[ El país ]
>> Como mínimo, polémico. Desde 2008 tiene un programa de radio donde desglosa su ideario. En sus actos, no se priva de hacer el saludo nazi ante sus seguidores.
Alejandro Biondini
El führer argentino no se rinde
El líder del ultranacionalismo local vuelve a presentarse a elecciones como candidato a jefe de Gobierno porteño, pero,
como ocurrió otras veces, es probable que su candidatura sea impugnada, acusado de ser un apologista del nazismo.
Escribe Santiago Casanello
L
a consigna apareció en los pare-
dones de varios barrios porteños:
“Argentina para los argentinos”.
Firmado: Biondini, jefe de Gobierno. Otra
vez, el líder de ultraderecha Alejandro
Biondini quiere presentarse a elecciones
y vuelve a encontrarse con el mismo obs-
táculo: las acusaciones de que es nazi y el
consiguiente pedido de impugnación de su
candidatura. A golpe de tanta restricción
legal que aguó sistemáticamente sus ex-
pectativas políticas, Kalki –así lo llaman
sus seguidores (el apodo es por una dei-
dad hindú)– venía obsesionado los últimos
años con despojarse de cualquier indicio
que lo delatara como adepto a las ideas del
Tercer Reich.
En 2009, la Corte Suprema de Justicia
rechazó darle personería jurídica al Par-
tido Nuevo Triunfo, fundado por Biondini
diecinueve años antes. Para el tribunal,
el PNT agraviaba “ostensiblemente los
derechos humanos más elementales con-
sagrados por el orden jurídico nacional
e internacional con actos concretos dis-
criminatorios por motivo de raza, sexo
y origen nacional”. Tribunales inferiores
habían fallado igual otras veces. Desde esa
agrupación, Biondini blandió ideas auto-
ritarias y racistas y realizó actos que eran
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un calco de los mitines nacionalsocialis-
tas alemanes, con saludo fascista, camisas
marrones y pardas, y hasta una suerte de
esvástica como símbolo. También conme-
moraba el nacimiento de Hitler. Siempre
se reivindicó peronista y nacionalista y se
lo vinculó con grupos violentos de cabezas
rapadas. Biondini, que además armó una
amplia red de difusión de su ideología por
internet, no se rindió después de la deci-
sión de la Corte y armó un nuevo partido:
Alternativa Social, que suena menos inge-
En su nuevo intento, Biondini se
presentará en las listas de Alternativa
Social, cuyas listas de legislador
encabezó su hijo en 2009.
nuo en la exposición de su esencia filonazi.
En las últimas elecciones, la lista de legis-
ladores porteños fue encabezada por Ale-
jandro César Biondini, hijo de Kalki, un
abogado de 28 años. La cosecha de votos
fue modestísima: 2.858. Para los próximos
comicios, Biondini padre pretende volver
a una boleta. La plataforma electoral es
una serie de propuestas inspiradas en la
filosofía de derecha estatista sobre cómo
debe organizarse una sociedad. Pero no
hay medidas extremas o burdamente fas-
cistas. Por ejemplo, uno de los puntos es la
baja en la imputabilidad de los menores y
está enunciada de modo prudente con una
introducción amable: “AS promueve el de-
bate para bajar la edad de imputabilidad
a los 14 años”. También se hace mención,
entre otros temas, al traspaso de la Policía
Federal, a las obras públicas, a la doble
escolaridad en las escuelas y a la proble-
mática de los barrios de emergencia.
En esto último, el planteo sí es peculiar,
porque para erradicar las villas el partido
de Biondini dice que convertirá a sus ha-
bitantes en “productores fruto-hortícolas”
en convenio con el INTA y que con lo que
produzcan se pagarán los terrenos que les
entregue el Gobierno de la Ciudad.
Llamativamente, en la plataforma no se
hace mención a los inmigrantes pese a las
pintadas de “Argentina para los argenti-
nos”. Esta cierta moderación exhibida en
la plataforma es una fachada que disimula
una doctrina más perversa y que no sólo se
advierte en la propia historia de Biondini,
sino también en expresiones, simbología
y estética del partido en lugares un poco
menos expuestos, como internet. En el
Facebook de la candidatura, aunque se
aclare que “no es un sitio oficial”, hay un
intercambio f luido entre los militantes,
simpatizantes y el partido, fotos de héroes
nazis de la Segunda Guerra Mundial y
2 de junio de 2011
>> Pintadas. Aparecieron de manera anónima en varios paredones de la Ciudad de Buenos Aires durante estas últimas semanas. Eso sí, son anónimas.

en el muro hay posteos antisemitas, con
la foto de Hitler. Biondini conduce desde
2008 Alerta nacional, un programa de
radio semanal que se emite por Cadena
Eco AM 1220 –por el que pasaron desde
dirigentes de la CGT hasta Alfredo De
Angeli o el embajador de Palestina en el
país– y en 2007 inauguró una sede parti-
daria en la Avenida Rivadavia, en el barrio
de Flores, donde realiza todo tipo de actos
nacionalistas.
Pese a dicha estructura, una vez más, las
urnas podrían estar vedadas para el neo-
nazi.
Los legisladores porteños Gabriela Cerru-
ti y Gonzalo Ruanova –del Partido Nuevo
Encuentro– presentaron ante el Tribunal
Superior de Justicia de la ciudad un pe-
dido de impugnación de la candidatura
de Biondini aportando jurisprudencia en
esa línea y alegando que las ideas del diri-
gente ultraderechista atentan contra leyes
nacionales, contra la constitución y contra
tratados internacionales.
“El señor Biondini es un conspicuo aban-
derado del neonacionalsocialismo en el
país y si bien ha intentado enmascarar
sus risueñas ideas de superioridad racial
y xenofobia bajo eslóganes aparentemente
‘neutros’, estas acciones no pueden tener
lugar en la vida política de nuestro país”,
dice el pedido de impugnación que fue
avalado por la DAIA y por el Centro Simon
Wiesenthal.
“En la democracia hay lugar para todos
menos para los que están contra la demo-
cracia –señaló Ruanova a EG,– no se pue-
de permitir que se utilice a la democracia
para atacar a la gente por su credo, raza o
religión.” Desde las filas del biondinismo
dijeron a esta revista que su jefe “no pue-
de ser proscripto porque no tiene ninguna
condena ni proceso abierto en su contra”.
Biondini también se refirió a la cuestión
y eligió victimizarse. “No hay argumentos
para impugnarme, ni tomando la ley elec-
toral, ni la constitución de la ciudad. No
cometí ningún delito, ni tengo un proce-
so, ni una condena que me inhabilite para
someterme a la voluntad popular. ¿Cuáles
son las expresiones altamente xenófobas
que se me imputan? Sólo dijimos Argenti-
na para los argentinos sin ninguna condi-
ción discriminatoria”, disparó, acorralado.
Sostuvo que todo es obra “de marxistas y
comunistas que se disfrazan bajo una
suerte de periodismo independiente” y
advirtió que “quien siembra vientos cose-
cha tempestades. No se dan cuenta de que
me están haciendo propaganda”. En las
elecciones alemanas de 1933, Hitler sacó
el 43,9% de los votos. Meses más tarde,
Alemania ya no era más un Estado demo-
crático y se hundía en el totalitarismo. 
scasanello@elguardian.com.ar

Opinión

Nada indica que haya cambiado de comportamiento

Escribe Ricardo Gil Laavedra *

L a candidatura de Alejandro Biondini a la Jefatura

de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires reac-
tualiza el debate en torno de la legalidad de partidos
políticos de ideología totalitaria. Las constituciones,
por lo general, no han abordado esta cuestión. Una
de las excepciones es la Constitución de la entonces Alemania
Occidental, que declaró inconstitucionales a los partidos que
“tiendan a desvirtuar o destruir el régimen fundamental de
libertad y democracia”. Por cierto, un partido puede válida-
mente proponerse un cambio de régimen (de una monarquía a
una república, por ejemplo), pero no puede aspirar a suprimir
la libertad y la democracia. En 2009, la Corte Suprema
argentina confirmó un fallo de la Cámara Nacional
Electoral que había rechazado el reconocimiento del
Partido Nuevo Triunfo, liderado por Biondini, por
entender que promovía prácticas discriminatorias pro-
hibidas por la ley, como el ejercicio del odio racial y religioso,
manifestado entre otros elementos por el empleo de símbolos
que remitían al nazismo. Nada indica que Biondini haya cam-
biado por más que su partido se llame ahora de otra manera.
*Como ministro de Justicia, en 2000 rechazó
la personería jurídica del Partido Nuevo Triunfo.

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