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► En la antigüedad
+ No todos sabían leer ni existía servicio regular de correo. Cuando se escribía, lo
normal era llamar un escribano al que se le dictaba el contenido de la carta. Se
enviaba al destinatario aprovechando una persona o caravana que iba al lugar
donde residía. Finalmente el destinatario escuchaba el contenido leído por uno
que sabía leer.
+ Esto explica la estructura normal de las cartas en la antigüedad, que constaban
de
- Introducción, compuesta de nombre de remitente y destinatario, y saludo. El
remitente en tercera persona del singular porque se supone que la carta la leerá
uno diferente del remitente, así por ejemplo, en las cartas latinas: Cicerón a Tulia,
salud, que es como si el lector dijera a Tulia oyente: Cicerón te saluda.
- Cuerpo en que expone lo que se desea comunicar
- Despedida con saludos finales.
► Autenticidad.
+ ¿Han sido escritas todas ellas realmente por Pablo? ¿Por qué la duda?
- Porque en esta época se atribuye un escrito a una persona en tres casos:
(1) cuando realmente lo ha escrito; (2) cuando lo escribe un discípulo exponiendo
el pensamiento del maestro, sabiéndolo o no éste; (3) cuando se le quiere dar
importancia. Los tres casos se dan en la Biblia. Por ello la atribución de una carta
a Pablo puede tener tres sentidos: Pablo escribió, escribió un discípulo, escribió
otra persona y atribuye la carta a Pablo para darle autoridad apostólica.
- No se discute por eso ni la canonicidad o pertenencia de la carta a los
escritos bíblicos, ni la inspiración ni el carácter de palabra de Dios.
- El interés de la cuestión radica en poder conocer la evolución teológica
de Pablo y de la Iglesia primitiva.
Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su
gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los
gentiles... (Gal 1,15-16)
Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le
rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: « Saúl,
Saúl, ¿por qué me persigues? » El respondió: « ¿Quién eres, Señor? » Y él: « Yo
soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo
que debes hacer. » (Hch 9,3-6)
Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche
en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: « Este
es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo
también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en
mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.» (1 Cor 11,23-25)
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el
cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal
como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano! Porque os transmití, en
primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados,
según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las
Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce... (1 Cor 15,1-5)
4. Helenismo.
Pablo nació en contexto cultural helenista (Tarso) y trabajó especialmente entre
personas de cultura griega. Naturalmente, esta cultura le influyó, pero de forma
accidental. En su forma de pensar y actuar no es un helenista, sino un judío
helenizado. Las influencias del helenismo son muchas, pero no tocan al fondo de
su pensamiento judío. Por ello en principio hay que estudiar a Pablo en el
contexto cultural del judaísmo de su tiempo, pero teniendo en cuenta los reales
influjos helenistas.
5. Vida pastoral
No es propiamente fuente teológica sino contexto que obliga a Pablo a repensar y
profundizar la tradición recibida para poder iluminar los nuevos problemas.
De aquí su evolución y progreso.
Por ejemplo, Pablo predica la resurrección, pero este concepto no suena bien en
el mundo griego, donde el cuerpo se concibe como la cárcel del alma... ¿Resucitar
es volver a la cárcel? Pablo debe aclararlo, profundizando en el concepto para
que se entienda correctamente lo que quiere decir resucitar.
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una
fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros...Llevamos siempre en
nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida
de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo...
Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: Creí, por eso
hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos, sabiendo que quien
resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él
juntamente con vosotros. (2 Cor 4,7-14)
¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? ¡Queda eliminado! ¿Por qué ley?
¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. Porque pensamos que el hombre es
justificado por la fe, sin las obras de la ley. (Rom 3,27-28)
● La sabiduría divina, multiforme (Ef 3,10), que se revela en la historia (Rom 8,28)
y en la redención de los hombres por la muerte y resurrección de Jesús (1 Cor
1,18-25), sabiduría indiscutible (Rom 9,20), que hace exclamar: