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Prof.

Flavio Hernán Teruel 1


Formación ética y ciudadana
EGB "A"

La relación entre Estado y sociedad1


La organización social y sus normas

Habitualmente se dice que el ser humano es, por naturaleza, un ser social. Esto significa que las personas
se relacionan con otras para satisfacer sus necesidades físicas y afectivas más básicas. En efecto, desde que
nacemos, en el seno de la familia el contacto con nuestros semejantes nos permite crecer, amar y ser felices.
Pero la convivencia no siempre es pacífica; a menudo se presentan conflictos y choques de intereses y
voluntades. Esto sucede tanto en la unidad social básica, la familia, como en las grandes comunidades na-
cionales y, lamentablemente con frecuencia, entre los distintos países.
Para que la vida en sociedad sea posible, las personas necesitan organizarse, estableciendo normas y
principios a través de los cuales aceptan los deberes que les corresponden y exigen el cumplimiento de sus
derechos. En este sentido, las normas sociales son un sistema de principios y leyes que regulan las relaciones
humanas, garantizando el respeto a la dignidad de las personas y propiciando la construcción del bien común.
Existen distintos tipos de normas de convivencia; la clasificación más utilizada establece tres
grandes grupos: los usos, las costumbres y las normas jurídicas.
Los usos son prácticas relativamente durables que tienen su aplicación en situaciones cotidianas.
Por ejemplo, utilizar tenedores y cuchillos para comer o camas para dormir; emplear correctamente la
gramática y el vocabulario de una lengua. Los usos ordenan la vida y dan seguridad al hacer previsibles
las conductas de las personas. Su incumplimiento es sancionado con el rechazo verbalizado directo, con
murmuraciones indirectas, o bien con el ridículo, y puede llegar a castigarse con el aislamiento.
Las costumbres pautan cómo debe ser la relación entre dos personas en una sociedad
determinada. Las costumbres son normas consideradas esenciales para el bienestar social, y su
incumplimiento o violación es más castigado que el de los usos. En general, expresan lo que cada
sociedad considera moralmente bueno.
Por último, las normas jurídicas delimitan la aplicación y el cumplimiento formal de las
costumbres en las sociedades. Son normas escritas, sistemáticas y ordenadas jerárquicamente. Su
objetivo es garantizar el respeto por la dignidad humana de los miembros de la comunidad y, a su vez,
propiciar un ámbito de resolución de los conflictos que se presentan entre grupos y personas con
intereses diversos. Su existencia exige alguna forma de organización política especial o de gobierno que
imponga, intérprete y refuerce el sistema de reglas que rige las relaciones sociales.
Las normas de convivencia, por lo tanto, pueden o no estar escritas y sistematizadas; en todo
caso, incluyen actitudes y sentimientos esperables de las personas en las distintas situaciones de la vida.
De esta manera, para que tengan efecto realmente sobre las relaciones humanas deben ser
representativas de la realidad social. Esta necesidad de adecuación a las situaciones reales sujeta el
mundo normativo a constantes modificaciones, conforme se modifica la organización social vigente.

El Estado nacional: una forma de organización moderna

El Estado-Nación, como hoy lo entendemos, es una forma de ordenamiento político que fue
desarrollándose poco a poco en Europa a partir del siglo XIII y que adquirió contornos más precisos a
medida que evolucionaban los procesos de transformación económica que caracterizaron la Revolución
Industrial y los cambios políticos producto de la Revolución Francesa.
El Estado moderno se originó en los conflictos que estallaban a raíz de los intentos de superar el
modo de organización feudal. Desde el siglo XIII, una serie de cambios de orden político, cultural y
económico favoreció la integración de los señoríos feudales en un Estado territorial institucional. Estos
cambios se centraban, por una parte, en la separación de lo espiritual y lo mundano, es decir, de la
religión y de los asuntos que hoy llamaríamos político-económicos, que antes pertenecían a la misma
esfera; por otra parte, en el aspecto estrictamente económico, se produjo una notable expansión de la

1
VV.AA. (2002), Filosofía y Formación ética y ciudadana I, Buenos Aires, Ediciones Santillana, p. 116-119.
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actividad comercial, que impulsó la unificación de territorios antes poco comunicados entre sí.
En este contexto, fue tomando forma progresivamente la centralización del poder político, que
tenía como objetivo lograr la unidad del territorio, eliminando los conflictos internos y previniendo en
forma organizada posibles agresiones externas.
Entre los siglos XIV y XVII la palabra "Estado" fue adquiriendo su sentido actual. Se la utilizaba
para designar una instancia central, separada de la sociedad, que era el principal escenario de la actividad
política. Nicolás Maquiavelo fue el primer teórico que empleó este concepto para referirse a la
organización estable, al aparato establecido de poder, con sus cargos, oficios y burocracia.

La nación no es el Estado

Habitualmente, se considera que el Estado es "la nación jurídicamente organizada". Sin embargo,
Estado y nación, en su concepción actual, son dos conceptos relacionados pero diferentes.
La idea de nación sufrió cambios a través del tiempo. En nuestra época -y desde el siglo XIX, en
parte bajo la influencia del movimiento cultural del Romanticismo- la nación es concebida como un
grupo humano cuyos integrantes tienen una identidad común. Esta identidad se construye porque sus
integrantes comparten estos tres elementos:
 un territorio que tiene límites más o menos precisos;
 una historia, con hechos del pasado considerados significativos para la existencia de la nación y,
entre ellos, algunos que son acontecimientos fundantes (por ejemplo, para la Argentina, el
establecimiento del primer gobierno patrio, la Declaración de Independencia, etcétera);
 un conjunto de hábitos, prácticas, creencias, valores, que forman una cultura y que se expresan
a través de una lengua común.
De esta manera, una nación es la comunidad de individuos determinada de dos modos:
 objetivamente, por el conjunto de personas nacidas en un mismo territorio o por aquellas que,
ejerciendo el derecho otorgado por el Estado, opten por naturalizarse;
 subjetivamente, por nexos entre los habitantes, como una lengua, una historia y una cultura
comunes; también por un deseo de pertenencia y la conciencia de tener un origen y un destino
comunes.
De esta manera, "nación" es un concepto sociológico, mientras que "Estado" es un concepto
político, ya que es una forma de organización y regulación de los derechos de los individuos de una
sociedad caracterizada por:
 un conjunto de instituciones para la administración, reguladas por normas escritas y gestionadas
en forma jerárquica por funcionarios especialmente preparados para realizar esa tarea. Estas
instituciones constituyen la burocracia estatal, y las personas que allí se desempeñan se
denominan burócratas;
 la delimitación estricta del alcance de su poder a un territorio geográficamente definido;
 la capacidad exclusiva de promulgar leyes, con la finalidad de fijar recompensas, privilegios,
cargas, obligaciones, etcétera.

La construcción del Estado argentino

El Estado argentino no se estableció de un día para otro. Después de la Independencia, se inició


un proceso de luchas intentas en el actual territorio de nuestro país durante el cual las provincias
actuaron como estados independientes. Después de la sanción de la Constitución de 1853 y de la unión
de Buenos Aires y la confederación en 1862, se conformó un gobierno central, que se enfrentó a la
tarea de gobernar sobre un conjunto de habitantes que se identificaba más con su región, su provincia o
su localidad, que con una entidad central.
Desde 1862 hasta 1880 el Estado argentino logró expandir su control sobre las provincias, a
través de la intervención del Ejército nacional (que sofocó varias rebeliones en las provincias,
encabezadas por los caudillos), la instalación de la administración pública en todo el territorio (oficinas,
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códigos de leyes unificados) y la unificación de la economía (la creación del Banco Nación, la
unificación de la moneda, la implementación de un sistema de créditos para las provincias).
Después de centralizar el poder, a partir de 1880 los dirigentes se plantearon la necesidad de
difundir entre todos los habitantes del territorio una identidad nacional común. Además de las fuertes
identidades provinciales, se añadía el fenómeno inmigratorio: el ingreso al país de una enorme cantidad
de extranjeros que llegaban con sus lenguas y sus tradiciones. La creación de una identidad compartida
entre esta gran cantidad de individuos fue un largo proceso que incluyó la creación de una historia
nacional -a través de textos, museos, celebraciones patrias, instituciones oficiales- y la existencia de un
sistema educativo, que entre otras cosas difundiera estos valores entre los habitantes.

***

Guía de lectura

Actividades:
1. Leer para comprender.
2. Buscar el significado de las palabras desconocidas.
3. ¿En función de qué hecho decimos que el hombre es un ser social?
4. ¿Por qué razón las personas necesitan organizarse? ¿De qué modo lo hacen?
5. ¿Qué son las normas sociales?
6. ¿Cómo se clasifican las normas de convivencia?
7. Mediante un cuadro sinóptico, explicar cada tipo de norma, ejemplificarlo y señalar cómo puede ser sancionado su
incumplimiento.
8. ¿Cómo y cuándo surge el Estado-Nación moderno?
9. ¿Qué designa la palabra "Estado" a partir del siglo XVII?
10. Explicar la diferencia entre los conceptos de Nación y Estado. ¿Cuáles son las características del Estado?
11. ¿Cómo puede una Nación determinarse?
12. Mediante una cronología, explicar cómo se formó el Estado argentino.

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