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El psiquiatra austríaco Viktor Frankl fue encarcelado por los nazis durante el holocausto. Una
vez estuvo libre escribió La búsqueda de significación del hombre, el cual se convirtió en un
éxito de librería perenne. En ese libro, Frankl compartió una lección importantísima que
aprendió de su sufrimiento. «No hay nada en el mundo, me aventuro a decir, que ayude tan
eficazmente a uno a sobrevivir hasta las peores condiciones como el saber que hay
significación en la vida de uno.»
El apóstol Pablo también pasó por repetidos sufrimientos (2 Corintios 11:23-27). Ciertamente, él
tenía un propósito que lo sostenía. Dijo a los líderes de la iglesia de Éfeso: «Y ahora, he aquí
que yo, atado en espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que allá me sucederá, salvo que el
Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan
cadenas y aflicciones. Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a
fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio
solemnemente del evangelio de la gracia de Dios» (Hechos 20:22-24).
Nosotros también tenemos un propósito y una tarea: Dios nos ha llamado a dar testimonio del
Salvador. Puede que no suframos como sufrió Pablo, pero podemos encontrar en nuestra fe
una significación que nos ayude a caminar firme a través de las experiencias más difíciles de la
vida. --Vernon Grounds
Tomado y adaptado de Nuestro Pan Diario, las citas bíblicas se transcriben de la Nueva Versión Internacional.
El presidente del Instituto para las Familias y el Trabajo dice: «Lo ocupado que estás se ha
convertido en el distintivo del valor. . . . un símbolo de condición social», a pesar de que la
gente se queja de ello.
LO QUE CUENTA NO SON LAS HORAS QUE INVIERTES, SINO EN QUÉ INVIERTES LAS
HORAS.
Tomado y adaptado de Nuestro Pan Diario, las citas bíblicas se transcriben de la Nueva Versión Internacional.
Tantas bendiciones
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
bendición espiritual. . . . --Efesios 1:3.
Entonces llegó Jesús y ofreció ayuda. Cuando confiamos en Él, nuestro Padre celestial
derramó riquezas espirituales sobre nosotros. Ahora tenemos más bendiciones de las que
podemos usar. Formamos parte de la familia de Dios (Efesios 1:5). Tenemos «redención» y «el
perdón de pecados» (v.7). Somos herederos de Aquel que es dueño de todo (v.11). Nuestra
herencia está sellada por el Espíritu Santo (vv.13-14).
Las bendiciones de ser cristiano siguen llegando. Nunca se acabarán. ¡Qué Dios tan generoso
y considerado Aquel al cual servimos! Alabémosle por las incontables bendiciones que rebosan
en nuestra vida. --Dave Branon
Tomado y adaptado de Nuestro Pan Diario, las citas bíblicas se transcriben de la Nueva Versión Internacional.
. . . si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. --Romanos 8:13.
La naturaleza es violenta. La vida y la muerte son la ley de la selva. El león ronda a la gacela.
La garza se queda inmóvil al borde de una laguna, con su afilado pico sereno y listo para matar.
En las alturas, por encima de su cabeza, un halcón de cola roja sostiene sus mortales garras
cerca de su cuerpo buscando atentamente a ver si se mueve algo en la grama de abajo. La
familia del leopardo existe a expensas de la zebra. Cada uno sobrevive por el fallecimiento de
otro. Esto suena lo suficientemente natural, pero es más gráfico de lo que la mayoría de
nosotros quiere mirar.
El principio de que nada vive a menos que otra cosa muera se extiende más allá de la
naturaleza a nuestro diario andar con Dios. Los intereses de la carne deben sucumbir por los
intereses del Espíritu, o si no, los intereses del Espíritu sucumbirán a los intereses de la carne
(Romanos 8:13). En la selva de nuestro propio corazón, algo debe morir siempre para que otra
cosa pueda vivir.
No podemos estar comprometidos con Cristo y con el mundo al mismo tiempo. No podemos
estar llenos de Su Espíritu si estamos protegiendo la vida de intereses egoístas. Es por eso que
nuestro Señor dijo de manera tan aguda que todos tendremos que morir diariamente a nosotros
mismos si hemos de andar con Él (Lucas 9:23-24). Debemos escoger continuamente lo que
tendrá que morir para que Cristo pueda vivir libremente en nosotros. --Mart De Haan II
Tomado y adaptado de Nuestro Pan Diario, las citas bíblicas se transcriben de la Nueva Versión Internacional.