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ADAM SMITH

Adam Smith nación en Kirkcaldy, un pueblo de la costa este de Escocia, cerca de


Edimburgo, en enero de 1723 nunca conoció a su padre, llamado también Adam Smith,
juez e inspector de aduanas, que murió pocas semanas antes de que naciera su hijo; tuvo
una estrecha relación con su madre.
Smith en su larga carrera ha sido llamado el primer economista académico. En efecto,
con anterioridad quienes escribían sobre economía fueron con frecuencia hombres de
negocios o profesionales o intelectuales que sólo marginalmente abordaban cuestiones
económicas.
En 1737 ingresó en la Universidad de Glasgow, y recibió la influencia de la escuela
histórica escocesa, al estudiar con Frncis Hutcheson y otros. Hutcheson era catedrático
de Filosofía Moral. Con esta inspiración de valores que le impulsa tal catedrático es que
nace el germen de buena parte de su obra célebre “Riqueza de las naciones”.
En 1740 obtiene una beca para ir a estudiar en el Balliol Collage de Oxford, una
universidad entonces decadente,
Sin embargo, smith es evidentemente un economista disciplinado en el título mismo de
su obra que en términos modernos se lee. En su obra la riqueza de las naciones va al
grano desde la primera linea de introducción.

En 1748, gracias a un amigo de su familia, el filósofo y jurista lord Henry Kames, se le


presentó la oportunidad de dar una serie de conferencias en Edimburgo. Lejos de
desaprovecharla, durante los dos años siguientes disertó sobre diferentes temas, desde la
retórica a la economía y la historia, y se dio a conocer con éxito como escritor con la
publicación de algún artículo en la Edimburgh Review. En esta época conoció al
filósofo David Hume, quien se convertiría en su amigo más íntimo.

Con las conferencias cosechó un éxito tal que en 1751 le ofrecieron un puesto de
profesor de lógica en la Universidad de Glasgow. Tras un año en este puesto, cambió las
clases de lógica por las de filosofía moral, que además de resultarle más interesantes
estaban mejor remuneradas. Para Adam Smith, se trataba de una etapa de gran
creatividad que él definiría luego como el período más feliz de su vida; parecía decidido
a seguir la carrera docente e incluso en 1758 fue nombrado decano de la facultad, se
reveló como un profesor excelente cuya fama traspasaba las fronteras, y se decía que
Voltaire, desde Francia, le enviaba alumnos deseosos de asistir a sus clases y embeberse
en su sabiduría.

En Glasgow formaba parte de un selecto círculo integrado por intelectuales, científicos


y, sobre todo, por destacados comerciantes dedicados al comercio colonial desde que en
1707, a raíz de su unión con Inglaterra, éste quedara abierto para Escocia. Sus ideas y
opiniones sobre el comercio y los negocios representaron una información de primera
mano para el futuro economista y, en contacto con dicho círculo, conformó las tesis que
cristalizarían más adelante en su obra.

La moral y la economía

El primer libro de Adam Smith, The Theory of Moral Sentiment (Teoría de los
sentimientos morales), su obra maestra desde el punto de vista filosófico, se publicó en
1759. En ella exponía los principios de la naturaleza humana que guiaban el
comportamiento social del hombre, y hablaba por vez primera de «la mano invisible»
que sin saberlo y sin proponérselo orientaba el egoísmo humano hacia el bien de la
sociedad.

En 1763 recibió una nueva oferta de trabajo que le había de resultar mucho más
lucrativa que cualquiera de las tareas que había realizado hasta el momento: preceptor
del joven duque de Buccleuch. Renunció a la docencia y en 1764 partió hacia Francia en
compañía de su pupilo. En Toulouse pasaron dieciocho meses, en cuyo transcurso
Smith combatió el aburrimiento provinciano con la redacción de una nueva obra.

Los viajeros se dirigieron después a Ginebra, ciudad en la que pasaron dos meses; Smith
aprovechó dicha estancia para conocer personalmente a Voltaire, por quien siempre
sintió una gran admiración. Siguió luego una breve pero provechosa estancia en París;
su amigo Hume, secretario de la embajada británica, le introdujo en los más selectos
salones de la capital; entre otros, conoció a François Quesnay, médico y economista,
fundador de la escuela fisiocrática, que fue la primera que atribuyó de forma coherente a
la naturaleza el origen de la riqueza. Los fisiócratas eran acérrimos seguidores de la
máxima de Le Mercier de la Rivière, «Laissez faire, laissez passer, le monde va de lui
même», que hicieron suya. Parece que influyeron en Adam Smith lo suficiente como
para que pensara dedicar a Quesnay el libro que estaba escribiendo, pero la muerte del
francés antes de que fuera publicado le hizo cambiar de idea. En 1767 el repentino
fallecimiento del hermano menor del duque de Buccleuch, que se había reunido con
ellos en Toulouse, les obligó a un precipitado regreso a Londres.
En la primavera de ese mismo año, Smith se instaló en Kirkcaldy, donde, sin perder
contacto con sus amigos de Glasgow, se entregó en cuerpo y alma a la redacción de la
obra comenzada en Toulouse, An Inquiry into the Nature of the Wealth of Nations
(Ensayo sobre la riqueza de las naciones), que lo ocuparía aún seis años y publicó
finalmente en Londres en 1776.

La obra, síntesis original de gran número de elementos preexistentes en el pensamiento


económico anterior, fue pionera en muchos campos y pronto se convirtió en su trabajo
más difundido. Representaba el primer gran trabajo de economía política clásica y
liberal. En ella se aplicaban a la economía, por vez primera, los principios de
investigación científica, en un intento de construir una ciencia independiente.
Continuación del tema iniciado en su obra filosófica y en base a la misma, mostraba
cómo el juego espontáneo del egoísmo humano bastaría para aumentar la riqueza de las
naciones, si los gobiernos dejasen hacer y no interviniesen con medidas reflexivas.

El libro alcanzó de inmediato un éxito extraordinario, y a partir de entonces, como si


hubiera puesto punto final a una obra casi perfecta, en 1778 se retiró a Edimburgo, de
donde apenas salía, salvo para algún viaje ocasional a Londres o a Glasgow, sus únicos
contactos con el mundo. Llevaba una vida plácida y tranquila mientras revisaba y
corregía sus dos obras capitales. En 1784 la pérdida de su madre, de noventa años de
edad, le resultó un golpe tan duro que su propia salud comenzó a declinar, de tal manera
que cuando tres años más tarde fue nombrado rector de la Universidad de Glasgow, ni
siquiera pudo pronunciar el discurso de apertura.

En lo sucesivo su vida transcurrió en una soledad asistida por la enfermedad y, pese a


ser objeto de honores y del reconocimiento general, no fue más que una larga espera del
fin inexorable. El 17 de julio de 1790, a los setenta y siete años de edad, fallecía en
Edimburgo, en cuyo cementerio de Canongate fue enterrado.

Bibliografía

• Smith, Adam. Teoría de los sentimientos morales. 1759.


• Smith, Adam. Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las
naciones («La riqueza de las naciones»). 1776.

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