No hay ciudad sin poesa

ARGENTINA

Dormir que hace el poema

Alberto Girri
El dormir que lleva al poema, no toca los ojos, entrecerrndose hasta no distinguir el verde del azul, el blanco del rojo, no se detiene en sueos, de sobresaltos, expectativas, los hermosos, falsos por hermosos, los desagradables, veraces por desagradables, los de cruzarse con ecos de la vigilia, resaca, palabras envenenadas; es el sosiego de tu atencin, que bruscamente rompes para alzarte, llamado

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a lo que pulula afuera, ni tembloroso ni anhelante escrutar: una garza de pantanos, su grito al quebrrsele una pata, advertencia de que alguien est por morir, y una luna sin eclipses, entera derramndose en el llano. El poema, desprendido de la visin, y del que no podras explicar, slo ofrecerlo y ofrecerlo en homenaje a lo recibido, pero no su enigma, as como un bebedor no penetra en su vino, lo bebe, pero no sabe qu es, adems de spero y seco, subido de color.

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