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capacitación interna.
2
El título original de este capítulo es: "The abortion questionand the death of man” y
ha sido publicado en Feminists theorize the political, edited by Judtith Butler and
Joan Scott, Routldge, Chapman and Hall, Inc, USA, 1992
1
Frances
Olsen
en
su
artículo
"
Unravelin
Compromise",
Harvard
Law
Review,
103,
November
1989,
pp
105-‐35,
provee
argumentos
que
permiten
comprender
ampliamente
este
punto
de
vista.
En
muchos
lugares
mi
análisis
sigue
los
argumentos
de
Olsen.
2Ronald
Dworkinb
"The
great
abortion
case",
New
York
Reviwe
of
books,
29
June,
1989,
p
51.
Ver
tambiénRonald
Dwokin
"The
future
abortion",
New
York
Review
Books,
28
September,
1989,,
pp47-‐51.
3
el Estado imponen a las mujeres cargas de embarazos no deseados que los varones no
tienen que soportar, al igual que otras incomodidades y riesgos de salud"3.
Cada una de estos razonamientos pueden ser convenientemente utilizados. La defensa
de la privacidad es importante porque enfatiza la igualdad de las mujeres y los
varones: al igual que los varones, las mujeres también tienen el derecho de gobernar
sus propios cuerpos. En cambio la defensa de la igualdad es significativa porque toma
en cuenta que dada la opresión y desvalorización de las mujeres en la sociedad,
norteamericana, estas no son capaces de actuar como agentes autónomos en el "área
privada" de su sexualidad. La noción legal de privacidad puede en otras palabras
exacerbar la opresión sexual porque resguarda las relaciones domésticas y maritales
del escrutinio y de la intervención del gobierno y sus agencias sociales.4 La defensa
de la igualdad enfrenta los abusos a los cuales las mujeres han estado sujetas en
nombre de la libertad sexual, al identificar la diferencia reproductiva como una
diferencia que solicita una intervención protectora de resarcimiento.
Los méritos relativos de estos dos alegatos han sido discutidos extensamente en la
literatura sobre aborto.5 En lugar de retomar esta discusión voy a dirigir mi atención a
los problemas que ambos argumentos introducen, a lo que ambos argumentos
comparten, y a lo que me parece está detrás del impase al que ha llegado el debate
sobre el aborto últimamente. Sólo identificando la razón de este impase pueden
quienes defienden el aborto comprender que es lo que está realmente en juego. Y sólo
a partir de esta comprensión podemos comenzar a elaborar un vocabulario político
para proseguir la lucha.
La dificultad más importante del sostén de la privacidad es a mi entender que al
postular un dominio de lo "privado" y un modelo autónomo de lo individual se
desconoce hasta que punto las relaciones sociales impregnan el hogar e incluso un
dominio tan "personal" como lo es la actividad sexual. Postulando un individuo
"capaz de libre elección", el alegato de la privacidad ignora hasta que punto las
mujeres han estado sometidas a violencia, especialmente en conexión con su
sexualidad.6 Y la mayor debilidad del argumento de la igualdad me parece un punto
central de esta ceguera. Focalizando en la capacidad reproductiva en la cual las
mujeres sujetas a la opresión sistemática, la defensa de la igualdad hace de la
capacidad reproductiva la característica definitoria de cada mujer.7 El efecto de esto
no sólo refuerza los argumentos del sexismo, -por ejemplo, la primacía de la
diferencia sexual- sino que también marginaliza todas las otras diferencias que existen
entre las mujeres, incluyendo la raza, los ingresos, la religión y las preferencias
sexuales. En este intento de resguardar a todas las mujeres de un tratamiento desigual
en relación a los hombres, la defensa de la igualdad, inevitablemente somete a algunas
3Frances
Olsen,
"Unraveling.",p
119.
Olsen
discute
con
los
argumentos
de
Sylvia
Law,
"Rethinking
sex
and
the
Constitution",
University
of
Pennsylvania
Law
Review,
1984.
4Ver
frances
Olsen,
"Unravelling",
pp
111-‐113
5Además
de
los
textos
citados
en
este
artículo,
recomiendo
especialmente
los
siguientes
estudios
sobre
género
y
ley:
Catharine
MAcKinnon,
"Privacy,
v.
Equality:
beyond
Roe
v.
Wade"
en
Feminism
Unmodified:
discourses
onlife
and
law,
Cambridge,
Mass:
harvard
University
Press,
1987;
Martha
Minow
"Justice
engendered",
Harvard
Law
review,
101,
November
1987;
Rosalind
pollack
Petchesky,
"Abortion
and
woman's
choice:
the
state,
sexuality
and
reproductive
freedom
(Boston:
Northeastern
Univertiy
Press,
1985)
y
Lawrence
Tribe.
"Abortion:
the
clashes
of
absolute"
(New
York:W
Norton
&
Co,
1990)
6
C.
MacKinnon
critica
también
el
argumento
de
la
privacidad
7Ver
Jet
Rubenfeld,
"Tehright
of
privacy",
Harvard
Law
Review,
102,
1989,
p
182
y
Frances
Olsen
"Unhravellin"
,
pp
112-‐13
4
de la maternidad como la esencia del sujeto femenino. Como Michel Foucualt y otros
han argumentado, durante el siglo XVII y XVIII el cuerpo de la mujer fue constituido
como cuerpo maternal porque la ideología del individualismo burgués valorizaba la
maternidad como una práctica social más allá de la simple reproducción.14 De
acuerdo a esto parece que se deduce no sólo que el amor maternal emana del cuerpo
en forma de instinto maternal sino también que el deseo de ser madre es motivado y
procede del corazón del deseo femenino de todas las mujeres. A pesar de los cambios
que han ocurrido a partir del siglo XIX en el tamaño de la familia, las tasas de
fecundidad y las tasas de empleo femenino, (sin contar con los cambios en las
actitudes), esta presunción de la naturaleza femenina persiste en las leyes que
encarnan la metafísica de este desarrollo histórico. La institucionalización de esta
asunción en un dispositivo completo de prácticas sociales contemporáneas refuerza
además la idea de que las leyes se fueron de un modo ahistórico, simplemente
naturales y correctas y además apoyan un conjunto de restricciones de dramáticas
implicaciones para las mujeres y hombres. Ya que si la mujer normativizada es una
mujer, por lo tanto la naturaleza de la mujer madre es uno de los linchpins (pernos) de
la identidad sexuada y por lo tanto por la lógica oposicional de género uno de los
basamentos de la masculinidad inteligible de los hombres. Si a las mujeres se les
permite cuestionar o rechazar la maternidad, entonces no sólo se desafía la idea de
una base natural de derechos, sino también la base natural de la identidad femenina y
por implicación de la identidad masculina igualmente. Desde esta perspectiva en otras
palabras, el debate sobre el aborto significa aceptar o rechazar de que hay una base
"natural" para la identidad individual y por lo tanto de derechos individuales y de
identidad sexual.
Quiero volver ahora a dos importantes sentencias constitucionales que han llevado
estos temas ante los ciudadanos de los estados Unidos y que han establecido los
términos del debate sobre el aborto -Roe v Wade (decidido en 1973) y Webster v
Reproductive Health Services of Missouri (1989). Mis razones para focalizar en estos
dos textos en lugar de analizar los alegatos sobre el aborto que ya he discutido es que
estas dos sentencias no sólo establecen la metafísica de la sustancia que los
defensores del derecho al aborto comparten, sino que también contiene los términos
en virtud de los cuales nuevas políticas pueden ser elaboradas.
El tipo de acción (class-action) llevada a cabo por Jane Roe en 1971 fue un desafío al
código penal del estado de Texas que penalizaba cualquier aborto que fuera no
considerado necesario para salvar la vida de una mujer embarazada. La decisión que
tomó la Corte Suprema de los Estados Unidos el 22 de enero de 1973 esencialmente
controvirtió la ley de Texas, garantizando a partir del ahí el derecho de la mujer de
acceder legalmente a una supervisión médica para los abortos durante los primeros
tres meses de su embarazo. Para mis propósitos los artículos cruciales de esta decisión
son los siguientes: 4, 5, 6 y 8. El 4 dice: "el derecho a la privacidad justifica la
decisión propia de cualquier mujer acercad de si quiere o no terminar su embarazo";
5) "el derecho de una mujer a terminar su embarazo no es absoluto y puede ser
limitado por los intereses legítimos del Estado para salvaguardar la salud de la mujer,
para mantener adecuados standars médicos y para proteger la potencial vida humana";
6) "el no nacido no está incluido en la definición de persona tal como es usada en la
Enmienda 14"; 8) "desde y después del fin del primer y hasta el punto en que el feto
se convierte en viable el Estado puede regular el procedimiento del aborto sólo en la
14
Ver
M
Foucualt,
Teh
histori
of
sexuality
(New
York,
Vintage
Books,
1980)
y
Jacques
Donzelot,
Teh
policing
of
families
(New
York:
Random
House,
1979).
7
y que un feto viable aunque no podía actuar con independencia para médicos y el
Estado permitía restringir los derechos de la mujer embarazada en el nombre de una
vida potencial. Los intentos de Roe para zanjar las ambigüedades biológicas del
embarazo y para subsumir estas ambigüedades en un argumento socio legal acerca de
la privacidad y el derecho de la persona para elegir, oscurecieron la importancia de
dos debates, los cuales en el tema del aborto revelan ser cruciales para la renovación
de la legitimidad del sistema legal de los Estados Unidos: uno es el debate sobre la
dimensión política sobre el desarrollo de conceptos metafísicos tales como "derechos"
o vida "potencial"; la otra es una discusión acerca de la relación entre los conceptos
biológicos y socio legales que subyacen al concepto de "persona". Roe reafirmó la
metafísica de la sustancia sin examinar la extensión en la que estas presunciones
inherentes en esta metafísica son siempre políticas, o el hecho de que algunas de esas
entidades están dotadas con personería legal no son sustantivas en un sentido
biológico que las reglas sociales de identidad genérica asumen: Roe implícitamente
otorgaba al feto algunas propiedades de un sujete genérico (engendered) aún si ese
sujeto no tenía cuerpo sexuado y autónomo. De acuerdo a esta lógica no hay ninguna
razón para no otorgar personería jurídica a un óvulo o a un esperma o a un órgano o
tejido que se quiera donar o vender.23 Con el mismo argumento a menos que la
relación entre el embodiment biológico y la persona legal pudiera ser trabajada, no
hay razón obvia para otorgar personería a un niño antes del nacimiento, desde el
momento de que un recién nacido no es más capaz de vida independiente que un feto.
El embarazo, el aborto y los álgidos debates que se han materializado acerca de esto
último ponen en claro que estos temas necesitan nuevos enfoques. Por cierto la crisis
de legitimidad que ahora acecha a la comunidad legal puede ser consecuencia del
rechazo de los profesionales a someter estos temas a una discusión pública.
Yo no estoy argumentando que la decisión de Webster era "mejor" que la de Roe, en
su exactitud legal o en sus implicaciones para las mujeres, como tampoco voy a
argumentar que la defensa de la igualdad es una mejor defensa del aborto legal que un
argumento de la privacidad. Yo pienso sin embargo que la decisión de Webster ha
empezado a revelar que la metafísica de la sustancia constituye una base inadecuada
para todos los argumentos que más adelante fueron introducidos para defender el
derecho de abortos legales. Más obviamente, Webster ha sacado a luz el hecho de que
los términos centrales de la defensa del aborto son susceptibles de apropiación y
redefinición reaccionarios por oponente al aborto. En la boca de los antiabortistas,
"elección", "privacidad", "derechos" se convierten en sus opuestos precisamente
porque sin tener en cuenta quien los usa, esos términos pertenecen a un dispòsitivo
singular de presupuestos metafísicos. En esta intención por evitar una confrontación
directa con Róe la corte de Rehnquist argumentó de que el negar fondos para
facilidades públicas para servicios de aborto, no limitaban realmente los derechos de
las mujeres a elegir sobre aborto. Cortar los fondos públicos, el juez argumentó que
"la mujer embarazada quedaba con la misma posibilidad de elegir que la que tendría
si el estado decidiera no apoyar a los hospitales públicos en general·" (Webster 411).
La estrategia aquí era obviamente preservar de que el derecho individual fuera
garantizado porla Enmienda 14. Esto es por cierto es la misma estrategia que ha sido
usada por aquellos que defienden el aborto. Aunque el sentido de "elección" ha sido
significativamente alterado, la sentencia de Webster pone en evidencia que una vez
23
Ver
el
caso
Moore
v.
The
Regents
of
the
Univesrity
of
California
y
Rex
Wingerter
"Fetal
protection
becomes
assault
on
motherhood"
en
In
theses
times,
10-‐23,
Junio
de
1987,
pp
3
y
8.
12
que el concepto de elección individual es otorgado, es muy difícil decidir cuales son
las elecciones que van a ser consideradas legítimas.
Mas allá de esto, la sentencia de Webster expone las limitaciones inherentes en la
noción misma de elección "libre" individual. Si el Estado "elige" no operar con
hospitales públicos, el individuo puede elegir un hospital privado, esto significa en
efecto que sólo las mujeres que tienen dinero pueden disponer de un médico privado y
elegir abortar y por lo tanto que sólo los profesionales privados estarán entrenados y
deseosos de hacer abortos. La sentencia de Webster también expone las limitaciones
de la defensa de la privacidad demostrando la poca confiabilidad de ese concepto. La
decisión efectivamente limita los abortos a las clínicas que son tan privadas que no
tienen ninguna dependencia del Estado (o como algunos abogados argumentan o usan
siquiera el agua u otros servicios públicos). Por lo tanto una vez hacen del aborto un
opción para mujeres cuyos ingresos privados son suficientes para contratar médicos
que no tienen ninguna dependencia de fondos públicos si es que existen algunos
médicos de este tipo. La decisión de Webster con su énfasis combinado en derechos y
restricciones pone en evidencia la inestabilidad de las abstracciones contenidas en los
conceptos metafísicos de derechos. En virtud de esto la inestabilidad inherente debe
ser estabilizada porlas prácticas, por las circunstancias socioeconómicas en las cuales
los individuos y las instituciones sociales existen. Además la decisión de Webster
revela que el argumento por derechos abstractos enmascarara simultáneamente y
asume los presupuestos sociales que actualmente definen esos derechos y establecen
quienes son los que tienen acceso a ellos. Una vez ejercidos los derechos, derechos y
elección no pueden permanecer siendo abstractos y las situaciones concretas que los
cirscuncriben, son las que establecen el sentido que tienen. Esto es así porque las
situaciones concretas en las que las diferencias raciales, de clase, se hacen presentes
en el tema del aborto una vez que el status del aborto ha sido implementado, ya que en
la prácticas y en las situaciones cotidianas, la clase y la raza son condicionantes que
establecen mayores diferencias que el sexo.
El individualismo implicado por la metafísica de la sustancia es un punto final para
seguir defendiendo en aborto en virtud de esas dos razones: primero porque apelar a
los derechos individuales si cuestionar los presupuestos metafísicos, que subyacen a
la idea de los derechos lleva casi inevitablemente a una proliferación de los sujetos de
derecho, en otras palabras a la defensa del derecho del feto; segundo porque apelan a
ese hecho oscuro y metafísico de que la metafísica y las personas legales están
siempre inmersas en un sistema de relaciones sociales, las que dada la existencia de
intereses sociales están inevitablemente politizadas. Por cierto, bajo la Constitución de
los Estados Unidos los seres humanos sólo pueden ser personas legales como
consecuencia de su lugar en al menos un sistema de relaciones sociales, el sistema de
género, el cual no parece ser la base para una metafísica de la sustancia. Mi
argumento entonces es que es necesario un cambio no en los términos pero si en el
tenor del debate sobre el aborto. En la medida en que profundizamos en el debate
metafísico sobre derechos abstractos de elección y de privacidad, permanecemos
ciegos al hecho de que las metafísicas pueden ser usadas para reificar y racionalizar
un conjunto de prácticas sociales que prohiben el acceso a derechos concretos, a
elecciones y a la privacidad. Una vez que tomamos conciencia de la inclusión de estas
categorías en la fábrica social, estaremos en condiciones de desarrollar otro conjunto
de argumentos que no apelan a la metafísica de la sustancia y a lo individual, al sujeto
autónomo, sino a los dispositivos institucionales y discursivas de relaciones sociales
que desestabilizan este sujeto individual y extienden nuestro análisis de la
subjetividad más allá de la "autonomía" la persona.
13
Voy a esbozar una versión de esta política alternativa, pero necesito introducir a mis
sugerencias con dos aclaraciones. En primer lugar, dada una posición antiensencialista
como la que he propuesto sería hipócrita reclamar para mí una autoridad absoluta para
mis propias ideas. Si la practica como lo he sugerido siempre refleja su imbricamiento
con los sentidos y las relaciones sociales, por lo tanto
ningún argumento teórico podría derivar de una posición metafísica para juzgar las
prácticas como si estas fueran intercambiables. A lo sumo el tipo de sugestión que
voy a ofrecer tiene el estatuto de una construcción politizada tendiente a un debate
cultural que debe tener muchos participantes.
En segundo lugar y siguiendo con mi posición anti esencialista sugiero que ningún
individuo puede estar seguro de conocer lo que es o no adecuado para otro. Por cierto
sugiero que ningún individuo que se conceptualiza a sí mismo como una unidad
aislada puede saber lo que es mejor para sí mismo, dado que el concepto diferencial
"mejor" implica conocer todas las posibles opciones y resultados anticipadamente.
Un conocimiento que inevitablemente debe extenderse a las relaciones sociales que
contribuyen a estructurar esas opciones y sus consecuencias. Más allá de esto la
pretensión de que los individuos saben lo que es mejor para sí mismos implica que
ninguno nunca pudo querer dos cosas dispares al mismo tiempo, dos cosas
mutuamente excluyentes al mismo tiempo, dado, en otras palabras que el deseo es
singular y la conciencia el centro del individuo, estos comentarios deberían favorecer
una manera diferente de encarar de un modo que pretende ser un modo de pensar que
centra sobre los individuos para proponer otra conceptualización de la unidad legal.
Irónicamente los términos de la política alternativa que yo voy a esbozar aquí han sido
introducidos en el debate sobre el aborto por sus participantes más conservadores -esa
gente que aplica la idea del feto como persona-. El argumento del feto como persona
después de todo pone en claro que el individuo encarnado,corporeizado es sólo uno de
las posibles y múltiples interpretaciones de lo que cuenta para ser una persona legal
poseedora de derechos. Esta posición introduce, por lo tanto, la posibilidad de que una
personería legal sea adjudicada a una unidad que sea menor o mayor que el individuo
corporeo. Más allá de esto, las tentativas de Roe y Webster de un salvataje del sujeto
individual, sexuado, del sujeto legal, para que una persona pueda ser autónoma
físicamente, ha llamado la atención inadvertidamente sobre otras dos posibles
conceptualizaciones del sujeto. Una que enfatiza la heterogeneidad y la naturaleza no
unitaria del individuo (y por lo tanto equipara persona a un subconjunto de individuo
corporeo) y otra que enfatiza la naturaleza social de la persona (y por lo tanto asigna
el status de persona a una unidad mayor que la individual). Si la ley reconoce que en
ciertas ocasiones suspendió la necesidad de relacionar persona y corporeidad,
entonces una política que no está basada en lo individual del cuerpo sexuado podría
ser legal y al mismo tiempo tener sentido práctico. esta política no estaría basada en lo
individual, en el cuerpo sexuado. Y no consideraría el sexo biológico como el
determinante más importante de la entidad unitaria, ni imaginaría al individuo
separado de las relaciones sociales en las cuales cada persona esta inserta
inevitablemente. En vez de tratar de asegurar derechos abstractos para los sujetos
legales individuales, estas políticas se empeñarían en crear condiciones sociales en las
cuales la heterogeneidad de lo individual se acomodaría y en las cuales los debates de
la comunidad determinarían lo que es considerado socialmente aceptable y
conveniente a la luz del reconocimiento de que todos los comportamientos, -incluidos
aquellos que parecen implicar sólo a los cuerpos individuales- son expresiones de
relaciones que implican tanto diferencias como lo comunitario. Básicamente, estas
políticas no individuales trabajarían para complicar y elaborar nuestra noción de
14
sentido común del "yo mismo". Enfatizarían no los aspectos en los que los sujetos son
autónomos, individualmente centrados, sino las maneras en las cuales cada persona
tiene intereses conflictivos y complejos en relación a los otros,aparentemente como
individuos tienen intereses y necesidades similares ( y diferentes).
En términos del debate sobre aborto más específicamente, las políticas no
individualistas enfatizarían dos cosas: primero el hecho de que cada mujer
experimenta muchas oportunidades reproductivas en su vida, no todas las cuales ella
desea concluyan en el nacimiento de un chico. Y segundo el hecho de que cada
embarazo y quizá especialmente un embarazo no deseado, afectas la red de relaciones
sociales en la cual la mujer embarazada está incluida, no sólo en su relación con un
hombre individual, sino también con su familia, su empleador, sus empleados, el
sistema de salud, el sistema de bienestar social y a través de esto el sistema de
impuestos que indirectamente involucra a cada contribuyente. El primero de estos
énfasis ubicaría al aborto en el concepto de la contracepción y no del asesinato. El
segundo lo colocaría junto con otros servicios que reconocen necesidades sociales,
servicios como el de cuidado prenatal, nursery para padres trabajadores, y servicios
médicos para todos aquellos que lo necesitan. Lejos de hacer del tema del aborto un
problema arcaico o con dificultades para identificarse con él, ubicar al aborto dentro
del panorama de los problemas contemporáneos podría incrementar el número de
personas deseosas de apoyar el aborto a pedido pues alinearía defensores del aborto
legal y seguro con millones de mujeres y hombres que apoyan el control de la
natalidad seguro y efectivo y con el creciente número de personas que apoya planes
para nurserys como así mismo algunos sistemas subsidiados de salud capaces de
garantizar servicios médicos al alcance de todos.
Ubicar el problema del aborto en estos términos representa una alternativa crítica de
la metafísica de la sustancia pues exime al cuerpo de ser el criterio suficiente y
necesario para una personería legal clausura la posibilidades que el sexo esté aislado
como el hecho determinante de la propia identidad. Al hacer así, por cierto se opone a
la inclusión de todas las mujeres en la categoría homogénea de "mujer",
yuxtaponiendo esa categoría falsamente homogeneizada a la categoría genérica de
hombre y -quizás más importante- generalizando suprimiendo otras clases de
diferencias, incluyendo, raza, clase, edad y preferencia sexual. Al rechazar la
presunción de que la identidad está basada en cierta esencia que la ley reconoce, esta
sugestión permite evitar las no realísticas expectativas que de que cada ser humano va
a querer la misma cosa a través de toda su vida o que ese deseo va a estar
encaminado siempre con un potencial de reproducción. Al regresar a lo individual que
es categorizado ahora como un heterogéneo y no como una entidad homogénea y
dentro de su lugar en las relaciones sociales, esta solución insiste que para que un
concepto tal como el de la elección debe ser conceptualizado como un tema social y
en un campo social, es decir que una variedad de opciones deben ser posibles y
sostenidas con recursos sociales iguales. En el caso de la elección reproductiva esas
opciones deberían incluir no sólo el acceso a abortos seguros y legales, sino también
cuidados pre y post natales y facilidades para guarderías. La reconceptualización que
estoy sugiriendo implica alteraciones fundamentales enla manera en la cual la
mayoría de la gente piensa ahora sobre ella misma y sobre los otros. Pues en última
instancia los desafíos que parecen tener la primacía en la experiencia inmediata o en
las fantasías acerca del cuerpo, desafía también los sistemas de adjudicaciones legales
que no están sólo ligados al concepto de un cuerpo aislado sino también ligados a la
noción contradictoria de que la mayoría de esos cuerpos son regidos por la
autoconciencia, facultades de razonamiento auto consistentes, los cuales actuarían
15
para el mejor bien de la sociedad, aún si esto significa renunciar a placer o ganancias
personales. Una reconceptualización tal es obviamente dificultosa para promovida en
todas sus ramificaciones e incluso dificultosa de imaginar dadas todas las
representaciones e institucionalizaciones bulwark que bordea el statu quo
individualista. Yo no pienso sin embargo que los detalles de esta reconceptualización
sean tan difíciles de imaginar. Cuando argumento de que el potencial reproductivo de
cada uno no es el único constituyente del propio ser, después de todo, estoy
concordando con los que creen que el lugar de la mujer no debería ser limitado al de
la casa, de que el materno no debería ser el único rol permitido a la mujer y de que la
discriminación legal no debería ser la consecuencia de la diferencia sexual. Cuando
argumento que un embarazo no deseado debería tener las mismas garantías que un
embarazo llevado a término, y que la misma mujer puede vivir ambos en su vida,
estoy concordando que aquellos que están en contra la clase de moral que sostiene que
sólolas mujeres son responsables del auto control sexual. Enla práctica los detalles de
esta posición antiesencialsita que yo he delineado son ataques al standard de la doble
sexualidad, que reposa en el corazón de la metafísica de la sustancia y por lo tanto
acecha al concepto de los derechos, en el modo en que han sido institucionalizados en
este país.
Confieso que no estoy segura que el discurso de los derechos podría ser relegado
completamente, dado el capital político que este discurso ha generado en la historia de
los Estados Unidos. Quizás simplemente debería ser retrabajado como es sabido
muchas feministas están tratando de hacer ahora, de manera de servir como un puente
entre las metafísicas absolutistas antiguas cuyas políticas permanecen ocultas pero no
inoperantes y una nueva conceptualización situacional o condicional de lo que está
permitido o restringido. 24 Estoy segura sin embargo que el discurso de los derechos
necesita ser sometido una interrogación rigurosa. No sólo por especialistas en derecho
y otros estudiosos, sino también por todas las personas involucradas en los procesos
políticos que están teoricamente legitimados por el discurso de los derechos. El tema
del aborto ha promovido ha traído cuestiones cruciales acerca de lo legítimo y las
políticas de la ley a la atención de más ciudadanos de los Estados Unidos que
cualquier otro tema desde los derechos civiles. Quizás la pasión que actualmente
recibe este debate acerca de si el feto es o no una persona podría ser re dirigido hacia
temas que están relacionados con esa cuestión singular. Yo espero que cualquier
controversia que este ensayo provoque se vuelva parte del debate que traiga una
nueva conceptualización de estos temas.
24
Para
una
interpretación
feminista
de
los
drechos
ver
Minow,
"Interpreting
right".(completar
esta
cita)