arzón el machete,
de la casa grande y por las espaldas, lo jundí en su
por la puerta mesma me salí cuello.
corriendo Cayó pa delante con un grito
y en las trancas jallé a don Antonio, horrendo,
aquel hijo mayor de don Pedro, y rodó rebotando hasta el jondo
que era entonces alcalde del pueblo. del desfiladero...
Pregúntele al punto Naiden supo nada
por ti, por tu herida, por tu paradero, cuando lo jallaron todito disecho,
y me dijo que en una camilla guiados por el puro jedor del
te jalaron pa casa del médico, barranco,
y que si quería que me llevaba en los jueces dijieron,
ancas quesquejué un suicidio,
en el punto mesmo; por no sé qué amores y demás
aceté, ¡qué caray!, no era cosa enredos.
de dejarte morir como un perro. Yo me estuve callada la boca
No nos vido salir de las trancas pero ahora, pos dime, ¿ya pa qué, mi
naiden, y llegando de un bote al prieto?
potrero, Se quedó como estática; acaso
y a galope tendido trepamos rezaba al morir, por el muerto.
la cuesta del cerro, La abracé llorando,
y al bajar la barranca del Cristo, la besé en silencio,
tan jonda y tan negra, y poco a poquito,
don Antonio empezó con sus cosas se me jué muriendo...
con sus chicoleos, Mi jacal está maldito...
que si yo era una rosa de mayo, si lo queres, madre, pos ai te lo dejo,
que si eran mis ojos noturnos luceros. si te cuadra, quémalo,
Yo todo a esto callaba; él se puso si lo queres, véndelo;
necio yo me güelvo a las filas, mi mama,
y me dijo que tú eras muy probe: a peliar por la patria me güelvo;
total un ranchero; si me quebra una bala, ¡qué liace!
que él, en cambio, era dueño de al cabo en el mundo,
hacienda pa los que sufrimos la muerte en el
con muchas talegas de pesos; alma,
que ti abandonara vivir o morir es lo mesmo.
que nos juéramospa México, Mi cantón magresita del alma,
o pa los Uruapas o pa los Querétaros. sin ella ¿ya pa qué lo quero«?
Yo me puse muy gira y le dije:
qui aunque probe, me daba mi prieto
pa presumir mucho
y andar diariamente con el zagalejo

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