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1) Yaocuícatl
Selección de poesía Náhuatl.
Desde donde se en medio de la llanura,
posan las águilas el polvo se alza cual si fuera humo,
se enreda y da vueltas,
Desde donde se posan las águilas, con sartales floridos de muerte.
desde donde se yerguen los jaguares,
el sol es invocado. ¡Oh príncipes chichimecas!
¡No temas corazón mío!
Como un escudo que baja, En medio de la llanura,
ahí se va poniendo el sol. mi corazón quiere
En México está cayendo la noche, la muerte a filo de obsidiana.
la guerra merodea por todas partes,
¡oh Dador de la vida!, Sólo esto quiere mi corazón:
se acerca la guerra. la muerte en la guerra...
Orgullosa de sí misma
se levanta la cuidad de México-Tenochtitlan. Haciendo círculos de jade
Aquí nadie teme la muerte en la guerra.
Ésta es nuestra gloria. Haciendo círculos de jade está tendida la ciudad,
Éste es tu mandato. irradiando rayos de luz cual pluma de quetzal está
aquí México:
¡Oh Dador de la vida! junto a ella son llevados en barcas los príncipes:
Ténganlo presente, oh príncipes, sobre ellos se extiende una florida niebla.
no lo olviden.
¿Quién podrá sitiar a Tenochtitlan? ¡Es tu casa, Dador de la vida, reinas tú aquí:
¿Quién podrá conmover los cimientos del cielo...? en Anáhuac se oyen tus cantos:
sobre los hombres se extienden!
Con nuestras flechas,
Con nuestros escudos, Aquí están en México los sauces blancos,
está existiendo la ciudad aquí las blancas espadañas:
¡México-Tenochtitlan subsiste!. tú, cual garza azul extiendes tus alas volando,
tú las abres y embelleces a tus siervos.
Las flores del escudo abren sus corolas, Canto de guerra. Canto de Motecuzoma
se extiende la gloria,
se enlaza en la tierra. Dentro del gran lago fuiste creado,
Tú, Motecuzomatzin, en Méjico
¡Hay muerte aquí entre flores, y reinas en Tenochtitlan.
en medio de la llanura!
Junto a la guerra, Aquí es donde las Águilas se pierden,
al dar principio la guerra, tu casa de joyeles, cual sol brilla;
Problemas y Tendencias de la Literatura Hispanoamericana I, 2007 2
¡es aquí, la mansión de nuestro padre! oh príncipe, tú, hijo mío, Tlacahuepantzin,
y tú, Ixtlilcuechahuac. ¡Con florida muerte se
Vinisteis a vivir aquí en la medianía fueron,
de una gran llanura de agua. allá la merecieron!
Por brevísimo tiempo viene a tejerse
la nobleza de las Águilas, de los Príncipes: En el cielo la aurora se levanta:
Ixtlilcuechahuac en manos de Tlacuiyztin. múltiples aves hacen estrépito.
¡Se han convertido en aves color de fuego,
Es aquí como el sitio en que se adquiere gloria, se han convertido en aves color de oro!
donde alcanza renombre la nobleza:
¡Vino a tenderse el polvo, amarillea! Hay orfandad para la greda y la pluma.
Habéis de morir embriagados de flores,
¡Esforzaos, oh amigos, oh mi señor Motecuzma!
los que osamos ir allá donde se logra la gloria, ¡Se han convertido en aves color de fuego,
donde se alcanza la calidad de príncipe, se han convertido en aves color de oro!
donde solamente se merece la florida muerte!
Nadie en jade,
nadie en oro se convertirá: Las flores y los cantos
en la tierra quedará guardado. (¿He de irme?)
Todos nos iremos
allá, de igual modo.
Nadie quedará, Del interior del cielo vienen
conjuntamente habrá de perecer, las bellas flores, los bellos cantos.
nosotros iremos así a su casa. Los afea nuestro anhelo,
nuestra inventiva los echa a perder,
Como una pintura a no ser los del príncipe chichimeca
nos iremos borrando. Tecayehuatzin.
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Sólo con nuestros cantos hacia allá son impelidas las gentes,
perece su tristeza. en el interior del cielo hay cantos tristes,
con ellos va uno a la región donde de algún modo
Oh Señores, con esto, se existe.
su disgusto se disipa.
Eras festejado,
Las inventa el Dador de la vida, divinas palabras hiciste,
las ha hecho descender a pesar de ellos has muerto.
el inventor de sí mismo, El que tiene compasión de los hombres, hace
flores placenteras, torcida invensión.
con esto su dolor se disipa.
Tú así lo hiciste.
¿Acaso no habló así un hombre?
4) Icnocuícatl
El que persiste, llega a cansarse.
A nadie más forjará el Dador de la vida.
¡Día de llanto, día de lágrimas!
¡Ay de mí!...
Tu corazón está triste.
¿Por segunda vez habrán de venir los señores?
¡Ay de mí:
Sólo recuerdo a Izcóatl,
sea así!
por ello la tristeza invade mi corazón.
No tengo dicha en la tierra
¿Es que ya estaba cansado,
aquí.
venció acaso la fatiga al Dueño de la casa,
al Dador de la vida?
¡Ah, de igual modo nací,
A nadie hace él resistente sobre la tierra.
de igual modo fui hecho hombre!
¿Adónde tendremos que ir?
¡Ah, sólo el desamparo
Por ello la tristeza invade mi corazón.
he venido a conocer
aquí en el mundo habitado!
Continúa la partida de gentes,
todos se van.
¡Que haya aún trato mutuo
Los príncipes, los señores, los nobles
aquí, oh amigos míos:
nos dejaron huérfanos.
solamente aquí en la tierra!
¡Sientan tristeza, oh ustedes señores!
Mañana o pasado,
¿Acaso vuelve alguien,
como lo quiera el corazón
acaso alguien regresa
de aquel por quien todo vive,
de la región de los descarnados?
nos hemos de ir a su casa,
¿Vendrán a hacernos saber algo
¡oh amigos, démonos gusto!
Moteuczomatzin, Nezahualcoyotzin,
Totoquihauatzin?
Nos dejaron huérfanos,
Canto de Axayácatl, señor de México
¡sientan tristeza, oh ustedes señores!
(Ycuic Axayacatzin, Mexico
Tlatohuani)
¿Por dónde anda mi corazón?
Yo Axayácatl, los busco,
nos abandonó Tezozomoctli,
por eso yo a solas doy salida a mi pena.
Ha bajado aquí la muerte florida,
A la gente del pueblo, a las ciudades,
se acerca ya aquí,
que vinieron a gobernar los señores,
en la Región del color rojo la inventaron
las han dejado huérfanas.
quienes antes estuvieron con nosotros.
¿Habrá acaso calma?
Va elevándose el llanto,
¿Acaso habrán de volver?
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¿Quién acerca de esto pudiera hacerme saber? jamás volveré a salir sobre la tierra,
Por eso yo a solas doy salida a mi pena. yo ya me voy, ya me voy a su casa.
El llanto se extiende, las lágrimas gotean allá por ¡Es cercado por la guerra el tenochca;
Tlaltelolco. es cercado por la guerra el tlatelolca!
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huida es general.
¿Adónde vamos?, ¡Oh amigos! Luego ¿fue
verdad?
Ya abandonan la Ciudad de México:
el humo se está levantando; la neblina se está
extendiendo...
Con llanto se saludan el Huiznahuácatl
Motelhuihtzin,
el Tlailotlácatl Tlacotzin,
el Tlacatecuhtli Oquihtzin...
Lloren, amigos míos,
tengan entendido que con estos hechos,
hemos perdido la nación mexicana.
¡El agua se ha acedado, se acedó la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de vida en
Tlatelolco.
Sin recatos son llevados Motelhuihtzin y
Tlacotzin.
Con cantos se animaban unos a otros en
Acachinanco,