Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Indudablemente donde uno se casa, en realidad donde vive y qué estilo de vida lleva, es el gran
motor de peinados de novia. No se casa uno o una igual en Nueva York que en Cenicero (La Rioja),
independientemente de los gustos, clase y aspiraciones que los novios tengan están donde estén. El
tipo de espacio donde se casa una pareja determinará por tanto los peinados de novia que se van a
llevar.
Otro estilo más sofisticado pero todavía vinculado con un estilo natural puede ser un recogido
personalizado, con volumen, bien estudiado, que libere sin embargo algunos mechones y que lleve
un simple complemento, quizás una joya, un artificio no demasiado grande ni complicado que dé
sólo un toque nupcial al peinado sin complicarlo con exceso. Combinar anchas trenzas con rizos,
mechas, recogido, todo estudiado para aumentar el volumen y crear como un jardín privado de
secretos, una combinación de técnicas al gusto de la novia y con la destreza de un buen peluquero.
Sugerimos a toda futura novia que se inspire, que tome papel y lápiz y se dibuje a sí misma con
varias propuestas, que se imagine, porque el día de la boda es una ocasión para soltarse a sí misma y
permitirse ser quien siempre se ha soñado.
Es usual añadir a este tipo de peinados de novia cabello extra que le dé más volumen. Los postizos
son hoy una opción usual que se aplica con tan buena técnica que consiguen sus resultados sin
llamar la atención. Su misión: dar personalidad al peinado, conseguir efectos, sin hacerse notar.
Elegir este tipo de peinados de novia va a exigir mucho juego. Como en opciones anteriores, que el
técnico en peluquería dibuje, fantasee, y luego se pase a la opción de probar don diversas formas y
volúmenes aplicando ya postizos, porque es inmenso el campo de volúmenes y formas que se puede
conseguir. Y no sólo volúmenes, la forma de acabar un peinado así va a aportar aún más
personalidad y sofisticación al peinado. Rodear el recogido con una trenza fina, un hilado de perlas,
una redecilla, dejar caer el final en una o varias ondas de volúmenes juguetones. O por el contrario,
el más mínimo aspecto, impoluto, sin un cabello que se permita asomar, impertinente, del magnífico
peinado de novia que ha escogido la novia para sí misma.
Si te ha gustado este artículo, visítanos en:
http://www.peluqueriasbcn.com