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LAS SALINAS DEL VALLE DE LA LUNA:

HISTORIA OLVIDADA DE UN ASENTAMIENTO MINERO


CONTEMPORÁNEO
EN LA PUNA DE ATACAMA, II REGIÓN DE ANTOFAGASTA.

Ulises Cárdenas Hidalgo


Massiel Miranda Davila

I.- INTRODUCCIÓN:

La extracción y procesamiento de cloruro de sodio desde el sector


coloquialmente denominado Valle de la Luna, constituye uno de los
ejemplos de explotación minera de tipo semi-industrial más
contemporáneos que existen en la cuenca del Salar de Atacama. Sin
embargo, escasas son las referencias que de ella se tienen en cuanto a
las modalidades y técnicas de extracción, a la organización social
subyacente y a diversos aspectos tecnológicos y culturales involucrados
en esta actividad extractiva que articularon un reducido contingente de
personas provenientes fundamentalmente de San Pedro de Atacama.
Ante este panorama, el presente informe pretende brindar algunos
elementos introductorios que, a partir de una serie de testimonios
orales, permiten conocer una dimensión desconocida del pasado minero
de Atacama pero cuya reconstrucción histórica permanece enmarcada
entre la evanescente memoria de estas poblaciones mineras y los
frágiles restos materiales de tipo histórico y subactual que hasta el día
de hoy se encuentran diseminados y asociados a las diversas vetas
explotadas. Por otra parte, el análisis de los patrones de ocupación y uso
del espacio y de los recursos contenidos en este árido entorno por parte
de las poblaciones locales, documentará algunos aspectos significativos
que guardan relación con algunas formas de pensamiento tradicional
que subyacen a la utilización de determinados recursos y que atestiguan
la continuidad y vigencia de ciertas pautas culturales que mediatizaron
las actitudes y decisiones que se tomaron en torno a las actividades
extractivas de sal desarrolladas en uno de los sectores más
emblemáticos de la Cordillera de la Sal desde fines de la década de los
sesenta.

II.- AREA DE ESTUDIO:

Emplazada entre los dos cordones montañosos más importantes


de la Región de Antofagasta, Cordillera de Domeyko y Cordillera de los
Andes, se localiza una significativa formación geomorfológica que,
debido a su composición rica en cloruros, se ha denominado Cordillera
de la Sal y que alberga una serie de escenarios que poseen gran belleza

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escénica entre los que destaca un atractivo paisaje natural comúnmente
llamado Valle de la Luna.

Este sector, antiguamente conocido entre los habitantes


atacameños como “Las Salinas” por la presencia de significativas vetas
de sal, se encuentra ubicado a 15 Km. en dirección SW del poblado de
San Pedro de Atacama y a 2,5 Km. del Ayllu de Coyo, el asentamiento
humano y agrícola más cercano. Este poblado constituye la capital
política y administrativa de la Comuna homónima, y junto a las comunas
de Calama y Ollagüe conforman la Provincia El Loa.

Este atractivo paisajístico se posiciona como uno de los principales


sitios de visitación turística de la Comuna de San Pedro de Atacama ya
que presenta una serie de atractivos naturales los cuales integran el
Sector N° 6 de la Reserva Nacional Los Flamencos, el cuál es
administrado a través de un convenio de asociatividad entre la
Corporación Nacional Forestal y la Asociación Indígena Valle de la Luna.

Por otra parte, cabe señalar que este sector emplazado en la


Cordillera de la Sal, desde el año 2002 esta siendo administrado por una
asociación indígena integrada por varias comunidades atacameñas de la
Comuna de San Pedro de Atacama (San Pedro de Atacama, Larache,
Solor, Séquitor, Quitor y Coyo), la que ha estimulado la creación de más
de veinte puestos de trabajo en labores administrativas, de vigilancia y
guiado y atención a público fundamentalmente.

En términos de accesibilidad, al Valle de la Luna se puede acceder


Iglesia Antigua de Socaire
a través de un desvío ubicado en la ruta 23-CH que conecta a la Ciudad
de Calama con el Poblado de San Pedro de Atacama y que hacia el
sector Llano de la Paciencia presenta un desvío que se dirige a Peine y al
Valle de la Luna respectivamente. También se puede acceder a través
del By pass ubicado antes del ingreso al pueblo de San Pedro de
Atacama, y que en el Km. 98 presenta un desvío hacia el Ayllu de Coyo y
cuya prolongación se dirige hasta el sector oriente del Valle de la Luna,
a través de un camino de tierra en malas condiciones, ya que sólo es
mantenido una vez al año. Por otra parte, no existe transporte público
hacia este atractivo turístico y sólo los vehículos de las Agencias de Viaje
y Tours Operadores más algunos turistas que arriendan bicicletas llegan
hasta el lugar.

La infraestructura construida en este sector es reciente y ha sido


ejecutada por la organización indígena que la cautela. En ella destacan
dos garitas de control, construidas con bloques de sal de la misma zona,
una ubicada en el sector de las cuevas de Sal, mientras que otro sector
se ubica en la cuesta Las Salinas. Ambas dependencias cuentan con

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cocinas y baños que facilitan la labor que desempeñan los cuidadores
del área.

En cuanto a las actividades deportivas y recreativas más


desarrolladas se puede mencionar el Treeking, Hikking y Ciclismo, las
que sumadas a los paseos a caballo constituyen las únicas actividades
autorizadas para efectuar una visitación de acuerdo a las normas
establecidas por la Asociación Valle de la Luna.

Por otra parte, y como hemos mencionado este coloquial sector se


emplaza en la comuna de San Pedro de Atacama, cuya capital comunal
está ubicada a 2.436 m.s.n.m. y distante 98 kilómetros de la ciudad de
Calama -cabecera provincial y centro poblacional de gran atracción
laboral y estudiantil para sus habitantes-. En términos de conectividad
este poblado se une con Calama a través de la Ruta 23-CH y a las
localidades Argentinas de Jujuy y Salta por medio de la Ruta 27-CH (Paso
Jama).

Desde el punto de vista turístico, este poblado posee una


importante capacidad hotelera y de servicios básicos. En este sentido el
principal pueblo de la Comuna y otros lugares de la comuna se han
constituido en los últimos años en foco gravitacional del turismo de la
zona norte del país, en especial por las bellezas naturales y culturales
contenidas en el Salar de Atacama, Geysers del Tatio, Lagunas
Altiplánicas, Fortalezas y Asentamientos Precolombinos, los que junto al
Valle de la Luna han convertido a esta Comuna en una importante zona
declarada por Sernatur como un “área de interés turístico” por su
valioso patrimonio arqueológico y singular configuración geológica y
belleza paisajística.

No obstante, a pesar de lo anterior, la pequeña producción


agrícola y ganadera sigue ocupando un lugar preferente entre las
actividades productivas de la zona, al menos entre la población
atacameña, aunque en el último tiempo se ha visto la inserción de la
población local a mercados tan auspiciosos como el turístico, aunque
sea de un modo informal y pasivo. De esta forma, se ha observado una
fuerte continuidad histórica y cultural entre el antiguo modo de vida
trashumante de pastoreo y agrícola, que caracterizó antaño a la Cultura
San Pedro, y el actual modo de residencia y trabajo asalariado en la urbe
con períodos intercalados de habitación en el campo orientados a
labores de cultivo y riego, las que actualmente están experimentando un
fuerte proceso de transformación gatillado por los fuertes impactos
sociales, culturales y económicos que este poblado ha experimentado
desde fines de la década de los ochenta.

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En este marco, el turismo ocupa un importante sitio entre las
actividades productivas de la comuna, generando, de paso, un no
despreciable volumen de empleo, aunque esta actividad no resulta
gravitante en la absorción de mano de obra propiamente atacameña o
local, ya que ésta actividad ocupa personas con cierto nivel educacional,
lo que redunda en que sea población “afuerina” la que
mayoritariamente se desempeña en tales tareas. Así las cosas, se
produciría un contrasentido entre los publicitados beneficios que la
instalación en la zona de esta actividad generaría, y los alcances o
perjuicios que ella misma ocasiona al patrimonio cultural y las relaciones
sociales al interior de la población local. En este marco, quienes acceden
a tales labores, lo hacen principalmente en áreas donde se requiere
poca calificación e instrucción educacional, como conductores de
vehículos, camareros, o personal de aseo.

III.- ANTECEDENTES GEOLÓGICOS, ECOLÓGICOS Y


MEDIOAMBIENTALES:

El actual paisaje de la Cordillera de la Sal ha experimentado una


serie de transformaciones desde su génesis hasta la actualidad, entre
los que destacan principalmente cambios en su configuración
geomorfológica y algunas oscilaciones medioambientales que han
producido y acentuado algunos procesos erosivos responsables de su
singular fisonomía estética.

Las investigaciones geológicas realizadas en el área en estudio


han concluido que hace 22 millones de años (Período Mioceno Medio),
una fase tectónica pliega un conjunto de formaciones geológicas entre
las que se encuentra la de San Pedro y Vilama y comienza el alzamiento
de la Cordillera de la Sal. En este escenario, estos estudios han
postulado que esta atractiva cadena montañosa surge a raíz de una
activa dinámica orogenética registrada durante el límite del Eoceno y
Oligoceno -70 a 25 millones de años- junto a otras unidades de relieve
entre las que destaca la Cordillera de Domeyko, algunas cuencas
intermontanas y sectores que poseen relieves bajos (CONAF, 2001).

De esta forma, cabe destacar las características geológicas de las


formaciones que son posibles de observar en el área. Una de las
primeras formaciones identificadas en esta zona se denomina “San
Pedro” y se postula que sus sedimentos compuestos por rocas
fraccionadas provienen, por lo menos en una parte, de la formación
“Purilactis”, la cuál, rica en depósitos evaporíticos –salinos-, se
circunscribe a la Cordillera de Domeyko (Op. cit.). No obstante, se piensa
que esta formación, integrada por sedimentos compuestos por una serie
de secuencias clásticas –fracciones de roca-, intercalas con evaporistas –

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sales- y tobas soldadas –cenizas volcánicas- se conformó en una época
de volcanismo cenozoico. Por otra parte, la formación “Vilama” estaría
caracterizada por la presencia de rocas de mediano tamaño asociadas a
algas estromatolíticas las que indican la predominancia de un ambiente
de depositación lacustre (op cit.).

Por otra parte, antes de adentrar al lector en lo referente a la


dinámica actual de los recursos y eventos medioambientales que
caracterizan hoy en día la ecozona en donde se emplaza el Valle de la
Luna, denominada Puna de Atacama o Salada (20º Latitud Sur a 26º
Latitud Sur), es necesario señalar que muchos de los procesos que
definen las actuales condiciones geográficas, geomorfológicas,
climáticas y ecológicas tuvieron su origen en remotas épocas pasadas,
pero fueron sin lugar a dudas los eventos glaciales que ocurrieron
durante el pleistoceno los que le proporcionaron a esta zona su singular
perfil topográfico y geomorfológico.

Actualmente, el ambiente de la puna de Atacama parece, según


las investigaciones científicas efectuadas, no ser muy distinto al que
reinaba durante los inicios del régimen holocénico tardío (Núñez,
1995:18), es decir se experimentaban fluctuaciones fluviales y de pisos
forrajeros, por lapsos de sequías dependiendo tanto de las variaciones
altitudinales como estacionales. En este escenario, el régimen de lluvia
estival es variable entre los pisos ecológicos extremos, ya que por
ejemplo en el piso del Salar de Atacama el índice de precipitaciones
anuales no sobrepasa los 10 mm., mientras que en la Alta Puna (Sobre
3.850 m.s.n.m.) esta alcanza valores cercanos a los 200 mm. anuales.
Lo anterior provoca una gran fluctuación vegetacional entre los recursos
que se asocia principalmente a un régimen árido dominante de alta
sequedad, lluvias poco previsibles, gran oscilación térmica durante el
día, y una alta transparencia atmosférica la que produce una intensa
radiación solar y una alta tasa de evaporación.

Sin embargo, la Puna y Desierto de Atacama se destaca


principalmente por la alta aridez que domina casi todos los parajes, pero
¿Cómo se explica tanta sequedad en una zona que esta ubicada muy
próxima al trópico de Capricornio?. Gracias a los estudios realizados hoy,
sabemos que la aridez de esta zona es producto de la conjunción de una
serie de factores asociados principalmente a su latitud geográfica y a las
cordilleras de los Andes y de Domeyko que la rodean (Fuentes et al.,
1991).

Por un lado, la cordillera de los Andes produce el denominado


efecto de “biombo”, el cuál impide que las precipitaciones provenientes
de lado atlántico y que se engloban bajo el nombre de “Invierno
Boliviano”, lleguen hasta la zona del Salar de Atacama. Son estas lluvias

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altiplánicas de origen atlántico las que permiten la presencia de
extensas comunidades vegetales y abundantes recursos faunísticos en
los pisos ecológicos de mayor altura (v. gr. Alta Puna) . Si no existiera
este gran cordón montañoso representado por la cordillera de los Andes,
toda la zona del desierto de Atacama experimentaría precipitaciones
mucho mayores. Por lo tanto, su clima sería más cálido y húmedo.

Por otro lado, los frentes antárticos provenientes del sector


suroeste, que en general constituyen la otra gran fuente de
precipitaciones en Chile, no tienen mucho efecto en esta zona debido
principalmente a factores de tipo latitudinal.

Toda la zona de la Puna de Atacama se encuentra al norte del


centro de alta presión del Pacífico sur oriental, en un área que, como
señalaba anteriormente, se caracteriza por la subsidencia del aire seco
proveniente de la alta atmósfera. Este centro de alta presión se
encuentra ubicado sobre el Océano Pacífico, aproximadamente entre las
ciudades de Copiapo y la Serena. Esto explica el hecho de que los
frentes antárticos provenientes del suroeste sean poco efectivos en la
Puna de Atacama, ya que éstos antes de que puedan llegar a la Puna
Salada tienen que vencer el mencionado frente de alta presión. Lo
anterior no ocurre muy frecuentemente y sólo puede presentarse
cuando la barrera de alta presión se desplaza hacia el norte durante la
época invernal austral.

Varios autores han observado este hecho y señalan que las


precipitaciones ciclónicas de invierno conectadas con el Invierno Chileno
están bloqueadas normalmente al norte de La Serena (30º Latitud Sur)
por los factores antes señalados. Por otra parte se suele señalar que las
precipitaciones convectivas estivales del Invierno Boliviano se
restringen principalmente a la ladera Este de los Andes.

Un dato interesante de destacar en relación a las precipitaciones


que se desarrollan en la puna de Atacama durante el invierno
altiplánico, es que se han realizado estudios sobre la evolución de la
composición isotópica de la lluvia y de la situación sinóptica de los
eventos lluviosos registrados durante 1984. Estos estudios indican que
para las precipitaciones de verano e invierno las moléculas de agua
provienen principalmente de la zona amazónica. De esta forma las
precipitaciones de verano estarían vinculadas a un patrón de corrientes
anticiclónicas en la troposfera superior sobre el altiplano oriental,
mientras que las precipitaciones invernales se originarían producto de
la colisión de las masas de aire húmeda, masas cálidas tropicales y
masas de aire frías extratropicales (Messerli et al.,1993:119).

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Por otra parte la llegada de los frentes de épocas invernales
particularmente a la zona del Salar de Atacama está, además, impedida
por el hecho de que este reservorio salino se encuentra en una fosa,
entre dos cordilleras. En este sentido son los efectos topográficos que se
relacionan principalmente con la cordillera de Domeyko, los que impiden
y se interponen a los pocos frentes que llegan desde el suroeste.

Otro factor que también incide en la extrema aridez de toda esta


área es la corriente fría de Humboldt que, como bien se sabe, baña las
costas de gran parte de Chile y Sudamérica. Los efectos de estas
corrientes son muy determinantes en relación a las condiciones de
aridez que dominan los sectores internos ya que esta corriente enfría
las masas de aire sobre el océano pacífico produciendo la formación de
bancos de neblinas de baja altitud que comúnmente se denominan
“camanchacas”. Lo anterior, sumado a las particulares características
topográficas de la cordillera de la Costa provoca que estos bancos de
neblina sólo lleguen a las partes bajas del continente, beneficiando casi
exclusivamente a las zonas costeras (Fuentes et al., 1991:12).

En resumen la situación ambiental de la Puna de Atacama,


caracterizada por la extrema aridez y sequedad es, a juicio de B.
Messerli et al., producto del resultado:

“from the synergistic interaction between subsiding


anticyclonic air masses of the southeast Pacific High
Pressure Belt, the drying effects of the cold Humboldt
current, and the moisture barrier of the mountain
chain”(Messerli et al. 1993: 119).

Estos factores son los que explicarían que incluso en los picos
montañoso más altos (sobre los 6.000 m.), el cinturón continuo de
nieves permanentes este corrientemente libres de glaciales,
restringiéndose de este modo la actual descarga de ciclo de agua a
pequeños receptores o estanques a gran altitud. Estos factores también
producirían un fenómeno vegetacional entre los 3.100 y 4.800 m, ya
que estos recursos estarían demasiado dispersos como para iniciar
cualquier formación de suelo. En este sentido, un fenómeno particular
de esta zona, y que es único en el mundo, es la ausencia de glaciares
sobre altitudes que superan los 6.500 m. (v. gr. Volcán Llullaillaco que
posee 6.739 m.s.n.m.). Lo anterior demuestra que este régimen de
aridez domina el espacio desde los pisos más bajos ubicados al nivel del
mar hasta el cordón montañoso de los Andes.

Por otra parte, se observa que, a consecuencia de estar situados


en un medioambiente extremadamente seco, los cuerpos de agua de la
puna de Atacama son muy poco abiertos y en su mayoría contienen

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elevadas concentraciones salinas (conductividad 5->>50 mS/cm). Por
otra parte, la recarga de las aguas subterráneas, principales afluentes
hídricos de las lagunas ubicadas en el Salar de Atacama, es muy
limitada, habiéndose formado este tipo de depositarios hídricos durante
procesos que ocurrieron durante el pleistoceno tardío y el holoceno
temprano (op. cit).

No obstante, este contexto geoclimático dominante en la Puna de


Atacama no siempre fue así, ya que hay evidencias geomorfológicas,
geológicas, palinológicas y biológicas que nos indican que esta zona ha
experimentado muchos cambios y fluctuaciones en los regímenes
reinantes, y por esto es posible que actualmente estemos ante una de
sus tantas formas, quizás la más árida de todas.

Por último y a modo de síntesis podemos señalar que son las


drásticas condiciones de sequedad y temperatura las que impiden una
permanencia de la población, vegetal, humana y animal de año
completo, generando ciertos patrones de movilidad que variaran a lo
largo de la historia de estas comarcas. Estos factores producen que la
cubierta vegetacional de tipo forrajero sea más deprimido en la Puna
Salada, en contraste a lo que se experimenta en la Puna Seca, ya que en
esta última ecozona se aprecia un rico ambiente forrajero apto para la
sustentación de masas camélidas y faunísticas en general.

IV.- ETNOGRAFÍA E HISTORIA:

El auge de la explotación de los recursos minerales metálicos y no


metálicos contenidos en la Cordillera de Sal se concentró en torno a
algunas vetas y afloramientos de de cobre y sal –Chulacao y Las
Salinas- que, de forma tradicional y semi-artesanal, fueron explotadas
desde el primer cuarto del siglo XX hasta la década de los setenta,
siendo trabajadas, principalmente, por poblaciones locales originarias
del poblado y ayllus de San Pedro de Atacama. Sin embargo, escasos
son los testimonios orales que hasta el día de hoy perduren en relación a
las modalidades de extracción, a la organización social y laboral
subyacente a esta actividad, la transacción, comercialización y ulterior
distribución de sus productos.

Etnográficamente escasas son las referencias bibliográficas que se


poseen en relación a las actividades extractivas mineras en torno a la
sal1, llevadas a cabo por parte de poblaciones indígenas en el área

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La Sal o halita se encuentra en la naturaleza en forma natural, especialmente entre rocas sedimentarias. Se le conoce
como un mineral evaporito porque se formó en mares antiguos y lagos de sal, a medida que se evaporaron, hace millones
de años. Según se evaporaba el agua, quedaron depósitos de sal. Este proceso continúa hoy en día. De hecho, una manera
de usar la halita como sal de mesa, es extraerlo del agua de mar mediante la evaporación. Esta sal presenta las siguientes

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Andina. No obstante, se han realizado algunos estudios introductorios
sobre esta modalidad de vida en la zona del Salar de Uyuni, actual
altiplano boliviano, en donde se han correlacionado antecedentes
arqueológicos e históricos que dan luces sobre la continuidad y
transformación que la extracción de sal en esta zona ha experimentado
a lo largo de su evolución, especialmente lo referido a su dimensión
tecnológica y cultural (Le Coq, 1991).

Por otra parte, históricamente los antecedentes que se poseen


sobre esta actividad extractiva para el área de estudio son insuficientes
y la única información disponible a la cuál hemos tenido acceso la
constituyen una serie de testimonios orales de personas que estuvieron
ligadas a esta actividad, razón por la cuál hemos articulado en la
investigación ejecutada una metodología cualitativa que nos permitirá
adentrarnos a los núcleos de significación y atesoramiento cultural que
poseen nuestros informantes. De esta forma, los resultados que a
continuación se presentan intentan rescatar a partir de las entrevistas
registradas magnetofonicamente los testimonios y la oralidad de las
personas que laboralmente desarrollaron tal actividad extractiva minera
desde mediados del siglo XX2.

Son estos discursos, considerados como verdaderos textos


documentales, los que nos ejemplificaran los diversos aspectos que
participan en la dimensión socio-cultural de la actividad extractiva de la
sal. No obstante, la importancia otorgada a la variable ecológica y
medio ambiental además de reflejar la incidencia que juega este factor
en la vida del minero atacameño, permitirá aproximarnos a la profunda
conceptualización y comprensión del entorno que nos dará atisbos para
aproximarnos a la concepción de espacio y tiempo que presentan
algunos miembros de estas comunidades indígenas, fuertemente
sacralizada, pero que no ha sido suficientemente analizada al interior de
la zona, a excepción de algunos estudios exploratorios de carácter
general sobre el área andina (Grebe, 1988).

En este contexto y a partir del testimonio de los propios actores


entrevistados, se intentará obtener una panorámica acerca de la
organización social del trabajo que conllevó el desarrollo de esta
actividad extractiva, la organización territorial destacando los derechos
de explotación y las pautas y patrones culturales que inciden en la

características: su forma es isométrica ya que generalmente los cristales parecen cubos, su lustre es vidrioso, su color es
transparente, blanco, rosado, o gris dependiendo de la cantidad de arcilla o yeso asociado, su dureza es de 2.5 en la
Escala de Dureza de Mohs, su tipo de fractura es conchoidal y su hendidura se caracteriza por presentar 3 planos de
hendidura perfecta.
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Las personas entrevistadas durante esta investigación fueron: Victoria Vilca, Myriam Aguilar, Mario Banchon y
Cornelio Araya, todos con residencia en el poblado de San Pedro de Atacama, quienes estuvieron directamente
relacionados con las actividades extractivas mineras de sal llevadas a cabo en el sector Las Salinas del Valle de la Luna.

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explotación y uso de los recursos minerales que albergan las numerosas
vetas emplazadas en la Cordillera de la Sal.

Las Minas de Sal del Valle de la Luna:

La explotación de las minas de sal en el Valle de la Luna data


desde comienzos de 1960. A fines de esa década, don Esteban Tomic
Romero, empresario proveniente de la Ciudad de Calama, fue una de las
primeras personas en trabajar la sal que, en su presentación cristalina,
ya que poseía partículas totalmente puras, fue llamada sal de cuadro o
de mesa.

Con el pasar del tiempo, otras familias oriundas de San Pedro de


Atacama, fueron trabajando las vetas de sal, como aquellos grupos
familiares que explotaron la Mina Santa Rosa, la Mina Escalante y la
Mina Victoria 1/16.

Esta última veta, la Mina Victoria 1/16, fue trabajada por la familia
Aguilar. No obstante, la propiedad del recurso pertenecía a una sociedad
compuesta por don Gabino Aguilar, uno de los socios mayoristas, don
Juan Aguilar, hermano de don Gabino y Juan Copa, yerno del socio
principal.

En términos de su ubicación geográfica, la Mina Victoria 1/16 se


encontraba ubicada en las cercanías de la Mina Tomic, mientras que
cerca de ésta se hallaba una propiedad minera perteneciente a Juan
Tomic, hermano de Esteban, y de la huella, en dirección hacia el otro
lado del Cerro Crespo existía una pertenencia minera de otro de los
hermanos Tomic.

La familia Tomic explotó durante un par de décadas las vetas de


Sal del Valle de la Luna y se dedicaba casi exclusivamente a la
explotación y comercialización de sal industrial, la cuál se encontraba en
estado natural en forma de rocas entremezcladas con arcilla que
poseían una buena ley (90% de sal). Desde los comienzos mismos de las
faenas extractivas, este tipo de sal, que no merecía ningún tratamiento,
fue comercializada con la compañía Norteamericana Chilean Exploration
Company, propietaria del yacimiento cuprífero de Chuquicamata, que la
utilizaba en sus procesos productivos ya que con ella se realizaba el
refinamiento del mineral de cobre que posteriormente fue abandonado a
raíz de la incorporación de otro tipo de tecnología de procesamiento.
Durante esa época, que podríamos denominar como la edad de oro de
las Salinas del Valle de la Luna, la producción diaria de este recurso
llegó hasta el orden de los 4 a 5 camiones cargados de este mineral los

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cuales diariamente recorrían el camino que unía San Pedro de Atacama
con la Ciudad de Calama y ésta con el campamento minero de
Chuquicamata, destino final de este recurso.

Sin embargo, el trabajo minero en las salinas también se


caracterizó por las arduas y duras condiciones laborales que tuvieron
que enfrentar los trabajadores –pirquineros- que explotaron este recurso
hasta fines de la década del setenta. En este sentido, cabe mencionar
que en términos de las técnicas de extracción de este tipo de recurso
mineral y considerando la dureza y solidez de los yacimientos salinos, se
debió utilizar explosivos en innumerables ocasiones. Uno de los
explosivos más utilizados fue la dinamita, la cuál se adquiría en la planta
Dupont de la Empresa Nacional de Explosivos –ENAEX-, ubicada en las
cercanías de la Ciudad de Calama. Sin embargo, antes de iniciar los
trabajos extractivos con estos elementos debía acreditarse un adecuado
manejo y empleo de los mismos ante las autoridades militares de la
época que concedían la respectiva licencia y autorización para la
manipulación de explosivos.

Aún perduran en la memoria de los pirquineros, que laboraron en


estas vetas, los recuerdos que señalan que, con las primeras tronaduras
efectuadas hacia mediados de la década del setenta, se encontró una
veta que proporcionó más de cinco toneladas de Sal Cristal, que fueron
comercializadas por Tomic como sal de mesa, ya que hacía esa época la
demanda de sal industrial por parte de la empresa minera de
Chuquicamata había sido suspendida debido al empleo de otras
sustancias en el tratamiento y refinamiento del mineral cuprífero.

Por otra parte, cabe indicar que las vetas trabajadas presentaban
dimensiones que variaban de un yacimiento a otro. De acuerdo a la
familia Aguilar, la veta que explotaba la Sociedad Aguilar medía entre un
metro y medio la más pequeña, mientras que la más grande poseía una
profundidad de seis metros y un diámetro de cuatro metros. Los bloques
de sal obtenidos en este yacimiento eran reducidos a través de un
intenso chancado de los mismos en los molinos de Calama, aunque tal
labor también era efectuada, de forma manual y artesanal, en los
campamentos aledaños a estas vetas en donde se emplazaban los
asentamientos y recintos habitacionales donde pernoctaban y
descansaban los pirquineros vinculados a la extracción de estos
minerales. En este contexto, recuerda la Señora Victoria Vilca el papel
de cocinera que desempeño durante muchos años.

La sal obtenida en el Valle de la Luna fue comercializada y


distribuida por la familia Aguilar en San Pedro de Atacama, lugar en
donde se vendía por sacos de 50 kilos, pero a fines de la década del
setenta se empezó a envasar y comercializar bajo la marca comercial de

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“Sal Gema”, la cuál era adquirida por negocios minoristas de abarrotes
de San Pedro y la Ciudad de Calama, o, a través de trueque con familias
atacameñas de los ayllus de San Pedro de Atacama quienes, en base a
una antiquísima lógica de complementariedad ecológica,
intercambiaban productos animales o vegetales (v. gr. huevos, carne,
gallinas). No obstante, uno de los usos más tradicionales otorgados a la
sal en bloque fue aquel que tenía como objetivo mejorar el sabor de las
carnes de los ovinos, ya que en los corrales los pastores atacameños
depositaban un bloque de este mineral que era lentamente consumido
por este tipo de animales.

La esposa de don Gabino Aguilar, doña Victoria Vilca, aún recuerda


que en el campamento de su cónyuge se vivía en precarias condiciones
ya que por ejemplo no existían fuentes de agua que abastecieran del
vital elemento a la población minera. El recurso hídrico era transportado
en tambores y adquirido en la Ciudad de Calama en los mismos
camiones que llegaban a cargar provenientes de Chuquicamata.
Durante esta misma época, mediados y fines de los años setenta, la
señora Victoria nos comentaba que se observaban los primeros grupos
de turistas que llegaban al lugar por el desvío de la cuesta Salinas o a
través de la Quebrada de Tambores.

Por otra parte, los miembros de la familia Aguilar entrevistados,


nos han señalado que es mérito del clérigo Belga R. P. Gustavo Le Paige
la designación de este lugar como “Valle de la Luna”, ya que él fue una
de las primeras personas en notar el parecido de este impactante
escenario natural con la superficie lunar. También fue labor de este
sacerdote jesuita la promoción de las riquezas mineras del sector a
través de la exposición de sus minerales, especialmente los cristales de
sal, en las ferias que se realizaban con ocasión del aniversario de la
Ciudad de Calama.

En términos de las técnicas extractivas empleadas para la


obtención de los bloques de sal industrial o sal cristalina, cabe señalar
que constituyeron procesos realizados con antiguas herramientas entre
las que destacaban grandes compresores que al perforar las paredes de
las vetas producían agujeros en los cuales se introducía dinamita y
Amón Gelatina que era manipulada por los mismos propietarios de las
minas. De esta forma, se producían explosiones que liberaban gran
cantidad de mineral desprendiéndose bloques de sal de relativo tamaño
que eran transportados por medio de baldes y/o con roldanas que lo
transportaba a la superficie de la veta. Otro tipo de herramienta
empleada en estas faenas extractivas eran las denominadas “guaguas”,
especie de perforadoras portátiles, las que junto a las brocas facilitaban
la extracción del mineral.

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Sin embargo, cabe destacar que estas labores eran
completamente artesanales, y los únicos instrumentos industriales
utilizados estaban constituidos por las herramientas antes señaladas.
Por otra parte, una vez obtenidos los bloques de sal se transportaban en
camiones que podían cobijar entre 4 a 5 toneladas de mineral que eran
dirigidos a un molino a agua que funcionaba en las riberas del río
Vilama o, en el caso de Tomic, a molinos de su propiedad ubicados en
Calama. Durante esa época, la sal obtenida de las salinas del Valle de la
Luna, abastecía a toda la Región de Antofagasta, incluso fue
comercializada con fines farmacológicos ya que el Laboratorio Chile la
utilizaba como uno de los principales compuestos del suero fisiológico y
glucosalino.

No obstante, el ocaso de esta actividad minera fue paulatino, ya


que durante toda la década de los años ochenta su explotación aunque
irregular y esporádica no fue definitiva, sin embargo, el capítulo final de
esta actividad se sella a comienzos de la década del noventa ya que
durante 1994 finaliza la producción de este mineral debido a los altos
costos de producción involucrados en su proceso de obtención. De esta
forma, la sal gema fue reemplazada progresivamente por la sal de mar
la cuál debía ser yodada dadas las peligrosas consecuencias que la falta
de este importante elemento acarrea para la salud humana.

Por otra parte y considerando los datos proporcionados por la


antropología, podemos señalar que, si bien la sal posee una significación
cultural muy variada en el orbe, la valorización que recibe esta
mediatizada por una serie de prejuicios y creencias que vinculan su
utilización, privación o manipulación con el ámbito de lo sagrado3. Lo
anterior puede observarse al interior de la etnia atacameña en donde los
principales ritos fúnebres así como algunas fechas calendaricas
estipulan como requisito la abstinencia del consumo de sal.

Finalmente, cabe señalar que el auge y abandono de las


actividades extractivas vinculadas a la explotación de las Salinas del
Valle de la Luna constituye un fenómeno histórico que se suma a otras
modalidades económicas de subsistencia que durante el siglo XX
experimentaron un similar destino. En este sentido, cabe destacar que el
desarrollo de la arriería de ganado vacuno proveniente del chaco salteño
(Noroeste Argentino), gatillada principalmente por el auge de la

3
La sal es el condimento más antiguo usado por el hombre y su importancia para la vida es tal que ha marcado el
desarrollo de la historia en diversas fases. Su protagonismo a lo largo de la historia le ha conferido un carácter casi
sagrado y cargado de simbolismo (la mujer de Lot se convirtió en estatua de sal). En algunas culturas se ofrecía junto al
pan como un gesto de hospitalidad ante los huéspedes. En Levítico 2:13 Dios da instrucciones de sazonar todas las
ofrendas usando sal. "Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del
pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal".

13
explotación minera de Caracoles, y posteriormente por la extracción de
nitratos y boratos de las pampas intermedias, durante comienzos del
siglo XX, conllevaría un gran movimiento de población entre las diversas
vertientes de los Andes circumpuneños y algunos poblados atacameños
no estuvieron ajenos a tal panorama, considerando incluso que Soncor,
asentamiento ubicado en las proximidades de Toconao y Talabre, jugo
un rol clave en las rutas de tráfico de ganado proveniente de la
República de Argentina, ya que en este sector los ganaderos debían
pagar el talaje de sus cabalgaduras (Bowman, 1924: 253). Producto de
esta situación, muchos de los pobladores establecieron vínculos
familiares con los denominados “arrieros”, e incluso muchos de ellos,
con el colapso del arriaraje, motivado entre otros factores por la
inauguración del Ferrocarril Antofagasta-Salta en 1940, migraron a sus
lugares de origen (Puna Jujeña), evidenciando la vigencia hasta tiempos
recientes de algunos mecanismos de explotación de recursos a larga
distancia que ya habían sido observados en la época colonial a través de
la documentación histórica (Hidalgo, 1985:161).

V.- DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES:

Las actividades extractivas mineras llevadas a cabo en torno a la


sal de roca contenida en las diversas vetas del Valle de la Luna, también
denominada halita, constituyeron una significativa y ardua labor
económica de la cuál dependieron un grupo de familias atacameñas
sumada a algunos empresarios provenientes de los centros urbanos
mineros más cercanos de la zona (v. gr. Calama y Chuquicamata). No
obstante, la ejecución de esta actividad minera no implicó una
dedicación exclusiva de tiempo completo en torno a la explotación de
este tipo de mineral, más bien, estimuló el desarrollo y la vigencia de
una antiquísima lógica de complementariedad ecológica que desde
tiempos prehispánicos se evidencia en Atacama a través de los
numerosos artefactos y ecofactos que forman parte del registro
arqueológico de esta zona. En otras palabras, las familias atacameñas
involucradas en su desarrollo desarrollaron una exitosa estrategia de
diversificación productiva vinculada a los ejes mineros, agrícolas y
pastoriles respectivamente, los cuales les proporcionaron recursos
diferenciados provenientes de diversas zonas ecológicas.

Sin embargo, es imposible observar el origen, apogeo y


decadencia de estas actividades extractivas sin considerar el escenario
industrial que vivía la Provincia El Loa en particular y la Región de
Antofagasta en general, ya que gracias al fuerte desarrollo de la
industria del cobre después de la crisis de 1929, el procesamiento y
refinamiento de este mineral requirió de insumos y productos cuyos
precios no implicaron elevar los costos de producción. De esta forma, la

14
sal industrial se constituyó en uno de los recursos demandados por los
centros urbanos mineros de la zona, especialmente el mineral de cobre
de Chuquicamata, ya que este recurso era la base de las salmueras que
eran utilizadas en la planta decloradora dependiente de refinerías,
debido a las propiedades de regulación de pH en los electrolítos de
cobre obtenidos durante el proceso de lixiviación. Sin embargo, si bien
su utilización se remonta a la época en donde surgen las primeras
refinerías de cobre puro, su vigencia perduraría hasta cuando se
implementan los sistemas de electroobtención. No obstante, además del
uso industrial otorgado a este mineral, la sal de roca en forma de cristal
representó un producto altamente demandado y valorado en la zona,
que incluso fue comercializado en una serie de emporios de Calama o
en las famosas “pulperías” que la Chilean Exploration Company de
Chuquicamata poseía en la zona.

Por otra parte, las salinas del Valle de la Luna también ocuparon
un importante rol entre los diversos poblados y ayllus que integraban la
zona de influencia de San Pedro de Atacama, ya que la sal doméstica
comercializada o intercambiada de acuerdo a la lógica local
representaba uno de los recursos culinarios más significativos para el
consumo humano, cuya adquisición sólo fue reemplazada a comienzos
de la década del ochenta con la introducción de la sal de mar, debido a
los altos costos que su producción involucraba. Antes de tal fenómeno,
el tráfico de este recurso fue un suceso común entre los diversos
pueblos que componen la Puna Atacameña, tráfico que, posibilitado por
la articulación de antiguos mecanismos de trueque o intercambio
tradicional, permitió posibilitar el acceso a productos o bienes que por
sus singulares características eran posibles de obtener en específicos
enclaves ecológicos o geomorfológicos, como sucede con aquellos
elementos de la Cordillera de la Sal.

Sin embargo, la falta de investigaciones histórico-sociales sobre


este tipo de actividad minera constituye una de las limitaciones que ha
impedido ahondar el conocimiento de los eventos sociales, económicos y
culturales que debieron haberse desarrollado en este emblemático
sector. Sin embargo, la arqueología histórica, entendida como aquella
disciplina que estudia el comportamiento humano a través de los restos
materiales de las sociedades históricas y contemporáneas, es una
especialidad de la arqueología que más potencialidades reúne para ser
aplicada en esta área de estudio, ya que a las significativas evidencias
culturales que hasta el día de hoy se conservan en el sector se
encuentran asociadas una serie de significaciones y percepciones
reflejadas en los testimonios orales de los últimos sobrevivientes que
basaron su subsistencia explotando la sal contenida en los yacimientos
minerales del Valle de la Luna.

15
En este marco, la correlación entre información arqueológica y
etnográfica estimularía la construcción de analogías basadas en el
método histórico directo, que enmarcadas en la etnoarqueología,
posibilitaran enriquecer enormemente el conocimiento que se posee
sobre esta poco conocida y opaca fase de la historia atacameña del siglo
XX.

Finalmente podemos señalar que la explotación de los yacimientos


minerales de cobre y de sal distribuidos en la Cordillera homónima,
constituye uno de los episodios extractivos mineros menos
documentados en la historia de los pueblos atacameños y ante ese
desalentador panorama la presente contribución se constituye en un
aporte introductorio que, reconoce la necesidad de profundizar tales
sucesos, a través de la recopilación de más información de carácter
etnográfico sumada a la revisión de archivos históricos que puedan
proporcionar elementos clarificatorios en torno a los episodios sociales y
culturales que debieron haberse experimentado en la zona.

AGRADECIMIENTOS:

Merecen nuestra más profunda gratitud aquellas personas cuyas


vidas estuvieron estrechamente vinculadas a la explotación de sal en las
significativas vetas que componen el sector Valle de la Luna,
especialmente la Señora Victoria Vilca, Cornelio Araya, Myriam Aguilar,
Silvia Aguilar, Luís Aguilar, Juan Copa, Teresa Valdés, Fermín Bautista,
Germán Tejerina, Eduardo Álvarez y Eduardo Gómez por la valiosa
información proporcionada. También agradecemos a Massiel Miranda la
transcripción de las entrevistas efectuadas y el apoyo en la realización
de las mismas, ya que sin su importante ayuda la presente labor no se
hubiera materializado.

VI.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bowman, Isaiah
1924 Los Senderos del Desierto de Atacama. Imprenta
Universitaria, Santiago.

Corporación Nacional Forestal


2001 Interpretación Geomorfológica del Valle de la Luna.
Documento de Trabajo, Centro Información Ambiental,
Reserva Nacional Los Flamencos, Corporación Nacional
Forestal. San Pedro de Atacama.

16
Fuentes, Eduardo; L. Núñez, C. Santoro y Carlos Lamperein. Salar de
Punta Negra. 1991 Desafío, Vida y Gentes. Minera Escondida
Limitada. Santiago.

Grebe, María Esther.


1988 Patrones supralingüísticos en la Cognición y
Simbolismo Andino. Actas del Primer Simposio sobre
Cognición, Lenguaje y Cultura, Universidad de Chile,
Santiago.

Hidalgo, Jorge.
1985 Ecological Complementarity and Tribute in Atacama:
1683-1792. En Andean Ecology and Civilization, S.
Masuda et al., eds., pp. 161-184. Tokio. University of
Tokio Press.

Le Paige, Gustavo.
1965 San Pedro de Atacama y su zona, 14 temas. Anales de
la Universidad del Norte Nº 4, Antofagasta.

Le Coq, Patrice
1991 Sal y Arqueología en Bolivia: Algunos datos sobre la
ocupación prehispánica de la Cordillera Intercalar en el
Sur-Oeste boliviano. Tesis doctoral en Arqueología,
Universidad de Lille, París.

Messerli, Bruno; M. Grosjean; G. Bonani; A. Bürgi; M. A. Geyh; K. Graf; K.


Ramseyer; H. Romero; U. Schotterer; H. Schreier y M. Vuille.
1993 Climate Change and Natural Resource Dynamics of the
Atacama Altiplano during the last 18,000 years: A
Preliminary Synthesis. Mountain Research and
Development 13 (2): 117-127.
Publicado por University of California Press for the
United Nations University and International
Mountain Society.

Núñez, Lautaro.
1995 Evolución de la Ocupación y Organización del Espacio
Atacameño. Agua, Ocupación del Espacio y
Economía Campesina en la Región Atacameña,
Aspectos dinámicos. Programa de Investigación El
Desierto, el Hombre y el Agua, ORSTOM y Universidad

17
Católica del Norte. Editado por Pierre Pourrut y Lautaro
Núñez. Antofagasta.

VII.- ANEXOS
a).- REGISTRO FOTOGRÁFICO

18
Acopios de Bloques de Sal
Mina Tomic

Camino de acceso
Vetas Mina Tomic

Panorámica Campamento
Familia Aguilar

19
Detalle interior Mina Victoria 1/16

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