Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
maneras de percibir.
No es tanto que nosotros tengamos ideas como que las ideas se afirman en
nosotros
Cuando hago un encuentro tal que la relación del cuerpo que me modifica, que
actúa sobre mi, se combina con mi propia relación, con la relación
característica de mi propio cuerpo, ¿qué pasa? Yo diría que mi potencia de
actuar está aumentada; al menos aumenta bajo esa relación. Cuando, al
contrario, hago un encuentro tal que la relación característica del cuerpo que
me modifica compromete o destruye una de mis relaciones, o mi relación
característica, diría que mi potencia de actuar está disminuida o destruida.
Encontramos aquí nuestros dos afectos, -affectus-, fundamentales: la tristeza y
la alegría.
Hay una diferencia fundamental entre ética y moral. Espinoza no hace moral
por una razón muy simple: nunca se pregunta lo que debemos, se pregunta
todo el tiempo de qué somos capaces, qué es lo que es nuestra potencia. La
ética es un problema de potencia, nunca un problema de deber. En ese sentido
Spinoza es profundamente inmoral. ¿El problema moral, del bien y del mal?
Spinoza tiene una naturaleza alegre porque no comprende lo que quiere decir
eso, él comprende los buenos encuentros, los malos encuentros, los aumentos
y las disminuciones de potencia. Hace, pues, una ética y ya no una moral.
Spinoza quiere decir algo muy simple, que la tristeza no vuelve inteligente. En
la tristeza, estamos perdidos. Por eso los poderes tienen necesidad de que los
sujetos sean tristes. La angustia nunca ha sido un juego de cultura, de
inteligencia o de vivacidad.
La lista de las pasiones tristes en Spinoza es infinita, llega a decir que toda idea
de recompensa envuelve una pasión triste, toda idea de seguridad envuelve
una pasión triste, toda idea de orgullo, la culpabilidad