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puesta en cuestidn la confianza en el progreso, das Soluciones liberal y revolucionaria perdian su fundamento principal, y la idea democratica ha comenzado a encontrar cada vez mas alimento. nia defensa de las identidades personales y co- fectivas, en un mundo dominado por mercados que intervienen de manera creciente sobre el te- steno de la cultura y de la personalidad y ya no Golo en el ambito de los bienes y de los servicios materiales. B 5 La politica: por encima 0 en el centro de lo social Estas translormaciones de {a idea democratica son al mismo tiempo profundas y limitadas. Y es ‘preciso ante todo subrayar con fuerza este limite. Enningin tipo de sociedad es posible suprimir la autonomia de la esfera politica sin entregasse, on ello, al poder autoritario, Yo siempre expreso ‘con suficiente constancia y fuerza mi desacuerdo ‘eon Cuanitos en Francia se autodefinen republica- nos para poder declararme de acuerdo con ellos sobre un punto fundamental: la democracia no ‘esti garantizada por el hecho que la clase obrers, el pueblo o los honestos ciudadanos estén en el poder. En todos estos casos, el sistema politico corre el riesgo de perder la posibilidad de modi- ficar el origen y los objetivos sociales de quienes -estin en el poder, lo que significa la muerte de la dernocracia. No se trata simplemente de recordar la-exigencia de defender la ley y los procedimien- ‘tos democraticos sina, en un nivel més profundo, de tener fe en un principio universal, vale decir no social, cuyo campo de accidn es la esfera poli- tica, y que, por lo tanto, debe tener Ia capacidad 39 de actuar libremente sobre ef sistema social. Si se ‘0s recuerda que tal preeminencia de lo politico ha sido reivindicada en primera instancia por la filosofia politica liheral, de Hobbes 2 Rousseau, me declaro liberal, deseando que este término no sea Gircunscripto al laisser-faire que favarece so- lamente a los més poderosos. Cuando se habla de libertad, de igualdad o de justicia, se apela, como sea, a un principio no social, superior, para orga nizar el orden social, Por fuera de este principio puede haber tolerancia pero no libertad, se pue~ den reducir las diferencias sociales pero no se puede garantizar la igualdad. Dado este principio, es posible retomar un ani- lisis mas historico y definir la transformacion de las rclaciones entre lo politico y lo social. Bl prin- cipio demacratico -la soberania popular~ se ha expresado desde un inicio de modo exclusivamen+ te politico cuando creé un poder republicano y. nacional contra un ancien régime 0 un imperio, El Sujeto es, entonces, eminentemente politico, y si su accidn tiene efectos sociales econdmicos, se manifiesta a través de categorias directamente politicas. Se trata, ante todo, de afirmar una vo- luntad colectiva frente a un sistema social y poli- tico que se define como natural, sea que se cond sidere producto complejo de una larga tradicién, como pensaba Burke, o bien una emanacién de la voluntad divina, Desde que la modernizacién economica sufre una aceleracion y estalla la revolucién capitalista que triunfa en Europa y en otros paises a partir del 40 siglo XIX, el espriitu democratico ya no puede identificarse con el Estado repablicano; éste de- flende a una clase contra fa otra o al pueblo con- ta los seitores de la economia, La democracia se vuelve social sobre todo alli donde asume la for- ma de democracia industrial, sobre el modelo in- Blés. Se coloca, por lo tanto, en el nivel de los ac- ores sociales, no por encima de ellos, y busca sstablecer la justicia social, 0 sea garantizar a los Sominados el acceso a una accidn, a una influen- lay a un poder politicos. La situacién en la que nos encontramos coloca ala democracia, y por lo tanto, a la autonomia del ‘sistema politico, todavia mas cerca de los actores Sociales, ya que éstos estin ahora menos amena- ‘zados por una clase dominante que por el funcio- amiento impersonal del mercado o, a la inversa, Bor el poder de movilizacién de los dirigentes co- munitaristas. Se trata entonces de proteger Ia li- bertad y la seguridad personales y, por encima de todo, el derecho de cada uno de mantener 0 ad- ‘guitic el control sobre su propia existencia Esta democracia, que puede ser definida como social o cultural, se contrapone a las concepcio- hes liberal y revolticionaria por el hecho de que RO apela a una filosofia de la historia sino a una filosofia moral; ni tampoco a una visién del futu- £00 del fin de la prehistoria de la humanidad, si- 0 a una concepcion de los derechos del hombre Que funda toda una serie de derechos tan univer- sales como los del ciudadano, pero que deben ser defendidos en situaciones sociales concretas, sea 4 frente aun adversario o a una contraparte social- mente definida -el caso de los trabajadores, de las minorias culturales o de los nifios~ como tam- bien de las mujeres o de los hombres definidos sobre la base de sus relaciones. Esta desaparicion de toda vision histérica evolucionista ¢, incluso mas precisamente, progresista, merece nuestra mayor atencién. La democracia ya no esta asocia- da al “principio de esperanza” del que hablaba Emst Bloch, no se hace mas cargo de la utopia de una fase tiltima de la Historia, sea el sociatismo 0 la libertad, la justicia 0 el caos. Lo que puede aca- so desorientar a los que han quedado aferrados a las concepciones reyolucionaria o liberal de la de~ mocracia, pero corresponde en amplia medida a las practicas que nos es dado observar, e impide juzgar como catastréfica la actual crisis de los an- tiguos modelos de pensamiento y de accién de- mocratica. Hoy, por lo menos en los paises indus- trializados en los cuales los gobernados ticnen libertad de elegir a sus propios dirigentes por pe- siodos regulares, nos encontramos en una situa- cién paraddjica: el espiritu democritico, nacido en la sociedad politica, ha penetrado en casi to- das las partes de la sociedad civil mientras va de- sapareciendo de la misma sociedad politica -o por lo menos retrocediendo hasta el punto de re- tornar al modelo de democracia limitada que ha encontrado su expresién clasica en la opasicién entre Whigs y Tories en Gran Bretaiia, en los al- bores de la edad industrial, o entre conservadores y liberales en diversos paises sudamericanos has- 42 ta una época muy reciente-, y al mismo tiempo las instituciones de la democracia representativa estin vacias de sentido. . Este declinar de la accién politica, cuando no deja el campo 2 poderes autoritarios, confiere mayor visibilidad e independencia a los debates sociales y morales que consideran, por ejemplo, el uso de los conocimientos cientificos en la préc- tica médica, las formas de organizacién familiar, Ia conjugacién de la diversidad cultural con la unidad de la ley, Ja deontologia de varias profe- siones, asi como lo que se acostumbra definir co- mo derecho al trabajo. La importancia cada vez mayor asumida asi por Is opiniGn publica deriva del hecho de que la vida politica se va agotando al querer dilatar el modelo “clisico”, que he descripto en sus dos va- riantes principales, Hoy aquélla se separa de las expectativas sociales tanto como lo hacia en la segunda mitad del ochocientos, especialmente en Francia, cuando Marx reprochaba a los revo- lucionarios del 48 y a los comuneros el reprodu- cir el discurso de la Revolucién Francesa que- dando ciegos frente a la cuestidn social, o sea, frente a la explotacién de la clase obrera, Pero seria un grave error dejarse inducir por esta ob- servacién hacia la ya clésica oposicién entre de- mocracia formal y democracia sustancial. Si es verdad que la democracia es fuerte slo si pene- tra en las relaciones sociales concretas hasta transformarlas, es también cierto que sin demo- cracia politica los movimientos sociales no pue- 43

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