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MESOPOTAMIA: DEL IMPERIO ACADIO AL IMPERIO PERSA

GENERALIDADES

Mesopotamia es una palabra que quiere decir "entre ríos". Es un territorio


muy fértil debido a la presencia de los ríos Tigris y Éufrates que desembocan
en el Golfo Pérsico. No obstante, es un territorio que está rodeado de
desiertos.

Estas tierras fueron ocupadas unos 5000 años a. de C. por los súmeros, que
construyeron las primeras ciudades como Ur y Lagash sobre colinas y las
fortificaron para defenderlas de otros pueblos que buscaban un mejor lugar
par vivir.

Cada ciudad se gobernaba a sí misma, eran Estados independientes, con


sus propias leyes y gobernadas por un Rey-Sacerdote que se hacía llamar
Patesi.

Los súmeros hicieron las primeras obras de regadío (regar las tierras) para
controlar las aguas de los ríos y favorecer la agricultura.

Alrededor del 3000 a. de C. la región fue invadida por los acadios desde el
noroeste y lograron conquistarla. Se unieron con los súmeros y lograron
dominar todas las tierras hasta el mar Mediterráneo.

Hacia el 2100 a. de C. llegaron los amorreos provenientes del desierto de


Arabia y establecieron la capital en la ciudad de Babilonia. El Rey más famoso
se llamó Hammurabi y logró hacer crecer el comercio y la cultura; además
redactó un grupo de leyes conocidas como el "Código de Hammurabi". Era
un código de justicia que legislaba todas las actividades de la sociedad y es el
primero del que se sepa históricamente; es muy conocida una de sus
características: "Ojo por ojo, diente por diente".

Indoeuropeos llegados desde Europa central comenzaron a conquistar el


territorio a partir del 2000 a. de C. dominando hasta el 1185 a. de C.. Se
destacaron los hititas, muy poderosos en la guerra ya que utilizaron el
caballo y el hierro para derrotar a los pueblos que habitaban el lugar. Se
dedicaron a pelear con todos los pueblos que encontraron a su paso y, con el
tiempo, se debilitaron.

Los asirios llegaron del norte y lograron imponerse estableciendo su capital en


Nínive alrededor del 1100 a. de C.. Eran más sanguinarios que los hititas.
Lograron expandirse a todos los territorios vecinos pero, al aumentar su
imperio, debilitaron su poderío y fueron derrotados en el 625 a. de C. por los
caldeos.

Los caldeos arrasaron con Jerusalén y se llevaron a las personas más


importantes del pueblo hebreo como prisioneros a la ciudad de Babilonia.
Fueron derrotados por el Rey persa Ciro en el año 538 a. de C.. El imperio de
Babilonia pasó a ser una provincia de Persia, país al este del río Tigris.
Por lo general, estos pueblos fueron gobernados por un monarca absoluto y
teocrático, ya que el Emperador tenía un poder total y representaba a dios
en la tierra. El dios más importante era Marduk, pero cada ciudad tenía sus
otros dioses. Adoraron a los elementos de la naturaleza; desarrollaron la
magia, la hechicería y la adivinación. De la última merece destacarse la
astrología que consistía en predecir el futuro observando los astros (es el
inicio del actual horóscopo de 12 signos).

Realizaron grandes construcciones con ladrillos que hoy, en su mayoría, no


podemos admirar ya que se conserva muy poco de ellas por estar casi todo
destruido.

Religión, dioses y educación en Mesopotamia

En aquellas lejanas épocas se adoraba a cientos de dioses que cobraban


importancia en función de la pujanza de cada etnia, región o ciudad. En
general existía una gran tolerancia religiosa. Marduk y Ashur fueron dos
deidades que se fueron imponiendo al resto, debido a la creciente influencia
alcanzada por Babilonia y Asiria.

Los dioses tomaban con frecuencia forma humana y se comportaban como


tales. Esta facultad divina se extendió al mundo grecorromano y el clímax fue
alcanzado con la llegada a este mundo del Mesías de los cristianos, nuestro
Jesús de Nazaret. Al lado de los dioses había numerosos dioses
sobrenaturales, buenos y malos, espíritus y espectros, etc., que solían
combinar características humanas y animales; los animales fueron eliminados
del reino divino por las religiones modernas, no sabemos porqué.

Educación y el papel de la mujer

A principios del período histórico en Mesopotamia, no existían barreras de


clase para acceder a una escolarización formal. Quien estaba interesado,
podía aprender a leer y escribir y recibir una instrucción elemental y con ello
acceder a una superioridad social. Y aunque estaba limitada la capacidad del
aprendizaje a un número reducido de sujetos y era una sociedad ya patriarcal,
no se discriminaba a la mujer en la adquisición educativa y existe evidencia
del alto grado de instrucción al que accedió la mujer.

La más antigua Escuela que se conoce es la de Mari (una de las ciudades más
célebres en el año 3000 a. C., donde se adoraba a la Diosa Ishtar en su
Templo, a cuyo servicio había reinas / Sacerdotisas Ishtaritus) del año 2000 a.
C., hoy Tell-Hariri.

Además, quedan otros testimonios diversos de la gran independencia y


libertad que aún disfrutó la mujer durante los primeros cientos de años del
patriarcado. Había mujeres Gobernadoras de provincias, otras que ejercían de
Escribas y actuaban como Juezas y Magistradas en las cortes judiciales y
muchas eran Sacerdotisas, actividades condicionadas por el conocimiento de
la escritura y el cálculo.
Y asimismo existe evidencia de que la mujer accedía al trono y ejercía sola la
soberanía de su ciudad-estado.

Cuatro mil años a JC, en la región de la Mesopotamia, una medialuna fértil


comprendida entre los ríos Éufrates y Tigres, se asentaron las primeras tribus
que procedían probablemente del Asia Central y que adoraban a la diosa
Ishtar. Estos grupos sociales denominados sumerios, que habían alcanzado
un nivel importante de desarrollo, fundaron Ciudades-Estado como Ur y
Lagash, cada una con su propia administración, y levantaron torres
escalonadas conocidas con el nombre de zigurats.
Los sumerios, avanzados agricultores, construyeron diques y canales de
riego y crearon además la rueda y la escritura, dos grandes inventos de la
humanidad. La escritura cuneiforme de los sumerios, compuesta por clavos
o cuñas que representan sílabas y palabras, fue adoptada por otros pueblos y
permitió más tarde difundir la educación en todo el Creciente Fértil.
Hacia el año 2500 a JC, los sumerios fueron conquistados por los
acadios, grupos de origen semita que habían subido de la península arábiga
en busca de mejores tierras. Uno de sus reyes, el guerrero Sargón, fundó el
imperio acádico, el primero que se conoce en la antigüedad, y fijó su capital
en la pujante ciudad de Akkar. Los acadios impusieron su lengua entre los
vencidos, introdujeron el sistema sexagesimal y dieron a la civilización
mesopotámica un impulso decisivo.
Posteriormente, otro pueblo semita, los amorritas, conquistaron en el
2200 a JC a los dos anteriores (sumerios y acadios) logrando su fusión, y
crearon un floreciente imperio bajo el gobierno del rey Hammurabi (sexto
monarca de la dinastía amorrita). Este soberano fijó la capital del imperio en
Babilonia, que llegaría a ser la ciudad más destacada de la cultura
mesopotámica. El dios máximo de los babilonios era Marduk.
Hammurabi fue el autor de un código de derecho civil, penal y
administrativo que testimonia el grado de civilización que habían alcanzado
los antiguos grupos tribales afincados en el Creciente Fértil, a orillas del
Éufrates y el Tigres. Junto con el antiguo imperio babilónico se desarrolló otro
reino perteneciente a los asirios, un pueblo semita netamente guerrero
asentado en el territorio del actual Irak, que en el primer milenio a JC
conquistó a los babilonios. Este imperio alcanzó su máximo esplendor con el
monarca Salmanasar.
Los asirios tenían el ejército mejor preparado de la Mesopotamia, con
carros de asalto y una infantería dotada de escudos, arcos y jabalinas.
Construían sus templos y ciudades con ladrillo cocido, esculpían magníficas
figuras en bajorrelieve y usaban la escritura cuneiforme. Las ciudades más
importantes del imperio asirio fueron Assur y Nínive. Por la misma época en
que los asirios sometieron a los babilonios floreció la civilización hitita en
las mesetas centrales de Turquía, con la próspera ciudad de Hatussa. Las
bibliotecas hititas llegaron a poseer más de 20.000 tablillas de escritura
cuneiforme.
En el 1200 a JC Babilonia fue sometida por los asirios; luego cae en
manos de los caldeos, pueblo semita que puso fin al cruento dominio asirio y
también venció a los egipcios. Pacificada la región, el rey caldeo
Nabucodonosor re-fundó el viejo imperio babilónico y lo convirtió en una
nueva potencia mundial. Pronto hizo cautivos a los hebreos (uno de los tantos
grupos semitas) y destruyó Jerusalén. Hacia el 539 a JC, este imperio neo-
babilónico fue conquistado por los persas, un pueblo de origen indoeuropeo
o ario que comenzaba a expandirse desde las mesetas de Irán.
Los babilonios eran politeístas y tenían una concepción mágica del
mundo, impulsada en parte por los conocimientos astrológicos. Así eran
adorados los dioses del cielo, de la tierra, del agua. Los asirios, que por largo
tiempo se instalaron en Babilonia, realizaban sacrificios humanos en honor al
dios Assur. Todos los pueblos mesopotámicos tenían reyes y las clases
sociales estaban conformadas por la nobleza (militares, funcionarios,
sacerdotes); el pueblo libre, (agricultores, artesanos, comerciantes) y los
esclavos.
La necesidad práctica de la agricultura hizo que los babilonios
desarrollasen la astronomía, la geometría y el cálculo, para el cual se sirvieron
del sistema sexagesimal heredado de sus predecesores sumerios. Además
conocieron los números cuadrados y cúbicos. La literatura babilonia era
monumental, narrada en tablas de arcilla o piedra, con escritura cuneiforme.
En los primeros siglos de historia, en la cultura mesopotámica
prevaleció la educación doméstica. Cuando los asirios conquistaron
Babilonia fue preciso fundar un régimen público de educación para enseñar la
lengua y la civilización extranjera. Sin embargo, con el tiempo, los dominados
acabaron por imponer su propia cultura. De este modo, la educación
pública se organizó en los templos, en los que se impartían conocimientos de
lectura, escritura, aritmética, geometría, astronomía, culto, adivinación,
música, arte. La medicina también revestía gran interés para los babilonios.
La educación superior era patrimonio de los sacerdotes y de las
castas superiores y respondía un marcado tradicionalismo mágico, ya que
a más de transmitir los conocimientos de las generaciones mayores enseñaba
conceptos religiosos y mágicos para interpretar la voluntad de los dioses. En
las ciudades, dentro de los muros de los templos, se fundaron bibliotecas
cuyos libros eran tabletas o cilindros grabados con caracteres cuneiformes. En
estos centros del saber descollaron, aparte de los magos, numerosos
especialistas en literatura religiosa, en astrología e historia.
Asimismo se destacaron los escribas y comerciantes que llegaron a
elaborar una contabilidad rudimentaria, pues la enseñanza en algunos
aspectos tenía un fin práctico. El comercio de Babilonia era muy activo. Se
vendían y compraban diversos productos en las calles de las ciudades y se
exportaba aceite y trigo en cantidades. En las llanuras aluviales se sembraban
cereales y frutas y además se criaban cerdos, vacas, bueyes, asnos. De Egipto
se traía el oro; el cobre llegaba de Chipre
En Babilonia, convertida en una ciudad de actividad intelectual durante
el reinado de Nabucodonosor, funcionó la Universidad palatina, una escuela
superior que preparaba a la clase noble para sus altas funciones y que era
sufragada por el propio monarca. En ella se permanecía tres años y estaba a
cargo de los magos, que poseían grandes conocimientos y que fueron
fundadores de todas las ciencias en la cultura mesopotámica. Con la llegada
de los persas, Babilonia iniciará su decadencia.

b. LOS PERSAS

Este pueblo deriva del mismo tronco racial que los indoeuropeos o arios.
Los primeros grupos arios que se asentaron en la región del actual Irán fueron
los medos, al noreste de la meseta, con la ciudad-capital de Ecbatana. Luego
lo hicieron los persas, al sur, que se fusionaron con los primeros y llegaron a
fundar un poderoso imperio. En él, la educación cumplió un papel relevante.
Ciro el Grande, primer rey persa, con quien comienza la dinastía
aqueménida, fue un monarca justo y tolerante que no impuso su religión ni su
lengua a los pueblos vencidos. Cuando tomó Babilonia permitió que los
hebreos allí cautivos volvieran a su tierra y reconstruyeran Jerusalén. Más
tarde, el célebre Darío (521-485) amplió las conquistas. Bajo su reinado el
imperio persa conoció el máximo esplendor y llegó a dominar Egipto y gran
parte del Oriente Próximo, desde el Asia Menor hasta la India, gracias a una
formidable expansión militar pero también a una política moderada con los
vencidos, desconocida hasta entonces en el mundo antiguo.
El pueblo persa heredó de los mesopotámicos caldeos y asirios muchas
tradiciones, entre ellas la organización militar (orgullo del imperio
aqueménida), el concepto de Estado altamente centralizado y el arte, que se
vio enriquecido con el uso de esmaltes.
Como en todas las civilizaciones antiguas la sociedad persa estaba
dividida en clases sociales, con un rey que tenía poder absoluto, seguido de
sacerdotes, funcionarios y militares. Por debajo se ubicaban los comerciantes,
artesanos y campesinos y finalmente los esclavos. Pese a que la sociedad
persa era clasista, no existía una división infranqueable entre las castas, lo
que la diferencia de otras culturas. Los persas practicaban la agricultura y la
ganadería en los valles y las laderas de las montañas que rodean la meseta
iraní.
Las principales ciudades del imperio fueron Persépolis, Susa y
Pasargada, que florecieron gracias al activo comercio que ya existía en la
región, al que se anexó como novedad la caravana de camellos para el
transporte de mercaderías por las carreteras reales. Bajo el reinado de Darío
el imperio se dividió en satrapías o provincias donde se recaudaban
impuestos y se creó la moneda.
Los persas tuvieron a un gran reformador religioso llamado
Zoroastro (también conocido como Zaratustra.) Los principios
de su religión se encuentran en el Zen-Avesta, libro sagrado
que habla de Ormuz o Ahura Mazda, el dios persa creador
del universo y representante del Bien. Ormuz o Mazda,
vencedor del Mal, no tiene forma corpórea sino que está
presente en el fuego, pureza divina que arderá en los altares de
todos los persas (culto al fuego).
El mazdeísmo fue adoptado como religión por los reyes de la
dinastía aqueménida y más tarde se convirtió en religión oficial del Estado. El
lenguaje sagrado con que fue escrito el Zend-Avesta es el zéndico, lengua
culta de los persas. En el imperio se hablaba el arameo, lengua asirio-
babilónica.
Ya a partir de Darío, gran organizador de la cultura persa, el poder
público se separó poco a poco de la religión, lo que significó un cambio
extraordinario para los pueblos antiguos. La educación, así, pasó a ser
patrimonio del Estado, sin que ello significase un rompimiento con la religión.
Por el contrario, era el dios Ormuz quien delegaba en el Estado la noble tarea
de educar al pueblo.
Los persas cultivaron la matemática, astronomía, medicina, farmacopea.
Junto con ello se preparaba al ciudadano para servir fielmente al Estado en la
guerra y en la paz, y se exaltaban virtudes como la justicia, el honor, el
civismo, el sentido de pertenencia a la nación. En Persia el Estado compartía
con las tradiciones religiosas el derecho de encausar y formar las
generaciones jóvenes. La educación, así, respondía a un tradicionalismo
nacionalista. Este tipo de educación influirá más tarde en la cultura de Roma
y Grecia
La educación pública comenzaba a los siete años, edad en que los
niños ya pertenecían al estado e ingresaban en la escuela en carácter de
internos. Antes eran educados en el hogar, donde se veneraba a Ormuz y la
madre inculcaba a su prole la idea de justicia, la virtud de la veracidad y el
amor y la obediencia a los padres.
En la escuela pública los niños recibían educación física e intelectual.
Aprendían equitación y manejo del arco y de la jabalina y también se los
instruía en lectura, escritura, moral y religión. Los maestros se elegían entre
los ciudadanos más probos y debían tener más de cincuenta años.
Entre los quince y veinte años tenía lugar la educación militar. Al
iniciar esta escuela los jóvenes juraban fidelidad a la ley de Zoroastro y al
Estado persa. Se los entrenaba en el manejo de las armas y en el arte de la
equitación, hasta hacer de ellos hábiles jinetes, preparados para las mayores
hazañas bélicas. Estas prácticas se alternaban con ejercicios intelectuales,
pues se le otorgaba importancia a la formación cívica y religiosa, a la par de
que se cultivaban los ideales de honor y justicia. A los veinticinco años gran
parte de la población había ingresado a las filas del poderoso ejército persa.
Los hijos de labradores que no optaban por la carrera militar eran asistidos
con una educación elemental.
La educación superior se llevaba a cabo en los palacios y estaba a
cargo de los magos, que enseñaban la interpretación del Zend-Avesta y de las
ciencias auxiliares. El futuro rey era educado por los cuatro ciudadanos más
distinguidos del país, que se seleccionaban entre los más sabios, justos,
circunspectos y valientes.
En el año 330 a JC el imperio persa, que ya iniciaba su decadencia, fue
conquistado por Alejandro Magno.

Para calcular:

Los antiguos babilonios resolvían con frecuencia problemas como el que


aquí se presenta. ¿Puede hacer usted hacer lo mismo?

Conocer la longitud del lado de un cuadrado cuya área menos el lado


es igual a 870.
Fuente: Rojo, Chemello, Segal, Iaies, Weissman; “Didácticas Especiales”,
página 56.

BIBLIOGRAFÍA
http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Paseo1/u03/unidad3c.htm
http://www.profesorenlinea.cl/swf/links/frame_top.php?dest=http%3A//www.pr
ofesorenlinea.cl/universalhistoria/Mesopotamia/Mesopotamia4.htm
http://www.uned.es/geo-1-historia-antigua-
universal/MESOPOTAMIA/PROTOHISTORIA_1.htm

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