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Dorma tranquilamente un len, cuando un ratn empez a juguetear encima de su cuerpo. Despert el len y rpidamente atrap al ratn; y a punto de ser devorado, le pidi ste que le perdonara, prometindole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El len ech a reir y lo dej marchar. Pocos das despus unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso rbol. Pas por ah el ratoncillo, quien al oir los lamentos del len, corri al lugar y roy la cuerda, dejndolo libre. Das atrs le dijo , te burlaste de m pensando que nada podra hacer por t en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeos ratones somos agradecidos y cumplidos. Nunca desprecies las promesas de los pequeos honestos. Cuando llegue el momento las cumplirn .
La zorra y el leador
Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando lleg al sitio de un leador y le suplic que la escondiera. El hombre le aconsej que ingresara a su cabaa. Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leador si haba visto a la zorra. El leador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente sealaba la cabaa donde se haba escondido. Los cazadores no comprendieron la seas de la mano y se confiaron nicamente en lo dicho con la palabra. La zorra al verlos marcharse, sali sin decir nada. Le reproch el leador por qu a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondi: Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo. No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras
El len, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.Cuando ya tuvieron bastante, dijo el len al asno que repartiera entre los tres el botn. Hizo el asno tres partes iguales y le pidi al len que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, salt sobre l y lo devor. Entonces pidi a la zorra que fuera ella quien repartiera. La zorra hizo un montn de casi todo, dejando en el otro grupo slo unas piltrafas. Llam al len para que escogiera de nuevo. Al ver aquello, le pregunt el len que quien le haba enseado a repartir tan bien. Pues el asno, seor ! Siempre es bueno no despreciar el error ajeno y ms bien aprender de l