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Análisis Criminológico

De acuerdo a la información estadística obtenida, específicamente a la correspondiente al


año en curso, podemos señalar que no existen delitos emergentes, así como tampoco
nuevos modus operandi respecto a los delitos que competen a esta Jefatura Nacional de
Homicidios.

En relación al tipo de concurrencia a sitios del suceso, durante el periodo comprendido


entre enero y septiembre del presente año, continua la tendencia que se ha observado
durante los últimos cuatro años1, respecto a los cinco primeros lugares en cuanto a
requerimientos realizados a las distintas Brigadas de Homicidios a nivel nacional, estos
son: muerte (1623), suicidio (671), homicidio (327), lesiones (141) y hallazgo de cadáver
(133).

El tercer lugar del ranking es ocupado por las concurrencias a sitios del suceso a
HOMICIDIOS, alcanzando hasta la fecha el total de 327. Este dato resulta interesante
cuando se compara con las concurrencias a este tipo de delito ocurridas en el año 2009,
las que alcanzaron a 590, es decir, existe una disminución de un 44, 58% en las
concurrencias del delito de homicidios con respecto al año anterior.

Con respecto a las principales variables de cruce intervinientes y que contribuyen a


caracterizar el delito de homicidio, podemos señalar que estas son concordantes con la
tendencia apreciada los estudios antes evacuados por esta Jefatura, es decir:

Respecto al género, tanto de víctima como victimario, se observa que éste es


predominantemente de sexo masculino. La relación género- delincuencia es un tópico que
ha sido ampliamente discutido, en el estudio realizado en Chile por Nuñez 2 se afirma que
existe una relación positiva entre género y el delito de homicidio, lo que puede ser
explicado por la influencia que ejercerían los patrones socioculturales que nuestra
sociedad, de claros rasgos patriarcales, impone y socializa. Por ejemplo, un elemento que
se considera como representativo de “lo masculino” es la agresión, esto podría influir en
el modo que los varones asumen y solucionan los conflictos a los que se ven enfrentados
en el diario vivir. Es decir, ciertos factores socioculturales pueden influenciar, quizás de
manera determinante, en la forma en que los individuos desarrollan las capacidades para
enfrentar conflictos de manera pacífica y racional.

1
“Diagnóstico de fenómenos criminales por delitos investigados en las Brigadas de Homicidios del país,
periodo 2006-2009”, Sección Planificación y Control, Jefatura Nacional de Homicidios.
2
En Nuñez et al., “Determinantes económicos y socio demográficos”
Con respecto a la estructura etaria, tanto victimas como victimarios, ambos pertenecen
mayoritariamente al estrato comprendido entre los 21 a 30 años. Esto es coherente con la
bibliografía y estudios respecto al tema, en la cual se señala que cuando la población
envejece, el delito (de cualquier tipo) tiende a disminuir. Esto puede ser explicado por el
estadio de desarrollo psicosocial en la cual se encuentra los individuos, es decir, entre los
21 y 30 años, los sujetos presentan características propias de su edad como son baja
tolerancia a la frustración, impulsividad, curiosidad frente al consumo y abuso de distintas
drogas estupefacientes, percepción de superioridad (creencia de que nada malo les puede
pasar), etc.

Con respecto a la localización espacial y densidad poblacional, existe cierta tendencia a


asumir que existe una relación entre la región y la ocurrencia de delitos, en este sentido,
podemos decir que la mayor cantidad de homicidios ocurre en ciudades como Santiago y
Concepción, las cuales poseen una alta densidad poblacional de carácter urbano, sin
embargo, no existe ningún estudio que asocie de positivamente, en términos de
causalidad, estos dos factores con el delito de homicidio.

Con respecto al modus operandi, continúa la tendencia que se había observado durante el
último periodo, por cuanto, el principal mecanismo utilizado en el delito de homicidio
corresponde a arma cortante (74), seguido por la utilización de armas de fuego (71). La
diferencia estadística entre ambos mecanismos es insignificante, sin embargo, podemos
señalar que, a pesar de las campañas impulsadas por el gobierno y Carabineros, el acceso
que la población tiene a armas de fuego es un tema aún preocupante y sobre el cual hay
que intervenir.

Respecto a la disminución de las concurrencias a sitios del suceso por el delito de


homicidios y que es, tal vez, el antecedente más importante que podemos extraer del
análisis de la base estadística, esto puede ser consecuencia de la conjunción de varios
factores que a continuación detallamos:

La ocurrencia de desastres naturales de magnitud catastrófica, como el terremoto


ocurrido a fines del mes de febrero de este año. Aún cuando no existen estudios que
avalen algún tipo de relación entre la ocurrencia de catástrofes naturales y la baja de
delitos como el homicidio, no obstante, intuitivamente podemos señalar que la ocurrencia
de este tipo de acontecimiento provoca que, de algún modo, el foco de interés y de
conflictos cambie. Es decir, el hecho de enfrentar situaciones límites (con el consiguiente
riesgo vital y recapitulación de lo experimentado) puede generar en los individuos a
establecer mejores mecanismos para manejar los conflictos de una manera menos
agresiva y con una mayor empatía, lo que produciría una baja en delitos como el
homicidio.
La eficacia policial es otro factor que se encuentra en la literatura especializada y que
podría ayudar a explicar la baja que se ha experimentado este año, en lo que respecta al
delito de homicidio. De acuerdo a los postulados teóricos, existiría una relación negativa
entre el aumento de la eficacia policial y la disminución de la delincuencia. El aumento de
la eficacia de la policía se traduce en el aumento de detenciones o en el aumento de la
probabilidad de detención.

El aumento de la probabilidad de detención como un factor determinante en la baja de


delitos ha sido estudiado empíricamente, especialmente como parte del planteamiento de
la teoría económica del delito, en la cual, se plantea que el delincuente como cualquier
otro individuo analiza su participación en actos ilícitos en términos de costos- beneficios,
por lo tanto, al aumentar la probabilidad de captura y, por consiguiente, la percepción de
la comunidad de la eficacia policial, disminuyen los incentivos de participar en la actividad
criminal. No obstante, la corroboración empírica de la hipótesis de la eficacia policía, es
importante señalar que hay estudios que demuestran que este efecto de baja en
determinados delitos tiene un carácter pasajero. Según el estudio realizado en Chile por
Araya y Sierra3, quienes desligados de la visión económica del delito, plantean que la
utilización de este tipo de variables (que miden el buen funcionamiento de una
institución), aunque pueden parecer ser efectivas en la disminución de índices delictuales,
a largo plazo pierden este tipo de efecto, ya que el nivel de criminalidad vuelve a elevarse
al nivel previo, manteniéndose relativamente estable.

Finalmente, cabe señalar que los antecedentes estadísticos que han sido utilizados en la
elaboración de este análisis criminológico, corresponden a la base de datos desarrollada
por la Jefatura Nacional de Homicidios, utilizando todos los medios y recursos disponibles.
Esto implica que el proceso de recolección de datos, de todas las Brigadas de Homicidios a
lo largo del país, presente una serie de dificultades, que se vinculan principalmente a la
lejanía y a la duplicidad de dependencia a nivel regional y a esta Jefatura, lo cual genera
una barrera en la obtención de datos de primera calidad.

3
Araya y Sierra, influencia de factores de riesgo, 1999.

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